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Economía Coyuntural

Print version ISSN 2415-0622On-line version ISSN 2415-0630

Revista de coyuntura y perspectiva vol.5 no.2 Santa Cruz de la Sierra June 2020

 

https://doi.org/10.5281/zenodo.3924742

ARTÍCULOS ACADÉMICOS

 

Acceso económico a los alimentos en Bolivia desde la perspectiva de indicadores macroeconómicos (1985-2018)

 

Economic access to food in Bolivia from the perspective of macroeconomic indicators (1985-2018)

 

 

César Romero Padilla α
αDoctor en Ciencias Económicas, Universidad de La Habana-Cuba. Master en Política Económica, Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional de Costa Rica. Licienciado en Economía, Universidad Mayor de San Simón. Docente titular de la Facultad de Ciencias Económicas-UMSS. E-mail: c11rp@yahoo.es.  
Recepción:  05/03/2020 Aceptación: 04/05/2020

 

 


Resumen: En diferentes ámbitos geográficos y contextos históricos se han identificado indicadores macroeconómicos que determinan el acceso económico a los alimentos. Aún cuando el sector alimentos de Bolivia ha crecido en promedio 4,57% durante las tres últimas décadas, para sus ciudadanos subsisten ciertas restricciones y dificultades para un acceso eficaz a los alimentos. En consecuencia, hay necesidad de realizar un análisis histórico de los indicadores macroeconómicos, para identificar de manera objetiva aquellos que afectarían el consumo de alimentos. En este sentido, para el período 1985-2018, se evidencia que la tasa de desempleo, de subempleo, de empleo en el sector informal, la tasa de inflación de alimentos, la incidencia de pobreza moderada y extrema, además de la desigualdad del ingreso, se han constituido históricamente en los determinantes macroeconómicos del acceso económico a los alimentos, lo que demandaría políticas públicas de carácter estructural, orientadas a mejorar dicho acceso por parte de la población boliviana.

Palabras clave: Indicadores macroeconómicos, determinantes del consumo, acceso económico a alimentos.


Abstract: Macroeconomic indicators that determine economic access to food have been identified in different geographical areas and historical contexts. Even though the Bolivian food sector has grown on average 4.57% in the last three decades, it has not prevented the population from having problems in accessing food. Consequently, there is a need to carry out a historical analysis of macroeconomic indicators, to objectively identify those that determine food consumption. In this sense, for the period 1985-2018, it is evident that the unemployment rate, underemployment, employment in the informal sector, the rate of food inflation, the incidence of moderate and extreme poverty, in addition to income inequality, have historically become the macroeconomic determinants of economic access to food, which would require structural public policies aimed at improving such access by the Bolivian population.

Key words: Macroeconomic indicators, determinants of consumption, economic access to food.


Clasificación JEL: O, O11, O15.


 

Introducción

El acceso económico hace referencia a la capacidad que tiene un hogar para adquirir los alimentos disponibles en cierto período de tiempo, lo que implica, según Riveros (2011, p. 33), que “las personas deben tener los medios necesarios para conseguir los alimentos, ya sea por producción propia o por compra en el mercado” (pág. 33). Para el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP, 2012) , el acceso económico a los alimentos es considerado como “(…) la capacidad de un hogar para manifestar su demanda, la misma que se expresa a través del consumo, siendo este un gasto total realizado por los individuos, hogar o por el país” (INCAP, 2012, P. 36).

Autores como Sen (1981), Boot y Smith (2001), coinciden en identificar como determinantes del acceso económico a los alimentos a la pobreza económica y la desigualdad en la distribución del ingreso. Otros autores, como (Salcedo, 2005) , (Figueroa, 2005) , (Mallea, 2010) y (Riveros, 2011) , señalan que los determinantes del acceso económico a los alimentos son el desempleo, subempleo, inflación general, inflación de alimentos y los bajos niveles de ingreso.

En el caso de Bolivia, a partir de la elevación de precios de varios productos alimenticios desde los años 2007 y 2008 (Baldivia, 2011), se presentó un debate sobre la problemática de la seguridad y la soberanía alimentaria. En este sentido, se realizaron revisiones sobre las políticas públicas que se aplicaron tanto en el marco del Estado neoliberal (1985-2005), como del Estado plurinacional (2006-2018), orientadas a promover, con mayor o menor éxito, la producción (disponibilidad) y el acceso a los alimentos, dos dimensiones importantes de la seguridad alimentaria.

