INTRODUCCIÓN
En la actualidad, la misión de la educación superior es formar ciudadanos competentes, íntegros con valores basados, en el respeto a la diversidad, la empatía, la solidaridad, los derechos fundamentales y el medio ambiente. Así como la educación es un bien público para todos, también lo es el conocimiento un bien público que debe favorecer a toda la humanidad. La educación superior asume una responsabilidad activa por nuestra humanidad común, respetando las culturas y las identidades, ya sean colectivas, organizativas o individuales, fomentando al mismo tiempo la comprensión intercultural y epistemológica (Lázaro Lorente, 2022). El desafío de poder formular y evaluar las competencias investigativas se basa en el rol que cumplen las universidades de una sociedad globalizada, quienes son las encargadas de formar a los profesores como investigadores. La discusión sobre lo que significa las competencias investigativas va directamente a la cuestión de introducir el desarrollo de capacidades en la educación (Reiban et al., 2017).
Al respecto, las instituciones de educación superior no fijan políticas públicas, pero pueden intentar influir en ellas y llenar los vacíos dejados por la pandemia, de lo contrario la calidad educativa será menos integral y por lo tanto dejará de ser de calidad, ya dejaría de ser el bien social común y el derecho universal que debería ser. La calidad de la educación que deben brindar las instituciones educativas es trascendental para el desarrollo de las competencias investigativas en todos sus estudiantes. El desafío de formar estudiantes competentes, capaces de enfrentar todos los desafíos y demandas sociales de un mundo globalizado es uno que todo educador debe enfrentar (Dipas Mayuri et al., 2022).
Todo ello tiene un impacto en la educación superior y requiere una nueva visión de las competencias del siglo XXI, que exige el uso de métodos educativos nuevos y necesarios para crear capacidad intelectual e inteligencia para producir y utilizar conocimientos, así como para vivir toda la vida. aprendiendo porque todos necesitan actualizar sus conocimientos y habilidades. Esto es extremadamente relevante ya que vivimos en una sociedad donde el conocimiento es el principal motor del desarrollo y el crecimiento económico.
Los docentes de educación superior tienen una serie de características diferentes a aquellos de décadas anteriores y operan en un contexto en el que la información y el conocimiento son aspectos importantes a considerar para su desarrollo. Dentro de este contexto, las universidades están obligadas a asumir una importante misión como es la de formar profesionales y producir conocimiento a través de la investigación científica. Sin embargo, la globalización ha influido significativamente en los métodos de formación de los especialistas a cargo de las instituciones de educación superior; quienes en la formación académica de los futuros profesionales debe considerar la enseñanza de competencias investigativas para la práctica en el ámbito profesional, científico e investigativo, por lo que la preparación de los docentes universitarios es muy importante, porque su enseñanza debe conducir al éxito de procesos como el análisis, el razonamiento, reflexión, síntesis y que tipifican el desarrollo del pensamiento.
Para Mármol et al., (2022) los cambios en la educación superior deben realizarse de inmediato, los estudiantes necesitan una universidad actualizada con docentes que demuestren sus conocimientos, competencias, a través de actividades orientadas al aprendizaje, sabiendo que en cada una de las materias tienden a desarrollar habilidades necesarias para desarrollar todo tipo de trabajo.
Por su parte, Pilco Tinini, (2022) establece que las competencias investigativas de un docente, lo ayudan a dominar un conjunto de conocimientos, habilidades, valores y actitudes denominados dimensiones; para lograr calidad educativa. La mayoría de los modelos de competencias en investigación son teóricos y se describen según el contexto de cada organización, coincidiendo con las necesidades de desarrollo de conocimientos y competencias de cada investigador. Respecto al fortalecimiento de las competencias investigativas en la educación superior, se determina que debe involucrar a todo el contexto y a todos los sujetos que participan en la investigación.
En tanto que, Luján et al., (2022) consideran que la competencia de investigación es el desarrollo de diversos trabajos de investigación encaminados a reproducir o crear conocimientos científicos y tecnológicos, con el fin de proponer soluciones a diversos problemas a través de métodos adecuados, como la redacción adecuada para dar a conocer los resultados de las investigaciones a la comunidad científica mediante medios de difusión como revistas y eventos científicos, considerando las implicaciones éticas de la investigación.
