INTRODUCCIÓN
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2014), propone la formación de educandos con enfoque crítico con condición de análisis y convicción en cuestionar e investigar para resolver problemas; ello indica el rol fundamental que cumplen las instituciones educativas en la instrucción y preparación de los estudiantes, acorde a las exigencias para afrontar las competencias del contexto actual. Hoy en día, la sociedad se encuentra sumergida en una incesante en constaste cambio que requiere personas que respondan a las exigencias de las complejas demandas y sean partícipes en el progreso económico, tecnológico y conocimiento científico (Morales et al., 2021).
Es así que, Bekbaeva et al., (2022) señalan que uno de los determinantes que impiden la formación y desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes universitarios es el bajo nivel de motivación académica y autorregulación que conduce a un aumento en el número de estudiantes con bajo rendimiento y más que eso, la carga de los profesores de educación superior aumenta durante las clases. En México, investigación como la de López y Gómez (2022) en estudiantes de educación superior de una universidad privada, los resultados mostraron la presencia de niveles medios de pensamiento crítico, destacando los dominios de análisis, evaluación y explicación. De igual manera en Omán, Al-Mahrooqi y Denman (2020) evaluan las habilidades del pensamiento crítico en universitarios del área de humanidades y ciencias mostraron niveles bajos en los dominios de inferencia, análisis, inducción y evaluación.
En Chile, investigaciones como la de Ossa-Cornejo et al., (2018) evaluan el pensamiento crítico en estudiantes universitarios de pedagogía y establecen que se debe fortalecer los dominios de indagación y análisis para el logro del razonamiento, argumentación y toma de decisión; asimismo, en el mismo territorio, Betancourth-Zambrano et al., (2017) en su pesquisa aplicada a 141 estudiantes universitarios de la carrera de derecho, evaluaron las cinco destrezas del pensamiento crítico referente a análisis argumentativo, razonamiento verbal, uso de probabilidad e incertidumbre, testeo de hipótesis y toma de decisión para solucionar problemas, y encontraron niveles bajos de pensamiento crítico en las habilidades de análisis argumentativo y testeo de hipótesis.
En Perú, López et al., (2022) señalan que la aptitud del pensamiento crítico en estudiantes de la carrera de negocios internacionales de una universidad pública, con la autoeficacia académica, rendimiento percibido y académico, reflejan que los mismos alcanzaron nivel regular de disposición del pensamiento crítico en el dominio de interpretación. Delgado et al., (2019) establece la disposición hacia el pensamiento crítico en estudiantes de distintas carreras profesionales, encontraron que alcanzaron puntuaciones altas en el dominio: sistemático, seguridad en el razonamiento, mientras que los dominios de curiosidad, amplitud mental y búsqueda de la verdad obtuvieron puntuaciones bajas. Asimismo, Aguirre y Cabrera (2020) mencionaron que el escaso empleo de facultades de preparación por parte del educador, limita la formación del pensamiento crítico en los educandos por lo que es menester instruir el razonamiento critico a edad temprana.
Revisando las diferentes concepciones de Pensamiento crítico (Pc) en los diversos medios investigativos, existen evidencias de similitudes entre los teóricos que lo conceptualizan. Para Lipman (1995) citado por Murchú y Muirhead (2005) es un raciocinio fiable que otorga buen juicio puesto que, argumenta, se critica a sí mismo, y es susceptible al contexto. Para Facione (2007) es un proceso autorregulado enlazado con la interpretación, análisis, evaluación e inferencia. Morales et al. (2020), lo define como una aptitud cognitiva, asociada al pensar profundo, cuestionador y reflexivo, sintetizando y evaluando de manera hábil y funcional el material compilado por la pericia y observación. La capacidad necesaria para analizar los diversos temas permitirá a los estudiantes adquirir destrezas de pensar críticamente asociados al cambio con el progreso individual y colectivo (Merma et al., 2022; UNESCO, 2014) y evaluar los medios alternativos de cada situación y considerar si son razonables o no (Lombardi et al., 2021; Fikriyatii et al., 2022). Asimismo, Olivares y López (2017) citado por López y Gómez (2022) mencionan que el pensamiento crítico amplia perspectivas, evidencias y concepciones propias del individuo que se desarrollan en cuatro etapas: a) activación del raciocinio mediante una disyuntiva, b) búsqueda de contenidos sobre la disyuntiva, c) integración y análisis profundo; y d) cumplimiento de la solución.
