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Economía Coyuntural

versión impresa ISSN 2415-0622versión On-line ISSN 2415-0630

Revista de coyuntura y perspectiva vol.6 no.3 Santa Cruz de la Sierra set. 2021

 

ARTÍCULOS ACADÉMICOS

 

Integración comercial y comercio exterior
en el Mercosur: 1962-2013

 

Commercial integration and foreign trade
in Mercosur: 1962-2013

 

 

Dulce Albarrán Macías, Pablo Mejía Reyes
Profesora de Asignatura, Facultad de Economía, Universidad Autónoma del Estado
de México. Dirección electrónica: dalbarranma@uaemex.mx.

Profesor-Investigador, Centro de Investigación en Ciencias Económicas, Facultad de Economía,
Universidad Autónoma del Estado de México. Dirección electrónica: pmejiare@uaemex.mx.

 

 


Resumen

En este trabajo se analizan los efectos del Mercosur sobre el comercio bilateral de sus cuatros miembros fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) durante el periodo 1962-2013. Los resultados muestran que la intensidad de comercio se incrementó desde antes de que entrara en vigor el acuerdo y que éste sólo la aumentó temporalmente, pero que el crecimiento del comercio con otros países la disminuyó desde mediados de los años noventa. No obstante, la reorganización de los factores productivos que generó el Mercosur ha significado una menor especialización de su base exportadora y, consecuentemente, un incremento en el comercio intra-industrial. Los efectos, sin embargo, han sido moderados.

Palabras clave: Integración comercial, Intensidad de comercio, Especialización, Comercio intra-industrial, Mercosur.


Clasificación del JEL: F1, F11, F15


Abstract

This paper analyzes the effects of Mercosur on the bilateral trade of its four founding members (Argentina, Brazil, Paraguay and Uruguay) during the period 1962-2013, through three indicators: trade intensity index, the specialization index and intra-industrial trade. The results show that the intensity of trade increased since before the agreement came into force and that it only increased it temporarily, but that the growth of trade with other countries decreased it since the mid-1990s. However, the reorganization of productive factors generated by Mercosur has meant less specialization of its export base and, consequently, an increase in intra-industrial. Its effects, however, have been moderate. 

Keywords: Trade integration, Trade intensity, Specialization, Intra-industry trade.


JEL Classification: F1, F11, F1


 

 

INTRODUCCIÓN

Durante los últimos setenta años las economías latinoamericanas han transitado por dos regímenes comerciales distintos. De los años cuarenta a aproximadamente los ochenta, adoptaron un régimen proteccionista basado en la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), cuyo objetivo era impulsar la producción doméstica de bienes manufacturados (Stallings y Peres, 2000; Katz, 2000).

Sin embargo, los límites inherentes a la ISI1 y la creciente liberalización de los flujos de comercio y capital marcaron la pauta para abandonar ese modelo y dar paso a uno de economía abierta y de mercado (Reyno, 2011).

La adopción de este nuevo modelo se basó, entre otros, en un proceso de paulatina liberalización comercial y financiera a nivel internacional, impulsado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) (Dingemans y Ross, 2012). Como resultado, Latinoamérica vivió  en los años noventa un ciclo de acuerdos bilaterales, multilaterales e interregionales de liberación comercial, auspiciados por el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade, por sus siglas en inglés), ahora Organización Mundial de Comercio (OMC), que condujo al establecimiento y/o profundización de diversos tratados de libre comercio (Morales, 2011).2 Los efectos de estos acuerdos, sin embargo, han sido ambiguos y no cumplido plenamente con las expectativas generadas antes de entrada en vigor.

En general, la evidencia presentada por autores como Calderón et al. (2003) y Bellina (2003), entre otros, muestra que los efectos de la integración económica de América Latina en el comercio han sido positivos. Los efectos del Mercosur, no obstante, han sido modestos.

En particular, Jacobo y Barraud (2013) analizan el comercio intra y extrazona del Mercosur durante el periodo 1990-2013 para los cuatro países fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Mediante métodos para datos de panel, estiman una función de exportación con variables ponderadas y sostienen que el proceso de integración ha sido parcial y que, en general, el Mercosur presenta una baja intensidad de comercio entre sus miembros.

Más aún, argumentan que cuando esa intensidad tiende a incrementarse lo hace a costa de una mayor volatilidad. Jacobo y Tinti (2014), por su lado, estudian la complementariedad comercial y el comercio intra-industrial a través del índice de Krugman (1991) y el de Grubel y Lloyd  (1975), a un nivel de desagregación de tres dígitos, entre los dos países más grandes del Mercosur y sus principales socios europeos en el periodo 1992-2012.