Se puede concluir que los esfuerzos, principalmente durante el Estado neoliberal, se han centrado fundamentalmente en la disponibilidad de alimentos, ya sea producidos localmente o importados. Durante el Estado plurinacional también se puso énfasis en la disponibilidad de alimentos, pero desde la perspectiva de la soberanía o autosuficiencia, a lo que se debe añadir políticas públicas orientadas a mejorar el acceso económico a los alimentos.

Consecuentemente, abordar la seguridad alimentaria (SA) en el país no solo pasa por considerar aspectos relativos a la disponibilidad de alimentos, sino sobre todo por un mayor acceso a ellos, considerenado que las personas pueden sufrir hambre, e incluso morir de hambre, a pesar de que los alimentos estén disponibles, si ellos no tienen la capacidad para adquirirlos (Calero, 2011), por lo que no es tan importante centrarse en la disponibilidad, sino en el acceso económico de las personas para comprar alimentos suficientes, a fin de satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas (Sen, 2000).

Lo señalado anteriormente es necesario, porque si bien el PIB de Bolivia ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años y el sector alimentos específicamente ha crecido de manera importante en las tres últimas décadas (promedio 4,57%, según el INE), no ha evitado que la población tenga problemas en el acceso a los alimentos, principalmente los que se encuentran en los quintiles más bajos, quienes destinan la mayor parte de sus gastos a los alimentos. Es decir, parece haber un escaso impacto de la expansión económica en los aspectos sociales de la población, pues una parte importante de ella todavía se encuentra en condiciones de subempleo (10%), empleo en el sector informal (55,5%), pobreza moderada (34,6%) y pobreza extrema (15,20%).

Por tanto, hay necesidad de realizar un análisis de los indicadores macroeconómicos que identifiquen de manera objetiva a los que se constituyen en determinantes o condicionantes del consumo de alimentos en Bolivia.  A esta necesidad responde el siguiente cuestionamiento: ¿Cuáles son los principales indicadores macroeconómicos que determinan o condicionan el acceso económico a los alimentos de la población boliviana en el período 1985-2018?  Identificar los referidos indicadores y el rol que juegan en el consumo de alimentos, se constituye en el objetivo principal del presente artículo.  

 

2.        Metodología

Los indicadores macroeconómicos analizados para Bolivia corresponden a las formas de Estado neoliberal (1985-2005) y al Estado plurinacional (2006-2018), y fueron el Producto Interno Bruto (PIB), la tasa de desempleo, de subempleo, de empleo en el sector informal, la tasa de inflación general y de alimentos, el incremento salarial, la incidencia de pobreza moderada y extrema, además de la distribución del ingreso. El tipo de información de los anteriores indicadores es de carácter secundario y proviene de fuentes oficiales (Instituto Nacional de Estadística, Banco Central de Bolivia, Unidad de Análisis de Políticas Económicas y Sociales, Ministerio de Economía y Finanzas Públicas) y no oficiales que trabajan en la temática (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, Fundación Jubileo).

Se realizó un análisis de indicadores macroeconómicos buscando identificar los factores causales del acceso económico a los alimentos por parte de la población boliviana. En este sentido, en una primera instancia, se buscó encontrar relaciones históricas simples entre el PIB y el desempleo, el PIB y el subempleo, el PIB y el empleo en el sector informal, a fin de constatar objetivamente si un mayor crecimiento del PIB permitió disminuir el desempleo (Ley de Okun), el subempleo y el empleo en el sector informal y, por ende, el efecto que tuvo en el acceso económico a los alimentos.

En un segundo momento, se analizó la relación simple de los indicadores inflación general, inflación de alimentos y bebidas, e incremento salarial anual, con el objetivo de constatar si los ajustes salariales anuales tuvieron históricamente un incremento real del dinero y, por tanto, el efecto que se tuvo en el acceso económico a los alimentos.

Por último, se analizó la relación simple entre el PIB y la incidencia de pobreza moderada e incidencia de pobreza extrema (con el enfoque de línea de pobreza), además de la distribución del ingreso (medido con indicador Gini), para constatar si un mayor crecimiento del PIB estuvo acompañado de reducciones en la pobreza y en la desigualdad de la distribución del ingreso y, por ende, el efecto que se tuvo en el acceso económico a los alimentos. 

