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Revista de Investigacion Psicologica

versión impresa ISSN 2223-3032

Revista de Psicologia  no.29 La Paz jun. 2023

https://doi.org/10.53287/fkug9747et82m 

INVESTIGACIONES EMPÍRICAS

Afrontando la incertidumbre en pandemia: construyendo paz desde la prosocialidad.

Facing uncertainty in pandemic times: peacebuilding from a prosociality stance

Enfrentando a incerteza na pandemica: construindo paz a partir de uma posição com base na prosocialidade

Nichole Adriana Francoise Navarro Perales1 
http://orcid.org/0000-0001-7297-0901

Marcelo Pablo Pacheco Camacho2 
http://orcid.org/0000-0003-0869-7423

1Nichole Navarro es licenciada en Psicología Universidad Católica Boliviana -La Paz. Diplomado en Neuropsicología Infantil en CEENFORD (Colombia). Diplomado en Psicología Organizacional en Universidad Privada Boliviana - La Paz. Psicóloga en Mente Activa: Centro de Estimulación y Rehabilitación Neurocognitiva. Correo electrónico: nichole.navarro@gmail.com

2 Marcelo Pacheco es profesor Investigador titular por la carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés; Consultor en línea para la Cooperación Internacional en Bolivia; Profesor de Posgrado de la Universidad Católica Boliviana. Correo electrónico: marcelopachecopsico@gmail.com


Resumen

El estudio de la construcción de paz desde una postura con base en los comportamientos prosociales es un área nueva en la investigación psicosocial en Bolivia, mucho más si se tiene la intención de rescatar y resaltar la presencia de salud psicológica comunitaria aun en una época caracterizada por una poderosa incertidumbre producto de la combinación de dos factores: la inestabilidad y violencia política sumada a la presencia de la pandemia Covid-19 y la emergencia sanitaria derivada de ella. En esta investigación han participado 400 adultos jóvenes de entre 20 y 30 años de edad (162 varones y 268 mujeres de las ciudades de La Paz - 255 participantes - y El Alto - 155 participantes) con el objetivo de describir la relación entre tipos específicos de respuesta a la incertidumbre (político-económica y sanitaria) y conductas prosociales asociadas a ella durante la pandemia Covid-19. Se ha encontrado una correlación positiva significativa entre la presencia de Prosocialidad y la Respuesta a la Incertidumbre, implicándose la posibilidad de comportamientos de construcción de paz como mecanismos de adaptación a la misma. También se ha establecido que existe igualdad en un grado amplio con respecto a la magnitud de comportamientos prosociales entre La Paz y El Alto y que en las zonas donde se han registrado más casos positivos también se ha encontrado una mayor presencia de prosocialidad en especial en la ciudad de La Paz, existiendo, finalmente, ciertas diferencias específicas entre varones y mujeres en cuanto a la ejecución y orientación de comportamientos prosociales in-pandemia.

Palabras Clave: Prosocialidad; Incertidumbre Política; Emergencia Sanitaria; Construcción de Paz; Salud Psicológica

Abstract

Peacebuilding studies from a prosociality stance is a new area in psychosocial research in Bolivia, even more if there is an academic marked intention to rescue and highlight the presence of psychological communal health, in a time characterized by a powerful uncertainty derived from the combination of two unfortunate factors: political violence and instability coupled with the presence of the Covid-19 pandemic and the subsequent sanitary emergency and social stress. In this research, 400 young adults have participated, all of them among 20 to 30 years old (162 men and 268 women) from La Paz and El Alto cities, with the objective of describing the relationship between specific mechanisms to face uncertainty and the possible presence of associated prosocial behaviors in 2020 and 2021. A positive, significant correlation was found between prosociality and effective uncertainty-facing mechanisms, implying the possibility to execute peacebuilding conducts as a way to adapt to the pandemic. It has also been established that there is a great degree of similitude in regards to effective prosocial behaviors in La Paz and in El Alto cities, that in the zones where a greater number of positive cases was found, there was also a larger presence of prosociality, especially in La Paz, and that there are detailed executional differences between men and women in terms of prosocial in-pandemic behavior.

Keywords: Prosociality; Political Uncertainty; Sanitary Emergency; Peacebuilding; Psychological Health

Resumo

O estudo da construção da paz a partir de uma posição baseada em comportamentos pró-sociais é uma nova área na pesquisa psicossocial na Bolívia, muito mais se a intenção é resgatar e destacar a presença de saúde psicológica comunitária mesmo em uma época caracterizada por um poderoso produto da incerteza do combinação de dois fatores: instabilidade e violência política somadas à presença da pandemia Covid-19 e a emergência de saúde derivada dela. 400 jovens adultos entre 20 e 30 anos (162 homens e 268 mulheres das cidades de La Paz - 255 participantes - e El Alto - 155 participantes) participaram desta pesquisa com o objetivo de descrever a relação entre tipos específicos de resposta à incerteza (político-econômica e de saúde) e aos comportamentos pró-sociais associados a ela durante a pandemia de Covid-19. Encontrou-se uma correlação positiva significativa entre a presença da Prosocialidade e a Resposta à Incerteza, implicando na possibilidade de comportamentos de construção da paz como mecanismos de adaptação a ela. Também foi estabelecido que existe uma grande igualdade com respeito à magnitude do comportamento pró-social entre La Paz e El Alto e que nas áreas onde mais casos positivos foram registrados, uma maior presença de pró-socialidade também foi encontrada. especialmente na cidade de La Paz, havendo, finalmente, certas diferenças específicas entre homens e mulheres quanto à execução e orientação de comportamentos pró-sociais em situação de pandemia.

