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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.8 La Paz dic. 2000

 

 

 

Perspectivas y desafíos de las ciencias comportamentales y cognitivas en la dialéctica de la globalización

 

 

René Calderón Jemio

 

 


Los profundos cambios culturales, políticos, económicos y sociales que caracterizan a las sociedades, en el contexto de la globalización, las convierten en medios de difusión de conocimiento e ideología legitimados como un mundo en el que están desapareciendo las fronteras.

Las sociedades irradian flujos dinámicos de información y conocimiento, pero al mismo tiempo generan patrones de comportamiento que poco a poco tienden a generalizarse y transferirse. Más que en cualquier otra época, los dispositivos tecnológicos del conocimiento se están convirtiendo en categorías hegemónicas de información con una tendencia a la integración e incluso, en muchos momentos, a la búsqueda de un consenso.

La información se está convirtiendo en una fuente alimentadora de los engranajes indispensables para la interconexión del conocimiento y los saberes que antes estaban segmentados o se diluían en el tiempo. La articulación, por ejemplo, de la información electrónica ha hecho que se conforme una hiper-red mundial entre millones de usuarios con un tráfico impresionante de culturas, credos, idiomas, ideologías, creencias, etc.

Actualmente, podemos consultar bibliotecas y librerías virtuales, navegar por museos, seguir acontecimientos, reír con el humor internacional, obtener información científica, y qué decir de las grandes corporaciones con redes de cliente-servidor que revolucionan la vida empresarial. Con un simple ordenador conectado a un sistema de la matriz, un ejecutivo que se encuentra en Malasia puede despachar una agenda con su secretaria que está en Munich.

Auditores de complejas transnacionales controlan cómodamente desde sus escritorios, con aire acondicionado y música ambiental la contabilidad e inversiones de muchas de las sucursales de empresas centrales a miles de millas de distancia. Se comparte hallazgos y cooperación científica, que está siendo muy bien aprovechada no sólo para la divulgación, sino coadyuvando a una construcción ínter y multidisciplinaria de la misma.

La información electrónica reduce las relaciones entre funcionarios y estamentos jerárquicos. Se pueden generar conferencias o reuniones electrónicas internacionales, hasta seminarios donde participan cientos y miles de personas. En un futuro cercano, los centros de educación superior apuntan a ser virtuales hacia un futuro no muy lejano en gran parte de sus disciplinas profesionales y sus niveles de formación. El comercio electrónico está revolucionando los mercados corporativos.

El nuevo orden comunicacional se instaura desde diferentes vertientes, una continua absorción de los grandes conglomerados mediáticos, ligados a redes que generan información y el ciber-espacio como un ámbito sin fronteras, de bases cooperativas, con acceso instantáneo a una multiplicidad infinita de saberes.

En un contexto de economía globalizada y mercados mundializados, las tecnologías propician un campo de comunicación con un dinamismo sin precedentes. Es cada vez más inimaginable la audiencia y la multiplicidad de imágenes sobre entretenimientos o simulacro de los mismos. En esta última década, por la interacción de la información identificada entre organismos, instituciones y personas, en diferentes países se puede configurar una memoria colectiva.

Frente a este perfil de la información globalizada, se contrastan las memorias enraizadas en tradiciones y culturas regionales que, paradójicamente, están entrando a un fenómeno de contra-culturización frente a los estilos de vida universal.

El mundo ha entrado en una fase que se proyecta hacia la llamada transnacionalización de la cultura, en un contexto de regiones donde antes existía la multipolarización.

La comunicación tecnológica está traspasando las fronteras locales, regionales, nacionales, continentales, de clases, grupos sociales y religiones, aunque en contraste se ha convertido también en un privilegio de ciertas identidades culturales que son hegemónicas.

El ser humano va reconociendo, poco a poco, que vivimos en el auge de la información y el aprendizaje del conocimiento inmediato, supeditado a las tecnologías de la información.

