INTRODUCCIÓN
Los últimos 40 años, en la investigación educativa los resultados han revelado que los métodos de enseñanza tradicionales basados en la exposición de conocimientos son poco efectivos en el desarrollo de aprendizajes significativos. La evaluación formativa es un proceso continuo que tiene como objetivo proporcionar información al docente y al estudiante sobre el progreso del aprendizaje (Zambrano Rujano, 2007). Se realiza a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje, con el fin de identificar las fortalezas y debilidades de los estudiantes y tomar medidas correctivas para mejorar su aprendizaje. Al proporcionar información sobre el progreso del aprendizaje, el docente y el estudiante pueden trabajar juntos para alcanzar los objetivos educativos.
La evaluación formativa es una herramienta fundamental para optimizar el aprendizaje de los estudiantes, y tiene como beneficios mejorar el aprendizaje del estudiante al recibir información sobre su progreso para perfeccionarlo, además, ayuda al docente a planificar su enseñanza identificando las áreas en las que los estudiantes necesitan más apoyo y también favorece la participación del estudiante al involucrarlo más en sus actividades estudio. En consecuencia, es preciso implementar una evaluación alejada de lo cuantitativo, ya que es una de las limitantes del desempeño dentro del salón de clases (García et al., 2021). Por esto, la importancia de la evaluación formativa se enmarca tanto en docentes como en los estudiantes, porque son coparticipes de los objetivos de formación pedagógica, comprendiendo que la valoración formativa permite el registro progresivo de sus avances, asumiendo la facultad que los discentes enmienden sus errores y los docentes fortalezcan su trabajo didáctico (Gallardo et al., 2020).
En este sentido, en la evaluación formativa, los estudiantes son los actores principales y dinámicos que, junto a sus docentes, participan en los fines de formación y entienden los avances de sus progresos, como también las sucesivas acciones que precisan dar, y cómo darlos (Moreno, 2016). Sin embargo, la disposición y competencias de los docentes influyen significativamente en la calidad del trabajo pedagógico, no solo para evaluar los conocimientos de sus estudiantes sino también para promover el aprendizaje. Como consecuencia de esto, para mejorar la calidad de la educación a todos niveles, una de las herramientas más importante se basa en la preparación docente en el área de evaluación formativa. Por esta razón, el uso coherente de la evaluación formativa beneficia a los jóvenes a desafiar y hacer frente a los problemas y así mejorar su desempeño (González et al., 2016).
Asimismo, la evaluación formativa posee una función mediadora, de directriz, estimuladora, de retroalimentación permanente, que la acredita como una estrategia que obliga a rastrear no solo las limitaciones de los estudiantes, sino fundamentalmente sus fortalezas pedagógicas (Deroncele et al., 2020). Al mismo tiempo, la evaluación formativa se centra fundamentalmente en el proceso de formación, por tal razón su desarrollo es esencialmente significativo la retroalimentación; con la condición de que también sea una retroalimentación formativa que impulse una intervención activa de los alumnos en un proceso horizontal de comunicación pedagógica en el que los estudiantes y docentes interactúen reflexivamente sobre los desafíos y oportunidades de formación (Medina y Deroncele, 2019).
Por su parte, la autorregulación en la evaluación formativa direcciona el modo de enseñanza al acomodo de quien se forma; de igual manera se involucra a la didáctica formación-aprendizaje. En tanto las técnicas de la evaluación formativa hacen presencia en la experiencia de enseñanza, oportunidad para evidenciar los aprendizajes de los estudiantes (Fraile et al., 2013). La evaluación formativa proporciona información al estudiante sobre su progreso, lo que le permite tomar medidas para mejorar su aprendizaje. Esta información puede ser utilizada por el estudiante para planificar su estudio, identificar sus fortalezas y debilidades, y establecer metas de aprendizaje. Por ejemplo, el uso de los sistemas de autoevaluación y coevaluación direccionados al plano formativo, apoya al autocontrol y la teoría de la mente, que radica en el uso de principios de valoración conocidos y admitidos por los estudiantes. De este modo, el discente logrará apreciar desde su propio criterio los avances obtenidos por él y los de sus compañeros, consiguiendo alcanzar el feedback que le permitirá progresos en la ejecución de su trabajo, al igual que en el entendimiento de la evolución de su aprendizaje (Fraile et al., 2017).