Seguidamente, Vásquez et al., (2022) señalan que los estudiantes universitarios, para lograr su eficacia académica, deben haber desarrollado varias competencias; por ejemplo, las competencias de investigación, de empoderamiento académico, de la autoeficacia, de satisfacción y lealtad, de construcción de estrategias, de evaluación, del ejercicio de las clases invertidas; también deben poseer competencias para el entrenamiento de las habilidades blandas. La importancia de las competencias en la educación superior, se revela en los mejores resultados académicos que se tengan; mejora de los procesos, la identidad, la calidad de los servicios y de los aprendizajes; apoyados por el uso de la TIC; mejoran los procesos de investigación, el entrenamiento de las habilidades blandas, entre otras.
Es por ello, que este estudio tiene como finalidad analizar la influencia de las competencias investigativas en la educación superior, con el propósito de comprender el desarrollo de los docentes y estudiantes como actores investigativos a través de un estudio bibliográfico. La investigación sobre el impacto de las habilidades investigativas en la educación superior es relevante tanto para profesores como para estudiantes en las diferentes materias impartidas. Esta investigación ha mejorado la calificación profesional de la educación superior en cuanto a la formación de competencias investigativas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en el contexto específico de las instituciones de educación superior, donde participan investigadores, docentes y estudiantes, generando una dinámica compleja y donde se supone que el proceso educativo sigue un enfoque sistémico, que abarca todo (López y García González, 2022).
METODOLOGÍA
El presente estudio adoptó un enfoque de investigación de tipo bibliográfico, característico de los artículos de revisión, orientado a la recolección y análisis de información relevante sobre el tema. Se emplearon técnicas de análisis documental, utilizando como recurso principal la gestión bibliográfica, que permitió construir una base de datos integrada por artículos científicos, tanto originales como de revisión, centrados en dos ejes temáticos: las competencias investigativas de docentes universitarios y de estudiantes universitarios.
La selección de los artículos se realizó a partir de fuentes especializadas en educación superior y ciencias sociales, consultando bases de datos como Google Académico, Scielo y Scopus. Los criterios de inclusión se basaron en la pertinencia temática en relación con el objetivo general del artículo y en la exigencia de revisión por pares, lo que aseguró la validez externa de los documentos analizados. Se consideró un total de 16 artículos científicos publicados entre los años 2021 y 2023, de los cuales 4 correspondieron a investigaciones originales y 12 a artículos de revisión, incluyendo tanto versiones en español como traducciones posteriores al inglés.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Dominio de contenidos teóricos, metodológicos y tecnológicos
La investigación de Hernández et al., (2019) resaltan que las competencias investigativas en la educación superior no se limitan a la adquisición de contenidos teóricos o metodológicos, sino que abarcan el dominio de estos saberes junto con el manejo de tecnologías para la selección, organización, análisis y difusión del conocimiento. La investigación científica se entiende como un proceso estructurado que responde a la necesidad de formar ciudadanos críticos y reflexivos, a la vez que las universidades enfrentan el reto de reconfigurar el rol docente como formador-investigador.
Formación de liderazgo y transformación social mediante la investigación
Kerwin et al., (2022) enfatizan que el fortalecimiento de competencias investigativas convierte a los estudiantes en líderes capaces de impulsar transformaciones sociales sostenibles. La interacción entre estudiantes y docentes se configura como esencial, promoviendo espacios de colaboración donde la construcción de conocimiento favorece cambios duraderos. La reflexión docente y la adaptación a las necesidades individuales de los estudiantes aparecen como elementos fundamentales para el logro de una formación investigativa efectiva.
Uso de herramientas tecnológicas en la gestión de la información
Antúnez Sánchez et al., (2020) abordan la importancia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como aliadas en el desarrollo de competencias investigativas. Aunque se reconoce su potencial para optimizar los procesos de búsqueda y análisis de información, los hallazgos evidencian que su incorporación aún es limitada, manteniéndose prácticas de investigación tradicionales que desaprovechan los recursos tecnológicos disponibles.
Evaluación y fortalecimiento de competencias en docentes universitarios
Vargas y Sito (2021) subrayan la necesidad de fortalecer las competencias investigativas de los docentes para garantizar prácticas basadas en evidencia. La investigación se convierte en un eje de transformación profesional, exigiendo un rediseño de la formación continua que responda al dinamismo del contexto educativo y social, así como a la influencia de las TIC. La implementación de prácticas de investigación desde los programas de formación es vista como una vía para mejorar la calidad educativa.
