INTRODUCCIÓN
La comprensión lectora constituye una habilidad fundamental para el aprendizaje y el desarrollo académico de los estudiantes. No obstante, diversos estudios evidencian deficiencias persistentes en su adquisición, atribuibles a factores como la motivación, el uso de estrategias pedagógicas, el pensamiento crítico y la incorporación de tecnologías en el aula (Al-Zyout y Al-Jamal, 2023). A pesar de que se han planteado intervenciones orientadas a su mejora (Moghadam et al., 2023), aún persiste una brecha significativa entre los enfoques teóricos y su implementación práctica, especialmente en el contexto de escuelas públicas de América Latina y Perú. En estas regiones, se reportan bajos niveles de comprensión lectora y limitadas oportunidades de desarrollo profesional para los docentes (Nurwahidah et al., 2023). Investigaciones recientes destacan la necesidad urgente de replantear las estrategias de intervención educativa para enfrentar el rezago académico y la deserción escolar (Zadkhast et al., 2023; Moghadam et al., 2023).
Desde una perspectiva teórica, la comprensión lectora se entiende como un proceso interactivo en el que intervienen el lector, el texto y el contexto (Moghadam et al., 2023). Las teorías contemporáneas subrayan la importancia del conocimiento previo, las estrategias metacognitivas, la motivación, la atención, la memoria, el pensamiento crítico y la autorregulación (Abdelshaheed, 2023; Ahmed Abdel-Al Ibrahim et al., 2023; Al-Zyout y Al-Jamal, 2023; Hammad Al-Rashidi et al., 2023; Kassem y Alqahtani, 2023; Moghadam et al., 2023; Nurwahidah et al., 2023), proporcionando herramientas tanto para la mejora de la comprensión como para la planificación didáctica (Albatool y Moneus, 2023). Asimismo, se promueven enfoques de enseñanza y evaluación centrados en el andamiaje y la autoevaluación, con el fin de consolidar esta habilidad como un componente clave de la calidad educativa (Zadkhast et al., 2023; Moghadam et al., 2023; Hammad Al-Rashidi et al., 2023; Abdelshaheed, 2023; Nurwahidah et al., 2023).
A pesar de sus aportes, estas teorías presentan limitaciones relevantes. Algunas se enfocan predominantemente en el lector, descuidando el rol del texto y del contexto (Moghadam et al., 2023), mientras que otras describen el proceso de comprensión de manera lineal, sin reconocer su carácter dinámico y complejo (Hammad Al-Rashidi et al., 2023). Además, ciertos modelos cognitivos no logran captar la totalidad de los procesos mentales implicados en la comprensión (Moghadam et al., 2023), y muchas teorías no incluyen propuestas claras de intervención pedagógica (Zadkhast et al., 2023). Aunque se sustentan en principios constructivistas, inferenciales, interactivos y metacognitivos (Albatool y Moneus, 2023; Moghadam et al., 2023; Hammad Al-Rashidi et al., 2023), estas debilidades evidencian la necesidad de actualizar los enfoques teóricos ante los desafíos actuales del aprendizaje.
Entre dichos desafíos destacan la integración de la neurociencia y la inteligencia artificial en los procesos de enseñanza y aprendizaje (Moghadam et al., 2023), la adaptación a los cambios culturales y tecnológicos (Al-Zyout y Al-Jamal, 2023), y la transferencia efectiva de habilidades lectoras a distintos contextos (Ahmed Abdel-Al Ibrahim et al., 2023). A ello se suma la necesidad de promover la inclusión y la equidad educativa (Zadkhast et al., 2023). La comprensión lectora implica construir significado a partir del texto, utilizando conocimientos previos, estrategias cognitivas y metacognitivas, así como la motivación del lector (Moghadam et al., 2023). Este proceso exige fluidez, precisión y pensamiento crítico (Abdelshaheed, 2023; Al-Zyout y Al-Jamal, 2023), y está influenciado por variables como el propósito de la lectura, el interés personal y la atención sostenida (Ahmed Abdel-Al Ibrahim et al., 2023). Involucra tanto la comprensión global como el análisis detallado del contenido (Nurwahidah et al., 2023), lo que plantea nuevas oportunidades para fortalecer las teorías existentes y desarrollar lectores más competentes.
En este contexto, la comprensión lectora se concibe como un fenómeno complejo y multidimensional que requiere múltiples habilidades y procesos cognitivos interrelacionados. La presente revisión sistemática tiene como propósito analizar las evidencias científicas más recientes sobre el uso de estrategias híbridas -que combinan métodos presenciales y virtuales- para el fortalecimiento de la comprensión lectora. Se parte de la constatación de que muchos estudiantes enfrentan dificultades debido a distracciones, falta de motivación y escasa personalización en la enseñanza. Por ello, este estudio se centra en responder a la siguiente pregunta de investigación: ¿cuáles son las evidencias científicas sobre las estrategias híbridas para mejorar la comprensión lectora, reportadas entre los años 2021 y 2023, en los continentes de América, Europa, Asia y África?
