INTRODUCCIÓN
La enfermería oncológica constituye un pilar fundamental del cuidado centrado en el paciente, especialmente en contextos clínicos complejos (1). Ante el creciente número de diagnósticos de cáncer, es esencial que el personal de enfermería cuente con las competencias adecuadas para brindar una atención holística y manejar de forma efectiva situaciones clínicas delicadas (2-3). Las investigaciones señalan limitaciones en el conocimiento y la práctica del personal de enfermería en áreas clave (4).
Los autores ante citados, afirman que la enfermería oncológica es un pilar fundamental del cuidado centrado en el paciente, especialmente en contextos clínicos complejos, así mismo, subrayan la esencialidad de que el personal de enfermería posea las competencias adecuadas para ofrecer una atención holística y manejar eficazmente situaciones clínicas delicadas, dada la creciente incidencia de diagnósticos de cáncer y contribuyen a establecer la importancia central de la enfermería oncológica, a enfatizar la necesidad crítica de personal enfermero bien capacitado en este campo y a identificar las deficiencias actuales que requieren atención.
En primer lugar, existe una clara necesidad de reforzar el conocimiento técnico y la bioseguridad. En Palestina, Brasil y Perú, así como en Ecuador y Colombia destacan deficiencias en el manejo de medicamentos de alto riesgo como los citostáticos, y la aplicación de protocolos de bioseguridad (5,6). Ahora bien, el aporte principal de los autores es la identificación de una clara necesidad de reforzar el conocimiento técnico y la bioseguridad, específicamente, destacan deficiencias en varios países como la deficiencia en el manejo de medicamentos de alto riesgo como los citostáticos, también en la aplicación de protocolos de bioseguridad. Entonces, estas deficiencias se han observado en Palestina, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia.
En este mismo orden de ideas, la exposición a fármacos citotóxicos requiere de un exigente control riguroso, en la formación continua y del estricto cumplimiento de las normas y protocolos (7,8). Los procedimientos oncológicos complejos, como la quimioterapia intravenosa y la colocación de catéteres, también requieren una validación y vigilancia continuas para minimizar errores graves (9), es importante mencionar que, según los autores citados, la exposición a fármacos citotóxicos demanda un control riguroso y exigente, así mismo, se enfatiza la importancia de la formación continua del personal, como también resaltan el estricto cumplimiento de las normas y protocolos establecidos. En el caso de procedimientos oncológicos complejos, como la quimioterapia intravenosa y la colocación de catéteres, los autores indican que estos requieren validación y vigilancia continuas para minimizar errores graves.
Por otro lado, la comunicación terapéutica es un factor determinante en la atención oncológica. La calidad del vínculo enfermera-paciente impacta directamente en la adherencia al tratamiento y el afrontamiento emocional del diagnóstico (10,11). Habilidades como la empatía, el respeto, la escucha activa y la provisión de información clara son fundamentales para una atención humanizada (12-14). La comunicación efectiva abarca dimensiones informativas, empáticas, respetuosas y sociales, que permiten reducir la incertidumbre, generar confianza y promover la autonomía del paciente (15).
Desde una perspectiva más general, la comunicación efectiva no solo implica transmitir información, sino que también incluye aspectos emocionales y sociales, como la empatía y el respeto hacia la otra persona (16-17). Estas dimensiones ayudan a disminuir la incertidumbre que puede sentir el paciente, fortalecen la confianza entre el paciente y el profesional de la salud, y fomentan que el paciente pueda tomar decisiones informadas y autónomas sobre su propio cuidado. En resumen, una buena comunicación es fundamental para mejorar la relación y los resultados en el ámbito de la salud (18-19).
Mientras que, para otros, la comunicación efectiva es un proceso mediante el cual un mensaje se transmite con éxito, logrando que el receptor comprenda claramente tanto el contenido como la intención del emisor. Para que esto ocurra, el emisor debe formular un mensaje claro, preciso y adaptado a las características del receptor, considerando el contexto y el canal adecuado para la transmisión (20-21). En resumen, la comunicación efectiva es un proceso complejo que va más allá de la simple transmisión de información. Requiere claridad, empatía, interacción y adaptación para asegurar que el mensaje sea comprendido y genere un impacto positivo en la relación entre emisor y receptor, mejorando así la colaboración, la confianza y el bienestar en diversos contextos (22).
