INTRODUCCIÓN
Desde hace más de una década, se han observado cambios significativos a nivel mundial en el ámbito educativo, los cuales han presentado desafíos notables en la implementación, compromiso y gestión de la convivencia en las instituciones, factores cruciales para una gestión y calidad educativa efectivas. Entre estos cambios destaca la irrupción de las redes sociales y la comunicación digital que ha impactado las interacciones entre estudiantes, introduciendo nuevos desafíos en la convivencia escolar (López Berlanda y Sánchez Romero, 2019). De igual forma, la inclusión educativa ha generado cambios en la dinámica de las aulas, exigiendo adaptaciones para asegurar que todos los estudiantes se sientan aceptados y respaldados en su proceso de aprendizaje (Valdés-Morales et al., 2019).
En este contexto, la gestión de la convivencia escolar (GCE) emerge como un tema de vital importancia en la actualidad, dado su impacto directo en el desarrollo integral de los educandos, su bienestar emocional y el ambiente educativo en general. La convivencia en el entorno escolar abarca las complejas relaciones entre educandos, educadores, personal administrativo y padres de familia. A lo largo de los años, se ha reconocido la necesidad de abordar esta temática de manera sistemática y efectiva con el objetivo de fomentar un entorno de enseñanza seguro, inclusivo y propicio para el desarrollo de habilidades socioemocionales (Garcés, 2020).
Los antecedentes de la GCE se remontan a décadas atrás, cuando los estudios sobre el clima escolar y las relaciones interpersonales comenzaron a ganar relevancia en la comunidad académica y educativa. Desde entonces, se ha avanzado en la aprehensión de los elementos que impactan en la convivencia escolar, identificando tanto elementos positivos que fortalecen las relaciones, como desafíos que obstaculizan un ambiente armonioso. Los problemas de acoso escolar, discriminación, violencia y exclusión social, han sido áreas de particular interés en la investigación, ya que representan amenazas significativas para la calidad de la educación y el bienestar estudiantil (Castro Robles et al., 2020).
En este contexto, la problemática en torno a la GCE adquiere una dimensión crítica. Las tensiones y conflictos que surgen en el ámbito escolar pueden tener consecuencias a largo plazo en el bienestar psicológico de los estudiantes, su rendimiento académico y su capacidad para relacionarse de manera positiva en la sociedad. Además, la falta de herramientas y estrategias efectivas para abordar estos problemas puede perpetuar situaciones de sufrimiento y exclusión, dejando a muchos jóvenes vulnerables (Rodríguez Sánchez, 2019).
En este sentido, Morcote et al., (2020) destacan que la coexistencia en el entorno educativo se configura como un componente fundamental para asegurar el bienestar de la población escolar. Asimismo, subrayan que la convivencia desempeña una función esencial en la orientación de los estudiantes. Como señalan Gaeta González et al., (2020) una convivencia deficiente suele tener repercusiones negativas en la formación integral de los adolescentes.
En Perú, se reconoce la imperiosa necesidad de promover una convivencia democrática y de abordar de manera efectiva los persistentes casos de conflictos en el ámbito educativo. En este contexto, el Ministerio de Educación peruano ha establecido directrices y lineamientos destinados a fomentar una convivencia adecuada en las instituciones educativas. Estas acciones buscan favorecer la formación holística de menores y jóvenes, con el propósito de erradicar la violencia y permitir que ejerzan plenamente sus derechos y responsabilidades.
Este enfoque se alinea con la política nacional, cuyo objetivo principal es promover una convivencia saludable como base fundamental para el logro de aprendizajes efectivos. Como subrayan Fierro-Evans y Carbajal-Padilla (2019), resulta fundamental comprender los diversos conceptos relacionados con la convivencia, ya que esto contribuye a consolidar investigaciones pertinentes en el área. Además, es esencial que las instituciones educativas utilicen estrategias efectivas para abordar los conflictos de manera constructiva, evitando que la falta de resolución de estos problemas dé lugar a situaciones de agresión, frustración y discriminación que, en última instancia, pueden convertirse en problemas de índole social.
