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Revista de Investigacion Psicologica

versión On-line ISSN 2223-3032

Revista de Psicologia  no.19 La Paz jun. 2018

 

INVESTIGACIONES TEÓRICAS

 

La expropiación petrolera en los libros de texto
gratuito: aportes al imaginario social

 

Mexican Petroleum Expropriation in textbook:
contributions to the social imaginary.

 

 

Josafat Morales Rubio1

 

 


Resumen

La expropiación petrolera de 1938 ha generado una vasta obra historiográfica en México desde poco después de llevarse a cabo. Dentro de ésta, podemos encontrar los libros de texto gratuito, que son obligatorios para todos los estudiantes de educación básica en México. Pese a ser un tipo de historiografía poco estudiada, los libros de texto gratuito son en muchos casos el primer lugar donde los mexicanos tienen acceso a la historia de su país, por lo que resulta una fuente invaluable para poder analizar lo que estos conocen sobre ella, así como la consecuente importancia que tendrá el petróleo dentro del imaginario social.

Palabras Clave

Imaginario social, libros de texto gratuito, nacionalismo, expropiación petrolera, historiografía


Abstract

1938's Petroleum Expropriation has generated a big amount of historiographical pieces in México since briefly after it happened. Within these, we can find the libros de texto gratuito (free textbooks) which are mandatory for all elementary school students in México. Despite being a not very studied kind of historiography, free textbooks are in many cases the first place where Mexicans have access to their country's history, so they turn into a invaluable source to analyze the importance of oil within the social imaginary.

Keywords

Social imaginary, textbooks, nationalism, petroleum expropiation, historiography


Resumo

A expropriação de petróleo de 1938 gerou um vasto trabalho historiográfico no México desde pouco tempo depois de ter sido realizado. Dentro disso, podemos encontrar livros didáticos gratuitos, que são obrigatórios para todos os estudantes de educação básica no México. Apesar de ser uma espécie de historiografia pouco estudada, os livros didáticos gratuitos são, em muitos casos, o primeiro lugar onde os mexicanos têm acesso à história de seu país, por isso é uma fonte inestimável para analisar o que eles sabem sobre isso., bem como a consequente importância que o petróleo terá no imaginário social.

Palavras-Chave

Imaginário social, livros didáticos gratuitos, nacionalismo, expropriação de petróleo, historiografía


 

 

De acuerdo con el historiador Luis González y González "hay diez o doce temas difícilmente prescindibles para todo historiador mexicano. Uno de ellos, la nacionalización del petróleo, con ser tan reciente, ya ha seducido a mil y un autores, y sin duda, mientras dure nuestro entusiasmo nacionalista, seducirá a muchos otros". (González y González, p. 171) Aunque el tema, como bien dice González y González, ha sido tratado por una gran cantidad de historiadores, unos de amplia rigurosidad académica y otros de modo más bien propagandístico, existe un tipo de historiografía sobre la expropiación petrolera del que se ha estudiado poco, pero que ha tenido un importante impacto sobre muchas generaciones de mexicanos, la que se presenta en los libros escolares.

En México, desde el año de 1959 el Estado entrega de manera gratuita a todos los estudiantes de educación básica una serie de libros sobre diversas temáticas: Matemáticas, Español, Ciencias Naturales, Historia, Geografía, etc. Más aún, el uso de estos libros es de carácter obligatorio en todas las escuelas, tanto públicas como privadas, por lo que, por lo menos en la teoría, pueden ser considerados la primer fuente de conocimientos de todos los mexicanos desde hace casi 60 años.2

Retomando el tema de la expropiación petrolera, entenderíamos entonces que la mayoría de los mexicanos, por no decir que prácticamente todos, supieron sobre dicho acontecimiento, por lo menos en una primera instancia, por medio de los llamados libros de texto gratuito. Ante esta situación, el presente trabajo busca hacer un análisis sobre lo que en estos libros se ha dicho, en diversos momentos históricos, sobre la expropiación petrolera, para así poder visualizar el impacto que han tenido sobre el concepto que se tiene del petróleo en el imaginario social en México.

 

I. Importancia de la escritura de la historia para el imaginario social

Cornelius Castoriadis, en su libro La institución imaginaria de la sociedad, nos dice que los dos elementos que forman el imaginario social son el teukhein, que es el hacer social, y el legein, el representar o los códigos del lenguaje (Castoriadis, p. 394). Bajo estas dos categorías, podríamos considerar a la historiografía como parte del legein, por lo que entendemos que se trata de un elemento constitutivo del imaginario social. En otras palabras, la escritura de la historia va a ser uno de los elementos que den forma al imaginario social, pues a través de dicha representación se va a nutrir el imaginario. En el caso de la expropiación petrolera esto queda claro, pues el concepto que tienen hoy los mexicanos sobre el petróleo, como un producto nacional, se nutre en buena medida de la historiografía sobre este tema que, como ya se decía al inicio, es bastante amplia.