Lo anterior, da entender que, la comunicación efectiva no es solo el envío de un mensaje, sino que integra dimensiones emocionales y sociales. Esto incluye aspectos como la empatía y el respeto hacia la otra persona. Es un proceso complejo que requiere que el mensaje sea comprendido tanto en su contenido como en la intención del emisor y los autores mencionados, ven la comunicación efectiva como una habilidad crucial que combina la precisión técnica del mensaje con una profunda comprensión y respeto por el receptor. No se trata solo de "decir" algo, sino de asegurar que el mensaje sea comprendido plenamente, que genere confianza, y que facilite resultados positivos para todas las partes involucradas. Es un proceso dinámico que requiere adaptación y consideración del entorno y de las necesidades del interlocutor.
Es importante resaltar con carácter de urgencia fortalecer las competencias del personal de enfermería oncológica en conocimiento técnico, bioseguridad y comunicación terapéutica. Este enfoque no solo garantiza una atención segura y efectiva, sino que también promueve un cuidado verdaderamente centrado en el paciente, en línea con la progresión del conocimiento y teorías de enfermería como la de Aprendiz a Experta de Benner y la de las relaciones interpersonales de Hildegard Peplau, las cuales enfatizan el desarrollo de la competencia profesional y la comunicación como pilares del cuidado humano y empático (23,24).
Ante lo expuesto, se evidencia en la práctica profesional una serie de dificultades que afectan directamente la calidad del cuidado brindado por el personal de enfermería. Entre ellas, destaca la alta rotación del recurso humano, lo cual genera inestabilidad en los equipos de trabajo y dificulta la continuidad del cuidado. Asimismo, la sobrecarga laboral es una constante, lo que no solo incrementa el riesgo de errores clínicos, sino que también impacta negativamente en el bienestar físico y emocional del personal de enfermería (25,26).
Estas condiciones limitan la acacia del equipo para brindar una atención integral, oportuna y segura al paciente, especialmente en contextos de alta complejidad como la atención oncológica. Por lo que se plantea el objetivo general determinar la relación que existe entre el conocimiento sobre la administración de tratamientos oncológicos y las habilidades comunicativas en el personal de enfermería de tres entidades de salud, Lima, Perú.
MATERIALES Y MÉTODO
La investigación es de tipo correlacional, ya que se realizó una relación entre el conocimiento sobre la administración de tratamientos oncológicos y las habilidades comunicativas en el personal de enfermería de tres entidades de salud, Lima, Perú; el diseño se orientó en no experimental de corte transversal, de diseño no experimental (27). La muestra estuvo conformada por 300 enfermeros pertenecientes a tres instituciones de salud de Lima-Perú, seleccionados mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia (28). Se incluyeron únicamente enfermeros asistenciales que trabajaban con pacientes oncológicos y que aceptaron participar en el estudio, excluyéndose al personal administrativo, al que se encontraba de vacaciones o en retenes, seleccionados mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia (28)
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En cuanto a la técnica de recolección de datos, se aplicaron dos instrumentos. El primero es la Escala de conocimientos sobre tratamientos oncológicos, validada por Renovato et al. (29) el cual se empleó bajo autorización expresa del autor y adaptada en Perú por Pereda y Meneses (4), conformada por 18 ítems y con una confiabilidad medida mediante el Alfa de Cronbach de 0.84. Para la segunda variable, se aplicó la Escala de habilidades de comunicación (EHC), propuesta por Leal et al., (30), con 18 ítems estructurados en una escala tipo Likert, distribuidos en tres dimensiones: comunicación verbal, escrita y no verbal.
