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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu vol.15 no.1 La Paz mar. 2017

 

ARTÍCULOS

 

EL PSICOANÁLISIS Y EL “MIND, BODY PROBLEM”

 

 

Por: María Elena Lora PhD[1]*

Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

 

 


RESUMEN

El presente estudio es una reflexión sobre la noción body-mind desde el psicoanálisis. Trata de elucidar la incidencia de las imágenes en el campo de la palabra y el lenguaje.  Asimismo,  el texto examina que más allá de la ilusión de la transparencia absoluta  ofertada actualmente por el imperio de las imágenes, hay un misterio que surge del choque de la palabra y el cuerpo. Aproximarse a ese misterio de la condición humana es la perspectiva  que se intenta investigar  en el trabajo y establecer cómo ello incide en la vida de las personas, en las organizaciones familiares, en el establecimiento de los lazos  sociales, amorosos  y ubicar las consecuencias en la constitución subjetiva, que el psicoanálisis puede abordar.

Palabras clave: Body-mind, huella significante, cuerpo.


ABSTRACT

The present research is a reflection about the “Body-Mind” notion from a psychoanalysis point of view. It intends to elucidate the incidence of images in the fields of “Word” and “Language”. Moreover, the text examines that beyond the illusion of absolute transparency currently being offered by the vast universe of images there is a mystery that arises from the confrontation between “Word” and “Body”.To approach that mystery in the human condition is the perspective that this work intends to research, as well as to establish how the later influences in the life of people, in the familiar constellations, in the establishment of social- and sentimental-bonds and situate the consequences of the subjective constitution that psychoanalysis can aboard.

Key Words: Body-Mind, Footprint, Significant, Body


RESUMO

O presente estudo é uma reflexão sobre o conceito body-mind desde a psicanálise. Trata-se de clarificar a incidência das imagens no campo da palavra e da linguagem. Do mesmo jeito, o ensaio revisa o mais além da ilusão da transparência absoluta oferecida atualmente pelo império das imagens, há um mistério que surge do choque da palavra com o corpo. Se aproximar a esse mistério da condição humana é a perspectiva que intenta-se trabalhar neste estudo e estabelecer a sua influência na vida das pessoas, nas organizações familiares, na nascença das vinculações sociais e amorosas, além de definir às consequências da constituição subjetiva na psicanálise.


 

 

EL PSICOANÁLISIS Y EL “MIND, BODY PROBLEM”

En la cuna de las empresas se vive un momento histórico, Sillicon Valley se ha convertido en una fábrica de sueños. Las nuevas empresas deben ser algo más que rápidas, mejores y baratas; deben poner en marcha un grupo de tecnologías como la interacción de uno con la inteligencia móvil, la robótica y la artificial que está produciendo una oleada de aplicaciones y dispositivos, desde el software activado por la voz hasta los automóviles sin conductor. La máquina sabe lo que uno desea, sabe dónde se encuentra uno y constantemente está aprendiendo cómo ser útil. Sin embargo, todas estas innovaciones vertiginosamente han llegado a volverse rutinarias, como el reconocimiento facial, de voz, de patrones, de formas emergentes de inteligencia artificial y de la capacidad de las computadoras para analizar las bases de datos que hagan comprender lo que dicen las personas, lo que quieren decir y lo que desean. Todo esto ha evolucionado tan rápido que ha dado como resultado la creación de empresas dedicadas exclusivamente a potenciar la idea de un “mundo feliz”.

