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Revista de Investigacion Psicologica

versión On-line ISSN 2223-3032

Revista de Psicologia  no.22 La Paz  2019

 

INVESTIGACIONES

 

Ideación Suicida en pacientes con cáncer de mama
estadíos lll–lV, Chiclayo

 

Suicidal Ideation in patients with breast cancer
stage lll-lV, Chiclayo

 

 

Laura Fiorela De la Rosa Quiñones1, Daniela del Carmen Domínguez Castañeda2
Marilia Sibele Cortez Vidal3

1 Licenciada en Psicología, Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, Código postal: Chic 01. Correo electrónico: lauradelarosaq@gmail.com
2 Licenciada en Psicología, Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, Estudiante del Programa de Maestría en Psicología Educativa.
Código postal: Chic 01. Correo electrónico: dominguezc.psicologa@outlook.com

3 Doctora en Psicología, Universidad César Vallejo. Terapeuta Gestalt, Instituto Guestalt de Lima. Coordinadora de investigación y docente de la
Escuela de Psicología, Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. Dirección postal: Av. San Josemaría Escrivá de Balaguer Nº 855,
Chiclayo, Lambayeque, Perú. Correo electrónico: mcortez@usat.edu.pe; masi_covi@hotmail.com.

Fecha de llegada: 12 de marzo de 2019.   Fecha de aprobación: 20 de junio de 2019.

 

 


RESUMEN

Se buscó determinar los niveles de ideación suicida, según dimensión y describir aspectos psicosociales (N= 75) pacientes, 18 a 75 años con cáncer de mama, estadíos III - IV, hospital estatal, Chiclayo, agosto a diciembre, 2016. Investigación no experimental, descriptiva. Escala utilizada, Ideación Suicida de Beck. Se obtuvo niveles bajos en actitud hacia la vida/ muerte, proyecto de intento suicida, desesperanza y pensamientos/deseos suicidas. La mayoría era casada, ama de casa y paciente en estadío III; tiempo de diagnóstico de 7 a 12 meses; importancia a la religión, más frecuente, católica. Calificaron, nivel de dolor como intenso; recibir apoyo emocional y económico, principalmente de la familia. Nivel bajo de ideación suicida. 

PALABRAS CLAVE. Beck, cáncer de mama, diagnóstico, ideación suicida, mujeres


ABSTRACT

We sought to determine the levels of suicidal ideation, according to dimension and describe psychosocial aspects (N = 75) patients, 18 to 75 years with breast cancer, stages III - IV, state hospital, Chiclayo, August to December, 2016. Non-experimental research, descriptive. Scale used, Beck Suicide Ideation. Low levels were obtained in attitude towards life / death, project of suicidal attempt, hopelessness and suicidal thoughts / desires. The majority were married, housewive and patient in stage III; diagnostic time of 7 to 12 months; importance to religion, more frequent, catholic. They rated, pain level as intense; receive emotional and economic support, mainly from the family. Low level of suicidal ideation.

KEYWORDS. Beck, breast cancer, diagnostic, suicidal ideation, women.


RESUMO

Procurou-se determinar os níveis de ideação suicida e descrever os aspectos psicossociais (N = 75) pacientes, 18 a 75 años com câncer de mama, etapas III-IV, hospital estadual, Chiclayo, agosto a dezembro de 2016. Pesquisa não experimental, descritivo. Escala utilizada, Ideação Suicida de Beck. Obteve-se baixos níveis em atitude para com a vida / morte, projeto de tentativa suicida, desesperança e pensamentos / desejos suicidas. A maioria era casada, dona de casa e paciente no estágio III; tempo de diagnóstico de 7 a 12 meses; importância para a religião, mais freqüente, católica. Avaliaram-se, o nível de dor como intenso; receber apoio emocional e econômico, principalmente da família. Baixo nível de ideação suicida.

PALAVRAS CHAVE. Beck, câncer de mama, diagnóstico, ideação suicida, mulheres.


Conflictos de interés. Los autores declaran que no existen conflictos de interés.


 

 

I.  INTRODUCCIÓN

En la realidad hospitalaria, los pacientes acuden a los diferentes servicios, con el motivo de ser atendidos por alguna dolencia, partiendo de ello, el médico vislumbra los primeros indicios o indicadores de enfermedades, todas generadoras de temor y ansiedad, siendo una de ellas el cáncer; la incidencia estimada de cáncer en el Perú es de 150 casos x 100 000 habitantes. Este ocupa el segundo lugar de las causas mortalidad a nivel nacional y se estima que el 75% de los casos se diagnostican en etapa avanzada (Salazar et al., 2013). Robles y Galanis (2002) mencionan que en cuanto al cáncer de mama en el mundo, de todos los casos registrados, 43% corresponden a los países en vías de desarrollo. También, refieren que el cáncer mamario representa 31% de todos los cánceres de la mujer en el mundo.

