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Revista de Investigacion Psicologica

versión On-line ISSN 2223-3032

Revista de Psicologia  no.20 La Paz  2018

 

INVESTIGACIONES TEÓRICAS

 

Reflexiones acerca del cambio social y participación política como campo interdisciplinar de producción del saber

 

Reflections on social change and political participation as an interdisciplinary field of knowledge production

 

 

Alessandro Silva1, Neli Aparecida de Mello-Théry2; Juan Carlos Romero3

 

 


Resumen

Este artículo es un ensayo sobre la urgencia de comprender e investigar los fenómenos de cambio social y participación política, identificando los procesos y las condiciones para que estos se desarrollen desde una perspectiva interdisciplinar. En ese sentido, se postula la necesidad de una nueva postura frente al conocimiento, de carácter distinto a las tradiciones disciplinarias que marcaran los fines del siglo XIX y buena parte del siglo XX. Lo que debería habilitar a los investigadores de estas temáticas en el siglo XXI para la producción de un conocimiento válido en su complejidad, sería la capacidad de dialogar y transitar en las fronteras del conocimiento de modo de indicar los agentes, las estructuras y las responsabilidades diferenciadas que concurren para establecer las dinámicas (permanencias y/ó mutabilidades) de los diversos ámbitos de la vida humana y de los colectivos en que ellas se realizan. Dicho conocimiento, sea con propósitos de localizar o situar la intervención (profesional, voluntaria) en tales dinámicas, o con propósitos de producir, o revisar sistematizaciones que contribuyan para la comprehensión de esos caminos, ha de abordar la temática "Cambio Social y Participación Política", como un campo interdisciplinar de investigación académico-científica que orienta y aglutina la acción político-institucional y académico-profesional de diversos científicos y profesionales.

Palabras Clave

Cambio Social, Participación Política, Interdisciplinaridad, Estética Social. Conocimiento, Psicología Política


Abstract

This article is an essay on the urgency of understanding and investigating the phenomena of social change and political participation, identifying the processes and conditions for them to be developed from an interdisciplinary perspective. In this sense, it is postulated the need for a new position in the face of knowledge, of a character different from the disciplinary traditions that marked the end of the 19th century and a good part of the 20th century. What should enable researchers of these issues in the XXI century for the production of a valid knowledge in its complexity, would be the ability to dialogue and transit at the frontiers of knowledge in order to indicate the agents, structures and differentiated responsibilities that concur to establish the dynamics (permanence and / or mutability) of the different spheres of human life and of the collectives in which they are carried out. Such knowledge, whether for the purpose of locating or situating the intervention (professional, voluntary) in such dynamics, or for purposes of producing, or revising systematizations that contribute to the understanding of these paths, must address the theme "Social Change and Political Participation" ", As an interdisciplinary field of academic-scientific research that guides and agglutinates the political-institutional and academic-professional action of various scientists and professionals.

Key Words

Social Change, Political participation, Interdisciplinarity, Social Aesthetics, Knowledge, Political Psychology


Resumo

Este artigo é um ensaio sobre a urgência de compreender e investigar os fenômenos de mudança social e participação política, identificando os processos e as condições para que eles se desenvolvam a partir de uma perspectiva interdisciplinar. Nesse sentido, postulase a necessidade de uma nova postura diante do conhecimento, de caráter diferente das tradições disciplinares que marcaram o final do século XIX e boa parte do século XX. O que deve possibilitar aos pesquisadores destas questões, no século XXI, a produção de um conhecimento válido em sua complexidade, seria a capacidade de dialogar e transitar nas fronteiras do conhecimento, a fim de indicaros agentes, estruturas e responsabilidades diferenciadas, que concorrem para estabelecer a dinâmica (permanência e / ou mutabilidade) das diferentes esferas da vida humana e dos coletivos em que são realizadas. Tal conhecimento, seja com o propósito de localizar ou situar a intervenção (profissional, voluntária) em tal dinâmica, ou para fins de produção, ou revisão de sistematizações que contribuam para a compreensão desses caminhos, deve abordar o tema "Mudança Social e Participação Política". "Como um campo interdisciplinar de pesquisa académico-científica que orienta e aglutina a ação político-institucional e académico-profissional de vários cientistas e profissionais.

Palabras Chave
Mudança Social, Participação política, Interdisciplinaridade, Estética Social, Conhecimento, Psicologia Política


Conflictos de interés: Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.