Perspectiva sistémica del desarrollo de competencias
Desde la visión de López y García González (2022), el crecimiento de las competencias investigativas requiere de un enfoque sistémico que involucre a toda la comunidad educativa. La reciente incorporación de estas competencias al escenario académico exige una simplificación metodológica para facilitar su implementación y adaptación, impulsando así cambios en los procesos de enseñanza y aprendizaje que respondan a las exigencias sociales actuales.
Formación de habilidades investigativas aplicadas a la realidad
Prudencio Coreas (2021) señala que la formación investigativa en la educación superior debe combinar conocimientos teóricos y prácticos. Esta integración busca desarrollar habilidades que permitan a los estudiantes aplicar lo aprendido en situaciones reales, fomentando su capacidad para identificar y resolver problemas concretos desde una perspectiva científica y tecnológica.
Compromiso docente en el desarrollo investigativo de los estudiantes
La investigación de Soto y Hanna (2019) destacan que la promoción de competencias investigativas debe ser un esfuerzo continuo desde el inicio de la formación académica. El compromiso docente es crucial para incentivar la producción de nuevos conocimientos, apoyándose en estrategias creativas y en el uso de herramientas tecnológicas como Internet y redes sociales, de modo que se potencie la capacidad investigativa orientada a las necesidades sociales.
Importancia de metodologías de investigación en la educación superior
Acosta Luis et al., (2021) explican que los cambios científicos y tecnológicos exigen que las universidades integren las metodologías de investigación en su enseñanza. Estas metodologías no solo deben organizar el proceso formativo, sino también fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, la innovación y la gestión tecnológica, aspectos esenciales para el desarrollo de competencias investigativas y la preparación de profesionales adaptables y críticos.
Integración de las TIC en la formación investigativa del docente universitario
Finalmente, Cárdenas Zea et al., (2021) ponen en evidencia cómo la mediación de las TIC en la formación docente favorece el desarrollo de competencias investigativas. La actitud positiva hacia el uso de tecnologías facilita la creación de sinergias entre las actividades académicas y los procesos investigativos, fortaleciendo la interacción entre los recursos digitales y la producción científica.
Evaluación de competencias investigativas mediadas por las TIC
En la formación de competencias investigativas desde un enfoque tecnológico-investigativo, emergen criterios de evaluación esenciales como la identificación de problemas apoyados en investigaciones científicas utilizando las TIC, la representación de experiencias de investigación, el tratamiento de situaciones profesionales y la generalización de resultados. Estos criterios alcanzan su máxima expresión en el ejercicio de la actividad docente universitaria, consolidándose como parte fundamental de su desempeño académico e investigativo.
Relación entre competencias investigativas y producción intelectual
El estudio de Dávila et al., (2022) evidencian una correlación positiva moderada entre las competencias de investigación y la producción intelectual en docentes de una universidad pública peruana. Los resultados sugieren que la capacitación docente impacta directamente en la calidad de la investigación y la producción académica. Además, se confirmó que habilidades como la observación, descripción, análisis, síntesis e interpretación guardan relación directa con el desarrollo de la capacidad intelectual de los docentes, lo que resalta la importancia de fomentar estos procesos junto con estrategias que potencien la creatividad, la resolución de problemas y la innovación.
Vínculo entre competencia digital y habilidades investigativas
Montalvo Fritas et al., (2022) destacan que las competencias digitales y las habilidades investigativas en docentes de educación superior están estrechamente conectadas. Un mayor dominio en estos ámbitos repercute positivamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, beneficiando los resultados de los estudiantes, especialmente en el área de investigación. La investigación subraya que el uso de tecnologías digitales no debe limitarse a su función como soporte, sino incorporarse como parte integral del proceso educativo, promoviendo la apropiación crítica de la tecnología en el ejercicio académico y científico.
Crecimiento y desafíos de las competencias investigativas en la educación superior
García-Herrera y Cardenas-Cordero (2022) señalan que los enfoques conceptuales de las competencias investigativas han impulsado un crecimiento progresivo y plantean desafíos en la formación profesional docente. El dominio de estas competencias implica que los docentes no solo manejen herramientas básicas de investigación, sino que también integren conocimientos, habilidades y valores que los alineen con los objetivos de la educación superior contemporánea, elevando la calidad de la producción académica.