Según el informe realizado por la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (2013), la adaptación al cáncer es influida por la sociedad, el paciente y la propia enfermedad. Los factores derivados del paciente incluyen su etapa vital, sus recursos sociales, su capacidad de afrontamiento, sus objetivos biológicos, personales, sociales y como son influenciados por la presencia del cáncer. El proceso de adaptación al cáncer es el despliegue de pensamientos, comportamientos y acciones orientadas a la reorganización y ajuste de las situaciones de la vida. Las pacientes diagnosticadas, específicamente, con cáncer de mama no solo deben lidiar con el malestar físico propio de la enfermedad y con el producido por el tratamiento aplicado, sino también con una serie de temores, angustias y preocupaciones asociadas a los cambios que tendrán que realizar en diversos aspectos (imagen corporal y estilos de vida).

Pérez y Pozo (2015), reportaron como factores de riesgo para la ideación e intento suicida, no solo padecer la enfermedad, sino también tener conflictos no resueltos, formar parte de una familia disfuncional y el consumo de alcohol, de ahí que  las variables redes de apoyo conforma un pilar fundamental. La ausencia de redes de apoyo familiar y social, puede llevar a la persona a presentar pensamientos negativos relacionados a la ideación suicida con la intención principalmente de alejarse del dolor físico y emocional. 

Sin embargo, Palacios y Ocampo (2011) manifiestan que el curso de la enfermedad o estadío, es también un factor de riesgo para que la persona con cáncer considere el suicidio o lo cometa. Además, refieren que existe una tendencia hacia el aumento de ideación suicida o número de suicidios tras el diagnóstico de cáncer, que caen progresivamente con el paso del tiempo. 

Fall et al. (2009) encontraron en Canadá que de los pacientes con cáncer  en estadíos avanzados, 29% manifestó tener pensamientos suicidas, existiendo un posible incremento de intención de suicido notable en los estadíos avanzados de la enfermedad.  

Schairer et al. (2006) realizaron en Estados Unidos un estudio en pacientes con cáncer de mama sobre el riesgo de suicidio a largo plazo, en el cual encontraron que el estadío fue predictor de la conducta suicida, ya que entre mayor era el estadío, mayor era el riesgo de suicidio. Concluyeron que a diferencia de otros tipos de cáncer, donde el riesgo de suicidio disminuye con el tiempo después del diagnóstico, en el cáncer de mama esto no ocurre, probablemente debido a la naturaleza crónica y desgastante de este tipo de cáncer que puede llegar a tener recidivas muchos años después del diagnóstico.  

Hem, Loge, Haldorsen y Ekeberg (2004) en una investigación realizada con pacientes oncológicos en Noruega, hallaron que el riesgo de suicidio fue mayor durante los primeros meses (0 a 6 meses) del diagnóstico y disminuyó considerablemente en los meses siguientes, tomando en cuenta rangos de tiempo de: 7 a 12, 13 a 24, 25 a 36 y 37 a 48 meses. No obstante el riesgo para pacientes con cáncer de mama fue significativamente alto más de cinco años después del diagnóstico. 

La Asociación Española Contra el Cáncer (2014) menciona que para tratar el cáncer de mama, se pueden utilizar diversos tipos de tratamientos, entre los cuales destaca la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la hormonoterapia.

Vargas (2010) evaluó la ideación suicida en pacientes con cáncer que recibían quimioterapia en un hospital de la ciudad de México utilizando la escala de Beck, obteniendo que el 20% de los participantes presentaban un nivel alto de ideación suicida.  

Los casos de cáncer también se han visto en aumento durante los últimos años, como lo registró el Análisis de Situación de Salud en el Perú realizado por el MINSA (2013), que encontró, del total de neoplasias malignas, 61,4% correspondieron al sexo femenino y 38,6% al sexo masculino. El análisis por grupo de edad mostró que, en las mujeres los cánceres se presentaron a menor edad que en los varones. En ellas, el incremento de los casos es a partir de los 30 años de edad, mientras que en los varones, se produjo a partir de los 45 años con una mayor frecuencia en el grupo de 60 y 79 años.  

Asimismo, de acuerdo al boletín estadístico del Hospital Regional Lambayeque - Chiclayo (2015), se encontró que el cáncer de mama representa 81% de la mortalidad en los pacientes. 

De acuerdo al Sistema Nacional de Salud de España (2014), el nivel de ideación o riesgo suicida aumenta proporcionalmente al número de factores de riesgo presentes, por lo que su identificación es de gran importancia ya que guardan estrecha relación con la ideación y conductas suicidas. 

Beck, Kovacs y Weissman (como se citó en Chopin, Kerkhof, & Arensman,  2004) manifiestan que las conductas suicidas en las personas deprimidas pueden derivarse de distorsiones cognitivas, tales como la excesiva visión negativa de sí mismos, del mundo y del futuro (tríada cognitiva). 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2012) se registraron en el mundo 804 000 muertes por suicidio. Se considera que dentro del suicidio, están implícitos los pensamientos suicidas o ideación y el acto suicida como tal. Asimismo, en los países ricos se suicidan tres veces más hombres que mujeres, pero en los de ingresos bajos y medianos la razón hombre mujer es mucho menor, de 1,5 hombres por cada mujer. A nivel mundial, los suicidios representan 50% de todas las muertes violentas registradas entre hombres y 71% entre mujeres.

