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Revista Ciencia y Cultura

versión On-line ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.18 La Paz jul. 2006

 

Desarrollo político

 

El "racismo intelectual" en el Pachakuti. Connotaciones simbólicas de la presidencia de Evo Morales

 

 

Esteban Ticona Alejo

 

 


Una simple pregunta

La elección del aymara Evo Morales a la presidencia de la República nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cómo su ascensión puede ayudar a descolonizar las múltiples formas de racismo intelectual imperantes en Bolivia? La forma de vestir y pensar de Evo Morales, manifestada en sus diez viajes a cuatro continentes del mundo, y su discurso del 22 de enero de 2006 dieron inicio al cuestionamiento y se constituyen en una invitación para repensar bajo otros paradigmas de pensamiento. Posteriormente, el nombramiento de sus ministros, algunos provenientes de sectores indígenas, campesinos, trabajadores urbanos y mestizos con convicción liberadora son señales interesantes. En este Pachakuti1 que se inicia, intentamos acercarnos a algunos efectos simbólicos de esas políticas del gobierno de Evo y el Movimiento Al Socialismo (MAS).

 

1. El largo recorrido de los indígenas en la política boliviana

"No sólo podemos ser electores, sino elegidos, bien por nosotros, empecemos por la diputación para después llegar a la Presidencia de la República, puesto que somos mayoría", profetizaba el indígena Manuel Chachawayna en 1927, en ocasión de su candidatura a diputado (Ticona, 2002: 67).

La presencia de indígenas, principalmente aymaras y quechuas, en la política nacional boliviana es de larga data2. A pesar de la ausencia india en la fundación de la República en 1825, cierto sector de la clase política q'ara o criolla-mestiza siempre ha tratado de "añadirlos" al quehacer político nacional y a la democracia occidental.

Antes de la revolución nacional de 1952 hay un par de experiencias dignas de destacarse en la región andina. La primera postulación indígena a diputado de Manuel Chachawayna, aymara de Achacachi, y el nombramiento de otro indio como subprefecto de una provincia paceña, a fines de la década de los años veinte y principios de los treinta (Ticona, 2002: 67-76).

La revolución boliviana del 9 de abril de 1952 posibilitó mayor presencia del indio en la política nacional, aunque los primeros años de la revolución del 52 los indios fueron subordinados al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), bajo el denominativo de "diputados campesinos". A fines de los años 60, el movimiento katarista e indianista inició el cuestionamiento al carácter inconcluso de la revolución del 52, además de instituir la autonomía organizativa y fundar la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) en 1979, a la cabeza de Jenaro Flores Santos (Rivera, 1984; Hurtado, 1986 y Ticona, 2000). A partir de esta experiencia, el movimiento indígena-campesino reivindicó la ciudadanía y la identidad plenas como pueblos, e inauguró con ella una especie de matriz político-ideológica anticolonial contemporánea, plenamente vigente en el actual escenario político nacional.

La experiencia de los primeros diputados indianistas, como Constantino Lima y Luciano Tapia, del Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA) (Tapia, 1995), o la presencia de los kataristas Víctor Hugo Cárdenas y Walter Reinaga, del Movimiento Revolucionario Tupaj Katari (MRTKL) (Albó, 1993), abrieron la presencia real e indígena en la política nacional en la etapa denominada "proceso democrático", iniciada en los años ochenta. En esta misma década son nombrados los primeros ministros indígenas, como Zenón Barrientos Mamani, Mauricio Mamani y Simón Yampara, entre otros.

En los años 90, nuevos partidos populistas, como el desaparecido Conciencia de Patria (Condepa), van a contribuir para la aparición de algunas mujeres líderes aymaras urbanas "de pollera", como Remedios Loza. Algunos partidos tradicionales, como el MNR en el primer gobierno de Sánchez de Lozada (1993-1997), en el interés de dar "rostro indio" a sus políticas neoliberales mediante la Ley de Participación Popular o de municipalización, aumentaron la presencia campesina con alcaldes y concejales (hombres y mujeres) en casi todas las provincias del país.

Después de la "guerra del gas", en octubre de 2003, el gobierno de Carlos Mesa, a fin de tejer algún puente de comunicación con la población indígena paceña y particularmente de la ciudad de El Alto, nombró al aymara Nicolás Quenta como Prefecto del departamento de La Paz. En esta coyuntura se abren otras áreas para los indígenas, como ser embajadores (Elsa Guevara, que fue representante en Cuba, y un indígena guaraní, que lo fue en Paraguay).

Esta pincelada general de la presencia indígena en la política boliviana, y a pesar de la larga experiencia, nos muestra su escasa presencia, tomando en cuenta que Bolivia tiene una mayoría de población indígena (según el censo de 2001, el 62% se autoidentifica como perteneciente a algún pueblo indígena de los 36 que existen (INE, 2003).

La elección del aymara Víctor Hugo Cárdenas como vicepresidente del "agringado" Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) obedeció principalmente a un estudio de marketing político. El acompañante de "Goni" debía tener las cualidades opuestas a las del candidato presidencial, que era un empresario minero, parte de la oligarquía q'ara o criolla y estrechamente relacionado con los Estados Unidos (Albó, 2002:70). Es decir, Cárdenas representó aquello que no tenía "Goni", lo indio y la pobreza de los sectores mayoritarios del país. Esta experiencia simbólica fue sin lugar dudas la más importante presencia de un indígena en el poder ejecutivo, aunque su imagen aymara fue muy bien utilizada para aplicar políticas neoliberales en el país.