Palavras Chave: Prosocialidade; Incerteza Política; Emergencia Sanitaria; Construcao de Paz; Saúde Psicológica

1. Introducción

Psicosocialmente, Bolivia vive, desde 2019 hasta la fecha, una mezcla de incertidumbre política sumada a los efectos de la crisis sanitaria producto de la pandemia COVID-19 que se ha traducido en un deterioro constante y profundo del tejido relacional entre las familias, rivalidades por el origen étnico y regional, disputas físicas entre ciudadanos que tienen como origen fundamentalmente a la zona en la cual viven y una exacerbación continua en forma de pugnas callejeras y mediáticas entre gobernantes y sus simpatizantes versus la oposición y movimientos ciudadanos.

Desde este punto de vista, es posible rastrear el origen de dicha incertidumbre a octubre y noviembre de 2019 debido principalmente al fraude electoral perpetrado por el gobierno de ese entonces, comprobado ante instancias internacionales incluyendo la OEA (Swissinfo.ch, 2021; BBCmundo.com, 2019) que determinó la intempestiva renuncia del presidente ante la presión ciudadana extendida a nivel nacional. Políticamente, el congreso instaló un gobierno de transición ante la escalada de violencia (37 fallecidos y 861 heridos - Opinión.com.bo, 2019), en parte perpetrada por grupos radicales que protestaron en contra de la renuncia presidencial y en menor proporción por grupos de antisociales que alentaron y ejecutaron el saqueo y quema de negocios, domicilios e instituciones públicas a sabiendas de que la policía estaba acuartelada por su decisión de amotinarse y que el ejército carecía de poder de decisión ante la ausencia de un comandante en jefe.

El gobierno transitorio fue instalado constitucionalmente el 12 de noviembre de 2019 (reconocido internacionalmente, por las bancadas del ex partido gobernante y de la oposición y en directa sucesión constitucional) en medio de un caos social pocas veces visto en el país y con la gran mayoría de bolivianos enfocados en su propia supervivencia, en un ambiente político falto de liderazgos constructivos y muy especialmente, en el occidente del país, con una fractura social con raíces históricas entre las ciudades de El Alto y La Paz y entre la zona sur de La Paz y la zona norte de la misma.

Una grieta con raíces históricas, sociales y culturales que ningún gobierno o institución estatal fue capaz de reducir y que ni siquiera el intercambio económico (tesis sostenida por algún sector de la tecnocracia boliviana en el sentido de que el comercio y la reciprocidad en los servicios generaría en la ciudadanía paceña una especie de cohesión que mantendría la paz social) fue capaz de controlar o contener.

En este contexto se desenvolvía el quehacer nacional ingresando en el primer trimestre de 2020 con actividades educativas, económicas, domésticas y sociales en relativa vuelta a la normalidad cuando la OMS, en marzo de 2020, declara como “pandemia” a la expansión de alta gravedad infectológica con una tasa de mortalidad comparable a la de epidemias como las del ébola o el virus del hanta al Coronavirus 2019 (OPS, 2020) y es el gobierno de transición (cuya única labor era reordenar el país y llamar a nuevas elecciones) el que tiene que decidir las primeras medidas sanitarias, su duración, costo, preparación de hospitales, elaboración de protocolos sanitarios y el comportamiento de aislamiento junto con la instauración de cuarentenas rígidas y obligatorias en todo el territorio nacional. Los alimentos escaseaban ante el desabastecimiento de los mercados (Paginasiete.bo, 2020), los hospitales colapsaban por el número de personas con síntomas respiratorios graves, militares controlaban el cumplimiento del horario de circulación en las calles de las personas (France24.com, 2020), y la cantidad de fallecidos sumada a la precariedad de los medios económicos y psicológicos para afrontar la muerte repentina de familiares se traducía inclusive en una ola de entierros clandestinos (Atb.com.bo, 2020), al mismo tiempo que la población experimentaba, como producto de la incertidumbre política y la crisis sanitaria, síntomas de ansiedad, depresión, nerviosismo, desvelo, estrés, excesivas cargas de trabajo (Gaceta Médica Boliviana, 2021) y duelo (hasta el 31 de diciembre de 2021, Bolivia contaba con más de medio millón de casos positivos y cerca de 20 mil muertes - ourworldindata.org, 2021).

Según Calla et.al (2020), el gobierno transitorio decretó un conjunto de medidas entre las cuales se destacan, por su efecto psicosocial, las siguientes: cierre de escuelas, cierre de oficinas, prohibición de eventos públicos, suspensión del transporte público, restricción de viajes, cierre de fronteras, cuarentenas domésticas y el uso obligatorio de tapabocas. Dados estos factores y considerando que la salud mental es esencial para el progreso de la humanidad, incluyendo a Richmond (2020) en su afirmación de que las conductas que construyen paz siempre están presentes en cualquier interacción humana, inclusive en guerras civiles cruentas, batallas encarnizadas o problemas sociales que derivan en disputas violentas, es que este estudio se preguntó si el comportamiento prosocial todavía existía en adultos jóvenes de las ciudades de La Paz y El alto, y de existir, en qué magnitud se podría hallar, cuáles pueden ser las conductas prosociales más detectables y quiénes podrían ser los beneficiarios de dichos comportamientos. Esta investigación propone un modelo teórico de abordaje a la prosocialidad in-pandemia y fundamenta la presencia de la prosocialidad en el bagaje comportamental del ser humano con base neurocientífica.