Ante la situación actual, surge el desafío de la ausencia de una administración efectiva que promueva la convivencia saludable en el nivel de educación secundaria, por lo que surge la pregunta de investigación ¿Cómo se puede mejorar la gestión de la convivencia en el entorno escolar y su impacto en la calidad educativa? Por lo cual se planteó como objetivo de investigación analizar la gestión de la convivencia en el entorno escolar, identificando categorías temáticas clave y sus aportes para comprender cómo la gestión de la convivencia influye en la calidad educativa.
El estudio se justifica al aportar de manera integral al campo educativo. Desde una perspectiva teórica, se fundamenta en una sólida base de artículos científicos y enfoques teóricos relevantes, promoviendo el estímulo a otros investigadores para abordar aspectos aún no explorados. Desde el punto de vista metodológico, proporciona pautas de trabajo que contribuyen al perfil directivo como innovación. En términos prácticos, brinda a los directivos escolares literatura científica revisada que les capacita para implementar efectivamente la GCE. Por último, desde una perspectiva social, la teoría presentada tiene un impacto sustancial al fomentar la coexistencia pacífica y equilibrada en la comunidad educativa, generando un ambiente propicio para el desarrollo holístico de los educandos.
METODOLOGÍA
Este estudio se llevó a cabo mediante una revisión sistemática de la literatura, siguiendo las directrices establecidas en la declaración PRISMA (Page et al., 2021). Para llevar a cabo esta revisión, se siguieron las siguientes etapas: a) se formuló el objetivo de la revisión, b) se crearon las ecuaciones de búsqueda, c) se establecieron los criterios de inclusión y exclusión de los documentos, d) se diseñó un diagrama de flujo que detalla el proceso de búsqueda y selección de artículos, e) se procedió a revisar exhaustivamente la bibliografía disponible, f) se analizaron las fuentes de información recopiladas, y g) finalmente, se organizaron y discutieron los resultados (Bayuo et al., 2023).
Para llevar a cabo la búsqueda de información, se utilizó una estrategia que involucró el acceso a las bases de datos Scopus, SciELO, Google Scholar y Redalyc. Se emplearon palabras clave específicas, como "gestión", "convivencia escolar" y "convivencia educativa", las cuales se formularon combinando entre ellas el término booleano AND, así como experiencias en la gestión de la convivencia en países como Colombia, Chile, México, Cuba y Perú. Las palabras clave se utilizaron para identificar documentos relevantes, ya sea en el título, el resumen o las palabras clave del propio artículo.
Estrategias para la selección de la información
Los documentos resultantes de la búsqueda fueron seleccionados mediante un muestreo basado en criterios, siguiendo la propuesta de Martínez-Salgado (2012). Se consideró la inclusión de textos que abordaran la gestión de la convivencia escolar (GCE), así como aquellos relacionados con distintos aspectos de la convivencia en entornos educativos. Se priorizaron los artículos que presentaban experiencias vinculadas a la gestión de la convivencia en contextos latinoamericanos, publicados entre los años 2015 y 2021, y que estuvieran disponibles en español, inglés o portugués.
En cuanto a los criterios de exclusión, se descartaron los artículos publicados antes del año 2015, aquellos cuya temática no estuviera centrada en la convivencia escolar, documentos que carecieran de rigurosidad científica (como libros, tesis o reportes sin revisión académica), publicaciones con acceso restringido, y textos en idiomas distintos a los previamente mencionados.
Además, conforme a las directrices de Rojas Díaz (2020) se evaluó la producción intelectual en el ámbito de las ciencias sociales, considerando elementos como la cantidad de artículos generados y la trayectoria de las publicaciones. Este enfoque permitió identificar cómo determinados grupos de investigadores han contribuido a la consolidación del campo, aportando marcos conceptuales y desafíos vigentes que evolucionan con el tiempo.