Competencias investigativas en universidades privadas de Panamá
El trabajo de Rincón González y Mujica Chirinos (2022) revela que los docentes de universidades particulares en Panamá demuestran un nivel alto en competencias relacionadas con la búsqueda de información, el análisis de evidencias científicas y la comparación de distintas posturas teóricas. En el ámbito tecnológico-metodológico, presentan un sólido desempeño en la redacción de objetivos, definición de variables y aplicación de procedimientos rigurosos para la recolección de datos. Sin embargo, enfrentan mayores desafíos en la ejecución de diseños cualitativos y el análisis de información cualitativa, aunque logran mantener un desempeño global elevado. En dimensiones como el “saber transferir”, “saber ser” y “saber convivir”, los docentes destacan por su compromiso ético, la organización de actividades científicas y el trabajo en equipo.
Didáctica para el desarrollo integrado de competencias investigativas
Rodríguez et al., (2018) reflexionan sobre la necesidad de una didáctica que integre las competencias investigativas dentro del proceso educativo del siglo XXI. Más allá del enfoque competitivo individualista, aboga por un modelo que promueva la colaboración, el intercambio de saberes y la aplicación ética de los conocimientos científicos. La propuesta enfatiza la integración de habilidades, valores y conocimientos como pilares esenciales en la dinámica de la enseñanza-aprendizaje, ajustándose a las exigencias de un mundo laboral y social cada vez más interconectado y exigente en materia de competencias.
Discusión
La educación se convierte en el principal recurso para el desarrollo humano y para la formación basada en competencias investigativas, que garantice una enseñanza evolutiva y flexible. Esta formación debe permitir el perfeccionamiento de la personalidad y del potencial excepcional del estudiante, así como el desarrollo de su capacidad para superar entornos sociales de aprendizaje complejos y, en muchos casos, desfavorables, preparándolo para intervenir de manera eficaz y eficiente en distintos contextos.
Pilco Tinini, (2022) en su investigación, destaca que las competencias permiten al futuro profesional dominar un conjunto de conocimientos, habilidades, valores y actitudes organizados en diversas dimensiones, lo que contribuye a alcanzar la calidad educativa. Afirman además que la mayoría de los modelos de habilidades de indagación son de carácter teórico y adaptados al contexto institucional, coincidiendo con las necesidades específicas de formación investigativa de cada docente o estudiante.
El fortalecimiento de las competencias investigativas de los docentes requiere la implicación de todos los actores y del contexto en su conjunto. En este sentido, se destacan factores como la formación docente continua, el conocimiento del proceso de investigación científica, las habilidades para su comprensión, el uso de tecnologías, y las capacidades emocionales y motivacionales que inciden en la actitud investigativa.
Por ello, el diseño de estrategias de capacitación orientadas al fortalecimiento de estas competencias debe considerar las condiciones contextuales e integrar las habilidades investigativas de manera simultánea.
En esta misma línea, Mármol et al., (2022) en su investigación Desarrollo de habilidades investigativas en estudiantes de educación superior a través de la neuroeducación, sostiene que los cambios en la educación superior son urgentes. Los estudiantes requieren una universidad actualizada, con docentes capaces de transmitir sus conocimientos mediante actividades orientadas a la motivación y al desarrollo de competencias necesarias para su futuro desempeño laboral.
Es fundamental emplear herramientas pedagógicas que, si bien no son nuevas, han sido poco exploradas por los docentes. Estas herramientas forman parte esencial de la gestión del conocimiento estudiantil. En este marco, las nuevas teorías del aprendizaje han dejado atrás las metodologías centradas únicamente en la transmisión de contenidos, para dar paso a enfoques que conciben al estudiante como el protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje (Morales García et al., 2021).
El desarrollo de competencias investigativas propicia la consolidación de distintos tipos de pensamiento -analítico, lógico, intuitivo, creativo y sistémico-, lo que conduce a un estado superior: el pensamiento estratégico. La educación superior ecuatoriana debe orientarse hacia la formación de profesionales idóneos, capaces de adaptarse a los cambios y de generar propuestas de solución en su entorno laboral.
A partir del análisis bibliográfico, se evidencia la importancia crucial de las competencias investigativas en la educación superior, ya que permiten responder a los constantes cambios y avances acelerados que caracterizan a la sociedad contemporánea. Estas competencias posibilitan experiencias de enseñanza y construcción del conocimiento basadas en las aptitudes individuales del estudiante. En contraste con esta visión, Hernández et al., (2019) sostienen que la educación superior debe formar ciudadanos con pensamiento crítico, reflexivo y analítico, en respuesta a las demandas del tercer milenio. En la misma línea, Kerwin et al., (2022) afirman que cada estudiante es único, con necesidades particulares que deben ser atendidas para lograr la adquisición de competencias investigativas que permitan generar conocimientos útiles y afrontar los desafíos de su carrera profesional.
