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Horizontes Revista de Investigación en Ciencias de la Educación

versión impresa ISSN 2616-7964

Horizontes Rev. Inv. Cs. Edu. vol.7 no.27 La Paz mar. 2023  Epub 28-Feb-2023

https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v7i27.499 

ARTICULO DE REVISION

Aprendizaje cooperativo, trascendiendo el aula convencional

Cooperative learning, transcending the conventional classroom

Aprendizagem cooperativa, transcendendo a sala de aula convencional

Milagros Rosanna Catalán Cisneros1 
http://orcid.org/0000-0001-7785-7799

Marlene Genoveva Figueroa Huamán1 
http://orcid.org/0000-0002-3159-1099

Rosa María Espinoza Ayala2 
http://orcid.org/0000-0001-6581-8637

1Universidad César Vallejo. Lima, Perú

2Universidad San Pedro. Chimbote, Perú


RESUMEN

Los efectos adversos del distanciamiento social a causa de la pandemia están provocando en los estudiantes la pérdida de una parte primordial de su desarrollo, la socialización, la educación virtual que reciben los estudiantes, los convierte únicamente en consumidores de información, no siendo viable ni para la presencialidad. El aprendizaje cooperativo es una estrategia socializadora que favorece los aprendizajes de los estudiantes, desarrollando habilidades sociales indispensable para las exigencias que actualmente demanda la sociedad. El presente estudio tiene como objetivo realizar un análisis teórico de los aportes sobre el aprendizaje cooperativo vislumbrando la trascendencia de esta estrategia pedagógica en la educación virtual. La metodología empleada fue una revisión bibliográfica, siendo seleccionados 18 artículos de revistas indexadas en las bases de datos de Scielo, Ebsco, Eric, Scopus y Latindex, priorizándose publicaciones de los años 2020 al 2022; llegando a la conclusión, que el aprendizaje cooperativo es una estrategia que puede ser adaptada y trascender espacios convencionales de las aulas de clases.

Palabras clave: Aprendizaje cooperativo; Educación virtual; Distanciamiento social

ABSTRACT

The adverse effects of social distancing due to the pandemic are causing students to lose a primordial part of their development, socialization. The virtual education that students receive turns them only into consumers of information, not even being viable for face-to-face attendance. Cooperative learning is a socializing strategy that favors students' learning, developing social skills that are indispensable for the demands of today's society. The objective of this study is to carry out a theoretical analysis of the contributions on cooperative learning and to glimpse the transcendence of this pedagogical strategy in virtual education. The methodology used was a literature review, being selected 18 articles from journals indexed in Scielo, Ebsco, Eric, Scopus and Latindex databases, prioritizing publications from 2020 to 2022; reaching the conclusion that cooperative learning is a strategy that can be adapted and transcend conventional classroom spaces.

Key words: Cooperative learning; Virtual education; Social distancing

RESUMO

Os efeitos adversos do distanciamento social devido à pandemia estão fazendo com que os estudantes percam uma parte primordial de seu desenvolvimento, a socialização. A educação virtual que os estudantes recebem os converte apenas em consumidores de informação, e não é nem mesmo viável para o aprendizado presencial. A aprendizagem cooperativa é uma estratégia de socialização que favorece a aprendizagem dos estudantes, desenvolvendo habilidades sociais indispensáveis para as demandas da sociedade de hoje. O objetivo deste estudo é realizar uma análise teórica das contribuições da aprendizagem cooperativa e vislumbrar a transcendência desta estratégia pedagógica na educação virtual. A metodologia utilizada foi uma revisão de literatura, sendo selecionados 18 artigos de periódicos indexados nas bases de dados da Scielo, Ebsco, Eric, Scopus e Latindex, priorizando publicações dos anos 2020 a 2022; chegando à conclusão de que a aprendizagem cooperativa é uma estratégia que pode ser adaptada e transcender os espaços convencionais das salas de aula.

