INTRODUCCIÓN
La educación forma parte de la formación y fortalecimiento del conocimiento de cada persona, de esta manera puede experimentar transformaciones progresivas, donde se necesita de una buena dirección y liderazgo para que se completen los objetivos educativos. En tanto, las instituciones educativas hoy en día necesitan de la atención de los directivos, pues es necesario para gestionar con eficacia y eficiencia, garantizar el compromiso del personal con el logro de las metas para adoptar nuevos estilos de liderazgo para mejorar la calidad de las gestión hacia los miembros en la educación.
Debido a la globalización, los líderes tienen que crear y apoyar las instituciones que dirigen a lo largo del tiempo; para lograrlo necesitan una variedad de estrategias (López et al., 2020). Un buen líder directivo ejecuta sus funciones mediante una visión positiva, proactiva y transformadora, convirtiéndose uno de los elementos claves para mejorar la gestión educativa. Es por ello, que para dirigir el liderazgo directivo se requiere de la capacidad de gestionar y liderar procesos de mejora pedagógica liderados por los docentes, lo que significa una mejora continua y práctica de la enseñanza, el aprendizaje, la formación y el desarrollo de los estudiantes (Lugo y Villasmil, 2019).
A nivel internacional, existen países que tienen poca transparencia en el proceso de selección, lo que implica tener a cargos directivos con poca eficacia en su dirección y puede afectar negativamente el entorno educativo; el liderazgo escolar conlleva a fortalecer a las escuelas para brindar una educación de calidad (UNESCO, 2021). La baja capacidad del liderazgo de los directivos es un problema que se presenta continuamente en las instituciones públicas y sectores alejados (Kochen, 2020). Sin embargo, con el tiempo ha habido cierta ambigüedad en la forma de manejar tanto la gestión educativa y asociarlo con el liderazgo por parte de los profesionales educativos (Galdames, 2022). Debido a ello, la calidad de la gestión institucional necesita de un liderazgo directivo capacitado, como también profesionales involucrados en su desarrollo.
En América Latina existen deficiencias en el sistema educativo donde se han producido cambios que han influido en las gestiones, toma de decisiones y proyección de los directivos (Romero, 2021). Debido a estos acontecimientos, los distintos sistemas educativos han empleado iniciativas para fortalecer a los directores para involucrar en conjunto del docente (Orellana, 2019). La mayoría de los directivos carecen de la capacitación para asumir roles de liderazgo y motivar a los docentes; además no tienen las habilidades organizativas requeridas para sus trabajos (Recalde, 2020). Por lo tanto, las organizaciones educativas deben fortalecer a los profesionales de la educación y construir capacidad de liderazgo.
En Perú, según MINEDU (2020) el directivo debe contar con experiencia liderada con un acompañamiento, orientación pedagógica y escolar para generar una gestión educativa adecuada. Ante ello, Chero (2022) en el país, muchos directivos no cuentan con objetividad y capacidad de enfrentarse a los problemas institucionales, donde el liderazgo es un gran desafío para cumplir estándares de calidad. Además, Alarcón y Campana (2020) menciona que mediante la fuente de la MINEDU del 2017 sólo el 4,5% de los estudiantes resultados positivos en lectura y el 1,3% alcanzaron en Matemática, el cual generó una alerta en el desarrollo del aprendizaje y hacia su gestión educativa. Dentro de la realidad, el sistema educativo peruano ha tenido dificultades para brindar recursos a las diferentes instituciones, el cual ha limitado ciertas gestiones de los directores para el desarrollo educativo; además existen directivos que no cuentan con las habilidades necesarias para encaminar la dirección en su personal docente.
El objetivo del presente estudio es analizar el liderazgo directivo en el proceso educativo mediante una revisión sistemática. La justificación teórica realiza sobre los diferentes estudios que sistematiza, para conocer la realidad y concepciones sobre el liderazgo directivo en sus gestiones educativas. La justificación práctica se basa sobre el desarrollo de los directivos y la importancia que tiene las gestiones ante los integrantes educativos para fortalecer una calidad educativa. En tanto, la justificación social es a favor hacia los directivos como instituciones y estudiantes para que sirvan como referencia en futuras investigaciones.
METODOLOGÍA
La metodología del artículo se realizó mediante revisión sistemática, en la cual se generó una síntesis y selección de los diferentes estudios sobre el liderazgo directivo en el proceso educativo. Los buscadores utilizados fueron Scielo, Scopus, Ebsco, Researchgate, y SciencieDirect; asimismo se utilizaron las palabras claves “liderazgo directivo" “Liderazgo del director en el proceso educativo” "Líder directivo" " El director en la gestión educativa"; "Directive leadership" "Leadership of the director in the educational process" "Directive leader" "The director in educational management", utilizando los operadores lógicos and, or, not.