En Perú, según el Análisis de la Situación de la Salud realizada por el Ministerio de Salud (MINSA, 2013) se encontró que el suicidio es la novena causa de mortalidad con un porcentaje de 3,6%. Asimismo, el MINSA (2015) refiere que en el departamento de Lambayeque el suicidio es la quinta causa de muerte con 5,7%.

Por otro lado, Papalia, Wendkos y Duskin (2010) manifiestan que los seres humanos pasan por diversas etapas de desarrollo, las cuales están comprendidas por rangos de edad. El rango de 18 a 39 años corresponde a la etapa de adultez emergente, la cual se caracteriza por el descubrimiento de la propia identidad, búsqueda de independencia, desarrollo de sistemas de valores y el establecimiento de relaciones sociales. La adultez media, de  40 a 65 años, es la etapa en donde se producen crecientes deficiencias cognitivas, deterioro físico y la reevaluación de metas y aspiraciones. La última etapa es la adultez tardía,  de 66 años a más, constituida por procesos graduales de deterioro corporal propio de los años, asociado a enfermedades generadas por el estilo de vida de la persona.

La edad como factor de riesgo, Tuesca y Navarro (2003) refieren que existe mayor presencia de suicidios en las personas mayores de 65 años, seguido de las que tienen entre 15 a 24 años de edad, cuyo riesgo posiblemente corresponde a la plasticidad de su psiquismo, la inestabilidad que pueden presentar frente a las metas y objetivos de vida y, por último, sus tendencias a la identificación e imitación. Estos autores concluyen también que el suicidio se incrementa con la edad, siendo raro encontrar casos en niños menores de 12 años.

Es en las etapas de adolescencia tardía y madurez temprana en las cuales existe mayor incidencia de suicidios, los cuales están vinculados a acontecimientos vitales negativos que son potencialmente traumáticos y a la ideación suicida, siendo entonces considerado un problema de salud pública (Kerkhof, 2012).

Apaza (2012) analizó la ideación suicida con la Escala de Beck en 95 pacientes con cáncer en estadíos terminales que recibieron quimioterapia en el Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur de Arequipa, evidenciándose que 29,47% de los pacientes presentan un nivel alto de ideación suicida. Asimismo se encontró que las personas con edades comprendidas entre 30-60 años evidenciaron 25% de ideación suicida y los participantes entre los 65 y 80 años, 50% de ideación suicida; de los varones encuestados el 57, 14% presenta ideación suicida y las mujeres 42, 86%.

El mismo autor, encontró que en lo referente al grado de instrucción, los participantes con instrucción primaria presentaron 17% de ideación suicida, seguida de la instrucción secundaria con 46% y 35% la instrucción superior. Las personas solteras presentaron un mayor porcentaje de ideación suicida correspondiente a 32%, a diferencia de las que tienen pareja: casado 14% y conviviente 25%. Los encuestados que realizan alguna actividad laboral presentaron 35 % de ideación suicida y los que no la realizan 64%. De los tipos cáncer que se analizaron en esta investigación, las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama presentaron 35% de ideación suicida y según el estadío, se evidencia que las personas que se encuentran en el estadío III y IV presentan 70% de ideación suicida.

Factor psicológico como el dolor, Cáceres, Ruiz, Germá y Busques (2007) refieren que es una experiencia sensorial y emocionalmente desagradable que impide que la persona tenga una buena calidad de vida. La mayoría de los pacientes diagnosticados de cáncer tienen miedo a sufrirlo y siendo ello comprensible, hay que señalar que no todos los tipos de cáncer producen dolor. En el caso de que haya dolor durante la enfermedad, éste puede ser causado por la propia enfermedad o ser un efecto secundario al tratamiento. 

Asimismo, Kissane (2000)  menciona que el dolor es un complejo estado afectivo, cognitivo y negativo que se caracteriza por la sensación de amenaza a la integridad asociado a un sentimiento de impotencia para hacer frente a dicha amenaza, y por el agotamiento de los recursos personales que permiten enfrentarla.

Amaya et al. (2013) analizaron las variables asociadas a la ideación e intento suicida en 49 pacientes que presentan dolor crónico de un hospital de Bogotá, en donde se obtuvo que del 75% de la población que percibe un nivel de dolor entre moderado y severo; 34% presenta riesgo suicida, y 25% ideación suicida.

Según Tellería (2008) en un estudio realizado en Caracas, se encontró que 18% de los pacientes con cáncer presentan un nivel alto de riesgo suicida, asimismo, obtuvo que  86,9% de los pacientes con ausencia de dolor presentaron bajo o ningún riesgo suicida, mientras que 25,6% con presencia de dolor evidenciaron alto riesgo suicida.

