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Revista Ciencia y Cultura

Print version ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.25 no.47 La Paz Dec. 2021

https://doi.org/10.35319/rcyc.2021471266 

RESEÑAS

Franz Tamayo Solares Authencia Americana. Textos inéditos, manuscritos y ensayos escogidos (1893-1953)

Ana Rebeca Prada* 

*Carrera de Literatura, Instituto de Estudios Bolivianos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Contacto: arepradam@gmail.com

Aliaga Mollinedo, Pedro; Mérida Luján, Alejandro; Bascopé Tamayo, Gracián. 2021. primera edición, Archivo Privado Tamayo, Secretaría Municipal de Cultura GAMLP, La Paz:


Una serie de felices circunstancias y el encuentro de voluntades propicias hicieron posible la existencia de este libro tan bello, no sólo en su materialidad, sino en su contenido. Gracián Bascopé Tamayo, nieto de Franz Tamayo, cuidó y guardó por décadas los papeles del escritor y hace algunos años abrió ese archivo a jóvenes historiadores de la Carrera de Historia de la UMSA, con quienes lo catalogó y lo ordenó. Ese proceso se inició en 2017, e incluyó, además, la compilación, anotación y estudio de documentos nunca re-editados e inéditos, proceso en el que participó la Secretaría Municipal de Culturas del Gobierno Municipal de La Paz. En fin, algún tiempo después, se halla en nuestras manos el producto de un trabajo de conjunto que, sin embargo, tuvo como principales agentes a Pedro Aliaga Mollinedo y Alejandro Mérida Luján.

La obra titula Authencia Americana: Textos inéditos, manuscritos y ensayos escogidos (1893-1953). Han escogido los compiladores y estudiosos esa frase tan sugerente -Authencia Americana- como título, pues ésta remite al gran deseo que proyectaba Tamayo de una América “que no se pareciese a la Europa Occidental ni mucho menos a España”, de una América auténtica.

El libro consta de dos partes. La primera es “Poesía” y recoge textos no publicados o dispersos en publicaciones periódicas, que van de 1893 a 1917. Se trata, pues, de textos -la mayoría- de tierna juventud. Si recordamos que Tamayo nació en 1879, tenemos poemas que escribiera de adolescente o de muy joven, salvo por Los argonautas. Tragedia lírica, un inédito de 1917 (se trata de una obra que lleva paralela a su publicación la versión facsímil, lo que en mi criterio le presta una particular belleza y significación, pudiendo el lector gozar de la escritura a mano del vate). Su primer libro de poemas, Odas, es de 1898, y fue publicado antes de cumplir él la veintena de años; fue, pues, precoz e inició su trabajo poético muy joven. Su última publicación poética, Epigramas griegos, corresponde a 1945. Cabe recordar que Tamayo murió en 1956.

Hay un poema en especial que resuena fuerte y que titula “El milagro de la lengua”, publicado en el Comercio de Bolivia en 1906, habiendo sido escrito en 1902 (viene este poema acompañado de la foto de la publicación en el periódico, con correcciones hechas a mano por el poeta): “Poeta, en tus manos se mueve/La lengua, instrumento inmortal:/Divino don! Maciza o leve,/Vibra en la lengua un soplo astral./Del ruido vocal se desprende/ Una música en que se enciende/El espíritu creador;/Y es como una invisible llama/Que, alma de la lengua, la inflama,/Y hace de ella forma y color.//Qué harás de tu lengua, poeta?/ Será en tus manos de escultor/La arcilla indómita e inquieta/Que amasa el genio a su calor?”. Hermosos versos que dialogan con la mejor tradición poética de la época.

La segunda parte titula “Escritos teóricos”, y es el apartado por el que los compiladores sienten más entusiasmo -habiendo escrito sendas ponencias y publicado sendos artículos sobre ella, pues en estos papeles que reflejan el pensamiento político, cultural, lingüístico de Tamayo hallan un complemento sustantivo a sus escritos conocidos, constituyéndose así en material central para seguir estudiando las ideas del pensador andino. Dos textos resultan particularmente importantes: Memorias arqueológicas, en parte inéditas, escritas entre 1910 y 1947; y Credo político para América, inédito, escrito entre 1926 y 1930. Junto a ellos hay escritos sobre educación, particularmente sobre “la educación del indio” (de hecho, el documento Educación del indio de 1926 es un informe que Tamayo presentó al presidente de la República -por la fecha: Hernando Siles-, pero que no se publicó) y pedagogía; filosofía alemana; además del Manifiesto radical de 1919 (escrito por Tamayo, presidente del Partido Radical, para sus partidarios). También en esta parte encontramos Un credo boliviano para un americanismo efectivo, y que incluye algunas partes de Creación de la pedagogía nacional, libro que fue publicado en la Antología del pensamiento político americano actual, editada por F. Molina Téllez en Buenos Aires, en 1945.