Finalmente, para alcanzar un conocimiento científico sobre el objeto de investigación se utilizaron los siguientes métodos teóricos: análisis-síntesis, tanto en los fundamentos teórico-metodológicos como en la descripción del objeto de investigación; el dialéctico, en la determinación de las contradicciones en el estado de conocimiento y problemática del objeto de investigación (desempeño económico y social). En general, el artículo tiene un carácter analítico-explicativo. 

 

3.        Resultados y discusión

En el marco de lo anotado por Jiménez (1995), Figueroa (2005), Salcedo (2005), Torres (2008), Kuan (2009), Mallea (2010), Riveros (2011) y el INCAP (2012), a continuación, se analiza el acceso económico a los alimentos, por parte de la población boliviana, con algunos indicadores macroeconómicos.

Tal como se verá mas adelante, nuestro país ha tenido un aceptable desempeño en algunos indicadores macroeconómicos, aunque todavía existen otros que obstaculizan la dimensión acceso-económico de la seguridad alimentaria, es decir, un aceptable crecimiento del PIB no necesariamente ha permitido reducir de manera significativa el desempleo, el subempleo, el empleo en el sector informal y la pobreza moderada. Por tanto, se hace relativa la contribución del referido crecimiento al bienestar de las personas.

3.1.   La poca relación entre el crecimiento del PIB y la disminución del desempleo, subempleo y empleo en el sector informal

Considerando las tasas de crecimiento de los sectores económicos que integran el PIB, se puede concluir que durante el período 1985-2018, los sectores que más contribuyeron a la generación de empleo estuvieron entre los que han tenido bajas tasas de crecimiento. El sector construcción fue el único que siendo catalogado como intensivo en trabajo tuvo la más alta tasa de crecimiento (5,59%). Otros sectores que tuvieron crecimientos importantes, como electricidad, gas y agua (5,21%), transporte, almacenamiento y comunicación (4,99%), establecimientos financieros y seguros (4,81%), extranción de minas y canteras (4,62%), se encuentran entre aquellos que se caracterizan por no ser intensivos en trabajo. Por tanto, tasas importantes de crecimiento de algunos sectores económicos, no necesariamente implicaron la generación de empleo, al tratarse de sectores no intensivos en trabajo.

En este marco, puede entenderse la ausencia de la relación inversa entre el crecimiento del PIB y la tasa de desempleo en Bolivia (Fig. 1). Solo en los períodos 1988-1991, 1998-2002 y 2014-2016, un mayor crecimiento del PIB estuvo acompañado de una disminución en el desempleo; en el resto de los años dicha relación no se presenta.

Figura 1: Crecimiento del PIB real y desempleo abierto en ciudades capitales, período 1985-2018. (p): Preliminar

Fuente: Elaboración propia, con base al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y, la Unidad de Políticas Económicas y Sociales (UDAPE).

Por otro lado, un mayor crecimiento del PIB si bien ha reducido el subempleo [1] a más de la mitad (de 20.2% en 1996 a 10% el 2017), sin embargo no ha tenido un efecto significativo en la reducción del empleo en el sector informal [2] (Fig. 2). Consecuentemente, se puede observar la poca asociación entre el aumento del PIB y la disminución del desempleo y, el aumento del PIB y la disminución del empleo en el sector informal.

Figura 2: Relación PIB y tasa de subempleo y empleo en el sector informal 1996-2017.

Fuente: Elaboración propia, con base a la Unidad de Políticas Económicas y Sociales (UDAPE).

En general, los efectos del crecimiento del PIB en el desempleo, el subempleo y el empleo en el sector informal en el país, han girado alrededor de dos explicaciones fundamentalmente, una, proveniente del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y, la otra, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). En el primer caso, con base a datos del INE, se señala que la tasa de desempleo abierto urbana en Bolivia bajó desde el año 2006, debido a las siguientes medidas:

·         La elevación del monto de la inversión pública, como consecuencia de la nacionalización de sectores claves de la economía boliviana (hidrocarburos, minería, servicios y electricidad), proceso que dió al Estado boliviano la posibilidad de poder contar con más recursos, los que se canalizaron a través de la inversión pública.

