INTRODUCCIÓN
Frente a un nuevo contexto educativo originado por la pandemia y al retorno a la presencialidad en las escuelas, han surgido múltiples conflictos con repercusiones en la disciplina y convivencia en las aulas de las instituciones educativas (Gómez y Chaparro, 2021). Los cuales están generando problemas que perjudican en general a los integrantes del plantel educativo (Méndez y Palacios, 2021).
Por lo que se debería erradicar esta situación con diferentes intervenciones o herramientas que mejoren la convivencia escolar (Abderrahaman y Parra, 2019). Es así que en los últimos años los estudios reflejan que la convivencia escolar ha ido incrementándose a raíz del alto índice de violencia escolar que afectan a los infantes en las escuelas de américa latina, asimismo, existen factores como: el mal desempeño del docente, la falta de inclusión, conflictos personales y los problemas de aprendizajes han agravado este problema (Andrades, 2020). No obstante, Bolaños y Stuart (2019) afirman que la familia y el entorno social son importantes en el aprendizaje del niño (a), ya que enseñan valores y normas fundamentales; a su vez la presencia de los medios informativos es sumamente influyentes, porque permite la interacción entre sus pares y además coopera a la conformación de seres humanos eficaces y eficientes para nuestro país.
Si bien, Paredes (2021) menciona que la inclusión mejora la convivencia en las escuelas, para ello, cada uno de los maestros debería estar capacitados, en lo académico en lo psicológico, y en el manejo de las relaciones interpersonales; ya que al interior del aula de clase, los estudiantes compartirán diversas experiencias permitiéndoles manejar y autorregular sus emociones. Por otro lado, Cuevas et. al (2021) en su estudio revela que los niños construyen su propia autonomía desde pequeños tienen la capacidad de establecer sus propias opiniones, pueden solucionar ciertas situaciones sin la participación de una persona adulta y establecer vínculos socio-afectivos con sus pares.
Por otro lado, en un estudio realizado en Cartagena en Colombia, demostraron que los alumnos se maltratan física y psicológicamente, además manifiestan entre ellos una serie de apodos, realizan juegos donde incluyen las agresiones; dejando de lado el diálogo para la resolución de conflictos (Bernal et. al., 2018). Sánchez (2018) por su lado realizó un análisis en Barranquilla que arrojó que el 64% de estudiantes reciben mofas y discriminaciones, el 50% están involucrados en peleas fuera del aula, 43% cogen las cosas de sus amigos sin permiso y el 48% no tienen una comunicación frecuente con sus padres. Asimismo, existe también un índice de estudiantes que si son bien tratados por sus padres y amigos.
Además, Salgado et al., (2021) expone que la convivencia escolar es una problemática latente que muchos especialistas (psicólogos, pedagogos, teóricos, etc.) muestran gran interés por observar este problema, donde trae consigo una serie de conflictos, entre ellos el entorpecimiento que puedan presentar los alumnos en el desarrollo y posterior logro de sus aprendizajes, la carencia de compromiso profesional en algunos educadores, la escases de normas adecuadas para que los estudiantes puedan convivir sanamente ha traído graves resultados que no permite mejorar el rendimiento individual y social.
La convivencia en las escuelas se interpreta en enlazar las diferentes relaciones que se da entre las personas, en los ambientes educativos mediante sus ideologías, modos y funciones, donde estas prácticas promuevan la creación de nuevas ocasiones y retos para aprender a convivir entre personas, así como aprender a conocer, a hacer y a ser (Leyton, 2020).
Por lo tanto, Evans y Padilla (2019) proponen que la complejidad teórica y metodológica en el estudio de la convivencia escolar radica en la dificultad de articular aproximaciones pertinentes al fenómeno de la vida compartida en los espacios escolares-a través de sus políticas, prácticas y procesos-, considerando las distintas unidades de análisis.
Para entender mejor esta capacidad Fierro y Carbajal (2019) plantean tres dimensiones de la convivencia escolar: El ámbito pedagógico-curricular que hace referencia al proceso de enseñanza y aprendizaje del maestro que están orientadas a la construcción de buenos aprendizajes que ayuden a disciplinar al estudiante. Luego está el ámbito Organizativo-administrativo, refiere a las gestiones del director y maestros, que están involucrados a las construcciones de buenas estructuras e instancias para reforzar el trabajo en el aula orientado al bien común. Finalmente, el ámbito Socio-comunitario, que consiste en establecer vínculos entre las madres y padres de los estudiantes y a todos los miembros de la institución educativa para el apoyo mutuo en la modelación de una convivencia positiva.
