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Revista de Investigacion Psicologica

versión impresa ISSN 2223-3032

Revista de Psicologia  n.10 La Paz dic. 2013

 

ARTICULO ORIGINAL

 

Identidad y expectativas psicosociales

 

 

Virna Rivero Herrera12

 

 


Resumen

El presente artículo expone la dinámica que existe entre identidad y expectativas psicosociales, con el fin de entender cómo interactúan ambas teniendo en cuenta el proceso, la construcción y la proyección de las personas y de los colectivos en la sociedad. Para ello se utilizan dos perspectivas teóricas: la humanista y la política

Palabras clave

Identidad, Expectativas Psicosociales, Humanismo, Identidad Personal, Identidad Política


Abstract

This paper presents the dynamics between identity and psychosocial expectations, in order to understand how they interact both considering the process, construction and screening of individuals and collective society. The two theoretical perspectives are used: Humanistic and politics.

Keywords

Identity, Psychosocial Expectations, Humanism, Personal Identity, Identity Politics


Resumo

Este artigo apresenta a dinâmica entre as expectativas de identidade e psicossociais, a fim de compreender como eles interagem tanto considerando o processo, construção e seleção de indivíduos e da sociedade coletiva. Duas perspectivas teóricas são usadas: Humanística e política.

Palavras chaves

Identidade, Expectativas psicossociais, Humanismo, Identidade pessoal, Identidade política.


 

 

I. INTRODUCCIÓN

En este ensayo, realizamos un análisis de la relación que existe entre la Identidad y las Expectativas psicosociales.

En dos documentos anteriores uno titulado "Formación docente y construcción de expectativas" (Rivero y Escobari, 2002) y el otro "Estructuras, estrategias y las fuerzas psíquicas del poder. El amor y la tesis de la formación de la identidad política" (Rivero, 2012) se ha considerado lo siguiente: En el primer caso la expectativa ayuda a construir el yo, sus aspiraciones y metas, desde el yo puedo y yo quiero. En el segundo documento la expectativa es una de las fuerzas psíquicas del poder que se puede traducir en aspiraciones y deseos por parte de los grupos y colectivos para cambiar su situación sociopolítica, en la que la identidad es el resultado de la oposición entre unos y otros, donde se da una disgregación social que proviene de un ámbito más amplio como es la sociedad.

En este sentido nos hemos propuesto relacionar estas dos categorías desde dos enfoques, la primera desde el yo o la perspectiva humanista y la segunda desde el somos o la perspectiva política.

Se ha querido resaltar la dinamicidad y la flexibilidad de la edificación psíquica para entender la forma en que estos se resignifican permanentemente desde el yo y desde el somos, asumiendo el humanismo y la posición política como proceso, construcción y proyección.

 

II. IDENTIDAD SOCIAL

La identidad se forma en un contexto socio-político y económico, es decir que ésta es el resultado de la competencia personal y social, en este último caso específicamente de las construcciones jerárquicas a nivel social de acuerdo a las diferentes dimensiones sociales que la forman.

La identidad contiene un conjunto de ideologías, representaciones y valores que se expresan como discursos y se forman y modifican a lo largo de la historia, de allí que Levi-Strauss (1997) refiere que son "inestables y dinámicas".

La identidad es un proceso vinculado a un engranaje de aspectos psicosociales y de coyunturas sociopolíticas que se expresan permanentemente en la sociedad (la calidad de vida de una familia en el Gobierno de Jorge Quiroga, el vivir bien de la comunidad en el Gobierno de Evo Morales, el bienestar de un estudiante en la gestión 2014, etc.), de manera que esta es flexible en tanto se resignifica y se dirige a un ajuste social para el bienestar personal y se opone a un otro distinto.

El enfoque personal y humanista resalta la identidad como un yo que se autodefine, como un individuo que se extiende a la sociedad y como un ser que se proyecta al futuro.

El enfoque social refiere que la identidad es una composición de tres ejes, la identidad de género, la identidad socio-profesional y la identidad cultural en la que influyen dimensiones tales como la religión, la generación y las ideologías políticas entre las más importantes.