Entre sus resultados destacan el aumento del comercio intra-industrial entre Argentina y Brasil y una disminución del índice de especialización de Krugman, sobre todo en los principales rubros manufactureros, y un aumento del comercio intra-industrial, especialmente en la industria automotriz. No obstante, no todos los rubros mantienen el mismo comportamiento, como la maquinaria y equipo de transporte que mantuvo su nivel de especialización entre 1992 y 2012.

Otros autores, como Montout et al. (2001) analizan los determinantes del comercio intra-industrial y la diferenciación horizontal y vertical en la industria automotriz de los países del Mercosur y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el periodo 1992-1999.

Para explicar el patrón de comercio usan el índice de Grubel y Lloyd  (1975) (a un nivel de desagregación de seis dígitos), el método de Abd-el-Rahman (1991), Greenaway et al. (1995) y Fontagné y Freudenberg (1997) y un modelo econométrico gravitacional. Entre sus hallazgos señalan un incremento del comercio intra-industrial y mencionan que el Mercosur ha favorecido el desarrollo del comercio de bienes diferenciados verticalmente. Además, destacan la importancia de los criterios de distancia y nivel de vida como determinantes del comercio intra-industrial.

También Kim y Lee (2003) estudian el comercio intra-industrial de los cuatro socios fundadores del Mercosur en el periodo 1990-1999 y concluyen que el país más grande mostró el mayor incremento del comercio intra-industrial y el país más pequeño el menor aumento. Además, sugieren que la tendencia creciente del comercio intra-industrial puede deberse a que los países ya contaban con industrias caracterizadas por economías de escala antes del Mercosur que pudieron aprovechar la integración regional para hacer más eficiente la producción de estas industrias.

Por último, el trabajo de Alvarez (2011) se propuso demostrar la falta de causalidad y no los obstáculos a la integración, ni cómo debería ser ésta, en el periodo 1985-2010. Entre sus resultados destaca que el comercio intra-industrial de la mayoría de los países ha aumentado en diferente medida. Argentina y Brasil presentaron el mayor crecimiento de este tipo de comercio desde la entrada en vigor del Mercosur, mientras que Paraguay y Uruguay mostraron un aumento de 1991 a1994, pero una tiene una tendencia decreciente el resto del periodo. Además, en general, señalan que los países en cuestión presentan una tendencia hacia la complementariedad. 

Esta revisión de literatura muestra que existen estudios que han analizado los efectos de la entrada en vigor del Mercosur sobre diferentes rasgos del comercio exterior de sus miembros, aunque la mayoría de ellos se ha centrado en la medición y explicación del comercio intra-industrial, con datos agregados a tres dígitos, lo que puede sesgar su importancia, y se ha limitado a periodos de tiempo relativamente cortos.

En ese contexto, este documento tiene como objetivo analizar, desde una perspectiva de largo plazo, los efectos de la entrada en vigor del Mercosur sobre la intensidad del comercio, la especialización de la base exportadora y la proporción intra-industrial del comercio exterior bilateral que desarrollan sus miembros fundadores de 1962 a 2013.

La longitud del periodo de estudio permite contrastar claramente la evolución de las características del comercio durante la fase previa y la de vigencia del Mercosur, en tanto que el uso de cinco dígitos en el cálculo de la proporción de comercio intra-industrial permite reducir la sobreestimación resultante de una agregación excesiva (tres dígitos).

El resto de este artículo se divide en cinco secciones. En la primera se hace referencia a los efectos de la integración económica sobre diferentes aspectos del comercio desde un punto de vista teórico. En la segunda se revisa la experiencia latinoamericana de integración comercial en el marco del proceso globalizador, enfatizando el caso del Mercosur. Posteriormente se detallan los aspectos metodológicos para medir la intensidad y especialización del comercio bilateral, así como la proporción de comercio intra-industria. En la cuarta sección se discuten los resultados.  Finalmente, se establecen las conclusiones.

Integración comercial y comercio exterior

Existen dos grandes teorías en la literatura que explican el origen y la naturaleza del intercambio de bienes y servicios (comercio) entre distintos países. La primera, sintetizada por los economistas suecos, Eli Heckscher, en 1919, y Bertil Ohlin, en 1933, se basa en la idea de la ventaja comparativa de David Ricardo para explicar las causas del comercio internacional.

La idea central de Heckscher y Ohlin es que una economía es más eficiente en el aprovechamiento de sus recursos productivos si se especializa en la producción de aquellos bienes que son intensivos en el uso del factor relativamente más abundante en el país (Fontagné y Freudenberg, 1997). En general, la teoría tradicional del comercio (TTC) sostiene que las economías se especializan en la producción de bienes diferentes, en aquellos que pueden producir a costos más bajos, lo que induce una mayor especialización y, por tanto, mayor eficiencia, con lo que los costos disminuyen aún más.