A lo largo del proceso de revisión, se identificaron 44 documentos pertinentes, los cuales fueron sometidos a un análisis detallado para comprender tanto el contexto como las perspectivas teóricas desde las cuales se abordaba la temática. Finalmente, se seleccionaron los artículos definitivos en función de su pertinencia temática, el uso adecuado de palabras clave y la calidad metodológica de las investigaciones.
Ahora bien, la Figura 1 presenta el procedimiento de exclusión de documentos, el cual comenzó con la eliminación de estudios previos a 2015. A continuación, se descartaron aquellos documentos que abordaban la convivencia en contextos no relacionados con el entorno escolar. Luego, se procedió a filtrar la literatura que no cumplía con los estándares de rigurosidad científica en el tema de convivencia escolar. Posteriormente, se excluyeron los artículos que tenían restricciones de acceso, y, por último, se eliminaron los documentos publicados en idiomas diferentes al español, inglés o portugués.
DESARROLLO Y DISCUSION
Con el fin de consolidar el corpus documental para esta revisión, se realizó una selección sistemática de fuentes bibliográficas, considerando tres criterios principales: autoría, título del documento y país de origen. La Tabla 1 presenta la sistematización de los 44 documentos que cumplieron con los criterios de inclusión establecidos, los cuales constituyen la base del análisis.
Este corpus incluye investigaciones académicas, estudios de caso, revisiones teóricas y documentos institucionales que abordan distintas dimensiones de la gestión de la convivencia escolar (GCE), como políticas públicas, experiencias pedagógicas, dinámicas escolares, formación docente, liderazgo educativo y participación estudiantil. Los textos proceden principalmente de países latinoamericanos -Chile, México, Colombia, Perú, entre otros-, así como de algunos contextos europeos (España) y norteamericanos (Canadá), lo cual permite observar la diversidad de enfoques y estrategias en la gestión de la convivencia en distintas realidades educativas.
La Tabla 1 no solo permite identificar tendencias temáticas y geográficas en la producción científica sobre GCE, sino también visualizar el crecimiento del interés académico en el tema durante el periodo 2015-2023, en el que se concentra la mayor parte de las publicaciones analizadas. Este mapeo bibliográfico es clave para comprender cómo se ha conceptualizado la convivencia escolar y cuáles han sido los principales aportes al desarrollo de prácticas orientadas a su fortalecimiento en los contextos escolares.
Los resultados se organizaron a través de la representación gráfica de barras que clasifica las categorías propuestas por los autores de los artículos investigados. Los temas explorados en los artículos científicos sobre la gestión de la convivencia en el entorno escolar, se dividieron en diez categorías, cada una de las cuales alberga la literatura analizada (Figura 2).
El análisis de los artículos seleccionados se organizó en torno a categorías temáticas, ordenadas de menor a mayor según la cantidad de investigaciones encontradas en cada una. Este criterio responde al propósito de facilitar una lectura progresiva y estructurada del estado del arte, sin que ello implique una jerarquización de los temas tratados.
La categoría con menor representación corresponde al Compromiso de gestión de la convivencia escolar, donde se identificó un solo estudio: el de Hernández Bonilla et al. (2018), cuyo objetivo es fortalecer la calidad educativa mediante un sistema integral de gestión que comprometa a todos los actores institucionales en el abordaje de factores que inciden en la convivencia escolar.
En la categoría Modelo de convivencia escolar, se encontraron dos investigaciones: la de Fierro-Evans y Carbajal-Padilla (2021) y la de Malagón Buitrago et al. (2016). Ambos trabajos proponen modelos estratégicos para la formación en convivencia, orientados a facilitar la implementación de políticas públicas y a promover procesos de autodiagnóstico en los centros escolares.
Respecto a la categoría Necesidades formativas para la convivencia, tres artículos -Rodríguez Álvarez et al. (2018), Hernández Prados et al. (2020) y Hernández et al. (2021)- destacan la relación entre la formación profesional, el asesoramiento educativo y las estructuras organizativas de las instituciones, subrayando que el éxito en la convivencia escolar se vincula estrechamente con procesos formativos sólidos y pertinentes.
