INTRODUCCIÓN
Las adicciones son un gradual conflicto moderno que necesita vigilancia inmediata (Escurra y Salas, 2014; Prieto y Moreno, 2015), considerando que según la plataforma We are Social citado por Salas et al., (2022) y Rodríguez (2020) el internet es usado aproximadamente por el 62.5% y las redes sociales por el 58.4% de la población mundial cifras que se incrementaron sobre todo en el tiempo de la pandemia del COVID-19. Perú según la encuesta nacional de hogares de 2022 realizada por el instituto nacional de estadística e informática (INEI), identificó que el 72.5% de la población de seis años a más tienen acceso al internet, siendo los adolescentes y jóvenes de primaria, secundaria y superior, quienes tienen mayor acceso tanto al internet como a las distintas redes sociales; así mismo se sabe que el acceso a ello, se realiza con mayor frecuencia desde el teléfono celular, el hogar y las cabinas públicas, donde las personas fundamentalmente usan el internet para comunicarse, obtener información y realizar actividades de entretenimiento (INEI, 2022).
Los articulistas Prieto y Moreno (2015) aclaran que los recientes cambios de hábitos en el campo tecnológico están provocando problemas de adicción, que están alterando la conducta del sujeto logrando adicciones y sometimientos. Teniendo claro que los adolescentes y jóvenes son los que en mayor medida acceden al internet, es preciso tener en cuenta que las personas en estas etapas de desarrollo son consideradas vulnerables debido a que pueden ser expuestas a distintos factores de riesgo (De la Villa y Suárez, 2016), sobre todo al fácil acceso que tienen a través de los Smartphone pueden mantener una conexión excesiva al internet durante muchas horas del día, los siete días de la semana, lo cual evidencia una adicción al internet.
En realidad, la adicción al internet y a las redes sociales es un problema que según las investigaciones caracterizan principalmente a los adolescentes y jóvenes, fue Goldberg quien señala la existencia de este tipo de adicción y posteriormente seria Young (1998) quien elabora el primer instrumento para medirlo, el cual fue el Internet Addiction Scale. Sin embargo, la adicción al internet aún no se encuentra categorizada dentro del manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-V), pese a que en los últimos años en varios países se han realizado investigaciones que abordan esta problemática de carácter conductual (Ávila et al., 2018).
Según Young (1998) el trastorno de adicción al internet se identifica por el deterioro en el control del uso de la red, manifestado en diversos síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos, los cuales generan dificultades en la vida del individuo. Es a partir de este enfoque que Kimberly Young, elaboro su IAS (Internet Addiction Scale) el cual está compuesto por 20 ítems de escala tipo Likert que evalúan los niveles de afectación en cuanto, al control en el uso de internet, problemas frecuentes con el uso de internet y problemas significativos en la vida debido al uso del internet (Ávila et al., 2018).
Cabe destacar que, Lam et al., (2011) elabora la Escala de Adicción al Internet de Lima (EAIL), en base al IAS (Internet Addiction Scale) de Kimberly Young, el cual está compuesto por 11 ítems que miden dos dimensiones de las cuales 8 examinan las características de sintomatología y 3 analizan las características de disfuncionalidad de la adicción. Todos los ítems tienen respuestas de alternativa numerosa tipo Likert de 04 preferencias: Muy rara vez (1), Rara vez (2), con frecuencia (3), Siempre (4). Es rol ahora de los indagadores en este sector el continuar corroborando la validez de esta escala, ya que la EAIL no es la interpretación de un cuestionario sino la construcción de uno desde el propio alcance del fenómeno de las adicciones. Es un instrumento con mucha fiabilidad en el contexto peruano y también ha sido aplicado en países Latinoamericanos como Colombia y México con mucha confiabilidad.
Según Jasso et al., (2017) la adicción a las redes sociales consiste en la dependencia y pérdida de control de estar conectado a las aplicaciones o sitios web; de esta manera se puede entender este tipo de trastorno como un subtipo de adicción al internet. En relación a esta problemática, Escurra y Salas (2014) elaboraron y validaron un cuestionario para medir la adicción a las redes sociales (ARS), el cual consta de 24 ítems con una escala tipo Likert, este instrumento mide tres dimensiones: la obsesión por las redes sociales, la falta de control en el uso de las redes sociales y el uso excesivo de las redes sociales. Además, este instrumento fue elaborado sobre la base del DSM IV, para el contexto peruano y cuenta con alta confiabilidad.