El proceso de selección inició con 327 artículos, luego se aplicaron criterios de inclusión tales como 5 últimos años, relevancia del tema, artículos académicos; como parte de los criterios de exclusión se consideraron duplicados, tipos diferente documento dan resultando 113 y seleccionaron finalmente 50 artículos con mayor relevancia (Figura 1). El Gráfico 1 muestra la agrupación de los artículos, de acuerdo a las características establecidas en los resúmenes, resultados y conclusiones. Los resultados de la agrupación es la concepción del líder directivo (13), gestión y desempeño del directivo (20), búsqueda de la calidad educativa (17).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Concepción del líder directivo
Los directivos tienen la autoridad para crear, implementar y evaluar procesos educativos que lleven a la institución a lograr los resultados de los estudiantes y las metas organizacionales a través del trabajo colaborativo de toda la comunidad (Tafur et al., 2020). Los directivos deben crear una visión para el futuro, utilizando diferentes estrategias que ayuden a realizar los cambios necesarios en el aprendizaje (Colovic, 2022; Yangali y Torres, 2020). Por tanto, el líder directivo influencia al colaborador para diagnosticar el aprendizaje, el estado, las opciones, condiciones, falencias y la asistencia de los estudiantes en el proceso educativo (Rodríguez et al., 2020) (Tabla 1).
Por ello, un buen director es aquel que logra la armonización institucional, quién es el responsable de ello, que para lograrlo requiere una inteligencia emocional completa (Ritacco y Amores, 2017; Vargas, 2017). El liderazgo se desarrolla mediante un proceso de influencia, incentivando la participación voluntaria (Manrique y Reyes, 2022; Acevedo, 2020). Asimismo, el líder directivo es un líder influyente que inspira e impulsa generar acciones adecuadas dentro de la institución educativa (Meza y Ramos, 2021; Espinoza et al., 2021). Además, se desarrolla en un eje de compromiso organizacional (Salvador y Sánchez, 2018) (Tabla 1).
En otras palabras, los líderes ayudan a sus subordinados a lograr sus objetivos y les brindan las direcciones para conseguirlas; siendo consciente de las metas personales y mediante diferentes acciones hace lo posible para alcanzarlas (Mutune et al., 2018). Realizan procesos y equipos aplazando en una dirección particular para lograr la excelencia y la regulación, especialmente por medios no coercitivos (Romero y Cázares, 2017) (Tabla 1).
Gestión y desempeño del directivo
Se debe demostrar la importancia y eminencia del liderazgo administrativo de la dirección de la institución (Reyes et al., 2017). La profesionalización y formación de los directivos, ocupan una agenda internacional debido a su impacto fundamental en el éxito educativo, comenzando por el liderazgo educativo y la descentralización (Iranzo et al., 2018). Los directores tienen la función de brindar resultados de calidad en la educación, donde para alcanzar su máximo potencial depende sobre del estilo de liderazgo (Vidal y Barriga, 2018; Ferreira, 2021; Banjarnahor et al., 2018) (Tabla 2).
Se ha enfatizado la necesidad de fortalecer las prácticas de liderazgo debido a la brecha que existe en la práctica del liderazgo y la educación (Sepúlveda y Aparicio, 2019). El liderazgo en la educación se caracteriza por comportamientos desarrollados en cooperación con la institución, además ayudan a lograr la conducción y movilizar a los miembros de la comunidad escolar (Rivera, 2018; Barba y Delgado, 2021). Por ello, el líder directivo planifica programas de capacitación y apoyo para fortalecer la gestión de todos los miembros de equipos directivos (López y López, 2019) (Tabla 2).
Los líderes directivos en la actualidad a nivel regular y en materia de educación al logro han identificado la necesidad de potenciar el desarrollo profesional como identidad educativa (Chumacero y Carrión, 2021; Maita et al., 2022). Los procesos de gestión evolucionan en un nuevo modo educativo, en el que la acción del líder educativo cobra mayor importancia como eje para sistematizar el accionar de primera línea a través de estrategias de gestión adecuadas que permitan a estudiantes y docentes brindar un servicio educativo óptimo (Jáuregui et al., 2022; Aguilar, 2020).Por lo tanto, el liderazgo de los directores es uno de los factores que contribuyen la calidad educativa, debido al cumplimiento del rol que genera la eficacia del sistema educativo y el desempeño de los docentes integrantes, así como indirectamente en el aprendizaje de los educandos (Ordoñez et al., 2020; Hidalgo y Orbegoso, 2019) (Tabla 2).
