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INTRODUCCIÓN
La participación ciudadana en los asuntos públicos forma parte de la democratización de los deberes y derechos de los ciudadanos en involucrarse, tomar decisiones; así como formar parte de las soluciones a sus demandas y necesidades. En ese sentido, los ciudadanos organizados mediante colectivos, organizaciones sociales y juntas vecinales son parte del involucramiento a intervenciones estatales, como en el ámbito de elecciones, seguridad ciudadana, salud, educación, entre otras.
Para el 2020 la Unesco indica que la educación presencial se ha suspendido en gran medida durante todo el año escolar y los maestros enfrentan grandes desafíos para continuar promoviendo el aprendizaje de los estudiantes. Los campos de la cívica, ciencias sociales y la educación multicultural cobran mayor relevancia en las circunstancias actuales en las que los estudiantes de nivel medio se enfrentan a situaciones que requieren de acciones responsables informadas de confianza y apoyo entre otras acciones; donde se requiere el desarrollo del pensamiento crítico y las habilidades necesarias para la participación social pacífica, constructiva y la comprensión de la relevancia de respetar los derechos humanos en tiempos de crisis. Se necesita una mayor ciudadanía para establecer vínculos más estrechos entre los estudiantes y sus realidades a nivel local y global, mediante el desarrollo de habilidades del siglo XXI.
Uno de los grandes desafíos que enfrentan los movimientos sociales en educación es presentar su propuesta política en educación desde la perspectiva de la equidad educativa. Esta apuesta marca un punto de inflexión en la relación entre educación y política. La corriente de los estudios permite afirmar que las propuestas de “educación ciudadana” se basan en dos aspectos: el primero es denominado "legal", expresado en versiones de libertad e igualdad; mientras que el segundo aspecto es llamado "convivencia", se refiere a la ciudadanía, a las dinámicas sociales e históricas que han abierto un amplio abanico de derechos. La extensión del significado de la educación y el aprendizaje permanente como derechos humanos debe ser garantizado por el Estado y estas modalidades se incluyen en las políticas educativas creadas con la participación activa de los ciudadanos y sus organizaciones (Osorio y Rubio, 2018).
En Latinoamérica, Unicef (2020) la etapa educativa es fundamental para desarrollar habilidades relacionadas con el trabajo en equipo: convivencia, respeto por los demás, tolerancia a los errores y resolución de conflictos. En el desarrollo de la educación básica, la participación en diversas actividades del centro educativo y de la comunidad incluida la afiliación, permite que los jóvenes avancen en el fortalecimiento de su autonomía, su sentido de crítica y responsabilidad por los resultados de los proyectos en el que participan. Sin embargo, la participación se entiende como una habilidad esencial para la vida comunitaria, lo que la convierte en un método principal de aprendizaje para el crecimiento académico en todas las materias incluidas las ciencias, la ingeniería, el arte, los deportes, etc.
Según, Sales et al., (2018) los diferentes sistemas educativos en su reforma introdujeron algunos aspectos de la educación inclusiva como la equitativa, multicultural, democrática y ciudadana. El modelo multicultural inclusivo se vincula con el modelo de escuela democrática porque ambos conciben la diversidad como un elemento dinamizador de las interacciones humanas. Además, coincidentemente en una serie de factores como la creación de las condiciones necesarias para que todos los alumnos tengan éxito en su educación, democratizando las aulas para incluir una voz silenciosa e involucrando a la comunidad educativa en el control y gestión de los centros.
En ese sentido, Eberhardt (2019) refiere que la Constitución Política de 1994 de Argentina y en la Ley de Participación Ciudadana - Ley Nº 26300, introdujeron elementos y mecanismos de democracia directa como la revocatoria, el referéndum, la rendición de cuentas y la remoción de autoridades, lo cual sentó las bases del involucramiento de la ciudadanía en los asuntos públicos. De acuerdo al Jurado Nacional de Elecciones (2020) la relación entre derechos y obligaciones sumado al concepto, se propone la identidad o el sentido de pertenencia como elementos constitutivos de la ciudadanía. La participación pública tiene un gran sentido en el desarrollo de las personas, ya que se centra en los derechos políticos, derecho de salud, derecho de educación, deberes, entre otros (JNE).
