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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.17 La Paz ago. 2005

 

 

 

Efectos de la lucha por la hegemonía mundial en América Latina

 

 

Dr. Salvador Romero B.

 

 


Me han solicitado que comente los efectos para América Latina de la ruptura de la alianza entre los Estados Unidos y la Unión Soviética luego de la Segunda Guerra Mundial, la división del mundo en dos bloques antagónicos, como ha sido descrito por el profesor Benz, y la hegemonía de los Estados Unidos sobre uno de estos bloques en Occidente y sobre la América Latina.

Antes de ingresar a desarrollar ocho o nueve consideraciones importantes, creo que es útil empezar con algunas consideraciones previas para el caso latinoamericano. En primer lugar, es importante recordar que América Latina constituyó uno de los pocos escenarios que quedó al margen, prácticamente, de la Segunda Guerra Mundial. En América Latina no hubo combates importantes y tampoco los países latinoamericanos enviaron contingentes significativos a los principales escenarios del conflicto mundial que se desarrolló en Europa, en Asia y en África de manera singular. Entonces, en 1945 se tenía un continente que había estado casi al margen de los efectos más dramáticos de la guerra y era uno de los pocos espacios en el mundo que había tenido esta característica.

En segundo lugar, está el hecho de que la guerra provocó la interrupción del comercio mundial, lo que supuso en muchos países latinoamericanos un obligatorio e incipiente proceso de industrialización en vista que los productos que podía haber recibido América Latina en las décadas previas no podían llegar como consecuencia de la guerra en el Pacífico y en Atlántico.

Y finalmente, la última consideración previa es que, a partir de 1945 en adelante, América Latina va a ser también una de las pocas zonas que sólo va a tener conflictos de baja intensidad en la Guerra Fría. La Guerra Fría tuvo su epicentro, como ya ha sido señalado en la exposición, en Europa, pero también tuvo puntos de conflicto muy importantes y muy serios en el África y en el Asia. En cambio América Latina tuvo un perfil relativamente bajo durante este conflicto que se extendió durante más de cuatro décadas.

Ahora quisiera compartir con ustedes algunos de los efectos políticos, económicos y sociales de la Guerra Fría y de la hegemonía norteamericana sobre el bloque occidental, pensando siempre en el caso latinoamericano y también poniendo un énfasis especial en la situación boliviana.

¿Cuáles son éstos cinco efectos políticos que quisiera compartir con ustedes? En primer lugar, el fin de la alianza entre los Estados Unidos y la Unión Soviética quebró, allá donde existían, los gobiernos de unidad nacional que se habían establecido entre partidos "burgueses" y partidos comunistas. Esto fue evidente en gran parte de Europa, fue el caso en Francia o en Checoslovaquia, pero también aquí en América Latina y en particular en el caso boliviano, durante la Segunda Guerra Mundial se produjo una alianza a partir de 1946 entre las fuerzas conservadoras alrededor del PURS y el partido de orientación comunista, el PIR, contra un adversario identificado como de orientación proalemana, que era el gobierno de Villarroel.

Esta alianza entre conservadores y marxistas, basada en la que se produce a nivel mundial entre los EE.UU. y la URSS, se quiebra a los pocos años en Bolivia, el mismo modo que en los otros países del mundo. Y en el caso boliviano esto tuvo para el PIR, para el partido marxista, un efecto dramático, porque su base social nunca comprendió la alianza que habían firmado y que habían aceptado sus dirigentes con las fuerzas conservadoras. Éste es el primer efecto.

Segundo efecto: los Estados Unidos dirigieron una política de alianzas regionales, como lo ha señalado el Prof. Benz, a veces con características militares, como en el caso de la OTAN o el sudeste asiático. En el caso de la América Latina no hubo excepción, y se tradujo en la creación de la Organización de los Estados Americanos, con un rechazo explícito al comunismo, después de la conferencia de Río de Janeiro, realizada en 1947. Esta política de alianzas creaba bloques regionales que estaban alineados, unos detrás de los Estados Unidos y otros detrás de la Unión Soviética.