En esencia, este modelo pudo explicar el intercambio de bienes diferentes o comercio inter-industria que caracterizó a la economía internacional hasta aproximadamente mediados del Siglo XX.

Sin embargo, las transformaciones económicas y tecnológicas condujeron a que importantes volúmenes de comercio se llevaran a cabo entre países con ventajas comparativas parecidas, especialmente desarrollados, los cuales intercambiaban bienes similares, fenómeno que no podía ser explicado por la TTC3.  Helpman y Krugman (1985) afirman que existen cuatro hechos empíricos del comercio internacional que la teoría tradicional no puede explicar: i) la aparición de las compañías multilaterales, con los fenómenos aparejados de la inversión extranjera directa y el comercio intra-firma; ii) el comercio que se verifica entre países con dotaciones de factores similares; iii) el intercambio intra-industrial; iv) los efectos de la liberación comercial.4

Los primeros estudios sobre las nuevas teorías del comercio internacional argumentaban que las economías de escala desempeñaron un papel crucial en la explicación del crecimiento del comercio entre los países industriales durante la posguerra (Balassa, 1964;5 y Kravis 1971).6 Bajo este contexto, la nueva teoría del comercio internacional (NTC) sostiene que el comercio surge no sólo por la existencia de ventajas comparativas, sino también por la presencia de economías de escala en la producción que permiten aprovechar los  diferentes gustos de los consumidores mediante la oferta de bienes diferenciados por empresas que operan en un ambiente de competencia imperfecta (Jimenez y Lahura, 1997).

Con base en este andamiaje teórico, la NTC ha sido capaz de explicar el comercio intra-industrial7, el cual se refiere a aquel que tiene lugar cuando un país exporta e importa, en un mismo periodo, productos que pertenecen a una misma industria (González, 2011). 

Por otro lado, la integración económica – entendida como el proceso mediante el cual dos o más naciones reducen o eliminan obstáculos que les impiden el desarrollo de vínculos mutuos con el fin de obtener beneficios conjuntos8– supone un incremento en el tamaño del mercado, lo cual permite una mayor especialización y división del trabajo, como lo señaló Adam Smith en 1776.

En los análisis clásico y neoclásico la integración comercial genera un incremento en los flujos comerciales y las típicas ganancias del comercio internacional que se derivan de una mayor especialización con base en el principio de la ventaja comparativa. En este caso, se intensifica el comercio inter-industria, por lo que las ganancias de este tipo de comercio serán mayores entre más difieran los países en cuestión. Por el contrario, si el mayor tamaño del mercado permite aprovechar las economías de escala en ambientes no competitivos, se incrementa el comercio intra-industrial (Riveiro, 2005).

Las implicaciones de la integración económica9 fueron abordadas en el trabajo clásico de Viner (1950)10, quien destacó dos aspectos centrales. El primero se refiere a los efectos estáticos (o a corto plazo), relacionados con la eficiencia productiva y el bienestar del consumidor. El segundo se vincula a los efectos dinámicos11 (o de largo plazo) que impulsan las tasas de crecimiento de los países participantes. El efecto estático de la integración económica implica un trato diferenciado para los países miembros, en comparación con los países no miembros.

Como este tipo de integración puede provocar desplazamientos en el patrón de comercio entre los miembros y no miembros, el impacto neto en un país participante, en líneas generales, es ambiguo y por eso debe analizarse a los países por separado. Esta afirmación se debe a que aunque la integración es un movimiento hacia el libre comercio entre los países miembros, también puede desviar el comercio de un país no miembro de bajo costo (que sigue enfrentando los aranceles externos del grupo) a un país miembro (que ya no enfrenta ningún arancel). Estos dos efectos estáticos de la integración económica, se conocen como creación y desviación de comercio, respectivamente (Guinart, 2009).

Se dice que existe desviación de comercio, el cual supone un menor bienestar, cuando las importaciones de los países no miembros, a los que se les sigue aplicando el arancel, son sustituidas por importaciones de un socio del acuerdo comercial producidas a un mayor costo pero exentas de arancel (Riveiro, 2005). Por otra parte, el efecto creación de comercio se refiere a que la integración económica permite que un país deje de producir determinado producto y lo sustituye por otro importado desde un país miembro más eficiente, por lo cual se considera un efecto positivo dado que mejora el nivel de bienestar (Cuervo, 2000).

Así pues, la integración comercial genera no sólo una mayor intensidad del comercio entre los países involucrados, sino también transformaciones en su base exportadora resultantes de la reasignación de recursos entre los diferentes sectores, lo que puede reforzar la especialización basada en las ventajas comparativas e impulsar el comercio inter-industrial.

