INTRODUCCIÓN
El incremento de iniciativas estatales y proyectos dedicados a ampliar una infraestructura que permita una mayor penetración de la telefonía móvil y conectividad a Internet en las zonas rurales, es un fenómeno que se viene dando en toda la región latinoamericana (Bustamante et., al, 2009). Este esfuerzo sostenido por extender el acceso a las TIC refleja una visión generalizada en torno a estas tecnologías que se conciben como vía para mitigar la exclusión social y el desarrollo desigual entre las zonas rurales. Sin embargo, muchos de estos esfuerzos han ignorado que el acceso físico a estas nuevas tecnologías no garantiza un acceso igualitario de los diferentes sectores de la población rural Donner, (2008); Calcina, (2013). Asimismo, estos esfuerzos no siempre toman en cuenta que el proceso de adaptación o manipulación por parte de los usuarios son muy distintos, según sus características y sus contextos particulares.
El núcleo de la responsabilidad social se manifiesta cuando una entidad capta su papel y su interrelación con el entorno que la rodea. Esta dedicación requiere un compromiso activo con la sociedad y el fomento de un discurso perpetuo con el entorno adyacente. Esta comprensión está fundamentalmente vinculada a valores éticos básicos Vallaeys, (2014). Según Almeida y Arrechavaleta, (2018), la responsabilidad social universitaria (RSU) se configura como una respuesta a las necesidades sociales asociadas al desarrollo del conocimiento.
A nivel internacional, de acuerdo a Díaz (2023), se observa que un creciente número de empresas multinacionales destina un porcentaje significativo de sus inversiones hacia iniciativas de responsabilidad social en las universidades. Según informes recientes, alrededor del 75% de las universidades integran programas de sostenibilidad en sus operaciones, buscando minimizar su huella ambiental y contribuir positivamente a las comunidades en las que operan. De la misma manera, Chumaceiro et al., (2020) señalaron que la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) a nivel internacional ha dejado una huella significativa al promover el desarrollo sostenible, formar ciudadanos globales y abordar problemas mundiales a través de la investigación y la colaboración.
Las instituciones comprometidas con la (RSU) han liderado iniciativas para fomentar la conciencia ambiental, la equidad social y la erradicación de la pobreza. Además, han cultivado una ética sólida en la investigación y la enseñanza, impactando directamente en las comunidades locales e internacionales a través de programas de servicio y proyectos sostenibles (Carpio et al., 2020). Este compromiso no solo ha elevado la reputación de las universidades, sino que también ha atraído a estudiantes internacionales en busca de instituciones que valoren la responsabilidad social y contribuyan de manera activa a la sociedad global.
En el contexto peruano, se ha observado un aumento en la adopción de prácticas socialmente responsables por parte de las universidades locales. Según La Cruz-Arango et al. (2022), alrededor del 60% de las universidades peruanas han incorporado medidas de responsabilidad social en sus estrategias comerciales, abarcando desde la promoción de la equidad de género hasta la inversión en proyectos comunitarios. Además, el gobierno peruano ha destinado aproximadamente el 2% de su presupuesto nacional a programas sociales, fortaleciendo así el compromiso nacional con la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. Estos porcentajes reflejan un cambio positivo hacia una gestión empresarial y gubernamental más ética y socialmente consciente. Asimismo, los autores mencionan que la responsabilidad social es relevante en las instituciones universitarias para conseguir un buen posicionamiento.
En ese sentido, La Cruz et al. (2022) indican que la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) en Perú ha tenido un impacto significativo a nivel local, generando beneficios tangibles para las comunidades que rodean a las instituciones educativas. Las universidades comprometidas con la RSU en Perú han liderado proyectos y programas que abordan desafíos específicos del país, como la pobreza, la educación y el acceso a la atención médica. A través de iniciativas de servicio comunitario, estas universidades han contribuido al desarrollo socioeconómico de las áreas circundantes, promoviendo la inclusión y mejorando la calidad de vida de los residentes. Además, Carrasco (2020) menciona que la RSU en Perú ha fortalecido la conexión entre las instituciones académicas y las comunidades locales, estableciendo relaciones de colaboración a largo plazo. La formación de ciudadanos socialmente responsables y el impulso de la ética en la investigación y la enseñanza también han influido en la construcción de una sociedad más justa y sostenible en el contexto peruano.
