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Revista Jurídica Derecho

Print version ISSN 2413-2810

Rev. Jur. Der. vol.11 no.17 La Paz Dec. 2022

 

RESEÑAS

 

Diego Andrés Chávez Rodríguez1
Ironía On. Una defensa de la conversación
pública de masas, de Santiago Gerchunoff.
Anagrama, 2019

 

 


 

 

En el libro Ironía On. Una defensa de la conversación pública de masas –escrito el año 2019–, Santiago Gerchunoff2 parte recordando que la voz de la ironía está omnipresente desde 1990 (aproximadamente) a partir de la lógica televisiva y publicitaria de la cultura de masas (p. 11)3.

Este escenario, advierte, es donde en los últimos años aparece un malestar melancólico contra la ironía de parte de nuevos conservadores que, al parecer, buscan reponer una época donde ésta sea la excepción y no la regla de los intercambios lingüísticos. En este escenario surge la idea de una ironía nociva de las redes sociales digitales, que es tóxica para la salud de la democracia (p. 14).

Hay en esta crítica un mito del paraíso perdido donde habría existido una “esfera pública racional y sin mentiras” (p. 17). En este contexto, el autor define a la conversación pública de masas como la multiplicación de conversaciones más o menos públicas producidas por la implantación universal de los medios conversacionales digitales (p. 18) y que, según las críticas, se convertiría en una supuesta fuente degradación cultural democrática y política (p. 19).

Ante este contexto, Gerchunoff sostiene que el malestar con la ironía y la transformación de la conversación pública en una experiencia de masas es el territorio que pretende explorar en las páginas el libro (p. 20). Para cumplir esto, parte por la concepción inicial de la ironía, la cual fue originalmente una herramienta oral de uso cotidiano en el contexto de la conversación pública en la ciudad antigua (p. 21). El término eironeia proviene del teatro antiguo, y no se refiere a un recurso estilístico del autor de una obra, sino al carácter de uno de sus personajes: el eiron. Entonces, la ironía se define originalmente de un modo pragmático y contextual más que conceptual, la ironía es lo que hace el eiron que es desenmascarar a su antagonista, el alazon, quien se presenta como sabio y poderoso (pp. 21-22).

En síntesis, en su origen, la ironía consiste en desenmascarar a un charlatán; no obstante, esto requería una estrategia particular: ostentar humildad e ignorancia, dejar que el otro (el alazon) hable, hacerse pasar incluso por más tonto y, en el momento justo, dar un golpe de efecto sutil y aparecer como triunfante frente a la jactancia y el falso saber de ese antagonista (p. 22).

Así, son tres los rasgos básicos valiosos para analizar la escena de la disputa oral pública entre el eiron y el alazon (pp. 24-26):

1)   La ironía es humilde: el eiron es distintivamente un personaje que refleja humildad.

2)   La ironía es reaccionaria: el eiron necesita de un adversario discursivo, el alazon, y es reactiva porque solo sabe contestar, no habla antes que ese otro.

3)   La ironía es política: es una práctica que se desarrolla en la conversación publica; entonces, si la democracia es el espacio donde existe libre conversación entre iguales, la ironía es una herramienta política antes de ser un tropo literario.

En síntesis, el origen de la ironía se circunscribe a la necesidad de situarnos en las disputas orales y públicas de las ciudades antiguas, donde la ironía aparece con características de humildad, reaccionaria y política, elementos estos que son profundizados en el transcurso de los siguientes tres capítulos del libro.

Bajo este contexto, entender la presencia de la ironía en nuestra época, según el autor, requiere tomar en cuenta tres factores importantes (pp. 63-64):

1)    Público ya ironizado por la cultura de la televisión: un conjunto de personas que están en un espacio de ironías, aunque aún de modo pasivo y no interconectado.

2)    Democracia representativa como dispositivo irónico: forma de gobierno que es un sistema que constituye la institucionalización del escepticismo y tiene como núcleo la conciencia de la contingencia.

3)    Masificación de la conversación pública como multiplicación de las reacciones irónicas: a mayor cantidad de conversaciones, mayor cantidad de discursos, identidades y opiniones cruzadas.

En este escenario, Gerchunoff sostiene que la ironía se expande en la conversación pública de masas, pero como un antídoto, no como una enfermedad, es un reactivo asociado a la expansión de las jactancias de la época, una serie de desfiles de pretensiones y discursos más o menos dogmáticos (pp. 65-66).

A pesar de esto, los nuevos conservadores, contrarios a la expansión de la ironía, sostienen que la relación de ésta con las faltas a la verdad en la esfera pública se basa en dos líneas contradictorias (pp. 66-68):

1)   Miedo a las masas y su falta de jerarquías meritocráticas, donde la masa tiene un poder caótico e irracional.

2)   Temor a que los políticos y los gobiernos, mediante noticias falsas, así como el manejo de datos y algoritmos de gigantes de internet, influyan impunemente en el comportamiento de la masa.

Existen, entonces, nuevos conservadores que añoran un orden pulcro imaginario que guarda relación con la verdad; sin embargo, como bien señala el autor, “el fundamento de la conversación pública no es la verdad, sino la democracia” y, por ello, resalta que no hay una lista de temas que son relevantes de verdad, sino que es el interés de la ciudadanía el que define qué llega a ser de tratamiento público y sobre lo cual vale la pena conversar (p. 71).

Ante esto, el autor afirma que “la práctica de la ironía es una de las mejores pruebas de la rica equivocidad del lenguaje”, y que, por tanto, todas las reacciones contra ella provienen de la búsqueda de un régimen de verdad objetiva, por lo que este anhelo de una autoridad lingüístico-ética refleja la pretensión de establecer qué, quién y cómo se puede decir algo en público, es decir, es la imposibilidad de soportar la democracia (pp. 74-75).

Santiago Gerchunoff concluye aseverando que la ironía es una habilidad que juega con la ambivalencia de los contrarios, por ejemplo, hace aparecer al humilde a través del vanidoso y al sabio mediante el ignorante (p. 76).

En síntesis, el libro Ironía On se constituye en una interesante reflexión y reivindicación sobre el rol que juega, hoy en día, la ironía en un escenario plagado de la multiplicación de espacios discursivos que, más allá de las críticas existentes, pueden constituirse en un espacio de ampliación democrática; es decir, es un texto que busca cuestionar las críticas que se hace a la democratización de la conversación pública a partir del pretexto de los temores en torno a la pérdida de las características centrales de la naturaleza del lenguaje.

 

Notas

1 Politólogo e investigador.

2 Nació en Buenos Aires (Argentina) el año 1977 y desde 1997 vive en Madrid. Es doctor en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.

3 Todas las referencias a los números de página corresponden al libro que es reseñado en este texto.