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Revista Ciencia y Cultura

Print version ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  no.5 La Paz June 1999

 

 

 

Un reto para la práctica de la investigación de la comunicación desde los comunicadores*

 

 

José Luis Aguirre Alvis

* Trabajo presentado al II Festival Internacional de Radioapasionados & televisionarios, realizado en Santa Fe de Bogotá Colombia (7 al 11 de octubre de 1998)

José Luis Aguirre (Bolivia), Profesor de la Universidad Católica Boliviana en las materias de Investigación en Comunicación I (Diseño y Análisis Cuantitativo), Investigación en Comunicación II(Diseño y Análisis Cualitativo), Introducción a la Comunicación y Desarrollo. Director del Secrad (Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo).

 

 


Resúmen

Este trabajo plantea la pregunta de si: ¿puede la investigación de la comunicación, como proceso de conocimiento tomar orientaciones particulares a partir de su ejercicio por parte de comunicadores sociales?, en busca de una básica pasión por la palabra basado en el libro "La pasión por el discurso" y como homenaje a Daniel Prieto Castillo.

Postula ir en contra de la práctica de la incomunicación por parte de los mismos comunicadores, tratando de encontrar recursos para hacer de la comunicación investigativa un oficio y no un ejercicio ocupacional más.

Constata que comunicación es creación y edificación y que no es posible el uno sin el reconocimiento del otro, esto permite educar en la investigación con sentido, es decir sintiendo juntos (consentido). Para ello termina proponiendo una nueva pasión, complementaria a las que se pueden encontrar en el texto de "La pasión por el discurso". Esta nueva opción es la pasión por uno mismo, que supone redimensionar la importancia de lo que uno hace cuando comunica y cuando investiga.


 

 

La propuesta de este trabajo se origina en una duda o preocupación surgida desde la tarea de capacitación de comunicadores sociales en las prácticas de la investigación social y particularmente, de aquellos que definen como ámbito de estudio investigativo la aproximación a los procesos y dinámicas de la comunicación social.

Esta duda -inicio de la discusión-puede ser planteada de la siguiente forma: ¿Puede la investigación social de la comunicación, como proceso de conocimiento, tomar orientaciones particulares a partir de su ejercicio por comunicadores sociales? Incluso, cuestionar si el hecho de estudiar la comunicación social desde sujetos sensibles a las particularidades del proceso dinámico de la comunicación humana crea condiciones particulares que redimensionen la práctica del trabajo investigativo mismo.

Nos mueve además el propósito de adelantar explicaciones a hechos como el pensar si estas condiciones son capaces de plantear retos al mismo proceso investigativo como, por ejemplo, incidir sobre la definición del hecho mismo que se quiere investigar; es decir, la instrumentación que de manera consistente se utiliza para el estudio de hechos comunicacionales, e incluso cuestionar el mismo aprovechamiento de los productos del conocimiento si estamos inspirados por una vocación comunicacional.

En los últimos años, la formación de los comunicadores y, en especial, de los comunicadores investigadores sociales, ha sido cuestionada de forma muy retadora desde distintos ángulos, ofreciendo también distintas alternativas. Entre los que se aproximan desde su crítica a la comprensión "del ser comunicador y del ser investigador" destacan, por ejemplo, maestros como Eduardo Contreras Budge, Daniel Prieto Castillo, Francisco Gutiérrez Pérez y Rossana Reguillo para mencionar algunos.

A partir de uno de ellos, del argentino Daniel Prieto, y su texto la pasión por el discurso y al calor de sesiones de aula universitaria dedicadas a la formación de comunicadores en el campo de la investigación social (la materia de Métodos y Técnicas de Investigación de la Comunicación de la Universidad Católica Boliviana en La Paz) nos propusimos explorar y redimensionar las sugerentes líneas de reto de estimular en los comunicadores una básica Pasión por la Palabra. Esta propuesta eje la aplicamos al nuevo escenario de la formación teórica y práctica de la investigación en comunicación social.

Como un homenaje a Daniel Prieto y como un testimonio de que la formación de comunicadores investigadores de la comunicación es una tarea por la que vale la pena comprometernos con pasión, nos atrevemos a lanzar las siguientes pistas para una acción investigativa con sentido.

 

De educar con sentido a investigar con sentido

El trayecto dado por Daniel Prieto para llegar a proponernos una visión alternativa a la práctica de la enseñanza tradicional es producto de su tarea crítica aplicada a la práctica de la educación en el aula e iniciada en los años 60. La reflexión de Prieto, que fue avanzando con fuerza a través de una serie de documentos enriquecedores, entre otros aspectos enfrenta a los comunicadores a reconocer aquella casi inevitable paradoja que es la práctica de la incomunicación desde los mismos comunicadores.

