RESEÑAS

 

Momentaufnahmen der Reflexión. Fotografie und Philosophie

 

 

Bernard Langerock y Hermann Schmitz

2014, Editorial: Karl Alber, Freiburg, München, Alemania, primera edición, 80 páginas.

 

 

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El libro aquí reseñado titula mentaufnahmen der Reflexión. Fotografie und Philosophie y corresponde al trabajo fotográfico del reconocido artista Bernard Langerock y al texto filosófico de Hermann Schmitz. El título podría, con cierta simpleza, traducirse así: Instantáneas de la reflexión. Fotografía y filosofía. Del Dr. Hermann Schmitz ya se ha dado noticia en número anteriores de esta revista. El fotógrafo Bernard Langerock nació en Bélgica en 1953 y vive y trabaja en Düsseldorf desde 1972.

Según Langerock, la fotografía es el resultado del juicio reflexivo, ella emerge como algo llamativo y se desarrolla como una tentativa de explicación en el contexto de su tiempo. Langerock también suele decir de la fotografía que ella es la fijación aparativa, atmósferas conmovedoras o, en otras palabras, identificación situacional. El proyecto fotográfico de Langerock se caracteriza por hablar sobre hombres y estructuras, mostrar el sentir de la vida y abrir mundos internos y externos. En retratos, paisajes o en instantáneas de objetos, Langerock muestra el mundo desde una nueva perspectiva, para visualizar lo invisible. En esta manera general de concebir su fotografía, el proyecto de Langerock se relaciona con el de la nueva fenomenología de Hermann Schmitz.

El punto de contacto más visible entre esos dos proyectos es Momentaufnahmen der Reflexion. El libro ofrece una esclarecedora introducción escrita por Steffen Kammler. Klammer, quien nos orienta en las siguientes líneas, señala que el título del libro es equívoco, ya que en éste no se presenta una relación entre una teoría abstracta de la fotografía, sino el intento de aproximar una concreta filosofía a una fotografía concreta. En ese intento se puede apreciar que cada fotografía de Langerock está acompañada por alguna cita o fragmento de la fenomenología de Schmitz. Algunas fotografías se confrontan como acompañamientos ilustrativos con las citas. En otros casos, se puede apreciar la desafiante extrañeza de las fotografías y los textos elegidos. Esas relaciones invitan a una sensible tensión y a sumergirse en profundos pensamientos.

Según la nueva fenomenología, la filosofía es la meditación del hombre sobre su encontrarse en su entorno. Este tipo de filosofía colabora al individuo en la localización de sí mismo. Según la nueva fenomenología, cuando el hombre quiere descubrir algo sobre el mundo o sobre sí mismo, se encuentra ante el desafío de criticarse a sí mismo. Cada intento por lograr una imagen filosófica del mundo resalta necesariamente la inagotable totalidad de lo individual. Tal imagen del mundo no puede ser el mundo mismo, sino más o menos un esbozo o un mapa. En este sentido, la filosofía es también una invitación a desarrollar el mundo desde otra perspectiva. Desde esa perspectiva, la filosofía se presenta como un haz de luz que, desde una oscura esquina, dirige su claridad hacia algo que quizá había quedado invisible.

Klammer recuerda que en alemán el término 'fotografía' se puede comprender en dos sentidos; tanto el acto de fotografiar, como su resultado, la foto. Fotografiar es un acto de selección de un pedazo del mundo. El resultado, la foto, es, por una parte, más pobre que el mundo, ya que pierde dimensiones y olores de lo representado; sin embargo, por otra parte, esa foto puede —a través de su carácter sinestésico— mostrar más allá de lo superficialmente óptico, por ejemplo, la aspereza o la blandura que se hacen corporalmente experimentables en una mirada. La fotografía puede ser una invitación a desarrollar el mundo en un espejo invertido que opere como una reducción en la que se experimente un poco más la cotidianidad. La fotografía, escribe Klammer, es un desafío al ver de la mirada.

En este sentido, la filosofía y la fotografía podrían remitir a aquello que como humanos sentimos que corporalmente nos atinge o concierne. La filosofía y la fotografía no ofrecen solo imágenes del mundo que contemplar, sino que ellas no ofrecen sus imágenes como ventanas al mundo. Se trata de una oferta, de una invitación, para que cada individuo indague su sitio en el mundo y allí desarrolle algo nuevo, ensanchando el espacio de las posibilidades.

Las imágenes filosófica y fotográfica del mundo que aquí, por así decirlo, recíprocamente se exponen a la luz e invitan a continuar, detenerse y encontrarse en la experiencia del mundo quizá, escribe Klammer, permitan encontrar algo nuevo.

En síntesis, este libro, que articula fotografía y filosofía, refracta la capacidad sinestésica de la fotografía y la aclaración de las sensaciones corporales, con la finalidad de ofrecer al lector una renovada experiencia del mundo. Es realmente importante señalar que desde esta obra es fácil comprender el por qué la fotografía no es solo un pedazo inmovilizado del mundo, sino una apertura amplificada del mundo de la experiencia. Tal vez en la quietud de la fotografía que parece invitar a la temporalidad de la meditación filosófica se pueda encontrar mayor riqueza para el pensamiento que en la actual agitación comercial de la imagen-movimiento. La fotografía y la filosofía se desarrollan en el juego del distanciamiento y de la modulación temporal de la inmediatez afectiva; las dos parecen compartir veladamente el secreto de la modelación afectiva de nuestra existencia. Hecha está la invitación a su lectura y a la esperanza de una pronta traducción a nuestro idioma.

Martín Mercado

martin.mercado.v@gmail.com