 

 

1. Introducción

Pensar en cambio social y participación política implica, sobre todo en la actualidad, en deshacerse de vínculos disciplinares que tengan un marco dogmático. Estas dos cuestiones superan de lejos lo que pueden aportar de manera aislada la historia, la sociología, la psicología social o las ciencias políticas. En realidad, esas y otras áreas del saber cómo la geografía y la economía son imprescindibles para que se pueda hablar de manera adecuada de cambio social y participación política.

Siendo tanto el cambio social y la participación política temas clásicos recurrentes en cada una de esas áreas del saber, hasta el punto que, incluso si se piensa subáreas como sociología del cambio social, podemos decir que ellas alcanzan hoy madurez suficiente para que sean consideradas como campos de producción de conocimiento sin vínculo a un área de saber concreta (Moscovisci, 1981), lo que puede asociarse a la complejidad que el estudio de estas materias exige. Así, en este artículo, proponemos asumir el cambio social y la participación política desde una perspectiva interdisciplinaria. El desafío de pensar interdisciplinariamente el cambio social y la participación política se da no sólo por la heterogeneidad con que cada área de saber las trata, sino porque pensarlas de esa forma no es la simple suma de las ecuaciones de cada una de esas formas de pensar particulares (Fazenda, 1994).

El cambio social y la participación política se constituyen en elementos importantes en la producción del espacio, de las relaciones sociales y de la historia, permitiendo a estudiosos de diversas áreas, asociarse para pensar desde una perspectiva interdisciplinaria (Alexander & Colomy, 1990). Lo interesante de este tipo de aproximación es el encuentro de diversas perspectivas que aportan distintas posiciones hermenéuticas y epistemológicas, las cuales pueden dar movimiento y dinamizar permanentemente el proceso de construcción de esos temas.

Es importante resaltar que la construcción de un campo interdisciplinario de estudios del cambio social y de la participación política se hace bastante interesante en un tiempo en el que nuevas formas de pensar el saber y la formación (Castells, 2006) se han materializado en carreras que guardan relación con este tema. Esta relación se da en el cotidiano del ejercicio de profesionales que están ligados no sólo a las ciencias sociales o la historia, sino a la gestión de políticas públicas, gestión ambiental o incluso al ocio y turismo.

En estos nuevos tiempos de organización de las sociedades complejas el estudio del cambio social y de la participación política es uno de los elementos centrales, en el que se articulan muchas relaciones multidominio, ya que el cambio y la participación se construyen sobre la base de diversos elementos transversales. Las políticas públicas, el medio ambiente y la sociedad, son algunos de estos elementos que reflejan este postulado y que contribuyen al carácter transversal de dichos fenómenos. En este sentido, hemos observado la frecuente creación de programas de postgrado en diversas universidades, relacionados al cambio social y la participación política, a nivel de maestría y doctorado.

En las universidades de excelencia en España, como la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Castilla-La Mancha, la Universidad de Valladolid, la Universidad Pública de Navarra y la Universidad de La Laguna ya existen, respectivamente, programas de doctorado en sociología del cambio social ; cambio social y ejercicio del poder en la edad moderna y comunicación, cambio social y desarrollo (UCM); cambio social y educación (UCLM); en procesos de cambio social (UVA); en estructura y cambio en las sociedades del conocimiento (U Navarra); en educación, evaluación y cambio social (ULL). En el Reino Unido hay una maestría y un doctorado en cambio social, mantenido por la University of Manchester y en Portugal el Centro de Estudios de Sociología de la Universidad Nova de Lisboa (CESNOVA) ofrece cursos de maestría y doctorado en sociología en el área de especialización en comunidades y dinámicas sociales.

Entre los países del área anglosajona podemos ejemplificar como compromiso académico en esta dirección a la Universidad de California, que alberga el Instituto para el estudio de los cambios sociales, que, a pesar de ofrecer solamente cursos de graduación, apunta a la importancia de este tipo de enfoque multidisciplinario para contribuir a la comprensión de los mecanismos de construcción y transformación de las categorías de raza, etnicidad, clase y género; el Geary Institute de la University College de Dublín (Irlanda) ofrece cursos de maestría en el marco de la migración y la ciudadanía de la iniciativa de la investigación denominada "Master en ciencias sociales en la migración, la diversidad y los cambios sociales", con el fin de formar recursos humanos para estimular la investigación hacia la migración, la diversidad y los cambios sociales. El Departamento de Política y Política Social de la Australian National University tiene el programa de doctorado (PhD) en el marco del cambio político y social que estimula las investigaciones sobre las transformaciones de la vida social y sus implicaciones en las dinámicas políticas de la sociedad contemporánea.