El objetivo es describir la relación entre tipos específicos de respuesta a la incertidumbre (política y económica) y las conductas prosociales en adultos jóvenes de 20 a 30 años de las ciudades de La Paz y El alto durante la pandemia Covid.19.

Dadas las condiciones en las cuales el estudio fue realizado, éste pretende dar una visión exploratoria de la relación entre la situación social de la población boliviana y las consecuencias de la emergencia sanitaria desde una perspectiva psicológica basada en el comportamiento socialmente esperable y deseable, inclusive en un cuadro de emergencia extendido y superfluamente estudiado hasta ahora. Los autores del estudio creen que esta relación poco explorada puede ser profundizada a partir de estos aportes, inclusive para otros países de la región donde las cuarentenas extendidas, los desequilibrios de poder entre el estado y los individuos y las conductas prosociales en estados de crisis máxima no han sido estudiados integralmente.

Factores de Protección relacionados a Estrategias de Afrontamiento y Prosocialidad:

En investigaciones en el ámbito de la prosocialidad se observó que la conducta prosocial está enfocada a establecer relaciones interpersonales más positivas, empáticas, cooperativas y responsables, buscando no solo el beneficio de uno mismo, sino principalmente el beneficio de otros en la comunidad; lo cual incide directamente en el mantenimiento del bienestar individual y social (Vargas, Villoría & López, 2018). Es importante mencionar que la pandemia expuso el potencial que tienen los seres humanos para confrontar el contexto de crisis mediante comportamientos altruistas y prosociales dirigido hacia aquellas personas que están atravesando por situaciones más complejas que las de uno mismo, demostrando así que, las habilidades interpersonales como la empatía, compasión, comprensión y sensibilidad interpersonal, favorecieron a la contención, cooperación, solidaridad y apoyo entre personas (Extremera, 2020).

Considerando todo lo descrito anteriormente, es que la presente investigación trata de enfocarse en comprender a mayor profundidad el papel de las conductas prosociales y su relación con estrategias de afrontamiento más adaptativas para favorecer al buen funcionamiento de los individuos y de la sociedad ante una situación de crisis e incertidumbre; lo que contribuiría a plantear mejores estrategias de afrontamiento a la pandemia, potenciando así estas conductas y buscando reducir los sentimientos de inseguridad, culpa, miedo y así prevenir consecuencias negativas en la salud mental de la población, como ser la presencia de estados de ansiedad, depresión o estrés crónico, que impidan su desenvolvimiento funcional en la vida diaria.

En este sentido, se presenta un modelo teórico basado en estrategias de afrontamiento activas, es decir, enfocadas al problema, como la respuesta cognitiva y deseo de cambio, ya que son estrategias enfocadas a la planificación y asimilación objetiva de situaciones, con búsqueda de aprendizaje y fortalecimiento tanto personal como social; así como también, se propone la promoción de conductas prosociales como factor protector ante la incertidumbre. Teniendo en cuenta estos objetivos, se propone que las respuestas cognitivas a la incertidumbre y la perspectiva de deseo de cambio estarían relacionadas positivamente con las conductas prosociales de confortar y de ayuda; de forma que, a mayor respuesta cognitiva y de deseo de cambio, habrá mayores conductas prosociales.

Por el contrario, la respuesta emocional a la incertidumbre, estaría dentro de las estrategias de afrontamiento pasivas-desadaptativas, ya que, existen comportamientos como evitación del problema, retraimiento y manifestación de emociones negativas como miedo, enojo, ansiedad, entre otros; lo que reduciría la capacidad de toma de perspectiva, control y empatía, afectando también a la probabilidad de implementar conductas prosociales.

Figura 1. Modelo teórico de estrategias de afrontamiento y prosocialidad como factores de protección ante la incertidumbre en pandemia. Fuente: Elaboración propia.

Bases cerebrales del comportamiento prosocial:

Para Marsh (2020), los seres humanos somos una especia prosocial inusual en el mundo natural, principalmente porque podemos ejecutar comportamientos altruistas (el poner en peligro nuestra propia existencia física mediante actos de riesgo para mejorar el bienestar de otra persona) y también podemos dotar de cariño y cooperar con otros miembros de nuestra especie. Este actor señala que la arquitectura neuroendocrina propia del cerebro humano es el origen del comportamiento prosocial, más precisamente la generación de la neurohormona “oxitocina”. La oxitocina disminuye la reactividad global de la amígdala cerebral ante signos de miedo social, facilita la confianza interpersonal, la formación de vínculos y en algunos contextos reduce la proclividad de evocar respuestas conductuales agresivas o defensivas como comportamientos antisociales entre los que se destacan envidia, conflictos físicos o prejuicios. En el caso particular de altruismo, la evidencia parece ser incontrovertida: la oxitocina reduce la hostilidad de los padres hacia los hijos, ayuda a padres e hijos a decodificar expresiones faciales de cariño y de protección y está presente en todas las interacciones de cuidado entre la madre y sus hijos.

En este sentido, Gallo et.al. (2018) utilizando métodos de electroencefalografía computarizada demostraron que el cerebro de una persona que no está sintiendo dolor ni físico ni psicológico puede activar sus áreas de procesamiento de sensaciones táctiles y emocionales como si realmente los estuviera experimentando cuando ve a otra persona viviendo dichos dolores o expresándolos corporalmente. Denominaron a este fenómeno “activación somatosensorial vicaria” y concluyen orientativamente que el ayudar a otras personas con necesidades es un comportamiento fundamental de la humanidad y que compartir empáticamente el dolor es una capacidad cerebral.

