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Revista Ciencia y Cultura

versión On-line ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.20 La Paz abr. 2008

 

 

 

Taller de teatro de la UCB: una experiencia lúdica orientada al arte escénico

 

 

David Mondacca1

1 David Mondacca es Director del Taller de Teatro de la U.C.B.

 

 


Tengo el privilegio de estar en contacto con jóvenes que, ávidos de expresarse, se hacen presentes en el aula 26, espacio donde se desarrolla la experiencia semestral de jugar "en serio" al teatro. El lugar que ofrece el taller de teatro abre una posibilidad de vivir una experiencia creativa de trabajo grupal. El teatro es un excelente educador, siempre y cuando se alimente de observar, indagar y cuestionar nuestra realidad...

Bajo la premisa de crear un espacio que permita al estudiante universitario ser parte de una experiencia guiada al arte escénico, el taller es un reducto donde se investiga, se experimenta, se juega, se reflexiona, se inventa... El teatro tiene una tremenda posibilidad de poner al alcance del grupo y de cada uno de los componentes una actividad eminentemente creativa. El teatro es un juego. Tomamos el carácter lúdico de este arte para liberar la creatividad, despertar la sensibilidad y descubrir las posibilidades expresivas de cada uno de los participantes.

Parto del principio de que todos somos artistas y que, a la primera oportunidad que se nos brinde, más una atmósfera adecuada, no dudaremos en expresarnos, despertando el cúmulo de emociones y sentimientos que nos habitan y buscando plasmar en cualquier espacio ese acto mágico que es el teatro...

La propia dinámica del ejercicio dramático provoca la exploración de nuestros mundos interiores, y esto influye de forma determinante en la personalidad. El trabajo en el Taller fomenta la comunicación y el afecto hacia el otro, los sentimientos nobles, los valores humanos y la imaginación creadora, alienta la capacidad crítica y la independencia de pensamiento... cuestiona, exalta, festeja, critica, sugiere, reflexiona... Descubrimos la relación íntima entre conciencia y cuerpo, el ejercicio físico y la expresión corporal incentivan la relación entre sentimiento, pensamiento, emoción y acción. En este proceso, nuestras acciones se concatenan con las otras artes: la literatura, la plástica, música, etc.

Los talleristas dicen: nos volvemos cada vez más objetivos, asertivos, más abiertos, más auténticos... Nos comunicamos directamente, podemos hablar con absoluta sinceridad, nos damos cuenta de que la impostura no debe tener cabida en este mundo, demandamos autenticidad, escuchamos al otro y a los demás, tomamos conciencia de lo que nos pertenece y nos corresponde como individuos, como comunidad y como país. La actividad dramática sin duda contribuye a desarrollar nuestras capacidades intelectuales y morales. Nos brinda la posibilidad de ser mejores personas.

 

Breve historia del Taller

Son cerca de quince años que dirijo el taller de teatro de la Universidad Católica. En este tiempo han sido dictados cerca de treinta talleres. Ese mismo número de obras han sido estrenadas entre los espacios de la universidad.

Hacemos un teatro despojado de artificios, las puestas en escena son simples, acudimos al cuerpo y al alma del actor, en realidad un "teatro pobre", como decía el maestro Grotowski: apenas una muda negra, un vestuario sugerido, la escenografía y la utilería minimalista, derribado el telón, omitida la cuarta pared y la experiencia de rozar la silla, esto por la cercanía con el espectador y el espacio informal en nuestras representaciones. En este sentido, hacemos teatro brechtiano, el público es siempre el otro personaje presente en nuestra obra. Hemos montado textos clásicos, así como también obras del teatro latinoamericano, pero en su mayoría las propuestas tienen que ver con una dramaturgia urgente (textos propios que serán publicados próximamente), ante la necesidad de reflexionar y entrever soluciones sobre los tiempos difíciles que nos toca vivir.

 

Sin pretenderlo...

Cabe recalcar que la experiencia del Taller no busca la formación de actores, cosa de largo aliento y más propia de una escuela. A pesar de esta supuesta limitación, el fenómeno que se ha venido dando en el espacio del aula 26 es digno de tomarse en cuenta. Sin pretenderlo, las generaciones de jóvenes que cursaron el Taller han nutrido la actividad teatral del país. Me atrevo a citar nombres de grupos que se gestaron bajo la influencia del Taller de teatro de la Universidad Católica. Aquí van algunos: "La vela", "Duendes", "Salamandra", "Fuego", "Oxicanta", "Careta de palo". Y esto sin nombrar a los actores que integran elencos profesionales.

 

Los protagonistas se confiesan

La tarde que me acerqué al taller de teatro, caminaba junto a Fernando Muriel acumulando valor para ingresar a la sala repleta de adolescentes excitados por ver y mostrarse unos a otros. El viaje había comenzado y en el espacio mágico cada impulso gozaba de lugar; el despertar de los sentidos, la intimidad frente al espejo, el aullido quebrado de un coro deforme, el sudor, la seducción, el carcajeo, todos ingredientes de un paseo dramático por la vida y el arte. David Mondacca nos invitó a transitar la ciudad afinando la mirada, instalando consignas poéticas en plazas y rincones, ensayando la voz, descubriendo la íntima y única voz, el júbilo y el silencio en la propia voz, constantemente, hasta contemplar su misterio

 

Marcelo Alcón

Cuando en 1992 entré al taller de teatro de la U. Católica , lo hice por dos razones: porque me gustaba mucho el teatro y porque estaba seguro de que no podía haber nadie más autorizado en Bolivia para enseñar teatro que el señor D. Mondacca.