Se destaca que en Brasil también hay experiencias que tienen relación con esa propuesta. Sólo para nombrar algunas, recordamos los programas ambiente y sociedad (UNICAMP); ciencias sociales aplicadas (UEPG); desarrollo humano y responsabilidad social (FVC) y políticas públicas y formación humana (UERJ).

 

2. Caracterización del cambio social y de la participación política como área de conocimiento

Comprender e investigar los fenómenos de cambio social y participación política, identificando los procesos y las condiciones para que éstos se desarrollen, habilita a los investigadores que a este tema se dedican, a indicar los agentes, las estructuras y las responsabilidades diferenciadas que concurren para establecer las dinámicas (permanencias y/o mutabilidades) de los diversos ámbitos de la vida humana y de los colectivos en que se realizan (Etzioni, & Etzioni, 1968; Scheinder, 1976). Con propósitos de mejorar las prácticas de intervención (profesional, voluntaria) en tales dinámicas, o con propósitos de producir, o revisar sistematizaciones que contribuyan a la comprensión de esos caminos, debe profundizarse en la temática "Cambio Social y Participación Política", como algo posible de investigación académico-científica.

Esta preocupación orienta y aglutina la acción político-institucional y académico-profesional de diversos investigadores y profesionales en un campo interdisciplinario.

Lo anterior se deriva del hecho de que investigadores implicados en esa labor reconocen en los temas cambio social y participación política un campo emergente y de relevancia, aún poco explorado, y que puede contribuir inmensamente a la comprensión y formulación de respuestas a las diversas situaciones observadas. Particularmente aquellas dinámicas sociales observadas en países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, considerados emergentes. Incluso los demás países de América Latina que están viviendo situaciones de guerra como Colombia o de articulación de los movimientos sociales al poder, como en el caso de Bolivia.

La consideración de los procesos particulares llenos de contradicciones, en el marco de las relaciones que históricamente han presidido los lazos sociales, económicos, culturales y ambientales y las profundas repercusiones en las vidas de los indivíduos y en las organizaciones sociales, expresadas en múltiples y diversas manifestaciones; son indicativos de la importancia y urgencia de mayor conocimiento de las problemáticas del cambio social y de la participación política, de abrir nuevas vías de trabajo y de reflexión en ese ámbito (Benko, 1996).

Desde la década de 1950, varias teorías de mayor o menor alcance explicativo han sido producidas, hipertrofiando la escena académica en el afán de explicar esa multiplicidad de cuestiones (Adorno, 2001). La necesidad permanente de buscar una ecuación comprensiva de dichas situaciones, así como de sistematizar y comprender la pluralidad conceptual que ellas albergan, producen o impulsan, precisamente por ello, un campo que se ha consolidado cada vez más (Jesuino, 1981).

A finales del siglo XX ocurrieron inmensas transformaciones que han producido cambios en las dinámicas sociales, y que exigen que la academia trascienda las fronteras tradicionales del conocimiento (Fazenda, 1994). Fenómenos como la caída del muro de Berlín y el fin de la URSS, aún en la década de 1980, ya anticipaban la amplitud de los cambios que estarían por venir y que exigirían una lectura marcadamente interdisciplinaria, ya que cualquier lectura disciplinaria ofrecería una perspectiva reducida del fenómeno (Benko, 1996; Chomsky, 1996). En cierto modo, el resurgimiento del liberalismo económico y político, años antes, ya apuntaba en esa perspectiva, ya que la última "ola" liberal había vuelto al mercado y la estabilidad financiera como valoradas por encima de la protección del trabajo y de la seguridad social (Gentili, 1998; Rey y Sintomer, 2005; Przeworsky, 1995). Asociado a esa "ola" está la reciente explosión del desempleo, relacionado con las crisis económicas y la introducción de nuevas tecnologías, o incluso la reestructuración de sectores productivos y la flexibilización de las relaciones de trabajo.

Los cambios sociales como éstos se desdoblan en posibilidades de transformaciones de múltiples órdenes, como las actualmente vividas en esas coyunturas de fines de siglo XX. Si observamos atentamente, el trabajo formal, como lo entendemos hoy, puede llegar a ser sólo parte de la historia de la humanidad ya que en esa primera década del siglo XXI, emergen nuevas formas de trabajo. Procesos como estos vienen ocurriendo en diversas esferas, en las áreas cultural, económica y política. También afectan la producción de las subjetividades, del ambiente y del espacio.