Por ejemplo, Chen et.al. (2019) afirman que, aunque las bases neurales del comportamiento prosocial y altruismo no se encuentra del todo mapeadas y que la propia prosocialidad está creciendo en su definición operacional, conductas como empatía, reciprocidad, aversión a la desigualdad y promoción de protección pueden ser estudiadas mediante métodos como la estimulación magnética transcraneal o la resonancia magnética funcional en especial cuando los participantes de las investigaciones ejecutan juegos como el dilema del prisionero, el dilema del bien público o el ultimátum del dictador, y que en especial el lóbulo frontal del cerebro humano estaría involucrado en la percepción de justicia social y en la tendencia a la ayuda. Parece que en esta área cerebral existe un circuito de comportamiento prosocial compartido con algunos simios y que los procesos de decisión que incluyen la distribución de recompensas o de acceso a la justicia necesitan de disposiciones emocionales específicas, es decir, de la decisión voluntaria de actuar sobre esa percepción de justicia.

Otros autores como Chakroff y Young (2012) afirman que en lugares donde se registraron terremotos, guerras civiles o accidentes de tránsito vehicular de gran magnitud, los seres humanos indefectiblemente han demostrado una gran capacidad de ayuda y cooperación entre sí e inclusive de incurrir en grandes costos para ellos mismos con el objetivo de beneficiar a otros. Reconocen que para que esta conducta aparezca se necesita que el cerebro pueda tener la capacidad de “cognición social”, es decir, percibir la necesidad y deseos de otra persona, motivación para actuar, deseo de reducir el sufrimiento del otro y la anticipación de una recompensa futura. De hecho, estos autores entienden que la capacidad de “percibir” el estado mental de otra persona (interpretar sus sentimientos, deseos, creencias e intenciones) ya se había estudiado desde 2006 y que se concluyó que para que esto ocurra, el cerebro debe activar el área bilateral témporo-parietal junto con redes neuronales de alta complejidad principalmente en éste lóbulo. Sus experimentos han determinado que no solamente éstas áreas estarían asociadas al comportamiento prosocial, sino también el córtex pre-frontal medial que ayuda a procesar la incomodidad derivada del conflicto y la ínsula anterior que ayuda a procesar las recompensas de futuras acciones. Concluyen que este proceso se presenta tanto en primates como en seres humanos.

2. Método

Diseño de investigación

La investigación tiene un diseño no experimental y de corte transversal, ya que no se manipularon las variables y los datos fueron recolectados en un solo periodo: de septiembre a octubre de 2020, con el propósito de describir las variables y su incidencia en el contexto del momento; además se basa en el método cuantitativo de tipo descriptivo - correlacional, debido a que se busca especificar características de los diferentes aspectos de la respuesta a la incertidumbre político-social y sanitaria y su grado de relación con la conducta prosocial de adultos jóvenes.

Participantes

La técnica de muestreo empleada fue de tipo no probabilística por conveniencia y estuvo conformada por un total de 400 adultos jóvenes universitarios y trabajadores que fueron seleccionados por su disponibilidad y disposición a colaborar con los investigadores. El rango de edad fue entre 20 a 30 años de edad; donde el 40.5% (n=162) eran varones y 59.5% (n=238) mujeres, de los cuales 63.8% (n=255) fueron de la ciudad de La Paz y 36.2% (n=145) pertenecientes a la ciudad El Alto. En relación a su situación laboral, se contó con 55,5 % (n=222) jóvenes que estudian, 9,8% (n=39) jóvenes que trabajan, 32% (n=128) jóvenes que trabajan y estudian a la vez y 2,8% (n=11) jóvenes que no realizan ninguna de las dos actividades.

Instrumentos

Para el relevamiento de datos de este estudio se utilizaron dos instrumentos estandarizados: la Escala de Respuesta a la Incertidumbre (ERI) y la Escala de Conducta Prosocial (ECP), además de un breve cuestionario que recolecta los principales datos sociodemográficos concernientes a los objetivos de la investigación.

Escala de Respuesta a la Incertidumbre (ERI):

Es una adaptación hispana realizada por Lousinha y Guarino (2010), que tiene como objetivo medir tres dimensiones del afrontamiento a la incertidumbre: “emocional” (respuesta pasiva negativa caracterizada por la presencia de miedo, depresión e indefensión), “cognitiva” (respuesta activa deseable positiva que se refiere a la frecuencia de acciones de planificación y búsqueda de soluciones e información fidedigna ante una situación incierta) y “deseo de cambio” (otra respuesta activas deseable positiva que consiste en la valoración del cambio como una experiencia de reto, oportunidades y posible gratificación). La consistencia interna muestra un Alfa de Cronbach de 0.91 para incertidumbre emocional y 0.87 en incertidumbre y deseo de cambio. Es una escala de tipo Likert, con 4 opciones de respuesta, desde 1= nunca hasta 4= siempre y está compuesta por 45 ítems.

Escala de Conducta Prosocial (ECP):

Esta escala fue diseñada por Auné y Attorresi (2017) que evalúa prosocialidad desde dos dimensiones: Ayudar a otro (o la frecuencia de comportamientos de brindar asistencia, cuidado y compromiso con el otro, con Alfa de Cronbach de 0,77) y Confortar (o la frecuencia de acciones que manifiestan empatía, comprensión, refuerzo y soporte emocional a otros, con Alfa de Cronbach de 0,79). La escala se compone por 15 ítems, también se trata de una escala Likert que mide la ausencia o nivel de presencia de los comportamientos prosociales, tiene 6 opciones de respuesta de respuesta desde 1= Nunca, hasta 6= Siempre.

