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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.19 no.34 La Paz jun. 2015

 

ARTÍCULOS Y ESTUDIOS

 

Debates en el feminismo boliviano: de la Convención de 1929 al "proceso de cambio"

 

Bolivian Feminism Debates: from 1929 Convention to the "Change Process"

 

 

Virginia Aillón*

 

 


Resumen

Este artículo es un ensayo interpretativo sobre el devenir del feminismo en Bolivia. Para ello aborda algunos hitos de debate y conflicto en el feminismo en Bolivia, con especificidad desde 1920 a la actualidad, establece los puntos divergentes y ensaya algunas explicaciones. El texto se asienta en una revisión bibliográfica, seleccionando algunas obras representativas del pensamiento feminista o sobre las mujeres en Bolivia. Asimismo, visita la relación del feminismo con la producción académica y artística feminista.

Palabras clave: feminismo, feministas, enfoque de género, organizaciones de mujeres, políticas públicas, literatura de mujeres.


Abstract

This article is an interpretive essay on the feminism development in Bolivia. In this way, it analyzes some important points of discussion and conflict into the feminism in Bolivia, with specificity since 1920 until today. The text sets the divergent points and rehearse some explanations. It is based on a literature review, selecting some representative works of feminist thought or about women in Bolivia. The article also visited feminisms relationship with feminist academic and artistic production.

Key words: feminism, feminist, gender, women's organizations, public policy, women's literature


 

 

1. Introducción

La definición del feminismo es compleja; sin embargo, para efectos de este texto tomaré la de la socióloga chilena Julieta Kirkwood, para quien el feminismo es "tanto el desarrollo de su teoría como su práctica, y deben interrelacionarse. Es imposible concebir un cuerpo de conocimientos que sea estrictamente no práctico" (1987:108). Este enunciado ratifica el carácter del feminismo como una filosofía y una práctica, pero llama la atención su alerta sobre un conocimiento ausente de la experiencia. Esta advertencia sobre lo que podría denominarse como la ética del feminismo, como se verá más adelante, tendrá fuerte impacto en lo que se llama "feminismo"1 en Bolivia.

El presente artículo recorre los debates "feministas" en Bolivia, especialmente los de la Convención de 1923, los establecidos por las feministas autónomas y los desarrollados en el marco del actual gobierno del Movimiento al Socialismo, partido de Evo Morales.

No es coincidencia que tanto en el primero como en el último las mujeres indígenas rurales y urbanas hayan interpelado al feminismo, indicando que éste no incluye su forma de ver el mundo ni sus reivindicaciones. Pero, a pesar del aparente acuerdo entre feministas e indígenas en tiempos del gobierno del MAS, más bien parece persistir la brecha entre ambas.

 

2. Feminismo premoderno

Un primer problema a la hora de hablar de feminismo en Bolivia es la fecha, o más bien época, en que se considera "nace" en Bolivia. Hay que recordar que la historiografía feminista considera que esta ideología nace en el seno de la Ilustración, en el siglo XVIII, a propósito de los debates sobre los derechos humanos, en general, y de la igualdad y diferencia entre los sexos, en particular (Valcárcel, 2001)2. Posteriormente, se denomina "primera ola" a las luchas de las mujeres por sus derechos políticos de los siglos XIX y XX, y "segunda ola" al denominado movimiento feminista del siglo XX (décadas del 60 al 90).

Posiblemente esta periodización, trasladada automáticamente a la historia boliviana, sea la razón para que, en general, se comprenda que el movimiento feminista "se inicia" en correspondencia con la "primera ola" del feminismo internacional, precisamente a finales del siglo XIX y especialmente en el siglo XX (Zavala, 1995).

Sin embargo, es notoria la participación de indígenas y mestizas en las rebeliones en la época de la Colonia, y ya hay indicios de que su intervención tuvo motivaciones no solo de carácter étnico sino también de género (Arze, Cajías y Medinaceli, 1997).

Con todo, estas mujeres y sus lides no son generalmente incorporadas en la historia del feminismo, salvo como figuras individuales: Bartolina Sisa, Gregoria Apaza, Juana Azurduy de Padilla, etc. (Lema, Choque y Jiménez, 2006). Es decir, no se las rescata como parte de movimientos, sino más bien su carácter de líderes particulares. De ahí que es posible que la distancia entre el feminismo y lo indígena esté en el fondo de la débil asociación del feminismo con las luchas de esas mujeres.