En efecto, la evaluación formativa y la autorregulación tienen una relación estratégica, y se basan en la capacidad del discente para dosificar y tomar decisiones sobre sus periodos de acción y labor los que han consentido una mayor motivación (Delgado et al., 2018). La evaluación formativa puede ayudar a los estudiantes a desarrollar su capacidad de autorregulación del aprendizaje proporcionando información sobre el progreso, fortalezas y debilidades, lo que le permite identificar áreas en las que necesita mejorar, así como fomentar la reflexión ayudándoles a identificar estrategias de aprendizaje que funcionen para él, y además facilitan el desarrollo de habilidades metacognitivas como la planificación, el monitoreo y la evaluación del propio aprendizaje.
Es importante resaltar que la evaluación formativa envuelve un desafío para el docente, pues exige conocimientos concretos en la disciplina, una reiterada atención a las ideas referidas por los estudiantes, una recopilación de estrategias de enseñanza que respondan a las diferentes necesidades de los estudiantes y conocimiento de las dificultades de aprendizaje más comunes. Por lo anterior, para lograr un cambio o reforma educativa es imperativo el desarrollo profesional de los docentes en el área de evaluación formativa. No obstante, el estado del arte de las investigaciones existentes ha revelado que la implementación de la evaluación formativa es comúnmente utilizada por los docentes de forma sistemática, pero cuando se realizan, tienden a seguir una secuencia iniciación-respuesta-evaluación IRE, en la cual el docente comienza la interacción con la formulación de una pregunta, el estudiante responde y finaliza con la evaluación de la contribución del alumno (Lemke, 1990), dejando en el maestro el control de las preguntas planteadas, los comentarios y los juicios de validez que se efectúan. Efectivamente, la evaluación del desempeño se establece como herramienta de valoración que permite co-evaluarse de acuerdo a las fortalezas y debilidades que muestre cada persona (Ortiz, 2020).
Por todo lo expuesto en los párrafos anteriores se formularon las siguientes preguntas de investigación ¿Cómo la evaluación formativa influye el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje? ¿Cuál es la función de la evaluación formativa en el desarrollo del aprendizaje? En tal sentido, la investigación tuvo como objetivo analizar la evaluación formativa como estrategia para el desarrollo del aprendizaje. La importancia de la presente investigación de revisión sistemática sobre la evaluación formativa radica en que permite sintetizar el conocimiento existente sobre un tema específico, en este caso, la evaluación formativa. Esto puede ser de gran utilidad para los docentes, investigadores y otros profesionales interesados en el tema, ya que les proporciona una visión general de los últimos avances en este campo.
Es necesario ahondar en los modelos y estrategias de enseñanza centradas en los estudiantes sin considerarse como la única garantía de calidad educativa. Es vital que los docentes se adecuen sobre la importancia de la evaluación formativa, así como reconocer el valor de involucrar a los estudiantes de manera activa en el proceso de aprendizaje. Esto ha motivado múltiples trabajos y discusiones sobre el tipo de modelos y estrategias de enseñanza que los docentes deben implementar en el aula, lo que permite a esta investigación exponer algunos aportes sobre el tema de la documentación consultada.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión sistemática aplicando el método PRISMA para el análisis de investigaciones encontradas en las bases de datos: Dialnet, Scopus, Redalyc, Latindex y Scielo, sobre la evaluación formativa, entre el lapso del año 2019 hasta 2023. Para dicha búsqueda se utilizó la ecuación: “evaluación formativa” AND “desarrollo del aprendizaje” OR “estrategia para el desarrollo del aprendizaje” (“formative assessment” AND ”learning development“ OR "strategy for learning development”). En un inicio se seleccionaron 105 publicaciones derivados de los descriptores o palabras clave, 38 fueron excluidos porque no cumplían con los criterios de la investigación, seguidamente 20 estudios se descartaron por no estar enfocados o no contenían información relevante para el trabajo a desarrollar, finalmente se incluyeron 15 investigaciones sobre la evaluación formativa para lograr calidad educativa, con información relevante para el desarrollo del trabajo planteado en esta revisión.
Para la búsqueda, localización, evaluación y selección de los estudios se utilizó la declaración PRISMA (ver Figura 1), aplicando los siguientes criterios de inclusión: (a) estudios sobre evaluación formativa, (b) con aportes significativos para la investigación, (c) escritos en inglés y español y (d) artículos con resumen, resultados y conclusiones. Los criterios de exclusión fueron: duplicidad, temáticas distintas a la abordada, y sin criterio científico.
