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Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura

versión impresa ISSN 2306-8671

Rev. aportes de la comunicación  no.17 Santa Cruz de la Sierra jun. 2014

 

HOMENAJE A NICOMENDES SUÁREZ ARAÚZ

 

El amanuense de Dios (Apuntes para el olvido)

 

God's lover (Notes for oblivion)

 

 

Juan Murillo Dencker
Ensayista, gestor cultural independiente, fotógrafo y crítico literario boliviano

 

 


Abstracto

Desde la óptica de Nicomedes Suárez Araúz a través de su teoría acerca del arte, su narrativa, y su poesía se intenta ensayar una aproximación holística acerca de la obra del autor. Loén y sus escribanos como territorio apócrifo son elementos mediadores de la fabulación. Sus poemas en cuyo entorno presenta a su "patria telúrica" con especial incidencia en el Recetario Amazónico de Dios y la Estética Amnesis forman parte de un arco que sostiene el corpus literario de Suárez Araúz.

Palabras clave

Nicomedes Suárez Araúz, Amnesis, Loén, Amazonia, Amazónico, memoria, olvido, mito, apócrifo, amanuense, recetario, Juan Murillo Dencker, Bolivia


Summary

Through the lens of Nicomedes Suárez Araúz by means of his theory on art, his narrative, and his poetry, this essay attempts a holistic approximation of the author's work. Loén and its scribes as an apocryphal territory are mediating elements of fabulation. The ambience of those poems which present his telluric land with particular emphasis in Recetario amazónico de Dios and the Aesthetics of Amnesis forming part of an arc which sustains the literary work of Suárez Araúz.

Key-words

Nicomedes Suárez Araúz, Amnesis, Loén, Amazon, Amazonian, memory, forgetfulness, myth, apocryphal, amanuensis, recipe book, Juan Murillo Dencker, Bolivia


 

 

Desde la óptica del crítico literario el interés por la obra solo se entiende cuando provoca y toma al texto como un pre-texto mediador del deseo de escribir, mientras que para el gran público el texto hipnotizador es aquel que alcanza a disparar un fluido infinito de un continuum de imágenes respondiendo a la paradoja o construyendo contradicciones. Un pensador alemán sugiere que los escritores deberían hacer fotografías, mientras que un francés entiende a la imagen fotográfica como una forma que quiere significar algo —tal cual es la palabra— afirmando que esta es la fatalidad que une al fotógrafo con el escritor. A la poesía con la imagen.

Decir conocer los textos de Nicomedes Suárez Araúz es haber olvidado su lectura; la prueba clara son sus mujeres de cuerpo oscuro derrochando sombras blancas cuando señalan la proximidad de la ribera a través de sus cantos mediados entre el viento de la memoria y el río del olvido. Ahora, ¿dónde están?

El poeta responde:
"Y a la orilla del río
una mujer lava su ropa
lava su cuerpo desnudo."

"Fragosa, balbuciente,
llega la corriente y le roba
su sombra desnuda".

La obra literaria y la estética Amnesis relata una geografía conocida, sostenida por la mirada, la vista ojea al interior de los "recuerdos-olvidados" donde los senderos son relativamente desconocidos, aunque el territorio sea el mismo.

La vida está inscrita en el tiempo, pero la memoria y el olvido son componentes del caprichoso transcurrir del mismo, para ese ser que vive en el presente como el mismo ser que vivió en el pasado, el que existe en sus propios recuerdos o el que murió por el olvido, aquel ladrón de la memoria.

La obra literaria de Suárez Araúz, son tramas y texturas antes conocidas —pero— dispuestas en otro orden, en el orden de su lenguaje telúrico, ellas se ofrecen generosas ante los ojos del lector que reconoce que no conoce.

Un abanico de aparentes contradicciones alfombran un territorio donde la memoria, los recuerdos del ayer, son los caminos de regreso aún no transitados, son las historias olvidadas del futuro —como— también las futuras historias del pasado, entonces comprendemos por qué no pueden olvidarse las historias que aún no han sucedido. No es el narrador quien valida la historia, no como texto de lo imaginado, sino como elemento de lo reconocido, hay un alguien que calibra la competencia del narrador. Este alguien es definitivamente el lector.

El narrador puede ser un cronista de la historia profana, como "fiel" de la balanza que sopesa las dimensiones de la memoria y del olvido, a despecho del historiógrafo que hace ciencia rigurosa desde lo verificable, la memoria es el elemento de la narración aunque el recuerdo sea el elemento común a compartir con la historia.

El arte de narrar historias será siempre el arte de volver a contarlas, si este arte se olvida se pierden las historias, lo oralmente transmisible —como patrimonio de la épica-está vertido desde la propia experiencia para convertirse a su vez en la experiencia de los otros que la escuchan, si esta no se aparta de lo arcaico el valor intrínseco de la oralidad se empodera, así Suárez Araúz no solo supera al tiempo, sino que hace al lector cómplice de sus ficciones y espacios propuestos.