Según Moreno (1991) "...existen tres principios fundamentales que actúan sobre cada individuo tendiendo a generar en él, cada uno de ellos autónomamente, una identidad globalizadora. Mi identidad como persona posee estos tres componentes básicos, estructurales: mi identidad étnica, mi identidad de género y mi identidad de clase y profesional. Estas tres identidades forman parte, cada una de ellas, de sendos sistemas en los que funcionan la diferenciación, la contraposición, nosotros-ellos: pertenezco a -o me siento parte de, o soy considerado como de- una etnia en contraste con otras etnias; un género, como diferente al otro o a los otros géneros; y estoy inmerso en un proceso de trabajo concreto, con características distintas a las de otros procesos de trabajo, y bajo unas específicas relaciones sociales de producción, que me hacen tener una posición distinta y opuesta a la de otros en el sistema de clases"13.

En este entendido la identidad y su análisis puede ir por dos líneas, una primera línea se vincula al humanismo donde el interés es el bienestar de la persona, otra línea se relaciona con la actividad social, específicamente la política.

 

III. EXPECTATIVAS PSICOSOCIALES

Las expectativas psicosociales son categorías psíquicas que encarnan la potencia, el poder y el deseo de las personas para lograr sus objetivos, metas y proyectos de vida a nivel personal y grupal. Mientras más intenso el planteamiento de las expectativas más dinámica es la vida psíquica y social.

Las personas tienen expectativas permanentemente, estas se definen como capacidades de logro y deseo cumplido, sin embargo es necesario visualizar las nuevas metas sobre las cuales se sostienen.

La dinámica de la construcción de las expectativas, tiene como primera fuente "la personalidad, a través de ella no sólo se regula y autorregula sus contenidos, sino que también se establecen tiempos que están categorizados según la intensidad que plasme el individuo en su proceso de desarrollo y evolución. Es así que desde los ejes de la personalidad y los tiempos en los que se conforman las expectativas, tendríamos el siguiente proceso de construcción de las mismas"14:

CONSTRUCCIÓN DE EXPECTATIVAS
PERSONALES

Pasado

Primer principio de referencia

Presente
Segundo principio de referencia (lo real-experiencial)

Futuro cercano (Yo puedo)

Principio entre lo real y probable (próximo a lo real)

Futuro lejano (Yo quiero)

Principio entre lo posible y lo deseado

Rivero, V., Escobari, M., 2001. p., 24

Este paradigma solo toma en cuenta al yo y no el nosotros, de allí es que nos permitimos generar un nuevo paradigma que toma en cuenta el nosotros, para entender la dinámica de la identidad en diferentes periodos e intensidades de tiempo.

CONSTRUCCIÓN DE EXPECTATIVAS SOCIALES

Pasado

Primer principio de referencia

Presente

Segundo principio de referencia (lo real-experiencial)

Futuro cercano (Nosotros podemos)

Principio entre lo real y probable (próximo a lo real)

Futuro lejano (Nosotros queremos)

Principio entre lo posible y lo deseado

Rivero, V. 2014

Identificamos cuatro tiempos en cada uno de los paradigmas, estas etapas señalan más bien, diferentes niveles de la construcción de la expectativa. El pasado que es la referencia para el presente y el futuro y es tan dinámico como estos dos tiempos, porque en base a él se elabora y reelaboran las expectativas. El presente que marca de manera inmediata las proyecciones y es dinámico porque hay una brecha muy grande entre lo real y lo ideal.

El futuro cercano se considera como el puedo y el podemos o como una capacidad, en la que se hacen varias consideraciones en vista de conseguir el planteamiento de la expectativa. El futuro lejano, es decir, nosotros queremos es un tiempo posterior al podemos, es el logro que se empieza a experimentar parcialmente, porque si bien la persona no puede vivir dos tiempos a la vez (presente-futuro), de alguna manera hay un mayor acercamiento a la expectativa establecida. La expectativa ya es un logro y a partir de él se reinicia la acción.

"Las expectativas son <<ideales, de lo que podemos y queremos ser y hacer>>. Entendemos que las expectativas son guías de todo proceso humano y que produce una

dirección determinada a nuestras vidas. Se encuentran involucradas dentro del proyecto de vida del sujeto, que orienta sus comportamientos en plazos determinados, ya sea a corto, mediano o largo plazo, por lo tanto regulan la personalidad de forma que la dinamizan, la transforman y complejizan.

La complejidad consiste en la búsqueda constante que tiene el ser humano de enriquecerse para obtener el bienestar, como logro último de vida. En este sentido las expectativas como vehículo de la personalidad se dirigen a las posibilidades de realización personal en un proceso constante de reflexión"15.

Las expectativas también se pueden definir como fuerzas psíquicas o como formas de pensamiento colectivo que generan una serie de comportamientos que causan efectos en el propio grupo porque resignifican la identidad y el logro, es decir que tanto el individuo como el grupo vuelve a darles significado a los contenidos antiguos o históricos.

