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Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura

versión impresa ISSN 2306-8671

Rev. aportes de la comunicación  no.17 Santa Cruz de la Sierra jun. 2014

 

HOMENAJE A NICOMENDES SUÁREZ ARAÚZ

 

Los orígenes del Recetario amazónico de Dios: Sincronismos que develan al pasado

 

The Origins of god's amazonian recipe book: Synchronisms that reveal the past

 

 

Kristine Marie Cummings de Suárez
Historiadora del Arte, editora de libros, esposa de Nicomedes Suárez Araúz

 

 


Abstracto

Una aproximación personal e íntima de los orígenes del poemario Recetario Amazónico de Dios escrito por Nicomedes Suárez Araúz —de los eventos, de los lugares, de las habitaciones, de los objetos, de los textos que hablan de los sincronismos que develan e iluminan al pasado. Una reflexión sobre la fuerza de la emoción rememorada que surge y se transforma en su poesía.

Palabras clave

Nicomedes Suárez Araúz, Recetario Amazónico de Dios, recetario, Amazónico, Amazonía, orígenes, memoria, sincronismo, Wordsworth, Bachelard, Rilke, Bolivia


Summary

A personal and intimate approximation of the origins of the poetry collection God's Amazonian Recipe Book—of the events, the places, the rooms, the objects, the texts that speak of the synchronicities that reveal and illuminate the past. A reflection on the force of recollected emotion that is transformed into the author's poetry.

Key-words

Nicomedes Suárez Araúz, God's Amazonian Recipe Book, Edible Amazonia, Amazonia, Amazonian, Amazon, origins, memory, synchronicity, Wordsworth, Bachelard, Rilke, Kristine Marie Cummings de Suárez, Bolivia


 

 

Nico siempre me decía que la poesía viene del silencio, nace en el silencio, y a través de los años he llegado a comprender esa paradoja y su profundidad. Pero he visto también que los poemas tienen una vida cotidiana - un espacio y un tiempo, y el mismo aire que los circunda. Por mi convivencia no sólo con Nico durante cuatro décadas pero también con los poemas que forman el Recetario amazónico de Dios, ofrezco una aproximación muy personal de los orígenes del libro— de los eventos, de los lugares, de las habitaciones, de los objetos que hablan de los sincronismos que develan e iluminan al pasado.

Hay dos libros que formaron la inspiración del Recetario amazónico de Dios. Uno por su tema, el otro por su forma, y ambos por su aspecto afectivo. El primero es un libro descubierto al azar. En 1993, yo estaba en la biblioteca de la universidad Smith College ayudando a nuestro hijo, Andrés, a buscar libros para un reportaje escolar. Mientras deambulábamos por los estantes de una biblioteca que contiene más de un millón de libros, me sentí atraída a otra fila de libros y, sin saber por qué, saqué de entre gruesos tomos un delgado sobre de archivo manila sin rótulo. Lo abrí y extraje un libro con el título: Informe que eleva al Ministerio de Guerra y Colonización el Delgado Nacional en el Territorio de Colonias, Riberalta 1912.

Me sorprendió el nombre del autor, Rodolfo Araúz Mara-ñón y regresé rápidamente a casa para confirmar con Nico que era su abuelo materno. Me dijo que sí lo era y no sabía de la existencia del libro. Nico llamó por teléfono a su madre Nina en Santa Cruz y tampoco sabía del libro de su padre.

El libro detalla las condiciones socioeconómicas de la región amazónica boliviana en 1912. Rodolfo había nacido en Riberalta, estudió en King's College de Londres y la Sorbona en París, y fue Cónsul General de Bolivia en Belém do Pará, Brasil. A lo mejor es relevante, no hay manera de saberlo empíricamente, que según su hija Nina, él practicaba sesiones de espiritismo. Pero, sí, puedo decir que sentimos su llamado a través del espacio y del tiempo.

Antes de ese día de 1993, la Amazonía había sido para Nico la patria cuyo recuerdo nostálgico inspiró gran parte de su creación literaria. Desde aquella fecha ha sido, como él mismo lo dice, "la inquietud fundamental de mi vida."

El segundo libro es un libro de recetas culinarias de su madre, Nina—una persona excepcional, mítica y una de las personas más interesantes, inteligentes y sabias que he conocido en mi vida.

Estábamos viviendo en Massachusetts cuando ella falleció a los noventa años en el 2000. Recibimos la triste llamada de su fallecimiento a las cinco de la mañana y logramos llegar nosotros cuatro (con nuestros hijos Nicomedes Austin y Andrés) a Santa Cruz para su entierro el próximo día. Antes de volver a Massachusetts, las hermanas de Nico le entregaron el libro de recetas culinarias de su madre, escritas en su mano, recetas coleccionadas a través de los años, con dibujos y hasta unos consejos de vida.

Puede imaginarse la fuerza emocional de ese libro para Nico, con la escritura de su madre ahora difunta, cuando volvió a Massachusetts.

Era un recuerdo tangible de ella y de las muchas comidas que ella preparó durante su larga vida. Todos sabemos la fuerza emocional y nostálgica—sin que nos aleccione Marcel Proust con su Madeleine—de la comida de nuestra niñez.