Finalmente, las TIC contribuyen a redefinir las interacciones y las relaciones familiares, amicales y de pareja. La privacidad, la interacción y la formación de relaciones sociales son procesos muy importantes, principalmente durante la etapa de la juventud. Como argumenta León (2010), la comunicación entre pares y las relaciones interpersonales constituyen durante esta etapa una parte importante de la construcción de la propia identidad. Internet y la telefonía móvil ocupan un espacio nuevo de encuentro, de conversación, de comunicación.
El estudio se centra en analizar la aplicación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para mejorar la responsabilidad social universitaria con mujeres de comunidades periurbanas y rurales de Huamanga, Perú. Resulta necesario profundizar en la apropiación de las TIC, más allá de su acceso y uso, recae en el hecho de que el valor que las tecnologías tienen para los usuarios dependerá de los, muchas veces múltiples, significados que ellos les otorguen que, al mismo tiempo, dependerá de diversos factores como el contexto, el género, la pertenencia generacional y la biografía personal.
MÉTODO
En el presente estudio, se adoptó un enfoque cualitativo no experimental, en concordancia con el paradigma hermenéutico interpretativo. La investigación se centró en el diseño e implementación de un programa de atención rural mediante el uso de las (TIC), dirigido a mujeres de comunidades periurbanas y rurales en Huamanga, Perú. El método de recolección de datos fue transversal, llevado a cabo durante los años 2022-2023, con la aplicación de una entrevista basada en una escala de satisfacción académica como instrumento. Se aplicó una encuesta para constatar la problemática que se investiga a la muestra seleccionada.
La población objetivo de este estudio se enfocó en mujeres líderes de comunidades periurbanas y rurales en Huamanga, Perú, que expresaron su interés en participar en el proyecto. La muestra se seleccionó mediante un muestreo aleatorio por conveniencia, conformada por 10 mujeres de distintos ámbitos profesionales y roles sociales, entre ellas amas de casa y profesionales en áreas como derecho, educación, transporte y administración representando el 35% del universo que se investiga. La elección de mujeres líderes buscó garantizar una representación diversa de experiencias y perspectivas dentro de las comunidades, abarcando tanto a aquellas con roles tradicionales como a aquellas que desempeñan funciones profesionales. Este enfoque permitió una riqueza de datos al capturar diversas voces y experiencias en relación con la violencia de género en el contexto rural y periurbano de Huamanga. La muestra se caracterizó por su heterogeneidad, reflejando la diversidad socioeconómica y profesional de las mujeres participantes. Este enfoque estratégico pretende ofrecer una visión integral de la problemática abordada, brindando una representación equitativa de las voces y experiencias presentes en las comunidades estudiadas.
La técnica de recolección de datos incluyó microclases en videos enviados por WhatsApp, seguidas de foro chats para discutir temas relevantes sobre violencia de género. Posteriormente, se aplicó una entrevista estructurada durante un mes, recabando información sobre sus experiencias y satisfacción. El instrumento de recolección, la escala de satisfacción académica, constó de ítems específicos relacionados con la efectividad del programa, la utilidad percibida de las (TIC), y la satisfacción general. La entrevista se llevó a cabo de manera abierta, permitiendo la expresión libre de opiniones y experiencias. En cuanto a la operacionalización, se establecieron dimensiones variables como la percepción de utilidad de las TICS, la efectividad del programa, y la satisfacción global. Cada ítem se relacionó con estas dimensiones, proporcionando una medida cuantificable de los aspectos evaluados.
El marco contextual de este estudio se circunscribió a las comunidades periurbanas y rurales de Huamanga, Perú. La población objeto de investigación estuvo conformada por mujeres líderes, cuya selección se basó en su voluntad de participar activamente en el proyecto. El análisis de los resultados se llevó a cabo mediante un enfoque cualitativo, implicando la exhaustiva revisión, clasificación y categorización de los testimonios recopilados. Este proceso permitió la identificación de patrones y tendencias emergentes en las respuestas, proporcionando una comprensión profunda de las experiencias y percepciones de las mujeres líderes en relación con el programa de atención a la violencia de género implementado en sus comunidades.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Perspectivas del uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para mejorar la responsabilidad social universitaria con mujeres peruanas
En las últimas décadas las TIC han transformado la producción, el empleo, el trabajo, la educación, la salud, la vida política y social y la vida cotidiana de la mujer peruana. La innovación y las nuevas tecnologías se han convertido en una de las principales fuerzas de cambio social y su dominio implica la posibilidad de decidir en el presente y de orientar el futuro. Las mujeres en el Perú, sin embargo, han venido siendo excluidas de estos ámbitos debido a la existencia de diversas barreras de acceso a los mismos.
