INTRODUCCIÓN
Frente a los cambio acelerados, producto del avance científico y tecnológico, un componente clave, cimiento del bienestar humano y del desarrollo sostenible es la educación en todas sus etapas, la universidad no está excepto a dichos cambios, desde la gestión institucional, curriculares como pedagógicos, las mismas como condición de calidad debe adaptarse, adecuar su currículo a fin de promover nuevas formas de enseñar, investigar y generar conocimiento, de ahí la importancia de promover en sus estudiantes competencias investigativas esenciales para adaptarse, crear e innovar el conocimiento.
Las universidades deben adecuarse a los cambios, impulsar y fomentar nuevos modos de enseñar e investigar a fin de producir conocimientos acorde con las necesidades de su contexto, estimular en los alumnos competencias investigativas le permite no solo desarrollar conocimientos, sino habilidades, destrezas y actitudes en la formación de profesionales altamente cualificados (Esteves-Fajardo et al., 2021) Dichas instituciones, son responsables de fomentar en las aulas las competencias investigativas, como un saber hacer a través de producción de conocimientos y aprendizaje de manera creativa, activa e innovadoras, lo apliquen e integren en el trascurso de su proceso formativo, vida profesional y social considerando su contexto y su transformación (Garcia y Bernal, 2022)
La importancia de fomentar las competencias investigativas en los estudiantes universitarios trasciende como sustento, para la solución de problemas a lo largo de su vida, estudiantil y profesional, así como para la contribución al cambio social, económico - productivo político y científico, sobre todo después de la pandemia del COVID 19. El avance científico y tecnológico que enfrenta la humanidad requiere en los estudiantes una formación integral centrado en la investigación formativa, propósito de nuestra investigación, como resultado de ello, planteamos una revisión sistemática sobre los factores y/o habilidades que influyen en el desarrollo de las competencias investigativas formativa en los estudiantes universitarios.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión sistemática de la literatura científica siguiendo los lineamientos de la declaración PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses) propuesta por Moher et al., (2009) la cual contempla una lista de verificación de 27 ítems que guían la transparencia y rigor en revisiones sistemáticas.
La búsqueda bibliográfica se llevó a cabo en las bases de datos Web of Science (WOS) y Scopus, considerando publicaciones comprendidas entre los años 2021 y 2022. Como criterios de inclusión se establecieron: artículos de acceso abierto, originales, revisiones sistemáticas en distintos idiomas que abordaran las habilidades y/o competencias investigativas, así como estudios centrados en estudiantes y docentes universitarios. En cuanto a los criterios de exclusión, se descartaron artículos publicados antes del 2021, documentos duplicados y aquellos que no guardaban relación directa con el objeto de estudio (ver Tabla 1).
La primera búsqueda se efectuó en el mes de abril de 2023, utilizando las bases de datos Scopus y Science Direct, con el descriptor "formación de competencias" ("skills training"). Sin embargo, debido a la alta cantidad de resultados irrelevantes y repetidos, esta estrategia fue descartada, aunque permitió obtener una visión general sobre el interés investigativo en el tema.
Posteriormente, se diseñó una nueva estrategia de búsqueda con los términos: competencias investigativas, habilidades de investigación, y su equivalente en inglés investigative skills. Se utilizó el operador booleano AND para combinar los términos. La búsqueda se realizó en Web of Science, obteniendo 378 resultados; en Scielo, 113; y en Scopus, 33; lo que arrojó un total inicial de 524 documentos.
Luego del filtrado por año de publicación (2021-2022), área temática y tipo de publicación, se seleccionaron 59 artículos. Mediante una revisión manual, se identificaron 19 duplicados, resultando 40 documentos únicos. A continuación, se examinó el título y el resumen de cada texto, reduciendo la muestra a 13 artículos pertinentes. Con el fin de asegurar la inclusión de literatura reciente y relevante que pudiera no estar indexada en las bases de datos previamente mencionadas, se amplió la búsqueda a Google Scholar y Redalyc, incorporándose 2 artículos adicionales. Finalmente, el análisis se basó en un total de 15 artículos que cumplieron con todos los criterios establecidos tal como se evidencia en la Figura 1.