Tercer efecto: Los Estados Unidos ejercieron, sin lugar a dudas, una influencia preponderante sobre la política latinoamericana, pero con métodos que fueron variando a lo largo del tiempo. A diferencia de lo que sucedía en el bloque soviético, donde el tipo de control de dominio impuesto por los soviéticos sobre Europa oriental tuvo relativamente pocas variantes, en el caso latinoamericano, después de la Segunda Guerra Mundial, hubo un impulso importante a la democratización, hubo la ilusión de un renacimiento democrático, alentándose la conformación de Gobiernos elegidos mediante el voto popular.

Esta política va a empezar a variar a mediados de los años 60, luego del triunfo de la revolución cubana; los Estados Unidos van a alentar más bien la instalación de gobiernos militares de corte conservador. Entre los años 1964 y 1965 en muchos países latinoamericanos son depuestos de manera simultánea Gobiernos que habían sido elegidos democráticamente,reemplazándoselos por gobiernos militares. En el caso boliviano se produce, como ustedes saben, el derrocamiento del Gobierno de Paz Estenssoro, del MNR y la llegada al poder del Gral. René Barrientos el año 1964.

Pero a fines de los años 70, los Estados Unidos van a tener nuevamente un cambio de política y van a pasar a promover un retorno a los regímenes democráticos. A finales de los años 70, a la par de la influencia externa, nuevamente se dan movimientos internos que van a alentar el proceso de democratización. Así, en gran parte de los países latinoamericanos se da paso a gobiernos elegidos de manera democrática, y Bolivia no es la excepción, con el Gobierno de la UDP, en 1982. Esta apuesta por el sistema democrático es reforzada luego del derrumbe del régimen soviético.

Cuarto efecto político: Los Estados Unidos no tuvieron una actitud sistemática que sea contraria al cambio de estructuras socioeconómicas en América Latina, en la medida, por supuesto, que los países que llevasen a cabo estas reformas internas de sus estructuras sociales u económicas no pretendiesen salir o marginarse del campo occidental. El caso de la revolución boliviana es sin duda alguna uno de los más significativos e importantes porque, a la par que Bolivia nacionalizaba las minas, decretaba la reforma agraria y ponía en vigencia el sufragio universal, es decir, hacía cambios sociales, económicos y políticos muy importantes, Bolivia manifestaba su alineamiento con los EEUU en política exterior. A partir de la revolución de 1952 Bolivia se convirtió en el país que recibía más ayuda norteamericana per cápita a nivel mundial.

Y por último, el quinto efecto político que quiero señalar es que los Estados Unidos aparecen claramente, después de la Segunda Guerra Mundial, convertidos en el contra ejemplo, en el contra modelo de la izquierda latinoamericana. Esto en parte por la actitud hostil a otros procesos de cambio como el de Guatemala del año 1954, la revolución cubana, etc. De esta manera se producía una inversión de la imagen que habían tenido los Estados Unidos a lo largo de todo el siglo XIX e incluso en las primeras décadas del siglo XX, que había sido en general positiva entre los liberales latinoamericanos. Digo en general porque es cierto que, a la par, esta imagen del país del Norte era más bien negativa entre los conservadores, como describe acertadamente Octavio Paz en uno de sus ensayos.

Finalmente, quisiera compartir algunos otros aspectos de orden económico y cultural. En primer lugar, el éxito que tuvieron los modelos económicos basados en la teoría de Keynes, el economista británico que proponía una intervención moderada del Estado, incluso mediante nacionalizaciones, si fuese el caso, pero con una actitud un poco mas restrictiva con respecto al mercado. El éxito de este modelo, que se desarrolla en buen parte del mundo occidental en Estados Unidos y también en Europa del Oeste, tuvo un impacto muy importante sobre la creación de un amplio sector público en América Latina, y en Bolivia a partir de la revolución de 1952.

Por otra parte, la división del mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial tiene como una de sus consecuencias importantes que los Estados Unidos se convierten en el principal socio comercial y económico de América Latina, desplazando y extendiendo su área de influencia, que había estado inicialmente mas restringida a los países centroamericanos, incluso a América del Sur, desplazando, por ejemplo, en el caso argentino, a los británicos, que habían sido, hasta ese momento, uno de los principales socios de la economía latinoamericana.

