INTRODUCCIÓN
La gestación es una de las etapas de mayor relevancia en la vida de la mujer, comprende un período aproximado de 9 meses que conlleva diversos cambios tanto anatómicos como fisiológicos en el organismo 1. Durante este tiempo, el feto se desarrolla en el vientre materno a través de diferentes mecanismos que proporciona lo necesario para cumplir con los requerimientos del crecimiento y nutrición al nuevo ser 1,2.
Para lograr una adecuada evolución del embarazo, la madre debe pasar por distintas adaptaciones metabólicas y fisiológicas como una ganancia de peso apropiada, cambios en la composición corporal, incremento en el gasto cardíaco, alteraciones en la piel y modificaciones en diversos sistemas como el nervioso, urinario, digestivo y respiratorio para albergar a la vida en formación 3. Estas adecuaciones y el desarrollo del feto implican necesidades alimentarias incrementadas de energía, pero sobre todo de nutrientes específicos 3.
En este contexto, el embarazo representa un lapso de vulnerabilidad biológica para la gestante, por ende, la nutrición es una parte prioritaria tanto en el adecuado desarrollo de la vida fetal como en la salud física de la madre, para mantener en ambos un buen estado nutricional y posteriormente respaldar la lactancia 4,5.
La nutrición en el embarazo debe ser completa, equilibrada y suficiente. En cuanto a la cantidad de calorías (kcal) necesarias, se recomienda un incremento de 300 a 500 kcal por día en el segundo y tercer trimestre para lograr la ganancia de peso esperada que varía entre 5 a 18 kilogramos dependiendo del estado nutricional inicial de la madre (Tabla 1) 6,8.
Con respecto a los macronutrientes, la distribución recomendada en carbohidratos es del 50 a 55 % de las calorías totales o una ingesta de 175 g diarios (mejor de fuentes integrales), proteínas del 15 a 20 % (1,1 g/kg/día) y con respecto a las grasas entre 30 a 35 % del valor calórico (20 a 35 g al día preferiblemente de fuentes insaturadas) 7,8. En la Tabla 2 se puede apreciar las recomendaciones de energía y macronutrientes elaborada a partir de datos del Institute of Medicine 9 y de otras investigaciones 10,12.
A su vez, en el embarazo se produce un aumento de requerimientos en algunos nutrientes, por lo que es importante escoger bien los alimentos a consumir en la dieta de la gestante para prevenir futuras complicaciones en el feto 5. Este es el caso de los micronutrientes, durante el embarazo se incrementan todos los requerimientos de vitaminas y minerales, siendo más importante centrarse en aquellos representados en la Tabla 3, la cual está basada en la Guía de Alimentación para Embarazadas de Sánchez 13.
El crecimiento y desarrollo del feto tiene una duración de 38 a 40 semanas de gestación, en el primer trimestre (semana 1 a la 12) se produce la concepción, implantación y formación del embrión y la placenta, que proveerá los nutrientes y oxígeno, desde la semana 5 empieza el desarrollo de todos los principales sistemas y estructuras del bebé (cerebro, corazón, médula espinal, tracto gastrointestinal, etc.). También en este período se presenta mayor riesgo de daños a causa de factores que pueden causar anomalías congénitas 2,14.
Durante el segundo trimestre (semana 13 a la 28), continúa el crecimiento y progreso de todas las estructuras orgánicas, aparecen los genitales y brotes dentarios, así como pequeños movimientos fetales que pueden ser percibidos por la madre. Finalmente, en el tercer trimestre (semana 29 a la 40), el cerebro crece rápidamente y el sistema nervioso es capaz de controlar algunas funciones del cuerpo, termina la maduración de todos los órganos y el bebé almacena hierro, calcio, fósforo y grasa, ganando el peso adecuado para nacer 14.