En cambio, se considera la escritura y la vida de Adela Zamudio (1854-1928) como la iniciadora del pensamiento feminista en Bolivia (Los Tiempos, 2008; Ruiz, 1991; Lema, Choque y Jiménez, 2006). De hecho, el 11 de octubre, día de su nacimiento, ha sido establecido como "Día de la mujer boliviana"3. Zamudio vivió en plena época liberal y compartió esta ideología, especialmente en sus ideas sobre la educación de la mujer. De Zamudio el feminismo suele rescatar dos aspectos: por una parte, su poema "Nacer hombre", muy relacionado con la redondilla de Sor Juana Inés de la Cruz "Hombres necios que acusais a las mujeres...". Por otra, la polémica que sostuvo con un representante de la Iglesia Católica en la que, precisamente, estableció sus ideas sobre la educación de la mujer y el laicismo (Guzmán, 1986).

La obra de Zamudio es grande; incluye poemas, cuentos, novela, teatro y textos varios. Sin embargo, la insistencia del feminismo en pocos aspectos de su quehacer aparece más bien como un homenaje huero, más que en la adopción de sus ideas. Con todo, el pensamiento feminista de Zamudio se ubica en la ideología liberal de la igualdad de derechos de la mujer con los de los hombres (educación, sufragio, etc.), pero sus alcances son mayores y sobrepasan el liberalismo.

 

3. La Convención de 1929

Otro hito rescatado en la historia del feminismo -y con mayor fuerza que el de la obra y vida de Zamudio- es la denominada Convención femenina, convocada en 1929 por el Ateneo Femenino. Éste fue una de las varias organizaciones de mujeres creadas en los años 20 y 30 del siglo XX4. Según sus propios estatutos:

Se organiza en la ciudad de La Paz, en el mes de abril de 1923, una sociedad femenina autónoma con fines intelectuales, artísticos y de bien público, dará cabida en su seno al estudio de todos los problemas sociales y en especial a los que atañen a la mujer en su condición civil y jurídica (Índice, 1928; Organismos, s.f.).

Esta Convención, además, coincidió con la aparición de varias revistas femeninas, como El Álbum, Feminiflor, Eco Femenino, Índice5, en las que se argumentaba a favor del derecho al voto, la educación para las mujeres, el divorcio, etc. Lo interesante de esta Convención fue la irrupción de mujeres obreras indígenas urbanas, pertenecientes a las federaciones anarquistas de la época.

Un importante aporte de la academia ha sido, sin duda, las investigaciones sobre las mujeres anarquistas y sus organizaciones en los años 20 y 30 del siglo pasado (Dibbits y otras, 1989; Lehm y Rivera, 1988, y Wardsworth y Dibbits, 1989). El ideario de estas mujeres anarquistas incluía el derecho a la educación pero, sobre todo, reivindicaciones como la jornada laboral de ocho horas, los derechos de las indígenas en la ciudad y el amor libre (laico).

Dichos estudios, en general, dibujan un conflicto "de clase" entre las mujeres de clase alta y que se autocalificaban de feministas, del Ateneo Femenino, y las cholas anarquistas de la Federación Obrera Femenina, FOF. Hay quienes, sin embargo, como Huber (1997) cuestionan este "conflicto" asentado en la coincidencia de las ponencias presentadas por ambos "bandos".

Con todo, la Convención, tomada entre los hitos iniciales del feminismo en Bolivia, ha establecido la imagen de dos versiones del feminismo boliviano: una, adscrita a la teoría y el movimiento feminista pero abrazada por mujeres de clase media y media alta; y la otra, adscrita a las reivindicaciones más bien obreras y étnicas y abrazada por mujeres indígenas urbanas.

Este hecho, que será calificado como la ausencia del análisis étnico en el feminismo o la ausencia del análisis de género en las reivindicaciones étnicas (por ejemplo en Zabala, 1995; Arze, Cajías y Medinaceli, 1997), se convertirá en una tónica en las disputas al interior del feminismo y el movimiento de mujeres en Bolivia hasta la actualidad.

 

4. Nacionalismo y marxismo

Estas disputas, sin embargo, callaron en la época que va desde la Guerra del Chaco (1932-1935) hasta los años 80, debido a que las mujeres formaron parte de la ideología y los movimientos propios del nacionalismo y marxismo de ese periodo. Esta característica, común para el continente, tiene interesantes detalles en la historia boliviana. Por ejemplo, el fenómeno de "las barzolas"6 del Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR, partido que lideró la Revolución de 1952 (Arauco, 1984; Ardaya, 1983; Gueiler, [1959] 1983)7.

A la importante participación femenina en el nacionalismo le siguió su intervención directa en la ideología y los movimientos marxistas, y de esa vertiente nace el feminismo moderno en Bolivia. Esta adscripción trajo también otras disputas, si bien inspiradas en la comprensión de "la cuestión femenina" del marxismo a nivel mundial, con sus especificidades en Bolivia.