Pongamos un parde ejemplos. Jesús Silva Herzog fue un importante intelectual mexicano quien, a la par de su trabajo académico, se desarrolló en el servicio público en diversos puestos. Silva Herzog escribió el ensayo "Petróleo Mexicano: Historia de un problema", texto que cuenta con cuatro ediciones en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM en los años 1947, 1963, 1964 y 1973, una edición conmemorativa de PEMEX por el 50 aniversario de la expropiación petrolera (1988) y aparece en dos colecciones de escritos del autor editadas por El Colegio Nacional en 2008 y 2010 respectivamente. Por el número de ediciones, podemos intuir que su aceptación fue amplia tanto dentro de la academia como fuera de ella, en parte por el gran reconocimiento que tiene el autor a nivel nación, así como por el hecho de que participó en la expropiación petrolera y un año después de esta fue designado gerente de la Distribuidora de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Aunque queda claro que la obra no fue leída por el grueso de la población mexicana, seguramente si fue consultada por los llamados "líderes de opinión", lo que permite que lo ahí escrito llegue a sectores amplios de la población e impacte al imaginario social.

Un segundo libro que vale la pena mencionar es México y Estados Unidos en el conflicto petrolero, de Lorenzo Meyer. Este texto, que a casi 50 años de su publicación sigue siendo ampliamente aceptado en la comunidad académica, trata el tema desde una perspectiva diferente a la tradicional visión nacionalista, al insertar el acontecimiento dentro del esquema de las relaciones México-Estados Unidos, además de utilizar una gran cantidad de fuentes primarias.3 Al igual que el libro de Silva Herzog, cuenta con una buena cantidad de ediciones y reimpresiones (1968, 1972, 1988, 2009), además de una traducción al inglés, Mexico and the United States in the Oil Controversy, 1917-1942, publicada en dos ocasiones, 1972 y 1977. Con ella, Meyer se convirtió rápidamente en uno de los principales expertos en el tema, siendo hasta el día de hoy considerado un destacado intelectual y líder de opinión cuando de la historia del petróleo en México se trata.

Ahora bien, para que los dos textos antes citados, o cualquier otro sobre el tema, tengan un impacto en el imaginario social, sus relatos deben ser percibidos como verídicos. De acuerdo con Paul Ricoeur"[...] sólo juntas escrituralidad, explicación comprensiva y prueba documental, son capaces [los autores] de acreditar la pretensión de verdad del discurso histórico" (Ricoeur, 371). Así, podríamos entender que, para que estas obras contribuyan al imaginario social, deben tener una explicación comprensiva, así como proporcionar pruebas documentales, a través del aparato crítico. En los casos antes citados, el majeño de fuentes resulta ser extraordinario, destacando para el caso de Silva Herzog un amplio análisis realizado por él mismo durante el conflicto petrolero sobre el estado de las finanzas de las empresas petroleras, y para el caso de Lorenzo Meyer, la correspondencia oficial entre los Estados Unidos y México.

Regresando a los libros de texto gratuito, el problema resulta evidente: aunque en ellos se cuenta con una explicación comprensiva, carecen de un aparato crítico que sustente la prueba documental. Sin embargo, para los menores, quienes no comprenden la necesidad de esto, lo que se les enseña en la escuela a través de estos libros es la verdad, sin una mayor necesidad de comprobación. Si, como decíamos, estos libros llegan a todos los niños del país y son aceptados por ellos como verdad, su impacto sobre el imaginario social es muy amplio. Posiblemente algunos de estos niños, con el paso del tiempo, lean alguno de los otros textos citados, o escuchen a algún líder de opinión que los haya leído, llegando a ser influidos por ellos, pero lo que sí es seguro es que todos ellos habrán leído el libro de texto.

 

II. Educación: creando la Historia

Desde la llegada al poder del régimen revolucionario en los años veinte del siglo pasado, el tema educativo se convirtió en una prioridad para el Estado. Impulsado por el alto porcentaje de analfabetismo, los primeros gobiernos iniciaron importantes campañas de educación, buscando decisivamente eliminar, o al menos disminuir en el mayor grado posible, dicha situación. Pero el objetivo del gobierno con la educación va a ser doble, al tiempo que ésta busca alfabetizar a la población, también persigue cristalizar dentro de los niños un nuevo proyecto de nación.

