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Revista Ciencia y Cultura

Print version ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.20 no.37 La Paz Dec. 2016

 

RESEÑAS

 

Historia de las izquierdas bolivianas. Archivos y documentos (1920-1940)

 

 

Andrey Schelchkov y Pablo Estefanoni (coordinadores)

2016, Centro de Investigaciones Sociales, Vicepresidencia del Estado, La Paz, 392 páginas.

 

 


Los documentos reunidos en el libro Historia de las izquierdas bolivianas, Archivos y documentos, coordinado por Andrey Schelchkov y Pablo Estefanoni, compuesto por cartas, llamamientos, informes, panfletos, etc. contienen, entre mucha información relevante, narraciones de la vida política de los grupos políticos de las décadas de los 20, 30 y 40 del siglo XX.

Entre los aportes de este libro —que comprende dos partes: una de ensayos de los investigadores, que ayudan a leer la segunda sección, de documentos— quiero poner énfasis justamente en esos relatos contenidos en los documentos panfletarios (llamamientos, manifiestos) o de comunicación (cartas e informes) que nunca tuvieron la finalidad de ser relatos.

Estas narraciones cuentan en general algún episodio, por lo general adverso, del activismo: cárcel, exilio, intervención de los órganos de difusión, pobreza. Otras veces se trata de comunicados de organizaciones de izquierda de países vecinos que relatan las peripecias de los primeros izquierdistas bolivianos.

Los relatos, por la misma naturaleza de su forma (cartas, proclamas, llamamientos), quedan incompletos, fragmentarios, coincidiendo con la manera en que los documentos lograron llegar hasta nuestros días, sorteando y evadiendo las incautaciones de las fuerzas represoras de los distintos gobiernos de esas décadas, y superando, gracias al trabajo de los coordinadores del libro, su carácter clandestino.

Los relatos son acompañados con recursos retóricos que tienden a la desmesura en sus imágenes, símiles y metáforas; lo mismo puede decirse del uso de adjetivos, algo muy propio del pasquín. Son retazos de historias de los primeros izquierdistas de Bolivia, de los que, salvo por contadas y encomiables investigaciones, realmente aún se sabe poco (y de los anarquistas incluso menos). Uno de los aportes de este libro es, sin duda, comenzar a saldar ese vacío.

Mientras los partidos republicano y liberal se disputaban el poder, los grupos de anarquistas y comunistas comenzaban sus actividades de propaganda y agitación. ¿Quiénes eran estos militantes de la izquierda? Las cartas, llamamientos y manifiestos publicados en este libro nos dan una idea de sus vidas.

Sabemos del anarquista Luis Cusicanqui por varios de estos papeles. "Luis Cusicanqui es aquel indio aymara de pura raza autóctona", describe tautológicamente un perfil publicado en la prensa anarquista de Buenos Aires que denuncia el encarcelamiento del ácrata boliviano, quien fue confinado en Tajma (Los Yungas, La Paz). Los coordinadores de la investigación nos hacen saber que era mecánico.

Las imágenes hiperbólicas de la jerga anarquista y en general de las izquierdas de este tiempo subyugan: "Aquel indio (Cusicanqui), hecho en el yunque del dolor de las razas perseguidas, abierto a los ideales de una gran causa, convirtióse en un incansable propagandista".

La clandestinidad de la comunicación conducía a los autores de estos documentos al rumor. Así, tras su detención, un militante de la Alianza Anárquica Internacional del Uruguay desmiente la muerte de Cusicanqui, pero pierde el rastro: "Me llega una noticia tranquilizadora, que Cusicanqui ha escapado, pero ¿dónde está? Mi emoción es intensa al saber noticias contradictorias. A diario mando compañeros a los puntos de partida y llegada para averiguar entre los viajeros de aquellas regiones. Pero nada, nada, ni quién dé noticia", se lee con la repetición de la palabra "nada", que más parece una pregunta, en una inmensa elipsis en que se resume la intrépida fuga del ácrata.

Los documentos se ordenan cronológicamente. A veces uno se encuentra con aires de familia entre los anarquistas y comunistas y el paradigma positivista, reivindicado sobre todo por el liberalismo. Por más rivalidad que existiera entre izquierda y derecha, al menos en los años 20, esa manera de leer la realidad los acerca. Así, se habla de la "inconmensurable ignorancia y falta de consciencia de las masas explotadas (bolivianas)" (p. 125); "nuestro continente es ingenuo" (p.140); "ingenuidad incorregible" (p. 140); "un medio por demás inculto".

Estos izquierdistas de los años 20 y 30, entonces, se sienten cercados por una fatalidad: pretenden cambiar un medio (el suyo) que consideran inferior al occidental.