Palavras-chave: Aprendizagem cooperativa; Educação virtual; Distanciamento social

INTRODUCCIÓN

La declaratoria de pandemia por la Organización Mundial de la Salud en el 2020, conllevó a que muchos estados asumirán acciones para evitar la propagación del SARS-CoV-2. Perú, no exceptuado de esta problemática sanitaria asumió medidas inmediatas entre ellas, el cierre presencial del sistema educativo en todos sus niveles, llevándose a replantear todo el sistema educativo peruano y con ello a develar la gran problemática que venía atravesando el sistema educativo. Se crea así un nuevo escenario sobre el cual la comunidad educativa íntegra no estaba preparada para afrontarlo (Porlán, 2020). De un día a otro, áreas del hogar tanto de los estudiantes como de los docentes se convirtieron en espacios de aula escolar dando paso a la estrategia educativa a distancia de libre acceso Aprendo en Casa, en la que se proponen experiencias de aprendizaje contempladas en el currículo nacional usando diversos medios de comunicación a fin que los estudiantes continúen con sus aprendizajes desde el lugar en donde se encuentren.

Este abrupto salto de la educación presencial a una completamente virtual en todos sus niveles, develó las falencias que ya venía presentando el sistema educativo peruano. Gómez-Arteta y Escobar-Mamani (2021) señalan que, la existencia de desigualdad de condiciones durante la pandemia para el acceso a la educación virtual por razones: económicas, geográficas, tecnológicas, capacitación y experiencia en el uso de tecnologías. Al respecto Bazán-Ramírez et al., (2020) estiman que el mayor riesgo de la escolarización en línea por la forma como se dio, sin planificación previa, va ampliar aún más las brechas educativas ya existentes debido a contextos desfavorecidos no solo en el aspecto económico, también en la cobertura de señal de internet; adicionándose el escaso dominio del manejo de entornos virtuales por parte de los docentes, así como estrategias para desarrollar aprendizajes en este nuevo escenario educativo.

Desde otra perspectiva Porlán (2020) manifiesta que, el modelo de educación que se está brindando no es el adecuado ni en la presencialidad, ni virtualidad; la transmisión directa de conocimientos del profesor al estudiante no es admisible, ya sea en un espacio presencial o a distancia, toda vez que se está dando un aprendizaje pasivo, en donde el estudiante es un consumidor de la información; el aprendizaje debe ser relevante, incentivando la investigación y construcción, en donde el docente extienda andamios para proceso y que el aprendizaje debe de darse en escenarios de interrelación social.

Para revertir este contexto es importarte revalorar estrategias antiguas que en las últimas décadas han tomado mayor vigencia y que permitan desarrollar aprendizajes activos en los estudiantes como es el trabajo cooperativo. Al respecto Azorín (2018) considera esta estrategia aprendizaje como una herramienta metodológica que permite responder a los retos que deben enfrentar las personas en este evolutivo siglo XXI. A su vez, Lara (2005) afirma que, “la escuela puede cambiar sus modelos educativos, utilizando estrategias que favorezcan el proceso de enseñanza y aprendizaje, para construir relaciones entre iguales de alta calidad con el uso apropiado de grupos cooperativos en el aula” (p. 88). Ante ello, este estudio tiene como objetivo realizar un análisis teórico de los aportes sobre el aprendizaje cooperativo vislumbrando la trascendencia de esta estrategia pedagógica en la educación virtual.

MÉTODOLOGÍA

La metodología del estudio se orientó a la revisión bibliográfica de conforme a los lineamientos para este cometido. Fueron revisados 35 artículos científicos relacionados al abordaje del uso de la estrategia aprendizaje cooperativo así como temas relacionados el contexto de la pandemia del SarCov2, siendo seleccionados 18 artículos de revistas indexadas en las bases de datos de Scielo, Ebsco, Eric, Scopus y Latindex, priorizándose publicaciones de los años 2020 al 2022; la búsqueda bibliográfica estuvo relacionada a las palabras clave de este estudio, aprendizaje cooperativo, educación virtual y educación en pandemia, recurriéndose también a textos especializados, así como a artículos periodísticos de interés. En lo referente a los criterios de análisis aplicados, se extrajo la información relevante de los documentos seleccionados para este estudio, que junto a aportes similares de otros autores permitieron la contratación de ideas para llegar a las conclusiones.