 

2. Evo presidente

Las elecciones nacionales del 18 de diciembre de 2005 y la obtención del 53,74% de la votación por parte del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales3 (CNE, 2006), atípico en las experiencias electorales del país, materializa por primera vez que un aymara conquiste la Presidencia de la República bajo las reglas de la democracia occidental.

Este hecho no es más que la concreción de la Nación movilizada desde "la guerra del gas" de septiembre-octubre de 2003, ahora expresada mediante el "voto universal", y que permite dar un paso más hacia la refundación del país mediante la Asamblea Constituyente, prevista su instalación en agosto de 2006. En otras palabras, se robustece la fuerza de la Nación movilizada "desde abajo", a través del voto de la ciudadanía, depositando su confianza en uno de sus hijos más representativos: Evo Morales, fruto de los últimos 23 años de oposición a las políticas desnacionalizadoras del país.

Evo Morales Aima, a comparación de Víctor Hugo Cárdenas, no es un indio "ilustrado en la universidad", sino alguien que proviene realmente "de abajo", desde "la universidad de la vida, de la experiencia, pero con conciencia social", como suele decir en muchas ocasiones. Nació el 27 de octubre de 1959 en el ayllu Isallavi del cantón Orinoca del sur del departamento de Oruro. Sus padres fueron Dionisio Morales Choque y María Aima Mamani. Es uno de siete hermanos, pero de los cuales hoy viven sólo tres. El mismo Evo recuerda su nacimiento:

Mis papas me contaron que el día que estaba naciendo casi muero porque, el momento del parto, mi madre fue víctima de una fuerte hemorragia. No había médicos ni enfermeras para que la atiendan. Sólo la intervención de la anciana curandera del lugar y la solidaridad de las vecinas que acudieron con hierbas, nos salvaron (Contreras, 2005:5).

También rememora las condiciones en las que vivió sus primeros años:

En Isallavi vivíamos en una casita de adobe y techo de paja. Era pequeña: no más de tres por cuatro metros. Nos servía como dormitorio, cocina, comedor y prácticamente de todo; al lado teníamos el corral para nuestros animales. Vivíamos en la pobreza como todos los comunarios (Contreras, 2005:5).

Pero hay un pasaje histórico que llamó la atención de muchos periodistas y trascendió como noticia del mundo: "de pastor de llamas a Presidente". Este fragmento es recordado por el propio Evo:

Era un 21 de agosto de 1971 cuando caminábamos con nuestras llamitas hasta Cochabamba. Mediante la radio nos enteramos del golpe de Estado de Hugo Banzer Suárez. Siempre recuerdo a las grandes flotas que transitaban por la carretera, repletas de gente que arrojaban cáscaras de naranja o plátano. Yo recogía esas cáscaras para comer. Desde entonces, una de mis aspiraciones mayores era viajar en alguno de esos buses; ahora, ya no solo viajo en flota sino también en avión (Contreras, 2005:7).

Juan Evo Morales, ya adolescente y a fin de continuar sus estudios de bachillerato, se trasladó a la ciudad de Oruro, donde trabajó de ladrillero, panadero y músico trompetero en la Banda Real Imperial4, además de ser un futbolista aficionado. Sobre su vida de músico, recuerda:

Uno de los recuerdos más gratos que tengo con la banda es el referido a mi viaje por los centros mineros del sur de Potosí. Viajábamos a la Empresa Minera Quechisla. Tendría mis 16 años, todavía chango y con muchas anécdotas (Contreras, 2005:8).

Salió bachiller del colegio Beltrán Avila, pero no eran su prioridad los estudios superiores, por sus condiciones económicas limitadas, sino sobrevivir en la ciudad de Oruro. En la década de los años 80, las comunidades campesinas andinas fueron afectadas por una prolongada sequía. Sobre este pasaje ingrato recuerda:

Ese día, junto a varios comunarios y principalmente a un grupo de jóvenes recurrimos al ayni para aporcar la papa, pero esa noche llegó una helada terrible que quemó toda la producción y también nuestras esperanzas de conseguir algo de comida y dinero. Mi papá estaba muy decepcionado, triste como nunca; mi mamá, preocupada, se puso a llorar. Decidieron dejar mi comunidad en busca de nuevas tierras (Contreras, 2005:8-9).

Esta sequía, además de la pobreza y la marginalidad impuesta a muchas comunidades andinas por el Estado boliviano, lo obligó a emigrar junto a su familia a la región tropical de Chapare de Cochabamba. Sobre sus primeros años en esta región, Evo recuerda:

En el Chapare la vida era dura, al usar hachas y machetes se reventaban las manos. Los colonos decían que nuestras manos estaban llorando sangre, pero en mi chaco, como nunca antes había soñado, tenía plantaciones de naranja, pomelo, papaya, plátano y coca (Contreras, 2005:9).

