INTRODUCCIÓN
El campo de la educación, el desafío es profundizar las tres dimensiones del cambio la escuela, la política pública, y su implementación; poniendo al descubierto la pobreza y las grandes desigualdades en la distribución de los recursos; esto indica que aún hay sectores excluidos. Parte de los desafíos, radica en fomentar una cultura y educación inclusiva de manera paralela en las distintas instituciones, interfiriendo en el desarrollo y participación de la comunidad educativa, en específico los estudiantes.
La cultura inclusiva se enfoca en crear una sociedad segura, acogedora, colaborativa e inclusiva, una base importante para que todos aprendan y para que los estudiantes alcancen el nivel más alto posible, su propósito es desarrollar un código común, que sea compartido por la comunidad educativa. Como resultado, la cultura de evaluación mejora y apunta a nuevas oportunidades de aprendizaje inclusivo que refuerzan las prácticas culturales (Lasso, 2020).
Existe un marco internacional que promueve la igualdad, según la UNESCO (2020) la inclusión es vista como el proceso de identificar y satisfacer las diversas necesidades de todos los estudiantes a través de una mayor participación en el aprendizaje, la cultura y la comunidad y reducir la exclusión en educación. Esto incluye cambios y modificaciones en contenido, enfoque, estructura y estrategia, con una visión compartida que incluye a todos los niños y niñas.
Existen barreras en la educación y cultura inclusiva, como la falta de formación docente en servicio, la participación limitada de la comunidad local, la capacidad del entorno del aula, entre otros; además, las culturas inclusivas representan problemas generales, en términos de condiciones económicas, necesidades y estado de salud. Por lo cual, el Plan de Atención a la Diversidad e Inclusión Educativa (2020) enfatiza la creación de una cultura de inclusión reflejada en la importancia de crear comunidades escolares seguras, acogedoras y colaborativas. Los valores inclusivos deben ser compartidos por todos los que trabajan con y en la escuela docentes, alumnos, miembros de la junta escolar, familias; por ello, los principios que se derivan de esta cultura inclusiva escolar son los que guían las decisiones que se plantean en las políticas escolares de cada centro y en el quehacer cotidiano de la práctica educativa (PADIE, 2020).
En América Latina, UNICEF (2020) afirma que la educación debe ser equitativa e inclusiva, ya que ayuda a prevenir la discriminación, la violencia y promueve un entorno positivo que conduce a un proceso de aprendizaje y resultados mejores; puesto que, los grandes desafíos a los que se enfrenta la escuela es gestionar la diversidad de su alumnado. Según Sotomayor et al. (2020) mediante una perspectiva inclusiva existe no solo la necesidad de inclusión como valor o identidad en el Centro de Proyectos Educativos (IEP), sino también de planificación y cambio cultural, cuyo comienzo es generar participación comunitaria e implementar acciones integrales para cumplir con los requisitos del sistema. Forjar una cultura inclusiva conduce a un proceso de preparación y adaptación, caso contrario traerá consecuencias y conflictos para el estudiante.
A nivel nacional, el Ministerio de Educación (2020) indica que una cultura inclusiva está orientada en reflejar la importancia de crear comunidades escolares seguras, acogedoras y colaboradoras, donde sean aceptadas y acogidas localmente, lo que en definitiva permita que todos se sientan valorados. Si bien, la realidad peruana ha presentado dificultades como el desarrollo educativo. Aún no se ha logrado fomentar en su totalidad el desarrollo inclusivo, como el aspecto de cultura inclusiva, debido a diferentes factores; sigue siendo una lucha el poder lograr cumplir los objetivos para contar con una calidad educativa hacia los estudiantes de diferentes condiciones.
Asimismo, este trabajo investigativo se justifica de manera teórica, ya que permite sistematizar argumentos, teorías y conceptos presentados en torno a la variable cultura inclusiva. La justificación práctica, permite que los estudiantes fomenten el pensamiento crítico y la forma en que se piensa sobre la educación inclusiva hoy en día. La justificación social tiene como objetivo ayudar a mejorar y explicar las leyes existentes, ya que aún se reflejan muchas contradicciones, actitudes y creencias alejadas de un modelo social inclusivo. El propósito de la investigación fue dar a conocer mediante el método bibliográfico, los diferentes estudios sobre el desarrollo de la cultura inclusiva en el camino de la atención a la diversidad en la educación.