El Ministerio de Educación (2019) plantea que la participación de los estudiantes refuerza la idea de que una institución, en esencia es un espacio de encuentro y de convivencia, en el que los estudiantes aprenden, no solo a través de campos ajenos a los diferentes cursos, sino también por las experiencias que comparten con todos los miembros del sistema educativo. A partir de estas ideas, los estudiantes deben ser partícipes a soluciones y situaciones que puedan fortalecer o afectar su ambiente escolar, junto con otros actores de la industria de la educación. A ello, Escalante y Alza (2020) menciona que las escuelas tienen la responsabilidad de transformar la educación. En este sentido los docentes son agentes y líderes de nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje, conectando las escuelas con las comunidades y tecnologías del mundo global.
En esa línea, es importante señalar que por un lado el involucramiento del ciudadano responde a la búsqueda de la legitimidad social respecto a la decisiones de política que emprenden los gobiernos, y por otro lado, también responde a la mejora de la implementación en términos de eficiencia y eficacia de las intervenciones públicas, debido a que existe información incompleta que cuenta el Estado y es el ciudadano que al conocer mejor sus necesidades, ayuda a la efectividad de las políticas públicas. Si a los estudiantes se les ofrecen más experiencias que les permitan alcanzar su máximo potencial, sentirse parte de una comunidad; compartiendo sueños y proyectos con sus amigos y con la comunidad en general, esto contribuirá al desarrollo de competencias emocionales y más interactivas.
Las instancias de participación en la gestión educativa, son espacios como los Consejos Educativos Institucionales [CONEI], los Consejos Participativos Locales de Educación [COPALE] y los Consejos Participativos Regionales de Educación [COPARE]. No obstante, Gálvez (2016) refiere que estas instancias institucionales son actos constitutivos y que su funcionamiento es simbólico y consultivo; de este modo, las discusiones no devienen en decisiones que respondan a las necesidades educativas de los usuarios.
En esa línea, surgió la necesidad de investigar la participación ciudadana en las políticas educativas, debido a que al ser la escuela o universidad un espacio de socialización, son las primeras experiencias de los niños y jóvenes donde inician la construcción de su identidad como ciudadanos con deberes y derechos. Es menester señalar que resulta relevante identificar como se desarrolla esa construcción de ciudadanía y que están haciendo los países en el mundo para brindar espacios de participación y promover una cultura democrática, plural e inclusiva; no solo vinculado a la organización de espacios participativos, sino también resulta importante conocer como los países han organizado sus sistemas de participación ciudadana como mecanismo para efectivizar las políticas públicas, ello en respuesta a comprender el marco institucional que construyen órganos gubernamentales.
A partir de lo descrito anteriormente, en el presente estudio se buscó responder a las siguientes preguntas ¿cuáles son las aproximaciones conceptuales de la participación ciudadana en materia educativa?, ¿Cuál es el avance en producción científica de la participación ciudadana en la educación pública?, ¿Cuáles son los enfoques de estudio de la participación ciudadana en las políticas educativas? y finalmente ¿Cuáles son las implicancias de participación ciudadana y educación en el desarrollo de la democracia?.
De acuerdo con lo descrito anteriormente, el propósito de este estudio es analizar la participación ciudadana en la educación pública a través de un estudio sistemático. Además, de identificar la participación de la comunidad escolar, la participación docente, la participación en gestión educativa, la participación familiar y ciudadana.
METODOLOGÍA
La metodología desarrollada se enfocó en la revisión sistemática con técnicas de análisis. En esa línea, el propósito del estudio se centró a realizar una revisión exhaustiva de literatura científica especializada, orientado a sistematizar, sintetizar y analizar el conocimiento desarrollado por la comunidad científica respecto a la participación ciudadana en políticas educativas. Para Hinojo et al., (2019) las revisiones sistemáticas están dirigidas a desarrollar el procesamiento de información de un tema en específico, el cual tiene que indagar, recolectar, simplificar y evaluar los datos que aportarán al estudio.
