Introducción
La pandemia por COVID-19, ha provocado una crisis sin precedentes en la sociedad afectando todas las esferas de la vida económica y social de todas las naciones del mundo. Desde el comienzo de la enfermedad, el mayor impacto tuvo lugar sobre la salud misma de la población y sobre el sistema de salud pública de las diferentes regiones. La gran cantidad de contagios, la falta de tratamientos efectivos, la inexistencia de mecanismos de detección eficientes, y tantos otros elementos dieron lugar al colapso de todo el sistema de salud a nivel mundial, y sus respectivas repercusiones a nivel social, económico, político y cultural1.
La respuesta de la ciencia en este contexto no se hizo esperar. Miles de científicos de todo el mundo aunaron fuerzas en alianzas de cooperación sin precedentes para lograr disminuir los terribles efectos de la pandemia sobre todo el mundo y sobre la salud de las personas en particular. Los resultados alcanzados en este sentido permitieron el diagnóstico, tratamiento, prevención y control epidemiológico de la enfermedad en un tiempo casi inimaginable1. Por su parte, el personal de salud contribuyó de gran manera el logro de estos resultados alcanzados.
Sin embargo, para que el personal de salud hiciera frente a los desafíos de la pandemia COVID-19, tuvo que pasar por un laberinto de situaciones múltiples. Los estudios muestran el temor de contagio para ellos y sus familiares, aumento de la carga de trabajo, trabajos con nuevos protocolos que cambian con frecuencia, equipo de protección personal insuficiente, atención de pacientes que se encuentran muy enfermos con tendencia a deteriorarse rápidamente y el cuidado a los colegas que también han caído enfermos, además hubo ansiedad, debido a múltiples actividades clínicas y la presencia de depresión ante la coexistencia de innumerables muertes, entre otras situaciones vividas2),(3),(4.
Según el estudio realizado por la OPS/OMS “The COVID-19 Health Care Workers Study Heroes” realizado en 14.502 trabajadores de salud de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay, los resultados del estudio mostraron lo siguiente: que entre 14,7% y 22% del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas que permitían sospechar un episodio depresivo, mientras que entre un 5 y 15% del personal dijo que pensó en suicidarse. El estudio también revela que en algunos países solo recibieron atención psicológica cerca de un tercio de quienes dijeron necesitarla. La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas éticos que impactaron en su salud mental5.
Por otra parte, en el estudio descriptivo realizado en Perú, que midió el estado de salud mental en personal de salud frente al COVID-19, identificaron que la salud mental estaba condicionada por factores de riesgo según el grado de complejidad del hospital hasta los rasgos de vulnerabilidad del sujeto generando una tendencia o predisposición a afectación emocional como depresión y ansiedad, especialmente en trabajadores de primera línea (médicos, enfermeras, técnicos, etc.6.
En otro estudio realizado en Ecuador, con el objetivo de conocer el impacto social y psicológico en el personal sanitario de primera línea que enfrentó la emergencia del COVID-19, se reportó que los turnos extensos, insumos escasos y un sistema de salud al borde del colapso, fueron las vivencias reportadas. También se presentó miedo de contraer el SARS-CoV-2 y contagiar a sus seres queridos, dificultad para conciliar el sueño, fatiga al final de su jornada laboral y afectación de su salud mental7. Esta realidad que ha vivido el país vecino de Ecuador, sin duda se presentó en Bolivia.
La llegada de la pandemia COVID-19 al país, fue generando muchas repercusiones a nivel social, psicológico, económico y biológico. En su estudio, Loro Ortega mide la percepción de riesgo e impacto psicológico del COVID-19 durante el periodo de cuarentena en población Boliviana. Se identificó que la población tuvo preocupación por contagiar a un familiar, seguida de las repercusiones económicas, contagio personal, percepción más alta en las mujeres que varones. Con respecto al impacto psicológico, se identificaron niveles moderados de ansiedad y depresión de leve a moderada en la mayoría de la población que trabajaba en bancos, seguridad y el personal del área de salud, sobre todo en las ciudades del Beni y Santa Cruz8.
Al ser el personal de salud los primeros actores para hacer frente a la pandemia sumados a la crisis y colapso del sistema de salud, como la reducción de ingresos, falta de insumos y equipos médicos, y la incapacidad de gestión de autoridades para controlar y prevenir la propagación multitudinaria en su momento, se generó en los profesionales un alto deterioro del estado mental9),(10.