En cuanto a aspectos sociales, pertenecer a familias con niveles bajos de cohesión, presentar conflictos con el padre, la madre o algún otro miembro de la familia, presenciar discusiones familiares por problemas económicos y el desempleo constituyen factores que posibilitan la ideación e intento suicida (Ayyash-Abdo, 2002). Navia y Solis (2009) coinciden al mencionar que la disfuncionalidad familiar es un factor importante en la ideación o conducta suicida, ya que esta última se encuentra frecuentemente en familias caracterizadas por ser disfuncionales, las cuales mayormente son las familias monoparentales desintegradas.

Según Pérez (1999) la realización de actividades laborales remuneradas permite que las personas diagnosticadas con alguna enfermedad crónica se sientan útiles y mantengan independencia económica y social. Sin embargo, menciona también que en América latina la actividad de ama de casa es considerada como una ocupación que requiere de dedicación y que es de vital importancia en la dinámica familiar y que además contribuye con el funcionamiento estable del hogar. También refiere que un bajo nivel educativo (primario, pre escolar o iletrado) se asocia con un aumento del riesgo de suicidio, si no se recibe la psicoeducación adecuada después del diagnóstico.

El estado civil puede ser otro factor de riesgo para la ideación o conducta suicida. El suicidio es un hecho frecuente en personas solteras, siendo probable que el matrimonio sea considerado como un factor protector, ello se relaciona con la presencia de redes de apoyo, ya que el matrimonio por ser una red de apoyo estable y cercana es probable que reduzca el riesgo de presentar ideación suicida (Navia & Solis, 2009).

Según el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2012) la afiliación y la actividad religiosa parecen proteger del suicidio, ya que las personas ateas son más propensas a la realización de dichas conductas. Los países con prácticas religiosas prohibidas (como la antigua Unión Soviética) presentan las mayores tasas de suicidios; después seguirían los budistas e hinduistas (con creencias de reencarnación) y, por último, los protestantes, católicos y musulmanes.

Por en cuanto, las pacientes que participaron de esta investigación asistían a un hospital estatal ubicado en una zona urbana de la ciudad de Chiclayo, con el fin de recibir la atención médica que necesitan; se caracterizaban por ser de sexo femenino, edades comprendidas entre los 18 a 75 años, como mínimo un grado de instrucción escolar primario y han sido diagnosticadas con cáncer de mama en los estadíos III y IV.         

La jefa del servicio de Psicología del hospital estatal (comunicación personal, 14 de marzo del 2016), refirió que generalmente los pacientes oncológicos presentan deseos o intenciones de índole suicida por dos motivos: el primero, porque consideran que son una carga para su familia, y el segundo, porque sienten que no pueden soportar el dolor físico que el tratamiento y la enfermedad les genera.

Además, el jefe del servicio de oncología del mismo hospital estatal de la ciudad de Chiclayo refirió que las pacientes con cáncer de mama muestran con mayor frecuencia tristeza en los últimos estadíos, siendo estos los más frecuentes (comunicación personal, 3 de junio del 2016).

Las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama pueden presentar ideación suicida en cualquier estadío, afectando esta problemática a un gran número de la población mundial. Por ello, se considera necesario el estudio de la ideación suicida y de sus dimensiones en mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, ya que a lo largo de su enfermedad pueden presentar pensamientos o ideas relacionadas con conductas suicidas poniendo en riesgo su integridad física y emocional. 

Por tanto, se planteó la siguiente interrogante: ¿cuáles son los niveles de ideación suicida en las pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV de un hospital estatal de Chiclayo, agosto a diciembre del 2016?

De tal manera, en esta investigación se estableció como objetivo general determinar los niveles de ideación suicida en pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV de un hospital estatal de Chiclayo, agosto a diciembre del 2016. Asimismo, como objetivos específicos se planteó identificar los niveles de ideación suicida según dimensión en pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV de un hospital estatal de Chiclayo, agosto a diciembre del 2016 y describir los aspectos psicosociales de las pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV de un hospital estatal de Chiclayo, agosto a diciembre del 2016.

Esta investigación benefició a las participantes ya que les permitió conocer su nivel de ideación suicida, tomando mayor conciencia por el cuidado de su salud mental.

 También, benefició al hospital en donde se realizó la investigación, porque le permitió, a través de un informe general, conocer el nivel de ideación suicida que estas pacientes presentaron y así poder tomar las medidas necesarias para contribuir con la mejora de su calidad de vida a través de un trabajo multidisciplinario. Además, la información recolectada fue de utilidad como un indicador estadístico para dicho centro de salud.

 

II.  Método

2.1 Diseño y tipo de investigación

No experimental - Descriptiva

2.2 Población

La población estuvo constituida por pacientes mujeres que acuden a un hospital estatal ubicado en una zona urbana de la ciudad de Chiclayo, Lambayeque, Perú agosto a diciembre  2016, las cuales han sido diagnosticadas con cáncer de mama en los estadíos III y IV, estuvo conformada por 70 pacientes, 47 en el estadío III y 23 en el estadío IV.

