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Revista Ciencia y Cultura

On-line version ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  no.20 La Paz Apr. 2008

 

 

 

Breve historia del Teatro Experimental Universitario

 

 

Raúl Rivadeneira Prada

 

 


Los primeros pasos

El 9 de abril de 1952, triunfa en Bolivia la insurrección popular más importante de su historia. Expulsada del poder la vieja oligarquía minera y terrateniente, ocupa su lugar una clase dirigente autodenominada "antiimperialista y antifeudal", que promete una transformación radical del país removiendo las estructuras heredadas desde la creación de la República. Una densa atmósfera de fervor popular envuelve también a las universidades, donde dos años después habrían de imponerse las consignas del nuevo sistema, ejecutadas por las direcciones estudiantiles convertidas en células del partido de gobierno, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).

Sin embargo, la universidad de La Paz pudo conservar, hábilmente, algunos espacios para convertirlos en reductos neutrales u opositores, y mantener así un necesario equilibrio político sustentado en el principio de la autonomía universitaria. En momentos en que reina la intolerancia política, el arte se convierte en un precioso refugio, en un remanso para el espíritu. A él habría de acudir, para preservar su honda sensibilidad estética, un puñado de profesores y alumnos de la Universidad Mayor de San Andrés, gente preocupada por hallarse en el incómodo y peligroso campo neutral, donde se tornaban sospechosos para los enconados bandos en pelea, corriendo el riesgo de perder trabajo y libertad. La mayor motivación de los fundadores del TEU pudo haber sido la necesidad de contar con un espacio de recreación artística para alejarse un tanto de la cruda e irracional realidad.

 

Los precursores

María Josefa Saavedra, cariñosamente llamada por sus amigos y discípulos "Doña Pepa", recuerda que, a comienzos de 1952, alumnos y profesores de la carrera de Derecho intercambiaban ideas para elaborar el programa de festejos de la facultad, con motivo del próximo aniversario. Ella sugirió que se montara una obra teatral. "Para entonces -dice- yo tenía una ligera experiencia en lectura de obras de teatro. Con un grupo de amigos, nos reuníamos semanalmente en casa para distribuir papeles y tratar de interpretarlos mientras leíamos el libreto. Ensayábamos, si así se puede decir, sin conducción artística, sin el propósito de llegar jamás al público, sólo por distracción, obras como La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca"1.

Esa experiencia habría de ser la base de una decisión más duradera: crear un elenco de teatro no sólo para realzar las fiestas de Derecho sino también para hacer teatro de manera permanente. La Unión Femenina Universitaria, de la que eran miembros la Dra. Saavedra y una veintena de muchachas, hizo suya la idea y la llevó adelante. Se sumaron a ella profesores y alumnos, con enorme entusiasmo, y ese estado de ánimo lo contagiaron al profesor Bernardo Blanco González2.

La idea de organizar el Teatro de Derecho no llegó materializarse; en cambio, tomó cuerpo el proyecto de crear un teatro universitario bajo la tuición del Departamento de Extensión Cultural de la UMSA y con la participación de profesores y alumnos de varias facultades e institutos. Se organizó entonces un comité encabezado por María Josefa Saavedra que convocó a profesores y estudiantes a inscribirse en el Teatro de la Universidad. Se unieron a esta atractiva idea varias personalidades.

Armando Villafuerte Claros recuerda que se creó un grupo denominado "Amigos del teatro", integrado por Nicolás Fernández Naranjo, director del Coro Universitario; Huáscar Cajías, José de Mesa, Teresa Gisbert de Mesa y "Monsieur" Arbelot. Ellos eran asesores literarios y cooperaban, especialmente los esposos Mesa-Gisbert, en el diseño de escenarios, y daban sugerencias para una buena ambientación histórica de las obras por medio del vestuario y la utilería.

El elenco fue organizado con los estudiantes de Derecho Armando Villafuerte Claros, Hugo Valderrama de la Torre, Gustavo Velasco, Jaime Humérez Seleme, Abelardo del Carpió, Iby Farfán, Betty Jordán y Oscar Vargas del Carpio.

Se sumaron a este grupo los alumnos de Ingeniería Civil Góver Carranza y Fernando Irazoque Camacho. La dirección general recayó sobre Bernardo Blanco González. El teatro en ciernes contó con el apoyo técnico de gente experimentada, como Jorge y Carlos Cervantes Monroy, en la dirección artística; Graciela Rodó, en la escenografía, y Celso Peñaranda, en maquillaje. La universidad le dotó de una modesta partida presupuestaria y reconoció como fecha de su fundación el 25 de julio, en conmemoración del Día de la Autonomía Universitaria.

 

¿Por qué "experimental"?