DESARROLLO Y DISCUSIÓN

Las referencias sobre los inicios del aprendizaje cooperativo son de larga data en la pedagogía, constituye parte de la historia de la humanidad y la didáctica; estudios realizados por Serrano et al., (2007) considera que desde tiempos inmemoriales ya había posturas respecto al rol activo del estudiante en el proceso educativo, haciendo alusión al Libro de las Sentencias de Confucio (siglo V a.C.) “aprender sin reflexionar sobre lo aprendido es un gasto inútil de energía”. Sobre el tema, Johnson y Johnson (1999) desarrollan una línea de tiempo de la historia del aprendizaje cooperativo, citando previamente el libro cuatro del Antiguo Testamento también conocido como el Libro de las Enseñanzas, evidenciando las raíces de esta estrategia la cual ha ido evolucionando y manteniéndose a la fecha, “mejor están dos que uno solo, porque logran mayor fruto de su trabajo” (Eclesiastés 4: 9). En esta línea histórica destacan las contribuciones de: Quintiliano y Séneca en el siglo I; Johann Amos Comenius en el siglo XVII; Joseph Lancaster en el siglo XVIII. Los aportes sobre el aprendizaje cooperativo son de larga historia los que ha permitido el desarrollo del trabajo cooperativo, pero es a inicios del siglo XX que es revalorado por su eficacia.

El aprendizaje cooperativo es vinculado con teorías y corrientes de aprendizaje clásicas (Paredes y Ramos, 2020). Se destacan los aportes de Dewey, quien ahonda sobre la cooperación en el aula; desde la perspectiva de Vygotsky (1979) representante de la teoría sociocultural, consideraba el autor que las persona se mueven en dos dimensiones: (a) lo que es capaz de hacer, (b) lo que no saben y debe aprender, al medio de estas dos dimensiones de encuentra la “zona de desarrollo próximo” lo que la persona puede hacer si se le brinda apoyo u orientación; es en este último punto en donde se produce el andamiaje (Johnson y Johnson, 1999); la influencia que tiene la cooperación sobre el aprendizaje está dada por las funciones que inicialmente se establecen en el grupo y que en la interacción, se va a transformar en funciones psíquicas de la persona (Paredes y Ramos, 2020). Se puede inferir en un contexto escolar que, cuando los estudiantes cooperan, emerge el conflicto sociocognitivo provocando un desequilibrio que les permite interactuar entre ellos adoptando puntos de vista y el desarrollo un aprendizaje compartido.

Al referirse al aprendizaje cooperativo comúnmente se le asocia la al aprendizaje colaborativo e incluso se usan ambos términos como sinónimos, sin embargo, existe puntos de convergencia y divergencia respecto a ambos conceptos. El aprendizaje cooperativo tiene como punto de partida la corriente constructivista, mientras que el colaborativo es atribuible a la corriente sociocultural (Formento, 2019), un punto de coincidencia sobre el cual han escrito muchos autores es que, requiere de un grupo de pequeño de personas para que pueda facilitarse el trabajo (Johnson et al., 1999a). Desde la práctica docente, el aprendizaje cooperativo logra en el estudiante la capacidad de planear, trabajar, decidir y producir en grupo (Aguerrondo, 1993), mientras que para Pujolás (2009), el aprendizaje colaborativo solo es un trabajo conjunto con grupos relativamente homogéneos a diferencia que en el cooperativismo los grupos pueden ser heterogéneos, asimismo, el aprendizaje cooperativo adiciona al colaborativo actitudes de solidaridad, generosidad haciéndolo más eficaz y creando lazos de afectivos.

Cooperar es trabajar juntos por un objetivo en común. La cooperación favorece el progreso de los estudiantes al interactuar con sus pares que tengan procesos más avanzados, estas actividades cooperativas buscan resultados beneficiosos para el propio estudiante y simultáneamente para su grupo de trabajo (Paredes y Ramos, 2020). Ante lo expuesto se puede colegir que, el cooperativismo se alinea con sentido que debe tener el trabajo escolar en el aula, cooperar implica estimular valores que están relacionados al desarrollo personal promoviendo la socialización entre los estudiantes en la educación básica.