De los 105 artículos identificados, se escogieron 15 para este estudio, cuyas características se aprecian en la Tabla 1, como: autor(es), año de publicación, base de datos donde se extrajo, país, título de la publicación y conclusión o aporte. Se analizaron 4 artículos de la base de datos Scielo, 5 artículos de Dialnet, 2 artículos en Scopus, 3 estudios de Latindex y 1 de Redalyc.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Influencia de la evaluación formativa en el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje
La evaluación formativa influye en el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje de diversas maneras. En primer lugar, ayuda a los estudiantes a comprender sus fortalezas y debilidades en el aprendizaje. Esto les permite establecer metas y tomar medidas para mejorar su rendimiento. En segundo lugar, la evaluación formativa proporciona información al docente sobre cómo mejorar su enseñanza. El docente puede utilizar esta información para adaptar su enseñanza a las necesidades de los estudiantes. En tercer lugar, la evaluación formativa crea un clima de aprendizaje colaborativo. Los estudiantes y el docente trabajan juntos para mejorar el aprendizaje.
Dentro de los retos de la universalización del siglo XXI es importante que los estudiantes concentren habilidades diversas, necesarias para involucrarse en el plano competitivo, presentando condiciones aptas para desarrollarse en cualquier escenario mundial. Una de las destrezas necesaria es la reflexión crítica estrechamente ligada con una evaluación oportuna y adecuada, por lo tanto, una opción clave es la evaluación formativa. En este sentido, es importante que los directivos planteen oportunidades de formación permanente para facilitar su formación integral (Nurhijah et al., 2020; Beriche y Medina, 2021).
En efecto, Hortigüela et al., (2019) consideran necesario la actualización de los docentes en el uso de las TIC y revertir la resistencia al cambio por parte de una cantidad de estos que insisten en seguir evaluando con la metodología tradicional. Al mismo tiempo, la valoración de competencias es una función pedagógica, por ende, la evaluación formativa necesita cambiar las formas tradicionales en el espacio pedagógico, sin embargo, no es un trabajo sencillo, siendo necesario implementar un conjunto de orientaciones que hagan viable gradualmente el cambio, fortaleciendo la autoestima, la autoevaluación del estudiante, lo que deriva en el desarrollo del proceso de educación y su formación integral. Es decir, se debe tener en cuenta la valoración del trabajo personal y colectivo de los estudiantes quienes a la par se convierten en coparticipes de su evaluación, fortalecimiento sus facultades personales ayudando a su autorreflexión. (Bizarro et al., 2019).
Como ya se ha dicho, la resistencia al cambio es un problema latente, por esto la transformación evaluativa es necesaria, del mismo modo, es ineludible enfrentar a las partes reticentes y se den cambios sustanciales y exitosos en las instituciones (Nurhijah et al., 2020; Hortigüela et al., 2019; Bizarro et al., 2019; Luna, (2019). Es importante tomar conciencia e involucrar a todos los agentes educativos para que se pueda dar este cambio en forma tangible, enfrentando los retos que puedan presentarse en cualquier contexto. La implementación de la evaluación formativa genera un efecto en las organizaciones educativas porque implica un cambio en la forma de pensar y actuar de los docentes y los estudiantes. La evaluación formativa se centra en el aprendizaje del estudiante, no en su rendimiento. Esto requiere que los docentes cambien su enfoque de la evaluación, pasando de ser una herramienta de calificación a una herramienta de aprendizaje.
Los estudiantes también deben cambiar su forma de pensar sobre la evaluación. En lugar de verla como un examen que deben aprobar, conviene más apreciarla como una oportunidad para aprender y mejorar. La evaluación formativa permite considerar las limitaciones y los progresos de formación de los discentes. En el desarrollo de la autoevaluación y la valoración de pares, se evidencian limitaciones, siendo una muestra de la carencia de una cultura valorativa. A pesar que normativamente existen las orientaciones para poner en práctica la evaluación formativa en el salón de clase, sin embargo, estas se atienden eventualmente o en muy pocas oportunidades (Bizarro et al., 2021).
Su aplicación, como lo plantea Núñez (2001) promueve la intervención consciente de todos los entes comprendidos en el proceso educativo, el mismo que trascenderá positivamente en un fortalecimiento individual de las destrezas y habilidades de los elementos de la evaluación, esencialmente poniendo en práctica la retroalimentación como el primordial foco del proceso. Es necesario aclarar que trabajar en la implementación de una cultura evaluativa es indispensable, porque en ella se unen un cumulo de aspectos positivos como valores morales, la toma de conciencia, involucrar a todos los espacios sociales e institucionales.