MÉTODO
Para el desarrollo de este estudio se utilizó la metodología de revisión sistemática con el propósito de analizar la información de investigaciones anteriores según un proceso sistemático, donde se clasificó de acuerdo al proceso de recopilación de información (Grijalva et al., 2019). En tanto, los estudios científicos publicados en revistas se encuentran mediante búsquedas bibliográficas en bases de datos: Scienciedirect, Google Académico, Scopus, Redalyc, Dialnet y Scielo; considerando operadores lógicos AND, NO, OR. Por otra parte, los criterios de inclusión: (artículo de los años 2017-2022; tipo de documento artículo, artículos académicos de educación), y para los criterios de exclusión: (tipo diferente de documento, relevancia fuera del tema, eliminación de duplicados).
Se identificaron 552 artículos originales publicados durante la búsqueda del 2017 a 2022, el cual para generar la simplificación se consideraron los criterios de inclusión y exclusión señaladas anteriormente, obteniendo como resultado 127 artículos; de acuerdo con el resumen y enfoque de investigación se pre-seleccionaron 67 artículos con mayor relevancia; de los cuales se obtuvieron 52 artículos finales. Los términos de búsqueda utilizados fueron “cultura inclusiva en la diversidad educativa”, “cultura inclusiva en la diversidad escolar”, “cultura inclusiva en la educación”, “inclusive culture in education” y “inclusive culture in the diversity of education”
La investigación se enfocó en la recopilación de análisis y datos, es decir, reconocer características relevantes de datos de los artículos científicos educativos. La recopilación de esta información ayudará a conocer el estado actual del tema o asunto escogido, en este caso los procesos relacionados con la cultura inclusiva, las prácticas educativas inclusivas de otras distinciones educativas y la educación básica. Luego, se realiza un análisis sobre las características (título, resumen, conclusión) donde ayudan a generar la clasificación (Cultura inclusiva frente a la educación especial, en la sociedad educativa, en la labor del docente y conceptos de la cultura inclusiva) para sustentar los resultados, discusiones y conclusiones.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
La investigación consideró 52 artículos en selección, procediendo con la clasificación en grupos el cual se dividen en 4. En el primero se desarrollan los conceptos de la cultura inclusiva, luego, la cultura inclusiva en la labor del docente, cultura inclusiva en la sociedad educativa; finalmente cultura inclusiva frente a la educación especial tal como se denota en el Gráfico 1 (Necesidades Educativas Especiales).
Conceptos de la cultura inclusiva
La cultura educativa se desarrolla como una herramienta y método para ayudar a los educadores a examinar los contextos culturales y prácticas realizadas, mediante los principios y valores fomentados en la educación inclusiva (Fernández et al., 2020). La cultura inclusiva, es un elemento vital que permite la mejora de la calidad educativa y gestión hacia la diversidad mediante la colaboración como la participación inclusiva (Gómez et al., 2021). El valor añadido de la cultura pretende dar respuesta a la diversidad y calidad de la escuela, desarrollando un sistema y unas prácticas de gestión. El plan de estudios implementa políticas estratégicas y didácticas basadas en la aceptación, participación y gestión de la diversidad en la comunidad de aprendizaje. Herrera y Rengifo (2020) la cultura inclusiva desarrolla una construcción colectiva e interacción de las prácticas culturales, respetando el reconocimiento hacia la diversidad existente dentro de la institución.
Según, Jiménez y Mesa (2020) la cultura es una forma de vida manifestada por los valores y relaciones de las personas, es un “sistema poderoso”, y los constantes cambios y cambios son protagonizados por los miembros de la comunidad, por su historia, ideas, situaciones, las acciones, creencias y principios. Para Plancarte (2017) y Lavín et al. (2021) la cultura inclusiva facilita una educación equitativa y de calidad para todos los estudiantes. Participar en el sector educativo es un ejemplo que busca cambiar el panorama situado en la inclusión y la exclusión a través de prácticas que incluyen valores como el respeto, la solidaridad y la igualdad, para participar en una educación de calidad y construir el espacio de solidaridad donde la diversidad sea vista como un motor de desarrollo comunitario.
