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Revista Ciencia y Cultura

versión On-line ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.20 La Paz abr. 2008

 

 

 

Ella

 

 

Mariana Requena

 

 


 

ESCENA 1

Habitación de consulta de hospital. Luisa en una cama, aún con la cara negra y tosiendo. A su lado, la enfermera; en la puerta, el doctor, impidiendo que entren los periodistas. Sólo se ven flashes que entran al cuarto.

Doctor: Con el oxígeno que le dimos ya está fuera de peligro...

Voz de periodista 1(en off): Señorita, cómo se inició el incendio....

Luisa: (a la enfermera, haciendo esfuerzo para dejar de toser y poder hablar) No sé... (baja la mirada)

Enfermera: Mi niña, no te preocupes, estás en el hospital, ya todo paso...

Voces de periodistas 1 Y 2 (en off):

¿Es verdad que era un convento de claustro?
- ¿Cree que el incendio fue intencionado?
- ¿Todas eran mujeres?, ¿cuál es su nombre?

Doctor: Si me siguen a la sala de conferencias con todo gusto yo les informaré sobre el estado de los pacientes, (el doctor sale dejando cerrada la puerta de la habitación).

Enfermera: No te preocupes pequeña, todo va a salir bien, el doctor dice que ya estás bien.

(Luisa se pone incómoda)

Enfermera: Qué pasa, ¿le tienes miedo al doctor?

(Luisa, mirando hacia abajo, niega con la cabeza).

Enfermera: ¿No es eso? (le acaricia la cabeza como alentándola a hablar), ¿entonces?

Luisa: (sin dejar de mirar abajo) Yo...nunca he visto un hombre (reflexiona)... nunca había visto un hombre.

Enfermera: ¿Ni siquiera a tu padre?

Luisa: No, la Madre Ester me cuidó siempre... (de pronto se desespera y comienza a mirar a todos lados)

Enfermera: No te preocupes, ella está bien, preguntó con insistencia por ti, no quería que estés sola ni un momento.

(Luisa se tranquiliza con la explicación, la enfermera comienza a limpiarle la cara)

Enfermera: Estás negra por el humo, y tienes un poco de sangre en estos raspones, no te preocupes pequeña, todo va a salir bien, de todos modos creo que ya estás en una situación mejor, ahora estás fuera de esas cuatro paredes.

(silencio)

Luisa: No era.. .tan malo

Enfermera:   ¿Y cómo te llevabas con las otras internas?

(silencio)

Enfermera:   ¿Te llevabas bien con ellas?

Luisa: Nunca las vi

(le va sacando la túnica para ponerle la bata de hospital)

Enfermera:   Pues aquí puedes hacer amistad con todos y vas a...

(la enfermera se aleja bruscamente hasta chocar con la pared y mira a Luisa asustada)

Enfermera: (en tono grave) ¿Qué clase de broma es esta? ¿Tienes algo que ver con el incendio? ¿Qué hacías en el convento, quién eres?

(Luisa, mirando a los ojos de la enfermera, niega con la cabeza)

Enfermera: (mientras se va acercando poco a poco a la puerta como para querer escapar): No te muevas o llamo a seguridad...

(Luisa mira a la enfermera sin comprender).

Enfermera: A mí no me engañas, ¿qué hacías en el convento? (Luisa no comprende nada y sigue negando con la cabeza)

Enfermera: ¿Quién eres?...

Luisa: ¿De qué habla?

(Luisa mira con angustia a la enfermera y ésta comienza a entender que Luisa en realidad desconoce lo que pasa).

Luisa:          (suplicante) ¡No entiendo!

Enfermera: ¿Tú.....te das cuenta de que en realidad...no eres como yo?

(Luisa la mira sin entender).

Enfermera: Entiendes que...que tú... (silencio)

Enfermera: Es que tú te has debido dar cuenta... mira, lo que te quiero decir es que en realidad tú...

(la enfermera calla, porque se da cuenta de que Luisa empieza a entender, y cuando cae en cuenta, comienza a respirar agitadamente)

(silencio)

Enfermera: ¡Pero cómo no te pudiste dar cuenta!, ¿nunca viste a una mujer desnuda para darte cuenta de que no eras igual?