En Problemas de convivencia, se analizaron tres estudios relevantes: Gaeta González et al. (2020), Rodney y García (2020), y Hoyos y Sandoval (2018). Estos textos examinan los principales desafíos de convivencia que enfrentan adolescentes en contextos escolares, con énfasis en la educación secundaria, proponiendo interpretaciones que contribuyan a la generación de propuestas educativas contextualizadas y eficaces.
La categoría Gestión directiva y liderazgo para la convivencia reúne cuatro artículos (Sánchez et al., 2018; Beltrán, 2017; Uribe et al., 2016; Muñoz Iparraguirre et al., 2021), los cuales amplían la comprensión del rol de los equipos directivos en la promoción de una convivencia escolar democrática. Se resalta el liderazgo pedagógico como una dimensión clave en el desarrollo institucional, y se plantea que la gestión escolar debe concebirse como un campo en evolución, permeable a nuevas prácticas colaborativas.
En el eje temático Evaluación de la convivencia escolar, los estudios de De la Fuente (2017), Gascón-Cánovas et al. (2017), González-Cabrera et al. (2019) y Lambe y Craig (2020) proponen instrumentos de medición que permiten analizar los efectos de las estrategias implementadas en los centros educativos. Se destaca la importancia de generar evidencia empírica para sustentar intervenciones pedagógicas eficaces.
La categoría Prácticas pedagógicas y convivencia escolar comprende cinco artículos: Urbina et al. (2020), Treviño Villarreal y González Medina (2020), Pulla (2017), Peña Figueroa et al. (2017) y Hoyos y Sandoval (2018). Estas investigaciones exploran estrategias de atención e intervención centradas en el aula, incluyendo aspectos como el uso de sanciones, el diseño de ambientes favorables para la interacción y el papel del docente como mediador de conflictos.
En Convivencia escolar en secundaria, se identificaron seis estudios (Viscardi, 2017; Treviño Villarreal y González Medina, 2020; Mendoza y Barrera, 2018; Gaeta González et al., 2020; Carreño y Rozo, 2020; Tuero et al., 2020). Estos trabajos ponen en evidencia que el contexto escolar en esta etapa está marcado por problemáticas como la disfuncionalidad familiar, el escrutinio social hacia los adolescentes, la falta de promoción efectiva de valores y la necesidad de replantear las relaciones interpersonales en los entornos educativos.
La categoría Políticas de convivencia escolar agrupa nueve estudios que reflexionan sobre el diseño e implementación de políticas públicas en materia de convivencia (Viscardi, 2017; Morales y López, 2019; López et al., 2018; De Vasconcelos, 2017; Bocanegra y Herrera, 2017; Ascorra et al., 2019; Arredondo Reyes, 2019; Cortez et al., 2019; Fierro-Evans y Carbajal-Padilla, 2019). Estos textos enfatizan el enfoque de derechos, resaltando el protagonismo de los adolescentes en la construcción de normas y en la vida democrática de la escuela.
Finalmente, la categoría con mayor presencia documental es Convivencia escolar en Latinoamérica, con trece estudios (Sandoval et al., 2017; Ramírez Ramos et al., 2019; Leyton-Leyton, 2020; González Medina y Treviño Villarreal, 2018; Fierro-Evans y Carbajal Padilla, 2019; Devés, 2016; Cuchan y D’Arcángelo, 2017; Ortiz-Mallegas et al., 2023; Bocanegra y Herrera, 2017; Ascorra et al., 2016; Arón et al., 2017; UNESCO, 2019; Ministerio de Educación, 2015). Este conjunto revela que gran parte de la producción científica en torno a la convivencia escolar se concentra en países como Chile y aborda múltiples dimensiones del fenómeno: culturales, institucionales, curriculares y normativas.
