SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.28 número53Entre el espacio y el sufrimiento: la producción pictórico-espacial de Cecilio Guzmán de Rojas durante la Guerra del Chaco (1932-1935)Contra nadie en la batalla: representación del enemigo en Sangre de mestizos índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.28 no.53 La Paz  2024  Epub 11-Dic-2024

https://doi.org/10.35319/rcyc.2024531322 

ARTÍCULOS Y ESTUDIOS

Hilda Mundy, periodista de guerra

Hilda Mundy, War Journalist

* Escritora y crítica literaria, con especialidad en el estudio de la literatura escrita por mujeres en Bolivia. Master en gestión cultural por la Universidad Andina “Simón Bolívar”. Doctorante del Doctorado de Ciencias Sociales de la UMSA, La Paz. Contacto: virginiaaillón@gmail.com


Resumen

El texto es una aproximación al ejercicio del periodismo de guerra de la periodista y escritora orureña Laura Villanueva (1912-1982), más conocida como Hilda Mundy, en el objetivo de apreciar sus impresiones sobre la Guerra del Chaco (1932-1935), en los textos que escribió entre 1932 y 1936. Se ha utilizado un corpus constituido por el opúsculo Impresiones de la Guerra del Chaco, publicado póstumamente (1997), y tres columnas de periódicos orureños en las que escribió sobre la guerra. Los resultados indican que Mundy registró la guerra y su pensamiento sobre el conflicto bélico con el estilo irónico e iconoclasta que ha sido ya identificado por la crítica literaria. Pero en estos textos de la guerra incluye elementos afectivos que son novedosos en su escritura. Este análisis confirma que Mundy fue una escritora vanguardista que desarrolló en su escritura un proyecto ácrata, en referencia al tema de la guerra y a los otros asuntos centrales que captaron su atención (la ciudad, la mujer, la escritura).

Palabras clave: Periodismo de guerra; Guerra del Chaco (1932-1935); Hilda Mundy; Bolivia.

Abstract

This article is an approach to the exercise of war journalism by the journalist and writer Laura Villanueva, better known as Hilda Mundy, in order to appreciate her impressions of the Chaco War (1932-1935), about which she wrote between 1932 and 1936. The corpus to study her ideas include the pamphlet Impresiones de la Guerra del Chaco, published posthumously (1997), and three columns from Oruro newspapers in which she wrote about the war. The results indicate that Mundy recorded the war and her thoughts on the armed conflict with the ironic and iconoclastic style that has already been identified by literary critics. But in these texts about the war she includes affective elements that are new in her writing. The analysis confirms that Mundy was an avant-garde writer who developed an anarchist project in her writing that has war (and the city, women, writing) as its central issues.

Keywords: War journalism; Chaco War (1932-1935); Hilda Mundy; Bolivia.

1. Introducción

Las teorías sobre el periodismo de guerra se han beneficiado de análisis contemporáneos como los del sociólogo y matemático noruego Johan Galtung (1985), a propósito de la paz y los conflictos sociales. Su propuesta del periodismo de paz, PP1, ha alumbrado su antípoda, el periodismo de guerra y, junto a otras teorías, ha sido la base de las reflexiones latinoamericanas sobre el periodismo en medio de conflictos armados. Tal el caso del desarrollo del PP en Colombia, que puede, incluso, tomar el modelo del “campo” de Bourdieu para comprender cómo este campo está

estructurado a la manera de una red múltiple de relaciones de autoridad, dominación, legitimidad, credibilidad, autonomía, consenso y oposición entre sus integrantes para definir cuáles son los “temas y problemas” que deben ser objeto de atención y preocupación del campo (Bonilla, 2002, p. 54).

Y éste es precisamente el enfoque que tomaremos para el análisis de los textos mundianos sobre la Guerra del Chaco, porque nos permite relacionar con el discurso histórico sobre tal guerra, que ha definido los “temas y problemas” objeto de atención de esa conflagración bélica, tan importante en la historia de Bolivia. Es claro que el registro periodístico es central en la generación de una narrativa histórica de esa o cualquier otra guerra. Así, por ejemplo, un studio sobre el papel de El Comercio en la Guerra del Pacífico (Soto y Villar, 2023) demuestra que el discurso de este periódico asentó con fuerza ideas nacionalistas y antichilenas en la opinión pública de 1879.

Después de la Guerra del Pacífico, Bolivia inició un período de muchos cambios signados por modificaciones en la base económica, recambio en el campo político y nacimiento y desarrollo de nuevas tendencias ideológicas y organizativas. Evidentemente, la historiografía (Klein, 1997) indica que durante el período 1880-1932 se produjeron: i) el dominio de la economía de la plata hasta 1900, para dar lugar a la nueva economía del estaño, ii) aparece la “rosca” o abogados formados como políticos en la nueva época del estaño, iii) el florecimiento de la literatura y las artes en general, representadas en la denominada “generación del 80” (José María Dalence, Gabriel René Moreno, Alcides Arguedas, etc.), iv) arribo al poder del liberalismo, que mantuvo, en lo fundamental, el programa conservador al que reemplazó en la arena política (modernización urbana, centralismo, cuantiosas inversiones útiles a la economía del estaño, nefasta política internacional, etc.).

A esas condiciones cuasi estructurales hay que sumar tres correspondientes al campo social: i) intensificación estatal de políticas y leyes de disolución de la comunidad indígena2, ii) aumento demográfico de la clase media, así como de su peso político en la sociedad, y iii) “arribo” al país de ideologías marxistas y anarquistas y desarrollo embrionario de organizaciones obreras y estudiantiles (Lorini, 1994).

Estas características nacionales que anteceden a la Guerra del Chaco tuvieron en Oruro un escenario central y particular debido a su conexión directa con Chile y su cercanía con los centros mineros productores de estaño, como Huanuni o Llallagua (Margarucci, 2020). Lo mismo, Oruro fue centro de los debates ideológicos3 entre las corrientes izquierdistas naciente en el país: el socialismo y el anarquismo, que tuvo como punto relevante el Cuarto Congreso Obrero, conocido también como el Primer Congreso Libertario, realizado en Oruro del 6 al 11 de agosto de 1930. El soporte de estos debates y organizaciones eran los muchos sindicatos de trabajadores y artesanos que florecieron en los años 30 en Oruro, incluida una “Federación Obrera Femenil”, la Federación de Estudiantes y la Federación Universitaria (Margarucci, 2020, p.189). Todas estas organizaciones protagonizaron sendas y multitudinarias marchas, pero también sus dirigentes fueron objeto de persecución política. Así, el 16 de septiembre de 1930 el periódico orureño La Patria informaba que “Las huelgas de Llallagua han creado estado de alarma general. Enérgicas medidas adoptadas por las autoridades” (como se citó en Margarucci, 2020, p. 196). Esas medidas incluían el confinamiento de dirigentes sindicales a la región de Todos Santos en el Chapare y la prohibición de publicación de dos órganos obreros de propaganda.