En esta misma línea, el polémico profesor de cibernética Kevin Warwick plantea sus teorías sobre la superioridad de los organismos cibernéticos y la necesidad de que los seres humanos se “actualicen” para no ser eliminados por ellos. Esta afirmación no es novedosa, ya en la producción literaria de ciencia ficción de Isaac Asimov encontramos abundantes obras que versan sobre máquinas inteligentes que intentan aniquilar al género humano, sin embargo, este autor destaca la ciencia ficción como  un valor y señala que: “la iniciación en el maravilloso mundo de la ciencia causa gran placer estético, inspira a la juventud, satisface el deseo de conocer y permite apreciar las magníficas potencialidades y logros de la mente humana”.(1)

En cambio, el propósito de Warwick está orientado únicamente a experimentar introduciendo implantes electrónicos en su propio organismo, convirtiéndose en el primer ciborg de la historia; lo más fascinante según señala este científico ha sido conectar su cerebro con el de su mujer y ese encuentro cerebro a cerebro “fue algo muy íntimo, incluso más que el sexo” (2), pues el obstáculo para la comunicación es el cuerpo y el lenguaje. Así, la fascinación por la neurobiología gesta afirmaciones ingenuas como: somos nuestros genes, nuestros cerebros se podrán reconstruir, nuestra mente es un gran software soportado por un hardware biológico, comprensible, reconstruible y desechable.

Este escenario aparentemente apocalíptico de seres superiores con procesadores que controlan cerebros constituye el paraíso de las neurociencias, lo que conduce a la anulación de un cuerpo, desconociendo el goce y la castración. Esta fascinación por reducir a la persona a un sistema cibernético evoca el problema actual que supondría “una máquina que no solo podría pensar sino que además podría saber y aun más, podría saber lo que piensa y pensar”. (3) Ante esta idea, Lacan señala que la máquina puede hacer apariencia de algo, pero la verdadera imposibilidad es que pueda fingir que finge, este hecho evidencia la ausencia de un sujeto del lenguaje y del goce.

Discursos de la ciencia como el de Warwick, nos remite a otros autores como Antonio Damasio para quien existe una equivalencia entre mente y cerebro. Igualmente, afirma que la conciencia resulta de la aparición del sí mismo en una mente preexistente, en otros términos, la mente en cuanto cerebral forma parte del cuerpo orgánico y comanda la estructura del ser humano, vale decir los estados mentales no necesitan de la subjetividad para existir. Así, coloca al cerebro como causa y creador del ser humano de modo que la regulación de la vida se da por mera necesidad y  motivación. La elaboración de mapas cerebrales actúa como el activador, siendo el motor que transforma la regulación ordinaria de la vida en una regulación dotada de mente que con el tiempo se transforma en una regulación consciente. Esta perspectiva que ubica la mente como parte del cerebro, implica que este no se compone de órganos sino de mapas e imágenes, en otras palabras hay algunos patrones neurales que son simultáneamente imágenes mentales. De manera que “cuando los cerebros crean mapas están creando imágenes, la principal insignia de nuestra mente y así la mente es el reflejo del mundo por la virtud de los procesos cognitivos”(4).

En ese entendido, la conciencia permite percibir mapas como imágenes, manipular esas imágenes y aplicarlas al razonamiento, ampliando más esta idea  “los procesos gracias a la conciencia pueden meta-representarse y el inconsciente no sería más que un proceso cognitivo aun no consciente” (5). Los mapas se constituyen cuando interactuamos con los objetos, por ejemplo con una persona, una máquina, un lugar, o desde el interior del cerebro hacia el exterior, aunque no sea fácil mostrar cómo se produce el mapeo. Ante estas afirmaciones, Bassols señala “la imposibilidad, incluso física de separar al cerebro como un órgano del resto del sistema neuronal y a éste del conjunto del cuerpo, hace que el supuesto mapa tenga fronteras tan diluidas (…) que el mapeador (el cerebro) es una suerte de exiliado permanente de su propio mapa”(6).

El embeleso que producen las actuales neurociencias con sus teorías neuronales, redes neuronales, plasticidad neuronal, además de las explicaciones provenientes de la neurobiología y la psicofarmacología se originará en la suposición de una unión entre el cuerpo y la mente, lo que conlleva la creencia de haberse resuelto el histórico dualismo mente-cuerpo.