El presente artículo asegura su consistencia científica en las teorías del Aprendizaje Social (Bandura, 1986) esta teoría se desenvuelve dentro de la teoría conductista de Skinner, el cual afirma que los individuos se socializan entre ellos, desenvolviéndose y modificando su comportamiento en un determinado ambiente. Asimismo, en la teoría del Desarrollo Psicosocial (Erikson,1963) donde sostiene que la persona para llegar al desarrollo de la madurez psicológica tiene que pasar por seis etapas en su desarrollo que están biológicamente determinadas, pero a su vez moldeadas ambientalmente.
Por lo que, en la etapa de industria vs inferioridad, comprendida entre los 7 a 12 años, la figura central en ellos son los compañeros y lo fundamental de este periodo de latencia freudiana, predomina el descubrimiento de la creatividad de los bienes culturales, y la competencia, luego está la identidad vs. difusión de rol, entre 13 a 19 años, la imagen se enfoca en los grupos, donde prevalece la búsqueda de identidad y siente una fuerza de enfrentarse a la figura paterna y a la autoridad. Es así que cada una de estas etapas está relacionada con una peculiar crisis que la persona debe resolver con éxito para pasar normalmente a otra etapa. Erikson, (2000) sustenta que quizás por ello la convivencia escolar se desenvuelve en un ambiente de angustia y tensión emocional en la clase, lo cual muchas veces interrumpe el proceso de la formación pedagógica (Mercedes, 2016).
De la misma forma, se abordó la gestión por procesos en la Instituciones educativas, lo cual va a permitir que los problemas y situaciones adversas se puedan resolver de la manera más correcta y adecuada, con la finalidad de trabajar de manera solidaria, participativa y sobre todo interconectada o articulada entre sí (MINEDU, 2018 a).
Hay tres tipos de procesos uno de ellos es el Proceso Operativos o Misionales / Desarrollo Pedagógico y Convivencia Escolar: estos están conformados por procedimientos que generan un cambio importante en el grado de satisfacción que presentan la comunidad educativa. Lo que pone en evidencia que las situaciones y sucesión de labores pedagógicas y de aprendizaje, forjan condiciones favorables para la participación en democracia de todos los actores de la educación (MINEDU, 2015b).
Frente a este escenario, se formula la siguiente interrogante: ¿Cuál es el proceso al respecto a la convivencia escolar en las instituciones educativas? El objetivo del artículo se centró en identificar, analizar y discutir los resultados de la interacción del sistema de la convivencia escolar y su papel trascendental en la educación.
Por otro lado, el documento se basa en investigaciones hechas en diferentes países y contextos sociales como el de Andrades (2020), estudio realizado en Chile, donde la falta de capacitación en aspectos psicopedagógicos en la plana docente, como en el directivo y administrativo u otros aliados de la institución educativa, afectan en la convivencia escolar, además explica de la situación de conflicto muchas veces no se proyecta de forma preventiva, sino que se trabaja, cuando ya sucede algún problema y no desde un plano educativo.
Lo que supone una mayor preparación en el personal del sector educativo, como también mejorar las políticas educativas que la rigen, orientar la convivencia escolar desde un proceso de prevención y buscar que los factores que las reactivan la disminuyan. (MINEDU, 2018c).
Por esta razón sería oportuno que la formación recibida en los docentes tiene que estar centrada especialmente en la temática de la resolución de conflictos, aspectos emocionales frente a los organizativos y de liderazgo (Hernández y Guerrero, 2020).
A todo esto, Bolaños y Stuart (2019) en su investigación en Colombia, sustenta que el ambiente familiar y social es de mucha importancia en la educación de la persona, además, la enseñanza de valores y buenas costumbres de vida en el hogar, repercute en la convivencia sana de los escolares de las instituciones educativas.
Finalmente, Salgado et. al. (2021) en su estudio en Perú menciona que los enfrentamientos y altercados es parte de nuestra cultura social; por lo que deberíamos saber manejar, prevenir y evitar los confortamientos que se presenten. Por ello, este artículo se convierte en una herramienta de ayuda para los maestros; padres y madres de familia y para la población en general. A su vez, porque contiene una introducción a nivel de antecedentes del tema abordado, la problemática y contextualización brevemente, objetivo(s) y propósito o justificación de la investigación.