En el poco tiempo de permanencia en el taller participé de un par de "locuras teatrales" que preparamos con los compañeros, bajo la dirección de David, fueron de verdad geniales, inolvidables; pero creo que lo más importante del taller para mí fue tener la oportunidad para descubrir que el teatro no era una emoción pasajera, al contrario, pronto descubrí que yo también quería ser uno de esos locos que dedicarían su vida al teatro y confieso que el compromiso del director del taller con el teatro fue sencillamente inspirador.

Hasta la fecha he participado de series de televisión, películas de cine, publicidad y especialmente varias obras de teatro. Soy director de un taller de teatro para niños y jóvenes de 4 a 16 años que elaboran sus propias obras y semestralmente las presentan en teatros de la ciudad...

Estaré siempre agradecido a David por abrirme la puerta de entrada a todo este maravilloso mundo, a través del taller (y por supuesto también a la universidad).

 

Rodrigo Ayo

El año 2000, recién salido de colegio, llegué de Potosí a La Paz. Estaba en una ciudad desconocida, empezando una vida nueva y con sólo una cosa en claro, yo quería hacer teatro y lo haría en el taller de la universidad a la que acababa de entrar o en cualquier otra parte. Hoy me alegro mucho de haber entrado a la Católica y no tener que haber ido a buscar un lugar dónde hacer teatro más allá de lo que en ese entonces era el aula 26. Ahí encontré amigos con los que jugábamos a hacer teatro, amigos que con el tiempo pasaron a ser, cama-radas, confidentes, compañeros de vida y arte, herman@s. Estuve en el taller dos años y medio y al salir ya conocía de memoria todas las anécdotas que cuenta David, y me preguntaba por qué siempre repite las mismas anécdotas; hoy siete años después de haber conocido a David, de pronto me encuentro yo mismo repitiendo(me) sus anécdotas, como quien repite un cuento Zen que algún maestro le enseñó, porque lo que viví en esos talleres. Hoy resuena en mí de otra manera y aún hoy aprendo a hacer teatro desde el aula 26.

 

Antonio (Toto) Torres Vázquez

Me terminó de hacer consciente sobre el derecho del ser humano a pensar y sentir diferente...

Y que el arte sí es cuestión de locos; locos comprometidos, constantes y entregados a su pasión.

"Hacer teatro es sencillo, subes al escenario y desnudas tu alma"- dijo el Maestro; descubrimos que también y por ende se desnudan los miedos, los sueños, lo oscuro y por supuesto lo limpio del hombre.

Es preciso entender que todos encerramos lo bueno y lo malo y que tenemos mil demonios y angelitos rondando lo que somos.... El teatro me enseñó a ser una guerrera, una monja, un cerrajero, un niño, una hipócrita, un poeta, un político y que tengo de todos como el mundo tiene de mí.

Se hace tu Dios, tu credo; como amante te envuelve en deseos constantes de ser parte de el, como aventura te encamina a conocer nuevos olores, sabores y sentimientos, como acción física conjuga tu cuerpo para un movimiento perfecto y la adrenalina del escenario arrebata tus estados... ¿Gomo profesión? Se apodera de ti, te inunda, te persigue, tu karma, tu exilio, tu pan, tu vino, tu liberación y la promesa de dejar tu semillita en el mundo...si no, pregúntenle al Maestro.

 

Daniela Jinés

La primera vez que entré por la puerta del taller, llevaba una gran armadura que hablaba, actuaba y sentía por mí. Era difícil intentar ser la persona dentro de la armadura. Pero después de la primera presentación, me di cuenta que había dejado tras de mí, en el escenario, una parte de la coraza. Y desde entonces, la armadura tiene cada vez menos piezas, mi voz ha despertado y veo con más intensidad. Poco a poco, siento que conozco más a la persona que vivía encerrada ahí.

 

Estefanía Rada

Más allá que cualquier otra forma de aprender, aquélla que me brindó el taller de la Gato fue sin duda una de las más educativas de mi vida. Llegaba al aula 26 (en aquel entonces) después de haber tenido ya alguna experiencia en tablas, llegaba escéptico y un tanto temeroso, pero el encuentro, primero con quienes se convertirían en mis compañeros de vida y después con quien sería una de las personas de quien más he aprendido y ahora se constituye en el ejemplo fundamental y principal referencia en mi vida artística: David Mondacca, hizo del Taller de teatro de la Católica un lugar de renacimiento, de crecimiento, de reencuentro conmigo mismo. ¿Qué es lo que aprendí en casi dos años de asistir al taller? Aprendí que el teatro es una manera diferente de ver el mundo y de decirle cosas, aprendí tolerancia y respeto, aprendí a valorar mi trabajo como artista y aprendí que quiero hacer teatro el resto de mi vida.

 

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