Por otra parte, la evaluación y las consideraciones inadecuadas sobre el body-mind problem, sobre la relación entre “psiquis y cuerpo” comportan una serie de consecuencias y problemas, tales como la hipótesis del cognitivismo la cual establece y afirma la localización del pensamiento en el funcionamiento del órgano como adaptación, lo que entraña que el cuerpo se encuentra deshabitado, maquinizado. Tal cual nos advierte Laurent “la consecuencia de esta fascinación (…) es el hecho de que el cuerpo va por su lado, se le puede hacer cualquier cosa, cortarlo, traficarlo. Un sueño en el cual podríamos considerarnos como máquinas con un funcionamiento asegurado y si falla se podrían cambiar las piezas, de manera tal que pudiera funcionar de nuevo de manera normal (…) es el sueño cientificista. Además para tranquilizar sobre errores posibles, hay todo un sector de las neurociencias dedicados a tranquilizarnos con el poder de las imágenes, piensan tener aparatos que van a permitir fotografiar el pensamiento”(7).

Es esta la dirección que sigue actualmente la neurociencia, por tanto, el sentido de la tecnología científica es sostener la utopía del Todo, de tal manera que la generalidad de los fenómenos de la psiquis encontrarán una explicación determinada por las leyes de la biología, la neurología, la química y su localización en algún lugar del cuerpo. Además, el modelo cree que las funciones del cuerpo orgánico, al ser sometidas a medidas de control cuantitativo, escalas, imagenología y datos estadísticos, proporcionarán la lectura de un cuerpo que no presenta trabas, pues se considera que se puede acceder directamente al conocimiento del mismo. Lacan considera que el único cuerpo cerrado, acabado, es el cadáver que es un cuerpo al que el lenguaje no afecta; este modelo de ciencia en palabras de él “excluye a un cuerpo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo. La dimensión del goce está excluida completamente de lo que llame la relación epistemo-somática” (8). Este planteamiento científico cada vez más en boga se arroga el derecho a la salud, a la salud mental y se autoriza en una organización mundial como la OMS.

Bajo esta perspectiva, las relaciones entre, mente y cuerpo han sido a lo largo de la historia uno de los interrogantes más desafiantes para la filosofía y la ciencia. Entonces ¿Cómo orientarse desde el psicoanálisis ante estos nuevos planteamientos?

Antes se precisa  señalar que el psicoanálisis y el descubrimiento freudiano nacieron vinculados a la existencia de la ciencia, no obstante, este argumento no implica que el psicoanálisis en la actualidad sea equivalente a la noción de ciencia, sino que habrá que iniciar como indica Miller “una dialéctica entre ciencia y psicoanálisis” a partir de  la presencia de dos discursos: el discurso científico y el discurso del Otro, del inconsciente cuya incidencia sigue resonando en la ciencia. Además: “El psicoanálisis sería imposible si no fuera por la existencia de la ciencia, si no fuera por lo que la mente científica ha destruido en nuestro mundo” (9). Asimismo, sabemos cómo Freud, al inicio de su obra, esperaba que el psicoanálisis pudiese formar parte de la ciencia neurológica manifestando la misma preocupación de examinar la relación entre el cuerpo y la llamada alma o psique.

Ahora bien, para abordar los antecedentes psicoanalíticos sobre este tema, una vertiente es seguir las indicaciones de Lacan que facilita leer el punto de partida y la trayectoria de la teoría psicoanalítica de Freud hasta la última enseñanza de Lacan. Desde esta óptica los Seminarios 2, 7, y 16 de Lacan, desbrozan un camino con la ayuda de una lectura hecha por el mismo Lacan sobre el texto Entwurf de Freud. Esta mirada permite vislumbrar que el proyecto científico freudiano se desarrolla a partir de dos principios: uno referido a la teoría de las neuronas y otro a la concepción de cantidad.  Este punto de vista cuantitativo remite a la intensidad excesiva de ciertas ideas, que se ponen en juego en la observación clínica de las patologías mentales. Constituye esta noción de exceso la que funda el principio básico de la actividad neuronal y se simboliza con la letra Q a modo de inicial de cantidad y que se puede definir como aquello que circula o que se estanca entre neuronas, en una neurona o en un conjunto de neuronas, diferenciando la actividad del reposo.