En efecto, a partir de 1945 la hegemonía económica de los Estados Unidos es clarísima, pues ese país se convierte de lejos en la primera potencia económica mundial, y esta preponderancia se da también en América Latina, que hasta ese momento había tenido como socios no solamente a los Estados Unidos sino también a los países europeos, cuya importancia disminuye de manera significativa a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Y el último efecto que deseo señalar pertenece más bien al orden de lo cultural, y es el cambio importante que se produce en las elites latinoamericanas que, hasta las primeras décadas del siglo XX, habían tomado como punto de referencia o como modelo a Europa. A partir de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos se convierten de una manera preponderante en el ejemplo económico y político que hay que seguir. Esto se nota, por un lado, en el tipo de orientaciones económicas que se van a adoptar en América Latina a partir de la década de los 80, pero también, por ejemplo, en otro detalle que es importante: la formación académica de las elites latinoamericanas, que en este periodo histórico se lleva a cabo en Estados Unidos y ya no en Europa, con todo lo que esto supone en relación a la adopción de modelos y de pautas culturales, económicas, política y sociales.

 

Diálogo con el público

  • Al señor Romero le quisiera preguntar cómo ha evolucionado la relación de Estados Unidos con Bolivia en los últimos años en cuanto a los efectos de la influencia de los que nos ha hablado.

Dr. Romero:

Creo que la revolución de 1952 marca probablemente el momento más importante en el último medio siglo de la relación entre Bolivia y los Estados Unidos, al menos por el grado de atención que provoca el país en la diplomacia norteamericana. Es una época en que los Estados Unidos se ven en la necesidad de tomar decisiones importantes y en general adoptar una posición ante el devenir de la revolución. Y esta posición es paradójica y variable desde muchos puntos de vista, por la razones que anotaba Hans Huber.

Pero si vemos en el largo plazo estas relaciones, existe un desplazamiento en los ejes de preocupación del país del Norte con respecto a Bolivia. Durante muchas décadas los temas más importantes estuvieron ligados con el comunismo y también con el estaño, pese a que las cifras que ha señalado el señor Huber nos muestran el tamaño pequeño de la presencia económica boliviana en el mercado norteamericano.

Lo importante es que en los últimos veinte años se ha producido un cambio, pues de esos dos temas de preocupación se pasa a privilegiar en la agenda el tema de la droga, que se convierte en el principal punto de la agenda bilateral entre estos dos países. Finalmente, en los últimos meses han ido apareciendo algunos temas adicionales ligados a los tratados de libre comercio, no porque la presencia boliviana en éstos sea fundamental para Estados Unidos, sino más en relación a temas ligados con la seguridad jurídica que pueda ofrecer Bolivia a las empresas internacionales.

Por otra parte, me gustaría aclarar brevemente lo que he dicho sobre el bajo perfil de la Guerra Fría en esta parte del mundo, pues probablemente haya sido malinterpretado. No he dicho que este tema no haya sido uno de los ejes centrales y prioritarios en la relación de los Estados Unidos con América Latina, pero es cierto que en el caso sudamericano se puede observar menos violencia que en otras regiones del mundo, donde sí se han producido guerras abiertas, como los casos de Corea, Vietnam, la invasión de Afganistán, en el Asia, o algunos procesos de independencia africanos donde estuvo muy presente y de por medio la Guerra Fría, como el Congo, Argelia y Angola. Este tipo de escenarios de conflicto bélico no se ha dado en Sudamérica. Para evitar confusiones, quizá en vez de bajo perfil haya que hablar de un grado menor de violencia, una violencia mucho más limitada o contenida.

 

  • Se ha hablado mucho del apoyo que han dado los Estados Unidos a los movimientos conservadores en América Latina, por ejemplo, Bolivia y Chile, pero no del apoyo o la intervención soviéticos a los movimientos de liberación. Quisiera saber, señor Huber, si la embajada soviética tuvo relación con los partidos o movimientos de izquierda, y más aún, si ha ayudado a llegar al Gobierno a éstos.

Lic. Huber:

En cuanto a la intervención concreta de la URSS en Bolivia, hay un ejemplo en los años sesenta, cuando Jruschov ofrece a Bolivia en la ONU una fundición de estaño, el gran problema de Bolivia desde principios de siglo, como se sabe, pues el país no tenía una fundición pese a ser uno de los grandes productores de estaño en el mundo. Era el tiempo del último Gobierno del MNR, y los rusos ofrecieron además una cifra de 150 millones en créditos para otros proyectos, una suma significativa no sólo para esa época sino nada despreciable ahora.