La aparición de las computadoras personales e Internet, por ejemplo, viene cambiando los más variados hábitos. Lo que antes parecía ser el gran desafío, la obtención de información, se transformó en el desafío de saber seleccionar la información disponible. Hoy por medio de una computadora conectada a la red mundial, muchas personas descubren amigos virtuales, establecen relaciones que van desde las efemérides hasta el matrimonio.

Como se ve, los cambios enfrentados en las últimas dos décadas del siglo XX, definen la dimensión de los desafíos que los teóricos del cambio social y de la participación política están enfrentando. Desafíos que no nos son extraños, pero que en nuestra concepción ya no se pueden reducir a una dimensión de la sociología (Stompka, 2005). La complejidad de la sociedad contemporánea coloca a sociólogos, psicólogos, geógrafos e historiadores, con sus distintas miradas hermenéuticamente orientadas, desde una formación disciplinaria, que se verá sobrepasada en las fronteras de esos saberes constituidos y exigen de ellos un tránsito que establece como paradigma emergente, la perspectiva interdisciplinaria del proceso de conocimiento. Implicará establecer diálogos (Rancière, 1996) para desvelar objetos o responder cuestiones múltiples y complejas, se presenta como un desafío urgente para las ciencias sociales y humanas, las que deben coordinarse como un todo.

De la misma forma que la sociología surgió en una época de desarticulación social, como una respuesta a los desafíos e impasses que brotaron en el capitalismo industrial, los estudios del Cambio Social y de la Participación Política se muestran impulsados como un campo de conocimiento que exige un tratamiento interdisciplinario, precisamente porque aún no sabemos las respuestas a los cambios que están ocurriendo en el plano práctico y en el teórico. Es relevante, por tanto, el esfuerzo que diferentes grupos interdisciplinarios han hecho al contemplar el mundo sobre ese campo temático, para producir nuevas miradas que se establecen a partir de campos concretos, pero que sobrepasan los límites de una Sociología de los Cambios Sociales (Parsons, 1968; Stompka, 2005) o incluso de la historiografía (Nisbet, 1972).

Así, cierto es que el cambio social y la participación política se convierten en objetos en otros espacios de saber. Si, por un lado, las teorías que procuraron dar cuenta de los cambios ocurridos en los dos últimos siglos se encontraban abrigadas en la sociología, en la historia y en la psicología social, los cambios vividos en ese tiempo de transición secular exigen el aporte de otras áreas del saber como la educación, la comunicación, la ciencia ambiental y la geografía.

Tal procedimiento parece prudente, en la medida en que el conocimiento humano es acumulativo. Siendo así, el objetivo principal de este campo interdisciplinario es aportar a las teorías de cambio social y de participación política, predominantes en las ciencias sociales en el siglo XX, una dimensión interdisciplinaria de esos fenómenos tan trabajados en los años 1960 y 1970. Reconocemos la necesidad de buscar las raíces de estas teorias e ideas en los dos siglos anteriores, en los autores como Auguste Comte, Gustave Le Bon, Gabriel -Tarde, Karl Marx, Talcott Parsons, Florestan Fernandes, Otavio Ianni, José Pastore, Sedi Hirano, Salvador Sandoval, Charles Tilly, Jorge Correa Jesuino y Serge Moscovici. No se trata de atreverse y pronosticar, sino de permitir que tal temática encuentre espacio de desarrollo en el ámbito académico para aproximar el debate teórico entre distintas posiciones epistémicas de la actividad que exigen los procesos de cambio y participación social.

 

3. La construcción de un campo interdisciplinario del cambio social y de la participación política

De este modo, sea el diálogo iniciante o iniciado, consolidado o en proceso de producción, que se expresa a partir de las cuestiones que esta área contiene y se especializa en diversas líneas de acción, es necesario que construyamos una base mínima para pensar en la contribución que, no sólo la sociología y la historia

puede o pueden dar, sino como distintas ciencias pueden converger en este dominio del saber, para una mejor comprensión de los cambios sociales y de la participación política que apenas se inician en ese siglo XXI.

Para ello, entendemos que se imponen al menos tres elementos ordenadores del campo que necesitamos estudiar:

1.     Elementos teóricos y metodológicos en el campo del cambio social y de la participación política;

2.     Elementos relativos a la construcción del desarrollo resultante del cambio social como consecuencia de procesos de participación política.

3.     Cuestiones relativas a los mecanismos de producción de los cambios sociales en la sociedad civil, movimientos sociales y organizaciones públicas y privadas.