·         La creación de un clima económico favorable en el país, al que contribuyeron factores como la estabilidad económica y el crecimiento sostenido del PIB. Este clima favorable habría incentivado la apertura de nuevas empresas en el país, con la consiguiente generación de nuevas fuentes de empleo, que habría ayudado al descenso de la tasa de desempleo.

·         La canalización de recursos al sector productivo desde el Banco de Desarrollo Productivo (BDP-estatal), para áreas como la producción de alimentos, textiles, artesanía y metalurgia, que habrían permitido crear fuentes de empleos directos e indirectos.

·         Programas especiales para la creación de fuentes de empleo, como “Mi primer empleo digno”, que comenzó en septiembre de 2008 y continúa vigente, que en su fase piloto habría logrado beneficiar a más de 2.500 jóvenes de entre 18 y 25 años de edad.

Según el CEDLA, el descenso del desempleo fue menor que el señalado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Con base a una encuesta realizada en el eje troncal del país, el CEDLA (2014) [3] señala, que el 65% del empleo generado pertenecería al sector informal y el 35% al empleo formal, del cual el Estado sólo habría generado el 9.6 % y el sector privado el 22%.

El referido 65% de empleo informal correspondería a personas ocupadas en actividades caracterizadas por el trabajo por cuenta propia y trabajo independiente. Consecuentemente, se tratarían de empleos precarios, es decir, gente ocupada en empleos inestables, con remuneraciones bajas y empleos desprotegidos (empleos de baja calidad) y, por tanto, sin beneficios sociales ni aportes a las administradoras de fondos de pensiones (AFP). La precariedad incluso habría llegado al sector formal [4] .

De este modo, en el marco de lo explicado anteriormente, se debe comprender también las características de la poca relación del crecimiento del PIB con la tasa de desempleo y el empleo en el sector informal.

De lo abordado anteriormente, es posible señalar en el país el problema no solo está en la poca relación entre el crecimiento del PIB y la disminución del desempleo y el empleo en el sector informal, sino en el empleo de baja calidad y productividad. La gente está empleada mayoritariamente en el sector informal en el que tiene una baja productividad, lo que significa que gana poco o que tiene salarios muy bajos.

La descripción de la anterior situación tiene implicaciones importantes a nivel del acceso económico a los alimentos por parte de los bolivianos. Si bien a través del crecimiento del PIB y de los diferentes sectores económicos se puede estar contribuyendo a la oferta de alimentos (dimensión disponibilidad de la seguridad alimentaria), se dificulta acceso económico a los alimentos (dimensión acceso de la seguridad alimentaria). En otras palabras, las personas que se encuentran en situación de desempleo, subempleo y empleo en el sector informal, al no tener fuentes de ingreso, o tener ingresos bajos, verán afectado su acceso a los alimentos y, por ende, se afecta a su bienestar bajo perspectiva de denominado vivir bien, expresión entendida como el acceso y disfrute de los bienes materiales (Ministerio de Planificación del Desarrollo, 2006: 10).

3.2.  La inflación de precios alimentarios: otro obstáculo para el acceso económico a los alimentos

El valor del dinero está determinado por su poder adquisitivo, es decir, por la capacidad que tiene para comprar bienes y servicios. Consecuentemente, el valor es afectado cuando hay variaciones en los precios, aumentado cuando los precios bajan (aumenta su poder de compra) o disminuyendo cuando los precios suben (disminuye su poder adquisitivo). Para reponer la pérdida del valor del dinero, debido a un aumento en los precios de bienes y servicios, los diferentes gobiernos de nuestro país han recurrido a reajustes de sueldos y salarios según la tasa de inflación de bienes y servicios (inflación general acumulada), no así a la tasa de inflación correspondiente solo a los alimentos y bebidas, aún cuando la mayor parte de la población obtiene ingresos bajos, del que destinan un mayor porcentaje al gasto en alimentos (Jaramillo, 2009; Gonzales, 2015).

De esta manera, en nuestro país se ha hecho una tradición que los denominados incrementos salariales anuales se realicen considerando la tasa de inflación general acumulada (anual), en el que el rubro alimentos y bebidas tuvo una ponderación decreciente en el tiempo (de 49,10% en el IPC base 1991 a 41,89% en el IPC base 2016).