Alteraciones psicológicas y problemas a nivel emocional y mental en los profesionales son los más reportados. El personal de salud de instituciones hospitalarias se expone diariamente a riesgos ocupacionales11, sobre todo los psicosociales, ya que están sometidos a un proceso laboral psicológicamente intenso que genera la ansiedad y la depresión en personal de enfermería12. Estos estudios reflejan los problemas emocionales experimentados en tiempos de pandemia del COVID-19, atribuibles a la convivencia con el sufrimiento, muerte, alta demanda de pacientes, trabajo en turnos, conflictos en las relaciones interpersonales, bajo reconocimiento y desvalorización profesional.
En otro estudio, en la ciudad del Alto en el Hospital Municipal Boliviano Holandés, centro de referencia para la atención de pacientes COVID-19, se ha identificado que el personal de enfermería se encontraba más cansado que antes, debido a las exigencias de trabajo que debían cumplir, los turnos extensos y la preocupación por las bajas de colegas que incrementaba el trabajo en cada servicio, repercutiendo en su estado de salud mental13.
Asimismo, Bautista en su estudio realizado en un Hospital de La Paz, concluyó que las profesionales de enfermería se vieron afectadas psicológicamente por la pandemia COVID-19, los niveles de Burnout se elevaron sobre todo en el agotamiento emocional por el exceso de trabajo que realizaban14.
Todos estos problemas de salud mental no sólo afectan la atención, la comprensión y la capacidad de toma de decisiones de los trabajadores de la salud, sino que también podrían tener un efecto duradero sobre su bienestar general. De ahí la importancia de valorar los efectos, no sólo psicológicos, sino también biológicos y sociales, elementos que no fueron estudiados en su totalidad y no se tiene conocimiento certero de cuáles son los efectos biológicos, psicológicos y sociales que dejó la pandemia del COVID-19 en los profesionales sanitarios. En ese entendido, esta investigación tiene por objetivo de analizar los efectos biopsicosociales del personal de salud que trabajó durante la pandemia del COVID-19, en las gestiones 2020 - 2021, en el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias Médicas (CRUEM) del Servicio Departamental de Salud (SEDES) de Chuquisaca.
Materiales y método
La investigación es de enfoque cuantitativo, no experimental, de tipo descriptiva, correlacional y retrospectiva, dado que se recolectaron datos precisos de los efectos biopsicosociales. El estudio se desarrolló en el CRUEM del SEDES Chuquisaca, el cual se creó mediante una resolución del consejo técnica del SEDES Chuquisaca el 9 de diciembre del 2019, bajo una resolución ministerial, se crearon los centros coordinadores a nivel nacional. Inicialmente, en el centro trabajaron 5 profesionales médicos, posteriormente 15 profesionales de salud y finalmente, se llegó a 100 profesionales, quienes constituyeron la población del estudio, profesionales entre médicos, enfermeros, bioquímicos, odontólogos y otros. La muestra se conformó con todos los trabajadores de salud contactados, que fueron un total de 87 profesionales seleccionados a través del muestreo no probabilístico, bajo los siguientes criterios de inclusión:
- Personal de salud que haya trabajado en el CRUEM por más de 3 meses.
- Personal de salud que haya participado de manera libre y voluntaria.
Los métodos de medición, como la estadística descriptiva e inferencial, permitieron el procesamiento de la información por medio del paquete estadístico SPSS versión 25, para el análisis inferencial se aplicó la prueba de correlación de r de Pearson, con un valor de p de 0,05, confiabilidad del 95% y correlación de -1 a +1.
La técnica que permitió la recolección de la información fue la encuesta, a través del cuestionario, elaborado en base a la literatura existente y validada por 3 expertos de acuerdo con el método Delphi, obteniéndose una valoración “Muy Alto”. El cuestionario estuvo estructurado en tres secciones:
A. Datos sociodemográficos; consta de 5 preguntas cerradas con respuestas de opción múltiple.
B. Datos profesionales y laborales; contempla 8 preguntas, con respuestas dicotómicas y opción múltiple.
C. Datos de Efectos biológicos, psicológicos y sociales; en esta sección se midió 3 dimensiones: La dimensión biológica consta de 5 preguntas con respuestas dicotómicas y de opción múltiple en relación a los efectos a nivel respiratorio, cardiaco, piel, digestivo, ocular y auditivo. La dimensión psicológica se evaluó en base a la escala de adjetivos bipolares24. Midiendo 13 adjetivos bipolares en una escala del 1 al 7, donde uno se encuentra más próximo al adjetivo negativo y siete al adjetivo positivo. La dimensión social, se estructuró con 6 preguntas de respuestas tipo Likert respondiendo a las variables de aislamiento social, rechazo social, rechazo familiar, separación familiar, violencia intrafamiliar y violencia laboral.