Con ese país y ese Oruro llega la Guerra del Chaco, aunque lo que primero llega es la preguerra, que fue un período bastante dilatado. El incidente más cercano a 1932 sería cierta rencilla con Paraguay a fines de 1928 (Klein, 1997, p. 185), pero la posible guerra con el país guaraní era una sombra que acompañó a Bolivia desde su constitución misma como república:

Los límites internacionales de Bolivia de 1825 estaban referidos a los de la Audiencia de Charcas y se basaban en los títulos coloniales que heredó la República. Si bien es cierto que en algunos casos éstos no eran del todo precisos, la soberanía jurídica de Bolivia sobre el Chaco fue siempre reconocida en la cartografía internacional del siglo XIX y el XX hasta la guerra (Mesa, Gisbert y Mesa, 2001, p. 572).

Dos elementos más a destacar. El primero, que para 1932 Bolivia ya sentía los efectos de una crisis provocada por la caída de los precios internacionales del estaño y la debacle del sistema tradicional de partidos políticos; y segundo y más importante, la controvertida presidencia de Daniel Salamanca.

Salamanca llegó por elecciones al gobierno junto a José Luis Tejada Sorzano como su vicepresidente, y parece que inicialmente llamaron mucho la atención ciertas características personales del nuevo presidente, tal como resaltan los historiadores Mesa y Gisbert: “El ‘hombre símbolo’ se lo llamó por el respeto que despertaba su sobriedad, honradez y capacidad intelectual” (Mesa, Gisbert y Mesa, 2001, p. 569). En cambio, el historiador Herbert Klein (2001, p. 187) indica que Salamanca era un “político de hechura clásica (…) un latifundista cochabambino, orador parlamentario famoso y, por lo demás, un liberal sumamente destemplado e inflexible de estilo decimonónico”.

Las decisiones que tomó en la confrontación bélica, su tendencia al autoritarismo y cierto recalcitrante anticomunismo marcaron la hipótesis de que llevó al país a la guerra como forma de salvar su mal gobierno4. A esta hipótesis sobre el origen de la guerra se sumó otra referida a los intereses de las transnacionales del petróleo, la que parece no tener asidero histórico (Klein, 2001; Mesa, Gisbert y Mesa, 2001; Finot, 1946) pero sí “ideológico”, porque respondía a los discursos marxistas que empezaron a desarrollarse en esa época (cfr. supra) en voz, por ejemplo, de Tristán Marof.

Hilda Mundy, seudónimo de Laura Villanueva, fue una escritora orureña que publicó un solo libro, Pirotecnia, en 1936. Mundy escribió en plena Guerra del Chaco, conflicto bélico que enfrentó a Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935, y que fue central en la conformación de la ideología nacionalista que ha marcado, hasta hoy, el carácter del Estado boliviano moderno.

2. Metodología

El corpus documental que se ha utilizado para el análisis son textos de autoría de Laura Villanueva, firmados con Hilda Mundy u otros seudónimos en el opúsculo Impresiones de la Guerra del Chaco (1997) y en tres columnas periodísticas, publicadas entre 1932 y 1936, de acuerdo al detalle del siguiente cuadro. A esos textos se han sumado las cartas intercambiadas entre Laura Villanueva y su amigo Jorge Fajardo.

Tabla N° 1. Hilda Mundy. Textos 1932-1936 

Fuente: Elaboración propia con datos del Mapa Mundy (Mundy, 2017).

De este conjunto documental se han seleccionado los textos que tienen alguna referencia a la Guerra del Chaco o los conflictos políticos conexos. Esta aclaración es importante porque, como lo advertimos desde que iniciamos a estudiar la obra de esta escritora orureña (cfr. nuestro prólogo en Mundy, 2004), los tres grandes temas de esta escritora fueron la ciudad, la mujer y la guerra. Y si bien estos se imbrican en sus distintos textos, en este análisis extremamos la especificidad del texto mundiano de la guerra; de tal manera que los otros dos temas -e incluso otros también caros para esta escritora, como la reflexión sobre la escritura y el lenguaje- se conforman en esta oportunidad como el “contexto” del texto mundiano sobre la guerra. Por estas razones este análisis ha excluido de su corpus a Pirotecnia (Mundy, 1936), único libro publicado en vida por la autora en 1936 y que es, sin duda, el epítome de su producción literaria, pero se detiene en los temas de la mujer, la ciudad, la escritura, el silencio y la nada (cfr. nuestro prólogo en Mundy, 2004), lo que no obsta que la hayamos usado para respaldo de algún momento del análisis.

Finalmente, los textos consultados provienen de la versión recuperada en el volumen Bambolla, bambolla: [cartas fotografías escritos] por Rodolfo Ortiz (Mundy, 2017) porque creemos que su trabajo archivístico y de búsqueda de fuentes primarias ha sido muy riguroso, tal como argumentamos al momento de la publicación de la primera edición de este volumen (Ayllón, 2016a).

3. Resultados

Impresiones de la Guerra del Chaco (IGC en adelante) es un opúsculo que Hilda Mundy (HM en adelante) dejó inédito y se publicó en 1989 a instancia de su hija Silvia Mercedes Ávila en el volumen Cosas de fondo (1989). Tanto las versiones de Rodolfo Ortiz (Mundy, 2017) como la de Rocío Zavala (Mundy, 2016) siguen el subtítulo de 1989 que indica que estas Impresiones se habrían escrito entre 1932 y 1935. La razón parece ser que los originales con los que la hija de Mundy preparó el volumen de 1989 consignaban este dato. Dado además que tales originales se perdieron (Mundy, 2017), es ya casi imposible confirmar este dato. Por ello es destacable que Rodolfo Ortiz haya encontrado algunos datos en el mismo volumen para indicar que las fechas serían 18 de junio para el inicio de los textos y 17 de junio de 1935 para el final:

En el texto “Intermedio” de este opúsculo Hilda Mundy refiere la fecha 17 de junio de 1935, “noche quinta de la cimentación de la paz”, a partir de la cual tejerá una reseña de los tres años de guerra en una sola noche. Efectivamente, si bien en mayo de 1935 se organizó una conferencia de paz en Buenos Aires (que Hilda Mundy dilapida en “Los mercachifles”) y el 14 de junio se firmó un tratado de paz, fue el 12 de junio de 1935 la fecha crucial de cese de hostilidades o “cimentación de la paz” entre Bolivia y Paraguay. Por esa razón, las páginas de este opúsculo se escriben hasta el 17 de junio de 1935 y no hasta el 11 de junio, tal como aparece en la edición de Cosas de fondo (1989) (Mundy, 2017, p. 133).