De acuerdo con Valdés (2018) contar con una cultura es un sello de comprensión y participación; donde el aprendizaje de esta participación surge como la opción más realista y rápida para reducir barreras, la exclusión y el anonimato, con ello llamar la atención sobre el entorno escolar. Benet et al. (2020); Shemanov y Ekushevskaya (2018) la educación participativa se desarrolla a partir de la cultura de la comunidad académica, por lo que la cultura entrelazada se define como el principio de principio, que promueve la creación de una comunidad cohesionada en la organización. Por ello, se basa en un enfoque público-construccionista, donde se brinda mayor atención al estado de interés, a la definición de la justicia social, de la igualdad, al acceso a la educación y los riesgos asociados a estos intereses. Parrish (2019) la cultura de una organización refleja los valores, creencias y relaciones de sus miembros, donde se pueden impartir y proporcionar una gran experiencia de aprendizaje. Entonces la cultura no es la base de la escuela, pero es una parte importante de ella que tiene un gran impacto en toda la comunidad.
Cultura inclusiva en la labor del docente
Según, Campa et al. (2020) las prácticas de la enseñanza del docente, juegan un papel importante en las culturas inclusivas, lo que significa construir una comunidad colaborativa, implementar enfoques inclusivos y recursos de apoyo. Karataş (2020) y Kumar et al. (2018) la reflexión sobre el docente tiene un impacto en los valores culturales en el aula; contribuye al cambio rápido en la cultura, donde existe el desarrollo de vínculos escolares, la mejora del desempeño profesional y habilidades de aprendizaje. Por tanto, en la pedagogía, el docente debe contar con eficiencia profesional, capacidades y habilidades sobre el valor cultural, ya que es el principal intermediario; mediante el método pedagógico fomentan el desarrollo cultural inclusivo, generando un efecto en los estudiantes y maestros, fortaleciendo la pertenencia escolar y rendimiento académico.
Los docentes son encargados de la reflexión y práctica inclusiva de los estudiantes; por ende, ellos comprenden mejor los temas inclusivos mediante actividades colaborativas que facilitan la competencia intercultural (Choi, 2020). Por ello, el método educativo inclusivo está relacionado con la programación de clases y la alineación del contenido del curso considerando los aspectos culturales de los estudiantes. Ante ello, Kerr y Janelle (2021) y Templeton et al. (2019) un enfoque del docente en la enseñanza puede remodelar las escuelas para que reconozcan y acepten las necesidades físicas de los estudiantes, generando nuevos enfoques creativos y educativos, como lo ha demostrado la práctica cultural.
Hedegaard y Penthin (2020) entre las relaciones maestro-alumno, especialmente cuando el maestro enfatiza el progreso en el trabajo de gestión de los estudiantes. Boychuk et al. (2021) una cultura participativa exitosa también requiere una comprensión del trabajo cultural de los profesionales en la comunidad y en las escuelas. El comportamiento del docente influye en el desenvolvimiento y participación del estudiante, ante una actitud más dominante menos respuesta por parte del educando; del mismo modo, los docentes evalúan y realizan planes de lecciones en colaboración con los estudiantes para reforzar el aprendizaje inclusivo, además se debe identificar a los estudiantes excluidos, generar estrategias que amplíen las oportunidades de participación.
Dentro de la realidad, en las escuelas existen desaciertos en las políticas de cultura, práctica y convivencia el cual incide en el tema de inclusión, además existe la necesidad de estimular la reflexión conjunta sobre cómo avanzar hacia la plena integración. Para Homrani et al. (2020) y Muñiz (2020) promover las culturas en cada aula permite aumentar la diversidad y promover el diálogo cultural; esto es una oportunidad para que los estudiantes y profesores lean sobre el mundo que les rodea. Los docentes presentan desafíos en el momento de ejercer su papel debido a los factores de globalización, problemas sociales, pandemia, entre otros.
