A MANERA DE INTRODUCCIÓN
Las poblaciones rurales requieren atención para evitar mayor contaminación, en tanto se promueva cultura con estilo de vida que ejercite nuevos eco-hábitos; con la intervención de los gobiernos locales promotores de motivación para el fomento de conciencia ambientalista con sostenibilidad que evite deterioro de la naturaleza, si es posible. No se trata de solamente cuestionamiento a la inacción de autoridades locales y su entorno de funcionarios, es el señalamiento con sustento para decir donde está la conciencia ambientalista y que pasó con las iniciativas de motivación a propósito de responsabilidades ambientales que tienen las municipalidades. El estudio de Cobo 1, señala que, las leyes surgen desde un interés común para que por medio de políticas públicas se concreten estas necesidades, mientras Ruiz y Manturano 2, precisan que las autoridades deben implementar de manera adecuada sus normas locales de enfoque ambiental. Siendo así, se coincide con Haro 3; quien complementa la idea, al señalar que, las acciones a escala distrital, con estrategia y liderazgo político ambiental, posibilitan resultados óptimos. Entonces para ser más asertivos y dinamizar conciencia ambiental, debemos proponer acciones formativas de eco-educación 4.
PERSPECTIVA
Para promover conciencia ambientalista desde las municipalidades rurales, se debe dar fuerza motivacional a las poblaciones de su entorno; sosteniendo claros objetivos comunes. Se trata de entender que, una conciencia ecológica responde a factores psicológicos de predisposición y comportamientos proambientales; destacando muestra de valores básicos evidenciados en actitudes, y siendo así, podremos conocer mejor a las personas que están del lado de la conservación del medio ambiente 5. Profundizando el análisis del comportamiento humano Espitia y Galeana 6, consideran que las personas tenemos la capacidad de adecuarnos a un determinado ecosistema en función a supervivencia producto de nuestras propias necesidades básicas, mientras Spinzi et al. 7, le dan mayor soporte a la idea de promover motivación, señalando que se debe evaluar la influencia; en ejercicio de creencias producto de buenas actitudes. Consiguientemente, es importante la influencia de un alcalde sobre su pueblo y de éste en sus funcionarios, para que el pueblo encamine su cultura socio-ambiental. No obstante, comparto con Rodríguez, Robledo y Enríquez 8, quienes concretan en decir, se trata de impartir educación ambiental es un contexto que conlleve a un permanente proceso formativo de conciencia ciudadana.
Por otra parte, invocar a un comportamiento de desarrollo sostenible, está en relación a predisposición y actitud proambiental de autoridades, y como resultado podemos ver irresponsabilidades e inoperancias, que revisando a Vento, et al. 9, se deduce que, al no existir un manejo adecuado de residuos sólidos, carencia de proyectos de plantas de tratamiento de aguas servidas, manejos inadecuados de praderas, falta de protección de zonas ribereñas, depredación forestal, poca práctica de ecoeficiencia en instituciones de gobierno local, se ratifica que no se trabaja articuladamente entre autoridades y sus poblaciones de gobierno, mostrándose claramente las razones manifiestas de falta de conciencia ambiental con poca o ausente motivación. Siendo así, y como se viene explicando, por muchos años el problema persiste, en este mismo sentido, organizaciones de distintos países han sostenido innumerables reuniones; es así que, la preocupación humana ha originado una reunión importante celebrada por la Internacional Unión para la Conservación de la Naturaleza en Paris Francia en 1948; con la finalidad de reunir pensamientos diversos, y hecho el análisis se dice que, en esa ocasión y a la actualidad poco se ha hecho por el medio ambiente 10. En claro propósito de investigación ambiental, el ser humano y su comportamiento; constituye también motivo de estudio, donde los valores de éste permitirán promover acciones positivas de su conducta, exposición de la misma que desenlaza en un acto de conciencia que conlleve a mostrar eco-pensamiento a favor de nuestra madre tierra 5, a esto reiteran Pulido y Olivera 11, invocándonos a afrontar esta preocupación con una mejor motivación y educación, a la vez, nos dicen que desarrollo sostenible es erradicar la contaminación ambiental como resultado de comportamientos venidos de motivaciones con efectos de prácticas correctas en el cuidado de nuestra naturaleza, siendo la esperanza de prologar la vida en el planeta 12.