Para la recolección de la información, se accedió a los contactos del personal de salud que trabajó durante la pandemia a través del responsable del CRUEM Chuquisaca. A estos se les envió la invitación de participación, el consentimiento informado y el cuestionario a través del Google Formulario. Se otorgó un plazo de 72 horas para la respuesta, y se envió un recordatorio final para su participación en la investigación.
Aspectos bioéticos
El estudio se realizó previo consentimiento informado y contó con la aprobación del Comité de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón, de Cochabamba, con el código C-BE-54.
Resultados
De acuerdo a los resultados obtenidos a partir de la aplicación de la encuesta a los profesionales de salud que trabajaron en el CRUEM, se presenta los resultados de la investigación en tablas, de acuerdo a las variables estudiadas: variables sociodemográficas, profesionales y laborales, efectos biopsicosociales y los resultados de la correlación de Pearson.
Tabla 1. Datos sociodemográficos, profesionales, laborales y antecedentes de salud de los profesionales de salud que trabajaron en el CRUEM durante la pandemia de COVID-19
Fuente: Investigación propia
En relación a las variables sociodemográficas, se observó que un 48,3% de los encuestados se encontraban entre las edades de 36 a 45 años. El 50,6% corresponde al sexo masculino y el 49,4% al sexo femenino. Asimismo, el 43,7% eran casados, el 39,1% solteros/as y el 71,3% tenían hijos/as. Con respecto a los aspectos profesionales y laborales, el 47,1% de los trabajadores son médicos y 16% enfermeros/as. Por otra parte, el 32,2% de los profesionales tienen más de 10 años de experiencia laboral, el 41,4% trabajó bajo un contrato a plazo fijo, siendo la carga horaria de 120 a 180 horas mensuales para el39,1%. El 74,7%, sintió haber trabajado bajo presión y reportó haber recibido cursos de capacitación para hacer frente a la pandemia, de los cuales el 32,2% fue capacitado por parte del SEDES Chuquisaca. En lo que se refiere a los antecedentes de salud, el 25,3% de los profesionales presentaban enfermedades de base como la diabetes e hipertensión (31,8%).
Tabla 2 Efectos biopsicosociales de los profesionales de salud que trabajaron en el CRUEM durante la pandemia de COVID-19.

Fuente: Investigación propia
En la tabla 2, se aprecian los resultados de los efectos biopsicosociales que presentó el personal de salud, entre los efectos biológicos, el 73,6% de los profesionales enfermó COVID-19, el 63,2% manifestó tener problemas de salud, principalmente afecciones respiratorios (23%), digestivas (10,3%), y en menor porcentaje problemas auditivos e insomnio.
Con respecto a los efectos psicológicos, valorados por medio de los adjetivos bipolares, se encontró los más próximos a 1 fueron la incertidumbre (54%), enfado (59,8%), miedo (58,6%), tristeza (58,6%), estrés (64,4%) y preocupación (74,7%), lo que muestra una inclinación hacia los adjetivos negativos, lo que significa que los profesionales de salud experimentaron estados de ansiedad. En cambio, el resto de los adjetivos estuvo próximo a 7, como ser: protegido (55,2%), tranquilo (52,9%), valiente (69%), tiempo bien empleado (82,5), afectivo (63,2%), activo (75,9%) y satisfecho (69%) lo que denota que los profesionales también presentaron adjetivos positivos en el desempeño de sus funciones. En relación con los efectos sociales, se observó que el 52,9% de los profesionales apreció aislamiento social, un 66,7% sintió rechazo social alguna vez, y 32,2% presentó violencia laboral.
Tabla 3 Correlación de los efectos biopsicosociales de los profesionales de salud y otras variables.

*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Finalmente, en la tabla 3 se presentan los resultados de la relación de variables, donde se identificó que existe una relación estadísticamente significativa de la variable enfermedad de base (0,334; p=0,002) con los efectos biológicos con una correlación baja; de la misma forma con el trabajo bajo presión (0,324; p=0,007), lo que significa que, a un incremento del trabajo bajo presión y la presencia de enfermedad de base en el personal de salud da lugar a aumento de los efectos biológicos.