Por lo tanto, sobre la base de la evidencia científica permitió organizar estado del arte respecto al sistema político en educación y comprender los mecanismos en espacios de participación en los diferentes países del mundo, para responder a las necesidades de los ciudadanos en materia educativa. Además de comprender como se ha construido las políticas educativas, contemplando las características culturales, sociales y económicas, y sobre todo como se construyeron estos asuntos políticos de arriba hacia abajo y viceversa. Para sistematizar la información científica, se realizaron seis pasos diferentes: (1) identificación del tema y pregunta de investigación; (2) búsqueda de literatura especializada; (3) selección y recopilación de datos; (4) Análisis crítico de los estudios recopilados; (5) discusión de resultados; (6) elaboración de información revisada.
Para la selección de las investigaciones a incluir en el artículo de revisión, se desarrolló una búsqueda exhaustiva en diferentes bases de datos con revistas indexadas y de prestigio académico, como Scopus, Redalyc, Scielo, Google académico, y Web of Science. La búsqueda se realizó combinando descriptores, operadores lógicos AND, OR, NOT. Con el propósito de simplificar los resultados de revisión se tomaron criterios de exclusión y de inclusión, en las metodologías cuantitativas, cualitativas y mixtas, con disponibilidad de información completa. De acuerdo con los filtros se definieron criterios de inclusión teniendo en cuenta aspectos de fecha, complejidad, tipo de contenido, etc. Luego, se hizo la identificación de artículos duplicados porque al examinar diferentes conjuntos de datos, se descargaron los artículos almacenados en dos o más de ellos.
En la búsqueda en la base de datos iniciales se obtuvo 382 artículos, aplicando los criterios descritos líneas arriba, se identificó 50 artículos finales. En la revisión se comprobó la presencia de las palabras “participación ciudadana en educación” “citizen participation in education” “participación democrática y la educación”, "democratic participation and education” tanto en títulos, resúmenes o palabras claves. Al aplicar esta técnica se descartaron 50 artículos, posterior, de acuerdo a los criterios de exclusión, se eliminaron los artículos científicos duplicados, también los artículos que solicita pago, y también aquellos estudios disímiles al objetivo del artículo de revisión (Figura 1).
En este proceso se utilizaron los siguientes términos de búsqueda: “Citizen participation in educational policies”; “Citizen participation in public education”. Asimismo, para la preselección se establecieron criterios de búsqueda como: a) Estudios de revistas científicas indexadas Scopus, Redalyc, Web of Science; Scielo, Google Académico y b) estudios publicados entre 2017 al 2022. Se determinó este periodo por ser los años de mayor producción académica respecto a la participación ciudadana en educación (Figura 2).
Cabe mencionar, entre los artículos revisados, se pudo observar las diferentes dimensiones y enfoques de estudio, de tal modo que se organizó el estudio en: Participación de la comunidad escolar, participación docente, participación en gestión educativa, finalmente en participación familiar y ciudadana
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DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Según la selección de artículos, se describe la clasificación de cada grupo sobre la comunidad escolar, ejecución docente, gestión, finalmente la participación familiar y ciudadana.
Participación comunidad escolar
En una comunidad democrática, se fomenta la participación de todos los miembros, y el desarrollo de ciudadanos democráticos siendo un papel importante para la escuela. Por ende, la participación de los estudiantes brinda la oportunidad de ejercer los derechos y participación en las acciones y decisiones que toma la escuela (Ministerio de Educación, 2019). Los estudiantes generan su participación cuando expresan ideas, toman decisiones, intercambian ideas y resuelven problemas que les afectan, además es la mejor forma de conseguir que la transformación social que persigue desde la interculturalidad sea a través del reconocimiento de la diversidad de todos los miembros, tanto en sus cargos como en su condición social.
La reflexión y el pensamiento crítico sobre temas relevantes para el mundo. Por lo tanto, es importante preparar a los estudiantes no solo para el acceso a la educación, sino también para el mundo socialmente productivos, además la fuerza de la experiencia escolar es decisiva para desarrollar en los estudiantes predisposiciones y la adopción de actitudes que se consideran esenciales para el sostenimiento de la democracia (Aguilar, 2019; Treviño et al., 2019; Stojnic, 2020).
La misión de educar a los estudiantes para que sean buenos ciudadanos participativos de la comunidad ha contribuido significativa y positivamente a la participación significativa de los estudiantes en el gobierno escolar. De esa manera, es necesario desarrollar un modelo empírico para que los líderes escolares desarrollen una visión escolar que promueva la participación de los estudiantes en el gobierno escolar. Para Yuen et al. (2020) los estudiantes y maestros creen que la buena ciudadanía debe incluir la participación de los estudiantes en el gobierno escolar, por donde la escuela asume la misión cívica de formar buenos ciudadanos con la participación de la comunidad.