El aprendizaje cooperativo ha sido definido desde diferentes enfoques entorno su aporte y finalidad observada, al respecto Azorín (2018) en alusión al enfoque condicional de Lewin, sostiene que el aprendizaje cooperativo tiene como finalidad la correlación positiva de logros. Por otro lado, para Johnson et al. (1999a) desde un enfoque grupal, se tiene objetivos compartidos, con grupos heterogéneos en donde la responsabilidad por el aprendizaje es compartida; mientras que para Pujolás (2009), desde un enfoque motivacional, se coopera para aprender cuando existe una ayuda mutua en los miembros del grupo; con una visión moderna y tomando en referencia las anteriores la Fundación MAPFRE (2016) desde un enfoque inclusivo, el trabajo cooperativo da respuesta a la diversidad, favoreciendo la convivencia y la aceptación de las diferencias de cualquier índole entre los estudiantes. Las estrategias empleadas en el aprendizaje cooperativo para el desarrollo de actividades de forma conjunta mediante grupos reducidos y heterogéneos logran en los estudiantes mejorar su propio aprendizaje y los del grupo (Bedregal-Alpaca et al., 2021). Desde la perspectiva de Johnson y Johnson (1999) sostienen que el aprendizaje cooperativo puede utilizarse en cualquier materia, así como actividad; se puede colegir que, esta estrategia puede ser utilizada en cualquier área de aprendizaje y nivel de la educación básica.

Para trabajar cooperativamente en el aula es necesario tener en cuenta determinados elementos que proporcionen las condiciones para que este se gestione. Para Johnson et al. (1999b) en su estructura considera cinco elementos principales: (a) interdependencia positiva, (b) interacción promotora, (c) responsabilidad individual, (d) habilidades interpersonales y de pequeños grupos, y (e) procesamiento grupal; mientras que Zariquiey (2019) señala haber encontrado nueve elementos: (a) agrupamientos heterogéneos, (b) interacción promotora, (c) interdependencia positiva, (e) igualdad de oportunidades para el éxito, (f) participación equitativa, (g) responsabilidad individual, (h) procesamiento interindividual de los contenidos, (i) enseñanza de las destrezas cooperativas y (j) autoevaluación grupal; el autor considera que usar estos elementos marca la diferencia entre el hacer actividades conjuntas y el verdadero trabajo cooperativo. Se considera relevante resaltar a continuación los elementos de la estructura que debe tener el aprendizaje cooperativo propuesto por Johnson et al. (1999b) los cuales comprenden los propuestos por Zariquiey.

El primer elemento interdependencia positiva, es considera por Johnson et al. (1999b), como el corazón del aprendizaje cooperativo, en donde el docente plantea un trabajo a los estudiantes señalando los objetivos que deben lograr como grupo; los integrantes del grupo deben tener en claro que, el esfuerzo individual no únicamente beneficia así mismo, también a todos los miembros del grupo. Se trata de que el estudiante se establezca un compromiso de responsabilidad con él y con su grupo para alcanzar el éxito del equipo ya que están trabajando juntos para lograr un objetivo común. Lata y Castro (2015), consideran que la búsqueda del bienestar individual y del grupo que establece en las estrategias empleadas en escenarios escolares, también son útiles fuera de ellos, sobre todo en lo relacionado a la convivencia y el desarrollo personal. Al respecto, en el estudio realizado por Aristizabal-Almanza et al. (2018) refieren que los miembros del equipo respetan y valoran los aportes de individuales de los integrantes, mejorando su capacidad comunicativa y de escucha.