Los frecuentes atropellos de parte de los policías especializados en la lucha contra el narcotráfico y la sospecha de que los productores de coca tenían alguna vinculación con esta mafia hacían que la vida en la región fuera muy difícil. Pero hay un hecho que marcó el inicio de la carrera sindical de Evo, y lo recuerda así:

Un hecho que quedó grabado por siempre en mi pensamiento y en mi conciencia. Ocurrió en Senda Bayer, central Chipiriri, en 1981 un cocalero fue asesinado en forma salvaje por los militares del Gobierno de García Meza cuando en estado de ebriedad le golpearon salvajemente porque no quería declararse culpable por tráfico de drogas; entonces, sin ninguna contemplación, le rociaron gasolina en todo el cuerpo y a vista de varios colonos le quemaron vivo. Fue un crimen horrendo. Desde esa vez prometí luchar incansablemente por el respeto a los derechos humanos, por la paz, por la tranquilidad en nuestras tierras, por el libre cultivo de la hoja de coca, por los recursos naturales, por el territorio, por la defensa de la soberanía nacional, por la dignidad de los bolivianos y por nuestra libertad (Contreras, 2005:10).

Inició sus actividades sindicales como secretario de deportes, desde donde ascendió vertiginosamente, hasta ser nombrado en 1985 secretario general de su sindicato y posteriormente, en 1988, secretario ejecutivo de la Federación del Trópico. Desde 1996 es presidente del comité de coordinación de las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba (Contreras, 2005:10).

En 1995, las organizaciones matrices de campesinos, "colonizadores" e indígenas, cansados del manoseo político de los partidos tradicionales, fundaron una organización política denominada Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), donde se plantearon no sólo tomar el poder local, sino también el poder nacional. La Corte Nacional Electoral, aduciendo que no cumplía con los requisitos para inscribirse como partido político, rechazó su reconocimiento jurídico. Por este motivo se denominan Movimiento Al Socialismo (MAS), que en realidad es el nombre prestado de una organización política ya existente, pero que no tenía vida política orgánica.

Evo Morales fue elegido diputado uninominal por el MAS en 1997. En enero de 2002, los partidos tradicionales (ADN, MIR, UCS, NFR y MNR), en venganza por la censura del diputado cocalero a los actos de los gobernantes y en una sesión parlamentaria atípica y antidemocrática lo expulsaron del Congreso nacional. Sin embargo, apenas transcurrieron algunos meses (junio de 2002) para que Evo Morales y el MAS vuelvan al parlamento, con el apoyo de 581.884 electores, ubicándose como la segunda fuerza política del país. En esta ocasión, el MAS obtuvo 36 congresistas, entre diputados y senadores, y sobre ello recuerda el propio Evo:

Orgullosos de nuestra cultura, con nuestra vestimenta y con nuestra coca, por primera vez en nuestra historia, campesinos, indígenas y originarios ingresamos al Parlamento Nacional (Contreras, 2005:13 y 15).

A partir de las elecciones municipales de diciembre de 2004, Evo Morales y el MAS se han convertido en la primera fuerza política del país, lo que se cristalizó en las elecciones nacionales del 18 de diciembre de 2005 (Contreras, 2005:15).

En ocasión de la entrega del Premio Nacional de Periodismo 2005, el 27 de enero de 2006, Evo confesaba en su discurso sobre su formación política e ideológica:

Yo no vengo del Partido Comunista o de la juventud del Partido Comunista, yo me he formado en la izquierda, en las luchas sindicales, pero sobre todo de las observaciones, las críticas constructivas que hacían los periodistas (La Razón, 19/II/06. A10).

Además, se declara gran admirador del amawta Fausto Reinaga, y al preguntársele a que político admiraba, contesta:

Más que político, escritor, Fausto Reinaga, sus textos como la Revolución india, la tesis india, etc. Él me permitió saber quiénes somos como quechuas y aymaras (MAS, 2006:4)5.

En definitiva, Evo Morales representa la experiencia de la nueva lucha sindical y política anticolonial del movimiento campesino, indígena y de mestizos pobres de Bolivia.

2.1 Abajo la "política del buen vestir"

Después de las elecciones del 18 de diciembre de 2005 y el triunfo de Evo Morales y el MAS, Evo emprende un largo viaje a 10 países6 de cuatro continentes. Este hecho inauguró una gran pregunta: Ahora que Evo va a ser presidente, ¿cómo va a vestir?, ¿va a seguir usando su "chompa" o su "chamarra"? Una vez iniciado el viaje, Evo comenzó a mostrar al mundo que seguía siendo "el de siempre", es decir, aquel humilde ciudadano que viste como la mayoría de los bolivianos, con chompa y chamarra. Pero en el viaje se convirtió en una gran noticia mediática.

En una de las primeras entrevistas concedidas como Presidente electo a un medio de prensa escrito, declaraba sobre el tema:

Pregunta del periodista: "Normas del protocolo obligan en el mundo occidental a que el día de la transmisión de mando se ponga traje y corbata. ¿Cómo se vestirá usted?"

Respuesta de Evo: "Nadie me puede obligar a vestir de una u otra manera, y si la Cancillería dice que es obligatorio, para mí no. Yo voy a ir al acto tal como soy, porque esta mi ropa es Chapare, es campaña, es reunión y es Parlamento, y no hay por qué cambiar. Me pondré mi camisa de la suerte, con la que estuve el día de las elecciones, y encima mi chamarrita" (Entrevista a Evo Morales, la Razón, 22/12/05, A11).