En la Figura 3 se describe el comportamiento de la tasa de inflación general y de la tasa de inflación de alimentos y bebidas, considerando el período 1994- 2018. En los 25 años de referencia, la tasa de inflación general acumulada alcanzó 133.80% y la tasa de inflación de alimentos y bebidas acumulada fue del 269,07%, es decir, esta última estuvo 135,27% por encima de la tasa de inflación general. A pesar de las anteriores diferencias sustanciales entre las tasas de inflación general acumulada y de alimentos y bebidas acumulada, el indicador de referencia utilizado para los determinar los incrementos salariales fue el primero.

En este sentido, en la Figura 3 se observa también que el porcentaje acumulado del incremento salarial (promedio) durante los 25 años llegó a 179,03%; si bien fue mayor respecto a la tasa de inflación general acumulada en 45,23%, al mismo tiempo fue significamente menor respecto a la tasa de inflación de alimentos y bebidas acumulada (en 90,04%). Solo en los períodos 1996-2002, 2006 y 2009, el incremento salarial estuvo por encima de los dos tipos de inflación referidos; en el resto de los años si bien hubo incrementos salariales por encima de la tasa de inflación general, la característica general fue que estuvo por debajo de la tasa de inflación de alimentos y bebidas.

Figura 3. Tasa de inflación general, tasa de inflación de alimentos y bebidas e incremento salarial en Bolivia, período 1994-2018.

Fuente: Elaboración propia, con base al Instituto Nacional de Estadística (INE) y a la Gaceta Oficlal.

Lo anterior, desde el punto de vista del valor del dinero, significa que con los incrementos salariales (promedio) otorgados, solo en escasos períodos (1996-2002, 2006 y 2009) se preservó y aumentó el poder adquisitivo de los sueldos y salarios, precisamente porque los refereidos aumentos salariales estuvieron por encima de la tasa de inflación general, así como de la tasa de inflación de alimentos y bebidas. En la mayor parte del resto de los años, los incrementos salariales no compensaron la pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y salarios, si se considera la tasa de inflación de alimentos y bebidas. Si bien el salario mínimo se incrementó de manera importante (de USD 40.43 en 1994 a USD 296 en 2018), ello no fue suficiente para afrontar la inflación de alimentos y bebidas, afectando de forma negativa el poder adquisitivo fundamentalmente de los hogares de bajos ingresos, cuya población destina la mayor parte de estos alimentos.

De esta manera, el incremento de los precios de los productos alimenticios ha incidido de forma negativa en el poder adquisitivo de los hogares bolivianos de bajos ingresos (población desempleada, subempleada y empleada en el sector informal), lo que ha afectado el acceso económico a los alimentos y, por ende, al denominado vivir bien.

3.3.  La pobreza y la desigualdad: otros obstáculos para el acceso económico a los alimentos

La pobreza es un escenario en el que las personas están en situación de carencia, lo que les dificulta alcanzar los niveles de bienestar que se consideran mínimos según criterios estandarizados, siendo el más estricto el alimentario. La medición de éste consiste en establecer, a partir de los ingresos, si los hogares tienen la capacidad de satisfacer por medio de la compra de bienes y servicios, un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias (alquiler de vivienda, educación, salud y servicios básicos) (Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, 2013: 157).

Para abordar la pobreza se recurre a los indicadores incidencia de pobreza moderada [5]  e incidencia de pobreza extrema [6] .  En el primer caso, alcanzó al 34,60% de la población el 2018, disminuyendo en 26% respecto al año 2005 y en 30,19% en relacioón con 1996 (Fig. 4). La incidencia de pobreza extrema alcanzó al 15,20% de la población el 2018, registrándose una reducción significativa de 23% respecto al 2005 y de 26% con relación a 1996. Es decir, durante el Estado plurinacional (2006-2018) hubo disminuciones significativas en la pobreza moderada y más aún en la pobreza extrema, mucho mayores que durante parte del período correspondiente al Estado neoliberal (1985-2005), lo que aumentó las posibilidades de acceder a mayor consumo de alimentos.

Figura 4. Crecimiento del PIB real, incidencia de pobreza moderada e incidencia de pobreza extrema, período 1996-2018. (p): Preliminar

Fuente: Elaboración propia, a partir de información de la Unidad de Análisis de Políticas Económicas y Sociales (UDAPE) y el Banco Central de Bolivia.