MÉTODO
El presente estudio adoptó una metodología de revisión sistemática, adecuada para abordar preguntas críticas sobre un área específica del conocimiento, identificar vacíos en la investigación primaria y evaluar teorías que explican cómo y por qué ocurren determinados fenómenos (Page et al., 2021). Para ello, se siguieron las directrices de la declaración PRISMA, caracterizada por su enfoque iterativo, que implica la toma de decisiones fundamentadas por parte de los autores. Esta herramienta contribuyó a mejorar la calidad de la revisión sistemática mediante la transparencia en su aplicación (Urrutia y Bonfill, 2010).
La búsqueda y revisión de la literatura se centró en artículos científicos que abordaran la comprensión lectora y el uso de estrategias para su mejora. Se utilizaron las palabras clave: “comprensión lectora” y “comprensión lectora y estrategias” en la base de datos Scopus. Se incluyeron artículos en español, inglés, polaco y francés, publicados tanto a nivel nacional como internacional. El análisis se enfocó en estudios realizados en los continentes de América, Europa, Asia y África. Se aplicó un criterio temporal, excluyendo aquellos documentos publicados fuera del periodo 2021-2023. La búsqueda se efectuó mediante el operador booleano OR, y se excluyeron libros y tesis para mantener el rigor académico.
En una primera etapa, se preseleccionaron 156 artículos, los cuales fueron descargados desde la base de datos Scopus y gestionados posteriormente mediante el software de referencia Mendeley. A continuación, se procedió a la sistematización de los estudios, aplicando criterios de inclusión y exclusión conforme al diagrama PRISMA. Como resultado, se seleccionó un total de 44 artículos que cumplieron con los criterios establecidos y fueron incluidos en el análisis final. como se evidencia en la Figura 1.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los estudios analizados evidenciaron una preocupación recurrente por las dificultades que enfrentan los sistemas educativos en torno al desarrollo de la comprensión lectora. Esta problemática, ampliamente documentada, constituye un obstáculo para el aprendizaje significativo, afectando el rendimiento académico y la permanencia escolar de los estudiantes. En este contexto, la investigación recopilada pone en relieve diversas estrategias pedagógicas, factores contextuales y enfoques metodológicos orientados a fortalecer esta competencia esencial.
Un conjunto relevante de investigaciones resaltó el impacto positivo de las estrategias lectoras en la activación del conocimiento previo, la organización de la información, la construcción de significados, el desarrollo de la argumentación, la motivación intrínseca y la reducción de la ansiedad durante la lectura. Estos elementos son considerados fundamentales para facilitar una comprensión profunda de los textos, pero también exigen condiciones pedagógicas específicas para su efectividad. En particular, se señala la necesidad de prácticas docentes basadas en la adaptación a los estilos de aprendizaje, la retroalimentación formativa y la promoción de la colaboración entre pares, lo que refuerza la naturaleza dinámica y contextualizada del proceso lector (Adviento-Rodulfa y López, 2022; Al-Zyout y Al-Jamal, 2023; Bustos Ibarra et al., 2021; entre otros).
Otro eje destacado en la literatura es la identificación de factores asociados al desarrollo de la comprensión lectora, tales como la fluidez, la decodificación, la autoeficacia, la velocidad lectora y el pensamiento crítico y creativo. Estos componentes no actúan de manera aislada, sino que interactúan según el nivel educativo y las características cognitivas de los estudiantes, lo que plantea la necesidad de un enfoque holístico para la enseñanza de la lectura. Desde esta perspectiva, los procesos de comprensión deben abordarse de forma integrada con otras habilidades cognitivas, reconociendo la complejidad que implica su adquisición (Castillo y Vásquez, 2021; Ferreirós et al., 2021; Gergelyová y Vančo, 2021; entre otros).
La incorporación de la tecnología en los procesos de enseñanza-aprendizaje fue otra dimensión ampliamente explorada. Varios estudios enfatizaron que el uso de herramientas digitales resulta esencial para planificar, implementar y evaluar estrategias lectoras en entornos híbridos o virtuales. No obstante, la efectividad de estas herramientas depende de una planificación rigurosa, capacitación docente continua y una reflexión pedagógica crítica sobre su aplicación. Además, se destaca que el uso de recursos tecnológicos debe ir acompañado del desarrollo de habilidades socioemocionales, ya que la comprensión lectora no solo requiere competencias cognitivas, sino también condiciones afectivas y sociales que promuevan el interés, el disfrute y la autonomía del estudiante (Benítez y Barreto, 2022a; Cabral Borges et al., 2021a; Divinagracia, 2023; Marín-Marín et al., 2023).