En todo caso, los relatos se suceden. El Manifiesto de la Internacional Comunista, de agosto-septiembre de 1926, da cuenta de la intervención del gobierno de Hernando Siles a la imprenta Bandera roja: "Algunos fascistas, solidarios con el Gobierno, asaltaron la imprenta del órgano comunista, amenazando con revólvers (sic.) y cachiporras a la señora del gerente (...). Las autoridades dejaron en libertad a los fascistas"; se interviene inmediatamente la imprenta, se captura a dos redactores, se deporta a un colaborador y se persigue al resto de los redactores: "Óscar A. Cerruto, Carlos Mendoza y Felipe Reque Lozano (...) han podido huir de las garras policiales", concluye.

¿Cómo no imaginarse al futuro poeta Cerruto, con sólo 15 años, escapando el cerco de la Policía, para luego reunirse en la clandestinidad con los otros redactores de Bandera roja y escribir a varias manos el manifiesto que circuló bajo el título de "Los redactores prófugos"...? Por el "Informe a la Internacional Comunista", de 1927, firmado por el Partido Socialista Máximo de Bolivia (organización liderada por Tristán Marof y cuyo órgano de difusión era Bandera roja) sabemos que para ese año, a meses de cumplir los 17 años, Cerruto ya formaba parte del Comité Ejecutivo del grupo comunista.

Otra narración parcial es la del argentino balcánico Antonio Fournarakis. ¿Qué hizo Fournarakis —fundador de la Unión Anarquista Balcánica Sudamericana— en Bolivia?, ¿qué condiciones prometedoras pudo haber considerado que daba el país como un escenario favorable para su organización, para el anarquismo?, ¿con quién complotó para destruir el Estado y abolir todo poder? El documento de 1927 "La realidad represiva de Bolivia" da cuenta de su llegada al país ese año, y afirma luego que el 13 de septiembre fue secuestrado, reportando informes sobre su desaparición, para después decir que estuvo a punto de ser confinado y perder la pista del fin de su historia.

Quizás el fragmento de historia más intrigante es el de la costurera anarquista Domitila Pareja, fundadora de La antorcha: "luchadora de verdad, que supo llevar su aliento a los centros obreros y sufrió las persecuciones de la tiranía, modesta y sencilla militante de la anarquía, que contrastaba notablemente con las feministas de plazuela que proclaman graciosamente el voto para la mujer y un puesto en el parlamento", dice el texto titulado "De Bolivia. La vida del grupo La antorcha"(1928). Los investigadores dicen que fue una "lúcida costurera paceña de militancia anarquista" y que murió tempranamente, en 1926.

A un año de la Masacre de Uncía (ejecutada en junio de 1923), La antorcha intentó la publicación del manifiesto "La tragedia de Uncía. Manifiesto al proletariado de Bolivia". "No fue posible", dice el documento citado, por "la maldad de los hombres dominados por el sectarismo y la envidia". Sucedió que uno de los ejemplares del manifiesto llegó a manos de socialistas cuatro días antes de su distribución..., luego el documento desapareció. Al día siguiente, la policía persiguió y detuvo a los miembros de la agrupación, entre ellos a la costurera Domitila Pareja, que luego fue liberada. Sus compañeros fueron confinados a las "más apartadas y mortíferas regiones del país". Uno de los miembros logró escapar y "estuvo libre de las garras policiales, viviendo fugitivo, de lugar en lugar, seguido por los feroces persecutores desatados por el tirano Saavedra (...)".

Hay también fragmentos de otro tipo de narración, como los que involucran al intelectual anarquista y sastre paceño Nicolás Mancilla, del grupo anarquista La antorcha y camarada de Pareja.

La narración, en el caso de las menciones a Mancilla, no relata nada particular de su vida, sino la historia de la relación problemática entre las diferentes izquierdas y la dificultad (si es que no imposibilidad) de comprender lo indígena. Se trata entonces del relato de uno de los discursos de las izquierdas que tuvieron continuidad por décadas. En el texto de 1927 titulado "El comunismo en Bolivia" —firmado con el pseudónimo de "Manco Kapac", pero atribuible a Mancilla— el problema se hace presente incluso en esta fase embrionaria de la izquierda.

Una de estas visiones figura sintéticamente en una oración del documento citado que se ensaña contra el Partido Socialista Máximo de Bolivia: "En Bolivia el comunismo no existe, salvo se trate del comunismo incaico, cuyos vestigios se encuentran en algunos lugares apartados de los centros poblados y muy en particular entre los colonos indígenas de las llamadas comunidades". Se observa ya el inicio de las divisiones (descalificaciones) entre los grupos de izquierda de distinta orientación, lo cual será una constante en Bolivia. También se ve el inicio del tejido discursivo de una de las muchas izquierdas que intentaron comprender lo indígena por un camino errado, en este caso desde el romanticismo ("comunismo incaico", le bon sauvage).

Entre las historias contenidas en Historia de las izquierdas bolivianas, Archivos y documentos, quizá también están los rastros de aquella otra que da pistas de cómo el nacimiento de estructuras partidarias de izquierda más modernas (el PRI, el POR, el PCB) dio fin con el antipartidismo del anarquismo boliviano, que se diluyó y desapareció hasta hoy.

Ricardo Aguilar Agramont

 

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