Los discursos sobre tecnología se polarizan en distintas visiones sobre el futuro de la sociedad, en visiones “utópicas”, según las cuales la tecnología ayudaría a diluir las diferencias asociadas al género, así como “distópicas”, según las cuales la tecnología no haría sino reforzar dichas diferencias.
En la actualidad son ampliamente conocidas las posibilidades que ofrecen las TIC para la inserción socio-laboral de aquellas personas con especiales dificultades de inclusión social, a pesar de que tradicionalmente no se han analizado en profundidad las posibilidades de las nuevas tecnologías en la lucha contra la exclusión social. “Son un factor de mediación que ayuda a la inserción social de las personas excluidas desde un doble plano: individual (reforzando las capacidades y la autoestima) y colectivo (contribuyendo a salir del aislamiento y la incomunicación).
En Perú, se han venido desarrollando desde hace algunos años iniciativas desde el ámbito público y privado, para favorecerla utilización de las TIC como herramientas destinadas a promover la inclusión social. Este impulso ha sido posible gracias a la participación del anterior Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, multitud de fundaciones e instituciones sin ánimo de lucro, universidades y empresas en proyectos que tienen como objetivo acercar las nuevas tecnologías a estos colectivos excluidos o en riesgo de serlo.
Entre las acciones que se han desarrollado, destacan las destinadas “por un lado, a utilizar estas tecnologías para mejorar la interrelación existente entre las instituciones dedicadas a la acción social; y, por otro lado, las acciones dirigidas a colectivos en situación de exclusión social a los que, a través de estas tecnologías, se les desea dar información, apoyar para su incorporación al mercado laboral y facilitar su inserción social.
La Sociedad de la Información y las TIC suponen nuevas ocasiones para avanzar en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, así como para disminuir la discriminación por razón de género y aumentar la autonomía de las mujeres. Tal y como señala el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades (2008-2011) elaborado por el Instituto de la Mujer, “las mujeres no pueden renunciar a una herramienta tan poderosa” como las TIC, sino que, por el contrario, “es esencial el acceso en igualdad al núcleo de la práctica científica y tecnológica, para remodelarla, añadiendo la perspectiva y las necesidades de las mujeres”.
Este estudio se ha enfocado directamente al análisis de la situación y consecución de la mejora de uno de los principios rectores del mencionado Plan Estratégico: el empoderamiento de las mujeres, entendido fundamentalmente como “la capacidad de las mujeres para acceder a aquellos puestos donde se toman decisiones”, y al que se vincula también la idea de “revalorización de la aportación de las mujeres”. Este concepto está directamente ligado con el de autonomía, es decir, con la capacidad de las mujeres de adoptar sus propias decisiones.
La responsabilidad social universitaria con mujeres de comunidades periurbanas y rurales
La educación es un bien común y la organización tiene que ofrecer ese bien común, por eso consideramos que es un paradigma adecuado porque contribuye fundamentalmente a una redefinición de las instituciones de educación superior, que conduce a crear un nuevo contrato social entre Universidad y Sociedad (Carrizo, 2005).
Cuando se habla de responsabilidad social universitaria con mujeres de comunidades periurbanas y rurales, se parte de la idea de que no existen contradicciones entre la extensión y la responsabilidad social universitaria y que articula las tres funciones sustantivas con la gestión organizacional en su conjunto. Este paradigma se va a convertir en una línea rectora para el desarrollo de todas las actividades que debe llevar adelante la universidad.
Creemos que este paradigma de universidad socialmente responsable va a generar un tipo de profesional diferente, un egresado capaz de dar respuesta a los problemas del mundo de hoy, con claro sentido de ciudadanía global, un profesional responsable por su participación no sólo en su entorno familiar, profesional y social, sino un egresado que pueda convertirse en una gente de cambio local, nacional, regional o internacional, que genere aprendizajes permanentes.