Además, Arias y Cáceres (2021) mencionan que estos tipos de adicciones se encuentran dentro de los trastornos adictivos que no se asocian a sustancias, debido a que poseen rasgos conductuales similares a otros tipos de adicciones, tales como el descontrol de sus acciones, el surgimiento del síndrome de abstinencia que se manifiesta en conductas de ira, ansiedad o irritabilidad al no lograr conectarse a la red; altos niveles de dependencia psicológica, impacto negativo en sus actividades cotidianas y desinterés en la realización de otras actividades; lo cual influye negativamente en sus relaciones sociales, familiares y en el rendimiento académico. Otra característica a resaltar, es que las personas que padecen estas adiciones suelen negarlas (Ávila et al., 2018).
Este artículo tuvo como objetivo analizar los factores de riesgos y consecuencias de la adicción al internet y las redes sociales en estudiantes de primaria, secundaria y superior, mediante una revisión sistemática de investigaciones realizadas en Latinoamérica y principalmente en Perú entre los años 2017 al 2022.
Este estudio se justifica de forma teórica en base a que las investigaciones científicas faciliten obtener información sobre el uso desmedido de internet y de las redes sociales, las cuales ocasiona comportamientos y trastornos perjudiciales en estudiantes de primaria, secundaria y superior, afectando en los múltiples ámbitos de su vida, así como su espacio familiar, académico, social, etc. Este tema es importante por los peligros que logran provenir de la practica excesiva de estas adicciones y que desmerece el trabajo y desarrollo de la escuela, ya que se ha alcanzado observar como el internet se ha vuelto un medio tecnológico esencial en el día a día del alumno.
METODOLOGÍA
En este artículo se aplicó la metodología basada en el análisis documental, con enfoque cualitativo y cuantitativo, de carácter descriptivo empleando una revisión sistemática de artículos científicos indexados a las bibliotecas de búsqueda de información científica (Cenas et al., 2021), estos son estudios que no demuestran hipótesis, donde solo se va suscitando el desarrollo y se perfeccionan al conseguir otras informaciones (Strauss y Corbin, 2002); para lograr el objetivo propuesto, teniendo como variables de interés la adicción al internet y las redes sociales en los estudiantes.
Los pasos a seguir de una revisión sistemática son: 1) esquematizar y estudiar la información, 2) cuenta con bases en pruebas científicas, 3) emplea manejos sistemáticos identificando y seleccionando los artículos, 4) evalúa de manera crítica, extrayendo e interpretando, partiendo con principios de validez, de calidad, y demás.; 5) informa, dirigidas a problemáticas reales; 6) detalla, debe incluir información acertada previniendo sesgos; y 7) posee claridad, precisión y al final explica de manera minuciosa los métodos usados. (Gisbert, 2004)
El número de documentos identificados al comienzo fueron 95 artículos de la base de datos Scopus, Ebsco y Scielo, y en el buscador especializado Google académico, estas bibliotecas son conocidas por su prestigio y confiabilidad a nivel mundial. Mediante el proceso de identificación, selección, inclusión y exclusión se seleccionó 38 artículos, relacionados con las problemáticas mencionadas, siendo guardados en Mendeley Web Desktop con fechas de publicación desde el 2017 hasta el 2022, en los idiomas español e inglés. La identificación y selección fueron considerados por los aportes y según la utilidad de los artículos siguiendo el modelo PRISMA (Page et al., 2021), realizado en 70 días y para la búsqueda se utilizaron los términos como adicción al internet, cambios conductuales, descontrol a las redes sociales, rendimiento académico.
La validez de la información de revisión permitirá mostrar los resultados del estudio, a través de la selección de las investigaciones científicas en la cual la figura 1 muestra este procedimiento adaptado de PRISMA Flow Diagram; utilizando el criterio de inclusión en donde se consideró: artículos originales realizadas entre el 2017 al 2022 en Latinoamérica y Perú, que aporten conocimientos relevantes a través de trabajos cualitativas o cuantitativas sobre la adicción al internet y las redes sociales en estudiantes, sacando el extracto más importante; mientras que el criterio de exclusión fue descartar: artículos duplicados, artículos fuera del rango temporal seleccionado y que la población estudiada no se refiera a estudiantes.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Se presenta los resultados luego de una minuciosa revisión, detalla interpretación y el análisis de las investigaciones, según la base de datos, los artículos incluidos al estudio están distribuidos de la siguiente forma: 10 están indexadas a EBSCO, 3 a Scopus y 5 a Scielo; y en el buscador especializado Google académico fueron seleccionados 20 artículos, estos corresponden al 100%. En cuanto al proceso para ordenar los artículos, se elaboró la tabla 1, la matriz de sistematización en la que se registró: autor(es) y año de publicación, tipo de adicción investigada, variable relacionada e instrumento aplicado.