Procedimiento

En la primera etapa se de la presente investigación, se identificaron y definieron las variables a investigar: prosocialidad y respuesta a la incertidumbre, posteriormente se elaboraron los objetivos y planteamiento del problema realizando una revisión bibliográfica respecto a la temática abordada.

En la segunda etapa se realizó la elección de la población objetivo y se escogieron los instrumentos de medición, adecuando la redacción al contexto de pandemia; se analizaron distintas vías para la aplicación y finalmente se optó por la recolección de datos a través de la plataforma de Google Forms y su respectiva difusión mediante las redes sociales. En el periodo de septiembre a octubre del año 2020. Además, en cuestiones éticas se incluyó un consentimiento informado previo a la aplicación del instrumento, brindando información pertinente a los objetivos del estudio, así como también aclarar la confidencialidad y anonimato en la toma de datos.

En una tercera etapa se procedió a efectuar la codificación y organización de los datos recolectados para la posterior interpretación de resultados a través del análisis descriptivo y correlacional según los objetivos de la investigación, por último se elaboraron las conclusiones y recomendaciones a partir de la literatura consultada y hallazgos encontrados.

Análisis de datos

El análisis de datos consistió primeramente en la sistematización y organización de la base de datos en el programa Excel V.2016, luego se continuó con el uso del programa SPSS V.23.0. (Statistical Package for the Social Sciences) para el análisis estadístico-descriptivo: distribución de frecuencias y dispersión (desviación estándar). Así como también se optó por la prueba de Rho de Spearman, siendo una prueba de análisis estadístico no paramétrico de correlación, considerando un nivel de significancia de 0,01 (bilateral).

Para determinar el nivel de cada tipo de respuesta a la incertidumbre de los sujetos de estudio, establecieron rangos: bajo, medio y alto siguiendo los datos descriptivos respecto a la media de cada variable; de la misma manera se utilizaron esos rangos para el nivel de comportamiento prosocial.

A continuación, se detallan los puntos de corte para los rangos establecidos:

Variable Respuesta a la Incertidumbre

Variable Prosocialidad

3. Resultados

Descripción de las variables de estudio

Tabla 1.Datos Descriptivos Variables: Respuesta a la Incertidumbre y Prosocialidad

La presente tabla muestra los datos descriptivos obtenidos de las variables que se han evaluado; la media obtenida de Respuesta a la Incertidumbre en los jóvenes adultos de las ciudades de La Paz y el Alto es de 127; la amplitud de respuesta en esta competencia oscila entre los 45 puntos como puntuación mínima y 180 puntos como puntuación máxima. La varianza fue de 209,37 con su correspondiente en la desviación típica de 14,46 puntos, este valor indicaría que los datos tienen una distribución asimétrica; para identificar ello, se hizo el cálculo de coeficiente de asimetría, donde se obtuvo un valor de -0,44 y curtosis de 2,43, los cuales demuestran que los datos se ubican alrededor de una curva asimétrica de tipo leptocúrtica con tendencia negativa, lo que indica que la población tuvo una tendencia de respuesta predominantemente en las puntuaciones altas.

Para la variable de Prosocialidad, la media fue 60.84 puntos; el valor mínimo de respuesta fue 15 puntos y 90 puntos como máximo; similar a lo ocurrido en la primer variable, los valores de varianza y desviación típica de 153,26 y 12,38 puntos respectivamente, demostrarían una distribución atípica de los datos, que también se puede corroborar con la asimetría de -0,29 y curtosis de 0,03, demostrando que la distribución de respuesta en la población estudiada sigue una curva leptocúrtica de tendencia negativa, lo que se debe a la concentración de respuestas dentro de las puntuaciones altas.

Resultados Variables Sociodemográficas y Respuesta a la Incertidumbre

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°1 Asociación entre las variables Género y Respuesta Emocional 

En el gráfico N°1 “Asociación entre las variables Género y Respuesta Emocional”, se observa que existe una relación entre la variable sociodemográfica “género” y la “respuesta emocional” a la incertidumbre. Las mujeres tienen 62,6% de respuesta emocional media y 22,3% de respuesta baja; mientras que los hombres expresan un porcentaje de 48,8% de respuesta media y un 38,9% de respuesta emocional baja.

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°2 Asociación entre las variables: Situación Laboral y Respuesta Emocional 

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°3 Asociación entre Situación Laboral y Deseo de Cambio 

En el gráfico N°2 “Asociación entre las variables Situación Laboral y Respuesta Emocional”, se observa que, en general, los participantes se encuentran en un nivel de respuesta emocional media. De todas formas, se aprecia que las personas que no trabajan ni estudian tienen una alta respuesta emocional con un porcentaje de 36,4%.

En el gráfico N°3 “Asociación entre Situación Laboral y Deseo de Cambio”, se muestra que la población en general tiene una inclinación por una respuesta alta al deseo de cambio y se destaca que las personas que trabajan son quienes tienen una mayor respuesta a la incertidumbre justamente en forma de deseo de cambio, con el 79,7%.

Grafico N°4 Asociación entre Zona de Residencia y Deseo de Cambio 

El gráfico N°4 “Asociación entre zona de residencia y deseo de cambio” destaca a las personas que residen en la ciudad de La Paz: zona central y zona norte en un nivel alto en respuesta de deseo de cambio con un 70,7% y 68,6% respectivamente.

En el gráfico N°5 “Género y Prosocialidad” se observa que las mujeres tienen un porcentaje de 44% en un rango alto de prosocialidad y los hombres un 38,3%. Podría decirse que la población en general respondió dentro de un nivel medio a alto, destacando a las mujeres, quienes tuvieron un nivel relativamente más alto de prosocialidad que los varones.