De igual manera, al correlacionar las variables profesionales-laborales con los efectos psicológicos, se puede observar que la carga horaria laboral mensual (0,278; p=0,009), trabajo bajo presión durante tiempos de pandemia (0,286; p=0,007) tienen una correlación baja, lo que indica que existe una asociación estadísticamente significativa, en la medida que aumenta la carga horaria laboral y trabajo bajo presión del personal de salud es más propenso a presentar efectos psicológicos; en cambio, para la profesión del personal de salud (-0,271; p=0,011) esta correlación es a la inversa. Finalmente, con los efectos sociales se asocia significativamente con el trabajo bajo presión (p= 0,016), con una correlación negativa baja (-0,257).
Discusión
La pandemia del COVID-19 ha sido declarada una emergencia sanitaria por la OMS debido a los grandes efectos a nivel biológico, psicológico y social, no solo en la población que la padeció sino también en los profesionales de salud que fueron los primeros en exponer sus vidas en riesgo, tal es el caso de los profesionales de salud que trabajaron en el CRUEM.
Entre los efectos biológicos que presentaron los profesionales de salud del estudio, está el cansancio, que se atribuye a más de 180 horas de jornada mensual de trabajo, implicando mayor esfuerzo mental y físico y menos horas de descanso, además de someterse al estrés y preocupación para responder ante la gran responsabilidad que tenían con la población, resultados semejantes a la investigación fueron encontrados en el estudio realizado en Cuba, donde señala que el cansancio fue el principal síntoma que presentó el personal de salud15. En cambio, en este estudio el principal efecto biológico es la alteración a nivel respiratorio, seguidamente de las digestivas, auditivas e insomnio, a este último hace referencia un estudio16, que señala al insomnio y fatiga, como principales problemas de salud, problemas que fueron atribuidos a la excesiva carga laboral y reducción de periodos de descanso17, aspectos presentes en los profesionales de salud que trabajaron en el CRUEM, quienes manifestaron cansancio, preocupación, estrés por amplias jornadas laborales, generando alteraciones como el insomnio en su estado de salud.
Por otra parte, el estudio indica que los efectos negativos a nivel psicológico del personal de salud identificados son estados de incertidumbre, enfado, miedo, tristeza, estrés y preocupación. Resultados similares también fueron reportados en otros estudios, donde se menciona que el miedo, incertidumbre y sentimiento de poca preparación estuvieron presentes en los trabajadores de salud18. En otro estudio19 se afirma que el estrés ha oscilado entre rango leve, moderado y severo, repercutiendo de manera significativa en el estado de salud y afectando el rendimiento laboral. Estos resultados concuerdan con los de esta investigación, puesto que los trabajadores de salud del CRUEM, se encontraron en la misma situación. De igual forma, otro autor20 hace referencia al estrés como uno de los problemas que se presentó en el personal de salud en lo que se refiere a la parte psicológica.
Por otro lado, otra investigación indica que el nerviosismo estuvo presente en los sujetos de su estudio en un 54,1%. En cambio, en esta investigación se refleja que el personal de salud se encontraba en estado de tranquilidad, sintiéndose protegidos y apoyados por sus responsables15. En ese sentido, se evidencia que los efectos psicológicos negativos estuvieron presentes en el personal de salud, tales como la ansiedad, el miedo y estrés por contraer la enfermedad o contagiar a sus familiares, a lo Mayta23, afirma que esto efectos no podrían estar al margen como producto de la pandemia, tanto en la sociedad, como en el personal de salud.
Entre los efectos positivos a nivel psicológico se encontró que los profesionales de salud se sintieron protegidos, debido al acompañamiento de parte de sus responsables y coordinadores de salud. Además sintieron haber empleado su tiempo en algo bueno y significativo, desenvolviéndose de manera activa, lo que generó satisfacción en este grupo de profesionales. Por el contrario, otros autores24 reflejan que los sujetos de su estudio se sintieron muy desprotegidos, aunque pese al estrés y trabajo bajo presión, percibieron su trabajo como eficaz y beneficioso. También se evidencia que experimentaron un sentimiento de afectividad, lo cual se puede atribuir a que el personal de salud, en su gran mayoría, vivía con su familia y tuvo apoyo de esta, lo que generó una actitud optimista en los profesionales. Estudios semejantes muestran un estudio25, donde señala que el estado afectivo de los participantes fue positivo, atribuido a la resiliencia y reflexión.