Asimismo, se muestra las evidencias en cuanto a la adicción al internet que consta de 16 artículos y 22 artículos de la adicción a las redes sociales.
Con respecto a la adicción al internet, 7 investigaciones utilizaron La Escala de la Adicción a Internet de Lima (EAIL) diseñado por Lam, et al. (2011), 1 utiliza la Prueba - IGD-20 elaborado por Pontes et al. (2014), 1 cuestionario YSR elaborado por Lemos, et al. (1992), 4 el Cuestionario On-line, construido por Oliva et al., (2012) y 3 el Test de Adicción a Internet (TAI), este fue elaborado originalmente por Kimberly Young (1998). En cuanto a la adicción a las redes sociales (ARS) 15 investigaciones usaron el Cuestionario de ARS diseñado y validado por Escurra y Salas (2014), 2 el Cuestionario de Riesgo de Adicción a Redes Sociales (CrARS), construido por Vilca y González (2013), 2 un cuestionario estructurado, que consta de un total de 14 ítems elaborado por Mejía (2015), 1 utilizo La escala SMAS-SF elaborado por Sahin (2018), y 2 trabajo con el Cuestionario de Medición de Adicción a las Redes Sociales (MEYVA), elaborado y estandarizado por Mendoza y Vargas (2014).
Los estudios revisados sobre adicción al internet, relacionaron esta problemática con distintas variables tales como: habilidades sociales, estilos de crianza, resiliencia, formación y rendimiento escolar, agresividad, calidad de sueño, funcionalidad familiar, vida social, conductas, problemas psicopatológicos y procrastinación académica. Asimismo, con respeto a los trabajos revisados correspondientes a la ARS, los 22 estudios relacionaron esta problemática en mayor medida con la procrastinación académica (4 estudios), inteligencia emocional (2 artículos), rendimiento académico (5 artículos), impulsividad (2 artículos), funcionamiento familiar (3 artículos), y los demás la relacionaron con la soledad en estudiantes, aceptación tecnológica, obsesión y falta de control, bienestar psicológico, estrés académico y autoestima.
Respecto a la relación de la adicción al internet y las redes sociales con otras variables los artículos revisados llegaron a las siguientes conclusiones: Castro y Mahamud (2017); Núñez y Cisneros (2019) y Yana et al., (2022) encontraron que existe una relación significativa entre adicción al internet y las redes sociales con la procrastinación académica, tanto en escolares del nivel secundaria como en universitarios. También es necesario señalar que los adolescentes en edad escolar sufrieron un incremento significativo en ARS y procrastinación académica debido al confinamiento por el COVID 19, donde ellos tuvieron que llevar sus clases en modalidad remota (Yana et al., 2022). Sin embargo, Arteaga et al., (2022) y Flores (2022) en sus estudios no encontraron relación significativa entre la ARS y la procrastinación académica. Es importante señalar que la procrastinación académica consiste en la tendencia de postergar el inicio o la finalización de tareas importantes del ámbito académico, lo cual genera un problema a la hora de alcanzar el éxito académico y bienestar general (Corrales et al., 2022).
En definitiva, los investigadores Lluén et al., (2017); Bueno et al., (2017); Marín (2018); Estrada y Gallegos (2020) y Lachuma (2021) indican que los estudiantes de nivel secundaria y universitario que provienen de familias con un alto nivel de cohesión y adaptabilidad o sea con funcionamiento familiar tienen menor riesgo de sufrir de adicción al internet y las redes sociales. El funcionamiento familiar se sustenta en dos dimensiones: la cohesión familiar que consiste en los buenos lazos o relaciones que los integrantes de la familia tienen entre sí; y la adaptabilidad que está relacionada con la capacidad que tiene la familia de ser flexible y capaz de variar su estructura para poder dar respuesta a las nuevas demandas o al desarrollo de la familia (Olson, 1993 citado por Estrada y Gallegos, 2020).
En vista de ello, Risco y Cassaretto (2021); Campos et al., (2019) y Clemente et al., (2019) manifiestan que los estudiantes de secundaria y universitarios, con elevados niveles de impulsividad y malas conductas sufren de adicción a las redes sociales, además señalan que los mayores índices de estudiantes universitarios con impulsividad, malas conductas y ARS conllevan a que tengan problemas psicopatológicos y ello se encuentran en los varones más jóvenes (Risco y Cassaretto, 2021). Puede comprenderse la impulsividad como una predisposición de realizar acciones precipitadas y no reflexivas, ante estímulos internos o externos sin tener en cuenta los resultados negativos tanto para consigo mismo como para los demás, pudiendo así terminar involucrado en conductas de riesgos como por ejemplo alguna adicción (Barratt, 2001; citado por Squillace et al., 2011).