Su viaje a Venezuela es el que dio inició al debate sobre "su vestir". A través de varios canales de televisión se pudo observar a Evo con camisa de manga corta y a Hugo Chávez con terno y corbata. Pero frente a la tumba de Simón Bolívar se pudo observar a Evo con chamarra. Se comentó que lo había hecho a pedido de Chávez y como muestra de respeto a Bolívar.

Su visita a España le permitió romper las "normas del protocolo", sobre todo en su contacto con el rey Juan Carlos, aunque la broma telefónica de la que fue víctima el martes 20 de diciembre de 2005 por la cadena radiofónica COPE, de propiedad de la Conferencia Episcopal Española, en la que un imitador se hizo pasar por el primer mandatario español, José Luis Rodríguez Zapatero, marcó el reinicio de la mentalidad española aún colonial contra los ciudadanos de América Latina y particularmente con los indígenas.

El ex director de la Escuela Diplomática de Madrid, Mariano Ucelay de Montero, envió una carta al diario ABC en la que se declaraba indignado por esta "falta de respeto" de Morales y porque las autoridades españolas hubieran aceptado que el boliviano hubiera roto el protocolo. En palabras de Ucelay: "Lo verdaderamente preocupante no es que el peculiar visitante se haya permitido tamaña impropiedad, sino que ésta le haya sido permitida por los responsables del protocolo español".

La columnista española Rosa Belmonte, en tono irónico, indicó que el aparente desaliño indumentario de Evo Morales "no es más que una declaración de principios", puesto que la ropa es el mensaje. Además indicó que "Morales y los suyos son una variante andina de los descamisados argentinos o unos modernos 'sans culottes’ (trabajadores que en la revolución francesa se enfrentaron a la burguesía mercantil, que se distinguía por el uso de calzas o culottes)" (La Razón, 6/I/06. Pg. A9).

La editorial de La Razón de La Paz, en un tono más diplomático pero igual discriminador, no dejó de preocuparse por la informalidad del elegido Presidente: "En el caso de Evo Morales, nos referimos a la vestimenta que debería utilizar, que, sin boato ni exageraciones, hasta con sencillez, requiere de una presentación acorde a las circunstancias presentes y futuras. En Europa, por supuesto, ha llamado la atención negativa la forma en que Evo Morales se presentó ante las máximas autoridades y ante el propio monarca español. La informalidad en Bolivia es grande y se la puede apreciar en el Parlamento, pero el Mandatario tiene que vestir adecuadamente, por lo menos tal como visten sus anfitriones cuando es invitado" (La Razón, 7/I/06. pg. A5).

Un "escritor y diplomático" derechista, Manfredo Kempff, dijo: "Pese a la comidilla que provocó el atuendo del "jersey" del Presidente Electo en Europa, que al parecer ha ofendido a sus anfitriones... Pero si ese presidente se lanza, sin tomar previsiones ni siquiera con su indumentaria, a tres continentes, el silencio no significaría otra cosa que dar por aceptada una conducta que puede gustar a los bolivianos que lo votaron pero que disgusta a otros. Los resultados de la gira de Don Evo ya se verán a su retorno. Pero sobre formalismos necesarios, sería muy bueno aconsejarle al Mandatario que se vista como la gente y no como un vulgar sindicatero. Eso lo podría hacer el elegante y sobrio Víctor Hugo Cárdenas, por ejemplo" (La Razón, 10/I/06. Pg. A4).

Otro periodista, Jorge Canelas, dijo: "Evo debiera saberlo si algo entiende de veras de nociones y conocimientos tradicionales a que tanto recurre como lugar común en sus monsergas originarias. Y es que con estos gestos, nuestro presidente electo cae -recae, mejor dicho- en un estilo que ya hemos anticipado como la negación de sentido que no sea la tergiversación, la falta de discernimiento, la torpeza de la mente y del espíritu"...".. una investidura sobrepasa a las personas, ése es su sentido..." (En Pulso, 13/I/06. Pg 8).

El retrógrado prosista Mario Vargas Llosa mostró todo su racismo contra Evo Morales con epítetos cáusticos como: "pronostico que el peinado estilo 'fraile campanero' del nuevo Mandatario boliviano y sus chompas rayadas con todos los colores del arco iris, las casacas de cuero raídas, los vaqueros arrugados y los zapatones de mineros se convertirán pronto en el nuevo signo de distinción vestuario de la progresía occidental".

Varguitas7, al parecer, ha estudiado cada detalle de la personalidad de Evo, y definitivamente no le agrada la forma cómo habla, porque: "basta oírlo hablar su buen castellano de erres rotundas y silibantes eses serranas, su astuta modestia ('me gustaría un poco, señores, verme rodeado de tantos periodistas, ustedes perdonen')". Aquí existe un claro afán de desacreditar por la manera cómo expresa sus ideas y suponer que no es un indio, porque habla bien el castellano, aunque ese español sea serrano y por lo tanto de baja calidad. Para Vargas Llosa no existe un indio educado y fino.

En términos políticos, Evo, para el escribidor, es un "vivo como un ardilla, trepador y latero, y con una vasta experiencia de manipulador de hombres y mujeres, adquirida en su larga trayectoria de dirigente cocalero y miembro de la aristocracia sindical de su país". El afán es claro: mostrar que Evo es un político tradicional, con prácticas oportunistas e incluso dictatoriales, porque supuestamente es un misti o mestizo alzado.