Asimismo, se identificaron aportes relevantes sobre el vínculo entre la alfabetización, las habilidades lingüísticas y cognitivas, y el rol del docente como mediador en el proceso lector. El conocimiento gramatical, por ejemplo, fue señalado como un facilitador clave para la interpretación de los textos, mientras que los programas de alfabetización visual, centrados en la lectura de textos multimodales, emergen como enfoques innovadores para ampliar las capacidades lectoras en contextos diversos (Calero y Calero-Pérez, 2021; Deda, 2021; Níkleva y Rodríguez-Muñoz, 2022).
En cuanto a las propuestas metodológicas, algunos estudios subrayaron la relevancia de una planificación didáctica integral, del aprendizaje basado en proyectos y de la reflexión sobre la práctica docente como medios efectivos para mejorar la comprensión lectora. Estos enfoques reconocen que la enseñanza no puede ser uniforme, pues cada estudiante requiere apoyos diferenciados y adaptados a sus necesidades, lo que demanda flexibilidad e innovación por parte del profesorado (Canquiz-Rincón et al., 2021; Nurkamto et al., 2021; Van Ammel et al., 2021).
La motivación también emergió como un factor clave, tanto desde el punto de vista emocional como didáctico. Varios estudios indicaron que el uso de dinámicas lúdicas favorece la participación activa del alumnado, haciendo de la lectura una experiencia más significativa. La incorporación de elementos motivadores puede contribuir a la construcción de hábitos lectores duraderos y a la mejora del desempeño en tareas de comprensión (Genucchi et al., 2022; Marín et al., 2022; van Dijk y Stronks, 2022).
Finalmente, se identificó una línea de investigación centrada en la promoción de habilidades lectoras desde los primeros niveles educativos, considerando la importancia del acompañamiento familiar, la enseñanza de calidad y el fomento temprano del hábito lector como factores determinantes en el desarrollo de la comprensión. La evidencia sugiere que una intervención oportuna y sostenida puede generar mejoras significativas en el rendimiento lector de los estudiantes (Sierra y Hernández, 2022).
En síntesis, el análisis sistemático permitió identificar enfoques diversos y complementarios para fortalecer la comprensión lectora. Las estrategias híbridas, al articular recursos digitales y prácticas pedagógicas activas, se perfilan como una alternativa prometedora, siempre que se consideren las condiciones contextuales, las necesidades individuales del estudiantado y la formación continua del profesorado.
Discusión
Diversos estudios coincidieron en que la aplicación de estrategias cognitivas y pedagógicas favoreció la organización y activación de ideas, potenciando el pensamiento crítico y creativo en los procesos de lectura (Adviento-Rodulfa y Lopez, 2022; Al-Zyout y Al-Jamal, 2023; Bustos Ibarra et al., 2021; Duenas-Lorente, 2022; Galeano-Sánchez y Ochoa-Angrino, 2022; Henkel et al., 2021; Lo et al., 2021; Maplethorpe et al., 2022; Medina et al., 2021; Pulles et al., 2022; Serrano y Pellicer-Sánchez, 2022). Estas estrategias requirieron ser adaptadas a las preferencias de aprendizaje de los estudiantes, incluyendo el apoyo oral para clarificar metas. En este sentido, las macrorreglas facilitaron la identificación de información relevante y la construcción de inferencias (Fresneda, 2022), mientras que el trabajo colaborativo y recursos como Webtoon promovieron habilidades anticipativas y una comprensión más profunda (Mgijima, 2021; Rafida et al., 2023).
Los factores lingüísticos y cognitivos resultaron determinantes en la comprensión lectora. Moździerz (2022) y Papastefanou et al. (2021) destacaron la importancia de la decodificación, sustentada en habilidades como la velocidad lectora y la conciencia fonológica, ortográfica y morfológica. La lectura fue definida como una actividad compleja, en la que interactúan procesos cognitivos, lingüísticos y sociales (Lagerová, 2021; Lee, 2023), y que requiere del desarrollo de habilidades metacognitivas, estratégicas y críticas. El conocimiento lector, el control metacognitivo (planificación, monitoreo y evaluación), así como el pensamiento crítico, constituyeron elementos esenciales para una interpretación reflexiva de los textos (Ferreirós et al., 2021; Castillo y Vásquez, 2021; Gergelyová y Vančo, 2021).
Asimismo, se identificó que los estudiantes lograron adquirir nuevos conocimientos en la medida en que comprendieron lo que leían (Gutiérrez et al., 2022), lo cual evidenció la necesidad de considerar múltiples dimensiones de la lectura tanto en la enseñanza como en su evaluación.