El testimonio de la dirigente minera Domitila Chungara (Viezzer, 1977) ilustra muy bien estas disputas. En su Si me permiten hablar (1977), ella contrapone el socialismo con el machismo y el feminismo (sic) y califica a estos dos últimos como "armas del imperialismo" (p. 8). En este testimonio, Chungara expone con claridad una idea que circulaba en los partidos marxistas de entonces: que la mujer lograría sus derechos sólo en el socialismo; mientras tanto, cualquier otra reivindicación femenina "distraía" la lucha general de los trabajadores y, por lo tanto, se convertía en instrumento de la reacción8.

En tal sentido, las mujeres marxistas libraron una lucha fuerte al interior de sus partidos, tal como también demuestran estudios sobre las mujeres en los movimientos guerrilleros (Rodríguez, 2006). Sin embargo, los partidos marxistas también promovieron la formación de organizaciones femeninas tanto en su interior como en el movimiento sindical, a condición de ser funcionales al programa marxista. Tal el caso de la Unión de Mujeres de Bolivia, UMBO, la Federacion Democrática de Mujeres de Bolivia, FEDEMBOL, y el Comité de Amas de Casa Mineras.

 

5. Feminismo moderno

La cercanía y sensibilidad de las marxistas con la problemática social en general, y de las mujeres en particular, fue la semilla para el surgimiento del feminismo moderno en Bolivia, apoyado por la cooperación internacional.

Esto sucedió en los años 70 y 80 del siglo XX, fundamentalmente a partir de la creación de varias organizaciones no gubernamentales, ONG9, dedicadas a la promoción de los derechos de la mujer que luego conformaron redes como la Coordinadora de la Mujer o la Plataforma de la Mujer.

En esta etapa surge otro debate importante, esta vez entre feminismo y movimiento de mujeres. El mismo tenía signos de la relación que establecía el marxismo, o algunas de sus corrientes, entre el partido y la clase o la masa, entendiendo aquél como la vanguardia y a ésta como la ejecutora del programa o plataforma. Así, la lógica de intelligenzia se instaló en esa etapa, pero los debates sobre este punto sobrevendrían después.

Este feminismo se enganchó con la llamada "segunda ola" del feminismo internacional, que, a diferencia de la "primera ola", tenía en su horizonte los derechos políticos, el derecho al trabajo y los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.

Este feminismo muy pronto se encontró con otros postulados post estructuralistas de la teoría feminista que se desarrollaban en el Norte, como el feminismo de la diferencia y especialmente la así llamada teoría de género10.

La teoría -enfoque, variable- de género se institucionalizó en la "Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), y sus preceptos se integraron a la plataforma de desarrollo de las Naciones Unidas. De ahí que la visión de género que llegó a Bolivia fue la de género en el desarrollo. Las prioridades de esta visión se resumen muy bien en la "Plataforma de acción de Beijing", PAdB: mujer y pobreza, acceso desigual a la educación, falta o acceso desiguales a los sistemas de salud, violencia contra la mujer, vulnerabilidad de la mujer en conflictos armados, desigualdad en las estructuras económicas, desigualdad en el poder y la toma de decisiones, carencia de mecanismos institucionales para mejorar el adelanto de la mujer, protección inadecuada de los derechos humanos, sub-representación de la mujer en los medios de comunicación, desigualdad en la gestión de los recursos naturales y en la salvaguardia del medioambiente, y discriminación y violación de niñas.

Este enfoque de la teoría de género devino en una pragmática asentada en proyectos de desarrollo que favorecían la incorporación de la mujer en el ámbito productivo (sobre todo en la versión de pequeñas empresas), proyectos de salud reproductiva, de educación popular, de incorporación de las mujeres a la política pública y otros.

Esta perspectiva pragmática, a veces sustentada en conceptos como la discriminación positiva o acción positiva, proveniente del feminismo de la igualdad, muchas veces redujo ámbitos grandes como los derechos de la mujer al de la violencia contra la mujer, tópico que se ha convertido hasta hoy en el epítome de las acciones a favor de la mujer.

Pero tal vez lo más importante de esta época fue que, debido al punto de vista pragmático del enfoque de género, el feminismo se vio impelido a revisar su relación con el Estado. De este modo, las marxistas que habían tenido una relación reactiva con el Estado, rearmaron su relación con los poderes públicos a fines de los 80 y durante los 90 del siglo XX. El mecanismo para el efecto fueron las denominadas políticas públicas o, como se denominó entonces, "la incorporación del enfoque de género en las políticas públicas.