La palabra sistema se encuentra en casi todos los acervos de áreas profesionales, disciplinas, y ciencias, inclusive en las disciplinas comportamentales ubicando la relación sujeto-contexto como sistema interactivo.

Las altas tecnologías están produciendo un régimen en el que la relación de temporalidad sobre el espacio del comportamiento, está ligada a un tiempo real configurado por datos, información y conocimiento estructurado; lo que quiere decir que la información operacional de cualquier acción científica está a disposición de los especialistas, pero la irradiación del conocimiento se difunde a un público indeterminado, en el cual el impacto de la información no está evaluado y menos el uso que se hace de ella. La vida del ser humano, en un tiempo real, por consiguiente ya tiene parámetros contextualizados de acuerdo al desarrollo de los diferentes sistemas socioculturales.

Los tiempos reales se contrastan en el sujeto con los tiempos virtuales, aunque éste no haga uso de los ordenadores, ya que el control de su comportamiento respecto a sus responsabilidades económicas y ciudadanas en general, se encuentran bajo un régimen de información integrada que regula su conducta.

Por medio de las redes informáticas, que controlan el tiempo real de las oscilaciones de los mercados financieros, los administradores de las carteras de los grandes inversores en cuestión de minutos, trasladan capitales financieros de un país a otro, produciendo grandes impactos como en el caso de México y Brasil con el "efecto tequila" y el "efecto samba" que posteriormente puede afectar a otros países latinoamericanos. Es evidente que los países mencionados, con gran vigencia en la economía latinoamericana no disponen de medios para frenar el impresionante flujo de capitales.

En los años 80 se crearon las bases de homogeneización del conocimiento, como una alternativa no sólo por una estrategia económica, sino para compartir e integrar el conocimiento segmentado con el objetivo de facilitar una planificación mundializada, tomando los estilos de vida como unidades de agrupamiento de individuos.

Las nuevas categorías de los diferentes mercados que tienden a ser comunes, como el caso de Europa, están empezando a estratificar patrones de comportamiento y preferencias.

El escenario de los años 90 apunta a un camino sin vuelta, un tiempo concentrado en imprimir el concepto de interactividad cultural, económica, científica y tecnológica como un patrón central del desarrollo productivo y social. Después del año 2000 se prevé una tendencia a conocer de manera globalizada las metas y expectativas de las personas, de las poblaciones indiferenciadas, que hasta ahora están perdidas en la masa. Se estima que para después del año 2000 más del 50% de los capitales publicitarios serán usados, en campañas de productos, en servicios interactivos.

En muchos países latinoamericanos, se han hecho levantamientos de datos sobre poblaciones marginales, habiéndose encontrado que a pesar del hacinamiento, las limitaciones y privaciones, la mayor parte de las familias cuenta con un televisor, con más de 16 canales, como en el caso de Bolivia, convirtiendo estos aparatos de difusión en pirámides del conocimiento, siendo configurados como una nueva arquitectura del espacio de información.

El fenómeno de la Internet es una súbita interposición de una Torre de Babel contemporánea, aumentando el proceso y desarrollo del conocimiento y la configuración de diferentes percepciones. La argumentación filosófica y gestáltica de la suma de partes para la comprensión del todo se está convirtiendo en la suma del todo para la comprensión de las partes. Los múltiples efectos de los fenómenos descritos nos plantean un aspecto con relación a la adaptación del ser humano que podría ser resumido en los siguientes puntos:

•   Cambios cualitativos y cuantitativos en los contextos.

•   Nuevas alternativas de cambio en los estilos de vida.

•   Requerimiento de mayor número y calidad de habilidades comportamentales, sobre todo sociales.

•   Transiciones y cambio de roles.

•   Deprivación de procesos de aprendizaje.

•   Cambios en los procesos financieros y económicos.

•   Aumento de preocupaciones y presiones en la vida cotidiana.

