De Kalapurca a la Pataska es una obra de performance y también el título del proceso de investigación para obtener el grado de Magister en Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La obra performativa nace con la intención de develar una memoria familiar oculta y hacer presencia de una identidad, la entrega de cultura y patrimonio al espectador a través de una acción de reciprocidad.
La performance, desde el Taller de Creación de Obra, fue expandiendo su territorio y sus propios límites, encontrando nuevos lugares donde hacer presencia fuera de la academia.
De Kalapurca a la Pataska busca una relación, una acción participativa donde el espectador es convocado a “comer la Pataska” produciendo límites borrosos entre la obra y el cotidiano. El plato es preparado y servido por la artista a quienes asisten espectador/as-interlocutores/as, los cuales de manera voluntaria se dirigen a recibir el alimento. En este movimiento el/la espectador/a, se introduce en la obra siendo parte de ella, ayudando y participando en su desarrollo y desenlace.
La propuesta que se presenta por medio De Kalapurca a la Pataska imbrica el lenguaje culinario con el artístico, convocando una acción y actualización de una serie de saberes y conocimientos de la tradición indígena Likanantai.
Es la densidad de la obra, por lo mismo, un gesto de aparición, de posibilitar que las personas que presencian o participan en la performance puedan conocer una tradición escasamente valorada, muchas veces ignorada y simplemente negada. La revuelta que se otorga en este sentido es justamente colocar las temáticas de lo indígena, lo culinario y lo femenino como triangulación y composición de una esfera social, religiosa, política y cultural. La reapropiación de estas temáticas trae consigo la resignificación. Así, lo que se ha desvalorizado y menospreciado tradicionalmente, en la obra, se carga de poder.
De Kalapurca a la Pataska dialoga con el espectador/a, de modo de entregar conocimientos cotidianos y también de reflexión dentro de una esfera identitaria andina, indígena y femenina. A través de la performance y el diálogo relacional dentro de la obra, se borran los límites entre artista y espectador. A través de la performance y la acción, el espectador/a dialoga con el mundo andino a partir de la propuesta performativa, transmitiéndole un conocimiento y el sentido de identidad indígena, invitándolo a participar del rito.
El retrato busca nuevos colores, se insinúa una atmósfera diferente con la luz cálida de una lámpara y aparece la Tetera Dorada como compañía, las formas se tensionan.