Por  el contrario, esos cambios estructurales pueden favorecer la diversificación de la producción con base en la explotación de las economías a escala, generando una transformación de fondo en favor del comercio intra-industrial. Los efectos particulares dependerán del proceso de integración comercial y de la reacción de los agentes económicos, así como de las características específicas de las economías en cuestión. 

Integración comercial en América Latina y el Mercosur

La crisis externa por la que atravesaron los países de América Latina en la década de los años ochenta marcó el fin del modelo de sustitución de importaciones y el paso a un modelo de mercado y de economía abierta. Por esta razón, y en el marco institucional establecido a nivel mundial,12 diseñado para consolidar los procesos de paz, otorgando un equilibrio geopolítico al mundo, así como para  regular y supervisar los aspectos financieros y comerciales, entre otros, se dio paso a otra  configuración, esta vez, a nivel de los grandes espacios regionales (Dingemans y  Ross, 2012).

En general, durante el siglo XX se aprecian dos fases en la integración económica de América Latina. La primera se extiende desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los años setenta, durante la cual se forma la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), el Mercado Común Centroamericano (MCCA), la Comunidad del Caribe (CARICOM) y el Pacto Andino (PA). La segunda abarca las dos últimas décadas del siglo XX y comprende la formación del Mercado Común de Sur (Mercosur) y del Grupo de los Tres (G3).

El primer tratado que se suscribe es el de la ALALC, en 1960. Su objetivo fue incrementar el comercio intrarregional y encontrar nuevos caminos de cooperación sin la presencia estadounidense (Jacobo y Barraud, 2013). Los primeros países integrantes fueron siete: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. En ese mismo año, se integraron Colombia y Ecuador, mientras que en 1966 lo hizo Venezuela y un año después Bolivia.

A pesar de los avances que experimentó el comercio entre 1960 y 1980 entre los países miembros, al parecer no hubo efectos significativos en sus estructuras productivas. La ALALC se estanca en la década de los años setenta, debido a sus orígenes exclusivamente comerciales (Gazol, 2008). A finales de los años setenta los países miembros acuerdan una reactivación y en 1980 se crea la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la cual funge como el marco institucional y normativo de integración regional en América Latina (Morales, 2007).

No obstante, la ALADI también fracasa y se observa en el bajo nivel de comercio intra-bloque. Ésta Asociación, fué diluyéndose en acuerdos regionales parciales: Pacto Andino, primero, Mercosur, después, y TLCAN (EEUU, México, Canadá) más adelante; con iniciativas más laxas como el Grupo de los Tres (Colombia/ Venezuela/México) (Da Silva, 2012).

En particular, el Mercosur tiene sus orígenes en los acuerdos entre Argentina y Brasil, quienes firmaron, después de años de distanciamiento, el Programa de Integración y Cooperación Económica13. Este programa fue reemplazado en 1988 por el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo (TICD), y en 1990, por el Acuerdo de Complementación Económica No. 14, que es el núcleo del posterior Tratado de Asunción en el que se incorporó a Paraguay y Uruguay y con el que se da inicio al Mercosur en 1991 (Alvarez, 2011).

En este sentido, con el objetivo de acelerar su desarrollo económico, aprovechando las oportunidades comerciales a nivel mundial y presentándolo como mecanismo de inserción internacional, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay deciden constituir un “Mercado Común del Sur” (Mercosur) en 1991, que implicaría la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, comenzando por una zona de libre comercio que evolucionaría hacia una unión aduanera dando paso, más adelante, a un verdadero mercado común (Lorenzo et al., 1999).

Intensidad, especialización y comercio intra-industrial: aspectos metodológicos

En esta sección se presentan los indicadores para medir los efectos del Mercosur en la intensidad y especialización del comercio bilateral y en la proporción que representa el comercio intra-industrial en el total.

Así pues, en primer lugar se aplica el Índice de Intensidad de Comercio (IIC), propuesto por Brown (1948) y corregido por Anderson y Norheim (1993), el cual se define como la proporción de comercio de un país i con un socio j en relación a la proporción que representa la proporción del país socio en el comercio mundial.14 Formalmente, se puede expresar como:

donde Tij denota el comercio total (suma de exportaciones e importaciones) que el país i desarrolla con el país j; Tj el comercio total del país i; Tjw el comercio total del país j  con el resto del mundo (w), y Tw el comercio total del mundo. Un indicador igual a uno implica que no existe sesgo geográfico en el comercio bilateral entre ambos países, pues la importancia que tiene el país j  en el comercio mundial es la misma que la que tiene en el comercio del país i. Un indicador mayor a uno indica que la proporción de comercio del país i  hacia j es mayor que el peso que tiene éste en el comercio mundial, indicando una mayor intensidad de su comercio bilateral.