Cabe recalcar un aspecto de suma importancia, como es el desarrollo cognitivo fetal, dado que, para un óptimo desarrollo del mismo, se requiere del aporte adecuado de nutrientes principalmente en la etapa de la gestación y la infancia. Se conoce que los primeros años de vida son las etapas más activas del perfeccionamiento del cerebro. A esta edad, los niños están en pleno crecimiento y aprendizaje, por ende, aumentan los momentos de desarrollo cerebral para el funcionamiento cognitivo, entre la asociación de la madurez motora y el saber (15). Según Black (16), el tiempo comprendido desde la concepción hasta los 2 años del niño conlleva un rápido desarrollo cerebral y la nutrición juega un papel primordial, puesto que la cronicidad y gravedad de los déficits nutricionales han mostrado efectos diferenciales en el desarrollo del cerebro y en los procesos cognitivos y emocionales posteriores.
En varias investigaciones, se evidencia la relación entre la nutrición de la madre y el desarrollo cerebral del bebé. Por ejemplo, Rombaldi et al. 17, Hurtado 18 y López (19) consideran que un aporte adecuado de ácidos grasos poliinsaturados (omega 3) puede condicionar de manera positiva el desarrollo cognitivo o neurológico del feto. De igual forma, en una revisión sistemática 20 se determinó que embarazadas con bajos niveles séricos de vitamina D (<50 nmol/L) tuvieron hijos con peor desarrollo mental, motor y del lenguaje en comparación con madres con ingestas adecuadas.
Además, Rogne et al. 21 mencionan que el consumo de vitamina B12 es necesario para un correcto desarrollo fetal y que niveles bajos de la misma se han asociado con impactos negativos a nivel cognitivo, motor y de crecimiento, lo cual se ha evidenciado principalmente en gestantes vegetarianas, veganas o que presentan enfermedad celiaca. Por otro lado, en una revisión sistemática realizada por Taylor et al., 22 encontraron que la suplementación con múltiples micronutrientes durante el embarazo influyó positivamente en la atención de los bebés 15 días después del parto. Sin embargo, como conclusión general se determinó que las intervenciones nutricionales durante el embarazo no necesariamente presentan un impacto significativo en los resultados cognitivos del niño, comprobándose la necesidad de mayor investigación al respecto.
En España, estudios como el de Hurtado 18, López 19 y Englund-Ögge et al. 23 han colaborado con la literatura respecto a este tema. No obstante, sería recomendable la realización de más investigaciones para complementar los conocimientos en este aspecto relevante del embarazo y la nutrición.
Finalmente, con los antecedentes presentados, se puede verificar que existen asociaciones entre una alimentación materna adecuada durante la gestación, que aporte la cantidad y calidad suficiente tanto de macro como de micronutrientes, y el correcto crecimiento y desarrollo del feto, especialmente a nivel cognitivo. Sin embargo, es imperativo recalcar la importancia de incrementar los estudios referentes a este tema ya que todavía no hay suficiente evidencia científica contundente para confirmar la relación de estas variables.
MÉTODO
Se realizó una revisión, siguiendo la metodología PRISMA 24. Se desarrolló una cadena de búsqueda extensa para no excluir literatura relevante en PubMed y se adaptó con términos MeSH la siguiente estrategia de búsqueda: (Pregnan*) AND ((Cognit*) OR (neurodevelopment) OR (intelligen*) OR (memory) OR (attention) OR (language)) AND ((Infant*) OR (child*)) AND ((Food*) OR (nutrition) OR (supplement) OR (diet) OR (dietary supplement*) OR (nutrient supplement)). Fueron aplicados los siguientes filtros: resumen, texto completo gratuito, texto completo, ensayo clínico, ensayo controlado aleatorizado, en los últimos 10 años, humanos, inglés, francés, español, femenino.
Se plantearon los siguientes criterios de selección basados en la importancia de la calidad de la dieta materna durante el embarazo en el desarrollo cognitivo del niño, indicados en metaanálisis previos 1,22.
Los criterios de inclusión fueron:
- Gestantes en edades comprendidas entre los 18 y 45 años.
- Mujeres embarazadas sanas, sin patologías asociadas.
- Artículos publicados desde el 2011 hasta el 2021.
- Investigaciones en idioma castellano, inglés o francés con bajo riesgo de sesgo.