•   Tendencia a la competencia y la eficacia.

Las ciencias del comportamiento y las ciencias cognitivas; cuyo objeto de estudio se centra fundamentalmente en el origen, proceso y desarrollo del relacionamiento del sujeto con el contexto y la síntesis producto de esta relación, ubicada en el conocimiento, deberán enfrentar el desafío de estudiar a fondo los cuadros adversos a este relacionamiento del ser humano con su entorno, develando cómo superar y afrontar el futuro con esperanza, eliminando el pensamiento lúgubre de la desesperanza.

No debemos dar rienda suelta a la paranoia de la alta tecnología, como una degradación del pensamiento crítico.

En concomitancia a lo planteado urge comprender el carácter inevitable de la expansión tecnológica, en la que debemos reconocer que los individuos tenemos que vivir en una convivencia de redes de información e imágenes que nos permitirán estrechar vínculos entre sociedades, política y cultura. Las hegemonías deberán confrontar, a su vez, los procesos trascendentales del cambio social de estas influencias.

En un futuro, los escenarios de los cambios de procesos tecnológicos estarán divididos en dos efectos, uno de carácter paradójico, y otro, de carácter funcional al nivel de globalización. Por ejemplo, existirá un flujo de materiales, símbolos y comercio intensificado entre países y continentes e inclusive hemisferios, pero por el otro lado, se acentúan las brechas económicas, sociales y culturales entre poblaciones de personas ricas y personas pobres. Entre los centros hegemónicos y las periferias neocolonizadas. Ni qué decir de la superioridad tecnológica de los países ricos que forman parte del foro económico mundial.

En otras palabras, existirán espacios de poder de decisión que profundizarán los ejes de dependencia con muchos países, especialmente latinoamericanos. Es fácil suponer estas dependencias entre sociedades ligadas a redes, con efecto avasallador de los procesos de consumo, en los que paralelamente hay una transformación tecnológica.

Los modernos medios de comunicación están reordenando el espacio y el tiempo de nuestro contexto con efectos específicos, en los procesos de adaptación de conducta y de pensamiento. Estos efectos se dan en una escala global y en una escala regional, y cada vez más la actividad del ser humano se encuentra ligada a la economía globalizada.

En muchos países, especialmente latinoamericanos, las perspectivas económicas no están delineadas en una política estructural, produciendo consecuencias negativas sobre el bienestar de la población, alterando la estabilidad social. En este sentido, nos referimos al llamado incremento de productividad y eficacia, desarrollados en un espacio en el que se crean nuevos tipos de trabajo y se reducen otros; pero este proceso está muy ligado a las nuevas tecnologías y a la capacidad de los recursos de estar en conocimiento del manejo de las mismas.

El proceso de globalización se apoya en dos pilares centrales, la economía y el conocimiento. El primero ligado a la transnacionalización de los mercados, y el segundo al procesamiento del intercambio de la información, integrando los sistemas financieros a las tecnologías del conocimiento, con todo el respectivo soporte digital, como producto del avance de los sistemas de comunicación.

Una de las preocupaciones más importantes radica en que el sujeto quedaría atomizado a un rol de espectador y no de receptor, y menos de participante. No es mucho lo que se ha estudiado o lo que se sabe, por ejemplo, sobre la correlación de las categorías demográficas en cuanto a los sujetos que participan de los cambios de la globalización a nivel de competencias cognitivas o destrezas y habilidades comportamentales. A veces parece como si quisiera hacerse una abstracción de esta temática.

Se trata de establecer, hacia un futuro cercano, una nueva realidad en cuanto a un sujeto participante y con postura crítica con relación a los efectos de las nuevas tecnologías. Para esto, las ciencias sociales, especialmente la psicología está llamada a participar en el debate del post-modernismo, analizando los procesos de cambio cultural y sus relaciones que conforman la complejidad social de las redes de interacción sujeto-contexto.