Luisa: (casi sin poder hablar) Yo... Nunca, porque... ninguna se podía ni ver ni hablar... todas estábamos siempre en las habitaciones, yo...usted tiene que estar equivocada, yo... sólo podía hablar con... ¡la madre Ester me lo habría dicho!

Enfermera: Escúchame pequeña...¡escúchame!, ¿la Madre Ester te dijo que eras mujer?, ¿ella te vio desnuda alguna vez?

(Luisa asiente y se queda callada, con expresión de estar recordando todas las veces que la madre Ester la había visto desnuda)

Luisa: (horrorizada al darse cuenta) Me mintió...ella... me... mintió...

(silencio largo)

Luisa:          ¿Ya no podré vivir en el convento?

Enfermera: Creo que eso ya no será un problema, el convento está totalmente destruido.

(silencio)

Luisa:          Quiero hablar con la Madre Ester...

Enfermera: (en tono de complicidad) Voy a averiguar en qué ala del hospital la ubicaron...

(la enfermera sale de la habitación y Luisa comienza a llorar)

 

ESCENA 2

Sola en el escenario está una mujer mayor, sentada, tiene el cabello completamente blanco y largo, sólo lleva un camisón

Sabes... hoy podría cocinar tu plato favorito
o... tu postre favorito,
o ser tu postre para que me digas que soy tu favorita y me llenes de caricias
para luego...
desaparecer
porque te fuiste a dormir tu imperdonable siesta, esa siesta que siempre es interrumpida por la campana de la iglesia, y tú abres un solo ojo, reniegas, te das la vuelta y te vuelves a dormir
dormir tu siesta
justo hoy.

Hoy podría incluso verte dormir
Hoy
Si ayer hubiera podido sería diferente.

En realidad hoy puedo hacer lo que se me venga en gana Hoy puedo no verme en los espejos

Puedo saltar sobre la cama hasta que mi cabeza choque con el techo Hoy puedo lavarme los dientes en la ducha, ¿por qué no? siempre he querido hacerlo pero me pone nerviosa que la espuma toque mi piel y la reseque o que por hacer eso me salgan hongos en los pies, ya sabes, odio los hongos en los pies, los odio, ya sabes, odio eso y que los baritas o los niños te piten en las orejas con sus silbatos, no lo soporto, es de mala e-du-ca-cióóóóón.

Pero eso no importa porque hoy...
¡Hoy puedo ser Superman!
O la reina de los sauces llorones, y vos no (ríe)
Ahora mismo podría pasarme de largo todas las luces rojas
Los cerrojos, los carruajes
Los tatuajes
Toda clase de rejas
Tus orejas y las mías

o ir a gritarle al viento que mejor no doble por esa esquina porque es contraruta. ¿Te dije que me encantan los codos, las esquinas y sobre todo las letras "L" mayúscula? Estoy segura que te lo dije, fue la tarde que llovía y yo tejía la chompa roja, la de lana gruesa que me dio la vecina a cambio de la receta de mi torta de chocolate, la que no tiene la masa seca y que lleva catorce huevos, ¡catorce huevos, catorce huevos! gritaba la pobre cuando le dicté la receta, seguro que por lo menos te acuerdas de su cara, qué estúpida cara ponía cuando gritaba (ríe casi a carcajadas).

Igual la chompa nunca la terminé y la lana sirvió para hacer una chalina...
un chaleco
o un chal
ya no me acuerdo.

Podría ir a gastar todo mi sueldo en comprarte una frazada, aunque en realidad lo primordial sería que pague la luz y el teléfono y guarde una parte para el bendito alquiler, pero no importa, ya hace frío y...te la mereces.
Eso podría
Podría
¿Podría?
¿Tú crees?

Claro que podría, es más, ¡estoy segura!
Pero...mejor no

 

ESCENA 3

Luisa y la enfermera en la habitación de consulta

Enfermera: Si se ha escapado es porque sabe que ya la descubrimos, ¿no tienes idea de por qué te mintió?

(Luisa niega con la cabeza y empieza a morderse las uñas compulsivamente)

Enfermera: Ella...¿te tocó alguna vez? (silencio). Escucha, esto es una cosa muy grave, y si ella te lastimó de alguna manera es necesario que la denuncies... no te preocupes, yo estaré a tu lado cuando decidas contárselo a la policía.