Al revisar la redacción original del artículo tercero constitucional, podemos observar que, aunque el Estado está obligado a brindar educación primaria, los particulares también pueden impartirla, con previa autorización del poder público, el cuál puede negarlo o revocarlo sin juicio previo. Con esto, nos dice Josefina Zoraida Vázquez, "la Revolución dio al Estado la fuerza y los medios legales para un monopolio educativo, capaz de eliminar de la escuela toda interpretación que no fuera propia". (Vázquez, 1979, p. 2) El naciente Estado revolucionario se encontraba muy interesado en que los niños tuvieran su propia visión en diversos aspectos de la vida cotidiana.

En el mismo artículo tercero, se asegura que la educación deberá "fomentar el amor a la patria" y dentro de sus características está:

" [ser] nacional en cuanto -sin hostilidades ni exclusivismos- atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura" (Artículo tercero, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

De este párrafo, conviene hacer un par de puntualizaciones. En primer término, resulta lógico que un Estado tenga el deseo de fomentar el amor a la patria, pero en el caso de uno recientemente creado tras la Revolución Mexicana es todavía más evidente. Así, la educación busca ser nacionalista, dando un importante peso al sentido de identidad nacional. A la par de esto, un segundo punto importante a destacar el hecho de que se habla del "aprovechamiento de nuestros recursos". Al ser el petróleo un recurso no renovable, queda claro que su correcto aprovechamiento es de suma importancia para el Estado, más si se piensa que en 1917 la mayor parte de éste se exportaba al extranjero. Estos elementos, aunque al momento de la redacción del artículo constitucional podrían no verse tan directamente ligados al petróleo, más adelante tendrán un importante impacto sobre la educación en el tema, como podremos ver m.as delante.

Pero esto es necesario llevarlo aún más allá. Dentro de la educación básica, uno de los elementos más importantes para el Estado va a ser la enseñanza de la Historia, dado que "en México, como en cualquier otro país, el pasado es fuente de legitimidad de las instituciones" (Loaeza, p. 200). Así, el gobierno posrevolucionario va a utilizar esta importante disciplina escolar para adjudicarse un lugar en la memoria de los niños y niñas mexicanos, al tiempo que se les formaban "actitudes y virtudes ciudadanas" (Loaeza, p. 204). Con esto, la enseñanza de la historia se convirtió en un vehículo para la formación de la identidad nacional, conservando el culto a los héroes y el respeto a las instituciones (Vázquez, 1979, p. 217). Esto, tendrá un claro impacto sobre el tema petrolero una vez que el presidente Cárdenas lleve a cabo la expropiación petrolera y funde Petróleos Mexicano, la empresa paraestatal encargada del manejo del sector hidrocarburos en México.

Es importante recordar que la historia en esta época era vista como una continuidad cuyo objetivo final es el progreso, una visión completamente positivista, por lo que las diversas etapas de la historia patria van a ser entendidas como pasos dentro de la integración nacional, de cuyo proceso la Revolución Mexicana y sus gobiernos subsecuentes van a ser piedra angular. Después de la dictadura porfiriana, la Revolución era vista como una suerte de liberación y los gobiernos "revolucionarios" serían los encargados de llevar a la patria hacia el progreso. En este sentido, la expropiación petrolera de 1938 vendría a ser dentro de dicha historia, el momento en que se cristalizó la independencia económica del país, al recuperar las riquezas del subsuelo, que como decíamos antes eran mayoritariamente exportadas, para el beneficio de la Nación.

Sin embargo, el gran salto cualitativo que daría el Estado mexicano en su intento por imponer su propia visión en los estudiantes mexicanos fue la creación en 1959, de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg), así como el hecho de que sus obras fueran declaradas de uso obligatorio para todas las escuelas del país un año después. Estos nuevos libros, perseguían un objetivo doble, el cual proviene de sus dos principales características: el hecho de que sean gratuitos y obligatorios. Al ser gratuitos, el Estado buscaba que apoyaran la formación de los más necesitados, tratando con ello de paliar las desigualdades sociales que existían en el país. Por otro lado, el hecho de que fueran obligatorios, "significaba la coronación del viejo sueño mexicano de inculcar uniformemente las mentes infantiles con la religión de la patria, para lograr la ansiada unidad nacional" (Vázquez, p.210). Como ya decíamos, estos eran también los dos objetivos que guiaron la educación desde la redacción de la Constitución de 1917, pero sería casi 40 años después que se concretarían en una política pública.

En la actualidad los libros de texto gratuito conservan las dos características antes mencionadas, sin embargo, han sufrido una serie de reformas ligadas al contexto político y social en que se han desarrollado. Así, a la fecha, se cuentan con cuatro generaciones: 1960, 1973, 1993 y 2009. A continuación, analizaremos lo que, en cada uno de ellos, se ha dicho sobre la expropiación petrolera, para con eso intentar mostrar los aportes que han tenido para el imaginario social.