La diversidad cultural en la educación ofrece la oportunidad de conectar, dialogar y compartir intercambios culturales como conocimientos y experiencias. Louie (2017) y Ninkova (2020) la sociedad se encuentra segregada lo cual hace más difícil inculcar el valor inclusivo desde la educación hacia los niños y jóvenes. Fiuza et al. (2021) es importante estimular el pensamiento general sobre cómo proceder con plena participación. Por otra parte, Kim y Chand (2021) en la educación, existe una gran cantidad de estudiantes con identidad multicultural, donde las escuelas a pesar de fomentar la inclusión física, presentan dificultades del lenguaje, bajo rendimiento académico y el aislamiento social.
Espinoza (2021) y Valdés et al. (2019) la coexistencia en la escuela y una cultura altamente inclusiva tiene relaciones humanas consistentes, roles y funciones claros, mediante el enfoque de la pedagogía. Walton et al. (2022) los docentes deben realizar un aprendizaje profesional y práctica social durante la implementación de la educación inclusiva. El aprendizaje de los docentes ocurre a través de la recontextualización del conocimiento y respaldan la colaboración para desarrollar culturas y prácticas inclusivas; es menester comprender cómo los docentes implementan acciones educativas, que son consistentes con la cultura actual y las políticas de inclusión y cómo esto, permitirá mejorar la educación inclusiva en el futuro. Los profesionales en la educación deben trabajar en reforzar el conocimiento profesional y las prácticas estratégicas para mejorar un entorno de aprendizaje inclusivo y educación multicultural.
Cultura inclusiva en la sociedad educativa
Debido a la vulnerabilidad en los diferentes sectores, más aún en el educativo ya que muchos niños y jóvenes no tuvieron acceso a la misma, presentando aspectos de desafío y adaptabilidad (Sánchez, 2021). La exclusión y la discriminación dan como resultado desventajas sociales y económicas en la sociedad (Ocampo y Rufino, 2021). Las estrategias y los procesos educativos contextualizados transforman las políticas a favor del valor inclusivo, por ello, los directivos deben centrarse en el desarrollo de políticas favorables y afirmativas para la educación basada en la cultura de los niños y jóvenes. Córdoba y García (2017); Larskaia y Goriainova (2021) la sostenibilidad inclusiva es un desafío para las instituciones; forjar la cultura inclusiva conlleva a un proceso de preparación y adaptabilidad, caso contrario traerá consecuencias y conflictos a la población estudiantil.
El sistema escolar se enfrenta a desafíos frente a la diversidad cultural y la seguridad hacia los estudiantes (Fernández et al., 2021; Veck y Wharton, 2021). Los problemas de adaptación al sistema educativo generan un impacto en la cultura profesional del docente y el desarrollo inclusivo del estudiante. La puesta en marcha de una cultura inclusiva desarrolla sobre valores e ideas, pues los intentos de crear una cultura, no siempre funcionan bien, ya que existen entre niños, padres y maestros. Por ello, las instituciones deben centrarse en la planificación, implementación y evaluación del trabajo de seguridad y protección hacia los estudiantes para mejorar la cultura inclusiva, brindando la seguridad escolar y la gestión integral que a su vez son elementos poco considerados dentro de las políticas educativas (Vallinkoski y Koirikivi, 2020).
Desde 1988, Unesco ha promovido aspectos educativos y patrimoniales para fomentar las acciones inclusivas, donde los temas patrimoniales logran fortalecer los rasgos característicos de cada comunidad, por ello el sistema educativo debe fortalecer el valor de la inclusión, brindando oportunidades paralelas a su comunidad (Huerta, 2021). Los contextos culturales comprometen la universalidad y la sostenibilidad de los integrantes de la educación (Kim y Dreamson, 2020). Rissanen (2020) y Baeza et al. (2021) la educación en otros horizontes, tiene la existencia de la inclusión y exclusión debido a la inclinación religiosa o cultural el cual interviene en el desarrollo estudiantil.