Asimismo, y tal como Orduna (2022) señala, es llamativo que los textos de este opúsculo parece que no fueron escritos para la prensa y, en todo caso, no fueron publicados en ninguna de las columnas de Hilda Mundy. Por lo mismo y siguiendo la metodología de Ortiz (Mundy, 2017) de buscar datos sobre IGC en el mismo opúsculo, se puede decir que estos textos no fueron escritos “de corrido”, como daría a entender el texto de la contratapa del texto de 1989, de que Mundy dejó inédito un opúsculo. Más bien, y tal como también ya se dijo de Pirotecnia (1936), se trataría de una selección de textos escritos entre 1932 y 1935. Pero, dado que no están datados, lo más probable es que correspondan a sus Diario, Álbum y Libreta de apuntes, de los que da noticias Ortiz (Mundy, 2017, p. 11) y que, además, como bien dice el mismo Ortiz, eso ubica a Mundy en la tradición periodística de “cuadernista”. Así, por ejemplo, en “Sacrificio” (p. 143) hace referencia a una entrada de su diario de 1932, y en el mismo texto refiere a tres de sus columnas que fueron publicadas en 1934, lo que afirma la tarea de selección y recopilación de la autora Mundy.

Con esos antecedentes, digamos que el primer texto de IGC es fundamental porque explicita tanto el criterio de HM sobre la guerra como el “estilo” de su escritura:

Las retinas que asomen a estas líneas no esperen encontrar bellezas de estilo, rigideces de historia o frases de filosofía honda o meditativa. Difícil. Tan solo es la cosecha de un espíritu sensible que se bebió los pasajes de una guerra como un helado cualquiera.

No puedo ofrecer ni el detalle de las negociaciones pacifistas porque cuando tuve la ocurrencia de tomar un periódico, fue para ejercitar pajaritas de papel…

Me irritó siempre la etiqueta la “parada” de la política internacional… y ni siquiera me es agradable citarla.

Con todo esto adelante… (Mundy, 2017, p. 135 5).

De este texto interesa resaltar:

  1. Las impresiones son “la cosecha de un espíritu sensible”, es decir, que sus textos provienen de su sensibilidad, lo que marca una distancia con la “objetividad” anhelada por el periodista.

  2. Esa sensibilidad califica a la guerra como un hecho banal: “un helado cualquiera”.

  3. Los textos de IGC no responden ni al discurso ni a las fuentes históricas, tampoco a las filosóficas y, especialmente, se aleja del discurso y las fuentes diplomáticas.

  4. El texto no está escrito en un estilo “bello”.

En el “Prólogo” Mundy indica que hacía dos años que se difundía el rumor de que iba a estallar la Guerra del Chaco, en clara referencia a lo que antes hemos denominado “la larga preguerra del Chaco”. Es seguro que en esos dos años anteriores a 1932 estaban, por ejemplo, los restos de las disputas fronterizas de 1928 y también el rompimiento de relaciones con Paraguay el primero de julio de 1931, que promovió el ya presidente Daniel Salamanca, a cuatro meses de arribado al gobierno, aprovechando un incidente fronterizo (Klein, 1997). También incluirían los rumores de guerra que desataron en mayo, junio y julio de ese año, otros conflictos con Paraguay.

El siguiente texto, “Guerra”, se ubica a meses antes de iniciada la Guerra del Chaco (GC en adelante) porque hace referencia a los ataques y contrataques bolivianos y paraguayos en la Laguna Chuquisaca, o Pitiantuta para los paraguayos, que Mundy define así: “En el mes de junio había sido atacada nuestra posición de Laguna-Chuquisaca” (p. 136). También se refiere a la tirantez existente entre las dos naciones, toda vez que estaban corriendo negociaciones diplomáticas en Washington desde noviembre de 1931. Mundy dice al respecto: “Como un débil hilo quebrose la armonía de las dos naciones” (p. 136).

Pero hay dos elementos más de “Guerra” que es importante destacar. El primero refiere al contexto en que todo esto se desarrollaba, haciendo mención específica a lo que ocurría en la sede de gobierno que estaba en pleno homenaje a la Revolución de 16 de Julio: “Preparativos netamente altoperuanos. Banquetes exquisitos y gastronómicos. Sandungueo de damas encopetadas. Espaldas des-nudas” (p. 136). Con seguridad, el anuncio del presidente Salamanca del 18 de julio desde el Palacio Quemado, ordenando la toma de tres fortines paraguayos (Mesa, Gisbert y Mesa, 2001) ante la ofensa recibida en Laguna Chuquisaca, debió impactar en el ánimo festivo de La Paz y todo el país.

El otro elemento es que Mundy termina su texto calificando a Bolivia y Paraguay como “dos pigmeos alimentados por los residuos de la Europa Occidental (que) comenzaban a desafiarse a muerte” (p.136), ubicándose en el lado de las hipótesis socialistas sobre las razones de la guerra, que, como ya se dijo, asimilaron este conflicto a la competencia entre las transnacionales petroleras Standard Oil (norteamericana) y Royal Dutch Shell (angloholandesa).

En los siguientes dos textos, “Atavismos del crimen” y “Patriotismo…”, Mundy expone dos comportamientos sociales y políticos muy propios de cualquier guerra, resaltando el carácter impulsivo y casi instintivo del primero: “EL ATAVISMO DEL CRIMEN RUGÍA EN MILES DE

ALMAS” (p.137, mayúsculas originales), y exaltando el segundo: “Patria no es tan solo la extensión de límite e infinita de terreno. /Mi alma de mujer ve en ella la primera lágrima que irisó nuestros ojos, el balbuceo de los labios, el amor que exaltamos virgen de impurezas de los quince años” (p. 137). Este último texto ratifica que estas Impresiones provienen de la sensibilidad, tal como Mundy expuso en la primera página de IGC.

