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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.4 La Paz dic. 1998

 

 

 

A propósito de mi pintura

 

 

Ejti Stih

 

 


Tengo que decirles, que me siento como oveja entre las cabras, ya que para un pintor hablar sobre su propio trabajo es como pedir peras al olmo. Cómo quisiera tener yo ahora, una abogada como Valeria Paz que defienda mi causa y no sentirme tan desprotegida.

Cuando me llamó Blanca Wiethüchter para invitarme y hablar sobre género me puso en serios aprietos. Como mi conocimiento del castellano es, a pesar de los 16 años que vivo en Bolivia, bastante escaso, he buscado en el diccionario de sinónimos y antónimos la palabra género. Allá decía:

Género : clase, especie, orden.
índole, naturaleza,
manera, modo, suerte.
Mercadería. Mercancía, tela.

Pensé entonces, que esta reunión debía ser sobre clase de mujeres, naturaleza de mujeres o suerte de mujeres. Las mujeres acá llaman género a sí mismas, lo que se podría considerar una especie o género de broma (o clase de broma)(¿?¡!) Los hombres llaman a las mujeres a veces especie, y a veces mercancía o mercadería (o les dicen qué clase de bicho es éste, cuando la mujer es fea). Por lo tanto, estas dos palabras son las únicas por las cuales podríamos conectar la palabra género con la palabra mujer.

Pero esto es un problema lingüístico, no pictórico.

.......

Pero como bien se sabe, en este planeta habitan representantes de los dos géneros (masculino y femenino) y por eso es casi imposible evitar contactos y choques que provoquen los encuentros de los dos géneros, y esa es una de las razones por las que tenía que incluir a algún hombre también.

Las diapositivas elegidas son de muy distintas épocas, pero traté de armar una especie de historia sobre la vida de las mujeres. Como autora de los cuadros no me siento en posición de defender mi trabajo, para eso se han inventado los críticos. Yo sólo trato de pintar y con lo que pinto comunicarme con el resto de la humanidad. Si no se tratara de una mesa sobre género femenino yo hubiera elegido otras diapositivas para causar una mejor impresión.

 

Ella es Francisca, ya difunta, murió envenenada, era empleada durante años de mi suegra. Como tantas otras cholitas se dedicaba a barrer lo ajeno.

 

 

 

 

Y a criar su hijo como tantas otras madres solteras. Pero este género de mujeres para mí, que pertenezco a la clase media o a la dulce burguesía, son un enigma. Nunca me sentí con derecho de pintar sobre sus vidas.

 

 

Este es el género femenino que yo conozco mejor.

 

 

 

 

Las señoras que comen bien.

 

 

Las que salen en los periódicos.

 

 

 

 

Que cuidan su apariencia y aspiran a ser las más bellas.

 

 

Pero que dudan si vale la pena pasar por las puertas del motel; y si entregarse al hombre sería mejor con luz o sin luz.

 

 

 

 

Pero que al final es tan dulce rendirse nomás y aceptar el desafío.

 

 

Pero hay mujeres distintas, las que son capaces de esperar largo tiempo para entregarse a su futuro abogado, médico o ingeniero.

 

 

 

 

Las serenatas están casi fuera de moda. Pero ¿será que valió la pena esperar así, sola y tanto tiempo en esta torre de fortaleza...

 

 

...para por fin poder sentir cómo es esa noche de bodas?

 

 

 

 

Y después de veinte años, ¿será que queda algo de la memoria de las serenatas de los enamorados?

 

 

Y ahora la divina tarea de ser madre.

 

 

 

 

Hay que encomendarse a Dios.

 

 

Hay que aguantar a la suegra.

 

 

Hay que enseñar a los niños a respetar.

 

 

Los tiempos cambian.

 

 

Hay que aguantar los chismes y no hay que creer que los hombres se enloquecen por otras.

 

 

Mejor es ser como Penélope y esperar...

 

 

...que él vuelva de su viaje de negocios.

 

 

A un padre de familia no se le ocurrirá nunca decir a la otra que ella es una diosa.

 

 

Y nunca hay que poner la cara de culo.

 

 

Una puede irse al karaoke y gritar su pena

 

 

O hacerse una cirugía para ser bella de vuelta.

 

 

Vendrán enfermedades.

 

 

Tanto afán, tanta alegría, tanta pena y todos sabíamos desde siempre que nos vamos a encontrar en el cementerio.

 

 

Nota

Esta serie de pinturas de Ejti Stih consta de 48 cuadros. Por razones de espacio, se reproducen, creemos que sin violentar demasiado el espíritu de la historia, tan solamente 26.

 

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