Al borde del fin del siglo XX, más aún, a caballo entre dos milenios, en junio de 1997, y en la medida en que el Departamento de Cultura y Arte de la UCB asumía un rol más preponderante y activo en el aspecto cultural de la institución, se creó la revista Ciencia y Cultura, heredera e hija o nieta de las venerables Kollasuyo, Cordillera, Khana, Hipótesis y otras que habían jalonado en las décadas previas el desarrollo cultural del país.
Heredera, pero como todo descendiente, enfrentada a una nueva realidad, pues esas referencias temporales, más allá del mero afán cronológico, se hacen para señalar que la revista nacía en un momento histórico-cultural muy otro. Y es que simultáneamente esos años estaba despuntando la revolución tecnológica que distingue a esta época, con la digitalización, el internet y las actuales redes sociales.
Y como una revista es, por así decirlo, un ser intelectual vivo, Ciencia y Cultura ha vivido naturalmente este proceso, cosa que se puede dimensionar al ver la distancia que media entre la sola versión impresa que se dio durante muchos años y la cada vez más importante presencia de cada nuevo número en las bibliotecas on line, al punto que amenaza convertir a las páginas de papel en una forma nostálgica de la lectura.
Ahora que llegamos al número 50, lo celebramos mostrando panorámicamente las muchas tapas que han sido el rostro de cada número semestral durante tantos años, pues reunidas así, selectivamente, se convierten de modo insospechado en una suerte de muestra mínima pero representativa del arte nacional. Desde los decimonónicos José García Mesa y Melchor María Mercado hasta los finiseculares del siglo XX (Fernando Rodríguez Casas, Martha Cajías, Adriana Bravo, Ángeles Fabbri), pasando por la “era clásica” de Arturo Borda, Cecilio Guzmán de Rojas y Juan Rimsa, y los clásicos modernos que les siguieron (Enrique Arnal, Lorgio Vaca, Raúl Lara, María Luisa Pacheco, Alfredo La Placa), hasta los más recientes números, que reproducen un tocapu de la artista actual Sandra Berduccy o la imagen de una última película nacional.
En esta muestra hay una excepción: la captura de pantalla de una clase digital que usamos en la tapa del número 46. Es que estábamos en plena pandemia mundial, y todo se había trastocado y conflictuado, también esa suerte de tradición de nuestras cubiertas. Pero la pandemia pasó, y Ciencia y Cultura seguirá saliendo, quizá, así lo deseamos, durante otros 50 números.