Esta nueva relación con el Estado suponía reconocer las insuficiencias del poder público para el despliegue de los derechos de las mujeres y, además, desarrollar propuestas para llenar tales insuficiencias. En ese camino, las ONG de mujeres elaboraron muchos proyectos de ley, promovieron la participación de mujeres en los órganos públicos nacionales y sub-nacionales, y participaron activamente en varios planes y proyectos sobre los derechos de las mujeres. Ejemplos de este accionar en Bolivia son la Ley N° 1779, de 19 de marzo de 1997, de reforma y complementacion al regimen electoral, que estableció un 30% mínimo de representación de mujeres. Lo mismo ocurre con la Ley N° 1674, de 15 de diciembre de 1995, de violencia en la familia o doméstica.

Muy rápidamente esta nueva relación con el Estado devino en la intervención directa de las feministas en la estructura del Estado, a través de la creación de la Subsecretaría de Género, en 1994, como parte de la Secretaría Nacional de Asuntos Étnicos, de Género y Generacionales, del Ministerio de Desarrollo Humano11.

No hay que olvidar que en esa época Bolivia transitaba por el neoliberalismo, y las manifestaciones contra el modelo neoliberal contaron con alta participación femenina, destacando el papel de las productoras de la hoja de coca, las cocaleras.

 

6. Feminismo autónomo

En este escenario surge otra tensión al interior del feminismo, protagonizado esta vez entre las ONG feministas y el grupo Mujeres Creando.

Mujeres Creando nace en los 90, con una propuesta feminista anarquista y un discurso interpelador a lo que ellas llamaban "la tecnocracia de género". Aludía este grupo al accionar de las feministas de las ONG, calificándolo como el de una intelligenzia que habría dejado de lado los principios feministas a costa de aplicar las técnicas de la perspectiva de género en desarrollo12.

Por otra parte, en Mujeres Creando confluían feministas lesbianas, y si bien el movimiento feminista abarcó siempre a las lesbianas, era también cierto que los derechos de las diversidades sexuales no eran un tema en la agenda de las feministas de las ONG. Hay que anotar también que Mujeres Creando fue el grupo que muy tempranamente, en los 90, reflexionó sobre la relación del feminismo con las mujeres indígenas, en general, y urbanas, en particular, especificando cómo las brechas raciales atentaban contra la conformación de un feminismo autónomo (Galindo y Paredes, 1992).

Aunque Mujeres Creando se haya dividido en los 2000 -entre el colectivo Mujeres Creando y la Asamblea Feminista Comunitaria, ésta última alineada con la gestión del presidente Evo Morales-, este conflicto permanece hasta la actualidad.

La interpelación de Mujeres Creando conformó el "feminismo autónomo" en Bolivia, movimiento que además cuenta con organizaciones en varios países del continente (Gargallo, 2006). A pesar de que este conflicto es permanente, sus hitos más importantes han sucedido en los encuentros feministas, tanto nacionales como latinoamericanos13.

 

7. Feminismo y "proceso de cambio"14

La asunción de Evo Morales -y su partido- el Movimiento al Socialismo, MAS- al Gobierno, en 2006, ha supuesto nuevos derroteros para el feminismo en Bolivia. Un elemento importante en este contexto es que el esquema del MAS en el poder es la relación con lo que denomina "movimientos sociales", refiriéndose a sindicatos y otras organizaciones similares15, de los cuales varios de sus representantes han sido incorporados a la gestión pública como ministros, diputados, etc.

Entre estas organizaciones, una de las más importantes es la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia "Bartolina Sisa", CNMCIOB "BS", de la que fue presidenta la actual ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo. Esta organización, creada en 1980, fue una de las más importantes en la época de disputa contra el neoliberalismo; el feminismo tuvo algunos signos de acercamiento con esta organización. Sin embargo, la nueva situación política ha variado totalmente, su papel siendo hoy una de las organizaciones adscritas al Gobierno y tambien al poder.

Esto se ha comprobado en su actuación con el denominado conflicto del TIPNIS16 que ha sido posiblemente la crisis interna más fuerte del MAS en el Gobierno. En este hecho las "Bartolinas" apoyaron la decisión gubernamental de construir la carretera por el territorio indígena, colocándose frente a las organizaciones de indígenas del Oriente y, entre ellas, a las de las mujeres.

Junto a ello, el gobierno del MAS ha desarrollado una actitud de control del financiamiento externo y, por esa vía, de control de las acciones de las ONG. Un signo importante de esta conducta ha sido la expulsión de la ONG danesa "Ibis internacional" el 20 de diciembre 2013, con el argumento de su intromisión en asuntos que no le competían. Días antes de esta decisión gubernamental, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia "Bartolina Sisa", solicitó "la expulsión de ONG divisionista" (La Razón, 2013).

