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Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura

versión impresa ISSN 2306-8671

Rev. aportes de la comunicación  no.17 Santa Cruz de la Sierra jun. 2014

 

DIALOGANDO EN CASTELLANO

 

De vacíos y silencios

 

Of Voidsand Silences

 

 

Blanca Elena Paz
Escritora boliviana.
blancaelenapaz@hotmail.com

 

 


Resumen

El texto relata el nacimiento, desarrollo y madurez de una obra narrativa impregnada de poesía. Cuentos breves que condensan vida, con pasión, crueldad y profundidad filosófica. Historias con dejos cosmopolitas que reflejan la simbiosis intercultural de lo urbano cruceño y boliviano. Experimentado trabajo de la estructura del cuento todavía con vida, que surge del "vacío y el silencio" del trabajo en soledad destinado a todo escritor.

Palabras clave

Obra Narrativa, Poética, Intercultural, Urbano, Santa Cruz de La Sierra.


Summary

The text relates the birth, development and maturity of a narrative work saturated with poetry. Brief short stories that condense life, with passion, cruelty and philosophical profundity. Stories with cosmopolitan touches that reflect the intercultural symbiosis of the urban inhabitant of Santa Cruz and of Bolivia. Tested work of the structure of the short story still with life, that surges from "the void and from silence" of the work done in solitude, the destiny of every writer.

Key-words

Narrative work, Poetics, Intercultural, Urban, Santa Cruz de la Sierra


 

 

De vacíos..., en uno de los periodos vacíos de voces femeninas en la narrativa cruceña se inicia mí recorrido por el cuento: Mi primer relato, casi un boceto, daría paso al trabajo artístico de una escritora que se propuso responder, en el ámbito del cuento, al desafío de una nueva sensibilidad.

De niña, ante la lectura de algún texto sentía una extraña embriaguez a la cual no sabía darle un nombre, más adelante la identifiqué como el vértigo de la literatura y supe que mi mareo sería permanente. La primera forma literaria que abordé es el poema breve, dentro de este siento preferencia por el jaiku, el epigrama y el epitafio. También me ejercité en el guión de teatro.

La afición a la narrativa permaneció latente en mí en un segundo plano, y recién se convirtió en mandato durante mi época de estudiante universitaria en Argentina, obviamente encontré mis primeros referentes en la escuela rioplatense de Cortázar, Borges, Ocampo, Bioy Casares, Quiroga y otros. En los EE. UU, serian Poe y Faulkner mis elegidos, y en Europa, entre otros: Stoker, Kafka, Joice y Proust.

Entre los bolivianos, reconozco en Jorge Suárez a mi maestro, significa que formo parte de Taller del cuento nuevo, un grupo de narradores conocido también como Generación de la ruptura. Mi obra se ubica, pues, dentro de las vanguardias hispanoamericanas, y esto denota que entiendo por literatura contemporánea, aquella caracterizada fundamentalmente por la búsqueda de un nuevo lenguaje que refleje los cambios de la realidad.

A través de mi escritura no pretendo llenar el vacío ocasionado por una situación de olvido gubernamental, de tanto tiempo. Tampoco deseo flirtear con modas pasajeras, solo intento ponerme al día con un presente que ha comenzado hace muchos años y que aún continúa en permanente convivencia con repeticiones y anacronismos.

Sería incorrecto hablar de mi obra como producto acabado. La estaría marginando de la historia y del contexto social en los que se ha gestado. Son estos contornos los que, con seguridad, influyen en la invención de las formas particulares de escribir de cada época. Como narradora boliviana chaco-amazónica, estoy consciente de que una de mis funciones consiste en organizar mis textos dentro de esa actual simbiosis multicultural en la que he nacido y que se conoce como Santa Cruz de la Sierra.

La omnipresencia poética ha regido mi narrativa desde sus comienzos: la poesía es mi primer amor, sin mediar intencionalidad alguna la he conservado y dejo que fluya naturalmente durante el desarrollo de cada uno de mis textos. Mis cuentos, debido a su desenfado permanecen distanciados de la retórica,a través de estos he puesto en evidencia que me interesa más el "cómo se narra" y no tanto el "qué narrar". Soy, pues, partidaria de la forma, de las nuevas formas y técnicas para plantear el relato, dentro del que considero arte de contar.

El material de trabajo en mis cuentos es la palabra, la palabra castellana con toda la colisión de lenguas que incluyó o relacionó durante la Conquista y la Colonia. En el entramado de mis textos, cuando el tema así lo exige, para la voz de mis personajes suelo emplear el giro con el que me acunó mi madre: yo utilizo el voseo y otras hablas coloquiales extraídas del aporte regional. También recurro a términos que colecté en las lecturas y en mi recorrido o experiencia de vida: soy una lectoratrotamundos, una ciudadana de todas partes que arrastra, guarda y emplea innumerables acentos, dejos y ecos.

