Editorial

 

 

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Una revista puede llegar a ser un acontecimiento, con más probabilidades aún, si se trata de una revista destinada al arte plástico. Pero, no es necesariamente un contenido el que hace de la revista un acontecimiento por muy novedoso y original que este sea; también su propia sucesión puede convertirse en "cosas" que ocurren como al margen de los artículos, hilando diálogos, conjeturas e ironías a través de secuencias que arman voces, textos, narraciones, a veces, totalmente independientes de los artículos, y que se presentan fantasmáticos y descolgados, y al parecer en función de ilustración.

Como el mundo ahora, las páginas - los días, atravesados de sentidos que muy pocas veces se tocan, esta revista se arma, se piensa, en términos de esas miradas nerviosas y, por lo general, perdidas en el entramado de lo cotidiano.

Los "carteles" no invaden solamente el espacio de un discurso ajeno, rompiendo la lineal continuidad establecida como un descanso. Los carteles se construyen como el trasfondo de referencias de un pensamiento sobre el arte.

A su vez el cavernario —deseoso de mujer— deambula entre los espacios femeninos: buscador y buscado, siempre clandestino, porque ya no se expresa anhelante, sino en el secreto del poema.

Pero también las mujeres desean, más allá del cuerpo y de los cuerpos, otras cosas, como lo testimonia el mito de Alcestis.

El espacio urbano se construye en las obras reproducidas y en los ensayos, sobre tenaces y victoriosas formas andinas —por eso el cuento— testimoniando la presencia de José Joserín en las representaciones, finalmente, el único héroe de la literatura en Bolivia plenamente realizado.

Hemos intentado, además, reproducir la participación de asistentes y expositores, generosos y activos, tratando de crear una atmósfera en el querer repensar el arte que se parece tanto al espíritu renancentista contestatario y con ánimo de nombrar. Ese clima, sensible e intelectual, que no sólo se da en Bolivia, sino hace tiempo en toda la América Latina, tal vez desde la Revolución Cubana, y que se expresa en gestos solidarios que hacen posible que las personas que se desconocen se conozcan sin necesidad de presentaciones previas, tan sólo por el hecho de participar en un encuentro, congreso o jornadas, como si debajo, en los sótanos de nuestra conciencia latinoamericana, existiera un proyecto social común, deseante y ansioso, celebratorio y trabajador que comparten los asistentes como un milagro para conversar, leer, hablar, reflexionar, contemplar y así manifestar juntos la creación de nuevos sentidos sobre una sociedad que no se deja aprehender.

Creemos que ese aire se percibe entre líneas, junto al entusiasmo de las conjeturas y la celebración de las certezas.