Nuestro punto de llegada, con relación a las reflexiones anteriores, en torno a la globalización se resume en la idea de que bajo ningún punto de vista el sujeto va a quedar sólo como espectador, a pesar de la posible atomización del mismo, sino que éste necesariamente entrará en un espacio de interacción a partir de espacios de relaciones obligatorias, conjugando el conocimiento con las destrezas del comportamiento.

Las ciencias comportamentales y del conocimiento deben tomar claramente un partido, confrontando los efectos negativos del desarrollo competitivo y excluyente de un deterioro cultural y de la hegemonía de la economía especulativa.

Las ciencias, en general al servicio del ser humano, deben adoptar una perspectiva humana, de cooperación internacional, enmarcadas en la disminución o eliminación de las desigualdades e injusticias a favor de una democratización de los beneficios de la ciencia y tecnología en la búsqueda de soluciones para superar el problema de la pobreza y del medio ambiente.

Si bien las ciencias del comportamiento sustentan en el orden metodológico un grado significativo de predicción del comportamiento, debemos profundizar el impacto de las altas tecnologías sobre la vida comunitaria, aun sabiendo que deberemos enfrentar perplejidades sobre los procesos de transformación social. Por esto los grupos de discusión científica, en eventos que los congreguen, seminarios, foros y plataformas e intercambio de propuestas del conocimiento, deberán enfrentar más que el confrontamiento teórico, una aplicación práctica de las implicaciones de los cambios descritos anteriormente.

Las universidades y centros de desarrollo del conocimiento, como ser las organizaciones científicas, deberán profundizar la investigación compartiéndola desde un punto de vista transcultural, aprovechando las redes y la magnitud de la información. Quien sabe, uno de los mayores desafíos sea descomprimir el pensamiento para admitir la rehabilitación de la tecnología y la ciencia como un espacio privilegiado para la transformación, humanizando las amenazas de las grandes hegemonías que se deberá confrontar.

Como se desprende de lo analizado, los hábitos de consumo, los valores y las identidades culturales avaladas por los impactos de la globalización con el componente tecnológico, tendrán una influencia intensa de las políticas públicas y comunitarias del desarrollo social. Frente a este panorama, el desafío científico se enmarca en una reconfiguración de los espacios y objetivos de estudio bajo las premisas de la dignidad y de la equidad.

Aunque estas categorías suenen a utopías, los derechos del ser humano deben permanecer vigentes, sin perder la imagen-objeto de los mismos.

Si bien los efectos de la globalización son analizados como conjuntos de procesos pertenecientes al ámbito de la economía y la producción; la investigación científica, la tecnología y la formación de recursos se expresan de forma directa en el desarrollo cultural y forman parte de las políticas centrales de transformación de los distintos países.

Estos fenómenos giran en torno a un espacio societario de operaciones muchas veces articuladas a un elenco limitado de actores públicos y privados que definen gran parte del desarrollo social. Las diferencias de recursos y condiciones en sectores poblacionales son cada vez más profundas.

La globalización, a nuestro modo de ver, está relacionada de forma directa con formas de pensamiento, patrones y estilos de comportamiento que se expresan en diferentes costumbres y modos de vida; por lo tanto, refracta directamente la dinámica del ámbito societario, aunque el transbordo cultural sea inevitable.

Estos fenómenos se producen además, bajo una colosal influencia cultural multicruzada con efectos de exigencia de reformulación y adecuación en los procesos de socialización.

La transferencia y transplante de los estilos de comportamiento social van diseminando las fronteras culturales, logrando desarrollar cada vez más la familiaridad con la diversidad. Si a esto agregamos los megasistemas de información frente a un espectro de estimulación ambiental mucho más intensa en torno a las circunstancias sinergéticas sociales, el contraste de la marginalidad mundial y el crecimiento de la pobreza puede producir muchos males en Latinoamérica y el mundo en general, estableciendo un requerimiento imperioso de buscar nuevos espacios de equilibrio a través de la aplicación del conocimiento científico y de la formación de recursos humanos integrados a los cambios ya adecuados a las necesidades.