MÉTODO
La investigación es de carácter exploratoria-bibliométrica con diseño descriptivo - retrospectivo, el cual consiste indagar eventos ya ocurridos, normalmente organizados y que se presentan al final del año (Hernández, Fernández y Baptista, 2014). Se procedió a recopilar información disponible (Cerezal y Fiallo, 2002), para Rodríguez (2013) este tipo de investigación consiste en un proceso sistémico. Y, el análisis documental que se realizó sirvió para responder a las interrogantes de la investigación. Además, se tuvo en cuenta la perspectiva de Sánchez, (2019); Ñaupas, 2018 y Manterola et.al. (2019) con estudio retrospectivo, donde recolecta datos ya estudiados, los cuales, se centra en ilustraciones pasadas, el cual permite realizar una comparación de un grupo (Arispe et. al., 2020), con diseño bibliométrico, que permite analizar los datos. Para luego describir un fenómeno o visualizar factores causales y proponer una teoría. Rodríguez et. al. (2017), el cual es resultado de una investigación recogida de forma ordenada (Loayza, 2020; Piza et al., 2019).
En relación a las bases de datos, se considera aquellos artículos alojados en revistas y base de datos: Scopus, SciELO, Latindex, Web of Science siendo estas bases de datos utilizadas en la investigación (Chaparro et. al., 2016).
En ellas se realizó una indagación general de 610 documentos, aquellos fueron valorados por la técnica Prisma (Urrútia y Bonfill, 2013, p. 2), y se optó por 15 documentos indexados (Otzen y Manterola, 2017), que siguieron dos secuencias de búsqueda partiendo de las palabras clave establecidas, y se empleó el operador booleano AND y OR (Avelar, D., y Toro, E. 2018). Cuya fórmula de búsqueda corresponde a: school coexistence and educational processes, school management or management in basic education, coexistence and emotional education, school welfare or coexistence. Dichas secuencias se depositaron en cada banco de datos, utilizando la búsqueda avanzada para que se muestren los artículos.
El análisis fue elegido de acuerdo a los siguientes criterios de inclusión: (i) los artículos que tengan el tema de convivencia escolar, (ii) publicados entre los años 2018 al 2021 (iii) idioma ingles y/o español (iv) artículos empíricos (v) por acceso abierto. Los criterios de exclusión fueron (i) artículos que no tengan relación al tema de investigación (ii) artículos duplicados (iii) que estén fuera del año establecido (iv) idiomas distintos del inglés y español (v) textos sin acceso abierto o que tengan valor monetario para su revisión. (Arias et. al., 2016; Otzen y Manterola, 2017 b).
La recopilación y registros de datos se llevó a cabo en un programa de EXCEL, el cual sirvió para guardar, almacenar y elegir aquellas investigaciones apropiadas según el objetivo del estudio.
Esto se alcanzó a través de tres formas:
Se anotaron todos los resultados registrados en la hoja de cálculo comprendida por información más importante del documento: título, nombre de la revista, año, autor, DOI o link y tipo de recurso.
Se apartaron todos los textos que no tuvieran relación con el título, artículos duplicados, tesis e informes de investigación.
Los estudios elegidos pasaron a una valoración para evaluar su argumento y contribución con el fin formulado.
Se efectuó los aspectos éticos, los resultados, discusión del estudio.
Esta investigación se rige por los principales aspectos éticos de las normas establecidas en el Código Ético de American Psychological Association APA (2017); tomando en cuenta los derechos de autoría al citar y referenciar los artículos revisados.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Se procedió a la revisión de los artículos científicos teniendo en cuenta la secuencialidad y progresión de los estudios comprendidos entre los años 2018 al 2021 y el análisis de 15 documentos seleccionados bajo el concepto de Andrades (2020), que propone que la convivencia escolar es un proceso en el que el ser humano se relaciona con las demás personas de su entorno aprendiendo a convivir, y sean conscientes de las situaciones que alteran la convivencia sana en las escuelas.
Los resultados de la Tabla 1 muestran que, para la construcción del documento se realizó una elección de las revistas indexadas y en una base de datos por año correspondencia a la temática a investigar en especial con aspectos pedagógicos y psicológicos. Frente a ello se consideraron los conceptos de: procesos educativos, gestión educativa, educación emocional como también en bienestar escolar.
La Tabla 2 indica que, las investigaciones recogidas tienen un escenario geográfico en Perú, México, Cuba, Chile, España, Colombia y entre la documentación priorizada encontramos el hallazgo relevante de Vera y Bermúdez (2021); Solis et. al. (2021) quienes precisaron que la psicopedagogía para la convivencia escolar es una herramienta que favorece la solución de problemas y la interacción apropiada de los infantes y los adolescentes.