Antúnez Sánchez et al., (2020) destacan que las competencias investigativas del siglo XXI potencian habilidades, actitudes y destrezas esenciales para enfrentar diversos fenómenos. En este proceso, el aprendizaje autónomo adquiere una relevancia creciente. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no solo deben verse como recursos, sino como herramientas que potencien el desarrollo de estas competencias.
Vargas y Sito (2021) enfatizan la necesidad de contar con investigadores competentes en el ámbito educativo, capaces de generar investigaciones de calidad y de promover prácticas basadas en evidencia, lo cual impacta no solo en el aula, sino en la construcción de una sociedad sostenible. Asimismo, López y García González (2022) señalan la urgencia de continuar los estudios sobre el desarrollo de competencias investigativas dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje en contextos específicos de las instituciones de educación superior. Este enfoque exige la participación conjunta de investigadores, profesores y estudiantes, en una dinámica compleja que asuma el crecimiento educativo desde una perspectiva sistémica, involucrando a toda la comunidad educativa.
Por su parte, Soto y Hanna (2019) indican que el desarrollo de competencias investigativas debe fomentarse desde las primeras etapas de la formación académica y consolidarse progresivamente. Este proceso exige el compromiso activo del docente para que el estudiante aprenda a investigar dentro de su disciplina específica, lo cual implica una formación continua tanto en la producción de nuevos conocimientos como en la generación de aportes significativos para la humanidad.
En este mismo sentido, Acosta Luis et al., (2021) plantean que las instituciones de educación superior tienen la responsabilidad de emplear herramientas adecuadas para fomentar las competencias investigativas, así como también la creatividad, la innovación, el trabajo en equipo, la planificación, la evaluación, la formación en valores y la gestión de tecnologías emergentes.
Montalvo Fritas et al., (2022) destacan que las habilidades digitales están estrechamente relacionadas con las competencias investigativas del docente. Es decir, docentes con sólidas competencias digitales y habilidades investigativas contribuyen al fortalecimiento del aprendizaje de sus estudiantes, especialmente en el ámbito de la investigación.
Por otra parte, García-Herrera y Cardenas-Cordero (2022) señala que los diversos enfoques sobre competencias investigativas han impulsado un desarrollo progresivo en la educación superior, planteando al docente el desafío de apropiarse de nuevos conocimientos, habilidades, actitudes y valores que se alineen con los objetivos de esta etapa educativa.
Finalmente, y retomando a Pilco Tinini (2022) se reafirma que las competencias investigativas en la docencia universitaria permiten formar profesionales capaces de dominar diversas dimensiones del saber, esenciales para la calidad educativa. A pesar de que muchos modelos de habilidades de indagación son teóricos y contextuales, responden a las necesidades específicas de desarrollo del conocimiento y de habilidades investigativas de cada institución.
CONCLUSIÓN
A partir del análisis del objetivo propuesto, se concluye que las competencias investigativas constituyen un eje fundamental en la educación superior, ya que permiten fortalecer el proceso formativo tanto de estudiantes como de docentes. La revisión bibliográfica evidenció que dichas competencias son esenciales para mejorar el desempeño académico y profesional, al facilitar el desarrollo de habilidades como la observación, el razonamiento, la creatividad, el pensamiento crítico y la sistematización de información. Asimismo, se identificaron factores determinantes para su fortalecimiento, tales como la implementación de estrategias adecuadas, el acceso a recursos pertinentes, el compromiso activo de los actores educativos y el enfoque institucional. En este contexto, el rol del docente como guía y generador de conocimiento adquiere una dimensión estratégica, en tanto se le exige una participación activa en la investigación, alineada con principios éticos y normativos. Por ende, se hace indispensable la actualización continua del cuerpo docente y la consolidación de una cultura investigativa en las instituciones de educación superior, como medio para enfrentar con eficacia los desafíos del conocimiento y aportar a la transformación social.
CONFLICTO DE INTERESES. Durante el desarrollo del presente trabajo de investigación no han incidido intereses o valores distintos a los que habitualmente tiene la investigación.