Lo que ocurrió entonces fue que sonaron las alarmas no sólo en Washington sino también en Alemania e Inglaterra. Y como siempre, se impuso el poder del más fuerte, pues en esa época la ayuda norteamericana a Bolivia, como he dicho, estaba entre las más altas de todo el mundo en términos proporcionales. Por eso la decisión de Paz Estenssoro es pragmática, apuesta por la ayuda que más convenía recibir, la de los Estados Unidos, antes que aceptar un crédito que podía ser sólo un apoyo económico aislado. Unos años más tarde, en la época de los generales Ovando y Torres, se reanudan las relaciones diplomáticas con los soviéticos y se construye una planta de volatilización de minerales de estaño en La Palca, pero esto sucede ya en otro contexto, pues, como se sabe, estos dos Gobiernos militares tuvieron un cariz izquierdista o reformista. Y los Estados Unidos toleran esta presencia soviética porque no representaba una gran amenaza para sus intereses.

 

  • Quisiera preguntar al señor Huber si se podría sacar una conclusión de la influencia de los Estados Unidos en Bolivia, es decir, si finalmente ha sido positiva o negativa.

Lic. Huber:

Ésa es una pregunta difícil para un historiador. Quizá la podría responder un filósofo o un politólogo, porque me parece que depende de puntos de vista privados, personales o ideológicos, incluso otros factores. Lo que sí creo poder decir es que la Unión Soviética nunca tuvo una intención real de actuar en sentido hegemónico en América Latina. Tampoco creo hubieran tenido tal intención los nacionalsocialistas en los años 30. Como país latinoamericano, Bolivia no es más que parte del patio trasero de los Estados Unidos, y por eso se puede ver diferentes grados de preocupación en este país, sobre todo cuando la influencia era relativamente poca.

 

  • El siglo XX fue un siglo lleno de conflictos y, obviamente, cuando concluyó y al llegarse a un modelo hegemónico unipolar se pensó que los conflictos acabarían. Pero aún hay muchos conflictos que están latentes ¿Qué intuye usted sobre las perspectivas de futuros conflictos en un mundo supuestamente unipolar?

Dr. Benz:

Me voy a referir a este tema no solamente desde el punto de vista de la hegemonía norteamericana sino de los conflictos regionales, de los que puedo hablar con más propiedad en mi calidad de historiador europeo.

De la posibilidad de nuevos conflictos no nos protege el actual orden del mundo, sea la ONU o el poder de los Estados Unidos. Y además me parece que los mecanismos internacionales actuales no son suficientes para evitarlos. Pienso, por ejemplo, en el genocidio que se dio recientemente en Sudán, y que ocurrió con conocimiento de todo el mundo. Y lo mismo de otros que se dieron en los últimos 20 años. Por ejemplo, en Ruanda, o en los Balcanes europeos, este último un conflicto tan dramático como antiguo, pero que se prolongó hasta el final de siglo XX.

Creo que todavía no hay suficientes mecanismos para reconocer conflictos como los señalados en un estadio temprano y resolverlos antes de que sea tarde. Lo que pasó en Ruanda es un escándalo terrible para todo el mundo, porque la ONU sabía lo que estaba sucediendo y retiró sus tropas del país, dejando que se asesinara a casi un millón de personas, algo que luego se repitió en Sudán. Lo que quiero decir con esto es que deberíamos urgentemente crear nuevos y efectivos mecanismos para solucionar conflictos regionales tempranamente y limitarlos

 

  • Yo quisiera preguntar al Dr. Benz si piensa que la hegemonía de los Estados Unidos va a prolongarse por mucho tiempo. ¿No va a sufrir el imperio norteamericano el mismo destino que sufrió la Unión Soviética? Hago esta pregunta porque este país ha perdido mucho dinamismo en su economía. Los Estados Unidos, con 300 millones de habitantes, tienen una producción comparable al Japón, con 110 millones. Además, el déficit comercial norteamericano en 1990 era apenas de 60 billones, mientras que en 2002 había subido a 450 billones. Por otro lado, y esto para referirme más bien a la política alemana respecto de los Estados Unidos, ¿cuánto tiempo cree usted va a aceptar todavía Alemania una presencia militar de 60.000 soldados norteamericanos en su territorio? La presencia de Alemania en el conflicto de Irak ha sido en alguna medida muy diferente a lo que fue en todo el periodo de la Guerra Fría. Porque antes de Irak Alemania siempre se alineaba con los Estados Unidos.