Por ello, Rivera y Araujo (2021) concluyeron que la relación entre inteligencia emocional y la ARS es significativamente baja en los estudiantes de un instituto de profesiones empresariales, lo cual coincide con investigaciones anteriores reportadas en la literatura. Sin embargo, Alarcón y Salas (2022), en su investigación hallaron que la ARS pone en evidencia bajos niveles de inteligencia emocional en estudiantes de educación superior técnica. Puede entenderse la inteligencia emocional como aquella capacidad que tienen las personas para controlar las emociones tanto propias como ajenas y consta de cuatro dimensiones: valoración y expresión de sus emociones, valoración y reconocimiento de las emociones del otro, regulación y el uso de las emociones para facilitar el desempeño (Wong y Law, 2002).
Sin embargo, para todos los indagadores como Ávila et al., (2018); Mendoza (2018); Díaz et al., (2019); Cabero et al., (2020); Cabero et al., (2020); Sánchez (2021); Paniora et al., (2021); Estrada et al., (2022) y Vilca et al., (2022) en sus estudios señalan que la adicción al internet y el uso excesivo de las redes sociales afecta de forma negativa el rendimiento académico de los escolares del nivel secundario y de universitarios, solo en niveles de correlación moderados. El rendimiento académico se entiende como la aptitud o desempeño académico, es decir la formación académica que se evidencia en el logro de competencias (Carpio et al., 2021) esto se refleja no solo en el desempeño individual del estudiante sino también la influencia que recibió por parte de sus compañeros o el contexto del aula (Navarro, 2016).
Así también, Pillaca (2019) concluyó que los estudiantes universitarios con bajos niveles de autoestima, tienen mayor riesgo de sufrir de ARS. Además, se debe tener presente que las personas con autoestima alta tienen buena adaptación social, felicidad y poca posibilidad de desarrollar conductas de riesgo; por el contrario, las personas con baja autoestima pueden generar conductas adictivas (Olaechea, 2012).
Asimismo, Ruvalcabar y Hernández (2022) y Vázquez et al., (2019) encontraron que la adicción al internet y la mala calidad del sueño son trastornos que se relacionan y ambos afectan significativamente la salud mental de los universitarios, lo cual genera en ellos estrés académicas (Chávez y Coaquira, 2022). Cabe destacar que el test que se utilizó para medir la calidad del sueño fue el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh, el cual consta de 7 componentes; este test debelo que aproximadamente las 3/4 partes de los universitarios encuestados presentaron una mala calidad del sueño y adicción al internet y el mayor índice de estudiantes con estos problemas se encontraron en los dos primeros años de estudios.
También es importante señalar que Arias y Cáceres (2021) quienes encontraron que los padres con estilos de crianza autoritarios y permisivos son los que generan mayor cantidad de hijos con adición al internet, sobre todo en el contexto de la pandemia del COVID-19, donde los estudiantes de secundaria pasaban aproximadamente 9 horas al día recibiendo clases en modalidad remota o resolviendo sus tareas frente al ordenador o a su celular y en donde los padres más se encargaban de su vida social (Hernández et al., 2019) y laboral, descuidando la obligación de acompañar a sus hijos en la resolución de las actividades. El estilo de crianza que se recomienda es el autoritativo el cual consiste en que las acciones de los padres se centran en la razón, la negociación y la reciprocidad entre todos los integrantes de la familia, lo cual genera en los hijos elevados niveles de responsabilidad, apoyo y afecto.
Además, Estrada et al., (2020) en uno de sus estudios señala que la adicción al internet genera un bajo desarrollo de habilidades sociales entendiendo estas como un conjunto de habilidades y capacidades que permiten a las personas relacionarse de forma adecuada expresando sus sentimientos, emociones, deseos, puntos de vista y derechos en el desarrollo de actividades conjuntas o resolviendo dificultades desde las más simples a las más complejas. En otro estudio también demostró que existe una relación directa entre la adicción al internet y la agresividad, en escolares de nivel secundaria; las cuatro dimensiones relacionadas a la agresividad son: la agresividad física y verbal, la ira y la hostilidad (Estrada et al., 2020), por lo que la Obsesión de estar conectado al internet presencia la falta de control (Tuesta, 2021).