 

III. La expropiación petrolera en los libros de texto gratuito

La primera generación de libros de texto elaborados por el gobierno es una obra clásica del desarrollo estabilizador, en la que se mostraba a México como un país exitoso, moderno y democrático, cuyas instituciones eran resultado de una evolución positiva, la cual llevaría a un futuro mejor. Para Jaime Torres Bodet y Martín Luís Guzmán, Secretario de Educación Pública y primer director de la Conaliteg respectivamente, la historia debía ser "vehículo de la reconciliación social y fundamento de un territorio común, de una identidad en la que se disolvieran las diferencias y heterogeneidades que fragmentaban al país" (Loaeza, p. 214). Así, los libros de Historia eran también de civismo, en cuyas páginas se narraban, según Loaeza, una especie de "fabulas con moraleja". Por otro lado, la cronología del partido en el gobierno se encontraba relacionada con la construcción nacional, al mismo tiempo que los valores de éste se podían ver en diversos personajes de la historia patria.

En el libro de historia de sexto año de primaria de esta primera generación, se dice lo siguiente sobre el petróleo y la expropiación petrolera:

"El auge en la extracción de petróleo hacia los años de 1917 a 1920, dio a México [un] lugar muy destacado entre todos los países productores de ese combustible; pero durante muchos lustros nuestro petróleo, en gran volumen, salió del territorio nacional para ir a beneficiar otros países. [...] el Presidente Lázaro Cárdenas decretó en 1938 la expropiación petrolera. Lo hizo fundándose en el Artículo 27 constitucional, que da a la nación la propiedad del subsuelo. [ ... tiempo después,] se creó Petróleos Mexicanos, empresa destinada a satisfacer las necesidades del consumo nacional, a fomentar nuestras industrias y a exportar sólo los excedentes. El petróleo constituye en México la principal fuente de energía. [...] Esta industria, propiedad de todos los mexicanos, ha sido factor decisivo para el desarrollo económico del país. [...]"4 (Blanquel y Manrique, p. 184.)

De este breve texto, podemos analizar al menos dos importantes aspectos importantes. En primer término, la reiteración de que el petróleo es "nuestro", es decir de "todos los mexicanos". En México, es dicho corriente que el petróleo es de todos los mexicanos y, aunque constitucionalmente todas las riquezas del subsuelo pertenecen a la Nación, en ningún otro producto se hace este especial énfasis.5 Por la trascendencia de la expropiación petrolera, y como elemento de legitimación de los gobiernos posrevolucionarios, la recuperación por parte del Estado de los hidrocarburos fue presentada por los gobiernos posteriores a Cárdenas como el momento de la independencia económica del país y, por lo tanto, como parte de la propia soberanía nacional. Aunque los libros de texto no fueron el único vehículo utilizado con este fin, si podemos pensar que este tipo de puntualizaciones en ellos fomentaron la idea del petróleo como algo propio de todos los mexicanos, presente como decíamos hasta la fecha en el imaginario social.

Un segundo elemento a considerar es el hecho que el texto mencione que el petróleo ha sido "factor decisivo para el desarrollo económico del país". En México, como en el resto de los países de América Latina, la teoría económica en boga en esta época era el desarrollismo, por lo que la industrialización del país se convirtió en el mayor objetivo del gobierno. En este sentido, el que el petróleo estuviera en manos del Estado facilitó el desarrollo de la industria, pues éste ofrecía el importante insumo a precios por debajo del mercado internacional, abaratando así sus costos de producción. Más aún, bajo la idea de que las materias primas no debían salir del país, sino ser transformadas y vendidas como productos terminales, la exportación de hidrocarburos se convirtió en sinónimo de "vender la patria". Asi, entendemos que el texto haga mención de que "por muchos lustros" (una clara hipérbole si se piensa que el texto habla de los 21 años que separan 1917 y 1938) el petróleo salió de México para "beneficiar a otros países". Estas palabras no deben ser tomadas a la ligera, pues aunque parezcan simplemente exageraciones literarias para niños, su efecto sobre el imaginario fue muy importante. Bajo la idea de un país en crecimiento y desarrollo, los menores veían al petróleo como uno de los elementos claves del aparente éxito económico, favoreciendo su imagen dentro del imaginario social.