En este caso, el liderazgo es una variable que necesita atención ante las autoridades institucionales (Valverde y Ortiz, 2020); donde la su importancia promueve el intercambio de aprendizajes y una forma de consenso, esforzándose por desarrollar una relación jerárquica, lógica y lineal (Toledo, 2020; Limongi et al., 2020). Cuanto mayor sea la responsabilidad del directivo, mejor líder escolar se convertirá, y la independencia de su trabajo como director se ve reforzada cuando desempeña su función como director general y como líder (Jiménez et al., 2020). Por tanto, el liderazgo es necesario para funcionar de manera proactiva, lograr metas y, en consecuencia, optimizar el proceso de aprendizaje y la pedagogía directa (Franco, 2019) (Tabla 2).
Búsqueda de la calidad educativa
En los últimos años, la gestión del liderazgo y la educación se ha transformado de acuerdo a las políticas públicas que se establecen muchos países; haciendo un énfasis también en el liderazgo educativo e identificando tendencias para identificar los factores clave para el mejoramiento del desarrollo (Cancino y Monrroy, 2017). La realidad en constante cambio depende del apoyo externo de líderes y tomadores de decisiones políticas; las relaciones que los órganos gubernamentales establecen con las instituciones presentan diferentes retos (Akaba et al., 2022; Vito, 2020) (Tabla 3).
El liderazgo directivo es un área que puede mejorar fundamentalmente las condiciones de trabajo y aprendizaje, proceso que incide en el aprendizaje de los estudiantes y los docentes. Además de lo anterior, la normativa nacional tiende a dejar la responsabilidad de dirigir las prácticas docentes y promover las habilidades y conocimientos básicos del profesorado y miembros de los órganos de gobierno a los directores y equipos de gestión (Aparicio et al., 2020) (Tabla 3).
Por tanto, los directivos de las instituciones deben cumplir con los reglamentos, lineamientos, instructivos y demás documentos que se desarrollan centralmente, y que respondan a las realidades del contexto de la comunidad educativa (Rodríguez, 2017). Ante ello, los estilos principales de liderazgo directivo pueden ser adaptados a transformacional, transaccional y laissez faire; cada uno de ellos tiene un número fijo de aspectos que caracterizan las actividades diarias que se desarrollan en los centros educativos, asociados a una dirección específica (Aldana et al., 2019; García y Cerdas, 2019) (Tabla 3).
Las falencias del liderazgo pueden manifestarse en cualquier institución y afecta en gran medida la eficacia de la enseñanza (Arana y Coronado, 2017). Sin embargo, para lograr una buena gestión en la organización, es necesario que el horizonte y tenga una visión común que permita el alcance real del trabajo de la organización. Además, la implementación de la gestión de los directivos se basa en el desempeño y el compromiso, teniendo en cuenta las habilidades y competencias sustentadas en la gestión del aprendizaje, el pensamiento estratégico, habilidades sociales, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico (Córdova et al., 2021) (Tabla 3).
Las normativas y los lineamientos del gobierno, deben adaptarse a las realidad y circunstancias de sus instituciones (Smith y de Klerk, 2022). De la misma forma, la adaptación estratégica de los líderes a estas presiones externas, así como a las realidades e implicaciones futuras (Vito, 2017). Ante ello, el liderazgo director juega un papel importante en la conformación de la organización educativa, facilitando el vínculo entre el liderazgo y la calidad de los procesos construidos en la institución, así como la satisfacción de los integrantes educativos (Barrientos y Alania, 2021; Silva et al., 2021; Maya et al., 2019). Entonces, la falta de motivación por parte del directivo provoca que los docentes dejen de realizar actividades con el mismo interés que las originales y para el desarrollo integral (Ramos, 2018). Entonces, el liderazgo directivo es un factor de éxito decisivo para aumentar la innovación o el cambio dentro de la organización (Gutiérrez, 2020; Espinosa et al., 2017) (Tabla 3).