Según Sánchez (2021) encontró resultados controversiales al relacionar la adición al internet con la resiliencia, concluyendo en que no existe relación entre ambas variables resultado que es controversial porque la resiliencia al ser un factor protector ante una conducta adictiva, siendo este un bienestar psicológico (Jesús et al., 2022) este factor, aunque se encuentre en niveles elevados no disminuye la adicción al internet en los escolares de secundaria de la ciudad de Pucallpa. Las dimensiones relacionadas a la resiliencia son: la ecuanimidad, sentirse bien solo, confianza en uno mismo, perseverancia y satisfacción.
Por último, Villalba et al., (2021) concluyen que existe un bajo nivel de relación entre aceptación tecnológica y la ARS en universitarios, entendiéndose que la aceptación tecnológica es uno de los modelos más utilizados para investigar la aceptación de las nuevas tecnologías de la información, el cual consiste en que, si un usuario encuentra que una tecnología es fácil de usar, entonces percibe esta tecnología como útil, lo cual lo conducirá al uso o adopción de esa tecnología.
Finalmente, Salas et al., (2022) comprobaron que existe una relación significativa entre la ARS con la soledad de los universitarios de Lima, aunque en una magnitud baja; además se identificó que el aplicativo más utilizado es Instagram y que los equipos con los que acceden a las redes sociales son el Smartphone y la laptop. Es importante señalar que la variable soledad cuenta con dos dimensiones: la soledad emocional que se relaciona con el sentimiento de vacío y abandono que experimenta una persona y la soledad social que se relaciona con la ausencia de un conjunto de personas cercanas con las que comparta intereses en común (Weiss, 1973 citado por Salas et al., 2022).
CONCLUSIÓN
En base a la literatura revisada se concluye que el internet es utilizado por el 62.5% y las redes sociales por el 58.4% de la población mundial, en Perú el 72.5% de la población desde los 6 años tienen acceso al internet y estos índices aumentaron debido a la pandemia de la COVID-19 que obliga a acelerar la educación en modalidad remota en todos los niveles educativos. El trastorno de adicción al internet se caracteriza por la falta de control del uso de la red, manifestándose en diversos síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos, los cuales generan dificultades en la vida del individuo. Así mismo la adición a las redes sociales consiste en la dependencia y falta de control de estar conectado a alguna red social, siendo esta adición un subtipo de la adicción al internet.
Se concluye que el instrumento que más utilizaron los investigadores para medir la adición al internet fue la escala de la adicción a internet de Lima (EAIL), la adicción a las redes sociales fue el cuestionario de adicción a redes sociales (ARS), señalando que estos instrumentos gozan de alta confiabilidad por haber sido elaborados y validados para el contexto peruano, y también por haber sido aplicados en otros países de Latinoamérica obteniendo buenos resultados.
Con respecto a los factores de riesgos sobre estas adicciones, se conoce que hay diferentes causales, el primero, padres con estilo de crianza permisivo que indirectamente inducen a sus hijos a la adicción al internet, por la falta de comunicación; en cambio familias con buena cohesión y adaptabilidad tienen menos riesgo de caer en adicción. Le sigue los altos niveles de impulsividad en estudiantes, los bajos niveles de autoestima que son riesgos a la ARS, el bajo nivel de inteligencia emocional y de aceptación tecnológica también influyen en la adición, pero de forma muy baja.
Algunas consecuencias que pueden generar en los estudiantes la adicción al internet y las redes sociales es la procrastinación académica, la disminución del rendimiento académico, aunque de forma moderada, además esta adición al internet produce una mala calidad del sueño, un bajo desarrollo de habilidades sociales y agresividad; así como, la adicción a las redes sociales influye en la soledad, aunque en una magnitud baja. En las últimas décadas se han encontrado investigaciones de adicción al internet y las redes sociales como un problema que afecta a los estudiantes, y que aún no esté categorizada en el DSM-V, sigue siendo un problema principal de trastorno adictivo que afectan negativamente. Así también, es necesario destacar los hallazgos de otras investigaciones, que no hallaron relación significativa entre la adicción a las redes sociales con la procrastinación académica; encontraron relación relevante entre los bajos niveles de autoestima con la adicción a las redes sociales, y que los altos niveles de resiliencia no contrarrestan la adicción al internet.
Finalmente, los distintos componentes y variables tomados en cuenta en esta revisión son evidencias precisas a ser consideradas en nuevas investigaciones con poblaciones similares para corroborar o desestimar estos hallazgos y promover acciones preventivas que tengan impacto significativo ante estas adiciones en los estudiantes de primaria, secundaria y superior.
CONFLICTO DE INTERESES. El autor declara que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.