Dr. Benz:

Me preguntan cuánto tiempo Alemania todavía soportaría la presencia de 60.000 soldados de los Estados Unidos en territorio alemán. Yo tengo que decirles que Alemania con mucho gusto hubiera soportado diez veces más soldados norteamericanos. En los últimos diez años, cada vez que los Estados Unidos sacaron sus tropas de alguna parte de Alemania, las autoridades locales lo vieron como algo negativo, porque se produjo un problema social de desempleo y retroceso de la economía. Porque gracias al estacionamiento de las tropas norteamericanas se vivió bastante bien en Alemania.

Después de 1945, nosotros los alemanes hemos cambiado de perspectiva respecto al nacionalismo, de manera que no existe la idea de que por sentimiento nacional y soberanía Alemania debía expulsar a estas tropas. Si uno debe decidirse entre el bienestar en una economía sana y el orgullo nacional en la miseria, entonces yo creo que uno se decide en Europa, por lo menos en Alemania, por el bienestar. Esto son significa, y eso lo demostró la guerra del Irak, que Alemania esté incondicionalmente al lado de los Estados Unidos.

Es cierto que en Alemania hay una actitud crítica hacia los Estados Unidos, pero este antinorteamericanismo no empezó con la guerra de Irak, sino con Vietnam. El problema además es más complejo y tiene muchos aspectos. Por ejemplo, en la parte occidental existe una integración absoluta con los Estados Unidos, mientras que en el Este, en la ex RDA, subsiste una franca hostilidad.

 

  • ¿En qué tiempo nace la Bundeswehr y qué papel ha jugado? ¿Ha sido antes o después de la Guerra Fría?

Dr. Benz:

El resurgimiento del ejército alemán diez años después de la Segunda Guerra Mundial fue un milagro total y contradijo todas las expectativas. En este tiempo los aliados ya habían concluido que Alemania debía permanecer desmilitarizada completamente y esta posición se confirmó durante la Guerra Fría. La convicción de muchos alemanes era que nunca más se tendría armamento en manos alemanas. A propósito, puedo explicarles esto con mi propia experiencia personal, pues cuando yo tenía 18 años y había terminado el colegio debía decidirme y ponerme un uniforme, y no lo hice.

La reorganización del ejército alemán se debe explicar como un producto de la Guerra Fría, porque, como se sabe, en esos años se produjo la guerra de Corea, un país cuya situación era la misma que Alemania, pues estaba dividido en dos mitades, la una bajo el dominio soviético y la otra bajo el dominio norteamericano. Cuando en 1950 la parte soviética de Corea invade a la otra parte, en Alemania Occidental se expandió el temor de que los alemanes del este hicieran lo mismo. Así se creó una situación que llevó a la idea de reconstruir el ejército.

El Gobierno alemán, a la cabeza de Adenauer, pidió a los Estados Unidos protección ante los comunistas, pero este país contestó señalando que Alemania debía contribuir efectivamente en la alianza occidental contra el comunismo. Para el gobierno occidental alemán esto obviamente fue también una buena oportunidad para avanzar un poco más en el camino a una recuperación de la soberanía. Así, el nuevo ejercito alemán contó con sus primeros soldados en 1956. Y aunque éste no cumplió más que un rol simbólico, indudablemente contribuyó mucho a la constitución posterior de Europa, porque no fue un ejército nacional alemán lo que se reorganizó, sino un contingente de la OTAN.

 

Dr. Salvador Romero Ballivián

Doctor en Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Políticos de Paris.
Desde 1995 es catedrático en la Universidad Católica San Pablo y en la Universidad Mayor de San Andrés. Es Vocal de la Corte Electoral y Coordinador Nacional de FUNDEMOS.
Ha escrito:

Socialización política en la elite boliviana
Geografía electoral de Bolivia
Razón y sentimiento
Participación y abstención electoral en Bolivia

 

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