El segundo elemento interacción promotora, se requiere de una interacción social, en donde se dé un intercambio de ideas, estímulos constantes, sentimiento de confianza. Los estudiantes deben estimular entre ellos el éxito según Johnson et al. (1999b), esta interacción preferentemente debe darse cara a cara, compartiendo sus recursos, alentándose mutuamente, así como comunicándose para resolver problemas; en la misma línea, Fernández-Rio (2013) sostiene que, cuando existe un contacto entre los miembros del grupo pueden desarrollarse habilidades sociales y de comunicación. Lata y Castro (2015) señalan que cuando los estudiantes interactúan, intercambian distintos aspectos de su vida, como sus conocimientos, la forma como enfrentan a determinadas situaciones, así como la interpretación y los valores que justifican su forma proceder. Podemos colegir que cuando los estudiantes interactúan enriquecen su conocimiento, valores y actitudes.

El tercer elemento responsabilidad individual, el desempeño de los integrantes debe ser evaluado de forma independiente, esta estrategia busca fortalecer al estudiante. Si el grupo tiene claro los objetivos, está capacitado para coevaluarse, esta evaluación debe darse en torno a los objetivos trazados y al esfuerzo individual, ya que no es apropiado apoderarse del esfuerzo de los otros miembros. Los resultados de la evaluación individual deben ser de conocimiento del equipo cooperativo a fin de poder brindar apoyo al integrante que lo necesite y llevar adelante el trabajo encomendado (Johnson et al., 1999b), en similar posición Basantes y Santisteban (2019), estiman que no solo debe ser evaluado el grupo como un todo, también el actuar de cada uno de los integrantes de acuerdo a sus responsabilidades y deberes.

El cuarto elemento habilidades interpersonales y de los pequeños grupos, al igual que las habilidades académicas, se debe propiciar el estímulo de habilidades sociales como: la resolución de conflictos, el liderazgo, confianza, así como las habilidades comunicativas (Johnson et al., 1999b). Entre los beneficios que acarrea el aprendizaje cooperativo tenemos los psicológicos y socioafectivos producto de la interacción en el desarrollo de una tarea, que propician el estímulo de valores como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, teniendo que asumir personal y colectivamente los resultados de su trabajo conjunto, así como la reflexión sobre su experiencia Fernández-Rio (2013); el aprendizaje cooperativo brinda al estudiante una formación integral al trabajarse capacidades que van a dar lugar a la generación de nuevas oportunidades para otro aprendizaje (Lata y Castro, 2015). El aprendizaje cooperativo supera la adquisición de valores que propician otras estrategias de aprendizaje.

El quinto elemento procesamiento grupal, es cuando los miembros del grupo reflexionan sobre su trabajo y relación entre ellos. La estructuración de las actividades de aprendizaje cooperativo favorece que los estudiantes asuman responsabilidad, a la par este aprendizaje contribuye a una educación democrática además de promover sentimientos de estima hacia la heterogeneidad (Azorín, 2018). Sin embargo, es necesario que los miembros del grupo analicen durante el proceso como se está encaminando su trabajo a fin de asumir acciones para mantenerlas o modificarlas (Johnson et al., 1999b). Argumenta Azorín (2018) sobre este elemento del aprendizaje cooperativo que, la evaluación del aprendizaje es de tres tipos, la grupal como un todo que se puede dar durante el proceso, la evaluación autoevaluación y la coevaluación. Es relevante que el grupo se coevalúe, ya que ello permite una valoración del trabajo entre pares e invite a la reflexión sobre sus aportes y participación en el trabajo, del mismo modo, la autoevaluación permitirá que el estudiante analice el aprendizaje que alcanzó en la experiencia.