 

IV. LA IDENTIDAD DESDE UN ENFOQUE HUMANISTA

Lo que soy, puedo y quiero ser

Una primera línea del estudio de la identidad se refiere al enfoque humanista, este se relaciona con la visualización de la identidad desde un enfoque personal, siendo el factor social el que alimenta al primero. La perspectiva humanista se centra en el Yo y su realización en la sociedad.

Rogers (1986) concibe la identidad a partir del autoconcepto y Allport (1961), como autoimagen. Desde esta perspectiva la identidad funciona como percepción y entendimiento del interior del propio individuo, ¿Quién soy? ....Yo soy lo que mi palabra describe de mí mismo. Lo importante es comprender que quien entiende y «vive» su experiencia, es la propia persona.

"El individuo es el único que puede conocer por completo su campo de experiencia"16, por lo tanto es el único que puede comprender su identidad y definirse quién es él o ella y hacia dónde se dirige o lo que quiere ser.

El individuo elabora su propia identidad en función a su percepción a partir de su propia experiencia y de su idealización del yo.

En este caso, el yo tiene dos dimensiones, el yo real <<lo que soy>> y el yo ideal <<lo que puedo y quiero ser>>. En algunas etapas de la vida del desarrollo el yo real está muy próximo al yo ideal, en tanto las personas reconocen sus capacidades y se proyectan hacia alguna meta, cuando se produce esta situación hay una correspondencia en el interior y una actuación dinámica que da mayores posibilidades para que el yo se desarrolle efectivamente.

Puede presentarse otro escenario en el que el yo real se encuentre lejos del yo ideal, entonces se dice que la dinámica interior no se está produciendo y que está actuando bajo las exigencias externas, es decir que acepta las valoraciones del entorno como si verdaderamente fueran propias. En este caso la dimensión social pesaría más que la decisión de la persona, pero desde la concepción humanista es poco probable que se presente esta posibilidad, pues la sociedad es referencial, cumple la función de ayudar a que la persona vea en el entorno sus elementos para construir y crear su auto-concepto.

El individuo solo va a ser congruente, cuando su interior sea dinámico, porque es capaz de originar una definición de su yo real o presente con su fuerza de poder y de querer o sea del yo ideal o futuro.

Allport (1961) agrega que la identidad es una formación de la personalidad. La personalidad está compuesta por el «yo» y el <<propium>>.

El yo es el resultado de las experiencias y del auto-conocimiento, es decir el conjunto de percepciones y valoraciones que el individuo elabora sobre sí mismo.

Estas experiencias son centrales para la identidad puesto que es el propium el que permite que la personalidad se desarrolle, crezca, progrese y exprese el sentimiento del yo.

En esta perspectiva la identidad a partir del yo no niega la existencia del exterior que pesa sobre la identidad, solo que este mundo sirve como referencia de la imagen (ideal) que el yo crea para su dinamicidad interior.

Para el humanismo el yo se autodefine, es decir que la identidad es la autoafirmación del sujeto, no se necesita del consenso social para definirla. La persona se identifica, pertenece y construye sus valores utilizando la sociedad como parte de su dinámica, pero la última palabra la tiene él o ella.

La autoafirmación es el resultado de esta autodefinición y se da en el tiempo, porque este es el que marca la trascendencia que va a tener la expectativa. Las personas adultas por ejemplo tienen un repertorio de contenidos mayor que la de un adolescente, pero no sólo es esa la diferencia sino también la forma en que unos reelaboran su contenido, mientras un joven se encuentra en proceso de lograr su identidad según Marcia (1966), el adulto resignifica su identidad ya lograda.

 

V. LA IDENTIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA POLÍTICA

Lo que somos y lo que podemos y queremos ser

Una segunda línea de la identidad se la visualiza desde el enfoque social, utilizando para ello su principal dimensión que es la política. La política utiliza la acción, el ejercicio o la práctica para transformar el escenario social entre dominados y dominadores.

Entendemos la identidad política como un proceso de construcción y significación social que indica la identificación, la conciencia y pertenencia por parte de los grupos y colectivos para detentar el poder. Los mismos están divididos por estratos y segmentos dentro de un mismo nivel jerárquico. Los estratos bajos llamados comúnmente minorías desean obtener el poder para cambiar la configuración social y por lo tanto su situación para acceder a un mejor nivel de vida. Los segmentos dentro del mismo estrato también contienen diferentes grupos de acuerdo a su condición por sexo-género, diversidad de condiciones entre los pueblos originarios, occidentalizados, occidentales y orientales. Lo mismo sucede con el abanico de posibilidades en cuánto a actividad laboral.