"Mi primer relato, casi un boceto, daría paso al trabajo artístico de una escritora que se propuso responder, en el ámbito del cuento, al desafío de una nueva sensibilidad”

Son variados los ámbitos, temas y asuntos que han encontrado cabida en mi narrativa. Para los que ya la conocen, no es un secreto que la locura, el terror y la muerte sean abordados de manera frecuente en ella. Tampoco es una novedad,no tocar estos temas sería de mi parte una blasfemia, la más absurda negación a mis maestros. Mi obra, que es una propuesta individual concreta, se afianza en mi propia voz, pero también lleva la impronta de mis lecturas. Resultaría extraño y contradictorio, entonces, que no mostrara los mundos amorfos, nebulosos, pastosos, húmedos, membranosos, paralelos, subterráneos, oscuros, desolados, lóbregos y sórdidos en los que, en un decir de Baudelaire: "se pueden cultivar las mejores rosas".

Debo confesar que en mi regreso de las rondas nocturnas, por ámbitos imaginarios olorosos a herrumbre, por lo general traigo conmigo los personajes más activos. Me gusta escribir sobre los desencantos del amor, las monjas; lo eterno femenino, gemelos, caballos, lesbianas, augures y nigromantes. También hablo de barberos, rituales, maniquíes, políticos y vampiros, y a veces, las mentes pacatas se afectan después de leer mis trabajos que tratan de amantes infieles, juegos para tres, zorras y orgasmos. No sé si gustan o no de estos últimos, pero de algo sí estoy segura: nunca me propuse hacer literatura de "aguas mansas".

Empecé a escribir narrativa durante uno de los tantos periodos de dictadura en América Latina, obviamente el contexto se filtra presionando intensamente sobre la literatura; algún trabajo con medianas dosis de contenido social se me escapó entonces, recapacité y no quise subir el tono para hacer panfleto: por ningún motivo sacrificaría la forma a favor del contenido.

Me autocalifico citadina, empapada en las voces y en el smog de las grandes urbes. ¿Cómo no serlo si por las calles de estas han transcurrido dos tercios de mi vida? Indudablemente mis cuentos son urbanos, integran lo americano y lo universal, de atisbos psicológicos y fantásticos en gran proporción.Por el lenguaje empleado no guardan lindes con la poesía e incorporan técnicas narrativas contemporáneas.

"Para los que ya la conocen, no es un secreto que la locura, el terror y la muerte sean abordados de manera frecuente en ella."

Mis narradores en la ficción pocas veces son omniscientes, por lo general cuentan la historia desde su protagonismo o de su propia testificación. Los personajes en mis relatos se ven desde adentro y serevelan ante el lector a través del fluir de conciencia o monologo interior. Los espacios que utilizo son arriesgados y peligrosos: cuando no trabajo en los entornos oníricos acostumbro a plantear las acciones en la mente y en la conciencia de seres no historiados a los que, en ejercicio del arte, estoy obligada a transformar en singulares.

De todos los elementos narrativos con los que opero el que me fascina y atrapa es el tiempo, pero no el lógico ni el cronológico, sino el fragmentado, invertido, transformado; repetido, resumido; aquél que me permite escamotear siglos, plantear la simultaneidad, perfilar "realidades" paralelas y mundos palíndromos en los que la eternidad puede durar sólo un minuto, y la acción ejecutada en segundos logra llenar cinco páginas. No me interesa el tiempo objetivo, sino el subjetivo, el que me da vía libre para combinar la variedad de pasados y futuros sin recurrir, por hábito, al pretérito indefinido. Esos son los principales rasgos con los que las escuelas de vanguardia -sobre todo el existen-cialismo y el surrealismo- afortunadamente han signado mi obra.

De silencios..., del silencio y del trabajo en soledad destinado a todo escritor, aparecieron los textos. Como novata, en la narrativa cometí pecados de juventud y hasta el momento no he renegado de ellos. Algunos periódicos de Argentina y Bolivia me dieron cabida para la publicación. Mi primer cuento incluido en un libro es Adela y Alberto (UAGRM, 1985), en este se filtra la memoria histórica bajo la figura de la represión. Posteriormente, en diarios, revistas y opúsculos se publicarían trabajos aislados. Con Adela y Alberto concursé por única vez en mi vida y paradójicamente gané dos veces: primero, la representación de la UAGRM, ante el sistema universitario, y dentro del sistema universitario, representado en esa ocasión por la FUL, de la UMSA, resulté ganadora de un premio en los Juegos Florales Universitarios (1985), en el género cuento.

 

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