A muchas personas les llamaba la atención el término "experimental". Algunos estaban en desacuerdo con él y habrían preferido que se llamara simplemente "Teatro Universitario", como lo mencionaba la primera convocatoria. Argumentaban que el apelativo "experimental" le restaba, si no seriedad, al menos fuerza valorativa en la mentalidad de la crítica y la apreciación del público. Sin embargo, el nombre no podía ser más exacto. El Teatro de la UMSA fue experimental en el pleno sentido de la palabra. Adoptó, desde su fundación, la idea activa y constructivista de la experiencia. Presuponía una reflexión subjetiva para que la práctica de la experiencia hiciera posible la recreación de modo natural: pasar por la experiencia de ser el personaje, no sólo el actor

Cada obra pasa a ser objeto de la experiencia y ésta es el camino para perfeccionar al actor. Nada más alejado de buen teatro que la improvisación imperante en la "Commedia den" arte" del siglo XVI, y nada más próximo que una síntesis de los postulados del Teatro Libre de Antonin y el Teatro histórico alemán de Meininger con el que trabajó Constantin Stanislawsky. Este gran innovador ruso influyó poderosamente en los directores y actores del TEU, especialmente con el principio de identificación, que puede sintetizarse de este modo: antes que interpretar a Hamlet, es preciso identificarse con él, y así, con todos los personajes. De la unidad y armonía del argumento y la escenificación se ocupará el director artístico. El TEU hizo suyo el rechazo a la preeminencia de la forma, la declamación y el oropel. Todo esto se resume en un rotundo ¡no! a la teatralidad.

En cuanto a misión, el TEU se había fijado la de llevar al público obras de teatro de valor universal por su calidad estética, su fuerza de entretenimiento y su mensaje cultural. Era difícil, pero no imposible, la tarea de reeducar el gusto de un público cautivo de la chabacanería que reclamaba el rótulo de "Teatro social". Pronto ganó espectadores dentro y fuera del recinto universitario. Y durante varios años fue el único espacio donde el público ávido de buen espectáculo podía conocer y disfrutar, entre otras obras, las del llamado "Teatro de vanguardia". Sin embargo, un error del TEU fue ignorar por completo a los autores bolivianos que descollaban en esa época, por ejemplo, Guillermo Francovich, Adolfo Costa du Reís, Alfredo Flores y otros.

 

Se abre el telón

¿Cómo se eligió la primera obra? La comisión asesora recomendó Nuestra Natacha, de Alejandro Casona. No podía haberse hecho mejor elección para el debut de un elenco integrado por más de treinta jóvenes que jamás habían pisado las tablas. La obra iba a ser -y lo fue- fácilmente asimilada porque el argumento se desarrolla en un ambiente estudiantil.

Fernando Irazoque evoca aquellos tiempos con nostalgia y legítima satisfacción: "Se empezó a ensayar teatro aun antes de fundar el TEU. Me llevó al grupo Góver Carranza, mi compañero de curso. Yo iba en plan de broma o como pasatiempo, pero el teatro se convirtió para mí en algo muy serio, a tal punto que abandoné la carrera de Ingeniería. Jorge Cervantes hacía ensayar Tartufo, de Moliére, obra que no llegó a representarse, tal vez porque sólo era un ejercicio, mientras se daban los primeros pasos para fundar el TEU". Empezaron los ensayos en el paraninfo de la UMSA, los sábados por la tarde y, seis semanas antes del estreno, también los domingos.

María Josefa Saavedra cuenta una anécdota: "A los ensayos asistían muchas chicas y muchachos, tantos que no había papeles para todos. Una joven, de apellido Arancibia, insistió en que le diéramos un papel; como no lo obtuvo, se enojó muchísimo y fue a denunciarnos ante la oficina del Control Político, asegurando que, con el pretexto de hacer teatro, nos reuníamos todos los sábados para conspirar contra el MNR. El jefe de la Casa Militar, un coronel conocido como "Pajarito" Prudencio, y el ministro de Gobierno, Alfredo Mollinedo, un ex alumno mío, me citaron para que yo confesara que había entregado a la oposición un aparato radiotransmisor. Me reí ante mis interrogadores y ellos comprendieron que estaban haciendo el ridículo a causa de una falsa denuncia inventada por una niña caprichosa".

El miércoles 19 de agosto de 1953, a las 19 horas, en función de tanda, debuto el Teatro Experimental de la Universidad Mayor de San Andrés, en el Teatro Municipal, con la presentación de fragmentos de varias óperas y el estreno del Himno Nacional. Antes de la función, el Rector de la UMSA, Dr. Pedro Valdivia, dijo que la creación del TEU obedecía a un programa de extensión cultural de la principal casa de estudios superiores de La Paz. En este escenario, por donde pasaron compañías de ópera, zarzuela española, revistas musicales, teatro clásico y teatro popular, en ciento cuatro años, se iniciaba en el arte de Talía el novel elenco universitario con Nuestra Natacha, de Alejandro Casona, pseudónimo del comediógrafo español Alejandro Rodríguez Álvarez.

 

El gran desafío

Durante los seis meses siguientes al exitoso debut, el TEU puso su máximo empeño en preparar una obra difícil: Espectros, de Henrik Ibsen. En una entrevista con el periódico "La Nación", el director del TEU decía que no bastaba el éxito obtenido con una comedia ligera, como la del debut. Había que plantearse un gran desafío: "Las autoridades del TEU, aceptando una sugestión mía, estuvieron de acuerdo en afrontar la entraña misma del problema (poner a prueba la capacidad del elenco), con una obra dura, áspera, y que exigiera de nosotros el máximo de nuestros medios. Estas condiciones se encuentran reunidas en Espectros". Este drama fue representado el 25, 26 y 27 de marzo de 1954 y luego los días I, 2 y 3 de abril y 3 de octubre en el Teatro Municipal.

Otras dos obras puestas en escena en esa primera etapa fueron El pedido de mano (La propuesta matrimonial), de Anton Chéjov (2 de diciembre de 1953) y El paso de las aceitunas, de Lope de Rueda (29 de abril de 1954). Con "Nuestra Natacha" el TEU participó además en la Fiesta Nacional de la Juventud, celebrada del 1 al 8 de mayo de 1954. La actuación fue dedicada a Mary Álvarez Daza (Natacha), quien había decidido radicar en los Estados Unidos. Su papel fue interpretado por Nora Vallini

 

Primer aniversario

El primer aniversario fue festejado con el estreno de otra comedia de Casona: Prohibido suicidarse en primavera. El periodista José Luis Corujo, jefe de redacción de "El Diario", anunció el acontecimiento con una atractiva nota sobre el contenido de la comedia. Este comentario fue reproducido en el programa. La función tuvo lugar en casa, el 27 de julio de 1954 (y fue repuesta luego, el 4 de noviembre).

A partir de este montaje, Bernardo Blanco González se ocupó de la Dirección General, es decir, de la supervisión global del TEU. La dirección artística fue encomendada a otros miembros, generalmente actores que deseaban probar su capacidad en la dirección de escena. Esta tradición se mantuvo hasta la disolución del TEU. Por eso figuran en los elencos diversos directores artísticos. Éste es otro de los rasgos del carácter experimental de este conjunto.

El "sketch" cómico Farsa y justicia del señor corregidor, de Alejandro Casona, se estrenó el 2 de octubre en el Auditorio del Colegio Santa Ana, y luego, el 25 del mismo mes y el 10 de diciembre, se lo puso en escena en el paraninfo. Se presentó por cuarta vez en el Teatro al Aire Libre, un escenario popular con capacidad para cinco mil personas, el 18 de diciembre, y también en la localidad de Viacha, el 22 de diciembre. El éxito de esta obra hizo que se la repusiera el año siguiente en el paraninfo, el 28 de abril y el 12 de junio de 1955. En estas dos últimas actuaciones hizo el papel de "Leñador" Manuel Blanco González, en reemplazo de Claudio Peralta Silva.

 

Cauteloso acercamiento

La cartelera de 1955 incluyó a Shaw, O' Neill, Schiller, García Lorca y Sartre, pero no las mejores y más difíciles creaciones dramáticas de estos autores. La selección de piezas de estreno respondió firmemente al propósito del director general de preparar mejor a los actores y aproximarse cautelosamente al gran teatro universal.

El 31 de marzo de 1955 se abrió la temporada anual, en el paraninfo, con el estreno de la comedia en un acto Así le mintió él al esposo de ella, de Bernard Shaw. El 21 de abril se estrenó la pieza En la zona, de Eugene O'Neill, de la serie "Dramas de mar", y el 5 de mayo, El largo viaje de regreso, del mismo autor.

Los días 1, 2 y 3 de junio se puso en escena la obra Intriga y amor, de Federico Schiller, en conmemoración del sesquicentenario de la muerte de este poeta y dramaturgo romántico. La obra fue escenificada con la colaboración del Instituto Cultural Boliviano-Alemán. Intriga y amor sale del marco político que caracteriza a las obras de Schiller. Es un drama romántico en que, según la mentalidad del siglo XIX, el prejuicio social es el principal y más poderoso obstáculo que se opone al idilio de dos enamorados: él, de origen noble, ella, plebeya.

Con motivo de celebrar el segundo aniversario de su fundación, el TEU repuso Nuestra Natacha en el Paraninfo los días 10 y 11 de agosto; en funciones de homenaje a los fundadores. La temporada de 1955 se cerró con el estreno de Muertos sin sepultura, de Jean Paul Sartre, el 23 de diciembre, en el paraninfo.

El balance del segundo año de vida y actividad había sido positivo: seis estrenos y diecinueve actuaciones. Un año antes, el TEU parecía haberse metido en camisa de once varas con la obra de Ibsen. La lección fue bien aprendida: no más saltos espectaculares, era mejor avanzar sin prisa: "piano, piano, se anda lontano".

 

Pausa y reorganización

Durante 1956, el TEU ingresó en un largo receso debido a dos circunstancias: la renuncia de su director general y el egreso o graduación de sus principales actores. A esto se sumó la disolución del grupo asesor ("Amigos del teatro") que había acompañado al elenco desde 1952. Irazoque también se había ausentado por motivo de viaje, pero se reincorporó para la temporada de 1957. Durante la pausa, varios miembros se reunían al menos dos veces por semana para la lectura de obras, entre otras, de Moliere, O'Neill, Coward, Pirandello y Priestley.

Superado el motivo de las ausencias de varios actores, algunos retornaron convertidos en profesionales y permanecieron en el elenco durante varios años más. Es el caso, por ejemplo, de Villafuerte, Carranza y Valderrama. Otros abandonaron las tablas definitivamente. La mayor novedad de esta nueva estructura fue la contratación de un actor con vasta experiencia para la dirección artística. Pepe Arellano llegaba al TEU con 32 años de edad, de los cuales 18 los había pasado en escenarios con varias compañías teatrales. Había actuado, a sus catorce años, en la Compañía Argentina de Pedro Zarlengo; posteriormente, en elencos como los de Francisco Álvarez García, Raúl Salmón y Carlos Cervantes. Venía precedido de un éxito resonante obtenido en Brasil con la interpretación de Las manos de Eurldice, de Pedro Bloch.

La temporada de 1957 comenzó en agosto, con el estreno de Sangre verde, de Silvio Giovaninetti, un drama que envuelve a dos hermanos en una pasión borrascosa. Con motivo del Primer Congreso Extraordinario de Universidades, el TEU estrenó el 17 de octubre Un día de octubre, comedia dramática en tres actos de George Kayser. El 7 de noviembre se estrenó la comedia Martes, jueves y sábado, de Aurelio Díaz. La temporada se cerró con el estreno de La zorra y las uvas, de Guilherme Figueiredo, en el paraninfo.

 

La prueba de fuego

A comienzos de 1958, los conductores del TEU evalúan su labor. El balance de cinco años de actividad arroja resultados favorables. Amen de los naturales tropiezos que sufre todo elenco de aficionados, el del TEU siente haber adquirido la suficiente experiencia como para lanzarse a representar una obra difícil. Se han asimilado importantes lecciones con la comedia, el drama y la comedia dramática, los actores y actrices han rotado por diversos papeles y varios de ellos se han alternado en tareas de dirección. Es hora de hacer algo más exigente. El elenco se reúne una y otra vez, en busca de la pieza teatral que represente una verdadera prueba de fuego. Brotan las más variadas sugerencias: ¿tragedia griega? ¿Shakespeare? ¿Brecht? ¿Dürrenmatt? El entusiasmo va in crescendo.

Alguien pregunta: ¿Cuál es la obra de mayor resonancia mundial, la más polémica, la más difícil? La respuesta no tarda en llegar: Esperando a Godot, de Samuel Beckett, reunía todas las características mencionadas en la pregunta. Desde su estreno en París, en 1953, había copado los principales escenarios de Europa, desatando ásperas polémicas entre los críticos y desconcertantes reacciones en los públicos.

La obra estuvo a punto para ponerse a consideración del público el 25 de septiembre de 1958. Se adoptó la versión española del traductor Pablo Palant. No fue una novedad el que la mayor parte del público abandonara sus butacas al terminar el primer acto. Lo mismo había sucedido en Londres, París, Nueva York, Buenos Aires y otras ciudades. La Paz no tenía por qué ser una excepción, aunque el recinto fuese universitario. En las funciones posteriores de reposición hubo pocos espectadores y de esto se quejaban los diarios en tono de reproche, pero el hecho no inquietaba a la gente del TEU, porque la obra, por su propia naturaleza, convocaba y satisfacía a muy pocos. Lo que sí importaba era saber si los actores habían podido transmitir el mensaje de la soledad, subyacente en la inacabable espera de no se sabe qué, para evaluar el éxito o el fracaso. Y, en este sentido, director y elenco tenían motivos para sentirse satisfechos. La prueba de fuego había dejado el sello indeleble de buen teatro sobre la delicada piel del TEU. De ahí en adelante, el compromiso sería mayor, porque cualquier otra representación tendría como referente de calidad la puesta en escena de Esperando a Godot.

Teatroapasionados

Con Pepe Arellano se cierra la primera época del TEU, signada por la infatigable búsqueda de un lugar elevado en la vida teatral de La Paz, para, con ese bien ganado prestigio, acrecentar la labor de extensión cultural de la Universidad Mayor de San Andrés. Pepe Arellano aceptó, a comienzos de 1959, una oferta de trabajo que le vino de Venezuela. El TEU quedó nuevamente sin director artístico. Los fundadores se reunieron para evaluar el resultado de los primeros cinco años de vida. El TEU se había labrado un prestigio envidiable. Decidieron que "la función debía continuar'", como dice el lema universal.

Hubo necesidad de realizar algunos ajustes en la conducción. Armando Villa-fuerte Claros fue designado Director General, en reemplazo de Gover Carranza; de la dirección artística se hizo cargo Luis Fernando Irazoque Camacho.

Desde enero hasta abril de 1959, la universidad impartió un curso vestibular para bachilleres, con objeto de seleccionar el nuevo ingreso a sus facultades mediante un examen de conocimientos y aptitudes. A la entrada del edificio, una enorme pizarra convocaba a los universitarios, postulantes y personas particulares a inscribirse en la secretaría del TEU. Respondieron al llamado más de cincuenta aficionados, pero sólo se quedaron veinte.

A mediados de mayo de 1959, los nuevos miembros del TEU comenzaron a ensayar, bajo la dirección de Irazoque, tres obras en un acto de Oswaldo Dragún: Historia de un flemón, una mujer y dos personajes; Historia de Panchito y la peste bubónica en África del sur e Historia del hombre que se convirtió en perro, reunidas por el autor bajo el título de "Tres historias para ser contadas". Dragún perteneció a la nueva generación de autores del Teatro social argentino de la década de los 50, entre los que se han destacado también Agustín Cuzzani, Juan Carlos Gené y Carlos Gorostiza. El teatro de Dragún pone en evidencia la lucha del hombre por sobrevivir en un ambiente cargado de dificultades por la indiferencia, la ambición y el frío cálculo de intereses egoístas en un mundo materialista.

Paralelamente, el elenco ensayaba Sísifo y la muerte, farsa en un acto de Robert Merle, basada en el conocido mito de Sísifo, con una variante: según la mitología griega, Zeus condenó a Sísifo a empujar una roca hasta la cima de una montaña, por haberle delatado como raptor de Egina. Una vez arriba, la piedra rueda hacia abajo, para que el reo vuelva a empujarla, y así por toda la eternidad. En la obra de Merle, Sísifo sufre tan atroz condena por haber conocido y arrebatado el secreto de la muerte, convirtiendo a los hombres en seres inmortales y tornando la vida, de esa manera, en un verdadero infierno. En la escenificación de "Historias para ser contadas" y Sísifo y la muerte se limitaron al mínimo indispensable los tradicionales elementos de utilería, vestuario y escenografía. El reconocimiento del contexto histórico, así como de las condiciones ambientales y los cambiantes escenarios dependían de la capacidad con que los actores pudieran transmitir esos elementos al público. El nuevo elenco debutó el vienes 11 de diciembre de 1959 en el paraninfo.

Un nuevo directorio fue elegido a mediados de 1960, con la misión de brindar apoyo a las direcciones general y artística. El 30 de junio se estrenaron dos obras en un acto: Movimiento judicial, de Gabriel D'Hervilliez y El imbécil, de Luigi Pirandello. Durante la temporada oficial de 1960 se presentó la comedia Los geniales Sonderling el 19 de agosto, bajo la dirección de Teresa Sierra, obra que fue repuesta en homenaje al 130 aniversario de la UMSA los días 14 y 16 de diciembre. En esta temporada, Esperando a Godot se representó por tercera vez en la universidad, básicamente con el mismo reparto de las funciones de 1958 y bajo la dirección de Armando Villafuerte. El papel de "Muchacho" estuvo a cargo del niño Armando Villafuerte Flores, hijo del director e intérprete de "Estragón". Nuevamente la prensa le dispensó elogiosos comentarios. También fue bien acogido el estreno de Los árboles mueren de pie, comedia en tres actos, de Alejandro Casona. Las funciones se desarrollaron en el paraninfo el 20 y 21 de diciembre.

 

Saber de todo un poco

Las funciones del TEU se inauguraban regularmente en julio de cada año, coincidiendo con la celebraciones del Día de la Autonomía (25 de julio) y concluían entre fines de noviembre (el 30 es el aniversario de la UMSA) y fines de diciembre, etapa denominada como "temporada oficial". Entre enero y junio, el grupo se dedicaba a la selección de obras para próximos estrenos, a ensayos de obras ya aprobadas, a lecturas de entrenamiento, con principiantes, y a la reposición de obras que tuvieron acogida favorable en el público y la crítica. En estas tareas se alternaban los miembros del TEU. Igualmente, todos, comenzando por el director general, participaban en la construcción y pintado de paneles y decorados, instalaciones eléctricas, boletería, reparto de programas, traspunte o costura y remiendo de vestuario. Una frase constantemente repetida por los directores y que todo aspirante debía aprender de memoria era: "En el TEU no hay primeros actores ni primeras actrices permanentes, sólo ocasionales, en el reparto de una obra". La política consistía en saber de todo un poco: que cada miembro conociera el proceso demontaje de una obra en sus aspectos técnico, artístico y literario, de manera que, si faltaba un actor o un tramoyista, siempre hubiera quien lo reemplazara. El segundo lema de estos teatroapasionados era: "En el TEU todos son necesarios, pero nadie es imprescindible". Con apego a estas reglas básicas, el grupo funcionaba bien. A esta elemental filosofía se debe el que muchas veces quien había hecho un papel secundario en una obra dirigiese a su ex director en la próxima. En la alternabilidad de la dirección artística y rotación en el cumplimiento de obligaciones descansaba tanto el método de aprendizaje por experimentación como la armonía y cohesión del grupo.

Los días 24 y 25 de julio de 1961 se estrenaron en el paraninfo dos obras en un acto: el drama Camino oscuro, de Katherine Palmer, y la comedia La licenciada no está, de Felipe Mustellonte. Para la temporada oficial de fin de año, el elenco estrenó el drama en cinco actos Los justos, de Albert Camus. La obra fue montada para rendir homenaje a Camus, en el tercer aniversario de su muerte.

El siguiente año, el TEU ofreció (1 y 2 de agosto de 1962) la reposición de Movimiento judicial y el estreno de Nuestra señora, comedia en un acto de Carlos Arniches. Y en la apertura de temporada de fin de año, el 29 de noviembre, hubo otro estreno en el paraninfo: El malentendido, de Albert Camus, drama en tres actos en que la dueña de un hotel y su hija urden y ejecutan el asesinato de un joven huésped. En el desarrollo de la trama resulta que la mujer vieja, sin saberlo, ha asesinado a su propio hijo. A partir de esta obra, el elenco estaba en condiciones de demostrar -amen de algunas deficiencias-la madurez artística alcanzada en nueve años de trabajo. El drama de Camus fue representado nuevamente en el paraninfo durante los días 9, 10 y 11 de diciembre, con igual éxito. Para el cierre de temporada se estrenó la pieza dramática en un acto La versión de Browning, de Terence Rattigan, uno de los más célebres autores ingleses sobre temas de relaciones humanas corrientes que se tornan altamente conflictivas. La función de estreno se dio en el paraninfo, el 20 de diciembre.

Estatuto y primer festival

Al comenzar el año 1963, el TEU volvió a ofrecer funciones en el paraninfo, a fin de mantener un ritmo sostenido de actividad, con miras a la organización del primer festival de teatro, fijado inicialmente para junio-julio, pero demorado para agosto del mismo año. El 29 y 30 de enero se repusieron las obras Nuestra señora y La licenciada no está. Paralelamente a las tareas de organización del festival, parte del elenco ensayaba Fiebre del heno, de Noel Coward, mientras una comisión designada por el vicerrectorado redactaba el estatuto de la institución. Estas tres actividades iban a formar parte del programa de festejos del 10° aniversario de creación del TEU.

La experiencia acumulada en una década de intenso aprendizaje fue, finalmente, vaciada en un instrumento normativo capaz de dotar al TEU de una sólida estructura institucional, con miras a la creación de una escuela de arte escénico para la formación profesional de actores, técnicos y directores: asimismo, para mantener e incrementar el servicio de extensión teatral a la sociedad, especialmente para la reeducación teatral de los sectores populares. Se instituyó como máxima autoridad el Consejo de Teatro, integrado por un presidente y cuatro vocales. El director era también presidente nato del Consejo; los vocales, el secretario general, el director artístico el director técnico y un representante estudiantil. Todos estos cargos, excepto el de director general, no tenían remuneración alguna. El director general destinaba su magro salario a cubrir gastos de montaje, porque el TEU recibía tan escasos recursos del Tesoro Universitario que éstos servían únicamente para gastos de escenografía e iluminación. El elenco se las arreglaba como podía para conseguir utilería y vestuario. La falta de un adecuado apoyo económico impedía poner en escena obras que demandaban una fuerte inversión en recursos técnicos.

El Festival de Teatro se realizó del 21 al 31 de agosto, en el paraninfo. Por primera vez ocuparon este escenario tres conjuntos teatrales independientes que, en la misma línea de orientación del TEU, ofrecían funciones tratando de atraer al gran público hacia el buen teatro Éste fue el programa del festival: 21 de agosto: Conjunto Teatral Angloamericano, con la obra Destino maternal, drama en dos actos, de Oscar Rolando Aparicio. 24 de agosto: Compañía Experimental de teatro "Franz Tamayo", con el drama histórico en tres actos Montserrat, de Emmanuel Robles, bajo la dirección de Rolando Gómez Tapia. 6 de agosto: Conjunto Teatral "Rimega", con el drama en un acto Camino oscuro, de Katherine Palmer, bajo la dirección de José María García; 30 y 31 de agosto el TEU estrenó la obra en tres actos Fiebre del heno, de Noel Coward.

En 1964 el TEU estrenó solamente una obra y repuso otra. La mayor parte del tiempo fue empleada en la preparación de piezas que, al año siguiente, iban a responder a nuevos desafíos artísticos: poner en escena una famosa comedia dramática de Karl Wittlinger y participar en dos festivales de teatro: uno en La Paz y otro en Sucre. Los esfuerzos se volcaron, pues, hacia esos tres objetivos de mediano plazo.

 

Una sentida ausencia y un gran estreno

En 1965 se produjo el alejamiento del fundador del TEU, Armando Villafuerte Claros, quien, mediante concurso de méritos, obtuvo el cargo de director del Teatro Nacional Popular (TNP), dependiente del Ministerio de Educación y Cultura. Con este nombramiento, el TEU empezaba a proyectar su imagen en otras instituciones, pues su espíritu y experiencia estarían presentes en otros escenarios a través de la talentosa conducción de Villafuerte. En menos de un año, el nuevo TNP debutó con obras de Chéjov y Casona. Del 17 al 20 de agosto puso en escena una estupenda obra nacional, con la que cosechó aplausos de la crítica: El monje de Potosí, de Guillermo Francovich, basada en un pasaje de la historia de la Villa Imperial de Carlos V, de Bartolomé Arzanz de Orsúa y Vela. El brazo artístico del TEU comenzaba a alargarse.

En reemplazo de Villafuerte asumió las funciones de director general Hugo Valderrama de la Torre. El año estuvo marcado por dos hechos: Primero: el estreno de ¿Conoce usted la Vía Láctea?, de Karl Wittlinger, y segundo: los éxitos obtenidos con la obra de Wittlinger y Fiebre del heno (reposición) en varias presentaciones en La Paz y en el Festival Nacional de Teatro realizado en Sucre.

En marzo, con los auspicios de la Asociación de Periodistas de La Paz, el TEU presentó la obra de Wittlinger en el Teatro Municipal, en una corta temporada de cuatro días, en la que también se repuso Prohibido suicidarse en primavera. El 26 de abril, la obra de Wittlinger fue escenificada en el Instituto Cultural Boliviano Alemán, a pedido de la colonia alemana. En homenaje a la Autonomía Universitaria, hubo también una nueva presentación en el paraninfo de la UMSA, el 27 de julio. La obra, Fiebre del heno, fue finalmente presentada en el Festival Nacional de Teatro, realizado en Sucre en septiembre y octubre de ese año.

De retorno a La Paz, el TEU preparó dos obras de Isidora Aguirre: la pieza en un acto Entre dos trenes y el monólogo Las sardinas por la supresión de Amanda que se estrenaron el 22 y 23 de diciembre en el cierre de actividades de 1965.

 

Nuevo impulso

Durante 1966 y principalmente 1967, el TEU disminuyó el ritmo de actividad que había caracterizado al primer lustro de la década de los sesenta. Este aflojamiento relegó las aspiraciones de obtener el primer premio en el concurso de las Jornadas Julianas, galardón que se lo llevó muy merecidamente el Teatro Nacional Popular, con una excelente representación de El monje de Potosí. La situación del TEU fue evaluada por el elenco de manera abierta, con amplitud en la autocrítica, y se llegó a la conclusión de que había que trabajar en dos direcciones: la capacitación de actores y la formación de directores artísticos.

En julio de 1967 la Alcaldía Municipal de La Paz organizó un concurso de teatro con motivo de la celebración de la efemérides paceña. El TEU se presentó con el drama en dos actos La peste negra, de Sergio Suárez Figueroa.

En 1968 se organizó un cursillo de orientación teatral, impartido del 1 al 15 de febrero, en una de las aulas de la universidad. El primer estreno fue el de la obra Telarañas, drama en dos actos, de Carlos Muñiz. Tuvo lugar en el paraninfo, el 13 de julio de 1968. El mismo elenco se presentó en el Festival Nacional de Teatro organizado por Guido Calabi Abaroa, con los auspicios del Ministerio de Cultura, Información y Turismo, realizado en el Cine-teatro "16 de Julio", del 25 de septiembre al 2 de octubre de 1968, con la participación de doce grupos teatrales. Y en la temporada de fin de año se estrenó de El rey se muere, de Eugen Ionesco.

Se cierra el telón. Últimas actuaciones

Ha llegado 1969; este año sería el último de las actuaciones teatrales. El elenco persistía en su trabajo artístico. Para entonces, se habían incorporado formalmente nuevos actores y actrices, imbuidos del mismo propósito de servicio a la cultura que impulsara a los fundadores del TEU, dieciséis años atrás. Sería el último de actuaciones y el penúltimo de su vida institucional. En la Universidad Mayor de San Andrés se vivía en un clima agitado de cambios, bajo el nombre de "Revolución Universitaria", proceso cuya conducción se disputaban enconadamente los partidos políticos de izquierda: sacudón de una onda expansiva que tardó varios meses en llegar desde la convulsionada Universidad de París, gestora del movimiento universitario europeo de mayo de 1968. Precisamente a un año del movimiento estudiantil parisino, el 19 de mayo de 1969, el TEU repuso El maniquí y El periodista, en el paraninfo. El 21 de julio pudo materializarse un proyecto largamente acariciado: la puesta en escena de Larga despedida, de Tennessee Williams, que el elenco de 1959 ya había sometido a varias lecturas

El último estreno y la última actuación tuvieron lugar en el paraninfo, el martes 25 de noviembre de 1969, en homenaje al CXXXIX aniversario de fundación de la Universidad Mayor de San Andrés. Se puso en escena la obra Una noche de primavera sin sueño, comedia en tres actos de Enrique Jardiel Poncela, autor español célebre por sus pimpantes farsas que el crítico Tomás Borras ha comparado con las comedias satíricas de Moliere.

 

Curso de teatro y despedida obligada

La idea de fundar una Escuela de Arte Escénico estuvo siempre en la mente de directores, actores y técnicos del TEU. El Estatuto de mayo de 1963 la había convertido en proyecto, y hacia su concreción se orientaban los esfuerzos del grupo universitario. Con este propósito, el Consejo Teatro organiza el "Curso de iniciación teatral", que congregó a 80 alumnos, entre actores y actrices principiantes y aficionados al teatro. El curso se impartió del 9 de febrero al 3 de abril de 1970. Los participantes en el curso serían posteriormente alumnos regulares de la Escuela y al cabo de cuatro años recibirían un grado académico.

Ese era a grandes rasgos el plan. Pero en el país se venía desencadenando un proceso de cambios bajo banderas populares, al influjo de acontecimientos de fuerte impacto político y social como la guerrilla de Ñancahuazú y la muerte de "Che Guevara", la muerte del Gral. René Barrientos Ortuño y, con ella, el derrumbamiento del régimen de la "Restauración", el ascenso del Gral. Alfredo Ovando Candía al poder (septiembre de 1968), mediante golpe de Estado, encabezando un gobierno civil-militar inspirado en el modelo peruano nacionalista y popular de Juan Velasco Alvarado.

Este clima de efervescencia política, de alta temperatura en la UMSA, era muy poco favorable, en 1970, para que las instituciones culturales pudieran mantenerse y menos avanzar en sus proyectos. Grupos radicales, dominantes en las direcciones estudiantiles, reclamaban todo el poder para sí", en el sistema de cogobierno. La ocupación e intervención de facultades e institutos ocasionó el despido de meritorias autoridades. El TEU fue intervenido por un "Comité Revolucionario" que encabezaba Sergio Medinaceli, incorporado a la institución en abril de 1968, con el nuevo grupo formado en el cursillo de orientación teatral. El Consejo de Teatro fue suprimido: se trató de someter a la Dirección General, la Dirección de Escena, actores y equipo técnico a la autoridad de un "Comité Revolucionario". Esta actitud tuvo el propósito manifiesto fue convertir al TEU en un instrumento político, hecho que no llego a ocurrir porque el elenco respondió a la intervención con un pedido de licencia indefinida, presentado a las autoridades de la UMSA.

Algo esencial se había malogrado, como en una obra de la que el propio TEU era protagonista. El último cuadro del último acto fue aquella dramática separación obligada. Y, así, se cierra el telón. Parafraseando a Sacha Guitry, los "teatroapasionados" del TEU podrían decir, con nostálgica soltura no exenta de satisfacción: "Vivimos un sueño"; un largo y sin embargo fugaz sueño de 17 años cargado de visiones como las del Sueño de una noche de verano en un bosque de Atenas o como el afiebrado sueño del Caballero de la Triste Figura. Sueño que, al fin y al cabo, es una prueba de haber vivido; ¿no dice Segismundo: "El hombre que vive sueña"?

 

Notas

1     ¿De dónde le vino a la doctora Saavedra el gusto por el teatro? Ella recuerda que su afición se despertó cuando su padre, don Abdón Saavedra, la llevaba a las funciones que ofrecía la Compañía de María Guerrero "allá" por los años veinte", en el Teatro Municipal de La Paz.

2     Blanco González era un refugiado español que pudo salvarse de la persecución franquista asilándose en la Argentina, donde ejerció la cátedra y el periodismo, hasta que las cosas tomaron, en Buenos Aires, un rumbo desfavorable para los refugiados republicanos. El gobierno peronista había salido en apoyo del régimen de Francisco Franco cuando, en 1947, la comunidad internacional intentó aislar al gobierno del generalísimo para presionarle en favor de una flexibilidad política. La decisión peronista desalentó a muchos republicanos que, cu señal de protesta, emigraron por segunda vez, preferentemente a Chile, Venezuela y México. Algunos llegaron a Bolivia, entre los más notables, Manuel Lopez-Rey y Bernardo Blanco González.

 

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