Figura 1 Diagrama de flujo PRISMA. (Fuente: Moher D, Liberati A, Tetzlaff J, Altman DG, The PRISMA Group (2009). Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses: The PRISMA Statement. PLoS Med 6(6): e1000097. doi:10.1371/journal.pmed1000097)
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Competencias y competencias investigativa
Competencias y competencias investigativas
A lo largo del tiempo, el concepto de competencia ha adquirido diversas acepciones, especialmente en el ámbito laboral. Spencer y Spencer (1993) la definen como una “característica subyacente de un individuo que está causalmente relacionada con un desempeño efectivo o superior en un trabajo o situación” (p. 9). En este sentido, la competencia se refiere a la capacidad, habilidad o actitud para ejecutar una tarea con eficacia y pertinencia.
Desde el ámbito educativo, la UNESCO, a través del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), destacó que la educación constituye un pilar fundamental del desarrollo humano, y que su abordaje debe ser integral. Para ello, propuso cuatro pilares esenciales: aprender a conocer (conocimiento), aprender a hacer (habilidad), aprender a ser (actitud) y aprender a vivir juntos (convivencia) (UNESCO-IESALC, 1998). Estos elementos representan dimensiones clave de las competencias.
Posteriormente, la UNESCO (2009) subrayó la relevancia de las competencias como herramientas fundamentales para el desarrollo personal, social y profesional de los individuos, dado que les permiten construir aprendizajes significativos alineados con sus proyectos de vida. En este marco, las competencias investigativas adquieren un carácter prioritario, ya que fortalecen la capacidad para enfrentar y resolver problemas de manera crítica y fundamentada, aportando al avance del conocimiento y a la transformación de la realidad.
A continuación, se presenta la sistematización de los estudios seleccionados en la revisión sistemática, los cuales abordan el desarrollo de las competencias investigativas en el contexto universitario. La Tabla 2 resume las características generales de cada investigación, incluyendo a los autores, el tamaño y tipo de muestra, el enfoque metodológico, los instrumentos utilizados y los principales hallazgos. Esta síntesis permite identificar las tendencias predominantes en el abordaje del tema, así como las estrategias y limitaciones señaladas por los autores en torno al fortalecimiento de habilidades investigativas en estudiantes de educación superior. La diversidad metodológica observada -desde estudios cuantitativos y cualitativos hasta enfoques mixtos- refleja un interés creciente por comprender esta competencia desde múltiples perspectivas, destacando la necesidad de integrar la formación investigativa de forma transversal en los planes de estudio universitarios.
Los estudios sistematizados evidencian una preocupación común por el limitado desarrollo de competencias investigativas en el ámbito universitario, atribuida principalmente a factores estructurales, pedagógicos y actitudinales.
En primer lugar, varios autores destacan la necesidad de fortalecer la cultura investigativa desde los primeros niveles de la formación superior. Lizárraga y Cruz (2022) identificó que una de las principales limitaciones en la producción investigativa radica en el desconocimiento del manejo de bases de datos especializadas y en la falta de alineación entre enfoques metodológicos y paradigmas teóricos. En esta línea, Nolazco-Labajos et al., (2022) enfatizó la importancia de gestionar la información científica desde etapas tempranas del sistema educativo, promoviendo el rediseño curricular, la incorporación de metodologías activas y el uso de estrategias de aprendizaje coherentes con la producción y divulgación del conocimiento.