Discusión
Cada director educativo debe tener un manejo de habilidades blandas y habilidades técnicas, el tema de manejo de emociones puede potenciar el trabajo y la gestión del directivo; además, debe poseer un conocimiento profundo y la capacidad de resolver rápidamente una variedad de problemas. En otras palabras, una buena comprensión de las funciones de sus habilidades resolverá problemas para el mejoramiento de la institución educativa y, a su vez, el mejoramiento de la sociedad. Esto significa que los líderes directivos tienen una influencia directa en los logros de la educación de calidad, este es uno de los factores que constituyen la calidad de la capacitación y formación que han desarrollado. La eficiencia y desempeño no solo incluye la implementación de acciones relacionadas de los líderes organizacionales, sino también en la mejora y la calidad de la educación.
Los directivos en el desarrollo de sus gestiones deben contar con el apoyo del personal a cargo y asegurarse de que la institución sea constantemente reconocida por la calidad educativa en beneficio de la sociedad; además de no estar limitado por la burocracia ante las demás instituciones. Se tiene que monitorear el éxito educativo, supervisión en los procesos para maximizar la calidad educativa; en conjunto de los docentes y el desarrollo de los estudiantes. Además, un director como líder ejerce su trabajo con una visión positiva, proactivo como transformadora generando la capacidad de participación; también puede emplear el análisis ante las mejores decisiones reflejen la máxima eficacia pedagógica de educadores entregados, dispuestos a actuar y sacar todo su potencial.
En la concepción, el líder directivo ejerce funciones de acuerdo a los estándares es parte esencial del desarrollo de la institución educativa, ya que los directivos deben orientarlos en cada una de las tareas que implica la institución. El líder en la relación laboral, solo es percibido cuando genera el cumplimiento y desarrollo de sus funciones y satisface las necesidades, el cual le brinda mejor soporte a su liderazgo. Según Ritacco y Amores (2017); Vargas (2017); Mutune et al. (2018) el líder directivo logra la armonización dentro de la institución, siendo consciente y responsable de las metas personales y mediante diferentes acciones hace lo posible para lograrlas.
En tanto, la gestión y desempeño del directivo, los líderes educativos establecen un código por el cual las instituciones educativas estatales como privadas se apegan a los fines para los que son establecidas, y no deben confundirse con aquellas que tienen por finalidad la formación integral de la persona. Para Iranzo et al. (2018); Ferreira (2021); Banjarnahor et al. (2018); Aguilar (2020) el directivo debe realizar en todos los aspectos de la gestión relacionados con la comunicación, la interacción, la planificación, la anticipación y el control que afectarán el proceso educativo.
La búsqueda de la calidad educativa, el estado actual del órgano de gobierno no permite el adecuado desarrollo de la gestión del liderazgo, debido que el proyecto educativo es débil; por tanto, los modelos de gestiones deben contribuir en la mejorar la calidad de la educación, impactando un sistema de mejora continua. El bajo nivel de liderazgo en la organización dificulta la creación de consensos en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
CONCLUSIÓN
En la educación, el líder directivo debe desarrollar un estilo activo y alcance los objetivos de su propuesta pedagógica; el cual debe fortalecer características y cualidades ante las demás personas e integrantes de un equipo, ya que por lo contrario las gestiones educativas no tendrán resultados positivos, el apoyo y dirección de los docentes también se verán afectados. Además, el liderazgo directivo y la enseñanza están relacionados en función de la mejora continua y el desarrollo de habilidades interdisciplinarias, donde se resuelvan preguntas y respuestas, ya que genera directamente un beneficio a los directores como educadores en función de seguir fortaleciendo un proceso de enseñanza y aprendizaje.
En referencia de la concepción, el liderazgo directivo es fundamental en el arte de gestionar organizaciones y docentes, busca promover el desarrollo profesional, el seguimiento, la retroalimentación y la evaluación. La búsqueda de directivos de calidad debe asumir los roles de liderazgo adecuados que contribuyan a una educación de pertinente hacia los miembros educativos. Por tanto, la gestión educativa direccionado por los directivos deben basarse en la ética profesional, estimular la mejora continua y desarrollar habilidades interdisciplinarias, fortalecer la capacidad de desarrollo, de esta manera mejorar la competencia en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En el campo educativo, las actividades educativas necesitan estar acompañadas por un mentor responsable del liderazgo, que de hecho tenga las características y cualidades de todos los aspectos de la persona, profesión o actividad individual. Dentro de la realidad peruana, la falta de recursos, estrategias, capacitación docente, capacidad de directores, son elementos que pueden dificultar una correcta gestión educativa, en consecuencia, muchos estudiantes no cumplen con los estándares necesario para poder maximizar su potencial en el ámbito profesional.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.