A partir de esas cuestiones queremos dar continuidad a la búsqueda y desarrollo de modos de lectura, explicación e intervención en los diversos sectores de la sociedad global. Actualmente vivimos, por un lado, tensiones de cambios paradigmáticos que nos sitúan entre la afirmación de la modernidad y su negación y, por otro, afirmaciones categóricas de que vivimos un período de transformación histórica que nos conduce a la posmodernidad, justamente por la superación de esas (Harvey, 1992).

El campo propuesto encuentra un espacio privilegiado de actuación y un amplio conjunto de posibilidades operacionales. Estudiar el cambio social, el ejercicio del poder en la modernidad o la comunicación como elemento de cambio social y de desarrollo (Fairclough, 2001; Frey, 2003) son algunos ejemplos de lo que estamos proponiendo aquí y que exige una nueva forma de posicionarse frente al "cambio social y la participación política", constatando como el estudio de procesos de cambio social sobrepasan la mera comprensión de las estructuras de las sociedades. Es necesario tener en cuenta que las estructuras están atravesadas por elementos dinámicos que les impone continuas reestructuraciones para dar cuenta de elementos vivos de la vida social (Kriesi, 1993; Kuklinski, 2009). Con esto nos referimos, por ejemplo, a procesos de construcción y transformación de las categorías de raza, etnicidad, clase, género y orientación sexual (Silva, 2007a, 2008). Pensar estos elementos transversales es fundamental en un mundo en el que los fenómenos migratorios están marcados por la diversidad y han provocado un interminable número de cambios sociales en las dinámicas subnacionales, nacionales e internacionales.

Como se puede notar, este campo necesita constituirse interdisciplinariamente para que pueda dar cuenta de la comprensión de las transformaciones de la vida social y sus implicaciones en las dinámicas políticas de la sociedad contemporánea.

 

4. Los desafíos para el campo teórico

En el campo conceptual, encontramos ideas que van desde visiones más restringidas del cambio y de la participación hasta las que las conciben como la simple alteración de las relaciones y relaciones entre grupos sociales de gran envergadura, las que dependerían de formas de participación social (Moscovisci, 1981). Ciertamente, se trata del cambio de las relaciones entre esos grupos que pueden ser entendidas a partir de distintas polaridades, que van desde el comportamiento social interindividual hasta el comportamiento social intergrupo. Así, el tema del cambio social, clásico en las ciencias sociales, dejó de ser objeto privilegiado de esas ciencias con la consolidación de las grandes narrativas (Fairclough, 2001; Foucault, 2007).

Las grandes teorías sociales se preocuparon, crecientemente, a lo largo del siglo XX, en las transformaciones vistas a partir de sus propias narrativas, determinísticas, y relegaron a segundo lugar los fenómenos sociales emergentes y o aquellos que revelaban especificidades propias, innovadoras. Siendo así, creció el vacío interpretativo de estos fenómenos, resultando en una crisis no sólo de las ciencias modernas, las sociales entre ellas, sino de la interpretación de lo social.

Sin embargo, la contemporaneidad viene desafiando a las ciencias sociales en el sentido de revisar esos marcos, provocándolas a mirar los fenómenos a la luz de los reales cambios sociales en curso. De ahí, la relevancia de un campo nuevo y con bases nuevas a ser construidas, centrado en la temática de los cambios sociales y participación política. Esta nueva mirada permite abordar las prácticas específicas, ya que es en ellas que se expresan muchos de los cambios sociales en curso, pero con miradas ampliadas por el encuentro entre los saberes, lo que posibilita develar, comprender y describir sus efectos concretos, por medio de estas prácticas analíticas (Hacienda, 1994).

El análisis de los diversos aspectos de la condición humana contemporánea relacionados con los procesos de participación política y el cambio social, todavía tropiezan en la fragilidad de cómo se han tratado cuestiones teóricas y empíricas (Hogan & Tolmasquim, 2001). Estos son objetos a los que debemos volver nuestra atención, con el fin de comprender mejor el mundo actual y de manera interdisciplinaria, pues la compleja sociedad contemporánea nos exige como científicos sociales una comprensión de la acción política desarrollada en sus múltiples contextos sociales.

Se puede decir que eso exige de quien se dedique a este campo un esfuerzo analítico de comprensión humana y de organización social resultante de la acción política del ser humano, siendo necesario el conocimiento acerca de los procesos de participación y cambio de las relaciones y estructuras sociales (Forsé S / d). Aunque pueda parecer obvio, al menos para nosotros, es menester recordar que estos dos campos de estudio se interrelacionan. El cambio social puede ser visto en fenómenos de participación política y desarrollo local, por ejemplo, y la participación política en acciones colectivas, movimientos y movimientos sociales. En cada una de esas posibilidades de encuentro del cambio y de la participación, es posible analizar cómo los fenómenos colectivos e individuales contribuyen a la formación del mundo contemporáneo, marcado por la dinámica global / local (Bandera, 1999; Frey, 2003).