El aprendizaje basado en la cooperación constituye una metodología importante para trabajar en el aula, los aportes de esta estrategia repercuten positivamente en los estudiantes, al respecto Zariquiey (2019) desarrolla un decálogo en donde resalta los beneficios de esta estrategia: (a) Promueve la actividad de los estudiantes, en donde mediante dinámicas se van a generar situaciones espacios de intercambio que van a devenir en la construcción de aprendizajes significativos. (b) Mejorar el rendimiento escolar, el trabajo en equipo incentiva a la mejora de los aprendizajes de los miembros del grupo. (c) Mejora la motivación de los estudiantes, ya que incide de manera positiva por cuanto se compromete con su aprendizaje. (d) Atención de la diversidad, permite trabajar en función a las diferentes necesidades de los estudiantes. (e) Reduce la ansiedad, ofrece contextos para que el estudiante pueda equivocarse, reflexionar y recibir retroalimentación. (f) Integración y comprensión intercultural, propicia espacios para valorar la diversidad mejorando la convivencia dentro del aula, así como la transmisión de valores, necesarios para la sociedad diversa y democrática. (g) Desarrollo socioafectivo, las interacciones propias del trabajo cooperativo favorecen las habilidades sociales de los estudiantes las que pueden ser aprendidas por observación o imitación reduciendo conductas disruptivas en la escuela. (h) Desarrolla competencias para interactuar en contextos heterogéneos, que en la actual circunstancia en que se ofrece la educación es necesario aprovechar esta estrategia.

En este sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2002) en su proyecto denominado, La definición y selección de competencias clave (DeSeCo), con el objetivo de alcanzar a los sistemas educativas lineamientos que puedan fomentar competencias personales prescindibles para enfrentar los retos de este siglo, establece tres competencias claves: (a) Uso interactivo de diversas herramientas, que van desde el lenguaje, simbologías y textos, además del conocimiento y la información está el uso de la tecnología; (b) Interacción en grupos heterogéneos, en donde el estudiante desarrolla plenamente habilidades sociales manejando su emociones. Es la esencia del aprendizaje cooperativo Johnson et al. (1999b). (c) Actuar con autonomía, implica que el estudiante forme y ponga en práctica su plan de vida, defienda y afirme sus derechos. Se puede inferir que estas tres competencias propuestas por la OCDE están relacionada a los elementos del aprendizaje cooperativo como señala Lata y Castro (2015), toda vez que, este aprendizaje brinda una formación integral al estudiante permitiéndole enfrentarse a nuevos retos.

En el aprendizaje cooperativo la forma de relación entre el docente y el estudiante o entre pares para el proceso de enseñanza - aprendizaje es a través de la mediación, en donde el estudiante podrá desarrollar una actividad si se le brinda apoyo u orientación del docente o de un compañero produciéndose el andamiaje; desarrollar actividades cooperativas constituye para el docente un gran desafío a su práctica y para que los estudiantes logren interiorizar destrezas cooperativas es indispensable que los docentes estén preparados en esta estrategia generando acciones que van a requerir de él un mayor esfuerzo teniendo en claro los elementos y dinámicas cooperativas (Zariquiey, 2019). Esta estrategia es de mucho beneficio para los estudiantes como se expuso en párrafos anteriores.

Al respecto Johnson et al., (1999b) señalan que muchos estudiantes demuestran desde los primeros años de escuela carecer de habilidades sociales, lo que se evidencia cuando se les asigna trabajos para desarrollarse en equipo y no demuestran habilidades para cooperar entre ellos; en escenarios cooperativos los docente deben enseñar habilidades cooperativas; los autores consideran cuatro reglas que consolidan esta estrategia: (a) Establecer previamente un contexto, involucrar a los integrantes del equipo en la mejora de su propio aprendizaje y el de sus compañeros, los resultados involucran a todo los miembros del equipo. (b) Debe enseñarse directa y abiertamente, cualquier habilidad que el docente enseñe debe reforzarla en forma directa. (c) Aprendizaje e internalización, los docentes deben controlar el uso de las habilidades cooperativas por parte de los estudiantes, resaltando el buen uso de las mismas, así como brindando retroalimentación de cómo se ejecutan. (d) Debe enseñarse desde etapas tempranas, los estudiantes que desde inicios de su etapa escolar trabajan cooperativamente interiorizan mejor estas habilidades y trabajan con mayor eficacia en su etapa profesional. Corresponde a los docentes considerar estas reglas expuestas y estimular desde etapas iniciales estrategias cooperativas entre los estudiantes por los beneficios que acarrea.