La influencia de la escuela está relacionada principalmente con el gobierno escolar y las prácticas docentes (Treviño, 2019). Los programas de educación comunitaria deben recibir apoyo para mostrar a los estudiantes la importancia de un entorno de aprendizaje completo, donde las escuelas deben enfocarse en construir una base sólida de voluntarios que puedan ayudar a los estudiantes a aprender (Iyengar, 2021). Los estudiantes obtienen la información que necesitan a través del aprendizaje basado en proyectos del mundo real.
Uno de los aspectos importantes fue la pandemia del COVID-19, ya que puso en una situación difícil a la educación afectando a millones de niños, las comunidades aprovecharon esta oportunidad para apoyar la educación de los niños de varias maneras, incluida la apertura de nuevas modalidades de enseñanza virtual (Radhika, 2021). Los voluntarios de la comunidad que realizan actividades relacionadas con la educación como un incentivo para aumentar las tasas de inscripción o brindar soluciones para mejorar la finalización de la escuela primaria y secundaria (Mathé, 2019). Entonces, comprender las perspectivas de los jóvenes es esencial para que la educación pública logre sus objetivos declarados de apoyar, alentar y capacitar a los jóvenes para que se conviertan en ciudadanos.
Por ello, Kamau et al., (2021) sostiene que la ejecución de una política de infraestructura garantiza que los alumnos y los estudiantes reciban educación en instalaciones educativas de calidad que aseguren el acceso universal e igualitario a la educación en un entorno de aprendizaje adecuado, seguro y que cumpla con los estándares mínimos acordados. Además, Reichert (2016) refiere que esta iniciativa puede ayudar a las escuelas a mejorar la educación cívica y la educación en la vida escolar, especialmente cuando el personal federal, estatal y docente trabajan juntos para promover la ciudadanía y la independencia de los estudiantes.
Los estudiantes necesitan sentirse en control de su propio aprendizaje y tener la oportunidad de expresar sus puntos de vista, el sentido de pertenencia que pueda ayudarle a desarrollar habilidades sociales y de liderazgo. Por consiguiente, Mendes y Hammett (2020) exponen que la creciente importancia de la participación estudiantil responde al papel importante y central de los estudiantes y la comunidad educativa en la determinación de los resultados, que influye en la mejora de la calidad de la educación que brindan sus instituciones, los estudiantes son consumidores estratégicos e instrumentales y ciudadanos activos.
Participación en gestión educativa
En América Latina han replicado políticas y programas destinados a formar ciudadanos democráticos, donde algunos están orientados específicamente a la educación para la ciudadanía democrática, mientras que otros incluyen el DIT entre sus diversos objetivos (Mangone y Picarella, 2021). Por ende, la importancia de los procesos educativos para la formación de una nueva ciudadanía consciente y participativa, es base para el fortalecimiento de las democracias en la mejora de proyectos educativos que promuevan los derechos de participación ciudadana. El proceso educativo es decisivo para el desarrollo de las naciones y los pueblos, donde las reflexiones sobre la educación, sin embargo, no pueden centrarse únicamente en el proceso educativo en sí; debe prestar atención a la relación entre educación y sociedad.
Las intervenciones y gestiones educativas basadas en la participación mejorarán la autoeficacia de los involucrados de la comunidad educativa (Wi, 2019; Ohta et al., 2021). Las prioridades pedagógicas actuales son mejorar la calidad de la enseñanza y acceder a una gestión pedagógica global, completa y eficaz; por tanto, el involucramiento de la comunidad en el desarrollo de una educación primaria de calidad es absolutamente fundamental y sigue siendo evidente y reforzado en la medida en que se asocia a la formación de personalidades fuertes, virtuosas, nobles, competitiva y socialmente sensible, cuenta con el apoyo de la comunidad, escuelas, comités, padres de familia, empresas e industrias (Parji y praseyta, 2020). Asimismo, las dinámicas relacionales que existen entre los ciudadanos y las administraciones educativas pueden determinar la participación social (Hevia, 2017; García, 2018).