Nos parece que en estos días actuales es cada vez más urgente dedicarnos al estudio de las relaciones grupales e individuales a partir de procesos de socialización política, que producen distintas formas de participación y se desdoblan en posibilidades diversas de desarrollo local y sostenibilidad socio ambiental, y en consecuencia, cambio social (Fernandes, 2005; Kriesi, 1993). En este marco, la temática del desarrollo local, de las territorialidades y de los procesos de gestión, son algunos de los fenómenos que posibilitan un análisis más preciso de las diferentes modalidades de participación política, que dan dinamismo a la sociedad y contribuyen a la democratización de formas locales y globales de poder (Font, 2001; Massadier, 1994).

En este sentido, la temática del desarrollo implica la comprensión de los conflictos generados, sobre todo, en función de los ideales de conservación cultural y ambiental, traducidos, por ejemplo, en la noción de patrimonio. En la actualidad este proceso implica un análisis más profundo de la noción de memoria colectiva y memoria política (Ansara, 2000, 2001, 2008a, 2008b), de identidades colectivas (Castells, 2002; Melucci, 1996; Silva 1999), pertenencias y relaciones con el lugar y con la cultura que los diversos segmentos sociales poseen (Silva y Sanches, 2012).

Comprender las diferentes territorialidades que marcan un mismo espacio (Benko, 1996) es fundamental para incluirlas en los procesos de gestión, desarrollo y consecuentes políticas públicas. De la misma manera, los movimientos de la sociedad expresados en procesos de frentes pioneros y en comunidades semi-aisladas de los procesos socioeconómicos regionales, deben ser insertados en los contextos de elaboración, ejecución y gestión de políticas públicas orientadas al desarrollo local, involucrando, por ejemplo, el compromiso de esas comunidades en los procesos de toma de decisiones (Silva & Sanches, 2012; Costa & Silva, 2013).

El sentimiento de pertenencia estimula la participación política en la discusión y demanda de sus derechos (Tajfel, 1982, 1983). Además, proporciona también una maduración equivalente a responsabilidades y deberes de ciudadano (Carvalho, 2000, Font, 2001). El ejercicio consciente y activo en los procesos participativos puede reflejarse en la definición de políticas adecuadas y coherentes para el desarrollo local, así como promover cambios sociales que estimulen procesos comprensivos de las dimensiones ambiental, política y cultural, en los patrones de comportamiento de la sociedad (Klandermans, 1995, 1998). El aprendizaje de uso de instrumentos de entendimiento de las relaciones entre la sociedad, la cultura y la naturaleza, así como aquellas orientados a la investigación y evaluación de los elementos garantes de la calidad del medio ambiente en la construcción del desarrollo local, es un elemento que desafía el campo del cambio social interdisciplinariamente construido. En nuestra opinión, esto se lleva a cabo a partir del análisis de los diversos conocimientos acerca de la sociedad, del medio ambiente y de las políticas espaciales que modifican los territorios y movilizan a personas a la participación.

De lo anterior se desprende que el cambio social y la participación política relacionados con el desarrollo local / regional están articulados con las ideas de Participación, Política y Derechos, presentes en los procesos sociales orientados a las prácticas educativas para la democracia (Giddens, 1994; Habermas, 1997; Santos, 2002). La memoria, sea cualificada como colectiva o política, entendida como elemento que dinamiza los procesos de cambio y participación, propicia el desarrollo de las estructuras democráticas (Ansara, 2008a). Las memorias son resignificadas continuamente en sociedades complejas como las que marcan la contemporaneidad. Estas memorias son permanentemente reconstruidas a través de múltiples discursos y derivan de distintas formas de participación política y social, al mismo tiempo que fomentan nuevas formas de participación y resistencia (Halbwachs, 1990; Jeudy, 1990; Pollak, 1989; Le Goff, 1994; Silva, 2007).