El incremento de iniciativas estatales y proyectos dedicados a ampliar una infraestructura que permita una mayor penetración de la telefonía móvil y conectividad a Internet en las zonas rurales, es un fenómeno que se viene dando en toda la región latinoamericana (Bustamante et al 2009). Este esfuerzo sostenido por extender el acceso a las TIC refleja una visión generalizada en torno a estas tecnologías que se conciben como vía para mitigar la exclusión social y el desarrollo desigual entre las zonas rurales. Sin embargo, muchos de estos esfuerzos han ignorado que el acceso físico a estas nuevas tecnologías no garantiza un acceso igualitario de los diferentes sectores de la población rural (Donner 2008, Calcina 2013).
Asimismo, estos esfuerzos no siempre toman en cuenta que el proceso de adaptación o manipulación por parte de los usuarios son muy distintos, según sus características y sus contextos particulares. Con el término “apropiación” nos referimos al “proceso material y simbólico de interpretación y dotación de sentido respecto de un determinado artefacto cultural por parte de un grupo social, enfatizando la capacidad de los sujetos para volverlo significativo de acuerdo con sus propósitos” (Benitez Larghi et al 2012: 33). El desarrollo que las nuevas TIC dependerá del uso que los individuos hagan de ellas, así como de las políticas de acceso.
Las TIC pueden convertirse en herramientas que mejoren la calidad de vida y contribuyan al bienestar de las personas, pero también pueden jugar un rol conservador y reaccionario (Buskens y Webb 2009: 4), que refuerce las relaciones de poder existentes, tanto a nivel político y económico, como étnico y de género. Burrel señala que la irrupción de nuevas tecnologías, y en concreto de Internet, puede propiciar una inflación de expectativas en la población local y, al mismo tiempo una disrupción de la cotidianidad, que obliga a mecanismos de ajuste, que van desde rumores hasta nuevas prácticas de sociabilidad (Burrell 2010).
La consecución de la igualdad pasa fundamentalmente por mejorar la capacidad de las mujeres para acceder a aquellos ámbitos y posiciones desde las que se toman las decisiones. En este sentido, es esencial el acceso de las mujeres al núcleo duro de la práctica científica y tecnológica desde la educación, la investigación, las empresas, la elaboración de software, o la creación de contenidos de Internet. De modo que ha de garantizarse el acceso en igualdad a las tecnologías, no solo como usuarias, sino también como generadoras y creadoras.
Por tanto, transformar las relaciones de género en el campo de la tecnología no sólo consiste en acceder al conocimiento, sino en crearlo; es decir, esto significa que para conseguir el empoderamiento de las mujeres en la sociedad del conocimiento, no sólo es necesario que éstas sean usuarias, sino que accedan a trabajar en el ámbito de las definiciones, en la creación de significados, de una cultura tecnológica, que la remodele, introduciendo la perspectiva de género y las necesidades de las mujeres.
Principales resultados según la aplicación de cada instrumento de investigación
Los resultados de la encuesta revelaron que el 54% de la población identificó la violencia de género como el problema central en el contexto de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU). Además, un 28% señaló la falta de acceso a la educación como un desafío relevante, mientras que un 18% mencionó la insuficiente atención a temas ambientales. Estos hallazgos, destacan la necesidad de abordar no solo la violencia de género, sino también otros problemas clave para una implementación efectiva de la RSU en el ámbito universitario. Por esta razón, la investigadora como parte de su responsabilidad social universitaria, en los temas encontrados visualizó una prevalencia en violencia de género por lo que se consideró trabajar con esta problemática.

Figura1. Programa de atención digital a través de WhatsApp para discusión en temas de violencia de género
A continuación, se transcribe el extracto de lo expresado por las participantes en el foro vía WhatsApp de cada uno de los temas en discusión.
En este primer tema, se resalta la trascendencia de los procesos educativos como pilar fundamental para erradicar la violencia, enfocándose en el reconocimiento equitativo de los géneros y destacando el papel protagónico de la mujer en la sociedad. La universidad, como institución clave en el proceso educativo, desempeña un rol esencial al acercarse a la sociedad peruana mediante programas que buscan fundamentar la erradicación definitiva de la violencia desde la infancia hasta la etapa de formación.