En la segunda generación de los libros de texto gratuito (1973), la materia "Historia" fue sustituía por "Ciencias Sociales", en donde se buscaba integrar el contenido de diversas asignaturas. Dicho cambio fue sólo parte de una reforma educativa de mayor calado, la cual buscaba que los alumnos adquirieran una mayor conciencia histórica, así como una actitud crítica y científica frente al mundo (Villa, p.167). Así, el objetivo del gobierno del presidente Luis Echeverría (1970-1976) era recuperar la legitimación de la Revolución Mexicana, pero dentro del contexto de las revoluciones del tercer mundo, al frente del cual buscó situar a México. Un claro ejemplo lo podemos ver en el libro de Ciencias Sociales de sexto grado en donde se lee lo siguiente:

"En el gobierno de Cárdenas nuestro proceso revolucionario alcanzó uno de sus momentos culminantes. Fueron atendidos, entonces, algunas de las principales demandas sociales de la población, tales como la organización independiente de los trabajadores, la lucha contra el latifundismo y el reparto de tierras, así como la extensión del sistema educativo. Como recordarás, en un acto precursor de las luchas que hoy libra el Tercer Mundo, México nacionalizó sus riquezas petroleras el 18 de marzo de 1938". (Vázquez (B), p. 194)

Así, la expropiación petrolera no era ya sólo el impulso de la economía del país, sino también un acto "precursor de las luchas del tercer mundo". Seguramente cuando el presidente Cárdenas tomó la decisión de expropiar la industria petrolera no tenía esto en mente, pero para los niños de los años setenta esto es lo que él había hecho. Nuevamente, podemos ver cómo el proyecto gubernamental del momento tiene una injerencia importante sobre la enseñanza de la historia, y más específicamente sobre el tema de la expropiación petrolera. En esta misma línea, encontramos el libro de Ciencias Sociales de cuarto grado, en donde se dice lo siguiente: "Cárdenas pensó que el país tenía que dominar sus empresas industriales más importantes, [...] La mayor parte de los países piensan ahora que es importante que cada nación controle la explotación de sus propios recursos naturales". (Vázquez (A), p. 137). La decisión de Cárdenas de llevar a cabo la expropiación no debía ser aplaudida únicamente por sus efectos positivos para la economía nacional, sino como un acto revolucionario, ocurrido veinte años antes de que el resto de las naciones del tercer mundo tomaran conciencia de la importancia del manejo de sus recursos naturales y tomaran acciones para defenderlos. Con esto, la expropiación petrolera obtenía un tinte aún más heroico a los ojos de los niños, aumentando su importancia dentro del imaginario social.

Pero el tema petrolero no se limitaba al libro de ciencias sociales. En el libro de Ciencias Naturales de quinto año, se dice lo siguiente con respecto al petróleo:

"Actualmente usamos como combustibles productos derivados del petróleo, como la gasolina, y el querosén, el gas, la bencina y otros. [...]
Para un país es muy importante el poseer fuentes de energía. El control del petróleo, del carbón y de la electricidad, nos permite mover nuestras máquinas. Esto es muy importante para el desarrollo de una industria independiente y para el crecimiento de un país." (Gutiérrez-Vázquez, p. 160)

Con esto, podemos ver que los alumnos veían el petróleo como algo que tenía un impacto sobre su vida diaria, al ser un producto de uso cotidiano para ellos. Lo que resulta curioso de este texto, es que en un libro de ciencias naturales, donde supuestamente se deberían tratar temas de otro tipo, se reitere la importancia que para el país tiene el controlar sus recursos económicos. Claramente, el modelo económico del gobierno en turno vuelve a aparecer relacionado con el tema petrolero. Con todos estos elementos, podemos decir que los libros de esta segunda generación van a aportar nuevos elementos al imaginario social, fortaleciendo la importancia que tanto la expropiación como el petróleo tienen dentro del mismo.

En la tercera generación de libros de texto gratuito (1993) los textos de historia tuvieron un cambio importante frente a las dos generaciones anteriores. En ellos, se llevó a cabo un revisionismo de la historia oficial, dejando de lado, por ejemplo, la versión completamente negativa del porfiriato para dar paso a una nueva interpretación donde, más que ver el lado obscuro de aquel periodo, se resaltaba el progreso económico y cultural de la época. Este revisionismo se encuentra relacionado con la llegada del neoliberalismo a México y a los principales puestos del gabinete económico, pues no se trataba únicamente de borrar la impresión negativa del gobierno del presidente Díaz, sino del sistema liberal en su totalidad. Para el caso del petróleo y la expropiación, el cambio fue también drástico. El nuevo modelo neoliberal se enfrentaba al antiguo modelo estatista, en el que PEMEX había tenido una posición preponderante, pues ahora el estado debía dejar de ser un participante activo en la economía para convertirse únicamente en un regulador.