El desarrollo sostenible inclusivo debe ser dado en las primeras etapas de los niños y en el trayecto de su desarrollo o formación, donde existen tres tipos de identidad de los niños y jóvenes independiente, interdependiente y relacional; el cual influye en el desarrollo de su vida cotidiana y escolar. Los centros educativos se caracterizan por la presencia de diversidades culturales, religiosas, de género, entre otras, se requieren ampliar las estrategias selectivas para una mejor inclusión, donde la educación inclusiva requiere colaboración sinérgica entre escuela, familia y profesionales sanitarios. Las escuelas deben emplear un marco orientado a la acción para aumentar la diversidad y la inclusión entre los estudiantes, docentes y familias, donde la creación de culturas escolares inclusivas, hace que los niños y jóvenes sientan calidad y comodidad educativa.
Los aspectos etno-culturales construyen el ambiente educativo en el que el conocimiento de la identidad debe ser reforzado por estrategias, donde el desarrollo de la educación inclusiva considere la especificidad cultural, así como el sistema de mejora psicopedagógica e intercultural (Akhmetova et al., 2021). La inclusión sobre la diversidad se fomenta mediante la cultura institucional, siendo una guía de logro de objetivos, en tanto las instituciones requieren de compromiso, flexibilidad, intencionalidad y elaboraciones de planes estratégicos para enfrentar las barreras del entorno exclusivo (Cary et al., 2020). Bravo (2020) requieren de enfoques positivistas-técnico-instrumentales y perspectivas inclusivas por parte de la institución.
Se debe dar una correcta planeación, adaptación curricular y el trabajo multidisciplinar de la comunidad educativa para dar atención a la diversidad inclusiva. Sanders (2017) crear una cultura de compromiso que permita el surgimiento de personas nuevas y más importantes; hoy pueden definir, medir y desarrollar una cultura de diseño inclusivo. Por tanto, la comunidad educativa tiene una ausencia de valores inclusivos y poca colaboración educativa; por lo que se debe fortalecer la práctica de valores inclusivos, la preparación del docente, el trabajo multidisciplinar y la participación activa de los integrantes educativos. Las escuelas deben tener claro las definiciones curriculares y la formación de docentes que evidencien cambios sustantivos en sus personas y estructuras; donde la formación de profesores y prácticas educativas son aspectos que ayudarán a establecer un modelo de acción claro y sistemático para fortalecer la inclusión.
Cultura inclusiva frente a la educación especial (NEE)
La educación presenta barreras para el aprendizaje y la participación afectando los aspectos de calidad, social e inclusiva. Existe una deficiente información educativa donde no se fomenta una cultura de respeto a la diversidad y valoración de las diferencias de los estudiantes NEE (Zhizhko, 2020); además la falta de formación del docente como la carencia de apoyo directivo y familias afecta la integración de los educandos. La interculturalidad es un fenómeno y reto en la educación, basándose en los roles respectivos de las reglas sociales, las políticas educativas públicas y la pedagogía inclusiva contribuyen a la inclusión (Delbury, 2020).
La educación presenta problemas de inclusión, debido a la discriminación por discapacidad y culturas étnicas. La cultura receptiva logra el éxito de la educación inclusiva, apoyando las habilidades y capacidades de los estudiantes. Page et al. (2020) en la educación inclusiva el principal apoyo de los estudiantes son los docentes, más aún el manejo profesional del docente determinará la calidad educativa del estudiante. En China Occidental, Tan (2021) sostiene que las instituciones examinan los problemas y contextos sobre las prácticas inclusivas que se desenvuelven en estudiantes con necesidades especiales. Como parte de todo el mundo la realidad educativa presenta problemas inclusivos, debido al aspecto de las condiciones económicas, necesidades, culturas y condiciones de salud.
Existen barreras en la inclusión educativa como la falta de capacitación en servicio para los maestros, la participación limitada de las comunidades locales, la capacidad del entorno de las clases, entre otros. Si bien, Williams et al. (2021) establece que la cultura y el clima escolar son fuertes predictores en la medida en que estos son integradas en las actividades educativas, pero muy pocos directivos incorporan y refuerzan las estrategias sobre la cultura y clima para una práctica inclusiva efectiva. Según, Keon (2020) el ethos y la cultura son parte del funcionamiento de las escuelas, donde los directores, maestros especializados y consejeros tienen la función de supervisar la orientación y guía del estudiante.