La especialización, por su parte, se mide a través del índice de especialización de Krugman (1991), que mide cuán diferente es la estructura de las exportaciones de un país con respecto a la de otro o de un conjunto de países de referencia. Su expresión viene dada por:

donde xijk son las exportaciones del bien k(k = 1,2,3,...,n) del país i  al país j,  xjik las exportaciones del producto k  del país j  al país i, xi son las exportaciones totales del país i  y xj son las exportaciones totales del país j. El rango de este índice se ubica entre 0 y 2.

La intuición detrás de la fórmula resultante es la siguiente: si el país i tuviera la misma estructura de exportaciones que la del país j, el indicador tomaría un valor de 0, mientras que a medida que la estructura de exportaciones del país i se aleje de la del país j el indicador se aproximará a 2.

En lo que respecta al comercio intra-industrial, en la literatura se han desarrollado diversas formas de estimarlo. El índice más utilizado es el de Grubel y Lloyd (1975), el cual mide el comercio intra-industrial como porcentaje del comercio total de un país. Para el conjunto de bienes k(k = 1,2,3,...,n) el índice de Grubel y Lloyd Agregado (GLA) se expresa como:

Es inmediata la verificación de que el indicador es aditivo y que representa la parte del comercio intra-industrial en el comercio total para un nivel de agregación n dado. Sin embargo, Grubel y Lloyd señalan que este indicador sufre desviaciones importantes  (a la baja) cuando la balanza comercial en su conjunto sufre desequilibrios considerables. Así, cuanto mayor sea el desequilibrio total menor será el valor del índice.

La corrección que proponen consiste en corregir la expresión (3) por un factor  de tal manera que el índice de Grubel y Lloyd Agregado y Corregido15 por el saldo comercial adoptaría la expresión:

donde

y donde f  (factor de corrección)  representa el valor absoluto del saldo en relación al volumen total de comercio. Este indicador permite corregir el GLA de las perturbaciones del desequilibrio comercial ya que a mayor desequilibrio mayor es f  y, por lo tanto, menor la expresión (1 - f). En este sentido, el índice de Grubel y Lloyd Agregado y Corregido se presenta mediante la siguiente expresión:

El índice toma valores de 0 a 1  (0 GLAij 1) de manera que si el índice es igual a 1 el comercio total es de tipo intra-industrial, mientras que si es igual a 0 es completamente inter-industria (Koçyigit y Sen, 2000).

Efectos del Mercosur en el comercio bilateral

Los índices de intensidad, especialización y proporción intra-industrial en el comercio bilateral se calculan para analizar los efectos de la formación del Mercosur. El análisis se lleva a cabo para los países que lo integran desde 1991, a saber Argentina, Brasil,  Paraguay y Uruguay. Los datos fueron obtenidos de la United Nations Comtrade Database, organizados de acuerdo a la Clasificación Estándar de Comercio Internacional (SITC, por sus siglas en inglés) Revisión 1, desagregados en 61 capítulos. La muestra inicia en 1962 y termina en el 2013, lo que da un amplio margen para evaluar los efectos del acuerdo en virtud de que considera periodos tanto antes como después de su entrada en vigor.

Los cálculos anuales del IIC se muestran en las gráficas 1a y 1b.16 Como se indicó antes, valores de este índice mayores a 1 implican intercambios comerciales proporcionalmente mayores entre los países en cuestión que con el resto del mundo. En particular, se observa que el IIC de Brasil con Paraguay y Uruguay es menor a 1 durante una parte significativa del periodo analizado, sugiriendo que la proporción comercial Bra-Par y Bra-Uru es menor que la que realiza Brasil con el resto mundo, lo que contradice en principio lo establecido por la teoría.

Por el contrario, en las demás relaciones (Arg-Bra, Par-Uru, Arg-Par y Arg-Uru) se observan IIC mayores a 1, lo que significa que la proporción de comercio entre estos países es mayor que con el resto de mundo, lo que es consistente con la teoría de la integración económica. Entre estas últimas relaciones destacan Arg-Bra, países precursores del Mercosur, que presentan la mayor intensidad de comercio dentro del Mercosur con valores del índice por encima de 100 en la mayor parte de la muestra.

En general, se observa un incremento de este índice desde los años sesenta que podría explicarse, en parte, por los procesos tempranos de integración en la región (ALALC). En la segunda mitad de los años setenta también hay aumentos importantes (Arg-Uru y Arg-Par) que pueden representar respuestas a convenios bilaterales específicos firmados durante esta década, tales como el Convenio Argentino Uruguayo de Cooperación Económica (CAUCE) en 1974 y el Protocolo de Expansión Comercial (PEC) en 1975, entre Brasil y Uruguay (Dri,2010).