De manera convergente, Tacca Huamán (2021) subrayó la urgencia de aplicar la formación investigativa de manera transversal en todas las asignaturas, lo cual requiere una revisión profunda de la propuesta curricular institucional. El autor enfatiza el uso del método científico y de herramientas tecnológicas como pilares para desarrollar competencias investigativas, coincidiendo con la visión de Alfaro et al. (2022), quienes señalaron el papel crucial del docente como facilitador de estrategias pedagógicas que promuevan una práctica investigativa constante.
En relación con la dimensión cognitiva de estas competencias, Álvarez-Ochoa et al. (2022) argumentaron que las habilidades investigativas están ligadas a procesos de orden superior como la planificación, el análisis y la generación de conocimiento. Por ello, se propone que las instituciones de educación superior implementen políticas y acciones concretas que articulen la investigación formativa con la docencia, a través de proyectos en el aula.
Asimismo, estudios como los de Calla-Vásquez et al., (2022) y Peinado Camacho (2022) coincidieron en la importancia de los semilleros de investigación desde los primeros ciclos, en tanto permiten cimentar habilidades como la redacción científica, la gestión de referencias y la exploración bibliográfica, elementos esenciales para la autonomía investigativa.
Desde una visión más holística, Chávez Vera et al., (2022) y Dipas Mayuri et al., (2022) destacaron la necesidad de desarrollar simultáneamente capacidades comunicativas, pensamiento crítico y reflexivo. En esta misma línea, Panizo Bruzón et al., (2021) sostuvieron que las competencias investigativas deben incorporarse en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin importar la disciplina, a fin de fortalecer valores, actitudes y saberes en el marco de experiencias significativas. Este planteamiento coincide con el de Rueda y Córdova (2022), quienes propusieron la implementación de programas y estrategias específicas que estimulen el interés y la participación activa en procesos de investigación.
No obstante, algunos estudios también identificaron debilidades significativas. Choque-Mamani (2021) evidenció un bajo nivel de interés por parte de los estudiantes respecto a la investigación, así como escasa autonomía en la ejecución de actividades investigativas. Esto resalta la necesidad de que los docentes fomenten una cultura investigativa sólida que incida en la adquisición de capacidades científicas. En esta línea, González-Díaz et al. (2022) revelaron la existencia de una brecha considerable entre la cultura investigativa docente y la producción científica en la era digital, sugiriendo que las universidades, en articulación con el Estado y la sociedad, deben fortalecer las capacidades del cuerpo docente para superar dichas limitaciones. Esto implica fomentar el uso de tecnologías, la innovación y la integración sistemática de la investigación en los procesos formativos.
Por lo tanto, los estudios revisados evidencian una coincidencia generalizada sobre la necesidad de promover las competencias investigativas desde una perspectiva integral, que involucre al currículo, a los docentes, a las metodologías de enseñanza y a la institucionalización de la cultura científica como eje transversal de la educación superior.
CONCLUSIÓN
A partir del propósito de esta revisión sistemática, se concluyó que el desarrollo de competencias investigativas en el ámbito universitario constituye un eje fundamental en la formación integral del estudiante. Los estudios analizados coincidieron en la necesidad de incorporar dichas competencias de manera transversal en el currículo, articulando el método científico con actividades de indagación, el uso de herramientas tecnológicas y estrategias pedagógicas que fomenten el pensamiento crítico, reflexivo y autónomo.
El rol del docente se evidenció como un factor clave en la consolidación de una cultura investigativa. Su capacidad para propiciar entornos formativos que estimulen la curiosidad científica, la producción académica y el uso adecuado de metodologías activas, incide directamente en la construcción del conocimiento y en la formación de investigadores desde etapas tempranas.
Asimismo, se identificó que las instituciones de educación superior deben asumir un compromiso estructural con la investigación formativa, a través de políticas, programas y estrategias que fortalezcan estas competencias de manera holística. Entre estas acciones se destacan la creación de semilleros de investigación, la mejora de los planes curriculares y la inversión en formación docente, con el fin de garantizar una formación académica orientada a la generación de conocimiento, la innovación y la transformación social.
















