Es algo muy especial dedicar este pequeño homenaje a la memoria de una persona tan especial y única como lo fue el psicólogo, investigador, escritor y poeta Bismarck Pinto Tapia solicitada por el comité editorial de la revista de Psicología “Ajayu” de la Universidad Católica Boliviana Sede La Paz.

Especial porque Bismarck fue parte fundamental y fundadora de ésta revista especializada en diversas áreas de la Psicología: fundadora como mucha de su vasta obra de divulgación científica y artística. Fundadora de líneas de investigación, pero sobre todo de personas y profesionales, la trayectoria de Bismarck es la de una vida dedicada a la Psicología y la formación académica de cientos de psicólogos y psicólogas bolivianas en todo el país.

Evidentemente, resultará una tarea muy ardua el tratar de acercarse a una reseña biográfica de nuestro apreciado y reconocido colega Bismarck Pinto por la cantidad de escenarios, hechos, encuentros, personas y personajes que hicieron parte de una vida vivida -como recomendaba- en una constante plenitud del presente. Esta es una tarea que sin embargo debe ser realizada prontamente ya que, en la vida de los autores y científicos, es que reside la clave y respuestas de muchas otras dudas persistentes, en la investigación científica en la Psicología en general y en la Clínica sistémica de parejas y familias en particular.

No es casualidad, entonces, que antes de marcharse, haya orientado su trabajo profesional hacia algo que él consideraba tan importante en la vida de las personas como es el amor desde una perspectiva científica y sobre todo humana desde su propia y amplia experiencia como psicoterapeuta a lo largo de más de treinta y cinco años de ejercicio profesional.

Una amplia trayectoria que puede ser avalada por una fructífera producción científica tanto en artículos académicos y científicos como en producción bibliográfica en temas como la Neuropsicología, la Psicología deportiva, Psicología sistémica y la Psicología del amor, entre muchos otros. Trece publicaciones, incluidas varias reediciones de “Psicología del amor” lo convierten probablemente en el psicólogo cuya producción intelectual ha sido la más leída en el país.

Nacido en la ciudad de La Paz el año 1961 desde muy temprano inclinó su vocación al trabajo con y por las personas, movido probablemente por el espíritu solidario y la sensibilidad que todos supimos reconocerle, quiso ser sacerdote, por lo que inició su camino en la Teología y la filosofía ingresando en el Seminario después de salir bachiller del colegio La Salle. Ya desde temprano vio en el amor una gran motivación para los cambios vitales en las personas. Conocer a su esposa y decidir hacer una vida con ella le motivó a estudiar una carrera que le permita formar una familia.

Gustaba mucho de contar de sus experiencias como estudiante en Brasil, donde estudiaba medicina, además de interesarse por leer literatura y clásicos en sus lenguas originales, pero además de ello también había adquirido el gusto por tocar la guitarra y cantar en portugués, afición que compartía con amigos y colegas cada cierto tiempo en los que se reunía con ellos.

Muchas veces podíamos ver los intereses tan diversos que mostraba en su actividad docente tratando de innovar en las perspectivas desde donde se abordaba la psicología científica. Tal es así que muchos estudiantes pudieron conocer sobre la relación de la mitología universal con los estudios sobre Tolkien y el Señor de los anillos esperando los siempre cotizados y repletos cursos de invierno o verano.

Tantas cosas que podríamos decir sobre Bismarck, sobre sus libros y sobre todos los proyectos en los que estuvo involucrado, desde el Instituto de psicoterapia familiar, los cursos de autoconocimiento o el empeño en forjar nuevas sendas de investigación que tradicionalmente no se abordaba en Bolivia a través de la investigación, hasta la relación de amistad que entabló con muchos de sus discípulos y discípulas que han dado cuenta del gran afecto que supo cosechar no solo en la comunidad científica psicológica, sino también en la comunidad educativa de la Universidad Católica Boliviana y de otras facultades en Latinoamérica y Europa

Quedan entonces los libros, queda su poesía, el recuerdo de los infinitos abrazos repartidos a lo largo de años de enseñanza. Queda la imagen del maestro como un legado esencial para la práctica profesional de la psicología. El tiempo siempre quedará corto para extenderse en una vida entregada a la enseñanza, pero sobre todo al amor.

El amor a la psicología, a su familia, a la verdad y la fe. Bismarck ha dejado un testimonio inagotable de que siempre podemos dar más desde el amor y el compromiso con la humanidad.