En tanto, Torres y Carrasco (2017) el vínculo entre las propuestas educativas y los procesos de participación comunitaria sugiere una unidad progresiva de la escuela, ubicándola como un espacio de participación e integración colectiva. Por ello, Botchwey et al. (2019) y Maisyaroh et al. (2021) los directores juegan papeles importantes, como empoderar a la comunidad para que use todos los recursos escolares para apoyar la política. Los aspectos de participación social también deben estar con el director, las actividades sociales Inter escolares son actividades y responsabilidades destinadas a desarrollar la confianza de la comunidad y de los apoderados.
Una forma de gobierno en la que el poder político lo ejercen los ciudadanos y no solo un grupo que ha estado en el poder durante un tiempo determinado y en un espacio determinado (Monterde y Morales, 2020). Las instituciones tienen una misión educativa; son educadores en derechos civiles y sobre todo de personas íntegras que crean desarrollo en sus comunidades, promueven la cohesión social, promueven la formación de la identidad y el comportamiento nacional dedicados a resolver los problemas contemporáneos.
Existe la necesidad de descentralizar la gestión del sistema educativo al nivel de la comunidad para ayudar a satisfacer las necesidades de los estudiantes y las escuelas, debido a que la participación de la comunidad mejora la entrega educativa para que los niños aprendan mejor y estén mejor preparados para un mundo cambiante (Aryeh, 2021). Las escuelas, el gobierno y otras partes interesadas deben comprometerse activamente con los miembros de la comunidad para garantizar una participación sostenida, donde es necesario desarrollar sus capacidades, empoderarlos e informarles periódicamente sobre la importancia de su participación.
La participación de la comunidad en la vida escolar está ligada al rendimiento de los estudiantes, pero la asociación depende de a quién se refiere la “comunidad” y del estado del entorno escolar en el que se encuentra la comunidad. Los recursos necesarios para apoyar a las escuelas, ayudando a mejorar la calidad de la educación y los resultados de los estudiantes. De acuerdo a Baptiste (2020) la participación comunitaria mejora la calidad de la educación, especialmente en los países en desarrollo donde los gobiernos enfrentan muchos desafíos en el sector educativo.
Por parte de Cedillo y Rivadeneira (2020) la contribución de los miembros de la comunidad educativa y del público en comentar, actuar y monitorear estas políticas sigue siendo limitada; la participación debe ser a través de la preparación de la sociedad para la implementación activa de esta democracia. También Idrissi y Benabderrazik (2020) refieren que, bajo esta reforma, el sector de la educación es visto como el mecanismo central para inculcar el amor por el país, la ciudadanía y los valores, y promover la ciudadanía mundial reforzando los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Participación docente
La participación del docente se convierte en un elemento vital en la educación donde esta debe ser enseñada y aprendida durante un proceso pedagógico, debido a que se desarrolla como una herramienta pedagógica al motivar o fomentara a los estudiantes en su propio aprendizaje. Las actividades educativas son básicamente participativas, donde la interacción es participativa entre docentes, alumnos y familias; además, se debe considerar la diversidad y complejidad, visiones relacionales y prácticas educativas.
El apoyo del maestro contribuye significativamente a explicar las diferencias en las interacciones emocionales y conductuales/cognitivas (Coelho y Dell'Aglio, 2018). Los educadores, los estudiantes, los programas y los entornos de aprendizaje se gestionan para producir resultados apropiados para el aprendizaje temprano y el juego, debido que la gestión estudiantil es un proceso colaborativo de un grupo de personas para lograr un objetivo común de una educación infantil que funcione bien, donde incluye la planificación, organización, seguimiento y control (Armstrong y Tsokova, 2019; Tümkaya y Candan, 2022; Estelles et al., 2021). Entonces, la importancia de relacionar la educación en el hogar, aceptar las circunstancias de los padres y mantener los vínculos familiares con los docentes.
Ante ello, la formación de docentes con base en este enfoque, fomenta la creatividad y la permanencia de profesionales de la educación comprometidos y conscientes de que su trabajo contribuye al mejoramiento de las personas y de la sociedad, que tienen una importante misión para ayudar a terminar con situaciones de marginación social y exclusión (Waluyo, 2018). Los aspectos considerados en la formación en este sentido, destaca una visión sistemática de la educación en la que se vinculan factores escolares, siendo los docentes agentes de un aprendizaje permanente (Aguado et al., 2018; Ramírez, 2017).