La actividad escolar presencial contrae un sin número de ventajas para los estudiantes como es el incremento de sus destrezas, un mayor desarrollo el aspecto personal y socioemocional además de, compartir un espacio de esparcimiento que posibilita el acrecentamiento de sus capacidades y aptitudes, así como también sus habilidades sociales y de conciencia social del estudiante (Cifuentes-Faura, 2020). El súbito cambio de escenario a causa de la pandemia dio inicio a la educación virtual (Bazán-Ramírez et al, 2020) producida ésta por el distanciamiento social, abriéndose paso a la transformación digital, que era un objetivo educativo de mediano plazo en el Perú (Meneses, 2021) y para lo cual no estaba preparado, es evidente las profusas diferencias entre las instituciones educativas en lo referente a disponibilidad de plataformas y su dominio, así como al acceso a recursos tecnológicos para desarrollo de las actividades tanto para los docentes como para los estudiantes (Bazán-Ramírez et al, 2020). Situaciones similares como carencia de dispositivos tecnológicos, desigualdad, inequidad educativa han sido descritas internacionalmente (Mérida y Acuña, 2020; Gómez-Arteta y Escobar-Mamani, 2021). En el mismo sentido, la Unicef (2020) reconoce de los estudiantes que logran ingresar a sus actividades escolares por medio de internet, no lo hacen en iguales condiciones.

Muchos son los efectos adversos que la pandemia ha dejado, Meneses (2021) sostiene que dejará en los estudiantes secuelas importante en su salud mental las cuales deben abordarse para evitar consecuencias mayores. Al respecto Espinosa (2020) refiere que la ausencia de los estudiantes a la escuela, así como las limitaciones para la circulación de las personas, hace que la interacción entre pares sea escasa. La autora estima que, gracias a la interacción entre pares, se desarrollan capacidades de empatía, de autorregulación entre otras, sin dejar de lado que tanto en la infancia como en la adolescencia juega un rol fundamental para el desarrollo cognitivo, afectivo, socioemocional. El modelo de enseñanza y aprendizaje basado exclusivamente en la transmisión no es viable bajo ninguna circunstancia (Porlán, 2020); por ello considera Álvarez, y Meneses (2021) que es importante mantener un contacto con los estudiantes ya que por causa del encierro estarían perdiendo una parte primordial de su desarrollo, la socialización. Sin embargo, Espinal Farfán et al. (2022) estima que en contexto de pandemia se obtienen resultados académicos favorables cuando se implementan programas que propicien el trabajo en equipo en donde los estudiantes aprenden a socializar e intelectual, reafirmando lo expuesto por Lara (2005) sobre el uso de estrategias que favorezcan los aprendizajes de los estudiantes.

El aprendizaje es tanto individual como social y está impregnado de emociones (Porlán, 2020). El trabajo cooperativo es una estrategia eficaz que ayuda a mitigar la sensación de soledad de los estudiantes propiciada por las circunstancias que se está atravesando (Educación 3.0., 2020). Crear un entorno virtual requiere según Rodríguez (2021), generar un espacio aprendizaje cooperativo donde se promuevan aprendizajes significativos que estén vinculados a un contexto real basado en la resolución de retos y que permita brindar un apoyo a cada estudiante impulsando su aprendizaje autónomo; sobre la misma línea Fernández y Meneses (2021) considera que el estudiante debe ser protagonista de su propio aprendizaje, debe trabajar interactuando con sus compañeros logrando una participación activa.

Los entornos virtuales ofrecen espacios para generar colaboración, para quien desee realizar actividades de trabajo cooperativo. Emplear la tecnología y trabajar en equipo brinda experiencia virtual sincrónica en donde los estudiantes aprenden juntos y simultáneamente eliminando las restricciones y limitaciones geográficas (Howell et al., 2017). El trabajo cooperativo virtual al ser una metodología activa, que rompe con el modelo de transmisión de información o docencia virtual básica que mayormente se brinda en las escuelas además de procurar reducir el nivel de soledad de los estudiantes (Porlán, 2020), por todo lo que conlleva esta estrategia. Es evidente que los procesos conjuntos entre pares humanizan el aprendizaje y lo democratizan sin dejar de considerar los intereses de los estudiantes, es necesario que dejen de ser sujetos pasivos, receptores de información.