El mundo contemporáneo se ha caracterizado por la complejidad y el acelerado proceso de individualización del sujeto urbano. La velocidad de las modificaciones tecnológicas, la abundancia de informaciones que sorprenden a hombres y mujeres cotidianamente e incluso, la superficialidad con que esas informaciones se transmiten, parecen favorecer la estructuración de verdaderas sociedades del olvido (Castells, 2000; Ansara 2008b). Conviene atender a las interrelaciones existentes entre memoria, patrimonio, conservación y políticas de olvido y de recuerdo (Jelin, 2000). Contra la amenaza del olvido, la memoria se presenta como forma de resistencia y lucha política y de diferentes maneras es reconstruida por la multiplicidad de los grupos sociales (Silva, 2008).

Comprender cómo la memoria colectiva posibilita la organización de formas de poder y de resistencia, y en qué medida favorece los procesos de identificación social, fortalecimiento de la participación y de la acción política, es un punto al que se ha dedicado atención más recientemente en el dominio del cambio social. El estudio de los repertorios discursivos, que vienen siendo construidos en diferentes espacios y tiempos históricos contribuyen para ello. Tales repertorios se encuentran anclados en diversos lenguajes: verbal, escrito, gestual, imaginario, con contenidos simbólicos, que caracterizan las relaciones étnicas, de género, sociales y políticas. De este modo, el estudio y reflexión de la heterogeneidad presente en las relaciones sociales y sus implicaciones en la elaboración discursiva contribuyen a la comprensión de la producción de las memorias y de los olvidos y su relación con la participación política y el cambio social.

Reiteramos que la comprensión de la producción de la memoria y del olvido son aspectos fundamentales para que se puedan entender los procesos de cambio y de participación política y de organización comunitaria (Pollak, 1989). Al abordar los mosaicos de la memoria colectiva (Ansara, 2008a), que son producidos a partir de diferentes narrativas de la historia y que impulsan o desalientan el actuar político de actores colectivos, se puede construir mejor el cuadro actual y proyectar los desafíos futuros.

El estudio de fenómenos colectivos como masas y multitudes, desde una perspectiva crítica e interdisciplinaria urge a cada momento del nuevo milenio. Cada instante más y más se ha implementado prácticas de gestión participativa, en las que agentes públicos y militantes de movimientos sociales, se sientan a la mesa para negociar en comisiones paritarias o en consejos que componen la administración pública. Estos procesos indican cambios en las formas de participación e interacción entre distintos actores y, por consiguiente, apuntan a la necesidad de una mirada más amplia hacia el fenómeno, pues en él se mezclan múltiples tipos de variables que en otros tiempos se manifestaban como autónomas. Así, elementos estructurales y formas de lidiar con recursos y oportunidades políticas se mezclan, por ejemplo, a emociones y sentimientos que permiten entender las dinámicas intra e intergrupo, así como los juegos de interés y antagonismos o incluso la voluntad de actuar colectivamente a esos sujetos implicados en los movimientos colectivos (Melucci, 1980, 2001; Sandoval, 2001; Silva 2001). Analizar fenómenos colectivos tal como movimientos sociales presentes y pasados, a saber, movimientos de trabajadores, huelgas y otras estrategias colectivas de protesta social, resultantes de contextos complejos y que ponen de relieve los múltiples dilemas de la humanidad, se ha vuelto una tarea cada vez más dura y difícil. Dichos fenómenos exigen una apertura cognitiva que no siempre permiten las filiaciones teóricas disciplinarias.

De la misma forma, entender las relaciones entre estado y sociedad (Bobbio, 1986) y los fenómenos colectivos que de ellas se originan - conflictos, negociaciones, política internacional, etc. - demandan cada vez más que sectores como política, historia y psicología social, mantengan un contacto más allá de las fronteras disciplinarias. No es extraño que en estos últimos 40 años se han fortalecido saberes y teorías nacidas en el intersticio disciplinario, como es el caso de la psicología política, de la psico-historia, de la sociología política, de la geografía política, de la economía política e incluso la administración pública. Estos fenómenos revelan antagonismos sociales y estados de rupturas, en las que las disputas se dan entre sectores de la sociedad civil y el estado por espacios de producción de nuevas formas de conciencia política y de visibilización de sus agendas (Silva, 2008, 2015).

Como se puede notar, este nuevo campo de estudios nacido de una mirada interdisciplinaria, se preocupa por el estudio de procesos de movilización política de los diversos actores sociales involucrados en distintas formas de acciones colectivas y que están dirigidas a la construcción de nuevas formas de relaciones sociales provenientes de procesos de cambio social y de participación política. En este sentido, cuestiones como gobernanza, son importantes en la medida en que crean micro institucionalidades que permiten, a los grupos que la comparten, delinear una forma de vivencia y comportamiento, frente a las reglas y dictámenes sociales globales, incentivando e influenciando determinados tipos de acción o inacción. Estos cambios se derivan en nuevas formas de participación y control social del estado, de construcción de políticas públicas y de concientización política de los sujetos colectivos involucrados en esos múltiples procesos.