En este mismo orden, el Gobierno ha generado nuevas normas para el funcionamiento de las ONG que tienden al control de sus acciones y del destino del financiamiento que reciben.

Las ONG de mujeres han tenido una actuación cauta al inicio del gobierno del MAS, pero en su segundo período de gestión, que se inicia en 2010, el panorama se ha aclarado. Hay algunas ONG que colaboran en las políticas del Gobierno a favor de las mujeres (como en la elaboración de la Ley 348 o "Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia"). Incluso la fracción de Mujeres Creando, denominada Asamblea Feminista, también se ubica en esta zona de apoyo al gobierno del MAS17. También es notorio que varias dirigentes feministas han integrado el equipo del órgano ejecutivo y también la Asamblea Legislativa. Tal el caso de Claudia Peña, feminista cruceña que fue ministra de Autonomías.

Sin embargo, en la base de estas relaciones del feminismo con el actual gobierno está un debate que contrapuso el género a la despatriarcalización, en el entendido que aquél fue apropiado por el neoliberalismo y no comprendía la lógica andina de las relaciones complementarias entre géneros. Ésta es una categoría adherida a la de descolonización, que representa el proceso de cambios en el país (Bolivia, 2008:11).

Ambas categorías, descolonización y despatriarcalización, vienen de los estudios postcoloniales y fueron puestas en el debate por Mujeres Creando a través de la consigna "No hay descolonización sin despatriarcalización"18. Pero, es cierto que la cooptación de estas categorías -e incluso la consigna- por parte del Estado es totalmente funcional a su esquema ideológico.

Por esquema ideológico, en este caso, nos referimos a la tónica indígena que se imprime en el discurso, de ahí que sus referentes sean las rebeliones indígenas y sus líderes, acentuando, por lo tanto, sus acciones como descolonizadoras. Por otra parte, se incluye en su esquema elementos marxistas, como la lucha antiimperialista. Por eso las "imposiciones del Norte" son también otro frente de cuestionamiento. Si eso se da a nivel reactivo, en el propositivo se despliegan planteamientos y una retórica de rescate de lo indígena, expresados en los valores de los pueblos indígenas.

En este sentido, se advierte cómo la represión a la marcha del TIPNIS (cfr. supra) ha instalado un espacio de duda sobre este discurso y retórica indígena.

Con todo, el debate entre género y despatriarcalización no ha sido en verdad un debate, y sí más bien el desarrollo de una propuesta desde el Estado, alternativa a la categoría de género, pero que tampoco logra diferenciarse de las reivindicaciones de las mujeres. No se diferencia del análisis de género y no consigue salir de criterios antropológicos como la complementariedad, la Madre Tierra, etc.19

Así, la Unidad de Despatriarcalización del Viceministerio de Descolonización, indica que

Se entiende por despatriarcalización la rebelión y la lucha permanente de la Madre Tierra junto a sus hijas e hijos contra el colonialismo, el capitalismo, el imperialismo y todas sus estructuras simbólicas y materiales de dominación patriarcal. Una lucha permanente, además, contra los modelos civilizatorios excluyentes, racistas, discriminatorios y extractivistas... para construir un nuevo modelo de vida a nivel planetario (citado en Ybarnegaray, 2012: 153)

Como se advierte, pareciera que las reivindicaciones de las mujeres y el propio feminismo han enlazado bien en la actual marcha del Estado, salvo, claro, las propuestas de Mujeres Creando y otras.

Se entendería, entonces, que asumiendo la despatriarcalización20, el feminismo finalmente ha incorporado "lo indígena" a su propuesta, cerrando asi el círculo que se inició con la interpelacion de las cholas anarquistas en la Convención de 1923. Ésta, sin embargo, es una hipótesis a comprobar. Más aun cuando el proyecto del actual Gobierno no ha dado muestras de querer superar la situación de las mujeres en general y de las indígenas en particular. Y es que otro proceso paralelo se desarrolla en el país, el que ha complejizado la comprensión de "lo indígena".

 

8. Nuevas burguesías

El otro proceso que está sucediendo en el país, de más larga data que el actual Gobierno y que eventualmente tendrá sus efectos en el feminismo, se refiere a las modificaciones en la estructura social en Bolivia, en las que algunos sectores de mujeres están jugando un rol fundamental. Se ha venido a llamar nuevas burguesías a sectores de comerciantes, cocaleros, transportistas, cooperativistas mineros e incluso algunos sectores enriquecidos en el ejercicio de la administración pública (Ayo, 2013), todos de origen indígena y cuyas organizaciones conforman los "movimientos sociales", base social del actual Gobierno. Actualmente estos sectores han copado varios segmentos de la economía nacional (minería privada, producción de coca, comercio informal, contrabando, etc.), del comercio internacional a través de las importaciones desde China, o ingresado a otras como la producción de soya, y han generado una importante acumulación de capital (Tassi, 2013; Carlo, 2013).