La educación ha conservado estructuras, instituciones y actitudes muy tradicionales debido a cuestiones de identidad y cultura. Jiménez (2021) y Lüddeckens et al. (2021) se necesita cierta estructura para planificar cómo desarrollar valores compartidos al organizar una escuela inclusiva con participación de los estudiantes. Por ello, los directores están encargados en fomentar la política, cultura y práctica escolar inclusiva. El apoyo de los directores son los docentes, debido a que son guías en el desarrollo de las prácticas y perspectivas inclusivas de los estudiantes, más aún en aquellos con necesidades especiales.
La inclusión y atención a la diversidad se limita a la recogida de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE), además, es bien sabido que el profesorado no considera necesario realizar cambios en la documentación, que se producen o bien con o sin documentación, conocimientos o teniendo en cuenta el incremento de sus actividades profesionales. La educación incluye el mandato de que todos los niños de la misma comunidad aprendan juntos, independientemente de su origen personal, social o cultural, incluidos los niños con discapacidades (Ravelo et al., 2020). Como resultado, las instituciones fomentan la colaboración y el papel de todos los profesionales en la toma de decisiones y el desarrollo de una cultura inclusiva, mediante el trabajo colaborativo.
Ante la situación de niños con necesidades especiales, el sector educativo y la sociedad lo clasifican como estudiantes vulnerables, lo que les ha impedido participar en programas que enfocan la educación de los derechos latentes de la niñez, haciéndolos cada vez más dependientes de la sociedad (Mateus et al.,2017). Los niños con necesidades educativas especiales necesitan poder interactuar con otros grupos, especialmente con niños de la misma edad. Aunque la práctica de conectar a los niños con NEE se basen en la calidad del cuidado, ciertos factores impiden el aprendizaje, hay muchos requisitos para el comportamiento y la participación de niños. Por lo tanto, es muy relevante incorporar habilidades para la vida en los programas para estudiantes con discapacidad o necesidades especiales.
CONCLUSIÓN
La cultura inclusiva se desarrolla como una herramienta y proceso para ayudar a los educadores a evaluar las normas y prácticas culturales, a través de los valores y principios que se promueven en la educación incluyendo, además, la que es un elemento esencial, que permite la mejora de la calidad de la educación y gestión hacia la diversidad a través de colaboraciones como la educación inclusiva.
Dentro de la inclusión, el docente fomenta la práctica de los valores incluyen, un enfoque creativo en el desarrollo profesional y personal. Si bien, para el desarrollo de la cultura inclusiva se necesita el involucramiento del comportamientos y actitudes de los docentes, ya que la formación y el trabajo docente son claves para desarrollar el potencial de todos los estudiantes, independientemente de su origen. Por ello, los docentes cumplen una función vital, por lo cual debe recibir el apoyo de las instituciones a cargo; ya que juntos a su lineamiento y políticas educativas, se buscará el mayor fortalecimiento de la cultura educativa inclusiva.
La educación enfrenta el gran desafío para mejorar la calidad educativa, buscando alternativas para minimizar la exclusión, mejorando la igualdad y oportunidades. Dentro de cada institución se fomentan lineamientos para promover la cultura y aprendizaje, mediante el cumplimiento de valores que incluyen la cultura escolar; relaciones familiares; formación del personal; acceso a servicios especiales e involucramiento de los estudiantes, son los elementos para fortalecer la cultura inclusiva, hacia una sociedad educativa más justa.
En la educación de niños y jóvenes NEE, existen barreras culturales a la educación inclusiva, donde a pesar de la existencia de niños con condiciones especiales, el sector educativo y la sociedad en su conjunto aún carecen de visión y expectativas, debido a que los califican como estudiantes vulnerables. Si bien, existen instituciones especializadas para estos tipos de estudiantes, la cultura y la inclusión educativa aún sigue siendo un gran reto.