Resultados Variables Sociodemográficas y Prosocialidad

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°5 Asociación entre las variables Género y Prosocialidad 

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°6 Asociación entre Situación Laboral y Confortar 

En el gráfico N°6 “Asociación entre situación laboral y confortar” se muestran los resultados de situación laboral y su relación con la categoría de prosocialidad: “confortar a otros”. Estos datos indican que más de la mitad de la población de los que trabajan y estudian al mismo tiempo (64,8%), mostraron un nivel alto en confortar a otros, seguido de los estudiantes, con un 63,1% en el nivel alto; por otro lado, las personas que no trabajan ni estudian se ubicaron en un nivel medio en confortar, con el 54,5%.

Fuente: Elaboración Propia

Gráfico N°7 Asociación entre Zona de Residencia y Prosocialidad 

En el gráfico N°7 “Asociación entre Zona de Residencia y Prosocialidad” se refleja, para empezar, que el nivel de prosocialidad que poseen las personas de las ciudades de La Paz y El Alto es en un grado extenso, similar, en especial para los rangos medios y altos. En cuanto a zonas específicas de la ciudad de La Paz, el 54,3% de la Zona Norte puntúan dentro de un nivel alto de prosocialidad y las personas que habitan en la Zona Sur, un 46,6%. (ambas en un nivel alto). Estos resultados nos indicarían que las personas que residen en las zonas Norte y Sur de la ciudad de La Paz son quienes mostrarían un nivel más alto de prosocialidad durante la cuarentena.

Grafico N°8 Asociación entre Zona de Residencia y Ayudar 

En el gráfico N°8 “Asociación entre zona de residencia y ayudar” se puede observar que, la Zona Norte de La Paz tuvo 31,4% en un nivel alto de ayuda, la Zona Sur con 27,3% y la ciudad de El Alto globalmente con 20,7% , lo cual nos indica que las personas que viven en las zonas Norte y Sur de La Paz y las personas que residen en El Alto, presentan niveles de ayuda similares entre sí y en el caso particular de La Paz, superiores a quienes residen en zonas periféricas.

En el gráfico N°9 “Asociación entre Zona de Residencia y Confortar” se destacan las personas que residen en la zona Sur de la ciudad de La Paz con un porcentaje de 72,7% en un alto nivel de confortar a otros y la zona Central con 65,2%.

Fuente: Elaboración Propia

Grafico N° 9 Asociación entre Zona de Residencia y Confortar 

Correlaciones entre las variables de estudio

Tabla 2. Correlación entre Prosocialidad y Respuesta a la Incertidumbre en: incertidumbre emocional, incertidumbre cognitiva y deseo de cambio.

**. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral). Fuente: Elaboración Propia.

En la relación global entre las dos variables principales estudiadas: Prosocialidad y Respuesta a la incertidumbre, se obtuvo un coeficiente de 0,181, indicando que la correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral). Esto nos demuestra que es posible establecer correlaciones significativas entre algunas dimensiones de ambas variables. Y también afirmar que dadas ciertas circunstancias, a medida que una de las variables incrementa, la otra también lo hará.

Para comprender mejor estos datos, puede observarse que dos de las dimensiones de Respuesta la Incertidumbre también tienen una correlación positiva con la Prosocialidad: por ejemplo, un valor de ,292 en Respuesta Cognitiva (mecanismo activo/positivo) y ,275 en Deseo de Cambio (mecanismo activo/positivo). Esto implica que las personas que más eficazmente ejecuten respuestas cognitivas y de deseo de cambio serán también aquellas que tengan mayor presencia de comportamientos prosociales como ayudar a otros y confortar. Hasta cierto punto es posible, entonces, afirmar también que mientras más alta sea la habilidad cognitiva de una persona en mejores condiciones estará de ayudar a otros y también de confortar.

Confortar es una variable correlacionalmente más poderosa que Ayudar a otro en cuanto a la Respuesta Cognitiva y al Deseo de Cambio (,272 y ,271 versus ,204 y ,189 respectivamente), lo que podría indicar que los comportamientos de confortar son más frecuentes que los de brindar ayuda y que las personas que más han emitido respuestas cognitivas eficaces y que más han ejecutado mecanismos efectivos de cambio han optado por confortar y ayudar a otros con un énfasis mayor en el primer factor (confortar).Todos los valores descritos recientemente, muestran que son coeficientes de correlación significativos a nivel 0,01 (bilateral).

Además, es importante destacar que la dimensión Incertidumbre Emocional (el conjunto y la frecuencia de emociones negativas como miedo, depresión e indefensión para afrontar la pandemia) tuvo un coeficiente de correlación de ,031 con Prosocialidad, ,020 en Ayudar a Otro y ,017 en Confortar; al ser valores muy bajos, se demuestra que este factor que forma parte de Respuesta a la Incertidumbre, no se correlaciona significativamente con Prosocialidad ni con ninguno de los componentes de la misma, convirtiéndose en un estilo de afrontamiento desadaptativo, y por lo tanto, con menores posibilidades de desarrollar conductas prosociales.