Los senderos, como una suerte de múltiples entradas, constituyen el plano general de una construcción como la que mandó construir el rey Minos, el labyrinthus. Decía Plinio que si alguna gloria se debe a esta estructura de semejante condición es al arquitecto que la imagina y diseña, pero nunca al rey.

Todos sabemos del hilo conductor que Ariadna entregó a Teseo, este sirvió para encontrar la senda de salida, una vez muerto el Minotauro. Esta historia conocida por el gran público tiene al hilo como equivalente del camino de regreso, entendido como el saber cronológico, espacio natural de los historiadores, pero nadie habló de las huellas que dejó Teseo mientras caminaba por el laberinto. Análogamente la obra poética y literaria de Nicomedes es un territorio con huellas y senderos. Loén es un mundo imaginario, sin embargo el autor se declara hijo de Loén, su región apócrifa y real, región de donde Abelardo Núñez de Arce "se ausentó en un largo viaje a España y, tras un naufragio, terminó prisionero de los aborígenes de una

isla caribeña", tal cual Nicomedes Suárez Araúz se ausentó de su natal Santa Ana del Yacuma a temprana edad. Pero la metáfora no está conectada con los autores o cronistas, va —aún— más lejos, pues según José Manuel Rodeiro es una metáfora, porque "la literatura de lasAméricas nace de los intersticios de la memoria, o sea, fundamentalmente del olvido". Y esta es la metáfora donde reside el peso específico de la obra de Suárez Araúz, allá donde la "fabulacióny la historia se entremezclan". Esto es, "donde los mitos fundacionales han creado y van creando ante el olvido".

La literatura nicomediana traza un arco que sostiene el puente entre el autor y sus lectores, sin olvidar que sin la presencia de cada una de las partes no hay arco que sostenga puente alguno. Por esta razón es necesario un acápite final para hablar de la poesía del autor sujeto de estas reflexiones literarias.

El título del texto habla del "amanuense de Dios", es decir del autor del "Recetario amazónico de Dios", entonces vienen a la memoria aquellas historias irresolutas entre Hui-dobro y Neruda, dos importantes poetas trasandinos de un país cuya extensa costa es proporcional a sus propios prestigios poéticos, pero también por sus célebres disquisiciones entre ellos, persistentes aún después de muertos.

Huidobro plantea en su "Arte poética" que: "El poeta es un pequeño Dios". Neruda, en el discurso ofrecido al recibir el premio Nobel, explícitamente sostiene que: "El poeta no es un "pequeño" dios", y continuando señala: "A menudo expresé que el mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios."

Estas contra-posiciones han generado toda una guerrilla literaria, sin embargo, allende las fronteras naturales del macizo andino donde las aguas fundan una nación, en la Amazonia, en Moxos, nace el poeta que atento escucha la voz divina, traducida en las reverberaciones de la floresta amazónica, anota la "receta del panadero", prepara y crea el poema a la sazón de su propio saber poético, para inscribir el "Recetario Amazónico de Dios" en la memoria de los tiempos. Así Suárez Araúz, amablemente —en justicia loeniana— resuelve un entuerto literario de marras, confirma aquello de los místicos cuando sugieren que el primer verso lo dicta Dios y el resto depende del poeta, o en la variante del poeta francés Paul Valéry cuando dice que: "Elprimer verso te lo da la naturaleza. Los otros van por cuenta tuya".

Nicomedes Suárez Araúz, amanuense de Dios desde su lenguaje telúrico, hace de su palabra un lenguaje universal e imprime las huellas de su ser poético en la mente de sus lectores, que ahora entienden que: "la amnesia es el caos de la memoria" cuando escribe acerca del arte del objeto perdido.

[No podría terminar este intento de ensayo literario sin referirme a la compañera de vida del poeta. El párrafo siguiente fue leído en la presentación del libro de Suárez Araúz, Loén: Un mundo amazónico olvidado/Antología de la obra loeniana y la estética Amnesis (2010); este es "un"paréntesis que abarca toda una vida...]

Kristine Marie Cummings de Suárez es el toque mágico convocante de una imagen donde un mazo de naipes ordenados en sentido ascendente o descendente, al ser barajados por las manos del prestidigitador (léase editor), estos no se desordenan, se establecen con un nuevo orden según el estado del arte. La relación entre prestigio y prestidigitador, al tener una raíz etimológica común, constituyen el aura mágica con que se viste y ordena la nueva obra. Este "saber hacer bien" de Kristine Marie es la huella visible que ella imprime a medida que leemos la antología de Suárez Araúz. El No-Yo da espacio a la aparición del Tú, mecanismos de ausencia y presencia permiten el tránsito de la función narrativa, del narrador principal a un para-narrador, figura que por justicia (loeniana) no puede ser otra que Kristine Marie, ejemplo vivo de la fascinación que se puede ejercer del Uno sobre el Otro, pues no solo estamos frente a un escritor de reconocido prestigio literario celebrado por Jorge Luis Borges, sino que estamos frente a una obra de amor construida desde las soledades compartidas. De esta manera el territorio loeniano se transforma en un espacio habitable para los agradecidos lectores.

 

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