El incremento más importante del IIC se inicia a mediados de la década de los años ochenta en todos los casos, excepto entre Par-Uru donde el índice desciende de manera importante, posiblemente como resultado de la desviación de comercio de estos países hacia Argentina y Brasil, con quienes aumenta su IIC. Este comportamiento también pudo haber resultado de la firma de la Declaración de Foz de Iguazú entre Argentina y Brasil.17 Más aun, a este primer acuerdo se le sumaron convenios bilaterales de ambos países con Uruguay  (Schvarzer, 2001).

Llama mucho la atención que en plena vigencia del Mercosur, la tendencia creciente que se venía observado desde 1985 se estanca a mediados de la década de los años noventa y después decrece, contradiciendo lo que la teoría de la integración sugiere. Entre los factores que podrían explicar estas transformaciones se encuentran la profunda recesión de Argentina y Uruguay en 1995, que provocó una significativa contracción en la intensidad de comercio.18 Específicamente, para enfrentar la crisis, la primera adoptó medidas proteccionistas que luego se mantuvieron y profundizaron durante las fases posteriores de recuperación y alto crecimiento de la economía (Bartesaghi, 2012).

Un segundo, y muy importante factor, fue la suscripción, individual o en conjunto, de diversos tratados comerciales por parte de los miembros del Mercosur con otros países, lo que pudo generar una reducción de comercio al interior de este acuerdo. Por ejemplo, en 1990 Argentina y Brasil suscribieron un Acuerdo Comercial Preferencial y en 1996 el Mercosur firmó un Acuerdo de Libre comercio con Chile y Bolivia.19 En el año 2000 el Mercosur y la Unión Europea formaron el Acuerdo Marco Interregional de Cooperación, mientras que en el 2004 el bloque estableció un grupo de enlace con China. Más aún, a partir del 2006 entra en vigor el  Acuerdo de Complementación Económica entre México y el Mercosur y en el 2009 se inicia el Acuerdo Preferencial Comercial Mercosur-India.

Así, a pesar de que en 2003 Argentina planteó reforzar las relaciones al interior del Mercosur, en especial con Brasil, se presentaron diferentes tensiones que lo evitaron. La aspiración brasileña de acceder a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas frenó las posibilidades de la profundización de las relaciones. Además, había la percepción en Argentina sobre el interés de Brasil por utilizar al Mercosur como un elemento de una estrategia de poder y como instrumento de su propia política mundial (Bernal-Meza, 2012). También las negociaciones por separado que ambos países han emprendido con China y la negativa de Brasil de realizar concesiones que signifiquen una amenaza a su proyecto nacional de convertirse en una potencia mundial, podrían plantearse como otras causas de tensión entre estos países (Colombo, 2005).

En general, nuestros resultados muestran que la intensidad de comercio observada entre los miembros del Mercosur ha sido relativamente alta (con un 118 por encima de 1), incluso desde antes de la entrada en vigor del acuerdo. De hecho, el Mercosur provocó alzas adicionales de este indicador, especialmente durante los primeros años, destacando los casos Argentina y Brasil. Sin embargo, a medida que los países miembros fueron accediendo a acuerdos comerciales con otros países la intensidad de comercio intra-Mercosur se ha estancado o ha bajado significativamente, lo que concuerda con resultados de autores como Jacobo y Barraud (2013).

Por otra parte, para medir el comercio intra-industrial se usó el índice  corregido y ajustado de Grubel y Lloyd, el cual varía entre 0 y 1, y mide la proporción de comercio intra-industrial dentro del total. Los resultados obtenidos muestran, en general, valores menores a 0.5 durante la mayor parte del periodo de análisis para la mayoría de los pares de países del Mercosur, lo cual indica que el tipo de comercio que realizan se asocia a bienes provenientes de industrias diferentes, explicado por la heterogeneidad de los niveles de vida y de desarrollo y la distancia de los países en cuestión (Montout et al., 2001).

No obstante, las relaciones Arg-Bra y Arg-Uru son excepciones a lo dicho previamente, pues a partir de la firma del tratado se aprecia un importante crecimiento de comercio intra-industrial, logrando que más del 50% del total sea de naturaleza similar, principalmente en el sector automotriz (Montout et al., 2001). En este sentido, se considera que a partir del Mercosur, estos países intensificaron sus economías de escala y pudieron aprovechar la integración regional para producir de manera más eficiente, como se menciona en la Nueva Teoría del Comercio Internacional.