Los aportes de Prieto se pueden sintetizar en lo que él denomina la "mediación pedagógica" o que, en otros términos, resulta ser el llamado hacia una práctica de "educación con sentido". La mediación pedagógica a su entender cobra vigencia cuando desde el control sensible del facilitador de un proceso de enseñanza se da una dimensión nueva al tratamiento de los contenidos y a las formas de expresión de los diferentes temas. Además, esta tarea se apoya en intentos reales que hacen de la participación, la creatividad, la expresividad y la relacionalidad caminos capaces de conjurar la constante práctica del "infantilismo pedagógico".

Entendemos "infantilismo pedagógico" como aquella actitud de desconfianza intrínseca que ejercita el educador frente a quienes observa como sujetos a ser educados. Bajo esta óptica surgen una serie de formas de anulación del otro rompiendo, en consecuencia, las posibilidades de comunicación auténticamente dialógicas y más aun de real aprendizaje. Los ritos del relacionamiento se cifran en espacios de intercambio frío, mecánico, incluso de domesticación capaces de confundir el diálogo con la clásica oportunidad de retroalimentación que no es otra cosa que la complacencia unilateral de la llegada de un mensaje. Esta escena hace que el maestro asuma su tarea educativa como la del lazarillo que debe conducir de la mano a su alumno anulando en él cualquier expresión y menos aún incorporando sus propias percepciones o sentimientos ante lo que se entrega.

¿Qué supone, ante todo, el explorar las opciones que se dan a los que se forman en comunicación y, luego, a los que se forman en investigación de la comunicación si es que prevalecen los recursos de una educación tradicional en nuestros espacios de contacto?

Primero, es necesario plantearnos que si la mediación pedagógica nos indica que: "...no hay alternativa educativa posible sin medios pedagógicos, entendidos como los caminos más adecuados para el aprendizaje" (Gutiérrez y Prieto, 1992:2) ¿Cuáles son los espacios y recursos que estamos habilitando desde la práctica cotidiana y desde la acción misma para posibilitar experiencias dialógicas, creativas y de relacionalidad entre los sujetos con que nos vinculamos? Si nuestro balance es negativo seguramente tanto facilitadores como estudiantes deberíamos entrar en un proceso de profunda autoexaminación donde, o recuperemos la fe en la comunicación misma, o quedemos advertidos de que nos encontramos ocupando espacios que no nos corresponden.

Segundo, y dado que todo medio, así como los "medios pedagógicos", son sólo caminos y no son el fin ni de la tarea de comunicar ni de educar, debemos aproximarnos al sentido de lo que se plantea a través de ellos. Esto quiere decir, por ejemplo, revisar el mismo concepto de comunicación del que partimos y sobre el horizonte utópico que tenemos para promover el crecimiento de nuevas generaciones de comunicadores.

Porque para trabajar en la formación de seres que se espera sean sensibles a la realidad, a las contradicciones socio-culturales, a las flaquezas y alegrías del existir, necesariamente se debe estar de acuerdo en la base conceptual dialógica del proceso del que se quiere hacer un oficio y no un ejercicio ocupacional más.

Aquí podemos recuperar la aproximación de George Gusdrof1 referida a la comunicación humana. Gusdrof nos dice que la comunicación sobre todo posee una virtud y esta es la de ser creadora. Y esto es así porque lleva intrínseca la posibilidad de edificación. Dado que es en la gracia del dar recibiendo y del recibir dando que uno descubre al semejante y a su vez se descubre edificando su propia existencia. Creación ni edificación serán entonces posibles sin una intención de reconocimiento del otro y aun más, será imposible la misma existencia humana sin la luz del acogimiento que a la vez se nos hace ofreciéndonos la posibilidad de una expresión sin límites.

Conceptos y prácticas de comunicación que recuperen el valor central de lo humano podrán seguramente reorientarnos en la tarea de educar con sentido, propuesta que así no sólo implicará saber lo que se está haciendo como una suerte de vigilancia comunicativa, sino que nos pondrá en la situación de aceptar que la mediación pedagógica se edifica a partir del sentimiento. Seguramente, y no en vano, Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, habría propuesto ya en su tiempo que: "...lo que no se siente no interesa, y lo que no interesa no se aprende". Mágica fórmula que nos conduce a la posibilidad de un camino alternativo que es el de educar "consentido", o sea de que es posible que nos eduquemos si se dan condiciones para consentir, sentir juntos porque al fin ¿qué es educar si no es también una tarea de edificarnos juntos y de aprovechar para esto cualquier recurso de mediación pedagógica?