La identidad política puede estar relacionada con partidos políticos, movimientos sociales, grupos o colectivos ciudadanos, pero siempre su núcleo está relacionado con las identidades sociales como son la identidad de género, la identidad socio-profesional y la identidad cultural, transversalizadas por la edad, la religión, etc.

Toda persona, manifiesta su identidad política a partir de sus reivindicaciones sociales generadas por la exclusión y marginación social, por el hecho de ser una mujer o un hombre, por pertenecer a un colectivo cultural u otro, o por pertenecer a un gremio determinado.

Según la historia de estratificación social, la mujer se ha encontrado en peores condiciones que el hombre. Los pueblos originarios han estado subyugados a colectivos occidentales y orientales dominantes debido al status social y económico adquirido en la historia. Las labores llamadas no cualificadas que por lo general son menos intelectuales que aquellos aprendizajes que son obtenidos en las universidades, tienen poco valor social y económico, así como menor status.

Si bien es importante tomar en cuenta estos tres ejes de análisis, en Bolivia las investigaciones y el quehacer político suele dar prioridad a la identidad política que toma el eje cultural como núcleo de la mayoría de los conocimientos identitarios. Los principales movimientos sociales tratan de reivindicar mucho más a la comunidad, a las naciones originarias y a los más desfavorecidos económicos que a la mujer y a los gremios más excluidos, quizás porque la cultura contiene a mayor cantidad de personas. A medida que pasa el tiempo la profundización de lo que es la cuestión nacional y étnica se hace más relevante y son las nuevas perspectivas antropológicas, sociológicas y psicosociales las que encarnan estas problemáticas. Sin embargo no podemos negar que hay algunos investigadores que estudian los asuntos de género, siendo las cuestiones laborales los que han quedado más relegados.

A partir del análisis cultural se observan grandes brechas entre dominados y dominadores en los nuevos contextos sociales, debido a los permanentes encuentros que está provocando el modelo económico globalizador.

 

VI. IDENTIDAD Y EXPECTATIVAS PSICOSOCIALES

Sin menor análisis se podría decir que la expectativa es una parte de la identidad, es decir que está implícita en ella, en el entendido que la identidad si bien tiene una definición más compleja que la que sigue a continuación, nos permitimos hacer una generalidad a partir de ella: <<La identidad es lo que soy-somos, puedo-podemos y quiero-queremos ser>>.

El poder-podemos y el querer-queremos se relaciona con una visión de futuro, o sea la expectativa. Sin embargo, si explicitamos más aún <<la expectativa>> ligada con <<la identidad>> ambas comprenden el proceso, la construcción y la proyección de manera flexible. Visto de esta manera la identidad es un instrumento que autogenera y genera el cambio a partirdel planteamiento de la expectativa.

Si nosotros partimos de un principio básico de la identidad: lo que fui-somos (recreación del pasado), lo que soy-somos (recreación del presente) y lo que podemos y queremos ser, entonces la expectativa se convierte en el producto y en la perspectiva de la vida a nivel humano y político que resignifica la identidad de la persona favoreciendo al individuo, al grupo, al colectivo y a la sociedad.

Los principales mecanismos que se ejercen para hacer de la expectativa un proceso, una construcción y una proyección desde la perspectiva humanista y política hacia la identidad son:

-Bienestar para reconocerse y decirse perteneciente a un grupo

-Vinculación social y estrechamiento de los lazos sociales

Bienestar para reconocerse y decirse perteneciente a un grupo

La perspectiva humanista explica cómo la persona es capaz de construir su identidad y declarara partir de la palabra al yo pensado como un auto-concepto y una autoimagen, él mismo que reconoce al yo en el grupo y lo hace perteneciente a él.

El autoconcepto y la autoimagen si bien son muy personalistas, hacen referencia a la identidad como un yo-individualidad. Esta postura es necesaria porque adscribe el poder de la persona a sí misma, en el sentido que a partir del yo la persona es capaz de decidir sobre sus propios objetivos, metas y proyecciones.

El autoconcepto funciona como una definición de lo que soy en términos de palabras fuerza sobre la estructura identitaria, y la autoestima es la valía que se le da al autoconcepto en tanto sentimiento y evaluación de la identidad que conjuntamente con la expectativa van a llevar a que estos procesos psíquicos tengan su propia dinámica.