Puntualmente, Miller postula que “este concepto de actividad (…) esta cantidad designa una cantidad sometida a las leyes generales del movimiento. Es decir que se trata de una realidad que es de orden psíquico, que es tratable según las exigencias del programa físico matemático” (10). Este intento de Freud de construir un esquema del aparato psíquico desde la organización del sistema nervioso, genera a partir de ese momento, la cuestión de saber más sobre la noción de cantidad, energía y en qué la energía psíquica se distingue de una realidad física. Partiendo de estas premisas,  Freud irá construyendo la noción de pulsión cuya disposición aparece como un límite entre lo psíquico y lo somático. Así, al formular el planteamiento de la pulsión de muerte  no alude a la muerte biológica, sino a un más allá de la vida, abierto a un cuerpo hablante y cuya repetición surge como algo mortificante respecto a un bienestar del cuerpo y del sujeto.

Freud siguió iluminando su investigación desde otros campos que ya no competen a la neurología y mostrando paso a paso la inexistencia de una relación entre el discurso sobre las neuronas y el discurso sobre las neurosis. Esta ruptura radical se acrecienta cuando Freud  despliega su método sobre la interpretación de los sueños y construye un esquema que figura en el capítulo VII de La interpretación de los sueños con el propósito de esclarecer los procesos oníricos. Lacan, en su Seminario 16, retoma  el aporte del texto Entwurf señala que Freud enuncia con el nombre de aparato Ψ lo que regula, en el organismo, la función del principio del placer. La economía del sistema Ψ carece de la función de adaptación o la adecuación de la respuesta motriz. Este aparato se aloja en los seres vivos, no en cualquiera sino que trata de lo que ocurre en la economía humana, en el que se define como ser hablante, ejemplificándolo con la función del sueño.

Desde esta propuesta freudiana, el esquema da cuenta de la dimensión simbólica del inconsciente y lo aloja entre la percepción y la respuesta motriz, así puede mostrar  que no hay relación directa entre la psique y el cuerpo; Lacan siguiendo en esa misma ruta enseña que nunca habrá una relación en el ser hablante entre lo psíquico y lo somático, sino mediatizada por lo simbólico. Esta es “la aventura a la que se lanza Freud para motivar el funcionamiento del aparato regulador del inconsciente en la medida en que gobierna una economía radical que nos permite apreciar (…) nuestros pensamientos. Este paso es el acontecimiento Freud. En la posición freudiana, solo se sostiene de la representación lo que, en un punto se articula con una estructura hecha de tramas y redes que pasan completamente fuera del circuito del sujeto en que pretendía unificarse la representación” (11). El paso freudiano radica en desenganchar el cuerpo de lo somático y establecer que el cuerpo está implicado pero no está causado. Así, en la base de la invención freudiana, la huella de la percepción no está inscrita en lugar alguno y el inconsciente es precisamente la falta de esta huella, no la huella de algo que sucedió.

El ser hablante está sumergido en el lenguaje y funciona a partir de huellas borradas por el lenguaje mismo. Entre el ser que habla y el cuerpo, se sitúa el inconsciente en tanto discurso y es lo único que posibilita alguna relación entre ambos.  Entonces, sujeto del inconsciente no es ninguna memoria inscrita en el disco duro de ningún cerebro como un procesador, el sujeto del inconsciente es más bien la tachadura, la discontinuidad introducida por el significante en lo real. En otros términos, el sujeto del significante no es una huella, sino la tachadura de la huella. Esta aproximación hace pensar que evidentemente en el cuerpo suceden cosas imprevistas, que en realidad se tratan de acontecimientos de discurso que dejan huellas en el cuerpo y estas perturban al cuerpo, hacen síntomas.