Podemos adelantar hasta aquí una conclusión momentánea que establece que "se es en la medida que se comunica y se comunica y se educa en la medida en que se buscan los mejores caminos para establecer el relacionamiento". Y en este juego la centralidad no es del que tiene la palabra Sino radica en el otro. Esto no supone una acción romántica ni menos idealista donde el otro es fuente de saber absoluto, poseedor de todas las capacidades por la fuerza del ancestro sino más bien saber que el descubrirlo descubriéndonos nos enfrenta a nuestras propias carencias y es, recién en este momento, que se abren las oportunidades para nuestro trabajo pedagógico.

 

Propuesta para una formación y una práctica de investigación "con sentido"

Dijimos anteriormente que este documento era resultado de preocupaciones personales compartidas en la tarea de formación de comunicadores sociales en el campo de la investigación social. Es así que ahora pasamos a compartir la propuesta resultante de la reflexión gestada con compañeros estudiantes de Comunicación Social en la materia de Métodos y Técnicas de Investigación de la Comunicación Social II (1998) en la Universidad Católica Boliviana de La Paz. Gracias al tipo de relacionamiento alcanzado con este conjunto humano nos propusimos ejercitar el trasponer el reto de la "mediación pedagógica" y el de "educar con sentido" hacia las pautas de nuestra propia acción de conocimiento para lo que vendría a resultar como la "mediación pedagógica para la investigación" o de manera más sencilla una propuesta para "investigar con sentido".

Los ejes de la propuesta parten de un acomodo del modelo de comunicación que se puede inferir de la reflexión de Daniel Prieto y que, aunque él no lo haya denominado así, integran el esquema de la Pasión por el Discurso. El mismo, que únicamente puede entenderse desde todo lo hablado y ratificando la necesidad de generar y desarrollar las capacidades para sentir pasión por el objeto de nuestro arte profesional comprende originalmente cuatro dimensiones.

Estas son: pasión por el contexto, pasión por los demás o sea por el otro, pasión por el contenido y pasión por la relacionalidad. En este último componente se nos invita particularmente a volver a considerar la importancia de la comunicación en sus dimensiones de expresión y complicidad; elementos mágicos capaces de ser amuleto para ahuyentar la mencionada paradoja de la incomunicación de los comunicadores. A partir de la propuesta de cuatro puntos comenzamos a avanzar en la búsqueda de caminos que nos orienten a la práctica de investigación de la comunicación, así pudimos cristalizar otro modelo que, sumándose a las cualidades visibles del comunicador social, nos permita ver que este posee también cualidades no visibles. Y esta dimensión que parece normalmente desdeñada o apagada ante la mirada arrogante de la racionalidad es la dimensión emocional, la parte sensible, la parte humana. Fue así que añadimos, a las pasiones citadas, la pasión por uno mismo. Esta resulta a su vez motor de todas las anteriores porque pensamos que quien no se ama a sí mismo, poco puede comprometer de su amor en sentido transformador hacia los demás. Este no es amor ególatra sino más bien amor en función de todo lo demás es un amor potencialmente energético y transformador.

Nuestro balance reflexivo nos condujo así a conclusiones como la de afirmar que las capacidades del propio comunicador social, sumadas al concepto humano de comunicación que este posea, son móviles que influyen directamente en la práctica de la investigación que realiza. Es así que temerariamente podemos lanzar la hipótesis que sostiene que, tanto la formación de investigadores de la comunicación, como la misma práctica de la investigación social, pueden tomar oportunidades ventajosas a partir del enfoque y concepto comunicacional con el que se aprende a investigar, y desde el cual se concibe el destino de la comunicación.

"Tanta wawa" Serigrafia

 

Los componentes de lo que resultamos planteando como una "pasión por la investigación", o una "investigación con sentido en comunicación", convergen en cinco elementos orientadores para nuestra acción. Estos elementos son:

1. Pasión por el contexto

-  Criticidad y valoración del entorno;

-  Identificación no invasora con la realidad;

-  Agudizar las capacidades de observación del entorno;

-  Sensibilidad a las diferencias, por la naturaleza múltiple de la realidad;

-  Búsqueda del saber ya existente en el contexto;

-  Pertinencia de las preocupaciones a investigar con el contexto donde se opera;

-  Dar un fin práctico a la acción de conocimiento;

-  Retarse a salir de la misma comunicación para entenderla;

-  Dar dimensión histórica a la interpretación de los hechos que nos preocupan.

2. Pasión por el otro

-  Valorar la selección del mismo problema con y desde el otro;

-  Asumir que el sentido del conocimiento está con y para los otros;

-  Entendimiento del otro, sus razones, antes que imponer el ejercicio de un a priori (prejuicio);

-  Aceptar las cualidades y limitaciones del otro, pero sin anularlo;

-  Capacidad de asumir la diferencia e identidad del otro, al grado de aceptar otras concepciones y prácticas de la comunicación y del entendimiento de los procesos a conocerse;

-  Estar en y buscar caminos para compartir espacios del otro, no por invasión, sino por un trabajo sensible de relacionamiento;

-  Ver al otro como sujeto no como objeto.