Es muy interesante que un racista pulcro como Vargas Llosa haga un llamado público a otros racistas y recomiende leer a Alcides Arguedas, otrora latifundista antiindio y antimestizo boliviano. Pero para Varguitas es el "historiador8 y progresista de mucha garra." Arguedas, como buen potentado, lo único que ha hecho es decir que los indios y los mestizos son el "pueblo enfermo" (Arguedas, 1988).

A Vargas Llosa le cuesta creer que un indígena sea presidente de un país, por lo que dice: "tampoco el señor Evo Morales es un indio, propiamente hablando, aunque naciera en una familia indígena muy pobre y fuera de niño pastor de llamas"9 (La Razón, 15/I/06. p. A7). Entonces, ¿qué es ser indio? ¿No basta el origen? ¿Ya no existen los indios?

2.2 La primera retórica de Evo

Definitivamente, el discurso de Evo Morales en la asunción al mando del país, el pasado 22 de enero, rompió con el clásico mensaje a la Nación, que siempre consistía en leer una verborrea de buenas intenciones. Esta cháchara se ha acabado felizmente, ojalá para siempre. Pero el presidente Morales fue más allá, asumió "la obligación de hacer una gran reminiscencia" de los pueblos indios y sus condiciones en la época colonial y republicana y en el periodo neoliberal de los últimos veinte años. Evo Morales dijo:

Históricamente hemos sido marginados, humillados, odiados, despreciados, condenados a la extinción". O "hace 40, 50 años no teníamos derecho a entrar a la Plaza San Francisco, a la Plaza Murillo. Hace 40, 50 años no tenían nuestros antepasados el derecho de caminar en las aceras. Ésa es nuestra historia, esa nuestra vivencia.

Esta es la memoria histórica y colectiva de las secuelas de la colonización española, que se extendió hasta la República. Es la reminiscencia de la humillación por la sola condición de ser "indio". En este sentido, el pasado sigue siendo importante, porque permite revelar sus consecuencias en el presente y construir el futuro diferente. Al decir del presidente Morales:

Estamos acá para decir basta, a la resistencia. De la resistencia de 500 años a la toma del poder para 500 años: indígenas, obreros, todos los sectores para acabar con esa injusticia, para acabar con esa desigualdad, para acabar sobre todo con la discriminación, opresión donde hemos sido sometidos como aymaras, quechuas, guaraníes.

Retar indirectamente por el genocidio al príncipe de España, Felipe de Borbón, fue recordar la oprobiosa situación a la que llevó el colonialismo español a los pueblos originarios de Abya Yala o América. No es exagerado que Evo Morales haya comparado el apartheid blanco contra los negros en Sudáfrica y el racismo colonial de los q'aras o criollos a los indios en Bolivia. Textualmente dijo:

Bolivia parece Sudáfrica. Amenazados, condenados al exterminio, estamos acá, estamos presentes. Quiero decirles que todavía hay resabios de esa gente que es enemiga de los pueblos indígenas.

Definitivamente, Evo acabó con el poder de la palabra escrita, apenas recurrió al "chanchullo", que no es otra cosa que una ayuda memoria. En el discurso del Presidente primó la oralidad sobre la escritura. Además se libró de las jergas del llunk'u o el adulón, como decir excelentísimo o palabras similares, llamó a cada uno por su nombre. Fue el más auténtico discurso presidencial que se haya escuchado.

2.3 La búsqueda de Mandela

El viaje de Evo Morales a Sudáfrica en los primeros días de enero en busca de Nelson Mandela tiene muchas connotaciones. Es lamentable que el actual Presidente no lo haya encontrado, pero haber visitado, en la Isla del Cabo, la celda donde estuvo preso Mandela por 27 años, seguramente le permitió comparar la dolorosa experiencia del apartheid blanco contra los negros en Sudáfrica y el colonialismo racial sobre los indios en América. Creemos que afianzó su convicción de erradicar toda forma de segregación racial y cultural en nuestro país, resaltada en su discurso de ascensión el 22 de enero.

La visita de Evo no es la simple búsqueda del líder sudafricano, sino la exploración de la experiencia, el pensamiento negro y su relación con la práctica y sabiduría indígena-popular de América. El camino está abierto y es de vital importancia para el saber de la humanidad.

¿Qué significa enlazar en esta coyuntura el pensamiento indio, el negro y lo popular? Por un lado, sería la articulación del saber anticolonial y descolonizador. Por la otra, la cristalización de nuevos paradigmas, alternativos al pensamiento occidental dominante, matriz de muchas disciplinas como la sociología, la antropología, la ciencia política, el derecho, etc. Las ciencias sociales y humanas de los países subalternizados precisan repensar su rol en esta época del Pachakuti y afincar o reafirmar nuevas bases del conocimiento.

Es urgente releer a pensadores negros africanos como Fanon (1965, 1974, 1975, 1976) y Mandela (Vail, 1991), a afro-norteamericanos como Dubois (2001) o Malcolm X (2002), a Manuel Zapata, de Colombia (1990) o Nicómedes Santa Cruz, de Perú (1966), entre otros. Pero a la vez releer a los indígenas Eduardo Nina Quispe (Mamani, 2001 y Ticona, 2005), Fausto Reinaga (1970) o Roberto Choque (2005) y a los mestizos Bonfil Batalla (1986) o Silvia Rivera (1984) para el contexto latinoamericano, que nos permitirán avanzar en la descolonización intelectual del presente y en la construcción de otro pensamiento digno.