No obstante, no es la base material neuronal lo que Freud aporta, sino la referencia al funcionamiento del inconsciente que indujo a Lacan a reemplazarla por otra base material que es el significante, el cual posibilitó otorgarle a la causalidad psíquica la forma de la causalidad significante. Así, el inconsciente comienza a precisarse estructurado como un lenguaje, lenguaje tal como lo descubre la experiencia analítica, que no es una función de la psique, ni se confunde con su funcionamiento somático. Según Lacan, si hay un órgano del lenguaje es un órgano exterior al cuerpo, localizado en el lugar del Otro.

Igualmente, la noción de sujeto que formula Lacan no corresponde a, el sujeto psíquico, sino que el sujeto es una noción articulada a los efectos del lenguaje, más claramente a los efectos de lalangue sobre el cuerpo. El sujeto lacaniano significa la ausencia de la relación directa entre psique y cuerpo. Miller afirma “El sujeto de Lacan es un sujeto del que podemos decir que está pura y simplemente abolido en la neurociencia, puesto que para ella el postulado es aristotélico: lo que es psíquico se desprende, es el doble de lo orgánico”(12).

Por otra parte, si bien para el psicoanálisis no somos un cuerpo, lo tenemos y lo que Freud descubre es que ese cuerpo sufre de algo que se descifra. El sujeto del inconsciente freudiano no se deja reducir al cuerpo; el estudio de las parálisis histéricas nos alerta sobre “la histeria que se comporta como si la anatomía del sistema nervioso no existiese” (13). Asimismo y siguiendo la idea de que un cuerpo afectado no coincide con el organismo, el psicoanálisis afirma que se trata de un cuerpo recortado por lo simbólico y dice que es imposible pensar el cuerpo del ser hablante en términos de alguna energética propiamente científica. El cuerpo no compete al ser sino al tener y se lo conoce por medio de la imagen; de su funcionamiento no tenemos ningún conocimiento, lo apreciamos por su apariencia; el ser hablante adora una simple y pura imagen. La inmensa arrogancia narcisista, propia de los seres humanos procede de este defecto de identificación entre el ser y el cuerpo.

Tal como se ha planteado anteriormente hay una incidencia de lalangue en el cuerpo, esto supone la incidencia de un goce en el cuerpo. El lenguaje es el que permite ubicar y articular las experiencias corporales de goce con la imagen. La lalangue instila goce en el cuerpo y es a través de representaciones, ideas y pensamientos que se realza la ausencia de relación  entre la psique, el alma y el cuerpo. Al respecto Lacan señala:  “que una estructura, la del lenguaje -la palabra lo admite- recorta su cuerpo, lo que nada tiene que hacer con la anatomía. La prueba el histérico. Esta cizalla llega al alma con el síntoma obsesivo: pensamiento con que el alma se entorpece, no sabe qué hacer” (14). Por tanto, el pensamiento no está al servicio de operaciones cognitivas superiores, sino como enseña Lacan, el pensamiento implica goce, es una vía que conecta cuerpo y alma de una manera no organizada sino con un efecto de afecto en un cuerpo. Se trata de lo que perturba, hace huella en el cuerpo. El efecto de afecto incluye el efecto de síntoma, de goce.

Las orientaciones de Freud y de Lacan y sus enseñanzas habrán de guiar al psicoanalista para impedir que este se pierda en teorías que intentan armonizar los síntomas referidos al desajuste entre organismo y psiquis, cuerpo y mente, cerebro y mente; encaminándonos hacia un trabajo analítico tal como Lacan establece “dejemos al síntoma en lo que es: un suceso de cuerpo” (15). En realidad “siempre se trata de acontecimientos de discurso que dejaron huella en el cuerpo y estas huellas perturban al cuerpo. Hacen síntoma solamente si el sujeto en cuestión es capaz de leer estas huellas, de descifrarlas” (16). Asimismo, se torna imprescindible orientarse por el real que se constata en la experiencia clínica, el real de la ausencia de la relación sexual, la ausencia de una ley, la ausencia de una ley sexual que no puede escribirse.