Algunos estudios (Llanque y Villca, 2011) indican que el rol de las mujeres en esta acumulación de capital es sustancial, ya que movilizan amplias redes sociales, con base en las prácticas indígenas de solidaridad y otras. Precisamente en la lógica indígena, estas nuevas clases demuestran su poder económico en sendas fiestas urbanas y rurales en las que demuestran el poderío alcanzado (Llanque y Villca, 2011). Más aun, esta demostración de poder está generando algunas propuestas estéticas como la denominada arquitectura chola (Aillón, 2013; Cárdenas, Mamani y Sejas, 2010).

Varias de estas mujeres forman parte de los movimientos sociales soporte del actual Gobierno y no pocas en funciones públicas; es decir, además del poder económico, han accedido al poder político. De mujeres empoderadas se las podría calificar, usando la términología de género, porque son prósperas empresarias, líderes sociales y políticas.

Estos cambios en la estructura social y el papel de las mujeres también pueden producir algunas modificaciones en el feminismo, porque estas mujeres han sido "base" del movimiento feminista o movimiento de mujeres y motivo de reflexión sobre la discriminación de género y étnica encarnada en ellas, paradigmáticamente en la chola (Rivera, 1984 y 1996).

Sin embargo, al ser un proceso social de origen economico, es posible que otros sectores de mujeres se ubiquen "al otro lado", conformando nuevas zonas de pobreza y relacionados con esta denominada nueva burguesía chola.

 

9. Feminismo, academia y arte

Es asimismo llamativa la escasa reflexión al interior del feminismo o, como dice Victoria Sau: "atareadas en hacer feminismo, las mujeres feministas no se han preocupado demasiado en definirlo" (1981: 121, itálicas originales). Precisando, las reflexiones al interior del feminismo son generalmente autoreferenciales21, esto es, se asientan en los datos de la actividad pragmática y en algunas autoras feministas que confirman esa pragmática22.

Hay pues una distancia del movimiento feminista respecto de la academia, y es sintomático que no exista una academia feminista en Bolivia23, aunque es cierto que hay académicas que se autocalifican como feministas y trabajan desde el feminismo. Del mismo modo, pocas feministas de ONG han producido una obra que haya ingresado en el circuito del conocimiento sobre el feminismo en el país, y menos a nivel internacional24.

Sin embargo, la academia ha creado una importante cantidad de conocimiento sobre diversos aspectos de la situación de las mujeres y también sobre las relaciones de género en la sociedad. Por ejemplo son muy importantes los aportes desde la Historia (Medinaceli, 1989; Arze, Cajías y Medinaceli, 1997; Barragán, 1999; Barrán, Qayum y Soux, 1999, Bridikina, 2001, etc.), desde la Antropología (Arnold, 1997; Spedding, 1997 a y b; Arnold y Spedding, 2005; Rosells, 1988,etc.) y la Sociología (Rivera, 1984, 1996, 1997, 2004; Ardaya, 1983; Farah y Sánchez, 2008; Salazar, 2006, etc.).

Estas investigadoras han brindado datos e interpretaciones valiosas para estas ciencias, pero fundamentalmente para comprender la situación de la mujer y las relaciones de género. Más aun, varias ONG o incluso instancias de género del Estado han promovido estas investigaciones. Sin embargo, el conocimiento generado no se incorpora en la "agenda" feminista25.

Tal como sucede con las líderes indígenas de la época de la Colonia, parece que el feminismo reconoce el valor del trabajo de estas académicas, y por lo tanto las publica, pero no se debaten sus propuestas. De este modo, es difícil encontrar alguno de sus aportes en los planes de acción de las ONG de mujeres o en las políticas públicas que elaboran las instancias de género del Estado.

Esto es particular en este momento político en que el esquema ideológico del MAS ha tomado algunos elementos de investigaciones antropológicas de los años 60 y 70 en Bolivia. Uno de estos conceptos es el de la complementariedad de género o el chacha warmi (Harris, 1985), que se ha popularizado en la sentencia "todo es complementario, todo es hombre-mujer". La complejidad de estos conceptos ha sido cercenada para su uso político, es decir, se ha inmovilizado su peculiaridad interpretativa, asentándolos como verdades. El efecto es también inmovilizador para las mujeres, porque las explicaciones se han mitificado.

Este desencuentro entre los estudios y la práctica feminista parece tener su origen en el pragmatismo de género, que ha impuesto una técnica de trabajo muy al estilo de la plataforma política, en la que los objetivos, las metodologías y los resultados están performados de antemano. Esta lógica también ha sido llevada al Estado por las feministas que se han desarrollado en la arena pública.