Memorias arqueológicas consta de siete partes. Las dos primeras fueron publicadas: “Arqueología boliviana. Primera memoria. Un dermatograma aymará” (siendo un dermatograma una piel de oveja escrita y utilizada en la evangelización, y cuya reproducción incluyen los autores al inicio del capítulo, publicado en El Diario de junio a septiembre de 1911); y “Sobre la lengua aymará” (ponencia leída en la Universidad Nacional de Cusco y publicada en Última Hora en 1947). Las otras cinco partes: “Memorias arqueológicas (índice)”; “Rezalipichi”; “Notas para la lengua aymará”; “Notas sobre los indios”; y “Notas sobre Pacha”, son literalmente notas y anotaciones escritas por Tamayo a mano, en hojas de papel, las que son presentadas en el libro en facsímil y transcritas. Se trataría de un material primero, a momentos en formato de anotaciones fragmentarias, vinculadas a diversas temáticas de cultura, lengua, pensamiento, características corporales del indígena y arqueología aymara. Los editores han tenido que transcribir la palabra escrita a mano de Tamayo, en determinados momentos -se ve-tarea no fácil.

El Credo político para América, texto en parte inédito, consta de siete acápites: “Proyecto de Ley Capital”; “Introducción”, “Americanismo”, “Raza”, “Democracia Americana”, “Ley Capital”, y “Κεφάλαιοs”. La primera parte de este documento fue publicada como panfleto en 1930, con la explicación: “Proyecto de Ley Capital que será presentado a la consideración de la próxima Asamblea Legislativa que la Excma. Junta de Gobierno ha anunciado convocar, La Paz, 30 de junio de 1930” -se refiere, claro, a la Junta de Gobierno presidida por Blanco Galindo-. La Ley Capital es, a decir de su autor, “la primera tentativa del nuevo Derecho público americano. No más plagio del europeo ni del yankee. Democracia nuestra para nosotros” (artículo 7mo).

Los acápites restantes del libro, los editores los hallaron en parte mecanografiados y en parte manuscritos -estos últimos son presentados en facsímil y transcritos. Encontraron la “Introducción” mecanografiada, estableciendo ésta en su primer párrafo: “El presente libro está todo edificado sobre una petición de principio (...); la siguiente: políticamente hablando, el hombre aún no ha alcanzado mayor verdad que la verdad democrática”, estableciéndose el libro en general como un tratado sobre la democracia, el análisis de sus fallas y la creación de una democracia propia. Desde “Americanismo” el libro se presenta como notas manuscritas. En este acápite, Tamayo anota: “Los que predican el Americanismo, como opuesto a todo occidentalismo blanco, parecen no darse cuenta de la perfecta consumación de tal deseo e intención. En pocas palabras: el indo-americanismo está ya actualmente consumado. Nuestras sociedades, nuestros gobiernos, todo nuestro presente, es ya indoamericano". En la parte “Raza” Tamayo trata con gran complejidad, a partir de bibliografía de la época dedicada al tema, la diferencia y relación entre los conceptos de raza y de cultura, proclamando: “yo proclamo muy alto que nuestra América es como de las tierras más cultas del planeta. Y que en muchos puntos y cosas las viejas naciones de Europa deberían vivir entre nosotros para aprender más de una superioridad humana a que no han podido por su mala suerte llegar todavía (...) [J] amás, en ninguna parte, la dulzura de los hombres ha florecido tan noble y tan elevadamente como en nuestra América, a pesar de nuestras tendencias democráticas y a pesar de todo”. En “Democracia americana” desarrolla la noción de “banditismo político”, siendo el pueblo el que deba ejercer el control: “un pueblo fuerte para imponer por la fuerza su ley democrática”. En “Ley Capital” reflexiona sobre la necesidad de establecer instituciones fuertes, las que le sirvan al pueblo para defenderse: “Hay que acabar por poner -por siempre- una espada en manos de verdadero soberano -como antes en manos de los reyes: ese soberano es el pueblo. Mientras el pueblo no sea verdaderamente soberano -espada en mano-, la democracia será como burla grotesca, cuando no un crimen”. En “Κεφάλαιοs”, Tamayo continúa la reflexión en torno a que nunca el pueblo ha gobernado: “[L]os pueblos jamás han gobernado. Con la nueva ley, los pueblos comenzarán a gobernar cuando y como quieran”.

Un libro bello, decía al inicio de este comentario, pues revela un respeto claro frente a lo que Tamayo dejó en manuscrito, en notas, en fragmentos de pensamientos, en proyectos de libros. El lector puede de algún modo acompañar a los especialistas en su revisión del Archivo Privado Tamayo, viendo cómo se presentan esos manuscritos, escudriñándolos, verificando su transcripción. El trabajo editorial y de diagramación de Miguel Pecho en ese sentido es excelente, acertado; el libro está hecho para la cómoda y elegante lectura. Además, claro, están los contenidos, tan esquemáticamente referidos aquí. Nos adentramos en tres de las zonas esenciales (tal vez las más importantes) del hacer intelectual y artístico de Tamayo: el poético, encontrando escritos de gran valor, que hay que incorporar al corpus conocido; el del pensador de lo indígena, revelándosenos una vez más el gran conocedor del mundo aymara y de la bibliografía sobre lo andino, el erudito que explora en lo hondo de la lengua y del pensamiento indígena, en la cultura, la arqueología, presentándose el tema de la educación indígena como profunda preocupación; y, finalmente, el político', pudiendo el lector adentrarse en la filigrana de su pensamiento democrático -con todas sus contradicciones, radicalmente democrático- en sus criterios sobre la necesidad de reformar las leyes, de reconocer la superioridad de nuestras culturas americanas.

Ana Rebeca Prada

Universidad Mayor de San Andrés

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