Revisemos ahora lo que en estos libros se dice sobre el petróleo y la expropiación. En el libro de historia de sexto año de primaria, se dice lo siguiente:

"En el siglo XX el petróleo ha sido un recurso esencial para los transportes, las industrias y la producción de electricidad. Del petróleo se obtienen combustibles, plásticos y muchos otros productos. En el subsuelo de México existen enormes yacimientos de petróleo, y las primeras compañías que lo explotaron fueron estadounidenses e inglesas, que trabajaban en beneficio propio y de sus países. [...] Después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la demanda de petróleo aumentó de manera importante, pues fue evidente que los países debían tener suficientes reservas de petróleo para sus transportes, sus industrias y su seguridad nacional. Muchas naciones hicieron lo necesario para controlar su petróleo. En México, las diferencias entre las compañías extranjeras y el gobierno fueron creciendo hasta llegar aun conflicto [... ] y entonces el presidente Cárdenas decidió expropiarlas. Lo anunció el 18 de marzo de 1938, y las compañías extranjeras tuvieron que venderle a México su maquinaria, sus pozos, sus refinerías. Las diversas compañías se fundieron en una sola, dirigida por el gobierno, que se llama Petróleos Mexicanos (Pemex). El gobierno estadounidense, interesado en mantener buenas relaciones con México, pues había el peligro de que estallara una gran guerra en Europa, aceptó la decisión del Presidente Cárdenas. \...] (Garrido, pp. 93-94)

De este largo texto, se pueden obtener varios elementos interesantes. En primer término, vemos el tema de la importancia del petróleo, tanto para la industria como para la vida cotidiana, que había sido tratado en los libros de la segunda generación. Este elemento se mantiene, a pesar de los cambios en los libros. En contraste con esta permanencia, el siguiente párrafo si nos presenta cambios importantes frente a lo dicho en los libros de la generación anterior. Mientras que en los setenta se planteaba a la expropiación como precursora de las luchas del tercer mundo, aquí aparece como algo común, llevado a cabo por todos los países tras la Primera Guerra Mundial. Esta anotación resulta un tanto inexacta, pues la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEO), que sería precisamente la encargada de velar por los intereses de los países petroleros, se funda hasta 1960, mientras que la fundación de las principales empresas petroleras paraestatales se da en las décadas de los setenta (PVDSAde Venezuela en 1975) y ochenta (Aramco de Arabia Saudita en 1980).

En esta misma línea, lo que resulta contradictorio es que, en un párrafo que parece descontextualizado dentro del mismo libro, se dice lo siguiente: "en la actualidad, muchos países consideran que los recursos naturales deben ser explotados bajo el control de la propia nación, para que los beneficios sean primordialmente para sus habitantes" (Garrido, p. 94). Es decir, aunque no le da la importancia histórica que le dieron los libros de texto de la generación anterior a la expropiación petrolera como acontecimiento, si consideran que, para ese momento, seguía vigente la idea de que los recursos naturales deben ser controlados por el Estado. Como ya se decía, este párrafo, muy parecido incluso en su redacción a lo que aparece en los libros de los años setenta, se nota descontextualizado dentro del resto de la redacción, lo que nos permite pensar que fue producto de una adición ex profeso, posiblemente posterior a la redacción del resto del texto. Este dato no es menor pues, como decíamos, esta tercera generación de libros de texto gratuito fue escrita bajo un régimen de corte neoliberal, en contraste con el régimen estatista de Luis Echeverría. Sin embargo, dentro del propio partido en el poder, existían corrientes en contra del nuevo modelo económico, que podrían haber intervenido dentro de la redacción de los libros. Además, desde la oposición en el Congreso, especialmente por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD)6, los libros fueron acusados de "proteger ideológicamente al gobierno y de justificar el proyecto de modernización salinista" (Villa, p. 171). En esta misma línea, resulta interesante la última parte de la cita amplia antes expuesta, en donde se habla de que el gobierno estadounidense aceptó la decisión del presidente Lázaro Cárdenas. Es importante recordar que precisamente en el año de 1992 se estaban llevando a cabo las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por lo cual la visión tradicional de la expropiación petrolera, dada como enfrentamiento con los Estados Unidos, debía ser cambiada, pues lo que buscaba el gobierno mexicano era favorecer el acercamiento entre ambas naciones. Nuevamente, podemos notar como la redacción de los libros se ve impactada por la política imperante, y con ellos, el imaginario social.

Sin embargo, quizá el cambio más significativo para el imaginario social en estos textos es el hecho de que no se habla del petróleo como algo propio de los mexicanos. En los textos de la primera generación, era muy clara la referencia al petróleo en términos de "nuestro petróleo". En los de la segunda, no se hace esa referencia específica, sino que se habla del petróleo como algo que posee el país. Ahora, si vemos los libros de esta tercera generación, únicamente se habla de la explotación de los recursos naturales por parte del país, sin hacer referencia a su pertenencia:

Este cambio en la redacción de los Libros de Texto gratuito es, como decíamos, muy importante para el imaginario social. A los niños, por lo menos dentro de los libros, no se les habla ya del petróleo en términos de algo que pertenezca a los mexicanos, ni siquiera a la nación, sino únicamente como algo que debe ser explotado por el país, sin especificar el modo de hacer esto. Durante muchos años, el gobierno mexicano utilizó la expropiación petrolera como justificación de su existencia. Los llamados gobiernos de la Revolución, representados en ese caso por el presidente Cárdenas, habían recuperado las riquezas del subsuelo para la Nación, cumpliendo así uno de los objetivos del propio proceso revolucionario. Ahora, con la llegada del neoliberalismo y la pérdida de legitimidad del relato revolucionario, los nuevos gobiernos, aunque todavía del mismo partido político, tenían como objetivo insertar al país en un mundo globalizado, abierto a otras economías, donde la eficiencia y la competitividad serían los elementos centrales. El petróleo, manejado en su totalidad por una gran empresa del Estado, no cuadraba dentro del nuevo proyecto de nación, por lo que tenía que ser modificado.