Existe la necesidad de considerar a la comunidad en el proceso de formación, debido a los bajos resultados de los programas de reducción de la pobreza y la desigualdad, así como a los diversos aspectos que se derivan de estas situaciones. Una cultura de participación en las escuelas facilita la construcción de relaciones entre docentes, estudiantes y administradores; caso contrario, se puede generar efectos graves en la calidad del aprendizaje y la disposición de los estudiantes a participar activamente en la propiedad nacida durante la transición a un régimen verdaderamente socialdemócrata (Imam, 2020).
De acuerdo a Gubbins et al., (2020) la superioridad de la pedagogía comunicativa, crítica y apreciativa sobrevalora las habilidades parentales. Esta percepción, desalienta la participación de los padres, pero también estimula una mayor vigilancia de ellos hacia la enseñanza en el aula. Por ende, se deben establecer políticas educativas y a los profesionales de la educación a trabajar junto con los padres para crear una cultura escolar libre de discriminación y con un mayor reconocimiento de las capacidades, necesidades y habilidades del niño para participar en su desarrollo y aprendizaje escolar, en diferentes áreas de acción.
Sin embargo, para cumplir con los requisitos se debe participar en las actividades institucionales, ya que la participación cooperativa no está necesariamente asociada a la confianza de los padres en el trabajo del docente refleja su necesidad de participar más en las actividades escolares (Fernández, 2020). Los docentes en ejercicio sugieren que el campo pedagógico desarrolle en los futuros directores las habilidades necesarias para formar a los padres para apoyar en el aprendizaje de sus hijos, abordando las estrategias de apoyo emocional de los padres (y estudiantes) y el apoyo social de la familia, entre otros (Vaccotti, 2019). Los maestros manifiestan que la educación está limitada tanto por dificultad financiera, falta de conciencia educativa y educación de la familia.
Participación familiar y ciudadana
En el espacio de participación ciudadana, se desarrolla diversas acciones en el marco del desempeño de las funciones de participación, consulta y seguimiento, y el ejercicio de las funciones de promoción y defensa en apoyo de una educación de calidad equitativa. De acuerdo, Bazán et al., (2021); Linde et al. (2022); Caligiore y Ison (2018); Belousov et al., (2021) refieren que este tipo de intervenciones dan como resultado un efecto sobre la participación de los padres en la educación mejorando la autoeficacia y el control ejecutivo de sus hijos, además requiere un espacio y momentos de escucha, por lo que tienen que ser parte de la gestión, de la planificación para que sean efectivos.
Hoy, la práctica de la educación comunitaria es también la práctica de la democracia y la ciudadanía, porque se vinculan con lo común de la ciudad y sus espacios, con los lugares que la dividen y comparten los ciudadanos, donde el campo de acción e intervención de la educación pública puede convertirse en un marco de referencia esencial que posibilite el desarrollo de la acción participativa de la comunidad (Graterol, 2020). La educación permite a los ciudadanos desarrollar las competencias necesarias para vivir en democracia para que los ciudadanos sean más conscientes de estar bien formados políticamente y poder hacer aportes de calidad al sistema (Muñiz, et al., 2019). Así, en un escenario educativo, los estudiantes aprenderán sobre los valores democráticos y lo que significa participar en democracia para tratar de influir en las acciones de gobierno.
Cada aspecto de la práctica educativa y todas estas buenas prácticas adoptadas específicamente por los miembros de la comunidad educativa, deben tener su origen en la cuna del futuro, donde las personas, como ser y como ciudadanos, reciben el primer mensaje (Cruz, 2018). El compromiso y las interacciones familiares, la transición a la escuela. el compuesto del triángulo maestro-alumno-padres, que requiere de estos elementos para funcionar correctamente con el fin de lograr el éxito académico (Mayorquín y Zaldívar, 2019; Helgoy y Homme, 2017). Por tanto, los procesos relacionales y los mensajes de comunicación son ante todo familia, donde el papel decisivo de la familia en la medida en que apoya y estimula al alumno, centrándose en el valor social que aporta la familia en un enfoque holístico de la formación individual; importante fuerza impulsora representada por el padre y la madre.