(Luisa mira hacia otro lado)

Enfermera: ¿Te tocó?

(silencio)

Enfermera: (insistente) ¿Te tocó?, ¿lo hizo?

(Luisa asiente con la cabeza)

Enfermera: ¿Qué fue lo que te hizo?

(silencio largo).

Enfermera: ¿Qué te hizo?, ¡contesta!

(De repente y con una furia desbordada, Luisa se abalanza sobre la enfermera y le agarra el sexo varias veces)

Luisa: gritando y fuera de sí) Esto, ¡esto me hizo, esto!

(se escucha un grito ahogado de la enfermera y la luz se va)

 

ESCENA 4

La misma mujer de pelo blanco se va desplazando por el escenario vacío

Hoy no te compre flores.
Esas margaritas aún están lindas...

Nunca entendí porque te gustaba el nombre Margarita, ¿es un nombre compuesto?, Marga y....Rita, puede ser..., creo que sí, ¿te imaginas?, dos mujeres que se conocen: hola, yo soy Marga, encantada... yo soy Rita, se miran, se reconocen como al reflejo del espejo y ambas dicen al mismo tiempo ¡Margarita!, y al escuchar eso se dan cuenta de que están unidas de por vida, o...eternamente, como el día y la noche, la noche y el día, pero... mejor no me hagas hablar de ellos porque sabes que me ponen nerviosa, siempre persiguiéndose, a punto de alcanzarse...y luego nada.

Hoy...
Si llueve, me voy a salir a mojar a la calle
Mojar

Mojar la cara
Las manos
Los pies

Sí, los pies, porque hoy no me pienso poner los zapatos, ¿para que?
Me mojaré el pelo

Y una gota bien fría, casi helada, bajará de mi nuca a mi cuello, como acariciándome, y llegará hasta mi espalda, que aún estará caliente, porque mi ropa aún no se ha mojado del todo, se me pondrá la piel de gallina y mis pezones estarán rígidos y firmes, como cuando era joven...

Pero si parece que fue ayer que fui joven...

Ojalá llueva...

Ojalá llueva
Ojalá moje
Ojalá yo me moje
Ojalá hoy yo no llore
Ojalá hoy yo no llueva
Estoy cansada de llover.

Hablándole a nadie, a nada
A unas tristes flores en un florero
A ti
A mí

A mí sin ti
A tu ausencia.

 

ESCENA 5

Habitación de consulta médica. Luisa atada con correas de seguridad a la cama, con la mirada fija en el techo. Luego trata de soltarse sacudiéndose violentamente, no puede, grita, se vuelve a sacudir, vuelve a gritar y termina llorando hasta quedar dormida. Inmediatamente entra en la habitación la madre Ester y se acerca a Luisa como para tocar o acariciar su rostro; antes de que lo logre se apaga la luz

 

ESCENA 6

De nuevo aparece la mujer de pelo blanco, sola en el escenario

Hoy
Hoy aprenderé todas las señales y respetaré todos los semáforos

Hoy

Me dejaré conducir por tus silencios
Aunque ellos me lleven al abismo
No a tu abismo
Ni al mío
Sino al que existe entre los dos

Hoy resistiré
Cederé
Acometeré
Y subiré
Pero no bajaré, aunque se que te encanta que lo haga
Pero hoy...no bajaré.

Hoy incluso me inscribiré a las clases de portugués, como siempre quise hacer, lo prometo persignándome, haciendo la señal de la cruz, y eso que sabes que sólo me persigno en dos circunstancias: cuando el Bobi.. .el perro de la familia del 15 D, los que tienen los gemelos pelirrojos llenos de pecas, esos que aunque obviamente tienen la misma edad van a distintos grados del colegio, no sé si porque uno es un genio o porque el otro es demasiado bestia, igual no quiero seguir hablando de ellos porque sabes que cuando hablo por mucho tiempo de gemelos, mellizos, simetría, pares, dobles o cosas que vienen de a dos, me viene ese tic en el ojo, ¿ves? Ya está queriendo empezar... bueno, te decía, sólo en dos circunstancias, una cuando el Bobi suelta un gas, porque será un perro muy chiquito pero seguro que sus gases lo inmortalizarán en la historia, nunca en mi vida pensé oler algo así..., y la otra, la otra cuando recuerdo la primera noche que estuvimos juntos, ¿te acuerdas?, ¿ves?, ya me tengo que persignar de nuevo.

