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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.4 La Paz dic. 1998

 

 

 

El punto de vista de un coleccionista de arte contemporáneo

 

 

Fernando Romero

 

 


¿Qué significa ser coleccionista?

Soy un coleccionista de pintura boliviana del siglo XX, y pienso que el hecho no es comprar y acumular, sino hacerlo sistemáticamente. Hay que focalizar los ítems a coleccionarse. Pero, por sobre todo, hay que tener PASIÓN, no desmayar ni abandonar.

 

¿Qué pasa con un verdadero coleccionista a través del tiempo?

Es indispensable descubrir lo amplio que resulta el campo de lo que uno colecciona y conocer más y más sobre aquello y establecer comparaciones con campos similares. Pero es necesario establecer una escala propia de valores (entre gustos y colores, etc.) ya que resulta imposible cubrirlo todo. Con esto, enriquecer y ampliar la colección. Acrecentar el ego y ser reservado. ¿Por qué?, por el esfuerzo desplegado y porque en la búsqueda uno descubre y se llena de sorpresas, se vuelve depositario de secretos.

 

¿Qué he aprendido como coleccionista y sobre todo qué he aprendido sobre lo que colecciono, qué es Pintura boliviana del siglo XX?

En lo general:

Que la pintura, como todo arte, es una forma de expresión, y que uno la aprecia más y más a medida que crece nuestra capacidad de entender lo que el artista nos puede o trata de decir. Al margen de que el mensaje sea agradable, sobre todo recibir esos mensajes cuando contienen algo nuevo, original, algo claro y fuerte y algo interesante. Como acabo de decir, lo estético es secundario aunque es imprescindible. El problema principal de nuestro tiempo, para un coleccionista, es que al iniciarnos buscamos lo estético, lo decorativo, lo bonito, lo simple y lo agradable, y de esto hay mucho. Después queremos más y más, y allí es cuando descubrimos que la colección se nos complica, pues tenemos que sacrificar "lo que se ve bien" para todos por lo que contiene de mensaje y lenguaje pictórico: Original, claro e interesante. Es lógico que para juzgar una obra y coleccionarla el tiempo juega un papel trascendental. Algo nuevo hace veinte años no es nuevo ahora y eso marca la diferencia entre lo bueno y lo malo aunque ambas obras puedan ser virtualmente idénticas. Pero aquí el carácter del coleccionista es una variable muy importante para interpretar ese lenguaje. Como en la vida cotidiana hay ciertas cosas que nos gustan más que otras. Los mensajes de la pintura pueden ser creativos, nuevos, claros, poderosos e interesantes pero puede que gusten a un coleccionista y no a otro. Sin embargo, al margen de los gustos individuales, el buen coleccionista también acumula algo de lo que no le gusta, pero que lo considera bueno. Suena a contradicción, paradójico, pero es cierto.

He aprendido que no se puede coleccionar todo. La focalización o especialización se refina con el tiempo y aquello que empieza con pintura boliviana del siglo XX se va reduciendo primero en el número de artistas y luego a ciertos períodos de tales artistas. Yo empecé con todo tipo de pintura, ahora prefiero dibujos.

En pintura, lo más importante que uno descubre es que los artistas que mejor se comunican y expresan en su estilo propio y nuevo, han pasado y manejan relativamente bien otros estilos (clásicos). No puedo concebir un buen pintor que no haya sido un buen dibujante, o un pintor que no haya trabajado en pintura clásica, o tocado el paisaje, el desnudo o la naturaleza muerta. El pintor evoluciona y su estilo propio culmina cuando él mismo ha visto y experimentado el estilo de otros.

En lo específico

He aprendido, coleccionando pintura boliviana, lo siguiente:

Empecé sobre Bolivia únicamente porque, gustándome la pintura en general (llegué a comprar obras latinoamericanas sin importancia), debía focalizarme. Nada mejor que lo propio. Para mi agrado descubrí que aquí había proporcionalmente más talento que en otros países, ¿cómo lo explico? El artista necesita inspiración en lo que ve y en lo que siente. Este país ofrece abundantemente de ambos a esto se suman otras fuentes de inspiración: emocional, cultural, histórica, etc. Sin embargo también hay una gran producción de lo bueno y una gran producción de lo no tan bueno. ¿Por qué? Porque mucho de ello es comercial, se vende. Es bonito y decorativo. Es fácil y se reproduce rápido. Los artistas sucumben a lo anterior y creo que hay demasiado sacrificio de talento —nuevo y original— por lo comercial. Como consecuencia, se pierde originalidad y se pierde calidad, por muy bien que pueda verse. Si bien mis primeros cuadros de arte contemporáneo eran de artistas amigos y de vigencia o prestigio presente, uno empieza a buscar otras cosas en el pasado. Tuve casi obsesión por los cuarentas y los cincuentas. Arte más simple, tal vez repetitivo pero más talentoso. ¿Por qué? Por mantener menos contacto con el exterior, más original, naive, casi primitivo. Más boliviano. Me gustaron esos mensajes.

Alfredo La Placa: "Enigma". Óleo sobre tela. 73x90 cm. Colección Azcui.

 

Edgar Arandia: "El botón perdido". Óleo sobre tela. 140x114 cm. Colección Romero.

 

Luis Zilveti: "Sin título." Óleo sobre tela. Colección Romero.

 

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