-  Orientar los productos de conocimiento a acciones concretas de transformación entre los actores de la investigación.

3. Pasión por el contenido

-  Asumir la comunicación como un hecho o estudio multi-disciplinario e interdisciplinario;

-  Conocer las bases teóricas (epistemología) dentro de las que se opera;

-  Aprender a desaprender o tomar una perspectiva de conocimiento no dogmática;

-  Impulsar estudios con validez y confiabilidad a partir del conocimiento y dominio instrumental;

-  Reconocer tanto las cualidades como limitaciones de los métodos de investigación;

-  Impulsar al descubrimiento de otros caminos posibles de investigación y conocimiento.

4. Pasión por la relacionalidad

Explotar al máximo las oportunidades de comunicación en favor de la investigación;

-  Aprovechar las mutuas capacidades y creer en el trabajo en equipo;

-  Capacidad de diálogo;

-  Oportunidad de escuchar al otro para acercarse a sus percepciones;

-  Dar espacio a las razones que parten del sentimiento para iniciar un trabajo substancial de descubrimiento;

-  Buscar el sentido de los hechos y fenómenos desde la interpretación;

-  Hacer comunicables los conocimientos;

-  Pertinencia de las elecciones epistemológicas e instrumentales con el contexto y hecho en estudio y con correspondencia a la intervención en la realidad concreta;

5. Pasión por uno mismo

-  El sentido investigativo parte de la responsabilidad de uno mismo (vigilancia epistemológica a partir de admitir un paradigma personal de vida);

-  Estímulo personal hacia el dominio y permanente crecimiento en el conocimiento teórico metodológico;

-  Criticidad y autocriticidad;

-  Capacidad de autoestima;

-  Consistencia entre razón y sentimiento;

-  Búsqueda de un equilibrio "orgánico" con el contexto y con el otro;

-  Constancia en la búsqueda de una explicación (resolución de un problema) por encima de las dificultades que suponga;

-  Pasión por la comunicación o el oficio de uno sin perder referencia a los otros componentes de la pasión por la investigación con sentido.

Corolario

Pensamos que proponer caminos alternativos a la enseñanza y a la práctica de una investigación de la comunicación, es una necesidad permanente. Asimismo orientar hacia el apasionamiento por el propio oficio, y dentro de él al aprovechamiento de nuestros recursos y capacidades, e invitar de forma permanente al desarrollo de oportunidades que estimulen y aprovechen la participación, creatividad, expresividad y relacionalidad entre los sujetos, son algunos caminos válidos en esta tarea. Por otro lado, reavivar este tipo de mecanismos debe permitirnos recuperar la dimensión liberadora del proceso de la comunicación humana incluso desde la práctica de la investigación social de la comunicación.

Todo lo dicho nos lleva a concluir que, a partir de un concepto de comunicación dialógico, éste nos puede ayudar -tanto a formadores como a practicantes de una investigación social de la comunicación que tenga sentido- a posicionar nuestra práctica, redimensionando las múltiples opciones del proceso investigativo. Asumir esto también nos hace asumir la parte política de nuestra práctica de comunicadores e investigadores de la comunicación. Así nuestro oficio tendrá un sentido histórico porque nos impulsa a operar a partir del juego de la construcción de cosentidos, es decir, abrirnos a la posibilidad de construcción de conocimientos mediante la confianza en el otro. Para esto sin embargo se requiere estimular el desarrollo de nuestras pasiones y como indica Daniel Prieto castillo "Las pasiones se cultivan, hay un aprendizaje de ellas, porque de lo contrario uno termina estudiando con las manos vacías"2.

 

Notas

1 Gusdrof, George citado, en La Comunicación Humana, Grandes temas contemporáneos de la Comunicación de Jeremiah O´Sullivan Ryan, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela, 1996.

2 Prieto Castillo, Daniel, Pasión por el Discurso, Cartas a los Estudiantes de Comunicación, Editorial Diálogo Abierto, México, Puebla, 1994.

 

Bibliografía de referencia

GUTIERREZ, Francisco, PRIETO CASTILLO, Daniel, ¿Qué Significa Aprender?. Ponencia presentada al Encuentro Centroamericano de Educación a Distancia Universitaria. Antigua, Guatemala, 25 de noviembre de 1992.        [ Links ]

PRIETO CASTILLO, Daniel, Educar con Sentido, Apuntes para el Aprendizaje, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina, 1993, p. 86.        [ Links ]

GUTIERREZ, Francisco, Hacia una propuesta alternativa para la formación de investigadores, In. Nómadas, Revista del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Santa Fé, Bogotá, Colombia, Septiembre 1997.        [ Links ]

 

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