Evo ha comenzado a rebelarse frente a algunas normas simbólicas y protocolares, como el uso del "terno y la corbata" en los espacios de la administración del Estado. Los cientistas sociales críticos tenemos la obligación de avanzar hacia la refundación de otros paradigmas del saber.

2.4 El Canciller aymara

David Choquehuanca nació en la comunidad de Cota Cota de Huarina, a orillas del lago Titiqaqa, de la provincia Omasuyu del departamento de La Paz. Aprendió a hablar castellano en la escuela a los siete años. Realizó sus estudios secundarios en su región. Principalmente es autodidacta, aunque a mediados de los '80 fue becado para estudiar en la Escuela de Formación de Cuadros Niceto Pérez de La Habana. Posteriormente hizo un diplomado en derecho indígena y otro en historia y antropología en la Universidad Mayor de San Andrés. El nombramiento del aymara David Choquehuanca como Canciller y el intento de éste de nacionalizar la diplomacia boliviana ha despertado una serie de reacciones. Seguramente causó mucho fastidio en los "funcionarios de carrera" y sus adherentes que un indio sea Canciller de la República. El día de la posesión del Ministro, los servidores públicos en Relaciones Exteriores posiblemente por primera vez hayan dicho jallälla10 y quizás sin saber su significado.

En las primeras declaraciones del nuevo Canciller a la prensa nacional exteriorizó que los diplomáticos tienen que aprender el aymara, el quechua o alguna lengua del Oriente, se supone fuera de las lenguas extranjeras. Esto causó respuestas como "¡para qué van a aprender aymara o quechua si en otros países no les servirá de nada!" Aparte de que eso es una verdad a medias, creo que el afán del nuevo Canciller es cristalizar las nuevas políticas de relacionamiento internacional, iniciada por el presidente Morales en su largo viaje a 10 países de cuatro continentes del mundo antes de su ascensión al mando.

Está muy clara la convicción de Choquehuanca de que los embajadores tengan una fuerte ligazón con las raíces culturales indígenas y populares de Bolivia. No es extraño que muchos embajadores, por su larga estadía en otros países, pierdan el contacto directo con el país de origen y que muchos de esos emisarios se comporten como "extranjeros", o a veces subordinados a las políticas de otros países. Desde este punto de vista es vital "nacionalizar la diplomacia", pues permitirá dar continuidad a la "diplomacia indígena" iniciada por el presidente Evo Morales.

Se han escuchado diferentes voces para desacreditar al flamante funcionario. En fin, la duda es la de siempre: ¿sabrá?, ¿podrá?, o bien la afirmación "sin ningún conocimiento del cargo", por el hecho de ser indígena. Si hubiese sido un q'ara o criollo no habría despertado duda, menos preguntarse si tiene experiencia o estudios superiores.

El periódico La Razón (25/I/06) lo tildó de "telúrico" y que sólo sabe "leer el futuro". Este calificativo podría considerarse como la visión neoindigenista sobre los indios, por considerarlo no apto para desempeñarse en asuntos del tiempo presente, sino sólo en temas del futuro11. Pero hay otras mentalidades ultrareaccionarias que califican de "grotescos y patéticos despropósitos (e intenciones)"12 los cambios propuestos en la diplomacia boliviana.

Otro "periodista independiente"13 lo tipifica de portador de un "etnocentrismo enfermizo", además de ser "pintoresco y único ejemplar de la política".

Sarcásticamente dice que se "ha superado", comparándolo nada menos que con los alemanes nazis y racistas que quemaban libros. ¿Hasta dónde quiere llegar este "independiente"? Su comparación es realmente absurda e infantil. La rebeldía de Choquehuanca contra la escritura de la elite dominante ha ofuscado la mente del columnista y piensa que vivimos en un tiempo anormal. La pregunta lógica es: ¿quién o quiénes son los anormales?, ¿los indios, los cholos, los mestizos? ¿Y quién o quiénes son los normales? ¿Los q'aras, los "blancos"? ¿Quién tiene la autoridad para calificar lo que es anormal y lo que no es? En el fondo, sencillamente es el desprecio a la sabiduría ancestral de los pueblos originarios de Bolivia. Para nosotros el asunto es simple, que duele mucho a los "señorcitos de siempre", que un Choquehuanca sea Canciller y no un Mac Lean, o algún otro apellido de la elite q'ara o criolla, como se acostumbraba.

2.5 La ministra "de pollera"

Casimira Rodríguez nació en Mizque del departamento de Cochabamba. "Eramos una familia pobre, de tres hermanos y tres hermanas. Recuerdo que mi madre nos crió con mucho amor", cuenta. A los trece años empezó su vida laboral como trabajadora del hogar a cambio de una habitación y comida, pero sin salario. La primera injusticia que sufrió fue al reclamar su sueldo a su patrona, quien la denunció por supuesto robo, y todo para poder echarla. Después siguió trabajando en casas de otras familias alrededor de 16 horas por día. Los domingos, Casimira y otras trabajadoras del hogar tenían tres horas libres en la tarde. Las "trabajadoras del hogar" no tenían una ley que las reconociera como tal. Y ellas sabían que tenían derecho a tener contrato, salario, vacaciones y aguinaldo.