Esta situación conlleva una actitud positiva para dirigir el significado y sentido de vida hacia actividades personales, que son subjetivas pero que se basan en la objetivización social donde el grupo, el colectivo y la sociedad aparecen como referentes del yo.

Las expectativas en relación a la identidad tienen dos etapas posteriores al pasado y al presente. El yo puedo, es un futuro cercano, es la capacidad de reconocer definiciones y valoraciones de la identidad para plantear posibles cambios. El yo quiero, es un futuro más lejano en el que ya se han aplicado estrategias y es el momento en el que se empiezan a visualizar los logros y satisfacciones que tiene la identidad en relación a las expectativas

La concecusión de la expectativa originara bienestaren la persona porque la vincula aun ajuste social debido a la competencia social «puedo» y la motivación «quiero» que la persona expresa en la sociedad.

La vinculación social y el estrechamiento de lazos sociales

La identidad política es social, para su realización se requiere estrechar los lazos entre personas, las mismas que comparten espacios, problemas, conflictos y retos comunes que les permita construir colectivos, cultura, comunidad, movimientos sociales y nación.

La identidad política es el efecto de acuerdos entre personas, a propósito de una previa oposición entre unos y otros, lo cual deriva en un cuestionamiento de la minoría al sistema de ideologías, representaciones y valores sociales dominantes que crean una estructura de estratificación social.

Ha sido la oposición de las ideas, las representaciones y las valoraciones sociales las que han terminado dando la comunión de las principales ideologías entre unos y otros, así como su respectiva identidad a cada grupo disgregado de una fuente más amplia como es la sociedad.

El vínculo estrecho es una forma de aunar esfuerzos que se dirige a provocar el cambio social a partir de acciones inducidas poruna sólida identidad construida en base a tres ejes identitarios el género, la cultura y el trabajo.

La expectativa es una fuerza psíquica, como capacidad -podemos- tiene más intensidad que la competencia personal porque involucra la fuerza de la representación social y de las ideologías que al ser pensamiento colectivo crea la Historia, la misma que es impulsora de las transformaciones sociales como han demostrado los hechos como por ejemplo pueden ser las revoluciones.

 

VII. CONCLUSIONES

A modo de conclusión, cuando relacionamos dos categorías dinámicas como son la identidad y las expectativas psicosociales le estamos otorgando el valor de flexibilidad a ambas, se conciben como un conjunto y se interpretan como un proceso desde el cual es posible visualizar la forma de cómo se resignifica y reconstituye cotidianamente la identidad a partir de los contenidos personales y colectivos.

Es importante resaltar en este artículo el tiempo en la construcción de las expectativas, uno el podemos o la capacidad de visualizar y reconocer las habilidades de la persona y del grupo y otro el queremos o el camino que permite continuar con la consecución de la expectativa.

La identidad personal desde el enfoque humanista sugiere un sujeto con ajuste y bienestar social.

La identidad política sugiere a la persona, al grupo, al colectivo y a la sociedad como cambio para la equidad, la justicia y la libertad.

 

NOTAS

12 Psicóloga y Antropóloga (Universidad Mayor de San Andrés-Bolivia). Candidata a Doctorado en Psicología. Especialización Psicología Social por la Université Paul Valery. Montpellier III. Francia. Diploma de Estudios Avanzados en Antropología Social. Universidad de Sevilla. España. Maestría en Psicopedagogía, Planificación, Evaluación y Gestión de Educación Superior en Salud. Universidad Mayor de San Andrés. Bolivia. Especialidad en Organización y Métodos. Docente Titular "C" del Sistema Universitario de Bolivia en las áreas de fundamentos y social de la Psicología. Ejerce funciones en la Carrera de Psicología de la UMSA como docente e investigadora del Instituto de Investigación, Interacción y Postgrado de Psicología. Correo electrónico.:evrivero3@umsa.bo

13 Moreno, I (1991). Identidades y rituales. Aparece en Prat, J. Martínez, U., Contreras, Jesús, Moreno, I. Antropología de los pueblos de España. Pp.,603

14 Rivero, V. y Escobari, M (2002) Formación Docente y Construcción de Expectativas. Pp.,24

15 Rivero, V. y Escobari, M (2002) Formación Docente y Construcción de Expectativas. Pp.,25

16 Engler, B (1996) Teorías de la Personalidad. Pp. 329

 

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