En este contexto, la educación superior definida como educación impartida a nivel de colegio o universidad es considerada como uno de los medios más sustanciales para el progreso personal, colectivo y económico de un estado (Kanwar y Sanjeeva, 2022). La educación conduce al avance de una sociedad más cohesionada e igualitaria (Boeren, 2019); y es fundamental para apuntar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (OCDE, 2022). Tiene por finalidad preparar estudiantes con capacidades para afrontar situaciones que se da a causa de la globalización y avance de la tecnología. Y por ello es importante fortalecer el sistema educativo, estimulando el entorno académico para promover la calidad de la enseñanza y aprendizaje de la investigación en las instituciones de educación superior (Kanwar y Sanjeeva, 2022). Los universitarios adquieren una gran cantidad de conocimientos y desarrollan numerosas habilidades en períodos cortos de tiempo y se espera que tengan éxito, por tanto, debido a los altos estándares que se esperan de ellos, deben ser más críticos y tener mayores expectativas (Constantinou y Wijnen-Meijer, 2022)
Estudios previos han abordado el tema del pensamiento crítico (Pc), Marfu’ y Sriyono (2022) mencionaron que las habilidades de pensamiento crítico son uno de los pilares de la revolución de la educación. También López et al., (2022) evidencian significancia entre disposición al pensamiento crítico, rendimiento percibido y autoeficacia académica. Resaltando la importancia del desarrollo del pensamiento crítico en universitarios debido a que impacta de manera en la toma de decisiones y por tanto en la resolución de problemas en un contexto global y complejo.
Además, para formar el pensamiento crítico, los profesores deben tener iniciativa, ser creativos e ingeniosos en la enseñanza de los conceptos (Jannah y Prahmana, 2019). De la misma forma, los educadores han reconocido que las aptitudes de pensamiento crítico son esenciales para el aprendizaje significativo, toma de dictamen y solución de problema y (Ali y Awan, 2021).
Por lo expuesto, toda entidad educativa debe llevar a cabo acciones óptimas y efectivas para preparar educandos capacitados en pensamiento crítico (Ali y Awan, 2021; Fikriyatii et al., 2022). Es así que se debe desarrollar modelos y herramientas de instrucción que puedan facilitar el pensamiento crítico, y estos funcionen correctamente sí proporcionan experiencias de aprendizaje significativas para los estudiantes como leer, conectar, el conocimiento de fondo y los nuevos conocimientos, observar, discutir y autoevaluarse (Saenab et al., 2020). Por consiguiente, García et al., (2020) propone el planeamiento de tácticas y la sucesión formativa para impulsar las competencias del pensamiento crítico.
De acuerdo a lo mencionado anteriormente se formuló como objetivo conocer las habilidades del pensamiento crítico en estudiantes universitarios de salud; esta investigación presentó como justificación aportar a la noción actual sobre la importancia del pensamiento crítico en mejorar o potenciar la significancia del aprendizaje lo que permitirá que las entidades educativas de nivel superior, evalúen las condiciones brindadas a los estudiantes, reforzado mediante proyectos de intervención, incorporación de nuevas metodologías o estrategias de enseñanza a los sistemas educativos, que posibiliten la formación de pensamiento crítico y de esta forma el educando alcance aprendizajes con alto nivel de significancia (Mariños, 2021).
MÉTODO
La investigación presentó un enfoque cuantitativo con diseño descriptivo, no experimental, nivel transversal y con método hipotético-deductivo. La técnica fue la encuesta y como instrumento se aplicó un cuestionario para evaluar el pensamiento crítico y sus dimensiones de interpretación, análisis, inferencia, evaluación, explicación y autorregulación, estuvo constituido por 34 ítems (Tabla 1). El cuestionario presentó una escala politómica de Likert con niveles de bajo, medio y alto. Los datos fueron recogidos de un total de 166 estudiantes que conformaron la población universitaria del área de salud y para el cálculo de la muestra se utilizó la fórmula del cálculo de proporciones con agrupación finita y fue de 106 estudiantes.
El instrumento fue validado por juicio de expertos y la estadística de confiabilidad de la variable del pensamiento crítico presentó un Alfa de Cronbach de ,949, evidenciando ser altamente confiable. La población fue de 166 estudiantes universitarios pertenecientes al área de la salud y la muestra fue calculada utilizando la fórmula del cálculo de proporciones con agrupación finita. El cuestionario fue aplicado a 116 estudiantes universitarios, considerando como criterios de inclusión que los universitarios se encuentren matriculados en el año académico 2022, cursen el primer y segundo año académico y pertenezcan al área de salud, como criterio de exclusión, se desestimó la participación de universitarios no matriculados que cursen años académicos superior al establecido y no asistan de manera constante.
Para el análisis de datos se utilizó la estadística descriptiva para estudiar la variable del pensamiento crítico y examinar las habilidades propias del mismo mediante frecuencias y porcentajes.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la Tabla 2 se observar que la habilidad de interpretación, es decir, capacidad de comprender para luego fundamentar juicios, obtuvo que el 57,8% de los estudiantes del área de la salud alcanzaron un nivel medio. Los indica que la interpretación de datos y situaciones es esencial para abordar desafíos complejos y contribuye en la toma de decisiones.