En cuanto al rol de la planificación didáctica, estrategias como el aprendizaje basado en proyectos y la planificación por objetivos, tiempos y actividades mejoraron significativamente la comprensión lectora (Canquiz-Rincón et al., 2021; Nurkamto et al., 2021; Van Ammel et al., 2021). No obstante, se reconocieron dificultades por parte de los docentes al momento de implementar estas estrategias, lo que exigió contextos motivadores y estructuras metodológicas que fomentaran el uso autónomo de estrategias cognitivas y metacognitivas.
Los niveles de comprensión -literal, inferencial y crítico- se posicionaron como referentes clave en la evaluación y caracterización de las habilidades lectoras (Sierra y Hernández, 2022). En paralelo, el uso de tecnologías educativas, mediante el marco TPACK, facilitó la integración de contenidos pedagógicos y tecnológicos en favor de una enseñanza más eficaz (Nurwahidah et al., 2023). El uso de recursos digitales interactivos también potenció la comprensión, especialmente en la enseñanza del inglés (Raja et al., 2021). La convergencia entre tecnología y pedagogía amplió las posibilidades de producción y difusión textual, promoviendo nuevas formas de lectura y escritura (Benítez y Barreto, 2022; Cabral Borges et al., 2021; Divinagracia, 2023). En este ámbito, la lectura digital se entendió como una práctica divergente y convergente, en constante diálogo con los entornos hipermediales (Ojamaa et al., 2021), mientras que la alfabetización visual permitió desarrollar una lectura crítica y creativa de imágenes (Níkleva y Rodríguez-Muñoz, 2022).
La formación docente resultó un componente esencial en la mejora de los procesos de enseñanza de la lectura, con énfasis en prácticas de alfabetización efectivas (Liswaniso y Pretorius, 2022). La conciencia de metacomprensión, entendida como la capacidad para predecir, monitorear y evaluar la comprensión durante la lectura, fue clave para desarrollar habilidades metacognitivas (Deda, 2021). Asimismo, el fortalecimiento del vocabulario receptivo incidió en el acceso al significado de las palabras (Pezoa y Orellana, 2021), mientras que la enseñanza de estructuras textuales variadas promovió un aprendizaje más integral (Calero y Calero-Pérez, 2021; Sepúlveda y Ortega, 2021).
Por último, las habilidades socioemocionales emergieron como variables significativas en la comprensión lectora. La inteligencia emocional, al facilitar la autorregulación y la motivación, se relacionó con una lectura más fluida, comprensiva y comprometida (Marín-Marín et al., 2023). A su vez, se resaltó la necesidad de fomentar el gusto por la lectura desde edades tempranas, en entornos que reconozcan su valor cultural, social e histórico (Genucchi et al., 2022; Marín et al., 2022; van Dijk y Stronks, 2022). La implementación de estrategias cognitivas y metacognitivas, junto con el uso de recursos innovadores, evidenció mejoras sostenidas en la comprensión de textos en diversos contextos.
CONCLUSIÓN
Los hallazgos analizados evidenciaron que las estrategias híbridas -aquellas que combinan enfoques pedagógicos tradicionales con el uso de tecnologías digitales- contribuyeron significativamente a mejorar la comprensión lectora en distintos contextos educativos de América, Europa y África durante el periodo 2021-2023. Estas estrategias promovieron el desarrollo del pensamiento crítico y creativo, en tanto integraron prácticas cognitivas y metacognitivas adaptadas a las preferencias individuales de aprendizaje.
Se destacó el papel fundamental de la planificación didáctica, el uso de tecnologías educativas y la alfabetización digital como elementos que potencian la comprensión textual, especialmente cuando se abordan desde una perspectiva integral que considera tanto lo cognitivo como lo emocional. Factores como la decodificación, la conciencia fonológica, ortográfica y morfológica, así como el desarrollo del vocabulario y la estructuración de textos, resultaron claves en los procesos lectores. Además, variables como la inteligencia emocional y la motivación incidieron directamente en el nivel de compromiso y autonomía lectora del estudiantado.
Asimismo, se reconoció la importancia de vincular los textos con la realidad sociocultural del lector, fortaleciendo así la dimensión crítica de la lectura. No obstante, esta revisión presenta limitaciones relacionadas con la escasa presencia de estudios que aborden el rol de la memoria de trabajo en la comprensión lectora, lo cual abre nuevas líneas de investigación.
Finalmente, se sugiere incorporar estrategias lectoras orientadas a la educación inclusiva en futuras investigaciones, de modo que se amplíen las posibilidades de acceso y comprensión textual para estudiantes con diversas necesidades educativas.
