En la correlación de variables, el estudio refleja que la presencia de enfermedad de base como es el caso de hipertensión, diabetes y el trabajo bajo presión, responsabilidad y compromiso, fueron factores predisponentes para que los sujetos de estudio presentaran efectos biológicos y contrajeran COVID-19. Como consecuencia se desencadenaron problemas respiratorios, digestivos y auditivos.
Otro aspecto identificado es que la carga horaria laboral (p=0,009), y la profesión (p=0,0011) fueron factores para el desencadenamiento de los efectos psicológicos negativos. Caicedo26 manifiesta que la sobrecarga de trabajo dio lugar a afecciones psicológicas.
En cuanto a los efectos sociales en los profesionales de salud durante la pandemia del COVID-19, la literatura es escasa. Pocos estudios resaltan el aspecto social de la pandemia en los trabajadores de salud. Sin embargo, este es aspecto de gran impacto, ya que el personal que trabajaba en primera línea estuvo sometido a violencia social de la población, a menudo no visibilizada, reportada, ni manifestada por el mismo profesional.
En este estudio se examinaron los efectos sociales, donde el aislamiento y rechazo social fueron los efectos reportados por el personal de salud que trabajaban en el CRUEM Chuquisaca. El rechazo social, con maltrato físico y verbal del personal de salud fue reportado en diferentes lugares y la diversidad de profesionales, médicos, enfermeros, auxiliares entre otros27.
Por otra parte, otro efecto encontrado en este estudio fue la violencia en el trabajo en un tercio de la población, así como también en otro estudio este aspecto repercutió en el personal de salud28. La violencia en el trabajo, son incidentes en los que el personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo, que ponen en peligro implícita o explícitamente la seguridad, el bienestar o la salud del trabajador29; y también la misma OMS, informa que casi un 25% de todos los incidentes de violencia que se presentan en el trabajo, ocurren en el sector sanitario. Es evidente que siempre se presentan agresiones en las que se vulneran los derechos del personal de salud; situación que se ha intensificado en tiempos de pandemia del COVID-19, tal como concluye Abuabara 30 que la discriminación y las agresiones fueron situaciones a los que se enfrentaron los profesionales.
En la correlación de variables, se identificó que el trabajo bajo presión con la determinación de efectos sociales, si bien estadísticamente fue significativo, sin embargo entre ambas variables existe una asociación negativa, lo que implica que a mayor trabajo existiría menor efectos sociales, esto se puede atribuir a la entrega del personal a su trabajo, donde prestó asistencia sin medir tiempo, ni consecuencia a nivel personal y familiar, lo que hace que no se haya visibilizado los resultados de un efecto social, dado que la prevalencia de los efectos sociales en estudio fueron poco frecuentes.
Los resultados de este estudio direccionan a tomar acciones a futuro ante otras emergencias sanitarias, permitiendo la planificación, organización y ejecución del manejo de situaciones de emergencia de una forma más óptima, velando por el bienestar biológico, psicológico y social del recurso humano que se encuentra al servicio de la sociedad, y así ofrecer una asistencia de calidad y calidez en los servicios de salud.
Con respecto a las limitaciones del estudio, se puede mencionar que se realizó la investigación en un grupo selecto de profesionales dedicados a asistir en la emergencia sanitaria del COVID-19, que en el curso de la pandemia recibieron capacitaciones, y dotación de insumos de protección personal, lo que permitió que hicieran frente a la pandemia de mejor manera, sin que afecte de manera directa a su estado de salud. Así, se sugiere nuevos estudios para la investigación de otras variables que puedan estar relacionados a los efectos biopsicosociales, como variables económicas, institucionales y administrativas del sistema de salud.
En conclusión, los profesionales de salud que trabajaron durante la pandemia del COVID-19, presentaron efectos biológicos, traduciéndose en afecciones respiratorias, digestivas y cansancio; efectos psicológicos, con prevalencia de adjetivos negativos que reflejan la ansiedad de los profesionales, y efectos sociales remarcándose en la discriminación, rechazo social y violencia laboral. Por otra parte, con un grado de asociación baja la enfermedad de base y trabajo bajo presión inciden para la aparición de efectos biológicos; así como, la carga horaria mensual larga y trabajo bajo presión se correlacionan para el desencadenamiento de efectos psicológicos negativos. Finalmente, el trabajo bajo presión tuvo un grado de asociación inversa para la presencia de los efectos sociales en el personal de salud que trabajó en el CRUEM.