En este mismo orden y dirección, el procesamiento estadístico fue realizado mediante los softwares SPSS versión 26.0. Se efectuaron análisis descriptivos, construcción de tablas de frecuencia, medidas de variabilidad y pruebas de hipótesis, utilizando el coeficiente Rho de Spearman para determinar la correlación entre el nivel de conocimiento y las habilidades comunicativas del personal de enfermería. Finalmente, se depuraron los datos incompletos a fin de garantizar la fiabilidad de los resultados. En cuanto a las consideraciones éticas, Fue aprobado por el comité de ética de la UPeU con Oficio Número 2024-CE-EPG-00064 para la ejecución del estudio en todo momento se aplicó los principios éticos respectivos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Una vez recopilada la información por medio de las encuestas, se da comienzo con el análisis descriptivo. En este momento se instituyó cómo analizar la información y qué instrumentos estadísticos fueron conveniente para esta intención. Para ello, se tomaron en cuenta los siguientes factores: el nivel de medición de las variables Conocimientos sobre la administración de tratamientos oncológicos (CATO) y Habilidades de comunicación general, el tipo de formulación definida y por último el diseño de investigación utilizado. Es importante destacar que, la interpretación se efectuó de acuerdo a los resultados de la investigación. Asimismo, el esbozo de tablas de frecuencias estadísticas accedió usar inventivas de análisis complejas facilitando este proceso. De este modo, el análisis se formuló de manera clara y simple utilizando la lógica tanto inductiva como deductiva.
En la Tabla 1, se observan los resultados de los Niveles de variables y sus dimensiones, donde la mayoría de los profesionales de enfermería evaluados presenta un nivel medio de conocimientos sobre la administración de tratamientos oncológicos (76.0%) y un nivel alto en habilidades de comunicación general (61.3%), mientras que en respeto y empatía destacan con niveles altos del 66.3% y 69.7%, respectivamente. En la dimensión de comunicación informativa, predomina el nivel medio (49.7%), seguido por un nivel alto (46.3%) y un bajo 4.0%. En habilidades sociales, el 52.0% muestra un nivel medio, el 42.3% un nivel alto, y el 5.7% un nivel bajo. Estos resultados reflejan un buen dominio en las habilidades interpersonales, aunque evidencian la necesidad de fortalecer conocimientos técnicos y ciertas competencias comunicativas específicas.
A continuación, se presenta la Tabla 2, el cual contiene los resultados de la correlación entre las variables en estudio: Conocimientos sobre la administración de tratamientos oncológicos (CATO) y Habilidades de comunicación general, veamos:
Análisis inferencial
Nota. **: La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
En la Tabla 2, se visualizan los hallazgos que existe una correlación positiva alta y estadísticamente significativa entre las variables y sus dimensiones según el coeficiente de Spearman. Se destacan correlaciones especialmente fuertes con habilidades sociales (ρ = 0.837), empatía (ρ = 0.745) y habilidades de comunicación general (ρ = 0.717), seguidas por comunicación informativa (ρ = 0.662) y respeto (ρ = 0.615), todas con un nivel de significancia bilateral de 0.01. Esto indica que, a mayor nivel de conocimientos, mayor desarrollo en las habilidades comunicativas, lo que resalta la importancia de fortalecer ambas áreas de manera conjunta en los profesionales de enfermería.
Discusión
Los resultados presentados en la Tabla 1, muestran que la mayoría de los profesionales de enfermería evaluados poseen un nivel medio de conocimientos técnicos sobre la administración de tratamientos oncológicos, mientras que, en habilidades comunicativas generales, respeto y empatía presentan niveles mayormente altos. Esto indica que, aunque el dominio de las habilidades interpersonales es adecuado, existe una brecha importante en el conocimiento técnico específico relacionado con el manejo oncológico. Así mismo, la prevalencia de niveles medios en la comunicación informativa (49.7%) y habilidades sociales (52.0%) sugiere que, si bien los profesionales cuentan con una base sólida en competencias comunicativas, aún hay espacio para mejorar en aspectos más específicos de la comunicación dirigida a la información técnica y la interacción social en contextos clínicos complejos.
Estos hallazgos coinciden con estudios previos que destacan la importancia de las habilidades interpersonales en enfermería para establecer relaciones de confianza y empatía con los pacientes, especialmente en áreas sensibles como la oncología (31-32), estas investigaciones señalan que las enfermeras suelen tener fortalezas en la comunicación empática y el respeto, lo cual es fundamental para el cuidado centrado en el paciente. Sin embargo, también advierten sobre la necesidad de reforzar la formación técnica y las competencias específicas en la comunicación informativa para mejorar la calidad del cuidado y la seguridad del paciente.
En síntesis, los resultados reflejan un perfil profesional con fortalezas claras en habilidades comunicativas interpersonales, pero con áreas de mejora en conocimientos técnicos y comunicación informativa específica. Esto sugiere la necesidad de implementar programas de capacitación integrales que aborden tanto el desarrollo técnico como la profundización en competencias comunicativas especializadas, para optimizar la atención oncológica y el bienestar del paciente.