“Alas caídas” el siguiente texto de IGC, es uno típico de Mundy, porque despliega su sentido irónico contra lo que podríamos llamar (acudiendo a cómo Adela Zamudio la calificaba) la vanidad femenina, que es uno de los mecanismos del sistema patriarcal que hace que las mujeres reproduzcan, ellas mismas, el sistema que las domina: “Si hay algo que pueda impresionar a un corazón femenino es la apostura militar. / Después del artista de cine, el príncipe azul se encarna en una arrogante figura de capa y espada” (p.138). En textos similares en Pirotecnia (1936) Mundy se lanzaría sobre los efectos de la coquetería femenina, pero en este caso, sabiendo que se trata de militares partiendo a la guerra, a Mundy le gana la sensibilidad y termina su texto con una nota de conmiseración: “Don Juanes Uniformados se encontraban pálidos, sosteniendo apenas el peso del paño cuartelero, o lo que es lo mismo con las alas caídas” (p. 138).

Pero en este texto Mundy también incluye una confesión parentética que pareciendo ingenua y cómica, en realidad es un tributo a la autonomía del texto, así como a la escritura automática, concepto y práctica de las vanguardias literarias de los años 20 del siglo pasado: “(Ay qué cosas que debiera callar, pero también es imposible obligar discreción a la pluma que vuela)” (p. 138).

“Partida del primer contingente”, el siguiente texto, se refiere también a la partida de los convoyes a la guerra. Mundy opera aquí como voyeur, posición que siempre le gustó, y si en el anterior decía que su mirada abarcaba todos los puntos de la plaza, en éste se aleja aún más de la escena y dice que la observa como forastera, como extraña; así describe a las “mujeres deshechas y los hombres ex-hombres”. Y en la misma estructura que los otros textos, la parte final en la que suele escribir una “estocada”, en este caso, el golpe lo dirige a ella misma: “Y un dolor requemante me abrumó el corazón” (p. 139). Una vez más, aparece la escritura de la sensibilidad.

“Intuición…” es un hermoso texto también de la época de preguerra, pero que se detiene en la escritura de la intuición y la premonición, como escrituras muy cercanas a la escritura de la sensibilidad. Evidentemente, en este texto ella juega a imaginarse cómo sería una guerra, sus heridos, sus hospitales, juega a escribir “cuentos guerreros, aires de moribundos, amores crucificados”, y el golpe de este texto está en la confesión de que su imaginación se confirmó en lo que vivió después, para concluir, entonces: “Un alma de mujer no es insuceptible al Presentimiento” (p. 140).

En orden cronológico, el siguiente texto es “Plena guerra…” en el que la autora describe a la guerra como “Caravana infinita, innúmera de hombres fuertes que partían. / Caravana infinita, innúmera de hombres débiles y gemebundos que retornaban” (p. 140). A la vez en este texto describe cómo los éxitos en el campo de combate minimizan algunos hechos adversos. Hay que recordar que cuando el presidente Salamanca lanza al país a la guerra, recibió el apoyo de muchos intelectuales “desde Alcides Arguedas, a la derecha, hasta Franz Tamayo y Carlos Montenegro, a la izquierda” (Klein, 1997, p. 198). De este modo, Mundy testimonia ese exitismo inicial en la guerra: “Fortín Saavedra,

Agua Rica, Nanawa, Gondra y nuestro avance ponía más optimismo, más vida, más calor” (p. 141).

“Remembranzas…” es el siguiente texto de IGC, en el que transcribe algunas despedidas que sus amigos escribieron en su libreta de apuntes antes de partir a la guerra: “Son despedidas dolorosas que perviven en la blancura inmácula del papel, desde el día que un pulso tembloroso pergeñó sus latidos en impresiones escritas” (p. 141). Con este texto se cierra los que podríamos llamar la primera parte de IGC -la autora misma la denomina capítulo: “En el capítulo anterior hubiese tenido mucho que decir”-, conformada por los 11 textos que acabamos de reseñar y que dan cuenta de la época de preguerra e inicios del conflicto bélico en 1932.

Lo que sigue son 12 textos escritos en 1935, como se puede comprobar en el mismo texto titulado “Intermedio”, en el que la autora explica: “La vorágine de los hechos nos sorprendió a todos y ahora comienzo a tejer la reseña de tres años en una sola noche. Noche quinta de la cimentación de la paz, o sea 17 de junio de 1935” (p. 143). Vale decir que Mundy cortó su escritura sobre la GC una vez iniciado el conflicto y reinició este registro una vez firmada la paz. Además, si la escritura de preguerra e inicios del conflicto fue “presencial”, es decir, durante los hechos; todo lo demás fue escrito pasados los hechos o, como ella misma dice, reviviendo la guerra en su memoria: “Muchos detalles se me han fugado de la memoria. / Mi espíritu enfermo de neurastenia y recuerdos, revive la guerra pasada como un sueño de pesadilla” (p. 143). Luego ella reconoce que el desastre de la GC será la “causa de la ruina de nuestra institucionalidad”; posiblemente pensando en que la GC hirió la estructura del Estado. Por ello, al final del texto ella pide perdón al lector por presentar los apuntes que se analizan a continuación.

“Sacrificio…” refiere otra vez a su diario de 1932, y es el recuerdo del 14 de diciembre de ese año, en que los hermanos de la autora partieron al frente. Es también un texto de confesiones de la autora tanto de elementos de su vida privada como de su proyecto escritural. En el primer caso, declara que con la partida de sus hermanos “De la noche a la mañana acosome el problema de la familia” (p. 143), poniendo en primera persona los cambios que la guerra causaba en la vida de las familias y especialmente de las mujeres, que quedaban a cargo de padres, hijos, discapacitados, etc. En este hermoso texto se advierte también el nerviosismo que provocó en la autora esos efectos, dejando sus estudios para dedicarse a trabajar escribiendo.

En el segundo caso, éste es el texto en que Mundy pone en palabras lo que es el mundo de las escritoras en general, que Mundy denomina como de bipersonalidad:

En el día un 50% de mi personalidad era la dactilógrafa oscura de una oficina pública.

En la noche el restante 50% de mi personalidad plena y revolucionaria renacía a la vida escribiendo en la tristeza del hogar silencioso las vanguardias más risueñas y jocosas: “Las bocinas”, “El peso de las palabras”, “Cubilete de dados” (p. 144).

En realidad, varios escritores, como Franz Kafka, Jorge Luis Borges y nuestro Oscar Cerruto, para poner algunos ejemplos, han transcurrido estas dos vidas (Ayllón, 2014). En el caso de las escritoras, estas dos vidas pueden llegar a ser tres, si pensamos en la vida doméstica.