Discusión
La gestión escolar, conforme a los artículos revisados, se concibe como un proceso integral y dinámico que abarca la toma de decisiones, la planificación estratégica, la asignación eficiente de recursos y el ejercicio de un liderazgo efectivo orientado a fortalecer la convivencia escolar y mejorar la calidad educativa. Esta gestión implica el compromiso activo de toda la comunidad educativa y aborda dimensiones pedagógicas, organizativas, normativas y comunitarias con el fin de crear un entorno propicio para el aprendizaje y el desarrollo integral del estudiantado (Leyton-Leyton, 2020).
Uno de los principales aportes identificados en las investigaciones analizadas es la necesidad de implementar estrategias y modelos de convivencia escolar que favorezcan una formación holística, capaz de responder a los desafíos actuales que enfrentan las instituciones educativas. Estos estudios destacan la importancia de integrar los factores pedagógicos, organizativos y comunitarios en la gestión de la convivencia escolar (GCE), así como de establecer procesos de evaluación que permitan reflexionar sobre los resultados obtenidos, con miras a impulsar una convivencia saludable.
Asimismo, se subraya la relevancia de fomentar el protagonismo de los estudiantes en la construcción de normas y en la participación en la vida política de la escuela, reconociéndolos como sujetos de derechos (Fierro Evans y Carbajal-Padilla, 2021; Malagón Buitrago et al., 2016). Este enfoque contribuye al análisis crítico y al debate sobre los mecanismos más eficaces para enfrentar los conflictos escolares y promover una educación de calidad centrada en el respeto mutuo y la equidad.
Por otro lado, varios estudios coinciden en la necesidad de establecer relaciones democráticas dentro del entorno escolar, mediante propuestas orientadas a prevenir y resolver situaciones de violencia y conflicto, particularmente en el nivel de educación secundaria. En este sentido, la gestión directiva adquiere un rol fundamental, ya que articula la calidad educativa con la promoción de relaciones interpersonales positivas, la resolución de conflictos y la consolidación de un clima escolar favorable al aprendizaje. De igual manera, se resalta la importancia de la formación continua del personal encargado de la convivencia escolar, en tanto que esta preparación incide directamente en la construcción de ambientes educativos que promuevan el desarrollo académico y personal del alumnado (Beltrán, 2017; Muñoz Iparraguirre et al., 2017; Sánchez et al., 2018; Uribe et al., 2016).
CONCLUSIÓNES
En síntesis, los hallazgos de este artículo permiten concluir que la gestión de la convivencia escolar (GCE) constituye un componente esencial para el fortalecimiento de relaciones interpersonales saludables y el mejoramiento de la calidad educativa. Las investigaciones revisadas coinciden en que una gestión escolar efectiva, basada en principios democráticos y participativos, es clave para prevenir situaciones de violencia, fomentar el respeto mutuo y garantizar un entorno propicio para el aprendizaje.
La convivencia escolar, entendida como un proceso colectivo, demanda el compromiso activo de toda la comunidad educativa. En este sentido, el liderazgo directivo adquiere un rol determinante al impulsar prácticas institucionales que promuevan la resolución pacífica de conflictos y el desarrollo integral del estudiantado. Se pone en evidencia que, en muchos contextos latinoamericanos, los problemas de convivencia reflejan tensiones sociales más amplias, lo que subraya la necesidad de una gestión directiva con enfoque transformador y orientada al bienestar común.
Asimismo, se reconoce la importancia de la formación continua de los equipos directivos, ya que esta fortalece su capacidad para diseñar e implementar estrategias eficaces de convivencia. Una gestión comprometida con la promoción de relaciones democráticas no solo contribuye a un clima escolar positivo, sino que también favorece la inclusión, la participación estudiantil y el ejercicio pleno de los derechos educativos.
Finalmente, se plantea la necesidad de que futuras investigaciones profundicen en el diseño e implementación de modelos específicos de gestión de la convivencia escolar adaptados al contexto latinoamericano. Estos modelos deberán priorizar la formación integral del estudiantado, así como la consolidación de relaciones humanas respetuosas y colaborativas dentro del ámbito escolar.

