Es un momento en el que las ciencias, en general, y las del comportamiento, en especial, ligadas al desarrollo del conocimiento, se ven obligadas a repensar sus métodos de aplicación y de intervención en los diversos problemas de la sociedad. Para esto se requiere asumir, de manera más decidida, una pronta acción para una profunda evaluación de los modelos que surgen como respuesta a la problemática humana, siempre enmarcando valores que recuperen el mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar personal.

Aunque el futuro de la humanidad se perfila como amenazante, son muchos los espacios que generan esperanza; sobre todo, aquellos que están ligados al campo de la educación, cuyos procesos de reproducción del conocimiento deberán mejorar las alternativas de pensamiento, comprensión y razonamiento de manera mucho más adecuada, para que el ser humano afronte, a través de la acción, los diferentes requerimientos de los cambios socioculturales.

Las concomitancias de la modernidad y de la globalización están produciendo mayores niveles de vulnerabilidad en el afrontamiento de la vida cotidiana de las personas. Para esto basta mirar algunos de los correlatos de investigaciones realizadas sobre problemas de desadaptación, problemas emocionales, sociales, familiares, de pareja, con efectos en el desarrollo de la personalidad, la afectividad, la sexualidad, etc. En otras palabras, la relación entre complejidad de afrontamiento y desarrollo de destrezas de pensamiento y de conducta es desproporcional. Por otro lado, existe una tendencia a un encapsulamiento individual, como parte del sistema de competencia social, sobre el que las personas asientan su autoestima.

El contexto en el que actualmente se desarrolla el ser humano, tal como se ha descrito anteriormente, se caracteriza por altos niveles de producción bajo estándares de vida que presionan a las personas sobre esquemas de decisión, con opciones cargadas de variedades en cuanto a consumo y estilos de vida, capacitación profesional y espacios laborales.

El estilo interactivo de los niveles de ejecución del individuo está ligado a estándares de cada vez mayor rapidez y eficacia. El síndrome de eficacia y precisión en la ejecución del ser humano está produciendo una enfermedad crónica, mediada por una transformación de valores del marco de la competencia personal.

Las contingencias en el entorno, por la desproporción entre recursos y exigencias, salen la mayor parte de las veces fuera del manejo de los eventos de vida, aumentado los riesgos para quebrantar la salud y los niveles de satisfacción de la misma.

Frente a la velocidad de los cambios estructurales se están dando fenómenos generalizados de individualismo. La vida de las personas está en un constante proceso de adaptación y readaptación.

Los problemas financieros mundiales crean márgenes de incertidumbre con preocupaciones reverberantes en las personas. Las demandas sobre la planificación de vida son cada vez mayores.

En suma, las habilidades de comportamiento y de pensamiento que se requieren actualmente no sólo son habilidades adaptativas, sino que éstas están relacionadas con los estándares de calidad de la ejecución del individuo frente a los requerimientos sociales.

En este panorama, cuando hablamos del cambio comportamental, no nos referimos a mayor número o cantidad de repertorios de conductas, sino a repertorios con mayor calidad de respuesta; y asimismo, no nos referimos a aumentar el contenido de la información en los procesos cognitivos; si no al desarrollo de la organización de la información a través de razonamientos traducidos en esquemas de acción y mediados por la auto-percepción individual y la valoración y reconocimiento basado en la retroalimentación.

Los cambios atribucionales, marcados categorialmente, sobre las esferas de la autoestima y la valoración personal no están solamente relacionados con el éxito o el fracaso del comportamiento, sino con la influencia de la atribución sobre el propio comportamiento.

Para lograr un mayor análisis de la perspectiva y después de haber esbozado un panorama de los retos del futuro, se nos pone frente a la alternativa de mejorar, de forma óptima las capacidades y recursos del ser humano.