Este desencuentro también se presenta con las mujeres que desde el arte despliegan propuestas feministas o con tinte feminista. En el caso de las escritoras, a lo ya dicho sobre Adela Zamudio hay que sumar la misma actitud con la obra de otras escritoras, como Hilda Mundy, María Virginia Estenssoro, Gaby Vallejos, Blanca Wietüchter, etc., a quienes a lo máximo se las mitifica, homenajea y eventualmente se publican sus piezas en algunos boletines.

Mas el feminismo, asi como no ha promovido una academia feminista, tampoco lo ha hecho en el campo de las artes. Es notorio que la academia, nuevamente, haya investigado y producido importantes investigaciones sobre mujeres en las letras y la música. En este caso, lo mismo que en el caso de la academia, algunas ONG feministas e instancias de género del Estado han promovido algunos estudios26, pero sus resultados no se reflejan en sus acciones. Pareciera que tienen el unico objetivo de difusión de la obra de las mujeres.

Esta forma de actuar, alejada de los conocimientos que se generan en las ciencias o las propuestas del arte, confirma cierto estilo autosuficiente. Pero esa autosuficiencia se asienta en un ideario feminista, tremendamente limitado por la tecnología de género en el desarrollo que aún sigue vigente, tanto en el Estado como en las ONG feministas.

 

10. Discusión final

El desarrollo del feminismo en Bolivia ha acusado varios momentos de debate y conflicto, entre los que destaca su relación con "lo indígena". La interpelación provino fundamentalmente de sectores de mujeres indígenas urbanas y rurales, alegando que el feminismo no incluía su forma de ver el mundo ni sus reivindicaciones. Esta interpelación, que marcó la Convención de 1929, revivió 77 años después en los debates sucedidos desde 2006, en los que se cuestionó el enfoque de género (o su uso), poniendo en su lugar la categoría de despatriarcalización, que se ha convertido en política del Estado. Ello, sin embargo no ha cerrado el círculo de la así llamada incomprensión de la temática indígena en Bolivia por parte del feminismo.

Otros conflictos son los producidos al interior del feminismo, entre los que destaca la interpelación de las feministas autónomas a las feministas adscritas a la ideología del género en el desarrollo.

La academia e incluso la producción de mujeres que se desarrollan en el arte han generado conocimientos e interpertaciones sobre la situación de la mujer y la relación de géneros en Bolivia, los que no han sido incorporados en la agenda feminista.

Los cambios políticos producidos en Bolivia desde 2006 tienen como trasfondo cambios en la estructura de clases en el país, con el surgimiento de la asi llamada burguesia chola, de la que participan amplios sectores de mujeres indígenas. Es muy posible que este cambio social traiga nuevos desafíos para el feminismo en Bolivia.

Recibido: abril de 2015

Aceptado: mayo de 2015

Notas

* Escritora feminista. Docente de la Escuela para la Competitividad (EPC) de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo". Contacto: virginiaaillon@gmail.com

1 Estando de acuerdo en que el feminismo es múltiple, me refiero a "feminismo en Bolivia", en singular, aludiendo a las corrientes de pensamiento y accionar que han explicitado su adscripción a esta filosofía o las han desarrollado en el marco de los principios feministas.

2 Las acciones individuales y colectivas anteriores a la Ilustración suelen denominarse como feminismo premoderno (Miguel, s.f.).

3 Mediante Decreto Supremo N° 1781, de 2 de octubre de 1979, la presidenta Lidia Gueiler Tejada instituyó el 11 de octubre, día de nacimiento de Adela, como "Día de la mujer boliviana."

4 Por ejemplo, el Ateneo Femenino de Cochabamba, el Centro Artístico e Intelectual de Señoritas de Oruro, el Centro Juvenil de Señoritas del Beni, la Federación Obrera Femenina, la Legión Femenina de Educación Popular, etc. (Medinaceli, 1989; Huber, 1997; Dibbits y otras, 1989).

5 Detallados análisis de estas revistas se pueden ver en Beltrán, 1987; Rossells, 1988 y la columna "Cafetín con gramófono" del suplemento literario Letra Siete. [En línea]http://www.letrasietebolivia.blogspot.com/search/label/Cafet%C3%ADn%20con%20gram%C3%B3fono (acceso 2/4/15).

6 Comando femenino del MNR, denominado "Las Barzolas" en homenaje a María Barzola, minera que murió en la masacre minera de Catavi de 1942.

7   Un hito central de la participación política de la mujer del MNR fue la elección de la dirigente movimientista Lidia Gueiler Tejada como presidenta constitucional de Bolivia entre 1979 y 1980.