Se trabajó con la totalidad de la población.

2.2.1 Criterios de selección

Inclusión: pacientes asistentes a consulta externa y a la sala de quimioterapia, que han sido diagnosticadas con cáncer de mama en estadíos III y IV, cuyas edades están comprendidas entre los 18 a 75 años y que presentan grado de instrucción escolar primario como mínimo.

Exclusión: pacientes a quienes, mediante la observación psicológica,  se identifique que no se encuentran orientadas en tiempo, espacio y persona, además de presentar discurso incoherente.

Eliminación: Cuestionarios de aquellas pacientes, donde no se haya contestado todos los ítems o hayan dos o más respuestas a una misma pregunta.

2.3 Procedimiento

Se solicitó la autorización del hospital estatal en donde se ejecutó la investigación a través de una carta dirigida al jefe del área de investigación adjuntada con los siguientes requisitos: ficha de datos generales de las investigadoras, proyecto de investigación concluido (impreso y digital), carta de compromiso firmada por las investigadoras de cumplir con las recomendaciones y cronogramas de supervisión, constancia de aprobación del proyecto por parte del comité de ética de la universidad de procedencia y voucher de pago.

Además, se realizaron las respectivas coordinaciones con el consultorio externo del área de oncología, la sala de quimioterapia y el personal técnico de los mismos, con el fin de informarles sobre la investigación. Asimismo, se identificó (previas coordinaciones) a las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama que se encontraban citadas tanto en consulta externa como en sala de quimioterapia, para luego presentarnos ante ellas y explicarles los fines y beneficios de nuestra investigación con el objetivo de invitarlas a participar.

El cuestionario se aplicó de manera individual, explicando en un lenguaje comprensible por las participantes las indicaciones necesarias para la realización de la prueba, resolviendo sus dudas. Para las pacientes que asistieron por la modalidad de consulta externa se realizó en un consultorio ventilado, con buena iluminación y sin distractores en los turnos de mañana y tarde. Y para las pacientes que asistieron a sala de quimioterapia se les aplicó el cuestionario durante los primeros 20 minutos de su tratamiento en los turnos de mañana y tarde, en la misma sala, ya que esta se encuentra ventilada, iluminada y sin distractores.

2.4 Instrumento

La técnica que se utilizó para la obtención de datos es la encuesta y como instrumento se empleó la Escala de Ideación Suicida (Ver apéndice A). Este instrumento fue creado por Beck en 1970 y validado en el Perú por Eugenio y Zelada en el 2011 en una población de 115 pacientes con VIH entre 18 a 75 años de un hospital estatal de la ciudad de Lima.

El instrumento abarca 4 dimensiones: actitudes hacia la vida/muerte, pensamientos/deseo de suicidio, proyecto de intento suicida y desesperanza. Además, consta de 18 ítems, cuya puntuación se encuentra comprendida entre 0, 1 y 2 (siendo 0 puntuación más baja y 2 la más alta).Cabe resaltar que el cuestionario presenta dos ítems inversos (1 y 4). Se puede administrar de manera individual o colectiva y tiene una duración aproximada de 10 a 15 minutos.

Está formado por una parte objetiva (ítems del1 al 8), que explora las circunstancias objetivas relacionadas con la tentativa de suicidio y una parte subjetiva (ítems del 9 al 15), la cual valora las expectativas durante la tentativa. Y otros aspectos (ítems del 16 al 18), que evalúan la situación de llevar a cabo un intento de suicidio. Cabe resaltar que este instrumento presenta validez de 0,77 y confiabilidad de 0,79 (Eugenio & Zelada, 2011).

La calificación de la prueba se realizó de la siguiente manera, en primer lugar, se procedió a la codificación de cada una de las respuestas asignándoles valores entre 0 y 2.  Luego se sumaron los puntajes de los ítems por dimensión y de manera general, ubicándolos en el nivel diagnóstico correspondiente (alto, medio o bajo).

Además, se hizo uso de una ficha de aspectos psicosociales, con el fin de recolectar algunos datos personales de las participantes de esta investigación, tales como: edad, estado civil, tipo de tratamiento, presencia de dolor y valoración del mismo en una escala del 1 al 10, etc.

2.5 Aspectos éticos

Para el desarrollo de esta investigación, se contó con la aprobación del Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (Ver apéndice B) y se solicitó la autorización al hospital estatal en donde se ejecutó la investigación a través de una carta dirigida al mismo adjuntada con los siguientes requisitos: ficha de datos generales de las investigadoras, proyecto de investigación concluido (impreso y digital), carta de compromiso firmada por las investigadoras de cumplir con las recomendaciones y cronogramas de supervisión, constancia de aprobación del proyecto por parte del comité de ética de la universidad de procedencia y voucher de pago.