En ese entonces, vivíamos en una casa alta, de ladrillo, típicamente norteña, apropiada para ese clima.

Se la muestro para enfatizar la diferencia—en el espacio, el tiempo, y el aire que la circunda—de Massachusetts del hogar amazónico de Nico. Una diferencia que incrementa el sentido de nostalgia, un sentido al cual el poeta inglés, William Wordsworth, tan famosamente se refirió cuando afirmó: la poesía es el espontáneo desbordamiento de sentimientos poderosos: tiene su origen en la emoción rememorada en la tranquilidad.

Nuestro dormitorio estaba en el tercer piso, por una ventana arqueada y daba a una vista de las montañas y del valle del Río Connecticut. Era un espacio del ático debajo de los aleros, todo blanco incluso la alfombra. Ciertos espacios crean un lugar evocativo; subir hacia ese espacio era como subir a las nubes. El filósofo francés Gaston Bachelard escribió en La poética del espacio como nuestras percepciones de las casas-él nos lleva desde el sótano al ático-dan forma a nuestros pensamientos, memorias, y sueños: la casa cobija el ensueño, la casa protege al soñador, la casa permite que uno sueñe en paz.

En ese espacio de nuestro dormitorio en el ático, teníamos toda una pared con una estantería de libros y la cama, nada más. Un espacio para leer, dormir y soñar. Para un cumpleaños, le regalé a Nico una amplia mesa antigua, la cual puse en el dormitorio para que él tuviera donde escribir a medianoche, una mesa vacía, sin exámenes por corregir, lecturas por preparar, ensayos por escribir, un lugar sólo para escribir poesía.

Cuando regresamos del entierro de su madre, Nico colocó el libro de recetas de su madre sobre la mesa. Y una noche empezó a escribir poemas en forma de recetas culinarias. Por la mañana, encontré páginas escritas que aparecían como si hubieran sido escritas por un duende de noche, como hongos que brotan silenciosamente durante la noche. Leyéndolos, su importancia era evidente, y vi que Nico había entrado en una veta muy personal con una voz, un lenguaje, como dice la poeta Marjorie Agosín en el prólogo de la primera edición del 2002: "un lenguaje inquietante, ágil y misterioso...se acerca a la magia, al mito y al dominio de los sueños."

El arte culinario puede llegar a ser un arte alquímico, un proceso que transforma algo de una manera misteriosa. Uno no puede explicar el proceso preciso por medio del cual los poemas son creados—y creo, últimamente provienen del silencio como Nico me enseñó—pero todos estos objetos tangibles y eventos contribuyeron al proceso alquímico que abrió los lugares y espacios en la imaginación de Nico para que estos poemas fluyeran del silencio a las palabras. Una alquimia que sutilmente combina la forma doméstica de recetas culinarias en una voz sencilla, queda, pseudo didáctica, y directa, condimentada con un toque de irónico y picante comentario socio-político o de una nostalgia resonante. Son estos últimos condimentos, y las divergencias entre la forma, la voz, y el significado que transforman ingredientes aparentemente sencillos e ingenuos en un algo transcendental y misterioso.

La aparición de la nueva edición del Recetario amazónico de Dios entre sus compatriotas, en su patria, en este momento del tiempo, con el aire que nos circunda, es verdaderamente sincrónico y un momento cargado de significación para Nico. Porque el proceso que empezó en 1993 finalmente, por primera vez, ha juntado las diferentes partes en una sincronía en el tiempo—y el tiempo, finalmente, se ha unificado con el espacio de los orígenes de Nico. Hasta la mesa esta aquí con nosotros...

Los libros no siempre se quedan quietos y callados; hablan si escuchamos a su susurro. Comparto unas palabras de Rainer Maria Rilke porque clamaban por ser compartidas.

Unos pocos días antes de la publicación del Recetario amazónico de Dios, sin propósito específico más que re-visitar textos canónicos, abrí un libro de nuestro tiempo universitario en los setenta - una antología de literatura universal de 1965.

Al abrirlo, me topé con las elegías Duino de Rilke. En los márgenes, hay notas escritas en lápiz por Nico hace muchos años, y las siguientes líneas, un fragmento de la tercera elegía, parecen como un augurio de los orígenes del Recetario amazónico de Dios, y los orígenes de Nico, y de su poesía.

Pero dentro, ¿quién podría resistir, prevenir, dentro de
él, las aguas del origen?
Ay, no había cautela alguna en el durmiente, durmiendo,
pero soñando, y en estado febril: ¡Cómo se entregaba!
El, tan joven, tan tímido, como se enmarañaba
en las proliferantes lianas del acontecimiento interior,
...Como se entregaba—Amaba.
Amaba su universo interior, su selva interna, este bosque
originario en él, entre sus ruinas silenciosas
de un verde luminoso, su corazón quedó.

Cabe leer un fragmento de un poema de Nico, Semillas Amazónicas, escrito muchos años después de su lectura de Rilke:

Y nos iremos disecando
hasta ser solo semillas,
esperando bajo tierra
el nuevo fulgor del verde
en nuestro centro.

En toda esta historia, con su verde luminoso, con su fulgor de verde en su centro, se encuentran los orígenes del Recetario amazónico de Dios y allí se encuentra el corazón de Nico.

 

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