- Estudios transversales, prospectivos o retrospectivos
Los criterios de exclusión:
- Mujeres que declararon tomar fármacos que pudieran influir en su alimentación durante la gestación.
- Mujeres que recibieron suplementación durante el periodo de lactancia.
- Revisiones sistemáticas, cartas al editor y comunicaciones breves.
Para evitar riesgo de sesgo se realizó una búsqueda bibliográfica de la evidencia, siguiendo los criterios de inclusión y exclusión descritos. El protocolo de revisión se desarrolló utilizando el Manual Cochrane para Revisiones Sistemáticas de Intervenciones 25.
De esta manera, se identificaron 116 investigaciones a través de la búsqueda inicial, al excluir duplicados, protocolos y revisar la idoneidad de cada artículo mediante los criterios de selección quedaron 10 estudios elegibles que se incluyeron en los resultados (Figura 1).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Un total de 10 artículos científicos se incluyeron en el presente trabajo de revisión acerca de la influencia de la alimentación de la madre durante la gestación sobre el desarrollo cognitivo del niño. En cuanto al diseño de los estudios, 9 fueron ensayos clínicos aleatorizados doble ciego 26,34 y 1 estudio 35 fue observacional.
La población total de las investigaciones analizadas fue de 2731 mujeres embarazadas mayores de 18 años.
Respecto a la intervención, los estudios tenían como base la dieta de la madre más la suplementación (colina, DHA/EPA, ácido fólico) en un periodo determinado del embarazo.
En este aspecto, se registraron 7 estudios con suplementación de DHA/EPA (28-35), de los cuales 4 tuvieron un efecto positivo, mejorando así el desarrollo cognitivo del niño. Sin embargo, en 3 estudios 32,34 no se evidenció tal efecto.
Un estudio con suplementación de DHA y ácido fólico 30 y un estudio con suplementación exclusiva de ácido fólico 27, también presentaron efectos positivos en el desarrollo cognitivo del niño, al igual que con la suplementación de colina en 1 estudio 26. La dosis óptima utilizada y los resultados de cada estudio se encuentran detallados en la Tabla 4.
Por otra parte, los instrumentos utilizados para la evaluación de la alimentación de las madres fueron historia dietética o cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos 35. En cuanto a la medición del desarrollo cognitivo en los niños se manejaron diferentes instrumentos para su análisis, entre ellos la escala de inteligencia 27,28, pruebas de desempeño continuo para niños 29 y pruebas para medir la velocidad de procesar información 30,32, además, se emplearon métodos como pruebas de desarrollo de integración visual-motora 34, precisión de la localización del juguete 33, así como el comportamiento de la duración máxima de la mirada y el número de miradas a la habituación 26,31,32.
Discusión
La alimentación de la madre durante el embarazo y cómo influye en diferentes aspectos de la vida del niño, entre ellos su desarrollo a nivel cognitivo, es un aspecto importante, aunque relativamente difícil de analizar, debido a que existen variaciones en cuanto a la dieta que cada embarazada opta seguir, así como los múltiples suplementos disponibles en el mercado para ayudar a alcanzar una nutrición adecuada tanto de la madre como el feto 22. Sin embargo, se ha logrado evaluar los efectos que causan determinados nutrientes gracias a estudios experimentales, con los que se han sentado las bases de la relación entre la dieta materna durante la gestación y el desarrollo tanto físico como neurológico del niño.
El objetivo de la presente revisión fue analizar la evidencia disponible sobre el efecto de la alimentación de la madre durante la gestación en el desarrollo cognitivo del niño. De los estudios examinados se pudo deducir que en el 70 % de los mismos se demuestra que la suplementación de la dieta materna con nutrientes como DHA, colina y ácido fólico en determinadas etapas del embarazo presenta un efecto positivo en el desarrollo cognitivo del niño a distintas edades, lo cual coincide con los resultados de la revisión sistemática y metaanálisis de Borge et al. 1 en la que se determinó que una mejor calidad de dieta materna presenta una asociación positiva con el desarrollo neurológico infantil.