Se hace hincapié en la necesidad de fortalecer los conocimientos legales en las zonas rurales, superando las limitaciones informativas presentes en comparación con los entornos urbanos. Es evidente que las conductas machistas afectan negativamente el desarrollo de las mujeres en sus ámbitos familiares, educativos y laborales en estas áreas. Por lo tanto, la orientación escolar, especialmente en el ámbito universitario, emerge como un componente crucial. Estas orientaciones deben sentar las bases para la toma de decisiones relacionadas con carreras y especialidades universitarias, enfocándose en la vocación del estudiante en lugar de depender de su género o estatus social.
Además, se subraya la importancia de que las universidades orienten la construcción de carreras universitarias hacia la formación de profesionales que promuevan la igualdad, eliminando cualquier tipo de discriminación de género en el ámbito laboral. En este sentido, se destaca la relevancia de fomentar un ambiente educativo inclusivo que contribuya al respeto mutuo y a la consolidación de una sociedad que valora la igualdad sin distinciones de género.
Las leyes establecidas por los países en relación con el género buscan mitigar la violencia a la que las mujeres se enfrentan diariamente. No obstante, los datos recopilados a partir de las experiencias compartidas por las participantes indican una brecha evidente en la aplicación efectiva de la justicia. Las mujeres continúan siendo víctimas de violencia en diversos entornos, incluyendo sus hogares, relaciones de pareja y entornos laborales.
En este contexto, se destaca la necesidad imperante de crear espacios desde las instituciones universitarias que no solo se centren en el conocimiento y aplicación de las leyes, sino que también ofrezcan un apoyo integral. Este apoyo debe abarcar la orientación y aplicación efectiva de los sistemas de protección, seguridad y asistencia disponibles para las mujeres que han experimentado episodios de violencia en sus distintas dimensiones, ya sea de género, psicológica, laboral o familiar.
Resulta esencial que las universidades desplieguen programas y recursos que vayan más allá de la mera instrucción legal, incorporando medidas que respalden a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad. Este enfoque comprensivo contribuirá a cerrar la brecha entre las leyes existentes y su aplicación efectiva, asegurando un respaldo práctico y empático para aquellas mujeres que han padecido violencia en diversos aspectos de sus vidas.
Según las vivencias compartidas por las participantes, en el territorio peruano, las personas, independientemente de su género, sufren constantemente acosos en diversos ámbitos, que incluyen lo familiar, educativo, social y laboral. El derecho fundamental de vivir sin ser objeto de acoso o violencia se ve amenazado, abarcando formas como la violencia de género, acoso sexual, acoso sexista, así como el acoso laboral e intimidación. Aunque existen normativas internacionales y nacionales destinadas a prevenir y combatir estos tipos de violencia, es crucial concientizar y educar a la sociedad sobre el impacto negativo del acoso y la violencia.
Se debe promover la implementación de soluciones efectivas para reducir y combatir estos comportamientos, así como impulsar el uso de equipos de apoyo y sindicatos que aboguen por medidas que garanticen la protección de las mujeres, especialmente en entornos rurales, donde el acoso, en particular en el ámbito laboral, es más prevalente. Este enfoque integral tiene como objetivo crear un entorno seguro y armonioso que permita a todos disfrutar de su derecho a vivir sin violencia y aprender en entornos seguros y protectores.
El derecho a una vida política implica la participación activa de las personas en la configuración de la voluntad estatal, la dirección de políticas gubernamentales y la integración en los órganos del Estado. En este contexto, la universidad, desde su compromiso con la Responsabilidad Social Universitaria, debe desempeñar un papel fundamental en la inclusión de la mujer peruana en la esfera política. Según lo manifestado por las participantes, las mujeres en zonas rurales experimentan una baja participación política debido a la escasa información y educación en este ámbito, destacando la necesidad de elevar los procesos de formación activa.
El conocimiento de sus derechos para participar en los asuntos políticos de sus comunidades podría incrementar progresivamente su inclusión y mejorar el panorama político en el ámbito público. Además, es imperativo que el Estado implemente medidas que combatan la discriminación de la mujer en la vida política, garantizando así una participación equitativa y fortaleciendo la democracia en su conjunto.