Concluyendo,  aun se precisa desplegar el cifrado y avistar los esfuerzos de Freud y Lacan en pos de hacer existir el psicoanálisis, como dice Miller “Los reajustes de la enseñanza se llevan a cabo sin desgarros, utilizando recursos de una topología conceptual que asegura la continuidad sin impedir la renovación. Así de Freud a Lacan diremos el mecanismo de la represión nos es explicitado por la metáfora, así como del inconsciente al parlêtre, lametáfora nos da el envoltorio formal del acontecimiento de cuerpo. La represión explicitada por la metáfora es un cifrado y la operación de este cifrado trabaja para el goce que afecta al cuerpo. Mediante un parcheado así de piezas diversas, de épocas distintas, tomadas de Freud y de Lacan es como se teje nuestra reflexión y no tenemos que renunciar a hacer este parcheado para ajustarnos cada vez más al psicoanálisis del siglo XXI”(17).

 

Citas bibliográficas:

1.- Asimov, I. “Introducción a la ciencia”, Ed. Plaza y Janes, 1984, España. Prólogo.

2.-  www.kevinwarwick.com        [ Links ]

3.- Bassols, M. “Resonancia Semántica versus Resonancia Magnética”, Tu Yo no es tuyo, Ed. Tres Haches, Argentina, 2011, p. 80.

4.- Damasio, A. “Y el cerebro creo al hombre”, Ed. Planeta, España, 2010.

5.- Laurent, E. “Lost in cognition”, Ed. Diva, Argentina, 2005, p. 54.

6.- Bassols, M. “Los zapatos de Antonio Damasio”, Tu Yo no es tuyo, Ed. Tres Haches, Argentina, 2011, p. 133.

7.- Laurent, E. “Los órganos del cuerpoen la perspectiva psicoanalítica”, Revista digital Consecuencias, revconsecuencias.com.ar , septiembre 2009.

8.- Lacan, J. “Psicoanálisis y medicina”, Intervenciones y textos, Ed. Manantial, Argentina, 1985, p. 92.

9.- Miller, J.A. Conferencia “El psicoanálisis, su lugar entre las ciencias”, Jerusalem, 1988, publicado en Universidad Popular Jacques Lacan.

10.- Miller, J.A. Curso del 6 de febrero de 2008, publicado en TLN 378.        [ Links ]

11.- Lacan, J. “Seminario 16 De otro al otro”, Ed. Paidós, Argentina, 2008, p. 179.

12.- Miller, J.A. “El lenguaje aparato de goce”, Ed. Diva, Argentina, 2000.

13.- Freud, S. “Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas”, Obras Completas, Volumen I, Ed. Amorrortu, Argentina, 1986.

14.- Lacan, J. “Psicoanálisis Radiofonía y Televisión”, Ed. Anagrama, España, 1977, p. 88.

15.- Lacan, J. “Joyce el Síntoma”, Otros Escritos, Ed. Paidós, Argentina, 2012, p. 595.

16.- Miller, J.A. “Biología Lacaniana y acontecimiento del cuerpo”, Ed. Diva, Argentina, 2002, p. 76.

17.- Miller, J.A. “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Presentación del tema del X Congreso de la AMP, 2016.        [ Links ]

 

Bibliografía:

Lacan, J. “Seminario 20 Aun”, Ed. Paidós, Argentina, 1989.

Lacan, J. “Seminario 23 El sinthome”, Ed. Paidós, Argentina, 2006.

Miller, J.A. “Piezas sueltas”, Ed. Paidós, Argentina, 2013.

Miller, J.A. “El hombre neuronal”, Ornicar 3, Ed. Pretel, 1981.

Searle, J. “Mente, lenguaje y sociedad: la filosofía en el mundo real” Ed. Alianza, Argentina, 2004.

RECIBIDO 10/10 2016

APROBADO 22/11/2016

NO EXISTE CONFLICTO DE INTERESES


NOTAS

[1] male.lora@gmail.com

*Analista miembro de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL) y la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

 

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