8 "Como militantes revolucionarias, estas mujeres con frecuencia relegaron sus necesidades e intereses de género" (Lamas, 2007: 143).

9 Norma Fuller (s.f.) analiza este fenómeno en el continente.

10 La teoría de género se concibió al interior de la Psicología a través de los estudios de Robert Stoller (1968), aunque la Antropología había ya dado pasos importantes a través, por ejemplo, de los estudios de Margaret Mead ([1935] 1973).

11  Esta instancia luego pasaría por muchas redefiniciones al interior del Poder Ejecutivo, hasta el actual Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, dependiente del Ministerio de Justicia. Al respecto, ver Calfio y Velasco (2009).

12  En esta vertiente también se ubica la reflexión de Rivera (2004).

13  Para una cronología de las diferentes posiciones sobre esos encuentros, ver Vargas (1999); Lozada (1996) y Gargallo (2006).

14  Término usado por el MAS y los movimientos sociales que acompañan la gestión de Evo Morales, para referirse al proceso social y político que vive el país desde 2006.

15  Agrupados primero en el Pacto de Unidad y luego y hasta la actualidad en el Consejo Nacional para el Cambio, CONALCAM: "la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB), la Federación Nacional de Mujeres Indígenas, Originarias y Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa (FNMCB - BS), el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (CONAMAQ), la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC), el Movimiento de Trabajadores Campesinos Sin Tierra de Bolivia (MST-B), la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEMB), la Asociación Nacional de Regantes y Sistemas Comunitarios de Agua Potable y Saneamiento (ANARESCAPYS) [...], la Federación de Trabajadoras del Hogar (FENATRAHOB), la Confederación de Jubilados, la Central Obrera Boliviana (COB), juntas vecinales, gremiales, estudiantes y cooperativistas" (Zuazo, 2010).

16  La IX Marcha Indígena de Pueblos del Oriente Boliviano tenía como reivindicación central la negativa a la construcción de una carretera que pasaría por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure,TIPNIS, que alberga a muchos pueblos indígenas de Oriente. El Gobierno boliviano incumplió con la prerrogativa constitucional de consulta previa a los pueblos indígenas. Esta marcha fue reprimida por fuerzas policiales en septiembre de 2012. Muy pocas organizaciones feministas rechazaron la represión indígena por parte del gobierno del MAS. De ahí que resalta el texto de Estrada Ponce (2012).

17 "Sin embargo, y aprobado por ministros y presidente, está el 'Plan nacional de igualdad de oportunidades', que en principio se llamaba 'Plan de las mujeres para vivir bien', cuyas creadoras fuimos nosotras, las feministas comunitarias. El marco conceptual es bien creativo y una alternativa a la transversalización del género y a la metodología del marco lógico llevado como instrumentos en gobiernos neoliberales, que lo que hicieron fue desmovilizar y tecnocratizar las demandas de las mujeres cuyo resultado son políticas públicas mediocres que en realidad no modificaron la situación de las mujeres" (Paredes, 2012: 205-206).

18  Al respecto ver Galindo (2014).

19  Así por ejemplo, la siguiente afirmación de la feminista mexicana Marcela Lagarde (2012:28) no es específica de la despatriarcalización: "Los mejores recursos para la despatriarcalización son: i) la democracia, ii) el desarrollo sustentable o con rostro humano y iii) la solución pacífica de los conflictos desde la perspectiva de género".

20  Un interesante documento sobre estos debates es el de la Coordinadora de la Mujer (2012).

21   Esta es mi lectura, por ejemplo, del cuerpo y la bibliografía del texto de Nostas y Sanabria (2009).

22 Es también difícil advertir la recurrencia a autoras que no sean del "círculo" de género en el desarrollo y, por lo tanto, están ausentes las reflexiones sobre el impacto de la colonización en las construcciones de género de, por ejemplo, la chilena Nelly Richards (1989).

23 Y sabiendo, además, que esto también responde tanto a la situación de las instituciones de educación superior (presupuesto, etc.), como a su interés o no en promoverla.

24  Sabiendo, también, la tendencia a la sub-representación de la obra de mujeres en el comportamiento de la citación académica.

25 Sin embargo, una importante pensadora feminista considera necesario usar estos conocimientos en la reflexión feminista en Bolivia: "En otras palabras, se trata de apropiarnos del debate político y académico y ponerle nombre a los procesos que vive el país" (Zabala, 2012: 168).

26 Por ejemplo, la serie "Protagonistas de la Historia", que la Subsecretaría de Asuntos de Género publicó en 1997, en la que se encuentran estudios biográficos de Matilde Casazola, Gladys Moreno, Adela Zamudio, María Virginia Estenssoro, etc.

 

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