De modo particular estas disputas y cambios se materializan en cuestiones como el papel crecientemente ejercido por la consideración de la dimensión socioambiental en las dinámicas de los movimientos sociales, tanto en los planos institucionales - de las representaciones gubernamentales a las representaciones corporativas y o científico-disciplinarias -, como en las no institucionales - de las organizaciones gubernamentales a los saberes tradicionales. Por tanto, desde las investigaciones histórico-epistemológicas de las ciencias sociales, considerando tanto la desagregación de sus matrices socioambientales (paso del siglo XIX al XX) como la reanudación de esa preocupación originaria (en la transición del siglo XX al XXI), a las investigaciones de mecanismos de emergencia del socioambientalismo contemporáneo, constituyen focos de este campo. Lo anterior puede observarse, por ejemplo, en los planes institucionales, en las convergencias de los temarios de las grandes conferencias internacionales de población y medio ambiente y, en los demás planes, en las adhesiones de todas las organizaciones y movimientos, a las perspectivas de una sustentabilidad, cuyo significado está en permanente construcción.

 

5. Consideraciones finales

Por tanto, temas como movimientos sociales y estado, transnacionalización de movimientos sociales, humanización de las políticas públicas, políticas públicas de inclusión social, nuevas construcciones identitarias, etc., son aspectos que pueden ser investigados de manera más detallada a partir de los esfuerzos interdisciplinarios. Como se puede observar, el estudio del cambio y de la participación encuentran una nueva forma explicativa que se acerca más a la realidad de la vida cotidiana que está marcada por la multiplicidad y diversidad. Un enfoque interdisciplinario necesita abrirse a esa realidad menos procesada del conocimiento y más cercana a un lugar donde los encuentros y los desencuentros son siempre fructíferos, pues conducen al diálogo.

La producción de nuevas formas de conocimiento implica entender más y mejor los caminos de la transformación de la realidad social. Y eso se da al entender que, para que otro mundo sea posible, es necesario que se produzca un conocimiento sólido que impulse el propio cambio social, la gobernanza democrática y la gestión participativa (Pateman, 1992).

El desafío se asocia, por tanto, a la formación de nuestros académicos e investigadores, quienes en su mayoría no abandonan fácilmente las porciones de poder que otorgan el discurso hegemónico y la reiteración de fórmulas seguras pero limitadas. La consideración de la globalización del conocimiento, que pudiese fundamentar el trabajo interdisciplinario, choca con la realidad del neocapitalismo cognitivo, que ha inundado nuestros centros de educación superior, donde los esfuerzos no siempre son esfuerzos cooperativos, sino funcionales al logro de los ya comentados dominios o discursos de poder.

Vemos en el trabajo multidisciplinario, un espacio para la reformulación de los métodos de trabajo investigativo, donde debe primar la fuerza heurística y comprensiva de cada propuesta mas allá de la conveniencia y alineamiento disciplinario. Nos movemos, desde la comodidad y seguridad de la disciplina hacia la dinamización de nuestros discurso, con las reificaciones que emergerán como herramientas de sentido para fenómenos más complejos y que requieren de nuestro mayor esfuerzo y cooperación.

Postulamos que esta habilitación es esencial para las ciencias sociales y las acercan hacia una perspectiva más humana y situada.

 

Notas

1       Filósofo, Master y Doctor en Psicología Social de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo - Brasil; líder de grupo de investigación en Psicología Política, Políticas Públicas y Multiculturalismo-GEPSIPOLIM; profesor de Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades de la Universidad de São Paulo - Brasil. Correo electrónico.: alessoares@usp.br

2      Geógrafa, Doctora en Geografía y Libre Docente en Economía y Políticas Públicas de la Universidad de São Paulo - USP - Brasil. Actualmente es vice-directora de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades y líder del Grupo de investigación en Políticas Públicas, Territorios y Sociedad del Instituto de Estudios Avanzados de la USP, Brasil.

Correo electrónico.: namello@usp.br

3      Psicólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Doctor en Psicología de la Universidad de Chile. Académico y líder del Grupo de Investigación en Psicología Política de la Escuela de Psicología y Filosofía de la Universidad de Tarapacá, Arica, Chile. Correo electrónico. : jromero@uta.cl; proferomero@gmail.com

 

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