Consecuentemente, si adoptamos hábitos con estilo de vida ambientalista, propiciando disminución de sustancias contaminantes para reducir el impacto ambiental negativo producto de un esfuerzo conjunto 13, y, si se tiene claro los objetivos desde planteamiento de proyectos, planes estratégicos y programas para una educación ambiental efectiva 14; se puede estudiar el comportamiento proambiental desde una perspectiva de responsabilidades funcionales 15. Consecuentemente, la opinión de Gonzales 16 en el aspecto de degradación ambiental y su preocupación por el hombre que descuida la protección de la naturaleza, precisa en señalar la carencia de pensamiento crítico, principalmente en las autoridades de gobierno local. En este mismo enfoque, las Naciones Unidas 17 indican: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos en referencia a ODS objetivo 13. Un pensamiento interesante surge en esta lucha, una propuesta que incide en responsabilidad social de la ciudadanía en su conjunto, contribución que sirve como fijación de cultura de desarrollo sostenible, con resultados de disminución en contaminación ambiental 18.
Entonces, las municipalidades tienen la responsabilidad social de desarrollar acciones ambientalistas desde sus gobiernos, con dinamización en decidido fomento del valor público, propiciando educación ambiental. Acevedo et al. 4, coadyuvan esta idea de promover conciencia ambiental desde el ángulo educativo, del mismo modo Pita 14 indica, se debe generar valoración y respeto por el medio ambiente entendiendo la problemática desde el contexto local. Esteban y Amador 19 dicen, se están dando prácticas incorrectas con determinaciones administrativas inapropiadas en un contexto de políticas asimétricas con regulaciones institucionales subjetivas y coyunturales que atentan a la naturaleza ante nuestros ojos. Preocupación que señalamos objetivamente, a su vez compartimos en decir, las mejoras se pueden dar desde el correcto uso del conocimiento; de la enseñanza de educación ambiental que propone tres ejes: Las corrientes, los enfoques y estrategias ambientales 11. Al igual, también coincidimos con Quintero y Solarte 20, quienes dicen debemos hacer un estudio de la realidad ambiental desde distintos ángulos del conocimiento, aplicando métodos analíticos interdisciplinarios y transdisciplinarios, entendiendo que la educación está comprometida con la formación de valores.
La educación ambiental, debe ser un eje de desarrollo sostenible desde un marco legal bien definido, que conlleva a constituir un instrumento de transformación social 4. Asimismo, el estado debe hacer cumplir con mayor rigurosidad no solo las leyes sino los espacios formativos eco-ambientales, haciendo uso de los medios de comunicación para contribuir sustancialmente acciones de educación sostenible 14; entonces, los programas educativos formativos no solo deben mostrar impacto, sino modificar la conducta de las personas; reflejándose en su comportamiento y plasmándose en expresiones sociales 7, en este mismo sentido, Fu y Liu 10, señalan que, desde la educación inicial y primaria se debe fomentar conocimientos ambientales enfocados a promover comprensión científica que elimine prejuicios, donde el entendimiento traspase la barrera absurda de la negación inconsciente y con libertad se consuma agua reciclada. Boca y Saraçlı 12, en esta misma línea dicen, educación ambiental (ecológica, radiológica y de prevención) es un curso a estudiar desde la escuela en Japón, que, como propuesta para Perú, sería importante incorporar en el currículo educativo para una formación de conciencia temprana.
A MANERA DE CIERRE
No hay razón para negar, falta conciencia ambientalista, existe carencia de motivación suficiente; dicen la mayoría de los autores con los que concordamos y luego proponemos que, es sumamente importe entender con detenimiento el comportamiento humano, desde las actitudes, expresión de emociones, valores y ética en un contexto de responsabilidad social con intervención de autoridades y ciudadanía, sumados en pensamientos de protección ambiental se tiene que desarrollar conciencia, imponiendo lo racional para un mejor desarrollo económico y social, disminuyendo posturas mal aprendidas, se debe tener claridad en el derrotero del cambio para una sociedad más civilizada y protectora de la naturaleza.
Con vocación de servicio, es más que suficiente asumir obligaciones eco-ambientales, es también responsabilidad compartida en grados distintos de todos los integrantes de una sociedad; siendo un porcentaje indistinto que corresponde a cada quien la protección de la naturaleza, y desde el lugar donde nos ubiquemos, somos responsables del cuidado del planeta, para impulsar la misión de preservar para las nuevas generaciones, evitando la masiva contaminación.
Apelar a la conciencia ambientalista, es promover motivación que conlleven a desarrollar buenas prácticas, pudiendo conseguirse el cometido con educación ambiental; instrumento creado para el cambio social, conducto formativo de pequeños y grandes. Es así, que se puede concluir post a recoger los distintos aportes científicos de los que han permitido enfocar, una realidad con pocas prácticas de desarrollo sostenible en el interior de los pueblos rurales de gobierno local