 

ESCENA 7

Luisa sigue en la cama dormida, la madre Ester la despierta casi susurrando

Madre Ester: Luisa, querida, soy yo, despierta...

(Luisa despierta sobresaltada al oír la voz)

Madre Ester: Shhhhh, no hagas ruido, no saben que estoy aquí.

Luisa: (con odio) ¡Mentirosa!

Madre Ester: Era la única manera de tenerte a mi lado, yo...te quiero tanto.

Luisa: Me das asco...

Madre Ester: No entiendes, tuve que ocultarte tantas cosas, fue por tu bien.

Luisa: Por mi bien, ¿cómo puedes decir eso? Siempre sospeché que era diferente a ti, que por suerte era diferente a ti y ahora puedo comprobarlo.

Madre Ester: Era más fácil que pensaras que eras mujer, así nunca levantarías sospechas, ya ves, nadie se dio cuenta hasta ahora.

Luisa: Y tu plan era que nadie jamás lo sepa ¿no?, ¿querías tenerme sólo para ti?

Madre Ester: No quería que nadie nos separara jamás, ahora podemos huir, serás un hombre de bien a mi lado y...

(Entra la enfermera a la habitación, ve que Luisa no está sola y sale de inmediato, la madre Ester trata de desatar a Luisa)

Luisa: ¿Hombre de bien?

Madre Ester: Apresúrate, no tenemos mucho tiempo...

Luisa: Yo fui, soy y seguiré siendo una mujer, creo que eso es lo único que te debo.

Madre Ester: No digas tonterías, ahora que todo salió a la luz no tienes por qué fingir tu identidad.

(la madre Ester logra desatar una de las manos de Luisa).

Madre Ester: Ahora ayúdame que la enfermera ya debió avisar a alguien que estoy aquí, tenemos poco tiempo.

Luisa: No sé qué planes enfermos tendrás para mí, pero te aviso una cosa, yo contigo no me voy ni muerta, tu no me vuelves a tocar...

Madre Ester:  Pero qué estás diciendo, creo que estás muy confundido.

Luisa: No me hables así.. .yo soy una mujer.

Madre Ester:  No eres una mujer y lo sé mejor que nadie (silencio)

Madre Ester: Lo sé mejor que nadie porque yo te parí hombre, y si te crié como mujer fue tan sólo para poder tenerte a mi lado, para cuidarte.

(Luisa enmudece de la sorpresa y al mismo tiempo entra a la habitación la enfermera con dos policías que esposan a la madre Ester y se la empiezan a llevar)

Madre Ester: ¿No entiendes?, lo hice por tu bien...

Luisa: (temblando) ¡Llévensela!, no quiero ni pensar lo que me hubiera hecho si ustedes no llegaban, me acaba de confesar que ella causó el incendio, es otra de sus perversiones...

Policía: No se preocupe, esta mujer ya no molestará a nadie más, antes de que usted salga del hospital le mandaremos un agente para que testifique.

Madre Ester: (gritando antes de que la saquen de la habitación) :Yo te quiero, no tenía otra solución...

Enfermera: Saquen a esa mujer de aquí.

(la enfermera acaricia la cabeza de Luisa con ternura).

Enfermera: No te preocupes, lo que tuviste hace rato fue un ataque de pánico en reacción a todo lo que te está pasando, ya todo mejorará...

(la enfermera comienza a cantar muy bajito lo que parece ser una canción de cuna y su voz va perdiéndose poco a poco)

 

ESCENA 8

Se enciende la luz. Nuevamente sola en escena la mujer de pelo blanco

Yo he podido hacer mi vida
Sola
Contigo
Y sin ti
Pero siempre supe que me amaba Que ELLA me amaba
Y que por eso me mintió.

Yo siempre la odié...

¿Te confieso una cosa?
Yo lo sabía todo
Desde el principio (silencio)

Es tan fácil iniciar un incendio...

(la mujer de pelo blanco empieza a irse muy lentamente, como bailando, mientras tararea la misma canción que cantó la enfermera. Cuando desaparece, la luz se apaga).

 

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