Al llevar a la práctica el análisis de la óptica de la evaluación formativa, se puede señalar que los elementos involucrados pertenecen a una evolución reflexiva, sistemática, organizativa y retroalimentadora que comprometen el compromiso de los maestros de acuerdo a su función de conductor de los procesos de enseñanza y aprendizaje (Abella et al., 2020). Su implementación debe ser formativa, permanente e integral apoyando al progreso educativo, los entes educativos deben asumir las determinaciones con el objetivo de optimizar el progreso pedagógico de los estudiantes dentro de un contexto humanizado y no siempre con un fin calificador. Este es un gran esfuerzo por parte de docentes y estudiantes, con el fin de lograr una nueva orientación al proceso educativo, para fomentar aprendizajes realmente significativos.
La parte medular de la evaluación formativa es cumplir con la retroalimentación, como acción mediadora que involucra una postura de seguimiento y estimulación del docente, basándose en una comunicación formativa dialogada de forma horizontal que tendrá como foco la reflexión y la óptica compartida de la enseñanza, admitiendo al discente apreciar sus logros, limitaciones, progresos y ser participe protagónico en un acto resolutivo respecto a su formación propia, sino que es el foco principal del pensamiento crítico (León, 2021).
La retroalimentación es indispensable en la evaluación, puesto que promueve el progreso integral del educando, asimismo origina familiaridad con los contenidos abordados en clase, la autonomía es interactiva y, especialmente, produce progreso en los estándares de formación educativa, puesto que el educando asimila confianza al recibir en forma verbal o textual las fortalezas, como también las debilidades (Bizarro et al., 2021). De igual manera, la retroalimentación es el mecanismo que tiene influencia sobre la evaluación formativa y que la hace efectiva, permitiendo que sea constructiva, consintiendo el crecimiento continuo de la formación académica (Canabal y Margalef, 2017; Falcón et al., 2021; Yepes y Gutiérrez, 2022).
Según León (2021) el proceso de retroalimentación es lo más importante de la evaluación formativa, por ello, es significativo brindar una adecuada y oportuna retroalimentación a los educandos, concibiendo que la retroalimentación es uno de los trabajos más complejos que tiene el docente, porque se enfrenta a una realidad tangible, con alumnos heterogéneos en la asimilación de sus aprendizajes, por esta razón, es indispensable el uso de métodos, técnicas y habilidades didácticas, direccionadas a la diversidad de pensamientos y una atención pedagógica efectiva en los distintos espacios educativos (Canabal y Margalef, 2017; Salas y Vicente, 2020; Bizarro et al., 2021).
Es preciso que los docentes pongan en práctica la evaluación formativa para el desarrollo de la capacidad de autorregulación de sus estudiantes, apoyándose en la innovación, la praxis de autoevaluación y la valoración y/o mediación a través de pares, accediendo a la posibilidad de involucrarse entre ellos (Cruzado, 2022). La valoración formativa y la autorregulación mantienen un estrecho vínculo. Los métodos y técnicas se basan en la competencia y disposición de los educandos para regular y disponer sobre sus momentos de participación y de labor para permitir un impacto mayor en el campo formativo (Delgado et al., 2018). Es decir, la evaluación formativa y la autorregulación del aprendizaje son dos procesos que se complementan. La evaluación formativa proporciona información al estudiante sobre su progreso, lo que le permite tomar medidas para mejorar su aprendizaje. Esta información puede ser utilizada por el estudiante para planificar su estudio, identificar sus áreas de mejora y establecer metas de aprendizaje.
Es necesario entender que la evaluación formativa precisa un desarrollo permanente (Pérez et al., 2019). Existe una gran debilidad grande en la evaluación tradicional, que solo se centra en resultados cuantitativos, siendo necesario mirar la evaluación desde otra óptica, es decir, implementando la evaluación formativa con técnicas e instrumentos de evaluación correspondiente, que presente un abanico de instrumentos para ser utilizados según las diferentes actividades que desarrollan los estudiantes, y lógicamente con participación activa de los docentes (López et al., 2019; Ocaña et al., 2019; González y Salcines, 2019).
Funciones de la evaluación formativa en el desarrollo del aprendizaje
La función principal de la evaluación formativa es mejorar el aprendizaje. Para ello, ayuda a los estudiantes a comprender sus fortalezas y debilidades en el aprendizaje, proporciona información al docente sobre cómo mejorar su enseñanza y crea un clima de aprendizaje colaborativo. En concreto, la evaluación formativa favorece establecer metas y a tomar medidas para mejorar su rendimiento. También proporciona información al docente sobre cómo adaptar su enseñanza a las necesidades de los estudiantes. Esto puede conducir a una enseñanza más efectiva y a resultados de aprendizaje más positivos, logrando una mayor motivación y a tomar más responsabilidad por su aprendizaje.