Según Roche et al. (2020) y Willemse et al., (2018) existen algunas barreras importantes para la participación familiar en las escuelas públicas, por ejemplo, el ambiente escolar puede desalentar la participación familiar, debido a la falta de tiempo y capacitación de los niños, maestros y administradores, y una cultura institucional que prevalece en las escuelas que son menos críticas. de opinión y asistencia de algunos padres. Además, Torres (2021) refieren que las buenas prácticas de la comunidad educativa pueden fortalecer a los centros educativos, no importa de qué región sean, siempre que tengan las capacidades para convertirlos en actividades comunes para los centros educativos. Es necesario reorganizar la agenda para facilitar el acceso a los proyectos y programas del centro para aumentar su apertura a su entorno social y cultural.
La participación y los roles de la comunidad en una región difieren de otra, ya que están influenciados por las necesidades socioculturales y religiosas de cada región (Kusumaningrum et al., 2017). De hecho, la comunidad puede participar plenamente en todos los procesos de implementación pedagógica de la escuela. Dentro de la participación educativa, todos los involucrados deben comunicarse activamente con los educadores (Arce, 2019). Se puede observar que existen una tendencia que conceptualiza a tipos de ciudadanos democráticos, el primero como ciudadano responsable, relacionado a una persona con un comportamiento responsable con la ley, luego el ciudadano participativo, que se vincula dentro de las estructuras y procesos sociales para mejorar la sociedad y finalmente, el ciudadano orientado a la justicia que cuestiona el sistema y estructuras con la finalidad de lograr una sociedad justa.
Discusión
La educación ciudadana no es más que una comprensión de las personas en sus contextos socioculturales, una comprensión de la relación uno a uno entre el ser y la realidad; es comprender al hombre en sí mismo; la educación ciudadana es sinónimo de sociabilidad entendida en términos espirituales y concretos, pero en última instancia es el resultado del contexto social por lo que la comprensión de la realidad depende de las cualidades humanas y estas, son moldeadas por la realidad. Por ello, la ciudadanía escolar depende de factores y actores como los gobiernos locales o regionales ya que trabajan con la escuela para ayudarla a cumplir con sus políticas institucionales vincular a los alumnos y docentes a las diversas acciones que realizan son formas que surgen en el proceso de construcción de ciudadanía.
La participación de la comunidad escolar, las percepciones de los estudiantes sobre la democracia, la política y la participación cívica pueden utilizarse como base para analizar las perspectivas individuales y locales, nacionales e internacionales. Por el cual, la experiencia escolar y el desarrollo del comportamiento democrático tienen una relación; ya que, puede afectar factores importantes en la escuela a la que asistirán cuando sean reconocidos como ciudadanos aptos para ejercer el poder público. Según Yuen et al., (2020); Treviño et al., (2019); Mendes y Hammett (2020); Stojnic (2020) refieren que existe una misión de educar a los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos participativos de la comunidad ha hecho una contribución significativa y positiva a la participación significativa de los estudiantes en el gobierno escolar.
La participación en la educación, el sistema de educación pública debe recibir apoyo para brindar a los estudiantes las oportunidades de aprendizaje permanente que tanto necesitan. Ante ello, la participación ciudadana en las políticas educativas y la educación pública son analizadas desde una perspectiva política, en relación con la sociedad. Por lo tanto, los sistemas escolares deben ser flexibles y combinar la participación de los padres centrada en la comunidad con el aprendizaje experimental y basado en proyectos. Para Aguado et al., (2018); Ramírez (2017); Armstrong y Tsokova (2019); Tümkaya y Candan (2022) las instituciones, el gobierno y las comunidades deben comprometerse activamente con los miembros de la comunidad para garantizar un compromiso sostenido, donde sus capacidades deben desarrollarse, reforzarse y comunicarse regularmente sobre la importancia de su participación.
Si bien la participación del docente en el desarrollo educativo es un valor importante, la estrategia pedagógica que aplica dentro de sus gestiones educativas involucra directamente la recepción y percepción de los educandos frente al desarrollo cívico y social. Por ende, es importante la formación docente basada en este enfoque fomenta la creatividad y la permanencia que contribuye a la mejora de las personas y de la sociedad, que tienen la importante misión de ayudar a acabar con las situaciones de exclusión y exclusión social. Según Fernández (2020); Aguado et al., (2018); Imam (2020) los docentes tienen que lidiar con una serie de situaciones complejas, comenzando con el aprendizaje de los estudiantes, es decir, centrado en el aula, en tanto, estas reflexiones intentan abordar un tema fuera del aula, como es la compleja relación entre el hogar y la escuela.