Este texto, a la vez, es otro ejemplo de la labor de selección y recopilación de la autora, porque, como se advierte en el segundo párrafo citado, se refiere a tres textos que ella publicó en su columna Brandy cocktail, que apareció en el diario orureño La mañana entre el 14 de octubre de 1934 y el 22 de noviembre de 1935. Eso quiere decir que, o la autora mezcla datos de dos épocas diferentes: 1932, con 1934 y 1935; o que los textos de Brandy cocktail fueron escritos en 1932 y publicados recién en 1934-5.

El tono de “Bolsa negra” semeja más bien una noticia: “El viento bursátil se agitó en la corriente del conflicto, una vez que todas las energías económicas de la nación pasaron a reforzar la Defensa Nacional” (p. 144). Esto hace referencia al abandono del patrón oro a propuesta del ministro de economía de Salamanca, Demetrio Canelas (Klein, 1997).

El mismo tono noticioso tiene “Derrotistas en acción”, que refiere a las nuevas corrientes izquierdistas que aparecieron en el país en la preguerra y manifestaron su carácter pacifista sobre el conflicto “La preguerra fue balanceada por la aparición de doctrinas extremistas. / En plena guerra fue el apogeo de la ideología antiguerrerista”.

“Un Dios” nos devuelve a la escritura mundiana, porque es una glosa sobre una escena de la ciudad durante la guerra: un orador religioso que anuncia a un grupo de mujeres “criollas, de mi pasta”, que la guerra terminará pronto, a quienes ella espeta, en el mismo tono que el orador religioso, un discurso pío y juguetón: “¡Esclavas del poder oculto de la religión, no pudiendo encontrar en el fondo de vosotras mismas a aquel Dios celestial y divino buscáis en vuestra ignorancia otra esclavitud real y tangible en la apostasía bufona y ridícula de un desconocido! (p. 146).

“Hambre en las trincheras” retoma el tema de la desproporción entre los consumos de las clases dirigentes y oligárquicas y el de los soldados durante la guerra. Aprovecha Mundy de hacer un paralelo gastronómico sobre la incursión paraguaya a los departamentos de Tarija y Santa Cruz a inicios de 1935 (Klein, 1997): “Y mientras los pilas, como una jauría de chacales, al olor de una carroña apetitosa nos hincaban el diente hasta por la región de nuestro cercano Oriente” (p. 147).

En “Políticos…”, la autora sienta su posición sobre el presidente Salamanca, a quien califica de “anciano displicente”, y la GC como “su fantasía” que se deshizo en los hechos de Villamontes, donde fue obligado a dejar el poder en manos de su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano. Asimismo, refleja la necesidad de juzgar a los políticos que provocaron el desastre de la GC, en lo que ella llama la “etapafárrago de nuestra historia” (p. 148). Si nos adscribimos a la noción de la RAE y tomamos a fárrago como desorden, confusión, Mundy se debe referir a la etapa de la post guerra, que es siempre farragosa.

El mismo sentido tiene “Los mercachifles…”, texto que alude a la política internacional durante la GC, que finalmente llevó a la firma de la paz, resaltando el papel nefasto de la Argentina para con los intereses bolivianos. En un tono de indignación creciente, este texto denuncia que detrás de la alegría por el tratado de paz estaba el saldo de la guerra: “Ha ahí todo. Alegría que brinca por las calles, cuando un ejército de mutilados, de tullidos, de ciegos, tienen en sus cicatrices la Deuda Nacional” (p. 151).

“Ruina en las cumbres” es un ejemplo de la vitalidad de la escritura mundiana como se advierte en su primera oración: “Entreveo todavía la zarabanda loca de mi clase”, y en este caso “clase” refiere al aula estudiantil, a la clase conformada por estudiantes, porque el texto refiere a aquellos que debieron partir a la guerra:

La racha de la guerra se llevó a todos ellos, mutilando la familia estudiantil.

Ninguna masa se cercenó como la del estudiantado joven.

Nuestro futuro economista llegó tuberculoso y murió

(…)

Los demás retornaron locos, sordomudos, cojos y mancos. Estos últimos con el obsequio de un preceptorado. Todos los profesores son mis compañeros mutilados.

¿Cabe desdicha mayor a nuestra juventud? (p. 149).

Finalmente, en IGC se destaca un conjunto de tres textos que están totalmente escritos en mayúsculas y, acusa, según mi lectura, un carácter totalmente diferente del resto de los textos, pero también de la escritura mundiana en general, por lo que es lícito que asome la duda sobre la autoría de los mismos.

“Historia” es un texto escrito totalmente con mayúsculas y alejado de la escritura general de Mundy, que no acepta ninguna solemnidad como la que se advierte aquí: “LA TRAGEDIA HECHA HISTORIA DEL CHACO NO SERÁ UN CANTO DE LID VICTORIOSA Y CON

HONRA”, dice su primer párrafo, usando palabras que suenan muy raras en la escritura de Mundy, de un modo, además, tan taxativo que asemeja un texto político. Pero, por supuesto esta conjetura es solamente una hipótesis que eventualmente quede en el aire dada la pérdida de los originales de IGC.

También está escrito en mayúsculas “Retroceso”, que en el mismo tono solemne, que yo considero ajeno a Mundy, expone hechos a la manera de las noticias: “SIGUIÓ SU CURSO LA GUERRA, AL COMPÁS DE LOS INTENTOS PACIFISTAS Y ULTRAJANTES DE LAS NACIONES VECINAS” (p. 148).

El texto final de IGC, “Campanada final”, es el tercer texto de este subconjunto que, al igual que los anteriores, pasa de un tono solemne y noticioso a otro de talante político: “¡TODO UN GIRÓN DE TERRITORIO EMPAPADO EN SANGRE HERMANA, CUIDADOSAMENTE ENVUELTO EN LA FÓRMULA DE PAZ, QUE PASA A PROPIEDAD LEGAL DE LA CODICIA VECINA CON INJUSTICIA RUIN Y FATAL! (p.151).

4. Columnas periodísticas

Glosas contemporáneas fue la columna que escribió Hilda Mundy entre julio y septiembre de 1934 en el periódico orureño La Retaguardia, en la que firmaba como Hilda Mundy. En la correspondiente al 13 de agosto, su columna se dedica a denunciar con fina ironía a los “soldaditos particulares” que eran los jóvenes hijos de las familias ricas de Oruro, que se vestían como soldados, muy bien vestidos, por cierto, para simular que partían a la guerra: “Amigo: Confiese. ¿Me vale el ingenio para condenarles en esta ocasión y echarles el agua bautismal con el nombre que les corresponde en la baja escala de los no-hombres?” (p. 155). Los mismos que en “Partida del primer contingente” de IGC (cfr. supra), en su columna del 20 de agosto. Aquí Mundy apunta contra las novias que, despidiéndose de un novio que lloroso parte para la guerra, inmediatamente flirtea con otro soldado, en una actitud que ella denomina como “delincuencia artera” (p. 157).