La evaluación formativa es una práctica educativa que puede beneficiar a todos los involucrados en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En relación con lo anterior, Fernandes et al., (2019) señalan necesario implementar la evaluación formativa para desarrollar un crecimiento óptimo del sistema educativo, logrando mejoras en el aprendizaje; para tener una implementación de la evaluación formativa correcta se deben aplicar las siguientes acciones: a. La autoevaluación: Es la valoración que hace el estudiante apreciando su trabajo que es una evidencia irrefutable de sus logros y debilidades, se ubica en el campo autorreflexivo; b. La coevaluación o la evaluación de pares: Previamente se tiene que conocer las indicaciones del docente, para tener clara las propuestas de evaluación, se da cuando los estudiantes actúan como evaluadores y lo hacen recíprocamente unos a otros y todos pertenecientes a un mismo salón de clase; c. La evaluación compartida o colaborativa: Es la acción evaluativa con participación del docente y el estudiante, se desarrolla mediante el dialogo cordial. Las entrevistas dialogadas pueden ser de forma individual o grupal para visualizar los progresos de los estudiantes.
Ahora, los instrumentos de evaluación son los diferentes formatos, que son utilizados para atender la evaluación formativa de acuerdo al caso. Existe un abanico de estos instrumentos que apoyan al registro de evidencias sobre las sapiencias, experiencias y habilidades logradas por los estudiantes, los más usados utilizados en las investigaciones analizadas son: a. El portafolio: Es un grupo de evidencias que posibilitan el acceso a información real y apreciable del trabajo desarrollado por los educandos, ayuda a evaluar el desempeño de cada estudiante; b. La rúbrica: Es otro instrumento que también sirve para medir desempeño; tiene como base, a una propuesta de indicadores que conducen a la discriminación del grado de saberes, actitudes, destrezas y experiencias asimiladas por los estudiantes de acuerdo a una progresión expresa. La rúbrica, en su esquema considera parámetros o escala de valoración literal detallada o numeral, coherente con el grado de nivel logrado por los evaluados. Usualmente la rúbrica, se muestra en un cuadro comparativo de doble entrada en cuyas columnas, revela la figura valorativa y, en las filas las escalas de valoración; c. La lista de cotejo: También es una propuesta para evaluar desempeño, basada en un listado de expresiones que indican con agudeza los trabajos, tareas, sucesiones y los modos a valorar, por lo regular se proyecta en un cuadro considerando lo más importante o relevante del progreso y desempeño, siguiendo una sucesión ordenada de ejecución de un determinado trabajo.
CONCLUSIÓN
Las investigaciones analizadas sobre la evaluación formativa concuerdan en caracterizarla como estrategia indispensable para el logro óptimo de la enseñanza general de los discentes, puesto que es un desarrollo metódico que ayuda en la obtención de información apreciable para el docente, abriendo camino a la reflexión de su propia destreza pedagógica. Además, permite a los jóvenes la posibilidad de tomar conciencia de las limitaciones y los avances de su formación académica.
Al maestro, se le adjudica el liderazgo para formalizar la valoración formativa en todo el proceso pedagógico, que parte de la organización adaptable ajustada en la intensión de la enseñanza educativa, con el objetivo de adquirir referencias y disponer de determinaciones acertadas para direccionar al discente a profundiza en los aprendizajes relacionados con las competencias, capacidades y por supuesto involucrar los estándares de desempeño, desde las orientaciones emanadas del currículo en cada contexto educativo.
La interacción entre el docente y el alumno, dentro del contexto de la valoración formativa es indispensable, puesto que admite implantar un contacto muy cercano que concibe una excelente relación docente - discente y permitir el intercambio de reflexiones que respondan a las interrogantes de los logros y limitaciones que se visualizan en la formación educativa. Asimismo, beneficia al estudiante a ubicarse responsablemente en el estándar de evolución educativa, y asumir las disposiciones para asegurar su competitividad. Asimismo, el proceso de feedback reflexivo, se muestra como destreza formativa, brindando datos importantes con relación a los resultados, progresos y limitaciones en la dinámica enseñanza y aprendizaje. Asimismo, beneficia al educando a crecer y fortalecer una formación autosuficiente, y al maestro le da la oportunidad de analizar las estrategias de enseñanza que direccionen a optimizar los puntos más evidentes que limitan la formación educativa.
Finalmente, el logro de esta revisión sistemática fue poner en evidencia que, a través de la implementación de la evaluación formativa, se visualiza el progreso de las habilidades del educando; verificando las enseñanzas logradas con la aplicación de una retroalimentación introspectiva, detectando la solidez e inconsistencia del aprendizaje e incluso de la labor docente.
CONFLICTO DE INTERESES. El autor declara que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.
