Se veló por el respeto hacia la libertad de las personas, para ello se informó a los participantes sobre el título, los objetivos, la duración y el papel que desempeñaron en la investigación.  Además, se les comunicó que no existe ningún tipo de costo o pago por su participación, enfatizando que esta es voluntaria y que si no desean ser parte de ella no habrá consecuencias negativas, siendo posible retirarse en cualquier momento. Si se llega a publicar esta investigación se garantizó que no se expondrá a dominio público datos que permitan identificar a los participantes, siendo esta de carácter confidencial.

Dentro de los beneficios de la investigación, se brindó a cada participante sus resultados de manera personal y en lenguaje comprensible, cuando esta fue citada nuevamente por el médico o acudió a recibir el tratamiento prescrito, elaborándose también un informe general el cual fue entregado a la institución. En caso de encontrarse un nivel alto de ideación suicida en alguna participante, el equipo de esta investigación le facilitaría la ayuda especializada que necesita, contactándola con el servicio de psicología.

Asimismo, se hizo uso del consentimiento informado (Ver apéndice C), el cual veló por el cumplimiento de los aspectos éticos anteriormente informados.

2.6 Procesamiento y análisis de datos

La información registrada a través del instrumento se trasladó a una hoja electrónica de datos, Microsoft Excel 2013, la cual constituyó la base de datos. Con el fin de determinar los niveles de ideación suicida en pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV, se sumaron los valores de todos los ítems, obteniendo así los puntajes totales. De acuerdo a los baremos establecidos, se clasificaron los puntajes totales en los distintos niveles: bajo, medio o alto. Posteriormente, se determinaron la función de frecuencia relativa y porcentaje para un mejor análisis de los datos. Para identificar los niveles de ideación suicida según dimensión en pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV, se sumaron los valores de los ítems que corresponden a cada dimensión, obteniendo los puntajes por dimensión. Estos puntajes fueron clasificados en los niveles bajo, medio o alto, de acuerdo a los baremos determinados. También se hizo uso de las funciones de frecuencia relativa y porcentaje con el propósito de organizar los datos. Para caracterizar los aspectos psicosociales de las pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV, se emplearon las funciones de frecuencia relativa y porcentaje.

 

III.   Resultados

3.1 Niveles de ideación suicida

Los pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV  obtuvieron nivel bajo de ideación suicida, evidenciándose en un 100% 

3.2 Niveles de ideación suicida según dimensión

Con respecto a las dimensiones de ideación suicida: actitud hacia la vida/muerte, proyecto de intento suicida y desesperanza, se evidenció 99 % en el nivel bajo y 1% en el nivel medio. En lo referente a la dimensión de pensamientos/deseos suicidas, fue el nivel bajo el cual obtuvo 100%  

3.3 Aspectos psicosociales

El mayor porcentaje de la población se ubicó dentro del rango entre 40 a 65 años con 83%, el mismo que corresponde a la etapa del desarrollo humano de adultez media.

Las pacientes casadas evidenciaron el mayor porcentaje con 47%, seguido de las convivientes y solteras con 24% y 20% respectivamente.  El estado civil con menor porcentaje fue el de divorciada, 6% y viuda, 3%.

La mayoría, tuvo como ocupación ser ama de casa con 83%, ayudante doméstica 4%, vendedora 9% y la menor correspondió a las ocupaciones de agricultora, cocinera y docente con 1% respectivamente.

En lo referente a grado de instrucción, el 54% presenta grado de instrucción secundario; seguido del primario con 29% y solo 17% perteneció al grado de instrucción superior.

El diagnóstico del estadío III fue el mayor con 67% a diferencia del estadío IV con 33%.            

La religión católica presentó el más alto porcentaje con 84%, a diferencia de la religión cristiana con 7% y de las religiones adventista y evangélica con 3% cada una.

Según el tiempo desde el diagnóstico se evidenció que el 46% se ubicó entre 7 a 12 meses, seguido de 13 a 24 meses con 29% y de 0 a 6 meses con 23%. Los menores porcentajes correspondieron al rango entre 25 a 36 y 37 a 48 meses con 1% respectivamente.

En relación a la valoración que realizó la población sobre la importancia de la religión en el afronte de su situación actual, el 87% respondió Sí y el 13% No.

Según el nivel de dolor percibido por las pacientes, el 43% refirió que era intenso, en contraste al 21% correspondiente a moderado, seguido del 17% que mencionó que era muy intenso y el 19% calificó el dolor como leve.

Sobre la red de apoyo económico, la opción familia obtuvo 91%, a diferencia de las opciones amigos y otros con 6% y 11% respectivamente.

Respecto a la red de apoyo emocional, la opción familia evidenció 93%, en contraste de las opciones amigos y otros, las cuales presentaron 37% y 6% respectivamente.

En cuanto a la pregunta referente a qué tipo de tratamiento recibe o ha recibido, la opción quimioterapia obtuvo el más alto porcentaje con 100%, seguido de la opción cirugía con 67 % y de radioterapia con 20%. El menor porcentaje correspondió a la opción tratamiento hormonal con 3%.

