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Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura

versión impresa ISSN 2306-8671

Rev. aportes de la comunicación  no.17 Santa Cruz de la Sierra jun. 2014

 

HOMENAJE A NICOMENDES SUÁREZ ARAÚZ

 

Elogio a las recetas encantadas de nuestro poeta Nicomedes Suárez

 

Praise to the enchanted recipes of our poet Nicomedes Suárez

 

 

Thiago de Mello
Poeta brasileño. Icono de la literatura regional panamazónica

 

 


Resumen

Prólogo poético del poemario de Nicomedes Suárez Araúz, Recetario Amazónico de Dios, escrito por el poeta brasilero Thiago de Mello.


Abstract

Poetic prologue ofthe poetry volume, God's Amazonian Recipe Book by Nicomedes Suárez Araúz, by the Brazilian poet Thiago de Mello.


 

 

Con húmedas palabras que aprendí
en el silencio mojado de las honduras
del río que me lleva desde la infancia,
cantando voy a llegar a Santa Cruz,
— "bella tierra de mi corazón" —
que llorando dejé, el tiempo del amor no pasa,
solo para abrazarte, Nicomedes,
poeta amado, hijo de la floresta.

Es preciso contar, mejor cantar
abril ya viene, el bien que nos hiciste
con tus recetas encantadas
de lo que nutre la floresta y el propio pueblo
que vive en ella y de ella. Dios tuvo a bien
decirte de que están hechas,
confiando en el poder del corazón
de tu inteligencia imaginaria.

Tú, Nicomedes Suárez-Araúz,
poeta de nacimiento, con amor,
y el fulgor musical, canto de ave
,
de tus versos, más que crear,
fundas nuestra propia explicación,
una verdad real, y al mismo tiempo,
un lenguaje inefable, alimentado
de sol y sombra, agua y madera, nube y
laja, el gajo duro de un relámpago;

de un descanso de cuatrocientos años
solo para descubrir en la mandioca
la fiesta de la harina, el chocolate
espeso de la noche,
la luz del alba.
Verdad adormecida en una tajada
de silencio, sueño inacabable
de un río partido en rodajas;
con dos yemas de un sol tardío,

cien leguas de selva más la corteza
de pueblos circundantes,
con el gusto
del sueño que Orellana grabó en el agua
en mil quinientos cuarenta y dos,
un año que alimenta a nuestro tiempo.

Tú nos enseñas a atravesar milenios
(en la tierra estrellas y árboles en el cielo)
y regresar trayendo el amanecer
de un nuevo día rasgando la oscuridad
para conocer la voz de la primavera

y deletrear las sílabas del viento.
Plantas con el don de dar, como la floresta
nos entrega secretos escondidos
y riquezas ignoradas que esperan,
como la hierba de la noche espera el rocío,
el merecido amor de quien trabaja.
Descubriste que la tinta del escritor
de la floresta puede grabar en el cielo
una bandada de buitres que limpiarán
de carne los esqueletos de los días.

Guarda el abrazo, Poeta, el mío y el de los niños
por nacer en las riberas
para donde regresaré. Voy llevándote.
Siempre a tu lado estoy cuando te leo:

Hilos de agua, hijos del agua,
que caen sobre el polvo,
arcilla viva somos para nunca separarnos jamás.
Aunque no exista distancia entre nosotros
y las aves que mueren en la noche.

Versos que traduje para inflamar
la fragua de la esperanza boliviana.

 

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