En este aspecto, los nutrientes mencionados presentan un papel relevante en procesos clave del neurodesarrollo del niño durante la gestación; la colina participa en la señalización transmembrana durante la neurogénesis y es precursora del neurotransmisor acetilcolina que posteriormente intervendrá en el proceso de aprendizaje y consolidación de recuerdos, los ácidos grasos como el DHA son necesarios para sintetizar fosfolípidos de membrana requeridos en la formación neuronal y el ácido fólico influye en la formación de la placa y tubo neural que luego se convierten en el cerebro y la médula espinal 36, por lo que se fundamenta que un adecuado aporte nutricional de los mismos mejora la ejecución de sus funciones.
Con respecto a la suplementación de colina, Caudill et al. 26 determinaron que en los bebés a la edad de 4 a 13 meses mejoró el funcionamiento cognitivo aumentando la velocidad de procesamiento de información, lo cual resalta la importancia de incluir este nutriente dentro de la dieta materna, que a pesar de estar presente en varios alimentos como carnes, legumbres y de sintetizarse en pocas cantidades en el organismo, menos del 10 % de embarazadas logra cumplir con las recomendaciones diarias de 450 mg/día (37, 38).
Se ha determinado diversos efectos de la ingesta materna de colina durante el embarazo en estudios tanto en animales como en humanos, entre ellos la programación epigenética de la salud posnatal, función placentaria, metabolismo energético, neurodesarrollo y función cognitiva infantil 38, por lo que se debería tomar en cuenta a este micronutriente dentro de los suplementos que normalmente se recomiendan a las mujeres embarazadas como el ácido fólico y otras vitaminas y minerales.
De la misma manera, varios estudios corroboran que la suplementación con al menos 900 mg/día de colina en la dieta materna tiene un efecto positivo en el desarrollo cognitivo de la descendencia en cuanto a memoria visual 39,40 y atención 41,42.
Por otra parte, la suplementación de la gestante con 400 a 600 mg/día de ácidos grasos poliinsaturados como el DHA y 150 mg/día de EPA, también mostró efectos positivos en cuanto a atención visual 28, atención sostenida 29, y regulación del estado de los bebes 31, así como en el desarrollo de la agudeza visual 35 y reconocimiento de objetos 30, principalmente en los primeros años de vida. El DHA constituye un componente imprescindible en la estructura de la retina (80 %) y el cerebro humano (60 %), cumpliendo diversas funciones en este último como la regulación de la expresión génica, neurotransmisión y señalización celular, durante el desarrollo fetal e infantil las membranas de estos órganos se enriquecen con DHA lo que puede explicar los beneficios de su suplementación citados anteriormente 43.
Conviene enfatizar que la ingesta recomendada de EPA y DHA en mujeres embarazadas es de 200-375 mg/día 43, y según varias investigaciones el 95 % de embarazadas no cumplen con estos requerimientos diarios, pudiendo deberse a que es necesario aumentar el consumo semanal de pescados y mariscos entre 224 a 336 gramos, o a su vez la utilización de suplementos para poder alcanzar estos valores, lo cual implica un encarecimiento de la dieta materna por lo que en muchos casos esta no se puede efectuar por problemas socioeconómicos de la gestante 44.
En otros estudios analizados en los que se suplementó a las madres con 800 mg 33 o 2,2 g/día de DHA 34 se llegó a la conclusión que este nutriente no influye en la cognición de los niños a los 2 o 12 años, pudiendo deberse al reducido tamaño de las muestras analizadas, ya que en otras investigaciones con dosis similares de suplementación pero con poblaciones más amplias se llegó a resultados opuestos 45,47. Asimismo, Meldrum et al. 34 sugieren que el efecto de la suplementación materna que se observa en los lactantes puede verse diluido por la dieta de los niños y otros factores ambientales, por lo cual no persisten en el tiempo y no se evidencian en edades superiores, esto coincide con lo mencionado por Colombo et al. 28 quienes indican que no se observan beneficios de la suplementación materna con DHA consistentes a largo plazo en la niñez.
Cabe recalcar que la diversidad de los estudios en cuanto a cantidades suplementadas de nutrientes y edad de la población evaluada también genera que los resultados sean muchas veces contradictorios. Por este motivo, para futuras investigaciones se recomienda analizar artículos en poblaciones con edades y niveles de suplementación similares para verificar hasta qué punto el efecto obtenido sigue siendo tangible y efectivo.
Otro de los nutrientes analizados fue el ácido fólico (vitamina B9), cuya suplementación con al menos 400 µg/día mostró también beneficios a nivel cognitivo de los niños como fuerte conectividad funcional en el modo predeterminado 30, mejor razonamiento de palabras y cognición 27. La recomendación diaria de B9 en mujeres embarazadas es de 400 a 600 µg/día, lo que también constituye un reto nutricional que en la mayoría de gestantes se cubre gracias a la suplementación 48.
El efecto positivo causado por el ácido fólico se explica por ser un nutriente clave en cuanto a la formación y desarrollo del cerebro, ya que interviene en procesos como la proliferación y crecimiento de las neuronas y la síntesis de neurotransmisores 27, además múltiples estudios coinciden en que la suplementación materna de folatos mejora el rendimiento cognitivo, especialmente en las habilidades verbales de los niños 49,50.
Finalmente, cabe mencionar que la etapa de gestación es un desafío desde el punto de vista nutricional, por las necesidades incrementadas de nutrientes y las limitaciones que se pueden dar por parte de la madre a cumplirlas, además de los efectos positivos y negativos que pueden generar en el feto, por ende se debería poner más énfasis en la suplementación que es una medida más fácil e idónea para cubrir estos requerimientos aumentados y de igual manera de estudiar sus beneficios en cuanto a la salud del bebe en formación.
Los resultados obtenidos en esta revisión sistemática tienen la aplicación práctica de sustentar la toma de decisiones para la indicación de suplementos nutricionales de colina, ácido fólico y DHA en mujeres embarazadas, ya que aporta evidencias de sus beneficios a nivel del desarrollo cognitivo de la descendencia especialmente en edades tempranas. Sin embargo, al haberse encontrado también un porcentaje de estudios con resultados contradictorios se recomienda su interpretación cautelosa y que dicha suplementación se realice tras un adecuado análisis nutricional previo.
Limitaciones
Como limitaciones de la presente revisión cabe destacar: i) el pequeño tamaño muestral de estudios hasta la fecha, por lo que se ve la necesidad de indagar más en el tema sobre todo en gestantes sanas (se observó la existencia de mayor número de estudios realizados en mujeres embarazadas con patologías, las cuales no fueron incluidas en esta revisión). ii) Se observó una alta heterogeneidad entre estudios, con una amplia diversidad de edades y cantidad suplementada de nutrientes. iii) Por último, es importante mencionar que esta es una revisión centrada de dimensiones cualitativas de neurodesarrollo (a través de cuestionarios y test cognitivos) y no se muestran variables que pudieran analizar los efectos a nivel cuantitativo (por ejemplo, a través de técnicas de neuroimagen) lo cual permitiría tener resultados más objetivables.
CONCLUSIÓN
Se identificó un efecto positivo de la alimentación dosificada cumpliendo con los requerimientos óptimos de la gestante principalmente en colina, ácido fólico, DHA y EPA, para el mayor desarrollo cognitivo del niño.
Se identificó a la colina como un nutriente esencial en la dieta prenatal, pero poco conocido, que realiza contribuciones importantes en el desarrollo del cerebro y la memoria visual. Se debe suplementar al menos 900 mg/día en la dieta materna para que tenga un efecto positivo en la señalización durante la producción de células del sistema nervioso central para favorecer al aprendizaje del niño.
Se determinó que es necesario la suplementación de la gestante con 400 a 600 mg/día de ácidos grasos poliinsaturados como el DHA y 150 mg de EPA para que beneficie la formación del cerebro del niño y tenga efecto positivo especialmente en la atención visual.
Se estableció que se debe suplementar con ácido fólico la ingesta en la etapa de gestación con 400 a 600 µg/día para ayudar al crecimiento de las neuronas y la síntesis de neurotransmisores, beneficiando el nivel cognitivo del niño y mejorando el razonamiento de palabras