Relacionando la situación de la pobreza en Bolivia con las tasas de crecimiento del PIB, se puede señalar que los crecimientos importantes que tuvo la producción en el país, particularmente del 2006 al 2018 (promedio 4,87%), han estado acompañados de disminuciones significativas en la incidencia de pobreza moderada y sobre todo en la incidencia de pobreza extrema.

¿Cuáles fueron los factores y/o políticas que explican las reducciones importantes de la incidencia de pobreza moderada e incidencia de pobreza extrema en Bolivia, sobre todo durante el período 2006-2018? Según el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (2013: 158), a partir del 2007 se observaron avances importantes en la reducción de la pobreza moderada y extrema en Bolivia, como resultado de diferentes factores y políticas, entre los cuales se señala el incremento de los ingresos de los hogares que provienen de fuentes laborales, el bajo incremento de precios de alimentos en el área rural y la política de transferencia de recursos a la población vulnerable, a través de la creación de programas sociales como el bono Juancito Pinto (2006), la Renta Dignidad (2008) y el bono Juana Azurduy (2009). Estas políticas incidieron no solo en la reducción de la pobreza, sino también en la reducción de la desigualdad del ingreso.

En el caso de la desigualdad en la distribución del ingreso, medido por el coeficiente de Gini [7] , se observa una disminución importate entre 1989 y 2018. El referido indicador, que el año 1989 fue menor (0,50) respecto al 2005 (0,60), disminuyó al 2018 a 0,44, es decir, la desigualdad en la distribución del ingreso que existía en 1989, a nivel del conjunto de la población boliviana, se redujo para el 2018.

Por tanto, no sólo los indicadores de pobreza registraron caídas, la desigualdad en la distribución del ingreso (medido por inficador Gini), también se redujo en los últimos años, por políticas públicas orientadas a la redistribución de ingresos que favorecieron una distribución más equitativa de los ingresos. Las medidas que permitieron las anteriores reducciones fueron las transferencias condicionadas en efectivo (bono Juancito Pinto, 2006; la Renta Dignidad, 2008; el bono Juana Azurduy, 2009) y el gasto social de la administración central (constituido por vivienda y servicios comunitarios, salud, educación y protección social).

Consecuentemente, la reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso, afectó de manera positiva al acceso económico a los alimentos, considerando que estratos de población de menores o bajos ingresos mejoraron su participación del ingreso total del país y, por ende, aumentan sus posibilidades de acceder a mayor consumo de alimentos.

 

4.    Conclusiones

Históricamente, tanto en el denominado Estado neoliberal (1985-2005) como durante el Estado plurinacional (2006-2018), algunos indicadores macroeconómicos, como el desempleo, el subempleo, el empleo en el sector informal y la tasa de inflación de alimentos y bebidas, han afectado de manera negativa al acceso económico a los alimentos (dimensión acceso de la seguridad alimentaria). En los primeros tres indicadores, se ha evidenciado que los mayores crecimientos del PIB no necesariamente han estado acompañados de disminuciones en el desempleo, el subempleo y el empleo en el sector informal.  Asimismo, la tasa de inflación de alimentos y bebidas, sobre todo en el período correspondiente al Estado plurinacional, ha afectado de forma negativa al acceso económico a los alimentos, considerando que los ajustes salariales (promedios) han estado por debajo del referido indicador, es decir, ha disminuido el poder adquisitivo o valor real del dinero, sobre todo de sectores de población con bajos ingresos, los que destinan altos porcentajes de sus ingresos para el gasto de alimentos.

Por otro lado, las disminuciones significativas de otros indicadores macroeconómicos, como la incidencia de pobreza moderada y la incidencia de pobreza extrema, han afectado de forma positiva al acceso económico a los alimentos de la población boliviana, principalmente durante el período correspondiente al Estado nacional productivo. A lo anterior, se debe añadir que la mejora en la distribución del ingreso a nivel de la población boliviana (medido con indicador Gini), también tuvo un efecto positivo en el acceso económico a los alimentos. La disminución de los anteriores indicadores macroeconómicos se debió a las políticas públicas relativas a las transferencias condicionadas en efectivo y al gasto social de la administración central.

De esta manera, los grupos de población que se encuentran en situación de desempleo, subempleo y desempleo en el sector informal, han sido afectados negativamente en el acceso económico a los alimentos. Asimismo, los grupos de población que destinan altos porcentajes de sus ingresos a los alimentos y cuyos ajustes salariales se realizan con base a la inflación general, también fueron afectados negativamente en el acceso económico a los alimentos. Otros grupos de población que salieron de la pobreza extrema y/o de la pobreza moderada, mejoraron su situación de acceso económico a los alimentos. Consecuentemente, los indicadores macroeconómicos analizados, se han constituido históricamente en determinantes del acceso económico a los alimentos para la población boliviana.

 

5.    Hallazgos

La relación negativa o inversa entre el PIB y el desempleo (Ley de Okun [8] ),  no se presenta en el caso de nuestro país, es decir, el crecimiento del PIB que debería ir acompañado de una disminución en la tasa de desempleo, está ausente en el período estudiado.

Relacionado con la Ley de Okun, en nuestro país tampoco un aumento en el PIB ha estado acompañado necesariamente de una reducción en el subempleo y sobre todo el empleo en el sector informal.

Las ausencias de las anteriores relaciones inversas o negativas, hacen que el desempleo, el subempleo y el empleo en el sector informal, se constituyan en determinates estructurales del acceso económico a los alimentos, lo que demandaría también políticas públicas de carácter estructural, para que los grupos de población que se encuentran en las referidas categorías de desempleo tengan posibilidades de acceder económicamente a los alimentos.

 

Notas

[1] El subempleo, que puede ser entendido como empleo inadecuado e improductivo, se caracteriza por el trabajo en jornadas cortas y/o la percepción de ingresos bajos. Para la estimación del subempleo se analizan las jornadas y los ingresos laborales; en el primer caso, se denomina subempleo visible o por horas y, en el segundo caso, subempleo invisible o por ingreso. Son subempleados visibles los ocupados que trabajaron menos de 40 horas y deseaban trabajar horas adicionales y no pudieron hacerlo por problemas de mercado (no consigue otro trabajo, falta de clientes, pedidos, financiamiento y falta de insumos, materia primaria o maquinaria) y son subempleados invisibles los ocupados que percibian un ingreso menor al costo de una canasta básica alimentaria dividida entre el número de perceptores del hogar(http://www.udape.gob.bo/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=38).

[2] El sector sector informal incluye trabajadores del sector semiempresarial (asalariados, patrones, socios o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en empresas o instituciones donde trabajan menos de cinco personas) y sector familiar (trabajadores cuenta propia y trabajadores familiares). No incluye servicio doméstico (http://www.udape.gob.bo/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=38).

[3] Ampiaciones en: http://www.cedla.org/content/43776; http://eju.tv/2013/08/tasa-de-desempleo-en-bolivia-se-mantiene-en-8/#sthash.MqlHt1jB.dpuf; www.erbol.com.bo.

[4] El sector formal incluye trabajadores del sector estatal (asalariados que trabajan en el sector público) y sector empresarial (asalariados, empleadores, socios o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en empresas o instituciones donde trabajan 5 o más personas). No incluye servicio doméstico (empleadas de hogar) (http://www.udape.gob.bo/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=38).

[5] Porcentaje de la población que se encuentra por debajo de la línea de pobreza, que es calculada en función a un ingreso de USD 2, requerido para satisfacer las necesidades básicas (UDAPE).

[6] Porcentaje de la población cuyo ingreso total es tan bajo (USD 1), que aún destinándolo exclusivamente a la alimentación no llegará a satisfacer los requerimientos nutricionales mínimos (UDAPE).

[7] Este indicador permite hacer una medición de la desigualdad entre todos los individuos. Su valor varía entre cero y uno, y cuando más desigual es la distribución de los ingresos, mayor es el coeficiente (Alarcón, 2001: 10-11). Para el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (2013: 159), el coeficiente de Gini es un indicador de desigualdad de ingresos que oscila entre 0 y 1, donde 0 representa perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 representa perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás nada).

[8] En honor a Arthur Okun, que fue primer economista que estudió la relación negativa o inversa entre el aumento del PIB y la disminución del desempleo.

 

Referencias

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