Su columna del 26 de septiembre es un homenaje a Rafael Pabón, el aviador héroe de guerra. Lo importante de esta columna es que ella aprovecha para hablar de un tema de su preferencia, como buena ultraísta: las máquinas: “Una verbosidad augusta y florida me permitiría hacer de las palabras una cruz de nardos al recuerdo del héroe cuya vida fue intensidad y victoria y que murió teniendo por tálamo el alma de hierro de su máquina guerrera” (p.157).

Brandy cocktail fue la columna que escribió Hilda Mundy entre octubre de 1934 y noviembre de 1935 en el periódico La mañana de Oruro, en la que firmaba igualmente como Hilda Mundy. Es brillante su columna de 27 de noviembre de 1934, en la que despliega su comprensión ácrata6 de la vida y también la guerra. Trabaja con el concepto del “caos como necesario para que nazca una estrella”, en la concepción de Nietzsche, a quien nombra en este texto. Su razonamiento es el mismo que después expondrá magistralmente en el texto “Absurdo a diez metros de profundidad” que cierra su Pirotecnia (1936). Para ella la guerra también puede significar un viento de premonición. Más aún, llega a decir que: “Nacida al contacto del fuego, la literatura será recia como el espectáculo de mil fuerzas desencadenadas en ímpetu magnífico” (p. 170). Este criterio es como una respuesta a lo que Carlos Medinaceli7 reclamaba una vez finalizada la guerra:

¿Cuál es el panorama que presenta nuestra literatura en 1935? ¿Qué obras de trascendencia se han publicado? ¿Qué acontecimientos intelectuales han ocurrido? ¿Cuál es el rumbo que sigue el pensamiento nacional? ¿A dónde vamos? ¿Cuál ha sido nuestro íntimo, profundo sentir? ¿Cuál la emoción que nos ha dado la guerra? Aunque sea doloroso decirlo, este año no se ha publicado ninguna obra, en ninguno de los géneros, que esté a la altura del dolor boliviano o que haga frente a la realidad que nos aplasta (Medinaceli, 1955, p. 169).

Su columna de 16 de diciembre de 1934 es una muestra de hasta dónde puede llegar ya no la ironía sino el humor de Mundy: “Enfoco nuestra guerra internacional en un aspecto ameno y prosaico, y en un derrumbamiento de sombras chinescas columbro a Bolivia y Paraguay en un gran banquete” (p. 176) en el que se sirve un “Nanawa’s Pudding hasta un Picuiba marrón glacé”.

Dos días después, en su columna de 18 de ese mismo mes y año, Mundy hace gala de su gusto por las máquinas, pero también por la pirotecnia. al comparar el poder del lenguaje con el poder de las armas: “Mi admiración es conceptuo sa. ¡Cómo se convierten las inofensivas palabras en pertrechos bélicos! ¡Y qué incapacidad agresiva la mía que no puedo hacer del lenguaje si una granada de mano!” (p. 177).

Su columna del 13 de enero de 1935 la muestra tercamente feminista a propósito del debate de anulación de la ley del divorcio, que fue promulgada por Daniel Salamanca en la época de preguerra, el 15 de abril de 1932. Dice la Mundy en tono contundente: “Ahora, en los momentos actuales, la anulación de dicha ley sería explícitamente un paso hacia la inmoralidad”.

Como se vio antes, Mundy se estrella, cuando puede, contra la frivolidad femenina, especialmente de las mujeres urbanas de clase media y alta. Eso también hace en su columna de 8 de marzo de 1935, en la que se refiere a las cartas que envían las novias a los soldados que están en el frente de guerra:

Si vamos al género epistolar, más difundido ahora con la correspondencia al Chaco, diría que las misivas del bello sexo marchan al S.E. cargadas de énfasis insubstanciales y errores ortográficos que gritan desafinadamente de nuestro descuido y desaliño.

No es razonable que cartas nacidas al movimiento de manos blancas y uñas abrillantadas demuestren tanta pobreza intelectual” (p. 192).

En su columna de 14 de junio de 1935, Mundy retrabaja, reescribe y eleva a un nivel superior su texto titulado “Los mercachifles” en IGC (cfr. supra). Éste es un dato que habla de Mundy como escritora profesional; es decir que hace de la escritura su oficio. Su columna de cuatro días después se dedica a reflexionar sobre los cambios que ha producido la GC en las mujeres:

Allá, junto a la actividad febril de las fábricas y los talleres, está la mujer obrera iniciando su era de trabajo.

Nada extraño. La guerra de modo súbito le ha obsequiado su tajada de progreso en su evolución social

(…)

Pero, después… aún a costa del sufrimiento y la violencia misma, se sellará la liberación de la mujer, no de la aristócrata que la posee hace tiempo y sin límite para sus manías y diversiones, no, para la criolla me refiero, para la que sostiene el peso de la pollera burda” (p. 207).

Y en la del 23 de junio se refiere, con mucha ironía, a la batalla de algunas mujeres por lograr una condecoración de guerra por los servicios prestados en la guerra8.

En la columna publicada cinco días después hará un juego humorístico del mismo talante de la de 16 de diciembre de 1934 (cfr. supra): “Yo poseeré una hiena. / Él un jaguar. / Ambos y todo el mundo marigüís en la sopa. /Nos distraeremos con un circo de monitos tropicales, maravillosamente amaestrados. / Seremos FELICES, inmensamente FELICES en el Chaco” (p. 211, mayúsculas originales).

Se recordará que en “Políticos…” de IGC (cfr. supra), Mundy calificaba a Salamanca de “anciano displicente”, y es su columna de 19 de julio de 1935 que afina su juicio sobre el presidente: “En la sucesión de los hechos históricos, el hombre sobrevivió poco a su obra, dejando ante la sociedad y la patria toda la gran incógnita de su responsabilidad. Se agolpan sobre él las sombras” (p. 214).

El 27 de julio del 35 Mundy dedica su columna a un sentido homenaje a la poeta también orureña Milena Estrada Sainz, esta vez por su papel como madrina de guerra.

En su columna de 17 de agosto, hace una referencia cruzada a su carta dirigida a Jorge Fajardo de 15 de noviembre de 1934. Específicamente recuerda que en esa carta afirmó: “Me encanta el absurdo, la palabra hueca, hueca que parece un cascabel de latón con la piedrecita de la tontería adentro” (p. 64).