En este mismo sentido, al revisar los libros de texto gratuito de última generación (2009), el tema petrolero parece haber perdido bastante importancia. En el libro de Historia de quinto de primaria, se dice lo siguiente con respecto a la expropiación petrolera:

"Antes de ser expropiada el 18 de marzo de 1938, la industria del petróleo que operaba en México era propiedad de empresarios ingleses y estadounidenses; junto con la minería, proporcionaba al gobierno importantes recursos. En varias ocasiones el gobierno mexicano tuvo conflictos con las compañías petroleras a causa de la aplicación de leyes que limitaban sus privilegios económicos. [...] El presidente Lázaro Cárdenas decidió entonces expropiar la industria petrolera para sujetar a la autoridad del gobierno sus bienes y administración. Así se fundó Pemex. (Balbuena, p. 128)

Lo primero que llama la atención en este texto es de que se pone al petróleo al mismo nivel de la minería. Como ya se decía, aunque el artículo 27 de la Constitución asegura que todas las riquezas del subsuelo pertenecen a la Nación, únicamente en el caso del petróleo se le concebía como algo propio de los mexicanos. El sector de la minería ha funcionado en el país a través de concesiones desde la época colonial, a diferencia del petróleo, cuya explotación había estado monopolizado por el Estado a través de Pemex desde 1938. Ahora bien, si recordamos los libros de la primera generación, en ellos se aseguraban que el petróleo, en grandes cantidades, salían del territorio nacional para beneficiar a otros países, algo similar a los de la tercera generación, donde se aseguraba que el petróleo era de beneficio para las empresas extranjeras y sus países. En este nuevo libro, se dice lo contrario, pues se asegura que las empresas extranjeras proporcionaban al gobierno importantes recursos. Podría hablarse mucho sobre si esta aseveración es cierta o falsa, pero lo importante para nuestro objetivo es notar el cambio. Mientras que en los años sesentas lo que busca el Estado a través de los libros de texto gratuito es justificar la existencia de una gran empresa paraestatal, en estos nuevos libros se busca justificar exactamente lo contrario, que las empresas petroleras extranjeras pueden ser beneficiosas para el país. Cabe mencionar que en el año 2013 se llevó a cabo la llamada Reforma Energética, la cual permitía, por primera vez en años, la inversión privada en el sector petrolero. Así, la intención era clara: modificar el imaginario social para favorecer los proyectos del gobierno. Para favorecer esto, la expropiación debía entonces perder cualquier sentido de grandeza, y ser simplemente un acontecimiento más, como aparece en el segundo párrafo de la cita.

 

IV. Conclusión

Todavía faltan muchos estudios con respecto al impacto que tienen los libros de texto gratuito sobre el imaginario social, sin embargo, con este breve escrito podemos llegar a algunas conclusiones. En primer término, el Estado ha utilizado los Libros de Texto Gratuito, especialmente el de Historia o Ciencias Sociales, para promover su propia ideología. Mas aún, cada gobierno ha hecho las adecuaciones que ha considerado necesarias para justificar su propio actuar, impactando así al imaginario social. Como ya decíamos, desde un inicio el objetivo de dichos libros era doble, por un lado abatir la desigualdad en la educación y por el otro plasmar la ideología de la Revolución y el sentido nacional entre los niños del país. Ambos objetivos se han logrado parcialmente, pues aunque actualmente la educación sigue siendo desigual en el país, ya se cuenta por lo menos con un elemento básico parejo, estos libros. Con respecto a la parte ideológica, en México se ha conseguido una mayor unidad y sentido de pertenencia del que existía antes de los libros de texto, sin embargo el proceso globalizador y presiones externas han minado poco a poco este sentimiento.

Para el caso del petróleo, esto resulta evidente. Mientras que en las dos primeras generaciones de libros de texto la expropiación es presentada como un gran hito histórico, y el petróleo como algo de la Nación o de todos los mexicanos, para las dos últimas generaciones se pierde el sentido de propiedad de los hidrocarburos, e incluso se llega a justificar la participación de los particulares en el sector petrolero.