 

IV.  Discusión

Los niveles de ideación suicida según dimensión indicaron niveles bajos para las dimensiones de actitud hacia la vida/ muerte, proyecto de intento suicida, desesperanza y pensamientos/deseos suicidas. De acuerdo a Beck et al. (1985) se puede hablar de ideación suicida cuando se evidencia  actitud marcada de desesperanza y orientada hacia la muerte, además de pensamientos suicidas recurrentes y  de un proyecto o plan suicida previo. En esta población, al tener estos resultados, se infiere según Beck et al. (como se citó en Chopin et al., 2004) que manifiestan adecuadas redes de apoyo emocional y económico, expectativas hacia la vida futura asociadas a motivos de trascendencia y adecuadas habilidades para afrontar situaciones  adversas y resolver conflictos.

En relación a la dimensión de actitud hacia la vida/ muerte, la mayoría de la población está influenciada por actitudes orientadas a la vida y a la supervivencia, evaluándolas de forma positiva e identificando fuentes motivacionales que la impulsan a  perseverar en su lucha. Esto lo reafirman Beck et al. (como se citó en Chopin et al., 2004) al decir que la naturaleza del ser humano se caracteriza por un instinto de supervivencia que trasciende la adversidad y las dificultades.

Con respecto a la dimensión de proyecto de intento suicida, se evidenció que la mayor parte de la población no ideó ni planificó acciones que tuviesen como fin atentar contra la vida, esto está relacionado con la presencia del impulso de valoración de la misma, sólidas relaciones personales (amicales y familiares), creencias religiosas y proyectos de vida a futuro (OMS, 2012).

Asimismo, en la dimensión de desesperanza se visualiza que la población, en su mayoría, presenta expectativas positivas del futuro asociadas a fuentes de motivación interna generadoras de un sentido de trascendencia. Esto se sustenta con lo planteado por Beck et al. (como se citó en Chopin et al., 2004), quienes refieren que la ausencia de expectativas y de motivos de trascendencia ocasionan estados de ánimo que causan tentativas o actos suicidas.

En la dimensión pensamientos/ deseos suicidas la totalidad de la población mostró una actitud de rechazo hacia los mismos, manifestando no haberlos presentado. Esto difiere con los resultados del estudio realizado por Fall et al. (2009) quienes encontraron que 29% de los pacientes con cáncer en estadíos avanzados refirió presentar pensamientos suicidas evidenciando dificultades en el afronte de situaciones adversas. Esto quiere decir, según Beck et al. (como se citó en Chopin et al., 2004), que las personas que manifiestan ideas o pensamientos suicidas presentan generalmente  baja autoeficacia en el afronte de conflictos, lo cual puede perjudicar su funcionamiento. Esto no ocurre en la población seleccionada, ya que al no encontrarse pensamientos o deseos suicidas demuestran capacidad de hacer frente a su situación actual a pesar de que inicialmente la percibían como insoportable.

En relación a los aspectos psicosociales, se halló que el rango de edad con mayor porcentaje fue el de 40 a 65 años, correspondiente según Papalia et al. (2010) a la etapa de adultez media. Tuesca y Navarro (2003) refieren que existe mayor presencia de ideación y conducta suicidas en personas mayores de 65 años, cuyo riesgo posiblemente corresponde a la inestabilidad generada por el avance de su edad frente a sus metas y objetivos de vida trazados en un comienzo. Asimismo, Apaza (2012) encontró que existe 50% de ideación suicida en el rango de edad anteriormente mencionado (mayores de 65 años). Lo encontrado en la población indica que en su totalidad se ubica en un nivel bajo de ideación suicida, lo cual podría deberse a que en dicha población,  la edad oscila entre 40 a 65 años, rango de edad donde no suele existir riesgo de ideación suicida.

Según el estado civil, el mayor porcentaje correspondió a las opciones “casada” y “conviviente. Apaza (2012) obtuvo que las personas casadas y convivientes  presentaron menor porcentaje de ideación suicida con 14% y 25% respectivamente, a diferencia de las solteras con 32%. Esto se sustenta en lo mencionado por Navia y Solis (2009), quienes refieren que el suicidio es frecuente en personas solteras y que el matrimonio/convivencia son considerados como factores protectores por ser redes de apoyo estables y cercanas, reduciendo el riesgo de presentar ideación suicida.

De acuerdo a la ocupación, se evidenció que el mayor porcentaje de la población tiene como labor ser ama de casa (labor no remunerada). Apaza (2012)  encontró que las personas que no realizan actividades laborales remuneradas presentaron 64% de ideación suicida a diferencia de las que sí con 35%. Según Pérez (1999) en América latina la actividad de ser ama de casa es considerada como una ocupación que requiere de dedicación y que es de vital importancia en la dinámica familiar y que además contribuye con el funcionamiento estable del hogar, generando en quien la realiza la sensación de contribución y participación en el núcleo sociofamiliar en el que se desarrolla, considerándose como un posible factor protector y previsor de la ideación suicida.