En sus columnas de 28 de agosto y 25 de septiembre, Mundy recuerda la fiebre de creación de sociedades de beneficencia Pro Chaco que se crearon en la etapa preguerra y la organización de los ex combatientes, que enaltece por el objetivo de luchar por sus justos derechos.

Dum Dum fue un semanario creado por Hilda Mundy y que se publicó entre septiembre y octubre de 1935. En este semanario aparecieron varios nuevos seudónimos con que firmaba la autora: Hilda Mundy, Retna Dumila, Ana Massina y María (Motia) Daguileff.

De los textos publicados en este semanario interesa resaltar el publicado en el primer número, el 22 de septiembre de 1935, que titula “Manifiesto-programa del partido anarquisocialista de Dum Dum” y firmado por Hilda Mundy, que es una irónica crítica a los debates que se desarrollaban entonces entre anarquistas y socialistas, en el país en general y específicamente en Oruro (cfr. introducción de este texto). Hay que recordar que el nombre del semanario y del manifiesto refiere a las balas dum dum, de munición expansiva, fabricadas en la ciudad hindú del mismo nombre.

Asimismo, una nota de Hilda Mundy publicada el 22 o 23 de octubre de 1935 (y que no está recuperada en ninguna de las ediciones de su obra) habría sido el motivo para la censura que sufrió por parte del gobierno de José Luis Tejada Sorzano, y su confinamiento en La Paz. Al respecto, su columna de Brandy cocktail de 24 de octubre de 1935 dice:

Los acontecimientos de ayer demuestran que, con una certeza de tiro admirable, disparamos al blanco y… paff… la catástrofe de medio calibre que tuvimos con festones de aparatosidad y exageración.

Valorando la situación, caemos al convencimiento de que al público le gusta la libertad expresiva y grosera del periodismo, con gruesos adjetivos, “hambriento”, “ladrón”, “comprador de conciencias”, etc., etc., y cuando se ensambla la suavidad, la sutileza, le desagrada

(…)

Para terminar, añadiré que me extraña que un poco de humorismo, un poco de sonrisa, trasuntando el papel de un centímetro de tamaño, haya causado tanto revuelo al Círculo Superior (p. 239).

Posteriormente, en otras columnas e incluso entrevistas, Hilda Mundy continuó refiriéndose a la GC, reiterando las ideas clave que hemos reseñado en este análisis.

5. Discusión

Podemos afirmar que Hilda Mundy fue periodista de la Guerra del Chaco (Durán Zuleta, 2018) siempre que aceptemos que el periodista de guerra no se reduce al reportero del frente de combate, como generalmente suele entenderse. Esa forma de comprender el periodismo de guerra ha servido también para eliminar a muchas mujeres periodistas del conjunto de los periodistas de guerra (Picón, 2016).

El estudio indica que:

  1. Ella escribió sobre la Guerra del Chaco desde la etapa de la preguerra hasta la firma del tratado de paz y más allá.

  2. En su opúsculo Impresiones de la Guerra del Chaco (1997) se advierte una escritura diferente a la que se conoció en su Pirotecnia (1936), así como la desplegada en sus columnas periodísticas. La diferencia es que ella denomina “impresión” a una escritura producto de la sensibilidad, a la que luego incluirá la intuición y el presentimiento. Es decir, una escritura que se acerca a los rasgos de la feminidad hegemónica. Sin embargo, tratándose de Hilda Mundy, sensibilidad no es sinónimo de sensiblería, intuición no lo es de adivinanza, o instinto y presentimiento no es igual a futurología. En cualquier caso estamos ante una concepción de los afectos que excede los estados psicológicos y apunta, más bien, a que son prácticas culturales y sociales (Ahmed, 2015). Desde este punto de vista, la impresión mundiana sería sentir dolor por la partida de sus hermanos a la guerra, sin perder de vista el conflicto familiar que eso supone y la recarga laboral, pero resistiendo en el gozoso ejercicio de la escritura.

  3. El periodismo de guerra de Mundy se imbrica con su obra literaria (Pirotecnia), tanto en los aspectos formales como en los temas que desa-rrolla: la mujer, la ciudad, la guerra y la escritura.

  4. A diferencia de su Impresiones de la Guerra del Chaco, su escritura sobre la guerra en las columnas periodísticas analizadas es más suelta, más trabajada, poniendo en el centro la ironía mundiana, que es el sello de su escritura. Ello permite pensar que Impresiones… es una selección de textos provenientes de escritos más bien íntimos (su diario, su libreta de apuntes) no destinados a la publicación. Incluso, tres de ellos se alejan mucho de la escritura mundiana, por lo que nos hemos permitido poner en duda su autoría.

  5. Los criterios de Hilda Mundy sobre la GC no son diferentes a criterios comunes: el exitismo inicial, el patriotismo, la posterior duda, especialmente en la guía del presidente Salamanca, la corrupción, el hambre de los soldados, etc., etc., aunque se diferencia en su consideración de los efectos de la GC. Destaca, por un lado, los beneficios que trajo a las mujeres su incorporación al mercado del trabajo durante la guerra y, por otro, una lectura de la guerra como un caos que puede generar o regenerar energías, fuerzas, proyectos, etc. En este segundo punto ella se adscribe al pensamiento de Nietzsche y desarrolla ciertos elementos ácratas, como en “Absurdo a diez metros de profundidad”, texto que cierra su Pirotecnia.

Referencias

Ahmed, Sara (2018). La política cultural de las emociones (traducción de Cecilia Olivares). México: UNAM. [ Links ]

Álvarez Giménez, María Elvira (2017). El impacto de la guerra del Chaco en la vida de las mujeres urbanas de Bolivia: acceso al espacio público y redefiniciones de género. Anuario. Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos. Revista de la Biblioteca y Archivo Nacionales de Bolivia. ABNB. [ Links ]

Ayllón, Virginia. (20 de marzo de 2014). Elogio del empleado público: Kafka, Borges y Cerruto. Letra siete. [ Links ]

-----------. (2015). Poder y contrapoder en la literatura boliviana: Borda y Mundy. En: Crespo, Carlos (ed.). Anarquismo en Bolivia, ayer y hoy. Centro de Estudios Superiores Universitarios, CESU. [ Links ]

-----------. (2016). Estado y mujeres en la obra de cuatro narradoras bolivianas. Recial, 7(9). [ Links ]

----------. (6 de noviembre de 2016a). Sobre las nuevas publicaciones de Mundy. Página Siete. [ Links ]