A pesar de que en las demás relaciones la mayor proporción de comercio es inter-industrial, también se observa una tendencia creciente del índice de Grubel y Lloyd a partir de la entrada en vigor del Mercosur (véase gráficas 1a, 1b y 2). Es decir, la conformación del Mercosur pudo haber provocado un cambio en el patrón de comercio que se lleva a cabo entre los países miembros favoreciendo el intercambio de bienes o servicios de naturaleza similar. Lucángeli (2007), Alvarez (2011) y Jacobo y Tinti (2014)20 encuentran resultados similares en la relación Arg-Bra, durante la fase del Mercosur.21

Toda esta evidencia es consistente con las tendencias del índice de Krugman: después de un aumento en la especialización de algunos países hasta la década de los años ochenta al parecer se ha dado una convergencia creciente en la estructura de las exportaciones de los países del acuerdo. Como se ha mencionado previamente, el índice de Krugman mide cuán similares (0 para estructuras idénticas) o diferentes (valor límite de 2) son las estructuras de las exportaciones de dos países. Los resultados aparecen en la gráfica 3.

En general, los resultados indican que el comercio entre los integrantes del Mercosur se realiza bajo estructuras diferentes. No obstante, el índice de Krugman muestra una tendencia decreciente desde mediados de la década de los ochenta y hasta el final de la muestra.

Es decir, desde antes de la entrada en vigor del Mercosur se han ido reduciendo las diferencias en la estructura de exportaciones, principalmente entre Argentina-Brasil22 y Brasil-Paraguay, así como entre Argentina-Uruguay, pero sólo a largo plazo. Vale la pena subrayar que la reducción sostenida de las diferencias en las estructuras de comercio es consistente con los volúmenes crecientes de comercio intra-industrial.

 

CONCLUSIONES

En este documento se analizan los efectos de la formación del Mercosur en el comercio bilateral de sus miembros considerando un periodo amplio (1962-2013), lo que permite tener más información de la etapa previa y posterior a su entrada en vigor. Al parecer, este acuerdo comercial profundizó parcialmente el patrón de comercio que venía configurándose desde los años sesenta. En particular, aumentó temporalmente la intensidad de comercio y la proporción de comercio intra-industrial, sobre todo entre Argentina y Brasil, que son los miembros más desarrollados, al tiempo que disminuyó la diversificación de la base exportadora del conjunto de países.

Esto es, con la implementación del Mercosur se aprovecharon las economías de escala, generando un mayor volumen de comercio intra-industrial, como ha sido explicado por la Nueva Teoría del Comercio Internacional.

Sin embargo, las restricciones al comercio que se mantuvieron en el mismo acuerdo, las crisis sucesivas de los años noventa y el aumento del comercio con otros países, especialmente China, provocaron el estancamiento, primero, y la reducción posterior de la intensidad de comercio. No obstante, la modificación en la estructura productiva de los países miembros se manifestó en el mantenimiento, al menos, de la proporción de comercio intra-industrial y en una reducción constante de la diversificación de la estructura de las exportaciones. Se puede concluir, en ese sentido, que el Mercosur ha tenido efectos modestos y decrecientes sobre la intensidad de comercio de sus miembros, aun cuando se mantiene la tendencia hacia la homogeneización de sus bases exportadoras.

 

NOTAS

1 Se observan dos problemas que enfrentó el modelo ISI. El primero, los desequilibrios comerciales  (generados por el sesgo antiexportador de la planta productiva) y fiscales (resultantes de un alto intervencionismo estatal), lo cual llevó a la crisis de la deuda de 1982 (Guillén, 2007). El segundo fue  la construcción de nuevos marcos socio-institucionales adaptados a condiciones profundamente distintas (Pérez, 1996).

2 En 1991 se suscribió el Mercado Común del Sur (Mercosur) y en 1994 el Tratado del Grupo de los Tres (G3); en tanto que en 1997 se reforzó el Pacto Andino, que evolucionó a Comunidad Andina de las Naciones (CAN) (Dingemans y Ross, 2012).

3 Los datos estadísticos muestran que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento del comercio internacional se presentó principalmente entre países industriales con dotaciones factoriales similares. Más aún, una gran proporción de este comercio era de tipo intra-industrial, el cual además, se mostraba más dinámico (González, 2011).

4 Grubel y Lloyd (1975) aportan evidencia empírica sobre la existencia del comercio intra-industrial y proponen un indicador para medirlo.

5 Algunos autores mencionan a Verdoon (1960) sobre el comercio exterior de los países del Benelux, detectando la existencia simultánea de exportaciones e importaciones de productos semejantes (González, 2011).

6 Krugman  (1979) avanza sobre esta línea de investigación y encuentra que el comercio puede ser simplemente una forma de extender el mercado que permite la explotación de economías de escala.

8 Véase Balassa (1964)

9 Tradicionalmente, se considera que la forma más elemental de integración la constituyen los Acuerdos Comerciales Preferenciales,  la Zona de Libre Comercio y la Unión Aduanera.  La integración de los mercados de factores, unida a la integración de los mercados de bienes, ha permitido la formación de un mercado común. Un grado superior de integración se refiere al establecimiento de una política monetaria común (en el límite una moneda común) que en teoría facilita (y que en la práctica puede llegar a exigir) una política fiscal común, para formar una unión económica y monetaria. Si se avanza más en este proceso,  se llegaría a una unificación total de las políticas económicas, constituyendo una unión política (Maesso, 2011).