Con respecto al grado de instrucción, la mayoría de la población tiene estudios secundarios. Apaza (2012) observó que el más alto porcentaje de ideación suicida lo presentó el grado de instrucción secundario. Sin embargo  Pérez (1999)  menciona que un bajo nivel educativo (primario, pre escolar o iletrado) se asocia también con un aumento del riesgo de ideación suicida, si no se recibe la psicoeducación adecuada después del diagnóstico, puesto que  según la Asociación Española Contra el Cáncer (2014) actualmente se puede utilizar diversos tipos de tratamientos eficaces para esta enfermedad.

Además, la mayor parte de las pacientes estaban ubicadas en el estadío III. Fall et al. (2009) menciona que existe un incremento de intención de suicidio en estadíos avanzados de la enfermedad, asimismo Apaza (2012) encontró que las personas ubicadas en estadíos III y IV reflejan 70% de ideación suicida y Schairer et al. (2006)  evidenciaron que entre mayor era el estadío, mayor era el riesgo de suicidio. De acuerdo a los resultados obtenidos en relación al estadío en la población evaluada, se evidencia que esta se ubica en un nivel bajo de ideación suicida, lo cual podría explicarse según lo mencionado por Palacios y Ocampo (2011) al referir que la ideación suicida tras el diagnóstico de cáncer disminuye progresivamente con el tiempo.

Al hablar del tiempo desde el diagnóstico, se halló que el mayor porcentaje de la población recibió su diagnóstico hace 7 a 12 meses. Hem et al. (2004) manifiestan que el riesgo de ideación suicida es mayor durante los primeros meses del diagnóstico y disminuye considerablemente en los meses siguientes. No obstante, el riesgo para pacientes con cáncer de mama fue alto más de cinco años después del diagnóstico.

En su mayoría la población presenta afiliación religiosa y le otorga importancia para el afrontamiento de su situación actual. Esto concuerda con lo referido por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de España (2012) quienes mencionan que la práctica y actividad religiosa protegen de la incidencia de conductas suicidas siendo las personas ateas las más propensas a la realización de dichas conductas.

En relación al nivel de dolor percibido, se encontró que el mayor porcentaje de la población lo calificó como “intenso”. Amaya et al. (2013) hallaron que 75% de la población que percibe un nivel de dolor entre moderado y severo, 25% presenta ideación suicida. Cabe resaltar que según Cáceres et al. (2007), el dolor es una experiencia sensorial y emocionalmente desagradable que merma la calidad de vida de las pacientes. Cuando hay presencia de dolor durante la enfermedad, este puede ser causado por la enfermedad misma o puede ser un efecto secundario del tratamiento, en este último caso el dolor tiende a ser temporal. Kissane (2000)  menciona que el dolor es un complejo estado afectivo, cognitivo y negativo que se caracteriza por la sensación de amenaza a la integridad asociado a un sentimiento de impotencia para hacer frente a dicha amenaza, y por el agotamiento de los recursos personales que permiten enfrentarla.

En lo que respecta a las redes que brindan apoyo emocional y económico, la mayor parte de la población refirió que es la familia. Esto se sustenta con lo planteado por Ayyash-Abdo (2002) quienes mencionan que los niveles bajos de cohesión, los conflictos entre los miembros de la familia, los problemas económicos y el desempleo constituyen factores que posibilitan la ideación suicida. Asimismo, Navia y Solis (2009) manifiestan que la disfuncionalidad familiar predispone a la presencia de ideación suicida, caso contrario al de la población evaluada.

En lo referente a los niveles de ideación suicida, la población obtuvo nivel bajo. Lo anterior se contrasta con lo encontrado por Vargas (2010) quien observó que el 20% de su población presentó un nivel alto de ideación suicida. Asimismo, Tellería (2008) evidenció que el 18% de su población oncológica mostró un nivel alto de riesgo suicida. Según el Sistema Nacional de Salud de España (2014) el nivel de ideación o riesgo suicida aumenta proporcionalmente al número de factores de riesgo presentes, por lo que su identificación es de gran importancia ya que guardan estrecha relación con la ideación y conductas suicidas.

 

V. Conclusiones

En relación a los niveles de ideación suicida según dimensión se evidenciaron niveles bajos para las dimensiones de actitud hacia la vida/ muerte, proyecto de intento suicida, desesperanza y pensamientos/deseos suicidas en pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV.  

En cuanto a los aspectos psicosociales, se observó que la mayor parte de la población era casada y su ocupación era ser ama de casa. Además, la mayoría fue del estadío III y presentó un tiempo de diagnóstico de hace 7 a 12 meses. También se encontró que gran parte de ella le atribuye importancia a la religión, siendo la religión católica la más frecuente. Asimismo, calificaron el nivel de dolor percibido como intenso y mencionaron recibir apoyo emocional y económico principalmente de su familia. 

Los pacientes con cáncer de mama en estadíos III y IV  presentaron nivel bajo de ideación suicida.

 

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VII.     APÉNDICE








 

 

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