La participación de familias y ciudadana, la participación es la mejor manera de asegurar la transformación social desde una perspectiva intercultural, donde la sociedad predice el progreso de las personas porque mejor educación es mejor democracia. Por lo tanto, es necesario crear entornos participativos con métodos de discusión de preguntas y respuestas, que proporcionen la base para diálogos para el intercambio de ideas en espacios de aula participativos, prediciendo así resultados políticos y democráticos. De acuerdo, Cruz (2018); Arce (2019); Kusumaningrum et al., (2017); Willemse et al., (2018) la producción científica sobre la participación ciudadana en años previos, ha tenido un incremento, lo cual sugiere la importancia y relevancia a nivel académico y político de los mecanismos participativos para construir valores democráticos y una valoración de construcción de ciudadanía para generar cambios en la sociedad.
Finalmente, para estudios posteriores se debe incluir la desigualdad social como posible factor obstaculizador para la participación ciudadana en países en vías de desarrollo, debido a que, en dichos países, particularmente, sus ciudadanos desconfían de las instituciones, de tal modo que, esta desconfianza estaría alejando a los ciudadanos de participar activamente en asuntos públicos y educativos.
CONCLUSIONES
La participación ciudadana en las políticas públicas en los últimos años ha ganado relevancia, debido al rol central que ejerce el estudiante en la mejora de la calidad educativa y también, la educación y su relación con la construcción de una ciudadanía democrática, plural e inclusiva. La participación en la educación, las escuelas se han enfocado en implementar las bases para el desarrollo de una ciudadanía democrática activa y así incidir en la construcción de comportamientos democráticos entre los estudiantes de educación básica.
La educación es un esfuerzo para poder dar formar a la futura generación de una nación, bajo la supervisión del gobierno, los padres y la comunidad educativa, donde el sistema educativo es una responsabilidad compartida entre el gobierno, los padres y la comunidad. Por tanto, la participación se convierte en desarrollo social, empoderamiento e igualdad, debe ser significativa y auténtica, involucrando a todos los actores, distinguiendo, pero sincronizando los roles e intervenciones de los mismos en los diferentes campos y aspectos de la educación.
La participación de la comunidad escolar, la participación de los estudiantes brinda la oportunidad de ejercer derechos y participar en las acciones y decisiones que toma la escuela. Los estudiantes generan su participación en la medida en que expresan ideas, toman decisiones, intercambian ideas y resuelven problemas que les preocupan, que es también la mejor manera de lograr que se dé la transformación social. En base a la participación del docente, su involucramiento se convierte en una parte importante de la educación donde necesita ser enseñado y aprendido en un proceso pedagógico, ya que se desarrolla como una herramienta didáctica para motivar o incentivar a los estudiantes en su aprendizaje, desarrollo de valores y formación ciudadana.
La participación de la comunidad en los aspectos de desarrollo de la vida comunitaria se considera importante para mejorar la prestación de muchos servicios, incluidos los servicios públicos. Desde esta perspectiva, la participación de la comunidad en la vida escolar puede contribuir a una educación de calidad, mayor rendición de cuentas, movilización sustancial de recursos y alcance a los grupos desfavorecidos.
Se recomienda seguir generando evidencia empírica que aporte a la discusión de la participación ciudadana en la educación pública y en los asuntos públicos en general, de este modo, se generará evidencia para que los decisores de políticas incluyan y apliquen enfoques participativos y de gobernanza.
Se sugiere que en el espacio de participación ciudadana se debe reforzar e incluir a los educadores para que aprovechen sus conocimientos para poner en práctica las estrategias de aprendizaje en referencia de la inclusión de participación ciudadana; siendo un participante más que como otros aporta su experiencia y conocimiento al público. Además, de crear un refuerzo un aspecto fundamental para generar práctica ética en espacios de participación democrática, con el fin que las personas se sientan seguras en estos espacios; que puede expresar sus opiniones y sentimientos sin miedo a ser juzgado como en desacuerdo sin miedo a que se le niegue que hay preocupaciones compartidas por todos los demás.