10 La obra de referencia clásica en la teoría de la integración económica es Viner (1950).

11 El mayor aprovechamiento de las economías de escala compatible con una mayor diversidad de productos y el incremento en la competencia forman parte de lo que en la literatura se conoce como “efectos dinámicos” de la integración. Otras ganancias “dinámicas” esperadas de un proceso de integración se derivan del incentivo que la integración supone a la inversión, a la innovación y al progreso técnico (Riveiro, 2005).

12 En el periodo de posguerra se inicia una tendencia a la configuración de instituciones multilaterales, con la creación de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI),  el Banco Mundial  (BM) y el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT por sus siglas en inglés) (Dingemans y Ross, 2012).

13 La relación entre Argentina y Brasil estuvo condicionada desde la Segunda Guerra Mundial por las relaciones con Estados Unidos como consecuencia de sus diferentes posiciones asumidas frente al conflicto. Después de la Segunda Guerra Mundial su rivalidad se expresó en la búsqueda del predominio del cono sur (Bizzozero, 2009). Sin embargo, la historia empieza a cambiar en 1980 cuando se soluciona el conflicto por la utilización del recurso hídrico del río Paraná, razón por la cual se pacta su utilización exclusiva para fines pacíficos de los desarrollos en el campo nuclear. En 1985, una vez resuelto el conflicto, y apoyados los países en su reciente vuelta a la democracia, Argentina y Brasil pusieron la piedra angular del proceso de integración en la Declaración de Foz de Iguazú, con la que se comenzó el Programa de Integración y Cooperación Económica (Alvarez, 2011).

14 El primero en usar el índice de intensidad de comercio fue Brown (1948). Una discusión detallada de su uso en el comercio bilateral es presentado por Drysdale y Garnaut (1982). Anderson y Norheim (1993), a su vez,  han perfeccionado este índice. Véanse también Pioli et al. (2007) y ALADI (2001).

15 Grubel y Lloyd reconocían un sesgo generado por el desequilibrio comercial. Ellos observaron que la medida agregada del comercio intra-industrial se sesgaba hacia abajo si el comercio total del bien en el país estaba en desequilibrio, por lo que trataron de establecer una corrección para eliminar el desequilibrio comercial global sustrayendo al denominador dicho desbalance. Obtuvieron así, el índice de GL corregido (Selaive, 1998).

16 En la notación para indicar los pares de países se usan las primeras tres letras de sus nombres. Arg-Bra (Argentina-Brasil), Arg-Par (Argentina-Paraguay), Arg-Uru (Argentina-Uruguay), Bra-Par (Brasil-Paraguay), Bra-Uru (Brasil-Uruguay) y Par-Uru (Paraguay-Uruguay).

17 En el periodo 1990-1993 Argentina pasó de ser el décimo al segundo mercado más grande para las exportaciones brasileñas. Por su parte, Brasil llegó a ser el marcado más importante para Argentina, después de ocupar el segundo lugar (Bouzas, 1995).

18 En la gráfica 1b también se observa un aumento, seguido de una reducción considerable, en la intensidad de comercio entre Paraguay y Uruguay, aproximadamente entre 1995-2011. Guillen (2012) explica estos cambios por una falla en el cálculo de la exportaciones de Paraguay, pues por entonces Uruguay sólo fue un país “de tránsito” y no un país de “destino final” de los productos del primero.  La comparación que realiza entre la nueva base de datos que obtiene y las cifras oficiales muestra que el comercio entre estos dos países siguió la tendencia que tenía desde antes de 1995.

19 Venezuela se constituyó en el primer estado latinoamericano en adherirse al tratado, en 2006, y más recientemente Bolivia, en 2015.

20 El aumento de comercio intra-industrial entre Argentina y Brasil se presenta principalmente en los rubros “Bienes manufacturados (clasificados por material)” y “Bienes manufacturados varios”.

21 Los resultados de Alvarez (2011) presentan sólo un leve aumento en la relación Argentina-Uruguay durante los años noventa. En cambio nuestros resultados muestran un aumento entre estos dos países incluso mayor al de Arg-Bra hasta el final de la muestra.

22 Jacobo y Tinti (2014) encuentran resultados similares en la relación Arg-Bra: observan una disminución del índice de Krugman a partir del Mercosur. Por su parte, Montout et al. (2001) señalan que el rubro que genera mayor complementariedad entre Brasil y Argentina son los productos alimenticios y animales vivos.

 

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