El aprendizaje cooperativo como lo señala Johnson y Johnson (1999), es una estrategia que puede ser usada en para cualquier área en donde se quiera generar un aprendizaje socializado al igual que, en cualquier contexto. Trabajar cooperativamente desde la virtualidad va a requerir del docente una inversión de tiempo para la programación de la actividad y la elección de herramientas que permita la interacción del estudiante y el acceso al aprendizaje a todos los miembros del grupo desde el medio tecnológico con el que participa en sus actividades, Bádenas (2021) argumenta que los elementos del aprendizaje cooperativo de los hermanos Johnson, tratado anteriormente, se adaptan para ser aplicados a otros espacios que trascienden las aulas de clase.

En el análisis que realizó Bádenas (2021) de los cinco elementos del aprendizaje cooperativo adaptados a la virtualidad la autora explica: (a) Interdependencia positiva, todos y cada miembro del equipo dependen del resto para lograr el objetivo. No hay paso al individualismo, lo mismo que se opta por el distanciamiento para evitar el contagio. (b) Interacción promotora, en la interacción cara a cara para cooperar hay que mirarse a los ojos, la virtualidad nos posibilita un acercamiento y el mirarnos a las caras aún frente a las pantallas de un dispositivo. Lo que antes se quería evitar, ahora son el medio para trabajar, el mirarnos a los ojos es necesario para el trabajo cooperativo, aun sea por una pantalla. (c) Responsabilidad individual, todos están respondiendo de alguna medida lo que les toca hacer, los docentes desarrollan sus clases esforzándose por cubrir las necesidades educativas y emocionales, y los estudiantes cumpliendo con sus obligaciones aún sin supervisión parental. (d) Las habilidades sociales para la cooperación son indispensables y se aprenden progresivamente desde la práctica, levantar la mano, pedir la palabra, respetar la opinión, alentar al grupo y otras, están basadas habilidades como: la empatía, confianza, respeto, autoconocimiento y regulación emocional. (e) Procesamiento de grupo, para la revisión del proceso se debe partir de la observación, poniéndose énfasis en los logros, haciendo crítica de los hechos, pero no de los estudiantes. El trabajo cooperativo socializa aún en aislamiento social.

CONCLUSIONES

El afrontar súbitamente una forma nueva de enseñanza para los docentes, el salir de su “zona de confort”, el miedo que causa lo desconocido, ante una crisis ha puesto a prueba a todos, los ha llevado a enfrentar nuevos retos para cumplir con su loable misión, la de generar en sus estudiantes aprendizajes, han tenido que aprender al paso; como lo reseña Álvarez, y Meneses (2021) se requiere de mucho más tiempo y de un cambio de mentalidad y metodologías, ya que las utilizada en un salón de clases no pueden ser las mismas que se brindan en la virtualidad. Si bien es cierto que la experiencia que brinda el espacio presencial es insustituible, el espacio virtual puede acercar a los estudiantes a través de interacciones que ellos vienen usando en forma individual mediante sus redes sociales.

El trabajo cooperativo desde entornos virtuales, ofrece espacios colaborativos en donde los estudiantes pueden reunirse con sus compañeros sin quebrantar el distanciamiento social físico establecido por las autoridades. Los aportes de los investigadores analizados en este documento nos permiten inferir teóricamente que, el aprendizaje cooperativo es una estrategia que trasciende las aulas gestionando diferentes aprendizajes y adaptándose a disimiles circunstancias; aunque es más complicado organizarlo, la mejora de los aprendizajes lo compensa.

La relevancia de esta estrategia debe ser asumida en el trabajo cotidiano docente por los aportes trascendentales que brinda, como es: desarrollar en los estudiantes valores, habilidades personales y socioemocionales y la mejora de su formación académica, lo que le permitirá afrontar los diferentes retos que se les presente a lo largo de su vida.

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Recibido: 09 de Febrero de 2022; Aprobado: 05 de Marzo de 2022; Publicado: 28 de Febrero de 2023

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