La acumulación del conocimiento debe estar relacionada no con un inventario de mayor información, sino con esquemas de acción que permitan una transferencia adecuada del aprendizaje, traducido a destrezas y habilidades conductuales, que personal y socialmente retroalimenten de forma positiva al sujeto.

El sentido de capacitar al ser humano implica un desarrollo de recursos, tanto en las estructuras instrumentales del comportamiento como en la representación de las funciones del razonamiento sobre los patrones de reproducción de las normas sociales.

El mejorar las estrategias de pensamiento sobre la acción y las destrezas instrumentales de la conducta son el mejor recurso de afrontamiento para adaptar in individuo a los embates del contexto.

Con relación a la perspectiva descrita proponemos lineamientos respecto a los desafíos del desarrollo científico en el área de la conducta humana y de los procesos del pensamiento.

Habiendo ingresado al nuevo milenio, las teorías, los métodos y los espacios de intervención para el mejoramiento del comportamiento deberán constituirse en modelos de representación integrales sustentados siempre en la rigurosidad científica como un respeto y valoración a la persona.

En esta perspectiva nos permitimos recomendar lo siguiente:

1. Frente a una proliferación de enfoques, so pretexto de una multidisciplinariedad, se requiere la configuración de una taxonomía específica en la construcción y diseño de los modelos comportamentales en los que deberán incluirse variables y categorías producto de la evidencia científica y de la eficacia de dichos modelos.

2. Los modelos de estudio e intervención científica deberán adecuarse a las concomitancias de las exigencias y las transformaciones sociales.

3. En esencia, el rigor científico del método experimental deberá ser plataforma para una mayor interrelacionalidad de variables intervinientes, tanto del contexto como del sujeto en sus dimensiones.

4. Debe tomarse muy en cuenta el entorno de los cambios y las transformaciones sociales, culturales, económicas y otras ligadas a la generalización de la información del conocimiento.

5. Se debe redireccionar la investigación apuntando a la retroalimentación sobre la eficacia de los modelos de intervención, basados en las ciencias del comportamiento, tomando en cuenta que la unidad de análisis no está enmarcada sólo en el cambio y la transformación de la conducta, sino en cómo el ser humano, utilizando sus diversos recursos, afronta los distintos problemas y alternativas de vida.

6. Las categorías conceptuales de la investigación científica de nuestras disciplinas no deben sesgarse en la controversia teórica, sino que deben ser producto de una clara operacionalización de los factores intervinientes en los diferentes fenómenos de estudio.

7. La investigación debe permitirnos no sólo evaluar el cambio cuantitativo y cualitativo de las categorías de intervención, sino además se debe evaluar sistemáticamente los procesos mediadores entre la acción del sujeto y la retroalimentación de dicha acción.

8. Las categorías para la configuración de datos de las investigaciones deben responder a taxonomías integrales, rescatando y recuperando los diferentes razonamientos de aplicación del método científico, amplificando los procesos cognitivos.

9. Los diferentes fenómenos del comportamiento representados en diferentes modelos explicativos de las ciencias del comportamiento, deberán integrarse en un continuo, más que ser estudiados como entidades independientes o aisladas.

10. La investigación del comportamiento y la cognición humana deberá crear mayores espacios transculturales con investigaciones comparativas.

11. Las discusiones de confrontación teórico-metodológica deberán salir del encapsulamiento sobre categorías semánticas para pasar al estudio de fenómenos que, a través de la observación y la evaluación operacional, permitan un margen explicativo suficiente con relación a los hallazgos de la investigación.

12. Las variables y las categorías de investigación científica y su aplicación deberán centrarse en la posibilidad de ser articuladas y de ser evaluadas a través de índices de variabilidad, más que en un diseño de una multiplicidad de técnicas y modelos que responden a una multimodalidad dispersante.

13. A las categorías de los cambios comportamentales deberán integrarse variables intervinientes potencialmente evaluables para poder ser explicadas en el marco del método científico.

14. Se requiere investigar de forma profunda la relación entre las generalizaciones teóricas y los fenómenos observables, desde el punto de vista de categorías que, puedan ser evaluables, aplicables y de estudios en los diferentes espacios de replicación de las mismas.

15. Va a ser importante contrastar a la brevedad posible la eficacia de los modelos integrados con los modelos únicos, reconfigurando las variables pertinentes que permitan generalizaciones metodológicas.

16. Se debe seguir investigando profundamente el rol y función que juegan las habilidades sociales con relación a los déficits del comportamiento respecto a la hipervelocidad de las transformaciones del contexto.

17. El lenguaje de la investigación debe ser capaz de incorporar categorías de diferentes entidades que forman parte de la relación sujeto-contexto, sin perder la identidad de las ciencias del comportamiento.

18. Es necesario incorporar los fracasos de los distintos modelos de intervención como un medio de aprender a mejorar la eficacia metodológica.

19. La multidisciplinariedad no debe entenderse como eclecticismo, sino como el apoyo específico a las concepciones producto de la investigación del comportamiento y que forman parte de técnicas que, en esencia, deben mejorar el relacionamiento del sujeto con el entorno.

20. Se requieren datos, datos y más datos para crear mayores espacios y procedimientos integradores a problemas de las concomitancias de la transformación social.

21. Los procedimientos de evaluación de resultados que se utilizan en la investigación requieren tener en cuenta los criterios operacionales de cambio que se derivan de las formas puras de concepción del método científico y modelos experimentales. Aún así se requiere integrar estudios comparativos entre la investigación pura y aplicada como una forma del desarrollo de modelos integrados.

22. Se debe desarrollar un seguimiento a la formación de especialistas en las disciplinas comportamentales, evaluando logros y fracasos para mejorar su capacitación y entrenamiento.

23. Los resultados de la evidencia científica deberán contrastarse, aceptando tanto las características cuantitativas como cualitativas de los procesos de cambio que se derivan de formas metodológicas integradoras entre el pensamiento, la emoción, la acción y la retroalimentación de los fenómenos estudiados.

24. Como apoyo a la investigación deben desarrollarse nuevos recursos de recolección de datos relacionados con la innovación tecnológica.

25. Finalmente, ante las confrontaciones conceptuales y semánticas que actualmente han surgido entre los diferentes modelos teóricos y metodológicos, es necesario realizar un esfuerzo integrador, a partir de los datos científicos, más que en la reinterpretación o traducción semántica de los conceptos, para que el lenguaje metodológico nos permita recuperar desde los hallazgos básicos hasta la aplicación sistemática de las categorías que actualmente están definidas como cualitativas al nivel de mediación entre el sujeto, la acción y los efectos de dicha acción.

Las recomendaciones planteadas deben realizarse en el contexto de un mejoramiento de estrategias y destrezas, con las que el ser humano debe contar como recursos de afrontamiento, para afrontar los requerimientos del entorno que tiene la característica de cambios continuos y constantes.

Es tiempo de profundizar y trabajar mucho más orientados a descubrir la intervención de factores que forman parte de espacios relacionales del sujeto, evaluando la efectividad de los procesos y modelos más que un espacio de discusión abstracta de carácter conceptual.

Asimismo, debemos desarrollar programas y estudios a corto y largo plazo dentro del campo transcultural y comparativo, para esto es necesario capacitar y desarrollar mayores niveles de destrezas en el área de la investigación experimental, recuperando espacios de reflexión metodológica que, a la corta o a la larga, beneficiarán la razón central del estudio, investigación y aplicación del avance de nuestras disciplinas, que se resumen en el mejoramiento del bienestar de la sociedad y del ser humano dentro del marco de la libertad, dignidad y equidad.

 

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