De acuerdo a los resultados, la satisfacción de las participantes en la experiencia de atención digital aporta aprendizaje, comunicación donde se sienten escuchadas, reciben aportes, experiencias y un acercamiento de personas profesionales que manejan el tema a profundidad y de forma tal que se hace entendible para todas las participantes. Queda demostrado que este tipo de participación puede mejorar la autoestima, el desarrollo cognitivo y social al tener un canal de participación abierto donde puedan conectarse con su realidad a través de otras personas cercanas a su comunidad y donde puedan recibir aportes en materia legal e informativa. El uso de experiencias de aprendizaje-servicio puede aumentar la satisfacción en estudiantes, personas de las comunidades cercanas y a su vez, promover la responsabilidad social universitaria, con ello las universidades aportan a las demandas de la sociedad.
Discusión
Carrasco (2020) destaca que la responsabilidad social universitaria (RSU) se manifiesta como un compromiso activo de las instituciones académicas con el entorno, y en el contexto peruano, ha experimentado un aumento en su adopción, abarcando desde la promoción de la equidad de género hasta la inversión en proyectos comunitarios.
Por su parte, (Castro y Tommasino, 2017) plantean que la RSU en zonas rurales se posiciona como un compromiso crucial que va más allá de las aulas, involucrando a las universidades en el desarrollo sostenible de comunidades mediante programas de extensión y servicios comunitarios, como la investigación aplicada que aborda problemas locales con soluciones prácticas.
En cuanto a los desafíos de implementar la RSU, se confirma que las limitaciones de recursos, tanto humanos como financieros, son una barrera significativa. Sin embargo, el estudio respalda la idea de Chumaceiro et al. (2020) al señalar que las TIC ofrecen un vasto potencial para superar estos desafíos, facilitando soluciones rentables y eficientes. Este enfoque se alinea con la noción de que las TIC pueden mejorar la coordinación de proyectos, la recopilación de datos y la evaluación de programas de RSU de manera más efectiva.
Los resultados de este estudio indican una visión esclarecedora de la relación entre la responsabilidad social universitaria (RSU) y la implementación de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para abordar problemáticas específicas, en este caso, la violencia de género en comunidades periurbanas y rurales de Huamanga, Perú. En particular, el estudio se centra en la violencia de género, identificada como la principal preocupación en las comunidades periurbanas y rurales de Huamanga. Este enfoque se justifica desde las bases teóricas, donde se reconoce que las dinámicas socioculturales arraigadas y la falta de conciencia contribuyen a la persistencia de desigualdades de género y violencia en entornos rurales (Castañeda y Selwyn, 2019).
La propuesta de uso de TIC para mejorar la RSU específicamente con mujeres en estas comunidades encuentra respaldo en la idea de que las TIC tienen el potencial de abordar la limitada accesibilidad a recursos educativos y económicos, así como mejorar la conciencia y el apoyo institucional. La investigación se alinea con la necesidad de implementar soluciones prácticas y duraderas para combatir la violencia de género en estas comunidades rurales, como se sugiere en la literatura sobre RSU en zonas rurales (Gaete y Álvarez, 2019).
CONCLUSIONES
La aplicación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para mejorar la responsabilidad social universitaria con mujeres de comunidades periurbanas y rurales de Huamanga, Perú, expresada en la realidad del quehacer académico femenino, es cada vez más destacada, no obstante, su presencia numérica minoritaria (en torno al 48%); resaltan sin dudas, que aún faltan energías, esfuerzos y compromiso para desempeñarse en los circuitos de enseñanza superior y de saberes científicos, como lo muestra una trayectoria en ascenso en ese sentido.
Por otro lado, con base en los análisis presentados, se evidencia la crucial importancia de los procesos educativos en la erradicación de la violencia de género, subrayando el papel esencial de la universidad en este proceso. La necesidad de fortalecer los conocimientos legales en áreas rurales y la orientación escolar, especialmente en la elección de carreras universitarias, resalta la relevancia de abordar la discriminación de género desde la formación académica. Además, la inclusión de medidas de apoyo integral desde las instituciones universitarias es esencial para cerrar la brecha entre la legislación existente y su aplicación efectiva, brindando respaldo práctico y empático a mujeres que han experimentado violencia.
Finalmente, en relación con los resultados de la entrevista de satisfacción, se evidencia que la experiencia de atención digital contribuye significativamente al aprendizaje, la comunicación y la autoestima de las participantes. El uso de experiencias de aprendizaje-servicio muestra el potencial de mejorar la satisfacción de estudiantes y personas de comunidades cercanas, promoviendo así la responsabilidad social universitaria.



