En 1993 se llevó a cabo el primer Congreso Nacional de Trabajadoras de Hogar, en el que se elaboró un proyecto de ley que fue presentado ante el Congreso. En 1996, Casimira asumió como secretaria ejecutiva del sindicato y desde allí coordinó la organización de las trabajadoras de varios departamentos de Bolivia. Recién en 2003 lograron que se promulgara la ley que regula su actividad. En el medio, estas trabajadoras sufrieron ataques de la prensa y de los diputados, pero el objetivo era claro: la lucha inclaudicable por sus derechos (Fuertes, 10/II/06).

El presidente Morales nombró el 23 de enero como ministra de Justicia a Casimira Rodríguez, una "mujer de pollera" y ex dirigente de las trabajadoras del hogar. Rodríguez es Secretaria de la Confederación Latinoamericana de Trabajadoras del Hogar y ganó en el 2003 el Premio Internacional de Derechos Humanos, otorgado por el Consejo Mundial de Iglesias Metodistas. Su nombramiento causó beneplácito en la mayoría del pueblo, pero rechazo en el Colegio de abogados y mucha extrañeza por parte de las "señoronas", que dicen: "cómo una sirvienta va a ser ministra".

Los abogados la cuestionan porque no es profesional y por lo tanto "no apta" para el cargo. La objeción obedece a la mentalidad colonial de los juristas. Hay que recordar que la Bolivia q'ara o criolla de 1825 ha sido fundada por una gran mayoría de "doctores" decimonónicos prejuiciosos. No es extraño que aún prime esa concepción narcisista de sentirse superior a los otros. ¿Qué se puede esperar de uno de los sectores más retrógrados y conservadores de la sociedad boliviana, a excepción de algunos que honran al gremio? Pero, en gran medida, siguen siendo el fortín del uso simbólico de la dominación, como el "terno y la corbata", además de autoexaltarse como doctores, cuando en realidad la gran mayoría son simples licenciados en leyes. Desde hace muchos años, la sabiduría indígena y popular ha satirizado esta egolatría del conocimiento jurídico. Por ejemplo, en la danza llamada "los doctorcitos", hoy representada en muchas "entradas" o fiestas populares, donde se ridiculiza la "alardería legalista".

El problema de fondo es cuestionar el conocimiento de una india, porque supuestamente "no sabe". Éste es el típico juego del "profesional racista", que reacciona instintivamente porque teme ser rebasado por otras formas de experiencia y sabiduría, que no provienen de las universidades, pero tan válidos y legítimos como el adquirido en los espacios académicos. En la larga lucha anticolonial, el "mundo del derecho" es el que más se ha prestado a las grandes políticas del servilismo impuesto a los pueblos indígenas y campesinos. Pero en ese espacio desigual, los indios aprendieron a no doblegarse ante el "mundo jurídico". Se puede dar muchos ejemplos sobre estas experiencias, pero bastará recordar una: el reciente juicio librado por Ascencio Cruz Mamani, conocido como el "hombre de ley", que sin haber "pisado" la universidad recuperó su dignidad de aymara frente al mundo legal, después de enjuiciar al juez que lo imputó ilegalmente (Espinoza, Pulso, 6/II/04).

La declaración de la ministra Rodríguez expresa la claridad del asunto: "Lamentablemente, nuestro país tiene una cultura muy colonial, creo que las trabajadoras del hogar hemos sido un sector muy discriminado; y, hoy por hoy, ser Ministro de Justicia es un bajón para mucha gente que piensa con corazón racista, con sentimiento colonialista" (La Prensa, 25/I/06).

El conocimiento no es exclusivo de los profesionales o peritos, existen otros saberes que no provienen de las universidades, sino de la vida, de la larga lucha anticolonial, y ese tipo de conocimiento posee Casimira Rodríguez, en buena hora. Muchas veces, este tipo de saber es el que permite destrozar las cadenas de la dominación y el colonialismo internos.

 

Algunas enseñanzas

El ascenso de Evo Morales a la presidencia ha permitido el inicio de un pequeño resquebrajamiento en la estructura mental racializada e intelectual de la "racionalidad-modernidad" boliviana. Es un punto de quiebre en el proceso de la descolonización epistemológica. Es el aporte en el reto de conocer y pensar diferente, bases indispensables de una futura convivencia intercultural. Pero, a pesar de estos "hendimientos", como diría Hall (2002), aún prima lo que Quijano (1992) ha denominado la "colonialidad del saber", plataforma de muchos "intelectuales" extraviados en el racismo.

El Pachakuti iniciado por Evo Morales es lo que Mignolo -recogiendo las ideas de Quijano- ha denominado el "pensamiento otro", que está afincado en el conocimiento propio y en los "entre-espacios" del pensamiento occidental (Mignolo, 2003:27-28).

La dignificación del conocimiento del colonizado es la destrucción del estereotipo negativo del saber subalternizado. Pero a la vez es la construcción de otro saber, de otro pensamiento, que tiene como base la pluralidad y la interculturalidad. Esto es lo que Walsh ha denominado la decolonialidad, que significa "partir de la deshumanización -del sentido de no-existencia presente en la colonialidad (del poder, del saber y del ser)- para considerar las luchas de los pueblos históricamente subalternizados, pero también sus luchas de construir modos de vivir, y de poder, saber y ser distintos" (Walsh 2005:23-24).