Arroyave, Jesús y Miguel Garcés-Prettel(2022). Evolución conceptual del periodismo de paz: origen, desarrollo, críticas y aportes a los estudios sobre paz. Signo y Pensamiento, 41, 1-17. DOI: https:// doi.org/10.11144/ Javeriana.syp41.ecpp [ Links ]

Bonilla Vélez, Jorge (2002). Periodismo, guerra y paz: campo intelectual periodístico y agendas de la información en Colombia. Signo y Pensamiento, 40, 53-71. [ Links ]

Destéfanis, L. (2023) El vacío elocuente. Culturas del Chaco, guerra y literatura en Bolivia. Intersticios de la política y la cultura, 12(24), 41-69. [ Links ]

Durán, Florencia y Ana María Seoane(1997). El complejo mundo de la mujer durante la Guerra del Chaco. Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaría de Asuntos Étnicos, de Género y Generacionales, Subsecretaría de Asuntos de Género. La Paz. [ Links ]

Durán Zuleta, Marlene (17 de enero de 2018). El papel fundamental de la prensa en la Guerra del Chaco. Ecos de Tarija. [ Links ]

Finot, Enrique (1946). Nueva historia de Bolivia: ensayo de interpretación sociológica. Fundación Universitaria Patiño. Buenos Aires. [ Links ]

Galtung, Johan (1985). Sobre la paz. Barcelona: Fontamara. [ Links ]

Klein, Herbert (1997, 2001, 2011). Historia de Bolivia. La Paz: Juventud. [ Links ]

Lorini, Irma (1994). El movimiento socialista “embrionario” en Bolivia 1920-1939. La Paz: Los Amigos del Libro. [ Links ]

Margarucci, Ivanna (2020). Anarquistas en Oruro (Bolivia). Trincheras de lucha contra la crisis y la guerra, 1930-1932. Historelo. Revista de Historia Regional y Local (12)24, 183-222. http://dx.doi.org/10.15446/ historelo.v12n24.80494 [ Links ]

Medinaceli, Carlos (1955). Páginas de vida. Colección de la Cultura Boliviana. Potosí: Editorial Potosí. [ Links ]

Mesa, José de, Teresa Gisbert y Carlos Mesa (2001). Historia de Bolivia (4ª ed.). La Paz: Gisbert. [ Links ]

Mesa, Carlos (2014). Daniel Salamanca: la filosofía del presidente en relación al conflicto. En VVAA, Desmitificando la Guerra del Chaco. Memorias del I Encuentro sobre la Historia de la Guerra del Chaco. Parabazul, pp. 17-29. [ Links ]

Mundy Hilda. (1989). Cosas de fondo: Impresiones de la Guerra del Chaco y otros escritos. La Paz: Huayna Potosí. [ Links ]

----------. [1936] (2004). De la nada al venerado silencio, prólogo de Virginia Ayllón. Pirotecnia. La Mariposa Mundial. [ Links ]

----------. (2016). Obra reunida. Edición y estudio introductorio de Rocío Zavala. Biblioteca Boliviana del Bicentenario. [ Links ]

----------. (2017). Bambolla, bambolla: [cartas fotografías escritos]. (2ª ed.). Edición de Rodolfo Ortiz. La Mariposa Mundial. [ Links ]

Orduna, Víctor (2022). Laura Villanueva contra Hilda Mundy: a propósito de nación y literatura en Impresiones sobre la Guerra del Chaco.(Inédito en línea: https://tinyurl.com/2uhdkvkj). [ Links ]

Picón Gómez, Ana (2016). La voz necesaria: mujer y periodismo de guerra. Análisis de un periodismo de guerra en desaparición desde una perspectiva de género y la ruptura del discurso androcéntrico. Universidad de Sevilla, Departamento de Periodismo. [ Links ]

Soto, José Julián y Brenda Villar (2023). La irrupción de la Guerra del Pacífico en El Comercio (La Paz, Bolivia, 1879). América Latina hoy, 93, 1-19. https://doi.org/10.14201/alh.30909 [ Links ]

Villazón, Emma (2016). Hilda Mundy y Carlos Medinaceli: dos escritores en conflicto. A propósito de ‘vanguardia’ y ‘nación’ en Bolivia’. En Andrés Ajens, Alejandro Fielbaum y Lorena Zuchel (eds.), Contrabandos: escrituras y políticas en la frontera entre Bolivia y Chile. Asociación Communes, pp. 219-260. [ Links ]

NOTAS

1 “El PP, en las primeras dos décadas del siglo XXI, se consolidó como un subcampo de conocimiento. De una investigación incipiente a finales del siglo anterior, pasó a una teorización sólida que ofrece alternativas y caminos prometedores para contribuir a la solución pacífica de los conflictos” (Arroyave y Garcés, 2022, p. 15).

2 Ha llamado mi atención la escasa producción sobre los indígenas en la Guerra del Chaco, no los aymaras o quechuas, de los que sí se ha estudiado su presencia en el conflicto como parte de la tropa. Me refiero a los pueblos indígenas del territorio chaqueño, a quienes prácticamente se ignora, hablándose del territorio del conflicto como si estuviera deshabitado, a través de la metáfora del desierto. Al respecto, ver Destéfanis (2023). También leí una reseña de este libro al que espero acceder algún día: Luc Capdevila, Isabelle Combès, Nicolás Richard y Pablo Barbosa (2010). Los hombres transparentes. Indígenas y militares en la Guerra del Chaco (1932-1935). Instituto Latinoamericano de Misionología.

3 Margarucci (2020) incluso informa que “Entre enero y febrero de 1932, Jorge Moisés [anarquista] y Fernando Siñani [socialista], utilizaron las páginas de La Patria para dar un interesante debate doctrinario, pocas veces visto en la prensa comercial” (p. 208).

4 Sobre sus decisiones en el conflicto bélico, ver también Mesa (2014).

5 Todas las referencias IGC provienen del volumen de la Mariposa Mundial (Mundy, 2017) que las consigna entre las páginas 133-151 y, salvo que se cambie de fuente, se cita solamente el número de página correspondiente.

6 En un texto comparativo (Ayllón, 2015) abordo la veta anarquista en la literatura de Hilda Mundy.

7 Hay también toda una producción analística sobre las diferencias (o no) en el proyecto de nación de Medinaceli y Mundy. Al respecto ver Villazón (2016), Ayllón (2016) y Orduna (2020).

8 Al respecto cfr. Álvarez (2017), Durán y Seoane (1997) y la carta de Jorge Fajardo a Laura Villanueva, del 23 de julio de 1934 (Mundy, 2017, pp.37-39).

Recibido: 01 de Septiembre de 2024; Aprobado: 01 de Octubre de 2024

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons