SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número21Reflexiones sobre el origen de la violencia sexistaCatre de Fierro de Alison Spedding índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura

versión impresa ISSN 2306-8671

Rev. aportes de la comunicación  no.21 Santa Cruz de la Sierra oct. 2016

 

ENSAYO

 

El hombre a la razón y la mujer al corazón: el sexo y el género según Immanuel Kant

 

Men are to reason what women are to heart: Gender and Sex according to Inmanuel Kant

 

 

Isabel Gamboa

Universidad de Costa Rica
isabelgamboabarboza@gmail.com

San Pedro de Montes de Oca - Costa Rica

Fecha de recepción: 13 de septiembre de 2016
Fecha de aceptación:
10 de noviembre de 2016

La autora declara no tener conflictos de interés con la Revista APORTES.

 

 


Resumen

Este ensayo tiene como objetivo discutir acerca del pensamiento del filósofo Immanuel Kant, sobre el papel de las mujeres en el ejercicio de la vida. Tras el análisis de varias de sus obras, podemos concluir que, para el filósofo, las mujeres, a diferencia de los hombres, tienen una débil inclinación a las pasiones, por lo cual es conveniente que permanezcan entre ciertos límites dentro de la casa; específicamente, ocupándose de los oficios domésticos. Así, la importancia de este ensayo radica en que examina, críticamente, algunas de las categorías ontológicas y epistemológicas de la filosofía occidental, que se mantienen vigentes y justifican una clasificación de las mujeres como menores de edad sujetas a una tutela permanente.

Palabras claves: Sexo, género, filosofía, pasiones, responsabilidades.


Abstract

The objective of this essay is to discuss philosopher Immanuel Kant's thoughts on the role of women in the exercise of life. After the analysis of many of his works, we can conclude that, for this philosopher, women, in contrast with men, have a weakness for passions; therefore, it is convenient that they remain within certain limits within the home, specifically occupying themselves with domestic tasks. Thus, the importance of this essay lies in its critical examination of some of the ontological and epistemological categories of western philosophy, which continué to be accepted and justify a classification of women as underage and subject to permanent guardianship.

Key words: Sex, gender, Philosophy, passions, responsibilities.


 

 

Introducción

Doy por sentado que toda persona instruida sentirá cierto interés por la vida privada de Emmanuel Kant, aunque le hayan faltado afición u oportunidad para conocer sus ideas filosóficas. Con esa contundencia inicia Thomas de Quincey (2004) su relato biográfico literario sobre el filósofo, quien, continúa hoy llamando la atención de la gente -no sabremos nunca si a su pesar- también por su personalidad.

Descrito generalmente como un hombre mordaz, brillante, generoso y excéntrico (Cas-sirer, 2003; De Quincey, 2004), Kant tenía sus ideas respecto a cómo eran las mujeres y cómo eran los hombres y sobre la finalidad de la práctica sexual entre ambos.

La mayoría de sus pensamientos al respecto testimonian una paradoja pues revelan a un Kant alejadísimo de ese crítico transformador de ideas que fue frente a otros temas, y lo exponen como otro conservador más que respondía a las representaciones tradicionales de la época.

Para demostrar lo anterior desarrollaré dos secciones acápites. En el primero, explico que para Kant las mujeres se correspondían más con lo afectivo e instintivo y los hombres con la razón. En el segundo, argumento que para el filósofo el sexo era algo así como un instrumento un tanto molesto del que los hombres debían servirse con fines morales. De ambos apartados, derivo algunas interrogantes con el interés de que la discusión quede abierta.

 

Unos pocos ilustrados, muchas de ellas perezosas

Después de todo, como dice uno de los biógrafos de Kant, es mejor aceptar que todo sistema filosófico lleva aparejada la subjetividad de quien lo escribe que negarlo, e introducir eso furtivamente (Cassirer, 2003). Aquí propongo echarle un ojo a dicha subjetividad con respecto a un paradigma sexual, de masculinidad y de feminidad.

Se dice que Kant fue educado en un ambiente religiosísimo y especialmente severo (Kuehn, 2001), no sabemos si por su madre, Anna Regina Reuter, por su padre, Johann Georg Kant, o peor aún, por ambos.

El caso es que en consecuencia el hijo -que luego sería el filósofo- resultó ser un hombre también muy severo, sobre todo con las mujeres, hacia quienes sentía una gran inquietud, inquietud que mermaba cuando ellas estaban dentro de una cocina (De Quincey, 2004). Dicho brutalmente: a Kant solo le gustaban las mujeres con un delantal en el pecho y una sartén en la mano. Según de Quincey (2004), Heilsberg, coterráneo de Kant, asegura que el filósofo no era un gran admirador del "sexo femenino" y que pensaba que solo debían ser respetadas dentro de la casa, precisamente en la cocina; su discípulo Borowski, también citado por de Quincey (2004), refiere que Kant no permanecería cerca de una mujer que le hablase de algo más que de asuntos domésticos.

Pese a lo anterior, no se puede asegurar que Kant fuera el misógino más despiadado, sencillamente porque hubo -y habrá aún- otros filósofos, como diría Cantinflas, más peores. Pero, sí ejerció una misoginia que lo inhabilitó para cuestionarse lo que otra gente ya se cuestionaba1 y se conformó con la idea de que, digámoslo directamente, las mujeres eran moralmente inferiores a los hombres. Pienso que no es exagerado afirmar que a Kant su desprecio hacia las mujeres le arrebató una parte de su inteligencia.

Aunque Kant (1784b) convocó a toda esa impredecible especie -es decir, tanto a mujeres como a hombres- para que se liberaran de las ataduras de la minoría de edad, lo hizo teniendo en consideración el hecho de que algunos hombres (algunos aunque en el fondo sean muchos los que, según Kant, no están llamados a ser ilustrados) y todas las mujeres, tendrán por peligrosa dicha independencia.

Para el filósofo, todas las mujeres, y algunos hombres, serían más maleables a dejarse infundir temor, y más víctimas de la cobardía y la pereza, al punto de que esto les impediría hacer un uso del propio entendimiento. También para él, dicha sumisión era aceptada no sin cierto grado de complacencia, originada en la disposición que tienen las personas a la obediencia (Kant, 1784b).

De esta manera, Kant llamaría a las mujeres a salir de esa minoridad de edad pero manteniendo intacto un concepto de razón asociado al de progreso y masculinidad (Seidler, citado por Tommasi, 2002). Una razón que ocasionó en él una verdadera obsesión por hallar los criterios que regularan su uso legítimo (Amorós, 1991) que, como veremos más adelante, estaba asociado al control del sexo como herramienta de superación del hombre. Así, aunque las llama -a las mujeres-, en el acto las expulsa, al entender como razón algo particularmente masculino. Es entonces, el llamado de Kant a las mujeres, un llamado esquizofrénico.

El modo en que Kant concibió a los hombres y a las mujeres se entiende mejor si recordamos que él incluía como una condición para llegar a la ilustración individual, la desvinculación de las pasiones y la sujeción al gobierno racional de sí mismo. Les recuerdo que, al mismo tiempo, dicha explicación, limitaba a las mujeres al primer orden y a los hombres al segundo. Entonces, la racionalidad en Kant sería una que para Amorós (1991), conllevaba una sinrazón que encubría los deseos de dominio sobre las mujeres.

El sino de las mujeres, en la versión kantiana del mundo, es pertenecer al reino de las pasiones y de lo bello, ser, podría decirse, un valor de cambio en el mercado de la carne. Eso sí, mientras aguantara el cuerpo, es decir, hasta que la mujer se hiciera vieja y pudiera, entonces y no teniendo nada más que ofrecer, sustituir la belleza por el saber y trasladarse al reino de lo sublime donde eventualmente obtendría el respeto debido a su nueva posición (Tommasi, 2002).

Mientras las mujeres estarían de ese lado -el de la inclinación- para Kant, los hombres, o lo masculino, estaría del lado de la razón, única vía para el engrandecimiento moral, y por lo tanto, para el progreso de la humanidad.

Lo anterior no niega que para él las mujeres y los hombres tuvieran la misma naturaleza racional pero la diferencia viene dada en su uso. Esto puede ilustrase con su idea del matrimonio2 visto por él como un vínculo que por naturaleza debe fundarse sobre el sometimiento de una de las partes, para evitar la existencia de una rivalidad inadmisible (Tommasi, 2002).

Aparentemente, a Kant la humanidad en general no le inspiraba mucho ánimo, pues se refirió a las personas como acaparadoras, envidiosas, insaciables, vanidosas y hechas de una madera retorcida, pero fue bastante más duro cuando se trataba de las mujeres en particular: "Las mujeres cultas, utilizan los libros poco más o menos como el reloj, que llevan para que se vea que lo tienen, aunque de ordinario esté parado o no vaya con el sol." (Kant, 1798, p. 125). Es alentador saber que pocos hombres hoy se atreverían a decir semejante ruindad, pero impresiona considerar que quizá muchos aún piensen algo como eso.

 

La irremediable y trágica necesidad del sexo

Como adelantándose al repelús que le tenía Schopenhauer a las mujeres y al sexo, Kant elaboró un argumento según el cual las mujeres, teleológicamente hablando, estaban estrechamente vinculadas a la reproducción biológica de la humanidad3.

Para él (1784a) el sexo, o "amor sexual" era, según su metáfora un poco cursi, similar al florecer de las plantas. El filósofo no podía imaginar al sexo separado de algún fin que, en su caso y de acuerdo a la tradición cristiana, siempre fue el de la reproducción en el contexto del matrimonio.

Ni sexo, ni amor, ni matrimonio eran para Kant la cosa novelesca que serían un siglo después en la figura del amor romántico4. Al contrario. A pesar de que Kant intentó esterilizar el sexo vinculándolo con el amor, esto no se tradujo en romanticismo y más bien manifestó una concepción mecanicista y utilitarista del mismo. Por ejemplo, al matrimonio lo describió como un contrato donde se da un uso mutuo de los órganos sexuales de dos individuos." (Kant, 1873). Además aseguró que sin el intercambio facilitado por el matrimonio, el sexo sería como un acto de canibalismo (Kant, 1873).

Este pensamiento sobre las mujeres y sobre el sexo, no tenía nada de nuevo entonces, ni tiene nada de nuevo ahora. Deriva de una vieja tradición médica y filosófica que ha vinculado maliciosamente a las mujeres con su biología y con su capacidad reproductora, ligando, como dice Puleo (1992), el papel sexual de la mujer a la imposibilidad de adquirir la misma responsabilidad que el hombre.

Así, en Kant (1784a) existe una dupla, integrada por la mujery el sexo, que marca el camino de la sobrevivencia humana. Desde un enfoque instrumentalista, para él, el "amor sexual" es un escalón más en la formación de su humanidad en tanto el hombre, originalmente, está dado a depender del cuidado materno del que, posteriormente, se ve librado en su época de adultez, durante la cual es puesto en pareja con una sola mujer con el fin de poder procrear. Así, la unidad familiar permitiría la descendencia humana.

La mujer sería el medio, y el sexo en matrimonio el escenario, para que el hombre pudiera prosperar en su humanidad. Después, filósofos como Schopenhauer llevarían al extremo esta lectura del matrimonio y del sexo, planteando que el primero es el origen de la desdicha y que el segundo siempre termina en algo desagradable debido a que se practica con alguien desagradable (la mujer)5. A su vez, esta idea deviene de la representación filosófica que hace del sexo un acto en tres momentos: deseo, satisfacción y decepción de ver, al final, a la mujer al lado (Puleo, 1992).

Asimismo, y como parte de su herencia cristiana, para Kant (1784a) tanto el cuerpo como la razón están estrechamente ligados con el sexo y el comportamiento moral. Con respecto a lo primero, la disposición corporal (erguida) que origina una exhibición de los órganos sexuales, habría ocasionado el desarrollo de sentimientos de pudor.

En correspondencia con lo racional, para Kant (1784a) es precisamente debido a la existencia de la razón, con ayuda de la imaginación, que los seres humanos pueden fingir deseos más allá de los deseos surgidos por el "impulso" natural.

Según el filósofo, estos deseos (que no son más que la arcaica concupiscencia6 católica) estarían contra el hombre mismo en tanto de ella deriva un "enjambre" de inclinaciones superfluas (porque no sirven para procrear) y antinaturales que constituyen la voluptuosidad7.

De ahí que establece una diferencia entre el instinto sexual humano y el animal: en el primero, éste puede ser extendido y aumentado con la participación de la imaginación8. La hoja de parra, o el vestir la desnudez, tiene la importancia de controlar esa imaginación al ocultar el objeto de deseo y lograr que la razón domine a los impulsos (Kant, 1784a).

Pero si la hoja de parra no es suficiente, se puede recurrir a la abstención, útil para dejar atrás a los impulsos y adentrarse en los ideales, o sea, para pasar del deseo animal al amor (Kant, 1784a). Así, para él, junto a la abstención, la decencia y el decoro deberían bastar para prevenir contra la desestima que surge de mostrar los órganos sexuales externos. Las tres cualidades, además, vendrían a complementar la actitud que se debe tener en busca del respeto de los otros. Abstención, decencia y decoro son fundamentos para la realización del hombre moral, teniendo en cuenta que el sexo solo puede ser reivindicado mediante el amor. (1784a).

Finalmente, deseo señalar que Kant (1784a) ubica al instinto sexual junto con el instinto de nutrición, ambos como responsables de la conservación de la humanidad. Esta idea tiene una actualización muy fuerte en varios teóricos contemporáneos nuestros, como por ejemplo Elias (1987), quien coloca al sexo y a la sexualidad como un instinto en el mismo nivel que la pulsión para alimentarse. Esto es, como necesidades para sobrevivencia de la especie.

 

A modo de conclusiones

Hablar de sexo y género en Kant puede ser un poco aburrido porque sus pensamientos al respecto no fueron nada originales. Le parece a una que está hablando, una vez más, de lo mismo. Pero precisamente por eso, por la vigencia que tiene su pensamiento en los discursos médicos, legales, educativos, filosóficos y de sentido común, habrá que seguir actualizando la crítica de sus afirmaciones. Termino con algunas preguntas que podrían hacer un poco más interesante el asunto.

Si para Kant las mujeres son más propensas a la sujeción y tienen menos valor para servirse de su propio entendimiento ¿significa que pare él estas eran un sujeto universal singular? En cambio los hombres, que según el filósofo, en su individualidad tienen mayor posibilidad de librarse de esa minoría de edad ¿fueron vistos por Kant como un sujeto universal plural?

En su separación del uso público y el uso privado de la razón ¿hubo un cálculo en Kant al dejar a las mujeres en el segundo ámbito en el cual la razón es drástica y legítimamente limitada?

¿Qué tipo de sujeto trascendental pueden ser las mujeres para Kant dado que, según él, el arraigo histórico de ellas es mucho más determinante?

Por último y considerando la filosofía kantiana ¿cuánta oportunidad tienen las mujeres de ser ubicadas y ubicarse a sí mismas, ontológicamente, en el lugar de la humanidad, de ser sujetas universales?

 

Notas

1 Por ejemplo, durante el siglo XV, Christine de Pizan, en su Epístola al dios del amor, ya había formulado críticas sobre la discriminación de las mujeres.

2 Metzger, otro conciudadano de Kant, afirmó que éste tenía una mala idea del matrimonio por considerarlo un yugo en el que nadie era feliz (de Quincey, 2004).

3 Me parece curioso citar aquí que cuando Kant muere, el médico Wilhelm Gottlieb realizó un estudio de su cráneo del que derivó, entre otros aspectos, que Kant no poseía la anatomía, en forma de dos protuberancias en la base del cráneo, que se suponía en ese momento que indicaba la existencia del instinto sexual (de Quincey, 2004).

4 La idea del amor romántico empieza a construirse, en algunos países europeos, durante el siglo XIX.

5 Por ejemplo en su libro (2007). El arte de tratar a las mujeres. Bogotá: Villegas Editores.

6 En la definición de la Real Academia Española (RAE) se dice que: En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos. Consultado en: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=concupiscencia

7 La RAE define el término como: Complacencia en los deleites sensuales. Tomado de: http://buscon.rae.es/drael/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=valuptuosidad

8 La idea del peso de la imaginación en el pecado proviene de los así conocidos padres de la iglesia.

 

Referencias Bibliográficas

Amorós, C. (1991). Hacia una crítica de la razón patriarcal. Barcelona: Anthropos.        [ Links ]

Cassirer, E. (2003). Kant, vida y doctrina. México: Fondo de Cultura Económica.

De Quincey, T. (2004). Los últimos días de Emmanuel Kant. Madrid: Valdemar.

Elias, N. (1987). El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

Kant, I. (1784a: 2006). Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de la Historia. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Kant, I. (1784b: 2007). ¿Qué es la Ilustración?. Madrid: Alianza editorial.

Kant, I. (1798:1991). Antropología en el sentido pragmático. Madrid: Alianza Editorial.

Kant, Immanuel. (1873: 2004). Principios metafísicos de la doctrina del derecho. Sevilla: Espuela de plata.

Kuehn, Manfred. (2001). Kant:A Biography. Cambridge: Cambridge University Press.

Puleo, A. (1992). Dialéctica de la sexualidad. Género y sexo en la filosofía contemporánea. Madrid: Ediciones Cátedra.

Tommasi, W. (2002). Filósofos y mujeres. Madrid: Editorial Narcea.

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons