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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.19 La Paz jul. 2007

 

 

 

Juicio sobre Ocios crueles
(Carta abierta a Rosendo Villalobos)

 

 

Manuel María Pinto

 

 


 

¡Vieni! La mano in man, sul core it core,
noi passerem, cantando il trionfale
carne alla vita o il salmo del dolore:
sará come un fruscio timido dale,
sará come un sospir lieve di flore.

Arturo Colanttti2

Ocios crueles: han sabídome como una antigua e incógnita melodía. En defecto de la orquestación verbal, vibra la idea al compás de un instrumento de antes conocido, y como "toute ame est une melodie qu'il sagit de renover, et pour cela sone laflute ou la viole de chacun"3: se siente una especie de anhelada consolación cuando despierta en el mundo interior la música excelsa de infinitas variaciones, inextricable meandro en que sólo se puede aventurar el arte.

"Aunque entre sombras voy -canta el poeta- yo me alzo en alas de mi insaciable anhelo"; y así, entre sombras, caminaron todos los elegidos, desde el Dante -ese sombrío Eleusis del arte- hasta el verista místico D'Annunzio, para quien "ai Poeti oscuro e il sogno delfuturo”4. Si desapareciera la Sombra en la inmensidad del tiempo o en el infinito del espacio, ¿para qué la linterna mágica del arte que proyecta sus líricas fosforescencias en las obscuridades del futuro y en las negras Mefitis de las almas? El Arte vive arrullado por la Sombra eterna, y en la cruenta lucha en que nadie ve, él, visionario -como Juan el Ciego, rey de Bohemia, en la batalla de Crecy- pelea hasta la muerte, como un caballero, por su honor, por su dama, por su patria y por su Dios.

Es un poeta pasional: nunca será impecable porque no puede ser impasible. Pero, ¿acaso el Arte vive de otra cosa que de la pasión? Entre la sensación o imagen (reviviscencia de sensaciones, como la define Taine) y la expresión, ¿acaso no media la pasión, el temperamento individual, como indispensable corolario del arte? La Sugestión o Alusión, que diría Mallarme, ¿no tiene por resorte principal la pasión? Para quien sueña con un arte impersonal, algo menos que plástico, un poeta pasional que no cincele joyas raras, que no pinte paisajes japoneses, que no escancie el licor de la idea en ánfora cuidadosamente exhumada de alguna rancia ruina, que no se deleite con las emotividades de Nerón, y que, en fin, no exorne sus versos con la erudición -recomendada por Ban-ville- de los catálogos de almacén y los libros de cocina, no es tal poeta. Pero, para quien juzgue sin prejuicios de maffias literarias, sin el misoneismo de los estetas y sin el olímpico canon del maestro que saluda a las "ocas normales" con la subida frase de Apeles “ne sutor ultra crepidam", un poeta pasional es un verdadero artista en el más extenso sentido de esta palabra.

Si el verdadero poeta ha de pensar tanto como sentir, al decir de Ruskin, aquel en quien se nupcian felizmente estas dos condiciones no puede dejar de ser un verdadero poeta. Si la expresión correspondiera con el sentimiento a la idea, no sólo sería un artista de primer orden -que lo es- sino un poeta genial que, sin descender hasta las aberraciones de la forma, nos haría oír algún instrumento nuevo de infinita riqueza musical. Meticuloso hasta el extremo de torturar el verso por conservar la limpieza sintáxica de la frase, y en veces hasta la crueldad de sacrificar la belleza del concepto por la regularidad del giro, no cuida de la música del verso, del valor fonético de la rima, ni de la euritmia de la estrofa. No soy partidario de la riqueza de la rima, pero lamento la despreocupación del poeta por este precioso elemento del verso. Y después, manoseada la rima española como los alegres motivos de vaudeville, ha degenerado hasta un exagerado barroquismo, hasta la más insustancial y fastidiosa banalidad. Es menester que el Poeta la levante y le restituya su antigua nobleza, abandonando la rima como una senec-ta cortesana y reemplazándola, o con la música del verso blanco, o con la rima asonante alternada, o, en fin, si es posible, con una rima nueva.

El Amor y el Recuerdo son el alma de Ocios crueles. El amor en este poeta es impúber y llegará a ser místico. Él canta el beso en flor, el beso de la luz, el beso de la luz, el beso de los ojos, el beso de la boca -el Beso- sagrado anillo nupcial de las almas. Pero, ¿dónde están el beso de sangre, el beso eucarístico de posesión, el beso epiléptico que hace hervir el vino de las venas, el beso que purpura los lirios y hace brotar el sonrojo como una caricia?

Rara vez encontraréis en los versos de este poeta alguna delicuescencia como esta:

parece que en su seno
se mueve un mar de vagas impaciencias,
como en el cáliz de la flor, va lleno
el germen de futuras florescencias.

Porque el poeta, convencido de que "la delicadeza del gusto consiste precisamente en el mantenimiento de la dignidad personal y en un instinto subjetivo de la medida"5 oculta su pensamiento bajo sutilísimos tules y nunca pasa el Rubicón que separa al verismo fecundo del grosero sadismo. Este poeta nunca firmará estos versos de Eugenio de Castro:

tus níveas mamas son dos tiendas reales
a cuya sombra dormirán mis ojos6

Ni otros semejantes en que abundan los poetas modernos.

He dicho que su amor impúber concluirá -en buena y feliz hora- con el amor místico. Pruébalo su última lágrima:

...Pues no alcé hasta el cielo mi voz ni mis ojos ...
Por piedad te pido, surge, choca, estalla,
¡Oh postrera perla! ¡por lavar mi culpa!..

Después de haber recorrido el infierno lleno de dolores y cargado de culpas, canta el gibelino:

Por correr miglior acqua alza le vele
omai la navicella del mio ingegno,
che lascia dietro a sé mar si crudele:
E canteró di quel secondo Regno,
ove l'umano spirito si purga,
e di salire al Ciel diventa degno7

Así el poeta antes de alzar al cielo la voz y los ojos tiene que recorrer aún el mar del Purgatorio, viajando

Come gente che pensa suo cammino,
che va col core, e col corpo dimora8.

Y como tiene un afecto inmortal, y una voz secreta le murmura al oído palabras de esperanza, llegará a ser digno del cielo donde verá su frente coronada de aureolas celestiales después de habernos dejado su miel, su mirra y su hostia, porque

Cierto es que "el alma que al eterno sube
Deja en los orbes su ascendente huella:
Miel en la flor, aljófar en la nube

Y esplendor en la estrella"

Llegará al misticismo por el amor. Así lo espero, así lo amo.

Todas las composiciones están engranadas en algunos hilos impalpables y se agrupan alrededor de algunas ideas dominantes que constituyen el fondo de sus recuerdos. Es el Recuerdo, la rememoración -memoria fundamental, que llama Hirth- el que da a estas poesías un delicioso sabor de vino añejo, de vino aromático y puro, del deífico vino de los festines de Dionisos. Y, desde que "la vida del recuerdo es una composición o sistematización espontánea, un arte natural"9, aquellos versos que como estos:

Pensaré absorto en el eco
De arpas lejanas que anuncian
En misteriosos acordes
Alboradas de ventura...

son intensamente sugestivos y nos hacen escuchar, al unísono, el eco de esas arpas lejanas que sólo esperarán manos que pulsen sus cuerdas y despierten las dormidas armonías; aquellos versos -repito- bastan para colocar a un poeta en las primeras filas del arte.

Las traducciones e imitaciones ocupan la mayor pare de Ocios crueles, y por ello, y por las pocas horas de que dispongo para escribir esta carta y, en fin, por lo infeliz de mi memoria, apenas me ocuparé de algunas.

Debo confesar que sólo acepto la traducción como una eficaz disciplina del espíritu. Quien ha de traducir no ha de colaborar, ha de procurar seguir servilmente el modelo para no empobrecerlo, se ha de despersonalizar o doblar para no desoriginalizar. El desdoblamiento como fenómeno mórbido es casi imposible en estado normal, y he aquí que, por regla general, todo traductor, al añadir algo a la traducción, la desvirtúa. Bajo esta manera de juzgar nadie encontrará extraño mi juicio.

Le ocurre con las traducciones a este poeta lo que al pintor que, bajo la sugestión de un tono de luz o de una línea, olvida el modelo y trasunta su propia visión interior. Y de aquí que, al resentirse el pensamiento, la factura, aun cuando no inferior a la original, quede siempre debajo de ella. Si cuida mucho la estrofa, descuida la vida propia de cada verso. He aquí dos traducciones con cuya comparación se notará cuánto se aleja el poeta de la factura y del pensamiento original.

¿Por qué al seguir tu maldecida huella
De vergüenza me puse a vacilar?
¿Por qué te hallé tan vil si eres tan bella
Y ansié tus besos sin poderte amar?

Y hoy todavía por rendirme impera
Un ansia loca en tu pupila azul,
Bulle en tus venas y en tu carne artera
Tejiendo en rosas su purpúreo tul.

¡Oh! tu larga caricia que sofoca!
¡ Y tu dulce lascivia quién midió!
¡Quién que ha besado, di, tu linda boca,
De tus besos de fuego se olvidó!

Cuántas veces rendido al desenfreno
Del deseo, la fuerza quiso huir,
E incliné mi cabeza entre tu seno
Deseando allí, tan sólo allí morir.

Más cuando el alba al son de la campana
Nos despertó llamando a la oración,
Al pagar tus caricias, cortesana,
La vergüenza volvióme al corazón.