4. Discusión

Los resultados de la presente investigación responden a los objetivos planteados, ya que se corrobora la relación entre las variables estudiadas: Prosocialidad y la Respuesta a la Incertidumbre presentando un coeficiente de correlación significativo en sus dimensiones de respuesta cognitiva y deseo de cambio. Esto significa que ante hechos de incertidumbre, los individuos tenderán a optar por estrategias de afrontamiento activas, las cuales podrían incluir: respuestas cognitivas vinculadas a la búsqueda de información, planificación, reestructuración de hábitos y el deseo de cambio como procesos que den lugar a una adaptación positiva al cambio, además de buscar apoyarse es sus relaciones interpersonales manteniendo el equilibrio entre éstas y el cumplimiento de la realización de las actividades diarias, incrementando de esta manera la resiliencia en situaciones de incertidumbre y generando nuevas oportunidades de crecimiento personal (Mishel 1988 descrito por Martinez, 2010); todo ello influiría en la adquisición de conductas prosociales, promoviendo un entorno positivo y de colaboración mutua en situaciones de conflicto que incluiría también a personas fuera de su entorno familiar.

En cuanto los hallazgos referentes al género, se encontró que las mujeres manifestaron una respuesta emocional a la incertidumbre mayor a la de los varones, y también exhibieron mayores sentimientos de ansiedad, miedo, frustración durante la pandemia (Balluerka, et al., 2020), pero que, a su vez, mostraron mayor frecuencia en la práctica de acciones prosociales, ya que evidenciaron mayores conductas de cuidado, servicio y asistencia a otros (dentro y fuera de la familia) durante la cuarentena. Es posible que en el caso de las mujeres, éstas hayan optado por seguir estrategias activas de adaptación por aproximación (poco a poco y por ensayo y error) y que la adaptación haya sido paralela a la ejecución de comportamientos prosociales. En el caso de los varones, la prosocialidad prosiguió a la adaptación.

Por otra parte, dentro de esta investigación se encontró que aquellas personas que no realizaron actividades laborales ni de formación académica tuvieron mayores sentimientos de inestabilidad emocional, inseguridad, preocupación, miedo, ansiedad, entre otros, siendo características propias de la fase de alarma y resistencia del Síndrome General de Adaptación (Seyle, 1935). Además estas personas tuvieron menores niveles de prosocialidad en cuanto a “confortar a otros”, lo que muestra que existieron mayores dificultades para procesar saludablemente la situación psicosocial de pandemia, y, por lo tanto, menor práctica en comportamientos de preocupación por los otros y solidaridad. Nuevamente se pone en un valor alto al trabajo remunerado, al trabajo combinado con los estudios o a los estudios en horario “full time” para los adultos jóvenes, porque estas actividades conforman el núcleo psicosocial del proyecto de vida que es uno de los factores protectores más poderosos de la salud mental de los individuos a nivel planetario (Peterson, 2019).

En contraste, quienes trabajan respondieron a la incertidumbre desde actitudes relacionadas al deseo de cambio y mostrando una perspectiva de reto, optimizando sus recursos personales para afrontar esta situación y analizando el entorno desde una óptica esperanzadora, siendo capaces de brindar mayores acciones de apoyo y soporte emocional en su entorno. Whalley y Kaur (2020) recomiendan que para conservar el bienestar individual se debe mantener actividades laborales y de formación, ya que estas aportaron sentimientos de satisfacción, logro y fortaleza a la persona durante el tiempo de confinamiento e incertidumbre.

Ahora bien, tomando en cuenta la zona de residencia, es importante mencionar que, en nuestro medio, gran parte de los jóvenes presentaron un nivel alto en prosocialidad independientemente de la ciudad (La Paz o el Alto), lo cual coincide con lo encontrado por Richmond (2020) en el sentido de que los comportamientos de construcción de paz pueden presentarse irrelevantemente del origen étnico o de prácticas culturales distintas. Por lo tanto, es importante señalar que en ambas ciudades se puede encontrar mujeres y varones honorables dispuestos a vivir una digna y honrada, cuidando a la gente que aman y contribuyendo a sus comunidades o barrios.

Además, se observa que el contexto actual de pandemia fue un factor determinante a la hora de poner en práctica las acciones prosociales, ya que la zona Sur y zona Norte de La Paz puntuaron más alto en prosocialidad, coincidiendo con el reporte de contagios por COVID-19 en nuestro medio, el cual mostraba que estas zonas tuvieron mayor índice de contagios (Ahora El Pueblo, 2020). Esto nos ayuda a comprender que en aquellas zonas donde se reportaron mayores casos, fueron donde también surgieron mayores prácticas de empatía, ayuda y contención a otros, siendo que un proceso de recuperación luego de una crisis e inestabilidad, va estrechamente vinculado a buenos niveles de confianza, capital social y bienestar comunitario. En este sentido, Galtung (2003), plantea que las sociedades no se rigen únicamente por una dicotomía de violencia y paz, sino de una forma interdependiente, donde la paz y la convivencia positiva pueden emerger del conflicto y de las diferencias sociales, como lo fue el contexto de afrontamiento a la pandemia; por lo tanto, existe una cierta predisposición social a la búsqueda del mayor nivel de paz posible, esto es, el proceso de construcción de paz. Esto significa que pese a la violencia política, a la incertidumbre social y a la crisis sanitaria, los participantes del estudio no solamente dedicaron sus recursos a la supervivencia individual o familiar, sino también a la exploración de ciertos factores de prosperidad social.