Ahora bien, si pensamos que las dos primeras generaciones de libros de texto gratuito abarca a la población que cursó la educación básica entre 1959 y 1991, es decir un periodo de más de 30 años, el impacto éstos resulta muy importante. El sector que actualmente tiene entre 32 y 64 años de edad, es decir, aproximadamente el 40% de la población en México, vieron en sus libros de texto al petróleo como algo propio de la Nación y cuya administración debía recaer en manos exclusivas del Estado. Para ellos, Pemex era un símbolo del nacionalismo mexicano, baluarte de la defensa de las riquezas del subsuelo por parte de los gobiernos de la Revolución en contra de las poderosas empresas extranjeras. Este sentimiento no fue gratuito, sino que venía precisamente del Estado que buscaba imponer sus valores en la sociedad, y así justificar su permanencia en el poder. Sin embargo, con el cambio de modelo económico, esta identificación del petróleo como algo nacional dejó de tener sentido, pero en la sociedad aún existía, y existe. Ante esto, no sorprende que, cuando en 2013 se llevó a cabo la Reforma Energética, el Partido de la Revolución Democrática juntara más de 1 millón 650 mil firmas7 a favor de una consulta popular para intentar frenar dicha reforma. El imaginario, que durante años el gobierno había alimentado en su favor, ahora se volvía en su contra.

Claro está, no se puede decir que la identificación del petróleo como algo de todos los mexicanos se deba únicamente a los libros de texto gratuito pero, por las razones que ya esgrimíamos al principio de este texto, si podemos decir que tuvieron cierto impacto en el imaginario social. En este sentido, aún es muy pronto para poder saber el efecto que los libros de la tercera, y sobre todo la cuarta generación, tendrán sobre el imaginario social, pero podemos pensar que, a contra corriente de los anteriores, quitarán poco a poco el sentido del petróleo como algo nacional. Hoy, en pleno apogeo de la globalización, la soberanía nacional, que durante años los gobiernos revolucionarios ligaron al llamado oro negro, sufre de una falta de referentes simbólicos que le den sentido. Si, como dice Benedict Anderson, la Nación es una comunidad política imaginada, la pérdida de estos referentes comunes hace que, poco a poco, el sentido de Nación también se pierda, o por lo menos se transforme en algo nuevo.

 

Notas

1 Josafat Morales Rubio es maestro en Historia y doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Sus temas de investigación se desarrollan en torno al petróleo en el imaginario social mexicano y su relación con el nacionalismo. Es miembro del Grupo de Trabajo sobre Identidades de la Red Iberoamericana de Investigación en Imaginarios y Representaciones (RIIR). Actualmente, es director académico de la Maestría en Estudios Históricos en la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP). Correo electrónico.: Josafatraul.morales@upaep.mx

2 Esta medida fue ampliamente criticada por diversos sectores de la población, entre las que cabe mencionar el folleto Monopolio educativo o unidad nacional, publicado por Adolfo Christlieb Ibarrola, entonces vocero del Partido Acción Nacional. A pesar de las críticas, e incluso la alternancia política en el año 2000, el libro de texto gratuito continúa siendo parte central de la educación elemental en México, contando a la fecha con cuatro generaciones: 1960, 1973, 1997 y 2009, cada una de las cuales refleja el contexto histórico y político en que fueron realizadas (Loaeza, p. 209). Loaeza.

3 Es importante mencionar que el texto es la tesis doctoral de Meyer convertida en libro.

4 Marcajes en el original, subrayado mío.

5 Sobre la importancia del petróleo en el imaginario social mexicano, puede consultarse mi artículo "El petróleo en el imaginario social mexicano a 75 años de la expropiación petrolera", en donde se dice lo siguiente: "En México el petróleo se encuentra íntimamente ligado al nacionalismo. Dicho producto, que para otros países es solamente un commodity, es considerado por una parte importante de la sociedad mexicana como un elemento propio, como algo que es "de todos los mexicanos", aunque nunca obtengan ganancias de manera directa por su venta. Dicho sentir no es producto de la mera casualidad, sino del proceso histórico que tiene su momento fundacional en la expropiación petrolera de 1938." (Morales, p. 83).

6 Partido que se había formado muy recientemente por miembros del ala izquierda del PRI y militantes de la izquierda tradicional mexicana tras las elecciones de 1988, el las cuales el candidato oficial, Carlos Salinas de Gortari, venció de manera no muy clara a Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas y ex militante del PRI.

7 Para poner el número en contexto, podemos mencionar que en 2016 se recopilaron para la ley 3 de 3, que proponía exigir a todos los funcionarios públicos presentar su declaración de impuestos, patrimonial y de intereses para combatir la corrupción, un total 634,143 firmas, es decir aproximadamente una tercera parte de las reunidas para la consulta popular en el tema petrolero.

 

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