Por otro lado, en la Tabla 3 se muestra que, más de la mitad de la muestra estudiada presentó nivel medio con 55,2% en la habilidad de analizar entendida como la manera de examinar detalladamente la realidad. Para estudiantes universitarios la capacidad de análisis les permite identificar patrones y fortalecer la capacidad de resolver problemas, promoviendo un enfoque crítico hacia el conocimiento, preparándolos para enfrentar desafíos profesionales.
En lo que respecta a la capacidad de inferencia, en la Tabla 4 el 56.9% de estudiantes universitarios presentó nivel medio en la habilidad del pensamiento crítico en formular hipótesis, cuestionar, realizar conclusiones razonables y proponer alternativas.
De igual manera en la capacidad de evaluación, los estudiantes alcanzaron un nivel medio del 55,2% (Tabla 5), esta habilidad del pensamiento crítico permite juzgar información de manera objetiva resaltando la calidad e importancia de argumentos. Fomenta una toma de decisiones informadas promoviendo un enfoque reflexivo hacia la información.
La Tabla 6 demuestra que desde la dimensión explicación del pensamiento crítico los estudiantes presentaron nivel medio con 56%, que quiere decir que no tienen la capacidad suficiente de realizar descripción de métodos y resultados, justificando procedimientos, objetivos y explicaciones conceptuales.
La Tabla 7 demuestra que desde la dimensión autorregulación del pensamiento crítico se ubicó en el nivel medio con 56,9%, lo que significa que poco más de la mitad de la muestra estudiada presentó actividad de monitoreo autoconsciente, lo que incluye a la auto examinación y autocorrección.
Para finalizar se puede decir que los estudiantes universitarios del área de la salud alcanzaron un nivel medio (56,9%) (Tabla 8), en todas las habilidades del pensamiento crítico. Por ello, la importancia de reforzar las habilidades del pensamiento crítico, mediante estrategias de enseñanzas como fomentar la lectura activa, plantear preguntas abiertas que requieran inferencias, utilizando casos prácticos relacionados al contexto real, promoviendo debates y retroalimentación constructiva. Además, el desarrollo de proyectos exigirá explicación y defensa de ideas y con ello les permitirá potencias sus capacidades.
DISCUSIÓN
En la investigación se evidenció que el 65.5% de universitarios concluyen sus estudios secundarios en instituciones educativas públicas, 31.9% en instituciones particulares y 2.6% en instituciones parroquiales, en condiciones medianamente favorables para el desarrollo del pensamiento crítico, así lo refleja los resultados obtenidos en la investigación realizada, donde el 56.9% presentaron nivel medio en las habilidades de las dimensiones del pensamiento crítico: análisis, interpretación, explicación, evaluación, inferencia y autocorrección. Resultados similares fueron hallados por García et al., (2020) donde evidenciaron que el 64% de estudiantes de diversos programas de Ciencias del Deporte, Ingenierías y Licenciatura en Lingüística y Literatura alcanzaron niveles medianamente logrado de pensamiento crítico. Asimismo, Pineda y Lozano (2015) concluyeron que el 53.9% de educandos de la facultad de educación presentaron nivel medio en pensamiento crítico. Por consiguiente, López y Gómez (2022) en su estudio cuantitativo, exploratorio-descriptivo, no experimental, transversal y deductivo, enfocado a 300 estudiantes universitarios, demostraron que el 96% presentó un nivel medio de pensamiento crítico.
Por el contrario, investigaciones realizadas por López et al., (2022) reflejaron que los niveles alcanzados de pensamiento crítico en estudiantes de negocios internacionales fueron de “medianamente bueno” en un 48 8% y bueno en un 47.5%. Asimismo, Marfu’ y Sriyono (2022) concluyeron que el nivel de pensamiento crítico alcanzado fue de nivel bajo en un 36% en estudiantes universitarios de matemática, ciencias y educación siendo ésta última facultad la que presento mayor predominancia.
De acuerdo a Facione (2007) la dimensión interpretación, se enfoca a expresar y comprender la significancia de situaciones (experiencias), juicios e incluye a la deducción, decodificación del significado y aclaración del sentido, es así que, los resultados mostraron que el 57.8% de estudiantes presentaron un nivel medio mientras que el 42% un nivel alto, determinando con ello que solo un poco más de la mitad de la muestra estudiantil del área de salud tiene la capacidad de interpretar situaciones fundamentadas en procedimientos o criterios. Similar hallazgo lo indicó López et al., (2022), obteniendo un nivel “regular” de interpretación de 63.4% y un 21.7% en niveles de “bueno” y “muy bueno”. De igual manera, en el estudio de García et al., (2020) el 50% de estudiantes obtuvo un nivel medianamente logrado. Por el contrario, Marfu’ y Sriyono (2022) mencionaron que el 62% de universitarios presentaron un nivel bajo en esta dimensión.