Está claro, el concepto de decolonialidad va más allá de la transformación y su meta es la "reconstrucción radical de seres, del poder y saber". En otras palabras, apunta hacia "la creación de condiciones radicalmente diferentes de existencia, conocimiento y del poder que podrían contribuir a la fabricación de sociedades distintas" (Walsh, 2005:24).

Los autores estudiados nos ayudan a revelar las diferentes formas de racismo, pero sobre todo aquélla asentada en el quehacer intelectual. El racismo intelectual en el marco del resquebrajamiento del colonialismo interno aún está en franca disputa, porque teme perder la hegemonía de su conocimiento.

 

Notas

1 Pacha: tiempo, espacio. Kuti: regreso, vuelta. Regreso del tiempo, cambio de era. Trastocamiento o revolución.

2 Hacemos recuento de algunas experiencias de indígenas que apostaron a las reglas del juego de la democracia estatal. No forman parte de este balance las protagonizadas por los movimientos indígenas frente al Estado, como el movimiento de los "apoderados generales", que culminó con la participación indígena en la guerra federal de 1899, a la cabeza de Pablo Zárate Willka (Condarco, 1982), el movimiento de los "caciques apoderados", liderizados por Santos Marka T’ula a partir de 1912 (THOA, 1984), la propuesta de "Renovación de Bolivia" de Eduardo L. Nina Quispe en los años treinta (Mamani, 1991 y Ticona, 2005) o la primera reacción de Laureano Machaca a las políticas del Movimiento Nacionalista Revolucionario, con la propuesta de la creación del Estado aymara (Paredes, 1977).

3 El segundo lugar fue obtenido por la agrupación política derechista PODEMOS, del ex presidente Jorge Quiroga, que sumó el 28,59%. El Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) de Felipe Quispe obtuvo el quinto lugar, con el 2,16% de electores, y la consiguiente desaparición jurídica del partido político (CNE, 2006).

4 El 18 de febrero de 2006 se realizó el V Festival Nacional de Bandas Populares en la ciudad de Oruro, que reunió cerca de 6000 músicos. En esta oportunidad, el presidente Morales fue homenajeado por la Asociación de músicos con la trompeta de oro y recibió otra distinción especial de su ex Banda Real Imperial.

5    Después de las elecciones del 18 de diciembre de 2005, en la ciudad de El Alto, principalmente, varias imprentas y personas anónimas se dedican a publicar folletos con tapas a color en los que se da cuenta de minibiografías de Evo, su Vicepresidente, sus Ministros y Prefectos. Gran parte de este material está hecho en base a la información de los principales medios de comunicación escritos. Los folletos llevan llamativos nombres como "Biografía de Evo Morales", "Evo Presidente indígena de América", "La gira de Evo Morales a diferentes países" o "históricas elecciones". No se citan las fuentes, en muchos casos, pero sí los créditos correspondientes. Lo más destacable es su bajo costo y el consiguiente acceso de muchos ciudadanos a la información de la coyuntura.

6   Comenzó en La Habana (Cuba) y continuó en Caracas (Venezuela), Madrid (España), Bruselas (Bélgica), Amsterdam (Holanda), París (Francia), Beijing (China), Johannesburgo e Isla del Cabo (Sudáfrica), Brasilia (Brasil) y Buenos Aires (Argentina).

7    Tomo este apelativo del título de un testimonio de Julia Urquidi: "Lo que Varguitas no dijo" (1983). Urquidi fue compañera de Vargas Llosa y aparece en la novela del escritor "La tía Julia y el escribidor", donde se omiten muchas facetas de su relación.

8    Recomienda leer Los caudillos bárbaros de Arguedas (1980), que es una selección de crónicas periodísticas que trata sobre la historia política boliviana de 1864 hasta 1872, periodo en el que algunos mestizos se convierten en presidentes de la República, como Mariano Melgarejo y Agustín Morales. El primero es quizás el más intrépido de los mistis (mestizo), que escaló posiciones desde soldado raso hasta la Presidencia de la República, mediante un golpe de Estado. Para Vargas Llosa este sector social es como una "peste endémica". En el fondo existe un profundo desprecio a los mestizos; pero lo más grave es confundir a Evo Morales con parte de esta clase social.

9 En nuestro seguimiento a la prensa nacional, hemos podido constatar que algunos columnistas también dudan del origen indígena de Evo. Por ejemplo, Camila de Urioste dice: "tratándose del primer Presidente mestizo de Bolivia solamente se puede decir... ¡Enhorabuena!" (La Prensa, 30/12/05 pg. 12a.). Para otros, como el cura José Gramunt de Moragas, S.J., Evo "aspira a que se escriba en letra, lo más grueso posible, aquello tan decorativo del "indígena presidente" (La Razón, 1/I/06. Pg. A4).

10  ¡Que viva! ¡Hurra! Viva. Grito de aclamación. Saludo.

11  Supongo que, a raíz de las frecuentes ritualidades andinas, está apareciendo una nueva noción del indigenismo, que da espacio a los indios en el futuro, lo que es opuesto de la visión del indigenismo de los años cincuenta del siglo XX, que rescataba al indio del pasado. Pero ambos continúan rechazando al indio del presente.

12 Mac Lean, Juan. 2006. En Pulso, 27/I/06. p. 7.

13 Echalar. 2006. En La Prensa. 29/I/06. p. A4.

 

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