Torna, loba feroz, a tu guarida
Con tus sueños lascivos a gozar;
Torna a tu infamia, estás envilecida,
Y vil como eres no te puedo amar.

•••

Ema gentil, ¿por qué tu puerta ufana
la vergüenza me impide atravesar?,
¿por qué eres tan hermosa y tan villana?,
¿por qué te beso y no te puedo amar?

¡Cuán jocunda me acoges!...Los destellos
de tus ojos, me hablan de impudor,
y también cuando brillan tus cabellos
só tus espaldas y tu seno en flor.

¡Oh! ¡la caricia larga, el inflamado
vaho lascivo a cuántos embriagó!
¿Quién ha besado, di, quién ha besado
tu labio tembloroso y lo olvidó?

Con los ojos cerrados ¡oh mancilla!
cuantas veces sin fuerzas me sentí
y apoyando mi testa en tus rodillas
quise dormirme por siempre... así...

Pero cuando a la aurora una lejana
broncea esquila, a entrambos
despertó al pagar tus caricias,
cortesana, la vergüenza a mi alma retornó

Regresa a tu cubil, perra furiosa,
bajo el bruto insaciable a retemblar,
vuelve a tu infamia, muy villana cosa
eres tú, y a tan vil no puedo amar.

Los ojos, de Sully Proudhomme, es una composición perfectamente traducida, sin que por esto el poeta haya olvidado su habitual manera, haciendo por ejemplo esta transposición de idea:

Más dulces que en los días, en las noches
Ojos innumerables
Se encendieron de amores y sonrojos
Las estrellas aún brillan inmutables
Y la sombra ha inundado tantos ojos

Tienen también los ojos su poniente;
Mas sin morir, desde la sombra miran.

•••

(Y) las noches, más dulces que los días
han encantado innumerables ojos:
Las estrellas fulguran todavía
y están llenos de sombra tantos ojos.

Esas pupilas tienen su poniente
pero no es cierto que perezcan, no.

La resignación o La obediencia (Le comendement), de Catulle Méndes, es otra composición magníficamente traducida quizá la mejor. Nada habrían perdido estos rotundos versos con estas modificaciones minúsculas:

¿Quién pudiera marchar en lugar mío?
…por las sendas
donde duras las piedras y afiladas
de sus pies arrancándole la sangre
a sus ojos también robaban lágrimas.

…Pero anduvo, no obstante, día y noche,
marchó y marchó sin murmurar palabra.

•••

¿A quién podré enviar en lugar mío?
…por las sendas

¿duras, de piedras filas erizadas,
que hicieron de sus pies brotar la sangre
y de sus ojos la doliente lágrima

... Pero anduvo, no obstante noche y día
sin escuchar ni ver, caminó rauda.

La traducción del verso es tarea imposible; por buena, por bellísima que sea una traducción, mejora el original o le empobrece y le pervierte. Este poeta es el que mejor traduce en América. No cambiaría una sola de sus traducciones por todos los acicalados de Leopoldo Díaz.

El soneto Sur champ d'or de Laurent Tailhade, ‘’para el que no habría traducción posible en verso castellano", como dijo Darío10, está maravillosamente traducido, ¡y en verso blanco! ¡Cómo la música de esta traducción vibrará en todas las composiciones del poeta!

¿He ultrapasado mi objeto? ¿He sido injusto? Muéveme la sinceridad. Yo quisiera en este poeta un así como olvido de la lima que no siempre mejora sus versos, v. g:

¡No alza un titán tu corazón de niño!
¡Oh, alma de atlante en corazón de niño!

¿Quién no ha de preferir el verso primitivo que, sin la palabra "en", queda perfectamente majestuoso? Además, ¿qué significa el peso de corazón de un héroe? Yo prefiero el verso primitivo, espontáneo, que nos enseña un alma grande como un océano y un corazón tan tierno como el de un niño.

De los escritores bolivianos -que yo conozca- este poeta es quizá el único que tenga conciencia de su arte. Está connaturalizado con la producción intelectual moderna y, bajo otro ambiente, forjaría maravillas de arte. Yo amo el modernismo sano y por ello confieso mis predilecciones sin ambages: "Aparición", "Noche de Otoño", "Visiones" (donde palpita un hermoso pensamiento de Verlaine) y "Serenata": son las mejor sentidas y bellamente expresadas. Lejos del mundo, sin la falta de ecuación de la idea y la factura, sería una composición brillantísima, pues abunda en bellos y profundos pensamientos. Prefiero constatar mis predilecciones y no hacer la exégesis de todo el libro.