En cuanto a los resultados presentados en la Tabla 2, evidencian una correlación positiva alta y estadísticamente significativa entre los niveles de conocimientos técnicos y las diferentes dimensiones de habilidades comunicativas en los profesionales de enfermería. Destacan especialmente las fuertes correlaciones con habilidades sociales (ρ = 0.837), empatía (ρ = 0.745) y habilidades de comunicación general (ρ = 0.717), seguidas por comunicación informativa (ρ = 0.662) y respeto (ρ = 0.615), todas con un nivel de significancia bilateral de 0.01.
La fuerte correlación entre conocimientos y habilidades sociales coincide con estudios previos (33), quienes encontraron que el dominio técnico en enfermería facilita la confianza y seguridad necesarias para interactuar eficazmente con pacientes y equipos de trabajo, mejorando así las habilidades sociales. Asimismo, la relación significativa con la empatía refleja la importancia de que el conocimiento profundo del área clínica permita a los profesionales comprender mejor las necesidades emocionales de los pacientes (34).
Críticamente, estos hallazgos refuerzan la idea de que la atención de calidad en oncología no puede limitarse a la competencia técnica. Es imprescindible fortalecer las competencias emocionales, comunicativas y éticas para brindar una atención verdaderamente centrada en la persona. La fragmentación entre el conocimiento biomédico y las habilidades relacionales puede afectar la integralidad del cuidado, especialmente en pacientes que enfrentan incertidumbre, miedo o duelo. Por tanto, las instituciones deben replantear sus programas de formación e incluir estrategias pedagógicas centradas en el desarrollo de habilidades blandas, comunicación clínica y gestión emocional (35).
Finalmente, las implicancias de estos resultados son claras: se requiere implementar programas continuos de formación integral, tanto en conocimientos clínicos como en habilidades comunicativas y sociales. Iniciativas como talleres de simulación clínica, mentorías, y estrategias de evaluación reflexiva podrían contribuir a mejorar significativamente la calidad de los cuidados brindados a pacientes con cáncer, promoviendo una práctica enfermera más competente, ética y empática.
CONCLUSIONES
Después de haber presentado los resultados y la discusión de los niveles de variables y sus dimensiones, esta investigación concluye que, la mayoría de los profesionales de enfermería evaluados presentan un nivel medio en conocimientos técnicos sobre la administración de tratamientos oncológicos, mientras que muestran niveles altos en habilidades comunicativas generales, respeto y empatía., así mismo, existe una brecha significativa entre el dominio de habilidades interpersonales y el conocimiento técnico específico, especialmente en aspectos relacionados con la comunicación informativa y las habilidades sociales en contextos clínicos complejos.
Es importante mencionar que, estos resultados coinciden con estudios previos que resaltan la fortaleza de las enfermeras en la comunicación empática y el respeto, elementos esenciales para un cuidado centrado en el paciente, pero también evidencian la necesidad de reforzar la formación técnica y las competencias comunicativas específicas para mejorar la calidad y seguridad del cuidado oncológico.
En cuanto a los resultados de la correlación entre variables y dimensiones, se concluye que, se evidencian una correlación positiva alta y significativa entre los conocimientos técnicos y las habilidades comunicativas en profesionales de enfermería, destacando especialmente las habilidades sociales, la empatía y la comunicación general. El dominio técnico facilita la confianza y seguridad necesarias para desarrollar habilidades sociales efectivas y una comunicación empática, lo cual es fundamental para comprender y atender las necesidades emocionales de los pacientes oncológicos.
Así mismo se concluye que, la atención de calidad en oncología requiere un equilibrio integral entre competencias técnicas y habilidades emocionales y comunicativas; la fragmentación entre estos aspectos puede comprometer la integralidad y la eficacia del cuidado. Es imprescindible que las instituciones de salud y educativas implementen programas de formación continua que integren conocimientos clínicos con el desarrollo de habilidades blandas, comunicación clínica y gestión emocional, mediante estrategias como talleres de simulación, mentoría y evaluaciones reflexivas. Estas iniciativas contribuirán a mejorar la calidad del cuidado oncológico, promoviendo una práctica enfermera más competente, ética, empática y centrada en la persona.
