En relación a la dimensión evaluación, que implica evaluar la credibilidad de afirmaciones, y calidad de los argumentos utilizando el razonamiento inductivo-deductivo, se reflejó que el 55.2% de estudiantes alcanzaron un nivel medio, ello deduce que tienen capacidad de evaluar medianamente las asociaciones de sus argumentos con razonamiento lógico en sus explicaciones. Estos resultados contrastan a los encontrados por López y Gómez (2022) quienes resaltaron la dimensión “evaluación” indicando que el 100% de estudiantes tiene capacidad de inferir, argumentar y comprobar hechos externos a un nivel medio. Del mismo modo García et al., (2020) evidenciaron que el 65% de estudiantes de diversos programas de Ciencias del Deporte, Ingenierías y Licenciatura en Lingüística y Literatura alcanzaron niveles medianamente logrado. En cambio, Marfu’ y Sriyono (2022) manifestaron que solo el 28% de un total de 340 estudiantes presentaron un nivel medio, mientras que el 36% presentaron niveles bajo y alto respectivamente. De manera similar, el estudio realizado por López et al., (2022) reveló que el 30.9% de estudiantes de negocios internacionales presentaron un nivel regular, mientras que el 51.2% mostró un nivel medianamente bueno en la evaluación de argumentos.
En referencia a la dimensión explicación sustentada en enunciar resultados, justificar procedimientos y presentar argumentos propios de manera reflexiva y coherente, el 56% se encontró en un nivel medio, indicando que los estudiantes del área de salud demostraron un razonamiento propio y consistente. Asimismo, los estudios de López y Gómez (2022) revelaron que el 50% de estudiantes de nutrición alcanzaron un nivel medio, mientras que los estudios de Marfu’ y Sriyono (2022) y García et al., (2020) demostraron que sus estudiantes alcanzaron nivel alto y rango no logrado en un 42% y 67% respectivamente.
Con respecto a la dimensión análisis, el 55.2% de los universitarios se situaron en un nivel medio, coincidiendo con la pesquisa realizada por López y Gómez (2022) quienes señalaron que el 50% también alcanzó un nivel medio. Opuesto a lo expuesto anteriormente, Marfu’ y Sriyono (2022) y García et al., (2020) demostraron que, sus estudiantes alcanzaron nivel alto y rango no logrado en un 66% y 77% respectivamente. En cuanto a la dimensión inferencia, el 56.9% de universitarios se encontraron en un nivel medio, a diferencia de los resultados obtenidos por Marfu’ y Sriyono (2022) y García et al., (2020), quiénes evidenciaron que sus estudiantes alcanzaron nivel bajo y rango no logrado en un 49% y 61% respectivamente. Por último, en la dimensión autorregulación, el 56.9% de universitarios se encontraron en un nivel medio, distinto al resultado obtenido por Marfu’ y Sriyono (2022) quiénes evidenciaron que sus estudiantes alcanzaron nivel bajo en un 45%.
CONCLUSIONES
La investigación realizada se fundamentó en el nivel alcanzado del pensamiento crítico y sus dimensiones de inferencia, interpretación, análisis, evaluación, explicación y autorregulación, corroborando que los estudiantes universitarios se encuentran en nivel medio del pensamiento crítico, esto debido a los efectos positivos y negativos que ofrece el uso de la tecnología, positivos porque al utilizar programas interactivos con preguntas permitirá mejorar su pensamiento crítico. Asimismo, con el uso del internet podrá dar respuestas a interrogantes difíciles y vincular sus conocimientos existentes con los nuevos; negativos, porque al indagar una respuesta inmediata, debilitará la habilidad de su pensamiento en su análisis profundo, debido a que todo lo encontrado quedará en memoria de corto plazo. Además, si el docente no aplica estrategias didácticas y tampoco realiza actividades de enseñanza y aprendizaje con situaciones reales, el estudiante no desarrollará las habilidades de un pensador crítico.
Por tanto, el pensamiento crítico conlleva a que los sujetos identifiquen sus prejuicios personales, y desarrollen su capacidad de análisis, argumentando y examinando con cordura las diferentes posiciones que se presentan en el sistema educativo actual. Es esencial la formación del pensamiento crítico en estudiantes de la universidad pública estudiada, para su desenvolvimiento en la solución de problemas mediante la toma de decisiones con criterio y lógica en el contexto global. Asimismo, es menester la implementación de programas con aplicación en debate crítico en grados superior-universitario, debido a que permitirán la mejora significativa de los dominios del pensamiento crítico.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.