¿Debemos reprocharle que las nuevas tendencias no hayan influenciado su producción? Si por nuevas tendencias se ha de comprender el bizantinismo estéril y sibarítico, ciertamente que no. Pero si se toma en cuenta el ideal superior que ha reformado el pensamiento antiguo y dado a la técnica un giro real y bello, es lamentable que no se haya amoldado a la idea y la técnica nuevas. ¿Cómo es posible que un lector tan inteligente y asiduo no se haya preocupado del valor tonal de la palabra? ¿Cómo es posible aún que su lu-minea idea no haya rasgado los negros velos del misterio para expresar el escozor sagrado de lo Irreal? He dicho que este poeta llegará al misticismo por la escala movible del amor, y de consiguiente no pierdo la esperanza de escuchar algún día el himno soberano "que abarque en su apasionada e ideal simpatía los goces, las penas, las tristezas, los apetitos, las virtudes, los pecados de los hombres, de las mujeres, de los niños11.

Así como tengo firme esperanza de que este poeta ha de llegar a lo mejor por lo mejor, sé también -me lo dicen el pudor de su idea y la castidad angélica de su pensamiento- que jamás llegará a las torpes eyaculaciones del naturalismo estúpido ni a las bizarrerías de la hueca locuacidad. Su musa, aunque poco fecunda y de partos dolorosos, no degenerará en la facundia monstruosa que echa al mundo los sucios fetos del aborto. A quien extrañe en su poesía el soplo amorfo del arte de bazar, él puede contestar con Musset:De grace, ne regardez pas seulment mon pourpoint ou mes chaussures; regardez moi en face, droit au viasage, et tachez de lire ma pensee aufond de mesyeux12.

No he de concluir esta carta insustancial y mal remendada sin alabar sonora y sinceramente los sonetos "Pro patria" y "A la intriga política", así como también los cuatro soberbios "Latigazos", cuyo chasquido ha de vibrar en muchas, muchísimas orejas. ¡Qué soberano azote a los "altivos agachados"!. No hubiera creído tanta energía en un poeta tan tierno. Más vale así. La patria necesita el espurgamiento de esos parásitos que al beber la sangre dejan sus inmundicias. Y a ese espurgamiento ha de contribuir el arte, cumpliendo su rol social y humanitario.

¡Gloria al poeta que azota las almas viles, las carcomas de la máquina social! ¡Aleluya al poeta que consuela almas y con él las ascenderá al Cielo!

Buenos Aires, enero 24 de 1898

FRINÉ

Si cupiera en la estrofa pensativa
el gozo, la inquietud
y mostrara en su curva fugitiva
la dicha del laúd
tus formas, niña, virgen de Lutecia
podría burilar
cual de Friné la escultural eutesia
¡pudo en mármol Praxiteles grabar!

Si en el ritmo la forma y la cadencia
mostrara mi pasión,
y de mi amor virgíneo con la esencia
rindiera un corazón
tus gracias, niña, virgen de Lutecia
podría burilar,
cual de Friné en la escultural eutesia
¡pudo en mármol Praxiteles grabar!

Y en el cielo del verso retratara
mis ansias, mi candor,
y en sus bellos celajes encerrara
de un ósculo el rumor,
tu alma podría, virgen de Lutecia,
mi estrofa palpitar
cual de Friné en la escultural eutesia
¡pudo un mundo Praxiteles mostrar!


Manuel María Pinto
(De Acuarelas, 1893)

Notas

1    Esta famosa carta abierta, que, como hemos visto por los textos anteriores de Medinaceli y Sánchez Bustamante, fue motivo de jugosas y apasionantes discusiones estéticas alrededor del naciente modernismo boliviano, fue publicada a modo de coda de Hacia el olvido, poemario de Villalobos publicado en 1906. Sin embargo, tanto Medinaceli como Sánchez Bustamante parecen haberla conocido sólo fragmentariamente, como se puede leer en el texto del segundo, por su publicación parcial en "El Comercio", diario paceño de la época. Aquí la publicamos nuevamente in extenso Ocios crueles, de Villalobos fue publicado en 1897. Nota del editor.

2   Arturo Colantti. Cantivirii, Milano. 1896.

3    Stéphane Mallarmé, Divagations, Paris, 1897.

4   Gabriel D'Annunzio, Poema paradisiaco, Milano, 1896.

5 G. Hirth. Psycologie de l’art, París. 1892. Traducido del alemán por L. Arreat. No puedo resistirme a aconsejar la lectura de este hermoso tratado de psicofisilogía del arte, 6 Eugenio de Castro, Belkiss, Milano, 1986. Traducción de V. Pica.

7   Dante, II Purgatorio, Firenze, 1893, Canto I, pag. 6.

8   Op. cit. Canto II pag. 19

9 M. Guayu, L'Art au point de vue sociologique, Paris, 1895, tercera edición.

10 Rubén Darío,Los raros.

11 WaltWhitman,Leavesofgrass, Glasgow, 1884

12 M. Guyau. Les problemes de l’estethique contemporaine.

 

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