Existen diversas conceptualizaciones al tema en estudio Rodríguez (2021) propone que la convivencia en las escuelas tiene diversas y múltiples prácticas interrelacionales personales que ocurren en los contextos y modalidades del entorno educativos que entendemos la convivencia como “vivir juntos” y se puede vivir juntos de muchas maneras. Asimismo, Zúñiga y Luque (2021) mencionan que las actividades lúdicas mejoran el desenvolvimiento escolar, ya que promueven el trabajo en equipo, de esa manera construye unos comportamientos asertivos dentro del aula generando una convivencia sana.
A su vez, Larios (2021) nos indica que el rendimiento del profesor es fundamental para convivir en el aula, Este mismo, presenta afecto, interés y preocupación por la figura del alumno motivándoles no solo en acudir al centro educativo, si no también reforzando su autoestima y el respeto hacia sus pares, por ello como docentes podemos velar por una buena convivencia escolar.
Por su parte, Holguín et. al. (2020) propone que los programas de compromiso social a través la creación artística y de la innovación como lo es el artivismo, aseguran habilidades para el manejo y regulación de los comportamientos destructivos y negativos. Ya que a través del desarrollo de las capacidades con este concepto facilita el bienestar de toda persona. Díaz et. al., (2020) al respecto plantea que estos programas podrían desarrollar valores en los escolares, originando cambios en sus actitudes. De igual forma Pina (2021) formula que la conciencia y la reflexión sobre el concepto de violencia, así como el hábito de diálogo social y resolución pacífica de conflictos mejora la convivencia escolar.
Valero et. al. (2020) encontró que existe una relación entre el estado emocional, para la construcción de un clima de armonía en la convivencia. Por lo que la gestión de estos aspectos del estado de ánimo, es muy importante reconocer el rol esencial que juega para una coexistencia pacífica.
En lo referente Alcántara y Holguín (2020) presentan como hallazgo de que para el lograr una disposición de escucha y aceptación a los demás respetando sus diferencias, es fundamental el conocimiento en común de las actitudes, destrezas y emociones de los docentes y estudiantes, los cuales van a permitir establecer normas que garanticen un entorno positivo de concordia y una vida en democracia. González et. al. (2020); Govorova, et. al., (2021) afirman que la educación emocional y las buenas prácticas democráticas son estrategias para una convivencia positiva en las instituciones educativas.
Por otro lado, Mendoza y Barrera (2018) determinaron que existe un vacío en la participación de los padres de familia en las actividades escolares de manera efectiva con la finalidad de establecer estrategias para mejorar la convivencia. Lo cual no permite realizar medidas de regulación del comportamiento del educando. Andrades et al., (2020) demuestran la necesidad de reconocer el valor de la presencia de la (s) familia(s) como parte de los agentes educativos en la construcción de la convivencia escolar.
A su vez Larios (2021) describe que el desempeño del profesor dentro del salón de clase es pieza clave para los estudiantes, ya que se ven reflejado en el ejemplo de sus docentes. Puesto que esto genera en ellos un sentimiento de aceptación y comodidad por la postura formadora, protectora y reguladora de su maestro, que refuerza la autoestima personal y el respeto entre sus compañeros. Además, Cerda et. al., (2019) señala que todo esto tiene un impacto muy marcado en el rendimiento escolar.
CONCLUSIÓN
Este trabajo permitió identificar que la convivencia escolar en estos momentos, existe un comportamiento disruptivo de manera latente. Reflejado a partir de los artículos en las revistas y base de datos seleccionados en la investigación y del análisis correspondiente de manera teórica-reflexiva y de las experiencias de intervención en las instituciones educativas.
Así que la convivencia escolar se debería trabajar de forma constante y precisa con recursos pedagógicos. Por lo que la educación para la convivencia escolar tiene que continuar fortaleciéndose en aspectos de autoconocimiento, autorregulación, empatía y colaboración mutua, principalmente hay que desarrollar actividades de formación cívica y ciudadana, que además vayan a contribuir a mejorar los logros del aprendizaje cognitivo.
Hay que enriquecer el proceso de relaciones auténticas de compañerismo y la socialización de los alumnos, que permita la inclusión intercultural, para que los vínculos de convivencia que se busca sean de forma pacífica, además hay que propiciar nuevas herramientas efectivas que incentive aún más el aprendizaje de los valores democráticos en toda la comunidad escolar.
De manera que todos los miembros que la constituyen, independiente del rol puedan vivir en un espacio de respeto por el otro y en un clima de corresponsabilidad.