Para ello también se considera sustancial explicar estas similitudes entre las zonas sur y norte desde el concepto de “Entorno Empresarial Sólido” (Sound Business Environment por su denominación en estudios de construcción de paz), que pertenece a uno de los pilares de la cultura y de mantención de paz, haciendo referencia a que la presencia y estabilidad en los negocios permite un libre flujo de comercio pero también de crecimiento de capital humano donde se puede participar en relativa igualdad de condiciones, brindando mayores oportunidades de crecimiento a la comunidad y contribuyendo a establecer un entorno socialmente saludable, estable y con mejoras continuas (Institute for Economics & Peace 2019). A lo largo de los dos últimos años, las zonas Norte y Sur de La Paz y la ciudad de El Alto, se destacaron por mostrar un fortalecimiento económico, principalmente presente en los sectores populares en la economía como son los mercados informales, espacios de consumo y ocio e incrementándose así las oportunidades de nuevos negocios pertenecientes a distintas clases sociales (Casanovas, 2017 en Maclean, 2017). Así también, se puede destacar que hubo un incremento en la generación de emprendimientos a lo largo de la pandemia y que muchos negocios tuvieron que adoptar nuevas formas de comercio, algunos cambiaron de rubro o implementaron nuevos recursos para llegar a mayor población y así continuar generando ingresos (Diario Página Siete, 2021).

Conforme lo anteriormente descrito, cabe señalar que el principal aporte que buscó este estudio fue rescatar aquellos aspectos positivos presentes a lo largo de la pandemia, por lo que se propuso a la prosocialidad como un factor preventivo que contribuya positivamente a la sociedad para llegar a un afrontamiento cada vez más adaptativo y próspero hacia futuras situaciones de incertidumbre. Esto puede complementarse desde las neurociencias cognitivas, en las cuales existe evidencia que el ser humano cuenta con mecanismos que le ayudan a sobreponerse y sobrevivir ante eventos adversos, además de mejorar sus estrategias adaptativas y aprender de la experiencia para no solamente sobrevivir. A todo ello podría denominarse capacidad de generación de prosperidad, que debe comprenderse desde un proceso de superación ante la adversidad, implicando responsabilidad social y política, promovida por la interacción y participación del círculo social del individuo como ser: familia, vecinos, compañeros de trabajo o estudio, pareja, entre otros (Saucedo, 2020).

Por otro lado, dentro de algunos limitantes que se tuvieron que enfrentar al momento de plantear la investigación, nos encontramos con dificultades tanto en el acceso a la población como en el conocimiento respecto a este fenómeno, ya que ya al encontrarnos en un contexto de pandemia, es una temática que aún se continúa estudiando su impacto a nivel psicosocial; sin embargo, se pudo complementar la revisión de la literatura con estudios realizados en contextos de crisis social y factores de protección relacionados a la prosocialidad. Igualmente, al analizar las variables de respuesta la incertidumbre y prosocialidad, se encontró que existen escasas investigaciones que relacionen ambas variables, ya que generalmente la respuesta a la incertidumbre es asociada con su medición en las ciencias económicas como gestión de probabilidad y riesgos, en las ciencias de la salud con su afectación en el avance de enfermedades terminales por lo tanto, son escasos los estudios relacionados a fenómenos sociales y su impacto en la salud mental, lo que hizo que el instrumento de medición utilizado en la presente investigación fuera uno rebuscado y recientemente adaptado al habla hispana con el fin de enriquecer la investigación en esta área.

Por lo tanto, se consideraron las siguientes recomendaciones para futuras investigaciones:

- Ampliar la investigación sobre esta temática en otros sectores de la sociedad boliviana como ser organizaciones, colegios, centros de salud, etc.

- Profundizar la relación de las variables de respuesta a la incertidumbre y prosocialidad con otros grupos etarios.

- Considerar un muestreo sistematizado y de mayor amplitud para conseguir resultados más sólidos y establecer parámetros en nuestro medio.

- Plantear proyectos en políticas públicas que brinden educación y orientación a la sociedad sobre las conductas prosociales, promoviendo el desarrollo de estrategias de afrontamiento más adaptativas como factores protectores ante situaciones de incertidumbre, procurando aportar además a la libertad individual proactiva de los ciudadanos y en la predisposición de ayuda.

- Desarrollar programas de educación en construcción de paz enfocados a la promoción de la vitalidad comunitaria dentro de encuentros vecinales y centros de formación escolar y universitaria, basados en la práctica de acciones prosociales que impliquen empatía, sentido moral y toma de perspectiva.

- Introducir conceptos y estrategias de construcción de paz en la formación de psicólogos para así brindar un abordaje preventivo y resiliente a la población ante sucesos de conflicto e incertidumbre.

5. Conclusiones

La investigación estudió la relación entre la Prosocialidad y la Respuesta a la Incertidumbre durante la pandemia y encontró una correlación significativa entre ambas variables en sus dimensiones de respuesta cognitiva y deseo de cambio. Los resultados muestran que, ante situaciones de incertidumbre, las personas tienden a optar por estrategias de afrontamiento activas, como la búsqueda de información, planificación, y deseo de cambio, que influyen en la adquisición de conductas prosociales. La investigación también encontró diferencias de género en la respuesta emocional a la incertidumbre y en la práctica de comportamientos prosociales. En general, son las mujeres las que globalmente efectúan comportamientos prosociales con mayor frecuencia y efectividad. Aquellos participantes que trabajaron o estudiaron respondieron a la incertidumbre con una perspectiva de reto y brindaron mayores acciones de apoyo en su entorno, mientras que aquellos que no tuvieron actividades laborales o de formación tuvieron mayores dificultades para procesar la situación psicosocial de la pandemia y menor práctica en comportamientos prosociales.

En términos de bienestar individual, se destaca la importancia de mantener actividades laborales y de formación educativa como factores medianamente protectores de la salud mental.

Conflictos de interés

Los autores declaran no tener conflictos de interés

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Recibido: 16 de Mayo de 2022; Aprobado: 05 de Marzo de 2023

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